1 RAMÓN NOCEDAL Y MANISES

Anuncio
RAMÓN NOCEDAL Y MANISES
(LAS PROVINCIAS 24 de noviembre de 1965)
Los restos mortales del famoso político se hallan en el Cementerio de dicha ciudad.
El visitante que acude al Cementerio de Manises se halla con un panteón lateral, situado en el
ángulo que forman dos tapias, cuya edificación y frontispicio de líneas clásicas podría
confundirlo con una pequeña ermita, si no fuera por el R.I.P.A. característico que campea en su
fachada. El pueblo conoce que éste es el panteón de las monjas del Carmen, pues allí son
enterradas las religiosas Hijas de la Caridad fallecidas en dicha ciudad. Pero si se asoma uno a
su interior, verá otras inscripciones que no pertenecen a la comunidad; concretamente, en su
testero verá varias lápidas referidas a una sola familia, destacando en su base una mayor, a los
pies de la imagen del Crucificado, que dice así: «Aquí yacen los restos de Ramón Nocedal y
Romea, terciario de N.P.S. Francisco. Murió en Madrid el 1º de abril de 1907. Y los de su mujer
Amalia Mayo y Albert de Nocedal, terciaria de N.P.S. Francisco. Murió el 15 de febrero de
1922. R.I.P.A.» no indicándose ninguna otra inscripción que pueda dar a conocer quién fue
esta ilustre personalidad de la política española de últimos de siglo pasado.
Muchos de los que han nacido andando el presente siglo, poco conocen lo que dice este
nombre, cuya actuación política, discursos e intervenciones en el Congreso y en el Senado
llenaron muchas páginas de aquellos periódicos que tanto apasionaron a nuestros abuelos;
queremos dar a conocer una síntesis biográfica, siguiendo al escritor J.E. Casariego que en su
obra «La verdad del Tradicionalismo», Madrid 1940, nos dice que nuestro personaje nació el
día 11 de diciembre de 1842, siendo hijo de don Cándido Nocedal y de doña Manuela Romea,
por la cual se emparentaba con el célebre hombre de escena de este apellido. A los 22 años de
edad y apenas salido de la Universidad con su título de licenciado en Derecho comienza su
actividad política; el joven Nocedal, formado a la sombra de su padre, ocupa un puesto en las
Cortes de 1869 cuando sólo contaba 27 años. Magníficas muestras quedan de su actuación en
el Congreso de Diputados, siendo uno de los oradores más elocuentes y fogosos que el
Parlamento español haya tenido, y a él se debe que la voz de la Tradición haya sido, no sólo
oída, sino temida y respetada. En el año 1875 funda en Madrid «El Siglo Futuro», el cual ha
llegado casi hasta nuestros días.
Nocedal y Romea fue un doctrinario ante el que no cabían intransigencias de ninguna clase,
siquiera fuesen las nacidas de circunstancias de lugar y tiempo; para el integérrimo católico y
español, cualquier concesión, aún la más accidental al parecer, hería la pureza de la doctrina
del carlismo, y esta fue la causa de que una vez muerto su padre, tan habilísimo en la dirección
del partido, éste se escindiera en dos, constituyéndose el integrista fundado por él.
El documento que lo fundamenta es una hermosa pieza literaria que él mismo redactó, y es
conocido en la historia de España con el nombre de «Manifiesto de Burgos», llevando la fecha
del 31 de julio de 1888. En el mismo se expone la defensa de los que como él se habían
separado del carlismo dinástico, dando a conocer los fundamentos del integrismo nacido
entonces; este manifiesto fue suscrito por veinticinco periódicos españoles, y naturalmente,
entre ellos estaba «El Siglo Futuro». El ya mencionado señor Casariego resume la actividad
política de Nocedal y Romea señalando que fue seis veces diputado y una senador; sólo la
primera acta la ostentó en nombre del carlismo, siendo el hecho más trascendental de su vida
política, la resolución de apartarse del partido tradicionalista, reuniendo la Asamblea de Burgos
y fundando el Partido Integrista. De gran mérito es considerada su labor literaria; junto a obras
de pura literatura se hallan otras importantísimas de política, y muchos artículos de carácter
ascético; no faltan comedias de espíritu tradicionalista tales como «El juez de su causa», y «La
Carmañola», representadas en Madrid en medio de enorme pasión. Su muerte, ocurrida en
1907 fue tan edificante y ejemplar, que muchos sacerdotes, religiosos y gentes del pueblo,
tocaban su cuerpo con rosarios, medallas y pañuelos, para conservarlos como reliquias.
Mas, ¿cómo y por qué se halla enterrado en Manises? Viene pues, ahora, el resultado de
nuestras investigaciones, después de la visita al panteón, hechas ante las religiosas Hijas de la
Caridad, ante la hermana Milagro, religiosa de las «Martas» de Quart que de niña fue interna
en el Asilo, y sobre todo ante doña María Teresa Timoneda, de Quart de Poblet también, que
1
en su juventud fue la doncella de doña Amalia Mayo cuando ésta viuda ya de Nocedal y
Romea se había retirado a Manises para terminar sus días entre las niñas y religiosas del Asilo
del Carmen por ella fundado, pero a instancias y deseos de ambos consortes.
La Masía de Poyo, hoy de la R.E.V.A. era propiedad de la familia de la esposa de Nocedal, y
allí acudían ellos con frecuencia, alejándose de la Corte, de sus problemas y sus avatares;
desde este lugar de descanso se trasladaba el matrimonio a Valencia, bien por motivos
políticos o particulares, teniendo para ello casa puesta en la calle de Caballeros, núm. 12.
Estos viajes solían hacerlos en tartana, pues les gustaba mucho la planicie del llano de Quart;
en uno de estos viajes hallaron a una niña sola, pobre y abandonada, que resultó ser huérfana,
y esto les movió a realizar la fundación de un Asilo por dichas cercanías. Mas las
preocupaciones del político y el tiempo que ocupaba en ello le impedían hacer realidad estos
deseos, que, no obstante, nunca olvidó; en sus últimos momentos de vida aún le decía a su
esposa: «Acuérdate del Asilo»; por lo que inmediatamente después del fallecimiento, ésta se
apresuró a realizar las gestiones para la fundación de la obra pensada por los dos.
En los últimos viajes que Nocedal hizo a Valencia ya se hallaba enfermo; incluso hubo
ocasión en que, andando solo, llegó a desorientarse, pero tomando como punto de referencia
el Miguelete, podía llegar a las cercanías de su casa; agravándosele la dolencia, tuvo uno de
los síntomas finales precisamente en una procesión de Jueves Santo, en el traslado del
Santísimo Monumento, en Madrid, en la que era portador de una vara del palio; él se apercibió
de su gravedad, pues a un sacerdote que iba a su lado le dijo: «Me queda un tantito así», y
señalando la punta de su dedo.
Poco tiempo después, ya viuda doña Amalia Mayo, y tras las oportunas gestiones, decide
ésta hacer realidad el asilo, comenzando las obras en término de Manises un día 24 de
septiembre, fiesta de la Virgen de la Merced, en que fue colocada la primera piedra,
desconociéndose actualmente el año exacto; la fundación se hizo el día 11 de febrero de 1911,
y si se conoce el dato es por figurar la fecha en algunos objetos litúrgicos salvados, pues tanto
la documentación de la casa, como la biblioteca de don Ramón Nocedal, traída desde Madrid,
fue toda expoliada en 1936. El depósito establecido para esta fundación renta hoy muy poca
cantidad, hasta el extremo que la comunidad ha de ayudarse a vivir y a sostener la casa, con el
colegio que tienen para niñas, dándose la circunstancia que sobre el Asilo pesa el haber de
una maestra rural en la Masía de Poyo, según las condiciones establecidas por la fundadora, y
aún cuando se trata hoy de una ínfima cantidad, las religiosas mantienen lo estipulado con la
señora.
Doña Amalia Mayo vivió y terminó sus días en Manises, en edificio anejo construido junto al
Asilo, pero comunicado con éste; allí tenía sus señoriales muebles, la biblioteca del esposo y
todo cuanto de valor tenían en Madrid, pero de ello, no ha quedado nada; tan sólo perduran los
grandes frescos murales pintados por ella en la capilla y en su comedor; se preocupó hasta el
detalle durante la construcción de todo, hasta el extremo que suyos fueron los planos, las
pinturas, los dibujos de la azulejería, escogió los muebles... todo lo dejó a punto para sus niñas
y la comunidad. Después se retiró a sus aposentos, quedando ya todo en manos de las
religiosas.
Rindió un culto extraordinario a la memoria del esposo amado; los que la trataron aún
cuentan muchos detalles de la vida de Nocedal, como si los hubieran vivido con éste, cuando
realmente sólo conocieron a la esposa; ella fue quien al construir el panteón citado para las
religiosas, quiso tener cerca los restos de su marido, que hizo traer desde Madrid; también allí
están los ascendientes Poyo, y los de la madre de Nocedal, doña Manuela Romea, fallecida en
la capital de España en 1875.
El doctor Gargallo López que la asistió en su última enfermedad, la describe como poseedora
de la majestad de una gran señora, pero dotada de una gran humildad, lo que la hacía ser
asequible a todos; falleció el día 15 de febrero de 1922, sin haber tenido descendencia, siendo
a la sazón superiora de la casa sor María del Pino, emparentada con la linajuda familia de los
marqueses de Jura Real. Poco antes de morir, el 22 de enero de dicho año, aún regaló a la
parroquia de Manises una bella imagen de la Virgen Milagrosa, recomendando mucho al
párroco monseñor Aviñó que después de su muerte cuidase él de sus niñas (como ella decía
2
siempre) y que nunca las desamparase; así lo hizo dicho cura, pues de todos es conocido el
interés y amor que demostró por el Asilo del Carmen.
Como agradecimiento por lo hecho en bien de Manises, el Ayuntamiento de aquellos años
dedicó una calle a Nocedal, en el barrio de la estación, entonces del ensanche, denominación
que nunca fue cambiada y así ha llegado hasta nuestros días.
JOSÉ MARÍA MORENO ROYO
3
Descargar