EL TIEMPO DE ADVIENTO - Colegio Hispano Americano

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EL TIEMPO DE ADVIENTO
Adviento: es el tiempo de la venida del Señor. Eso significa la palabra latina adventus: venida,
advenimiento, llegada. Adviento, pues, es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la
venida de Jesucristo.
Al inicio del año litúrgico,1 preparando la celebración de la Navidad, dedicamos cuatro semanas (las
que dura el adviento) a contemplar esta venida: a esperarla, a desearla, a prepararla en nuestras
vidas y, en definitiva, a celebrarla.
Porque esta venida del Señor no es la ficción de estar esperando como si fuésemos los hombres y
mujeres del Antiguo Testamento que no habían visto aún al Mesías.
Nosotros sí lo hemos visto, nosotros hemos conocido ya su venida en nuestra historia, hace dos mil
años, en Belén. Pero esta venida histórica, que conmemoramos en la Navidad, deja en nosotros el
anhelo de una venida más plena.
Y por ello, decimos que el Adviento celebra una triple venida del Señor:
1.
la histórica: cuando asumió nuestra misma carne para hacer presente en el mundo la Buena
Noticia de Dios;
2.
la de cada día: a través de la Eucaristía y de los demás sacramentos, y a través de otros signos
de su presencia, como el de las hermanas y hermanos pobres;
3.
la definitiva: al final de los tiempos, cuando llegará a plenitud el Reino de Dios en la vida eterna.
Todo esto celebramos en el tiempo de Adviento. Y lo celebramos como en una gradación:
1. los primeros días, el interés principal se dirige hacia la venida definitiva al final de los
tiempos, con la llamada a la vigilancia para estar bien dispuestos;
2. luego, nos centramos más en la venida cotidiana, que vemos marcada por los anuncios del
precursor Juan Bautista y su invitación a preparar el camino del Señor;
3. finalmente, sobre todo a partir del día 17 de diciembre, nuestra mirada se fija ya de lleno en
la espera del nacimiento de Jesús en Belén, acompañados por la figura amorosa de María y
también de su esposo José.
UN TIEMPO DE GRACIA
El Adviento es un tiempo de gracia. Todos los tiempos lo son, desde luego, pero éste quizá tiene un
particular tono de calidez humana y cristiana. La promesa de salvación de Dios se encuentra con las
más valiosas y auténticas esperanzas humanas, y su fruto es el Reino que se abre paso en medio
de nosotros.
Personajes especialmente queridos nos acompañan en el trayecto:2
El año litúrgico, dentro de la Iglesia se termina el último domingo de noviembre, con la fiesta de Cristo, rey del universo. Iniciando el
próximo ciclo el domingo siguiente a dicha fiesta.
2 Estos son los principales personajes bíblicos que aparecen o se nombran con mayor insistencia en las lecturas bíblicas.
1
1

el profeta Isaías,

el precursor Juan Bautista,

los últimos patriarcas como Zacarías, Isabel, José...

y, sobre todo, naturalmente, María.
LA AMBIENTACIÓN DE LA IGLESIA
Es importante que, al entrar al templo, todo el mundo note que iniciamos un tiempo nuevo. Una frase
alusiva (“¡Ven, Señor Jesús!”), el color morado de los ornamentos, la austeridad en las flores (mejor
una ornamentación de sólo plantas), las luces, una música que al entrar invite ya a la oración... son
detalles que pueden ayudar.
CORONA DE ADVIENTO
Este rito, importado del norte de Europa, se ha ido introduciendo en nuestras celebraciones con
buen acierto y contribuye a resaltar la peculiaridad de este tiempo.
Se trata, como se sabe, de una corona con ramas verdes que se sitúa cerca del ambón o en otro
lugar adecuado, y en el que se fijan cuatro velas vistosas.
Hay quienes sitúan una cuna vacía, junto a la corona de adviento o bajo ella, en señal de espera... y
la noche del 24 colocan en ella la imagen del niño Jesús.
Al empezar la Misa o Celebración de la Palabra, se enciende el número de velas correspondiente a
aquel domingo (el primero una, el segundo dos... siempre las mismas).
La Corona de Adviento es el primer anuncio de Navidad. Es un círculo de follaje verde, la FORMA
CIRCULAR simboliza la eternidad y el COLOR VERDE la esperanza y la vida. En del centro de
círculo se colocan las cuatro velas: LA VELA ROJA simboliza el amor que existe entre Dios y los
hombres, y que por amor lo lleva a convertirse o a cambiar sus actitudes negativas; LA VELA
MORADA simboliza la conversión y la actitud de volverse al buen Padre Dios; LA VELA COLOR
ROSA simboliza la presencia de la Virgen María en la Historia de Salvación, realizada por Dios; y,
LA VELA BLANCA simboliza la inminente llegada de Jesús, nuestro Salvador. Es la última vela que
se prende en el tiempo de Adviento.
La Corona de Adviento, como tradición y costumbre que procede de los países del Norte,
principalmente de los países escandinavos, como son: Noruega, Suecia, Alemania. Tiene raíces
simbólicas universales: la luz como salvación, el verde como vida, forma redonda como eternidad.
Simbolismos que se vieron muy coherentes con el misterio de la Navidad cristiana y que pasaron
fácilmente a los países del sur. Se ha convertido rápidamente en un simpático elemento
complementario de pedagogía cristiana para expresar la espera de Cristo Jesús como Luz y Vida,
junto a otros ciertamente más importantes, como son las lecturas bíblicas, los textos de oración y el
repertorio de cantos.
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