Envejecimiento e inmigración: Consecuencias sobre la

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Envejecimiento e inmigración:
Consecuencias sobre
la sostenibilidad del sistema
de pensiones en España
ZENÓN JIMÉNEZ-RIDRUEJO AYUSO*
CLAVES DE LA SOSTENIBILIDAD
DEL SISTEMA DE PENSIONES
E
n los últimos años numerosos trabajos han tratado de profundizar en las
interrelaciones entre envejecimiento, inmigración y productividad, y sus efectos
sobre el peso de las pensiones en el PIB. Este
es también el núcleo central de esta intervención, en un intento de profundizar en torno a
los efectos que las zonas de procedencia de la
población inmigrante tiene sobre los factores
determinantes de la sostenibilidad del sistema público de pensiones en España. En tal
sentido pretendo analizar el efecto de los
escenarios migratorios sobre el curso demográfico, estudiar las consecuencias de la inmigración sobre la productividad y el empleo, y
evaluar las previsiones de longevidad de la
población española, como paso previo para
proyectar temporalmente la influencia de
dichos argumentos sobre la relación del gasto
en pensiones y el Producto Interior Bruto
(PIB).
El gasto en pensiones por unidad de PIB
puede descomponerse en la influencia de cuatro referentes básicos: la «tasa de dependen* Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico. Universidad de Valladolid.
cia», el inverso de la «tasa de empleo», la
«ratio» de pensiones, y finalmente la denominada «tasa de generosidad». Cada una de
ellas contribuye a la conformación del esfuerzo y el producto de todas ellas determina el
gasto relativo del sistema.
La «tasa de dependencia» se define como el
cociente entre la población mayor de 65 años
y la población en edad de trabajar o población
en edades comprendidas entre los 16 y los 65
años. Se trata de un indicador de la magnitud
de trabajadores potencialmente sujetos a
pensión, en relación con los trabajadores
potencialmente activos. Un aumento sustancial de esta relación pone de manifiesto cambios demográficos, que pueden terminar afectando a la solvencia de un sistema de pensiones de reparto como el sistema español.
Mayores valores de la tasa de dependencia
determinarían mayores niveles de gasto en
pensiones por unidad de PIB.
El segundo argumento considerado a la
hora de evaluar el gasto relativo se configura
a partir de lo que hemos denominado el inverso de la «tasa de empleo». Es decir, el inverso
del cociente entre el empleo o la ocupación y
la población en edad de trabajar. Por lo tanto,
una relación que depende, por una parte, de
la población en edad de trabajar entre 15 y 64
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ESTUDIOS
y, por otra, del empleo, tal que cuanto mayor
sea la tasa de empleo, cuanto más empleo
haya en el país, inevitablemente más pequeño será este cociente entre la población entre
15 y 64 y el empleo y, por tanto, menor el gasto en pensiones por medio del PIB. Así pues el
empleo está proyectando influencias positivas, la tasa de empleo está influyendo positivamente sobre el gasto, sobre la relación gasto/PIB, es decir, está disminuyendo la relación pensiones/PIB.
El tercer componente o la tercera de las
relaciones, que denominamos «ratio de pensiones», se configura a partir del cociente entre el
número de pensionistas y la población de más
de 65 años. Como es obvio, no toda la población
de más de 65 años es pensionista y por tanto la
«ratio» pensionistas/población más de 65
años es un elemento muy importante también en la determinación de la evolución de
los gastos de pensiones por unidad de PIB.
Una elevación de la proporción de pensionistas respecto a la población jubilada supone
una presión adicional en el gasto relativo del
sistema de pensiones.
Finalmente, el último de los argumentos
o factores determinantes, el último componente de la ecuación, es el cociente entre la
pensión media y la productividad media del
trabajo. A este componente se le denomina
un poco impropiamente la «tasa de generosidad», ya que en realidad esta midiendo el
esfuerzo de una generación (que trabaja) con
relación a la pensión media del pensionista,
y no la relación entre las cuotas pagadas por
el pensionista y su contraprestación posterior en pensiones. La pensión media no está
del todo bien estudiada en este trabajo, nosotros sabemos mucho menos de pensiones
medias que de productividades. En relación
con la Secretaría de Estado de la Seguridad
estamos ampliando nuestro análisis en un
intento de precisar con mayor detalle el curso evolutivo de las pensiones medias. No
obstante, hacer proyecciones o previsiones
sobre las pensiones medias es poco menos
que un arcano, porque no sabemos quién va
360
a gobernar ni cómo va a gobernar, y una parte del comportamiento de las pensiones
medias está relacionado con este tema, pero
también con los acontecimientos económicos
futuros.
Por tanto estos cuatro elementos son las
claves del comportamiento de la sostenibilidad del sistema de pensiones, que la medimos
a través del cociente entre el gasto en pensiones o el volumen de pensiones partido por el
PIB. ¿Qué está pasando en España, qué estaría pasando en España si no hubiera inmigración?. Lo que estaba pasando en España
en ausencia de inmigración, lo que podría
estar pasando si no hubiera inmigrantes,
sería que nuestra longevidad estaría creciendo y nuestra fecundidad estaría cayendo.
Estos eran los datos previsibles de lo que
estaría ocurriendo si no hubiera habido el
intenso flujo de inmigrantes. Esto era, al
menos, lo que estaba ocurriendo hace diez o
quince años. Con la longevidad creciendo y la
fecundidad cayendo, todos los cocientes a los
que se aludía previamente se verían afectados. La «tasa de dependencia» habría crecido,
el número de personas mayores atendidas
por las personas que trabajan se habría elevado, el inverso de la tasa de empleo habría
seguido una tasa creciente, la ratio de pensiones asimismo crecería aunque menos intensamente que las anteriores. Menos clara
habría sido la evolución de la «tasa de generosidad». Tal vez habría crecido pero, sin duda,
mucho menos intensamente que el comportamiento observado.
Como resultado de dicha evolución, los
cuatro factores estarían presionando a lo que
podíamos llamar «solvencia del sistema», es
decir sobre el gasto por unidad de PIB en pensiones. En esas condiciones, lo razonable
sería suponer que la sociedad y la política se
hubieran estado preocupando activamente
por el problema. De hecho mediados los años
noventa se generó una doble respuesta: estudiar cómo poder evitar los problemas de solvencia del sistema de reparto, y proponer el
estudio para la adopción de sistemas alterna-
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tivos de pensiones, basados en lugar de criterios de reparto en otros de capitalización.
Muchas de las proyecciones y predicciones
de los máximos expertos economistas, algunos de ellos de gran prestigio, sobre la evolución del sistema de pensiones en España han
sido tan equivocadas, que sólo han tenido que
pasar de cinco a diez años para que se hayan
manifestado absolutamente inútiles. Por tanto, tanta seguridad, tanta rotundidad y tanto
énfasis en la necesidad de cambiar nuestro
sistema de pensiones, cuando menos era precipitado y prematuro.
LOS EFECTOS DE LA INMIGRACIÓN
¿Cuál ha sido el curso de los acontecimientos?. ¿Qué es lo que ha ocurrido entre tanto?,
La realidad es que, como todos sabemos, en
los últimos diez años se ha producido un inesperado e intenso flujo de inmigrantes, que ha
venido a alterar profundamente la realidad
demográfica y económica de nuestro país.
¿Cómo influye la presencia de los inmigrantes
sobre estos cuatro argumentos de los que
depende el gasto de pensiones/PIB?. La inmigración ha afectado sustancialmente a la
población entre 15 y 64 años. Los inmigrantes
tienen edades medias muy inferiores a las
observadas por la población en edad de trabajar española. No sólo ha crecido la población
entre 15 y 64 años en España, sino que la edad
media de la población en esta cohorte ha disminuido, afectando profundamente, por otra
parte, a la fecundidad. Ello comienza a detectarse en las tasas de crecimiento vegetativo,
la población española no sólo está creciendo a
buen ritmo ya, como resultado del aumento de
la población inmigrada, sino que los ritmos de
natalidad, aunque a tasas menores a las de
otros países europeos, comienzan a repuntar
desde los bajos niveles actuales. Y por tanto la
«tasa de dependencia», que antes tendía a
subir ahora tiende a caer.
Los efectos de la fecundidad son más lentos en su influencia sobre los cambios en la
población entre 15 y 64 años. La evolución de
la relación entre la población en edad de trabajar y la población empleada es más incierta
en el medio y largo plazo. En el corto plazo,
siendo la tasa de actividad inmigrante mayor
que la nativa, lo razonable es pensar en una
evolución muy poco significativa del inverso
en la tasa de empleo. Aunque a medida que
transcurran los años el inverso de la tasa de
empleo debería tender a elevarse, al menos
durante unas décadas podría estabilizarse e
incluso reducirse. Eso es al menos lo que
parece razonable esperar. El empleo a medio
y largo plazo elevará el número de pensionistas y, por lo tanto, el ratio de pensiones podemos suponer que quede más o menos inalterado o que cambie muy poco. Y la inmigración
se ha constatado que reduce parcialmente los
salarios, especialmente de los salarios de los
trabajadores con menor nivel de eficiencia, y
eso va a afectar a la pensión media futura y
va a afectar a la tasa de generosidad, como
también puede influir sobre la productividad.
Aunque ambos factores, la pensión media y la
productividad se pueden ver afectados, podemos suponer que la tasa de generosidad debería tender a caer.
Por tanto tres de los factores que antes crecían y dificultaban la financiación del sistema, ahora empiezan a caer o por lo menos
equilibran su comportamiento por la vía de la
inmigración. La vía de la inmigración está
ayudando a sostener al sistema de pensiones,
y parece razonable pensar que lo pueda
seguir haciendo en los próximos años, hasta
que los propios inmigrantes se jubilen. Y ahora a la vista de que existen dos fuerzas que se
contraponen, por un lado la dinámica poblacional de los nativos (paradójicamente denominamos así a los españoles que han nacido
en España), y por otro la influencia de la
población inmigrante, dos tendencias demográficas y productivas que se contraponen y
condicionan de forma que dispara a los factores determinantes de la sostenibilidad. A la
vista de estos condicionantes, la pregunta
que nos hacemos, y que seguro que se hacen
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los economistas en el Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales, es ¿cuál puede ser el resultado de estas dos tensiones y en qué medida,
y cuándo, pueden producirse problemas de
solvencia del sistema de pensiones de reparto
que caracterizan a la política social española.
La investigación ha desarrollado un modelo donde se interaccionan los aspectos demográficos y económicos. En términos muy simples y directos, hemos desagregado la población nativa e inmigrante por sexo y por origen, y se ha proyectado y estudiado cada cinco años su evolución por grupos de edad, analizando la evolución por cohortes o grupos de
edades hasta establecer el comportamiento
demográfico a lo largo del período 2005-2050.
Se ha desglosado el conjunto de la población
en cinco grandes grupos, cuatro de ellos ordenados por orígenes de procedencia: la población española nativa, la población europea
CEE y la población europea del resto de Europa, la población con origen en Latinoamérica,
la población marroquí y la población inmigrada procedente del resto del Mundo, que incluye la población del resto de África que llega a
España. El último apartado suma además la
inmigración procedente de América del Norte, que es una cantidad ínfima, las de Asia y
Oceanía, por el momento poco significativas.
En cada uno de estos grupos se calcula el
crecimiento vegetativo en función de sus
tasas de mortalidad y de natalidad, estimándose para los nativos españoles y para las
inmigraciones de distintas procedencias en
España, valorando dinámicamente los efectos previsibles de la integración. Procesos que
afectan a las tasas de fecundidad de un modo
diferenciado, ya que cada grupo se integran
de forma dispar y diversa. Se han estudiado
las pautas de integración y los efectos sobre
las tasas de fecundidad derivados, por grupos
de edad, quinquenio a quinquenio hasta el
2050, fecha límite de nuestra investigación. A
la estructura de población anterior se añaden
los flujos netos de emigrantes, según procedencia, netos de retornos.
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Hemos estudiado las pautas de comportamiento de las migraciones llegadas, pero
también hemos estudiado la previsible evolución de los flujos migratorios futuros y sus
procedencias. Y, a partir de un escenario
migratorio básico, se han proyectado las consecuencias sobre la fecundidad, la longevidad
y la productividad de los flujos de inmigrantes que lleguen a España entre el 2005 y el
2050, lo que nos permite obtener la población
total y la población inmigrante, y por lo mismo los porcentajes de la población inmigrante sobre la población nativa, y de la inmigración de las distintas procedencias sobre la
población inmigrante total. Todo ello se precisa por edades, por géneros y por orígenes de
la migración, cada cinco años y sus desplazamientos al 2050. Estos flujos permiten calcular el primero de los factores, al que hacíamos
alusión al hablar de sostenibilidad del sistema, proporcionan razonablemente las bases
para hacer una previsión, nunca una predicción o una estimación de la tasa de dependencia cada cinco años hasta el 2050.
El segundo de los factores que determinan
el gasto en pensiones por unidad de PIB, que
ya hemos señalado es el inverso de la tasa de
empleo, lo hemos obtenido de una forma
menos sofisticada. Al volumen de población
en edad de trabajar, que se obtiene de nuestras proyecciones de población, le hemos aplicado la tasa de empleo que es diferente para
los nacionales y para los extranjeros según la
zona de procedencia. En función de los niveles de formación los inmigrantes, dependiendo la zona de procedencia, encuentran empleo
más o menos fácilmente. Los inmigrantes
procedentes de la Unión Europea encuentran
más fácilmente empleo que los trabajadores
nativos; a su vez, los que vienen del Este de
Europa encuentran empleo con alguna dificultad adicional, y los marroquíes y los subsaharianos con mucha más dificultad, que los
nativos. Por su parte, los latinoamericanos
encuentran problemas de consecución de trabajo con un grado de limitación situado entre
el de los europeos y los africanos. Los asiáti-
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cos presenta un perfil peculiar, pero dada su
escasa significación, no suponen efectos relevantes.
Esta dificultad laboral es diferente, además, para cada nivel de formación, cuando se
evalúan los niveles de titulación educativa
con siete niveles de formación: analfabetos,
enseñanza primaria, secundaria de primer
grado, secundaria de segundo grado, estudios
de FP (que son poco fiables por limitaciones
muestrales), enseñanza superior y doctorados. A partir de esos siete grados educativos,
hemos calculado las productividades que
cada grupo de procedencia de inmigrantes
tienen, y por lo tanto su capacidad para acceder al empleo en España. A efectos de cuantificación laboral, hemos sostenido la existencia de una tasa de empleo objetivo a 50 años y
una trayectoria temporal de la misma, para
el conjunto de la economía (afín a la establecida por las previsiones del INE a la misma
fecha). Por tanto podemos razonablemente
pensar que la tasa de empleo se va a proyectar en función de los flujos migratorios en
niveles de tendencia medios diferentes para
cada quinquenio, con una confluencia en la
tasa de empleo objetivo de 2050 . Ello nos permitiría obtener el inverso de la tasa de
empleo, que es el segundo factor determinante de la sostenibilidad del sistema de pensiones.
El tercer componente determinante del
gasto en pensiones por unidad de PIB es la
«ratio de pensiones», que identificábamos por
el cociente entre los pensionistas y la población de más de 65 años. La «ratio de pensiones» es un factor institucional sobre la que
hemos hecho una hipótesis fundada en la evolución demográfica, la hemos basado en la
demografía. Suponemos que esta ratio de
pensiones va a aumentar gradualmente,
según las cifras de empleo, las que hemos
manejado nos conducen del 63,8% actual hasta un 69,8% en el 2050. No es el fruto de la
especulación sino la secuencia de la repercusión del empleo sobre esta variable. Esta
hipótesis debería endogeneizarse es decir, se
le podrían incorporar elementos endógenos
propios de la propia evolución migratoria que
no hemos considerado, una opción que estamos desarrollando analíticamente en la
extensión de la investigación.
El último de los aspectos, la tasa de generosidad, definida como el cociente entre la
pensión media y la productividad media del
trabajo, descansa en las estimaciones realizadas por la Secretaría de Estado de la Seguridad Social en torno a las pensiones medias, y
en nuestra previsión sobre la evolución de la
productividad que hemos estimado y con
mucho rigor y mucho detalle. La productividad media del trabajo se calcula a partir de
un modelo muy elaborado y estimado previamente. Uno de los principales determinantes
va a ser la edad media de la población, suponemos que los jóvenes son más eficientes que
los mayores. Otro factor determinante del
curso de la productividad es el capital humano y, más específicamente, la evolución de la
capacidad para generar ideas. Hemos contrastado una función de producción de generación de ideas. A partir de una estimación
tal de la evolución proyectada de la productividad media en el período estudiado, se ha
multiplicando el empleo (afectado por la procedencia de los inmigrantes y sus niveles de
formación) por la productividad media obteniendo una estimación del PIB a precios constantes. Con independencia de la evolución de
los componentes monetarios, la proyección
del PIB real a precios constantes dividida por
la población estimada ha permitido efectuar
una proyección razonable del PIB per capita
para el período 2005-2050. En base a la evolución de la productividad calculamos el cuarto y último de los ratios, que es el ratio de
«pensión media/productividad».
Como veremos más adelante la proyección
de la productividad, que es muy sofisticada
en este modelo y hemos estimado con mucho
detalle, junto con el curso de la inmigración,
son las piedras angulares del escenario base,
que será el escenario de referencia. Es muy
importante remarcar que el escenario base va
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ESTUDIOS
a depender sustancialmente del escenario
migratorio. La intuición o expectativa de lo
que ocurra con las migraciones de aquí al
2050 va a ser sustancial en la descripción de
la evolución del escenario base. No obstante,
nuestra investigación ha considerado los
cambios que el escenario migratorio de base
implican sobre la fecundidad, sobre la productividad y sobre empleo. Este escenario
base es, por decirlo así, un escenario de referencia. No es una especulación exclusiva de
esta investigación, se realiza en todos los
análisis y específicamente se incluye en las
proyecciones del INE. El resultado de la valoración de nuestro escenario base no contrasta
sustancialmente con el presentado por el
INE, aún cuando nuestros procedimientos
sean rigurosamente distintos e incluyan la
influencia diferenciada de los orígenes de las
migraciones.
FECUNDIDAD, ESPERANZA DE VIDA
E INMIGRACIÓN EN EL ESCENARIO
BASE
El crecimiento vegetativo de la población
en el escenario base se basa en que la esperanza de vida al nacer aumenta progresivamente de los 80 a los 84 años en media en el
período considerado, obviamente mayor para
las mujeres que para los hombres. El índice
sintético de fecundidad de las mujeres españolas hemos supuesto se mantiene constante
a lo largo de todo el período en 1,23 hijos por
mujer (probablemente sea esta una decisión
que convendría matizar porque es razonable
esperar que pueda crecer algo en los próximos
años), mientras que el índice sintético de
fecundidad de los extranjeros, de los inmigrantes, se calcula según la procedencia de la
población inmigrada, adaptada a la zona de
procedencia y al índice de fecundidad de cada
mujer de cada zona de procedencia.
El gráfico 1 presenta el detalle del escenario base correspondiente al índice sintético de
fecundidad. La línea superior es el índice de
fecundidad de las mujeres inmigrantes.
Suponemos que va a pasar desde, aproximadamente un 2,3 en 2005 hasta un 2,89 en
2050. La línea roja inferior es el índice de
fecundidad de las nacionales autóctonas, es
decir de las nativas, que suponemos se va a
situar en torno al 1,23 a lo largo de todo el
período, aunque yo creo que va a crecer ligeramente. El escenario básico supone que índice sintético de fecundidad del conjunto de las
mujeres en España, va a ir creciendo desde
aproximadamente desde el 1,4 en que estamos en este momento hasta el 1,87 aproximadamente, que tendremos en 2050. Esta hipótesis está asociada al tipo de inmigración que
hemos supuesto en el escenario base, pero si
GRÁFICO 1. EVOLUCIÓN DEL ÍNDICE SINTÉTICO DE FECUNDIDAD 2005-2050
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cambiáramos el escenario migratorio estos
datos cambiarían.
El supuesto realizado en el escenario base
podría modificarse si cambian los flujos
migratorios. El modelo de simulación (Modelo Pisuerga) generado permite en tiempo real
estimar los efectos sobre la fecundidad de los
cambios en el escenario base migratorio. Si
suponemos más migraciones subsaharianas
o africanas, o latinoamericanas, y menos centroeuropeas el resultado sería un cambio en
la evolución del índice sintético de fecundidad. Es decir presentamos el resultado del
escenario base, pero en nuestro modelo de
simulación permitiría saber cuál sería el índice sintético de fecundidad estimado o previsto al 2050 para España, según el tipo de inmigración que tengamos.
Por otra parte, la evolución de la esperanza de vida al nacer va a pasar en el escenario
básico desde 80 a aproximadamente 84 años.
De nuevo pasa lo mismo en este punto, la
esperanza de vida depende de los flujos
migratorios y su procedencia, y por tanto la
esperanza de vida es una variable endógena
del sistema, que se modifica según cuál sea la
procedencia de los emigrantes.
El escenario base formula hipótesis sobre
los cambios y regularidades migratorias tan-
to como los momentos en que tendrán lugar
tales cambios. Las hipótesis sobre migraciones son de muy difícil previsión, y descansan
en la evolución económica de las zonas de procedencia y del país de destino. Podemos razonablemente pensar que, en función de las
previsiones de la OCDE, las migraciones del
Este de Europa empezarán a decaer a partir
de 2015 y prácticamente se anularán en
2025, y esa es una de las hipótesis que hemos
manejado. Hay estudios relativos al crecimiento y demografía de la zona de Naciones
Unidas, que indican que las migraciones procedentes de Latinoamérica van a crecer, o a
seguir creciendo, a ritmos muy similares o
quizá inferiores hasta el 2025 y a partir del
2025 empezarán a decaer.
Pero en fin, todas estas cuestiones son
arbitrarias, desconocemos realmente intensidades y fechas, pero hemos diseñado un escenario base migratorio que nos parece razonable a la luz de lo que opinan los expertos de
todo el mundo, el que se ajusta con mayor cercanía a las predicciones o previsiones de los
expertos. El resultado es que nos situamos
muy cerca del escenario 1 del INE, con una
población inmigrante en nuestro caso de 16,3
millones, frente a los 17.1 del INE. Escenarios discutibles pero no muy diferentes. Y ello
en relación con el escenario 1 del INE, porque
GRÁFICO 2. EVOLUCIÓN DE LA ESPERANZA DE VIDA AL NACER 2005-2050
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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ESTUDIOS
el INE también presenta un INE 2 que es un
poco más optimista, o pesimista según se
mire, en el sentido que habrá menos inmigración.
EL ESCENARIO BASE
Y SUS ALTERNATIVAS
Hemos especificado los inmigrantes por
zonas de procedencia, cuantificado sus flujos
y rodado el sistema incluyendo los efectos de
la aportación de nuevos inmigrantes cada
cinco años. Cualquier cambio de escenario se
puede manejar en el simulador en tiempo
real, de manera que si dentro de unos años se
aprecia, por poner un ejemplo, que la evolución de los inmigrantes latinoamericanos no
va a ser tal y como la esperábamos, podemos
insertar la nueva hipótesis en el sistema y
automáticamente rehace todos los cálculos en
tiempo real. En versiones futuras al modelo
está previsto que se incorporen elementos
adicionales que enriquezcan las hipótesis utilizadas en esta primera versión.
Este es el escenario base. Como contrapunto se ha incorporado un escenario que llamamos de «tendencia» que no es previsible,
que intenta evaluar qué pasaría si la inmigración en España siguiera la tendencia de
los últimos diez años hasta el 2050. No es una
hipótesis realista pues que tendríamos en
torno a 30 millones de inmigrantes, el 44% de
la población. Una opción poco probable. El
modelo, ya lo hemos señalado, prevé un escenario básico con 16,3 millones de inmigrantes
en 2050, que son cifras muy similares al escenario INE 1. ¿Por qué no coinciden ya en 2005
los datos entre ambos informes?. Porque el
INE 1 y el INE 2 se elaboraron en 2002, y
arrastran ya un error de estimación en 2005.
Ya se ha producido una sobreestimación de la
inmigración en tres años, anticipaban 4,3
millones y han venido en 2005 en torno a 3,7
millones de inmigrantes. Nuestro escenario
básico en 2005 parte de la base real de dicho
año, pero como en el caso del INE no deberíamos considerar sus proyecciones con pretensión de significación.
CUADRO 1. PREVISIONES DE INMIGRACIÓN
Cuando establecemos la proporción de la
inmigración por zonas de procedencia como
porcentaje de la población española (gráfico
3) se aprecia la importancia del fenómeno. La
línea superior contínua es la tendencia de
América Central y del Sur. Los latinoamericanos son hoy aproximadamente en torno al
3% de la población española, pasarían en el
2050 a ser en torno al 13%. La proyección
para la emigración de Europa que hoy se sitú-
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an igualmente en torno al 3% acabaría siendo
aproximadamente de un 5%. Como puede
apreciarse presenta un punto de inflexión en
el 2015, año a partir del cual tiende a reducirse progresivamente, aunque muy ligeramente.
El resto de África y los indocumentados (a
los que suponemos del resto de África) crecen
significativamente y partiendo del 0,7% se
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GRÁFICO 3. INMIGRACIÓN POR ZONAS DE PROCEDENCIA: PORCENTAJE SOBRE
LA POBLACIÓN ESPAÑOLA
acercarían al 6,0% de la población española.
La inmigración marroquí es importante (hoy
situada en torno al 1,3%) alcanzaría en 2050
una proporción del 4% de la población española. Y la de Asia, salvo previsiones distintas
vinculadas a un desbordamiento imprevisible, crecería menos que las anteriores no desbordando el 1% de la población en ningún
caso.
En cuanto al total de la población inmigrante, los porcentajes de las zonas de procedencia sobre el total migratorio (gráfico 4),
tendríamos que los latinoamericanos estarían
en torno al 42% de la inmigración total en
2050, los europeos caerían nítidamente desde
el 37-38% hasta aproximadamente un 20%, e
iría progresivamente siendo menor la proporción de inmigrantes procedentes del Este de
GRÁFICO 4. INMIGRACIÓN POR ZONAS DE PROCEDENCIA: PORCENTAJE SOBRE
LA POBLACIÓN INMIGRANTE
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ESTUDIOS
Europa o de la Unión Europea. La inmigración del resto de África e indocumentados crecería del 5% aproximadamente hasta el 18%,
y la marroquí estaría más o menos estable en
torno al 13%.
Estas cifras tienen una significativa
influencia sobre la «tasa de dependencia», la
variable esencial en la sostenibilidad del sistema de pensiones. Ahora en España por
cada 100 personas que trabajan hay aproximadamente 24 que están dependiendo de
ellas, son personas mayores de 65 años cuya
pensión puede depender de quienes trabajan.
En el escenario base, que es un escenario
razonable (ya hemos visto que no tiene una
gran virulencia como escenario migratorio y
que coincide con el INE en sus grandes líneas), estaríamos cerca del 54%, es decir que
cada 100 personas que trabajan estarían
atendiendo a 54 jubilados. Esa es una tasa
muy importante, es una tasa que merece
reflexión.
GRÁFICO 5. EVOLUCIÓN DEL RATIO DE DEPENDENCIA (+65/16-64) 2005-2050
En el escenario base de la tasa de empleo
que se ha considerado, el modelo predice en
su aplicación una evolución desde el 61% de
la tasa de empleo para los nacionales (la
tasa de empleo es el volumen de empleados/
población en edad de trabajar, y así 61 trabajan de cada 100 que están en edad de trabajar) hasta aproximadamente el 67% en
España. En cuanto a los inmigrantes, cuya
tasa de empleo es mayor que la de los nativos,
y que trabajan más para todos los niveles de
educación menos para los niveles educativos
superiores, pese a que haya una tasa de
empleo analfabeta muchísimo mayor para
los inmigrantes que para los nacionales, la
evolución iría desde el 0,68% actual hasta el
0,75% al final del período e el 2050. Esto
supone una evolución de la tasa de empleo
que pasa en España desde el 0,61 hasta el
368
0,70 aproximadamente. La inmigración eleva nuestra tasa de empleo, y al aumentar la
tasa de empleo corrige, reduce, el inverso de
la tasa de empleo y mejora la financiación
del sistema de pensiones, si bien presenta el
límite de la jubilación de la propia población
inmigrante.
En cuanto a la productividad ya hemos
anticipado su evolución, partimos del supuesto de que existe una contribución constante
de la relación capital-producto en su media
histórica; es decir, que la productividad del
capital más o menos permanece constante, en
línea con lo que se ha detectado en los últimos
quince años. Y lo mismo en relación con el
aumento de capital humano individual, del
que suponemos seguirá creciendo a ritmos
equivalentes a los actuales. Conjeturamos
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GRÁFICO 6. EVOLUCIÓN DE LA TASA DE EMPLEO 2005-2050
que el número de investigadores irá aumentando de los 100.000 actuales hasta los
200.000, que más o menos podemos alcanzar
en 2020 según el ritmo actual de crecimiento.
La I+D, que es un factor determinante de la
productividad, la hemos estimado y suponemos que en porcentaje del PIB irá creciendo
gradualmente hasta llegar al 2,2%, siendo
prudentes en esta estimación habida cuenta
de su evolución en los últimos tiempos. Igualmente hemos considerado la evolución temporal de la productividad total de los factores,
una variable que recoge la cuantía del crecimiento del producto que no se asocia ni al crecimiento del trabajo ni al crecimiento del
capital. Su evolución es muy similar a la esti-
mada lo que proporciona una base de proyección sólida.
Como puede observarse en el gráfico 7 desde 2000 al 2008, aproximadamente, la productividad está creciendo después de un período de decrecimiento en los últimos años, una
estimación basada en cifras reales. Suponiendo que hiciésemos el esfuerzo señalado de
inversión en capital humano y en I+D, podríamos hacer crecer la productividad a lo largo
del tiempo hasta situarla en torno a un 1,8%
anual, con un apunte máximo en el 2016-17
del 2,2% y una desaceleración acusada posterior. Aplicando todos estos criterios de la productividad y de evolución de tasa de empleo
GRÁFICO 7. ESCENARIO BASE. TASAS DE CRECIMIENTO
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ESTUDIOS
hemos calculado, estimado por quinquenios a
tasa anual, el crecimiento del PIB per capita.
Se aprecia un pesimista ritmo de crecimiento
medio en torno al 1,5 del 2005 al 2010, que se
elevará 2,3-2,4 entre el 2010 y 2015 pon el
mayor impacto de la presencia de investigadores y de inversión en I+D, y luego volverá a
situarse en torno aproximadamente al 1,3. Es
una estimación pesimista, muy pesimista,
pero hemos querido ser pesimistas de forma
interesada, para situar al sistema de pensio-
nes en el peor de los promedios previsibles.
Sin duda no es fácil predecir ritmos de crecimiento del 4% como los que han acontecido en
los últimos cuatro años. Este es el escenario
del cuarto de los factores, ratio pensión/productividad media estimada, insisto que los
datos de pensiones medias proceden de la
Secretaría de Estado de la Seguridad Social.
Indican un crecimiento no muy significativo,
pero que influye y determina la evolución del
gasto en pensiones.
GRÁFICO 8. RELACIÓN PENSIONES MEDIAS-PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO
En este escenario básico, prudente y razonable, que detalla cifras finales similares,
aunque tendencias diferentes, a las proyectadas por el INE desglosadas por procedencias
migratorias, la población española en el 2050
estaría en torno a los 54 millones de habitantes. La población entre 15 y 64 en edad de trabajar estaría en torno a los 29-30 millones de
habitantes, disminuyendo respecto de la
actual. Es decir habría menos gente en edad
de trabajar, a pesar del flujo inmigrante. La
población de más de 65 años pasaría de los
siete millones, en torno a los que estamos en
este momento, hasta 15,9-16 millones, ello
supone que se duplicaría la población de más
de 65 años. Los pensionistas pasarían de 4,6
millones a unos 11,5 millones. El empleo apenas crecería. El empleo que está en 18,9
millones pasaría a 20,8 millones de trabajadores. Un empleo que no crece al ritmo que
crece la población, y la tasa de dependencia
crecería muy bruscamente.
370
El resultado del producto de esos cuatro
factores, que se presenta en el cuadro 2, y que
son determinantes del gasto en pensiones,
que aparece consignado cada cinco años, indica que si hoy tenemos un gasto en pensiones
del 4,9% del PIB en el 2050 tendríamos un
gasto en pensiones por unidad de PIB del
11,4%. Una cifra importante y significativa
que nos tiene que hacer reflexionar.
La evidencia proyectada indica la sostenibilidad del sistema hasta el 2020-2025, con
límite en 2030 año en que algunos de los
inmigrantes empiezan a jubilarse, y al
hacerlo pasan a ser tributarios del Sistema
de la Seguridad Social. El problema no es
sólo que aumente el gasto en pensiones por
unidad de PIB en el 2050, que es la línea
gruesa superior del gráfico, es que viene
aumentando a lo largo de todos esos años.
Hay que reflejar no sólo la cifra final sino el
esfuerzo financiero, que es la suma de todos
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CUADRO 2. ESCENARIO BÁSICO
ZENÓN JIMÉNEZ-RIDRUEJO AYUSO
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371
ESTUDIOS
los elementos que gravitan sobre el sistema
de pensiones (Gráficos 9 y 10). Aquí hemos
calculado un índice de sostenibilidad relativo medido en puntos del PIB, que indica que
la sostenibilidad es muy clara hasta el 203235. No parece que haya motivos de preocupación, si se aplican cambios institucionales
razonables, antes del 2030, pero podría
haberlos a partir del 2030, porque el índice
de sostenibilidad relativo cae con una gran
profundidad y se produce el proceso del deterioro acusado del gradiente de valoración de
evolución, que tiene lugar justamente a partir de 2030.
GRÁFICO 9. RELACIÓN PENSIONES-PIB
GRÁFICO 10. ÍNDICE DE SOSTENIBILIDAD RELATIVA
ESCENARIOS ALTERNATIVOS
¿Qué pasaría si siguiéramos recibiendo
inmigrantes al mismo ritmo que el de los
últimos diez años?, Previsiblemente la
población total pasaría de 44 millones a 70
millones en 2050, y la población de 15 a 64
años iría desde los 30 millones actuales a los
41 millones. Aumentaría la población de
372
más de 65 años, que pasaría de 7,3 millones
a 17,5 millones ,y los pensionistas pasarían
de 4,6 a 12 millones multiplicándose por
tres. El empleo pasaría de 18 millones a 29
millones mientras que la tasa de dependencia pasaría de 24 a 42, un porcentaje notablemente inferior al que tendríamos en el
escenario base. La presencia de más inmigrantes implica una notablemente menor
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ZENÓN JIMÉNEZ-RIDRUEJO AYUSO
tasa de dependencia, y la sostenibilidad del
sistema de pensiones sería más fácil. En
lugar de un porcentaje de gasto sobre el PIB
del 11,4% que evidenciaba el escenario base,
ahora la carga sería sólo del 8,8% sobre el
PIB, lo que implica un sensiblemente menor
compromiso financiero.
¿Y qué pasaría, en otro escenario impensable, si cesara la inmigración a partir del 2025,
de modo que desde el año 2005 se redujesen
poco a poco los flujos migratorios y pasásemos
a inmigración cero en dicho año?. En el caso
de que la inmigración se detuviera y en 2025
dejaran de venir inmigrantes, la población
española pasaría de los 44 millones hoy a 36
millones en el 2050, y eso considerando un
escenario de reducción paulatina de la inmigración hasta el 2025. En esas circunstancias
la población de 15 a 64 años pasaría de 30
millones a 18 millones, la población en edad
de trabajar casi se reduciría a la mitad. Porque asistiríamos a un formidable envejecimiento de los nativos, y la población de más
de 65 años pasaría de 7 a 13 millones de personas, los pensionistas se duplicarían aunque
su número sería notablemente menor que en
el caso del escenario base. Por otra parte, la
tasa de dependencia (el número de mayores
soportados por cada 100 empleados jóvenes o
en edad de trabajar) serían del 73,7%, casi 74
mayores por cada 100 jóvenes, una cifra
imposible de soportar ya que supondría que
nuestro gasto en pensiones ascendería al
17,34 del PIB. Así la inmigración supone una
contribución temporal decisiva al sostenimiento de la Seguridad Social en su estructura presente.
¿Y cuáles son los estudios alternativos que
han hecho los principales economistas de este
país?. Juan Francisco Jimeno uno de nuestros principales expertos sobre pensiones
suponía que en el 2025 tendríamos el 11,9%,
que es aproximadamente lo que ahora, incluido el efecto de la inmigración, se estima en el
2050, y su estimación para dicho año se cifraba en el 19,7% de gasto en pensiones por el
PIB, que es un poco más de lo que hemos
supuesto si sigue los flujos de la inmigración
cesaran a partir del 2025. Me parece que el
inesperado y brusco incremento migratorio
convierte en desaforadas estimaciones que se
realizaron en 2002. Alonso y Herce en 2003
estimaron un gasto por unidad de PIB en
2050 del 17,23%, que contrasta con nuestra
estimación del 11,4% en la misma fecha. Balmaseda y Taguas describen un 17,9%. Sus
afirmaciones manifestaban una preocupación inmediata por la sostenibilidad que ahora conviene diferir en el tiempo: «hay que ir
pensando en complementar el sistemas de
pensiones público con un sistema de pensiones privado». Yo creo que hay razones para
preocuparse, pero no para alarmarse. Si se
satisfacen las proyecciones del escenario base
migratorio, podemos sostener razonablemente el sistema de pensiones incluso más allá de
2030, que es cuando podrían empezar los problemas de solvencia.
Hemos hecho análisis de sensibilidad para
ver si cambios razonables en la longevidad
podrían determinar efectos importantes
sobre nuestro escenario base, incorporado
otras hipótesis. Por ejemplo ¿qué pasaría si la
longevidad aumenta?. Si hemos sido prudentes en exceso, si en el 2050 pasásemos de los
84 años (línea fina en el gráfico 11) de media
en la esperanza de vida hasta los 87 años
(línea gruesa). Si mejorase la medicina, mejorasen la salud y los servicios, y en lugar de
tener una esperanza de 84 años pudiéramos
tener una esperanza del 87, que es la máxima
que los expertos parecen apuntar por el
momento. Pues bien, el resultado sería una
repercusión muy escasa, los datos se consignan en el cuadro 3 y sugieren un aumento del
gasto hasta el 12,75% del PIB al final del
período. No es la longevidad un problema crucial para la sostenibilidad del sistema de pensiones. Es cierto que los gastos son sensibles
a la longevidad pero los incrementos previsibles de la factura no desequilibrarían por si
solos el sistema, en vez de pagar un 11,4%
pagaríamos un 12,7% del PIB, un incremento
asumible en si mismo.
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373
ESTUDIOS
GRÁFICO 11. HIPÓTESIS DE LONGEVIDAD
CUADRO 3. SENSIBILIDAD AL AUMENTO DE LA LONGEVIDAD
¿Y qué pasará si aumenta la fecundidad, si
siguiéramos una senda de mayor natalidad?.
Replicando un análisis de sensibilidad, que
hace pasar a las mujeres españolas de 1,3% al
1,8% en 2050 (una media que está en línea
con la centro y norte europea actuales), como
consecuencia de la presencia de inmigraciones procedentes de zonas más fecundas que
harían pasar la fecundidad de los inmigrantes de 1,6% (línea débil en el gráfico 12), hasta el 2,1% (línea gruesa), el resultado sería un
gasto por unidad de PIB del 11,2% no sensiblemente diferente del vinculado al escenario
base. No parece que en escenario 2005-2050
descrito los cambios de la fecundidad sean
muy significativos respecto de la sostenibilidad, la inercia demográfica tarda décadas en
ser alterada.
374
Igualmente se han realizado análisis de
sensibilidad respecto a la inmigración y sus
procedencias. Comparando cuatro escenarios alternativos (I-IV), a modo de síntoma,
con el escenario base. El escenario I formula
la hipótesis de una brusca reducción de las
migraciones procedentes del centro de Europa a partir de 2015, tal que en el 2025 dicha
migración ya no se produzca. Esto es arbitrario porque si Turquía entra en la Unión
Europea, y consideramos a los turcos europeos ya que una parte de su territorio está
en Europa, automáticamente este hipótesis,
este escenario, no tendría mucho realismo.
Se ha descrito un escenario II, donde se
supone que los centroeuropeos reducirían su
aportación al flujo migratorio partir de
2012-15 y hasta ser nula en 2025, y que ade-
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GRÁFICO 12. NÚMERO DE HIJOS POR MUJER (ISF)
CUADRO 4. SENSIBILIDAD AL AUMENTO DE LA FECUNDIDAD
más a partir de 2025 comenzase a ceder la
inmigración latinoamericana, tal como conjeturan los estudios de Naciones Unidas.
Ambos escenarios I y II presentan una
menor aportación de población inmigrante.
Por otra parte, se han diseñado dos nuevos
escenarios con mayores flujos migratorios:
el escenario III, que supone un aumento
relativo hasta el 2025 de marroquíes, y hasta el 2050 de subsaharianos; y el escenario
IV que asume un flujo continuado hasta el
2050 de inmigrantes marroquíes y subsaharianos.
Este estudio de sensibilidad refleja todos
los efectos demográficos y económicos, pero se
interesa especialmente en la sostenibilidad
del sistema de pensiones. La primera consideración es que la sostenibilidad es notablemente más sensible a los cambios migratorios
que a las variaciones de longevidad, productividad o fecundidad. Si se reduce el flujo de
inmigrantes pasamos rápidamente del 11,4%
al 12,3% de gasto por unidad de PIB, y si la
inmigración se reduce sensiblemente más
veremos el 17,3 del escenario analizado precedentemente.
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375
ESTUDIOS
CUADRO 5. ESCENARIOS MIGRATORIOS
CUADRO 6. SENSIBILIDAD A LOS ESCENARIOS MIGRATORIOS
CONCLUSIONES
A título de síntesis, en primer lugar, parece necesario desacralizar los informes de los
expertos basados en proyecciones económicas o demográficas. Como es nuestro caso,
los resultados gravitan esencialmente sobre
las hipótesis realizadas. Sin embargo, igualmente conviene subrayar que las tendencias
demográficas españolas sugieren dificultades crecientes en la sostenibilidad del sistema público de pensiones, y apuntan a la
necesidad de realizar modificaciones institu-
376
cionales que contribuyan a la solvencia del
mismo.
El análisis de la evidencia que hemos presentado parecen sugerir que la sostenibilidad
del sistema no depende tanto de los cambios
en la longevidad, fecundidad o la productividad, cuanto en los cambios migratorios. En lo
sustancial y salvo que haya graves modificaciones económicas, o una evolución impensable o poco razonable en la inmigración, no
tendremos hasta el 2032-35 un gradiente preocupante de solvencia para el sistema. Tal
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ZENÓN JIMÉNEZ-RIDRUEJO AYUSO
vez, deberemos pensar en modificar algunos
aspectos institucionales (pensiones medias,
años de contribución, deslinde de pensiones
no contributivas, e incluso llegado el caso
límites a la jubilación anticipada o estímulos
a la jubilación retardada) mucho antes de
dicha fecha. Pero será unos años antes de
2030 el momento de sopesar procedimientos
de financiación complementarios más que
alternativos. Pero no es este el problema de
hoy.
Una cuestión igualmente relevante es el
papel que están jugando temporalmente las
migraciones para dilatar la sostenibilidad del
sistema de pensiones. No parece razonable
desconsiderar el papel de las migraciones
desde la perspectiva de las pensiones y
mucho menos en un escenario de 2050. Hasta
2045 las migraciones contribuyen, colaboran,
estimulan, al sistema de pensiones y generan
márgenes temporales de maniobra muy apreciables, luego la inmigración es neutral.
Estos aspectos deben sumarse a otros muy
importantes y positivos, relativos a las consecuencias de la inmigración económica en las
cuentas del Gobierno, en los gastos y en los
ingresos. La mitad del superávit del presupuesto de España de los últimos cinco años es
consecuencia de la migración. Como conviene
subrayar que la aportación a la sostenibilidad del sistema de pensiones procedente del
proceso migratorio, proviene igualmente en
el estímulo de la demanda agregada y sus
efectos sobre un ritmo de crecimiento que no
sería tan elevado de otra manera. Todos estos
aspectos económicos no empecen las dificultades de integración ni las dificultades sociológicas o culturales, pero los economistas no
transmitimos malas noticias en relación con
este tema.
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Económico, diciembre, Banco de España.
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