Evocar a Joaquín Torres García, que tanta influencia artística y conceptual ejerció en Catalunya, es recordar su idea de arte, la filosofía profunda de su epistemología artística, que tan claramente definió en el artículo Art- evolució (A la manera de manifest) que publicó en 1917 en el número 8 de la revista barcelonesa Un enemic del poble. En este escrito Torres García defendía obstinadamente la necesidad que el arte, como la vida, fuese evolucionista, convencido que no había una manera invariable de hacer arte, sino todo lo contrario, porque per se el arte es dinámico y, por tanto, ha de evolucionar constantemente, y aún iba más allá cuando en la conclusión de su artículo afirmaba: “nuestra divisa tendría que ser: individualismo, presentismo, internacionalismo”. Un criterio que compartimos todos los que colaboramos en el Premi de Pintura Torres García - Ciutat de Mataró, ya que no reivindicamos un pasadismo de la perfección técnica o del oficio sin alma, ni un futurismo aventurero vinculado a las arrogantes vanguardias, sino que apostamos por la evolución en el sentido más darwiniano de la palabra, es decir, en todo aquello que hace referencia a la evolución de las ideas, de los gustos, de las técnicas, de las estéticas, de los comportamientos…., para que el premio responda a lo que hoy y ahora entendemos que es creación en su sentido más riguroso, una creación que se materializa en un arte de ideas, un arte de técnicas y, sobre todo, un arte que respira “presentismo”. Objetivo nada fácil de conseguir, pero que ha sido nuestro punto de mira en esta aventura, ante la gran cantidad de trabajos concursantes y la diversidad de procedencia y de lenguajes utilizados. Daniel Giralt-Miracle Membre del Jurat