Peru: Un suboficial del ejercito peruano mata a un estudiante de un

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PERÚ
UN SUBOFICIAL DEL EJÉRCITO PERUANO MATA A UN ESTUDIANTE
DE UN TIRO A QUEMARROPA EN LA ESPALDA
MAYO DE 1994
RESUMEN
ÍNDICE AI: AMR 46/11/94/s
DISTR: SC/CO
A Amnistía Internacional le preocupan seriamente los informes sobre la ejecución extrajudicial del
estudiante Víctor Ramírez Arias a manos de un suboficial del ejército peruano. De acuerdo con los informes,
al estudiante le dispararon a quemarropa en la espalda el día 14 de enero de 1994 en una calle de Callao,
cerca de Lima, la capital.
Asimismo, la organización teme que, debido al inicio por un tribunal militar de una investigación
judicial sobre el homicidio, no se hagan públicas todas las circunstancias que rodearon la muerte del
estudiante Víctor Ramírez y que no se ponga al suboficial a disposición de la justicia para que sea juzgado
por un tribunal bajo la jurisdicción del fuero común.
Esta hoja resume un documento titulado Perú: Un suboficial del ejército peruano mata a un estudiante
de un tiro a quemarropa en la espalda (Índice AI: AMR 46/11/94/s) publicado por Amnistía Internacional en
Mayo de 1994. Quienes deseen más información o emprender alguna acción al respecto deberán consultar el
documento completo.
SECRETARIADO INTERNACIONAL, 1 EASTON STREET, LONDRES WC1X 8DJ, REINO
UNIDO
TRADUCCIÓN DE EDITORIAL AMNISTÍA INTERNACIONAL, ESPAÑA
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PERÚ
Un suboficial del ejército peruano mata a un estudiante
de un tiro a quemarropa en la espalda.
A Amnistía Internacional le preocupan seriamente los informes sobre la ejecución extrajudicial del
estudiante Víctor RAMÍREZ ARIAS a manos de un suboficial del ejército peruano. Asimismo, la
organización teme que, debido a que un tribunal militar ha iniciado una investigación judicial sobre el
asesinato, no se hagan públicas todas las circunstancias que rodearon la muerte de Víctor Ramírez y que no
se ponga al suboficial a disposición de la justicia para que sea juzgado por un tribunal bajo la jurisdicción del
fuero común.
Víctor Ramírez, estudiante de la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad Técnica del
Callao, cerca de Lima, la capital, regresaba a su casa en autobús el 14 de enero de 1994. Cuando el autobús
llegaba a la zona donde vivía, observó cómo unos soldados paraban a algunas personas y les pedían la
documentación. Vio que entre las personas a las que los soldados habían parado y obligado a entrar en la
parte trasera de un camión militar se hallaba un primo suyo de 17 años, Manuel Alfredo Dextre Virhues.
Víctor Ramírez bajó del autobús, se acercó al suboficial que estaba a cargo de la operación y, después
de preguntar por qué habían detenido a su primo, pidió que le pusieran en libertad. El suboficial le respondió
ordenándole que se marchara. Cuando cumplía la orden, el suboficial le disparó en la espalda. El 18 de enero
de 1994, la Oficina de Información del ejército emitió un comunicado en el que se afirmaba que un
suboficial «... habría hecho disparos con su arma de reglamento, ocasionando la muerte del ciudadano Víctor
Ramírez Arias, razón por la cual el aludido militar se encuentra en calidad de detenido» en una base militar
de Lima.
El 27 de enero de 1994 la Dirección Nacional de Investigación Criminal de la Policía Nacional del
Perú publicó un informe, el núm. 056-IC-H-DDVC, sobre la muerte de Víctor Ramírez. El informe policial
establecía que el suboficial aseguraba que había disparado una ráfaga de ametralladora al aire y que al bajar
el arma uno de los proyectiles había impactado accidentalmente en el cuerpo de la víctima. Sin embargo, el
informe afirma más adelante que las explicaciones del suboficial han quedado desvirtuadas tras las
investigaciones periciales que se han efectuado en el arma. El informe policial manifestaba que «se evidencia
que el arma estaba preparada para disparar tiro por tiro y no en ráfaga como sostuvo el agente agresor...». La
policía también descartó la versión del incidente ofrecida por el suboficial, basándose en una declaración del
primo de la víctima, Manuel Dextre, que presenció el homicidio.
De acuerdo con el informe de la policía, el suboficial le indicó a Víctor Ramírez: «que se retire...
[pero] al darle la espalda... el Suboficial... accionó su dedo sobre el percutor, disparando un tiro con la pistola
ametralladora, con el cañón pegado a la espalda de su víctima...». El informe señalaba que «la distancia del
disparo fue a... menos de medio metro (50 cmts)». El informe policial llegaba a la conclusión de que el
suboficial era culpable de un delito de homicidio.
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Tras entregar el informe a un fiscal del Ministerio Público, que a su vez presentó una acusación de
homicidio contra el suboficial, una juez de instrucción del fuero común abrió una investigación sobre el caso.
Una de las medidas que tomó la juez en el curso de la investigación fue la de escribir al Comandante General
de la Segunda Región Militar y a un juez militar que estaba a cargo del caso, pidiéndoles que le enviaran el
informe del suboficial al juzgado. Sin embargo, aparentemente esta solicitud aún no había sido satisfecha a
finales de abril de 1994.
Amnistía Internacional teme que dichas investigaciones no lleguen a establecer y a hacer pública toda
la verdad. La organización funda su temor en los obstáculos que han entorpecido muchas de las
investigaciones de graves violaciones de derechos humanos cometidas por los militares en el país.
Invariablemente, estas trabas han tenido el efecto de evitar que salgan a la luz todos los hechos concernientes
a graves violaciones de derechos humanos, impidiendo asimismo que los responsables comparezcan ante
tribunales del fuero común.
ANTECEDENTES
El Presidente Alberto Fujimori y su gobierno asumieron el poder el 28 de julio de 1990. El gobierno
heredaba un legado de graves violaciones de derechos humanos que se remontaba a junio de 1983, y que
incluía miles de casos de «desapariciones» y ejecuciones extrajudiciales. El Presidente ha afirmado
reiteradamente que su gobierno ejerce una política de respeto a los derechos humanos. Sin embargo, entre el
28 de julio de 1990 y el 30 de abril de 1994, Amnistía Internacional ha documentado al menos 600 casos de
presuntas «desapariciones» de las que se ha tenido noticia y 260 de presuntas ejecuciones extrajudiciales. La
gran mayoría de estos casos nunca han sido investigados a fondo y los culpables no han sido juzgados.
En algunos casos excepcionales, las investigaciones
judiciales se han efectuado tanto bajo la jurisdicción del fuero privativo como del común. El hecho de que la
muerte de Víctor Ramírez esté siendo investigada simultáneamente bajo las jurisdicciones de los fueros
privativo y común, implica que posiblemente sea la Corte Suprema de Justicia la que tenga que decidir si el
suboficial acusado debe ser juzgado por un tribunal militar o civil.
Durante los últimos años la Corte Suprema de Justicia ha fallado siempre a favor de que las vistas de
los casos que conlleven acusaciones de delitos contra los derechos humanos por parte de miembros de las
fuerzas armadas se desarrollen dentro del mismo sistema de justicia militar. Sin embargo, se ha sabido que, a
veces, antes de que la Corte Suprema de Justicia fallara a favor de una jurisdicción u otra, la justicia militar
ha investigado y visto el caso, ha emitido una sentencia resolutoria y ha declarado el caso cerrado. En tales
ocasiones, llegado el momento caso en que la Corte Suprema de Justicia tiene que decidir sobre un asunto de
jurisdicción, afirma que el caso no puede ser visto dentro de la jurisdicción del fuero común porque ya ha
tenido lugar la vista en un tribunal militar.
La última vez que la Corte Suprema de Justicia resolvió a favor de que un tribunal militar se
encargara de un caso en el que se acusaba a miembros del ejército de violaciones de derechos humanos fue
en febrero de 1994, cuando falló en el caso de La Cantuta. El caso era el del secuestro comprobado y la
ejecución extrajudicial de un profesor y nueve estudiantes de la Universidad de La Cantuta a manos de
miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército, en julio de 1992. A pesar de la abrumadora cantidad de
convincentes argumentos legales que presentaron los defensores de los derechos humanos y los juristas,
peruanos y de otras nacionalidades, abogando por que la vista del caso se celebrara bajo la jurisdicción del
fuero común, la Corte Suprema de Justicia decidió que el caso fuera visto en un tribunal militar(1).
Amnistía Internacional cree que las investigaciones del sistema de justicia militar sobre delitos de
violación de los derechos humanos carecen de independencia. Además, las decisiones sobre jurisdicción de
la Corte Suprema de Justicia que favorecen al sistema de justicia militar consolidan el sentimiento de
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impunidad que disfrutan los militares en Perú. En el contexto de esta impunidad una abrumadora mayoría de
los al menos 5000 casos conocidos de «desapariciones» y ejecuciones extrajudiciales cometidas por las
fuerzas de seguridad entre 1983 y 1994 han quedado sin resolver, y los responsables impunes.
Las violaciones de derechos humanos se producen en Perú en el marco de las operaciones de
contrainsurgencia puestas en marcha por el gobierno contra los grupos alzados en armas clandestinos Partido
Comunista del Perú, (Sendero Luminoso), PCP, y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, MRTA. El
PCP y el MRTA llevan realizando ataques armados desde 1980 y 1984, respectivamente.
Amnistía Internacional desea expresar la enorme preocupación con la que observa los abusos que
cometen los grupos alzados en armas en Perú. Estos abusos, que hacen alarde de un claro desprecio del
derecho a la vida, incluyen los homicidios arbitrarios y deliberados cometidos por el PCP y el MRTA contra
civiles indefensos o personal de las fuerzas de seguridad herido en combate, cautivo o que había rendido las
armas . Los abusos también incluyen las torturas a prisioneros y la toma de rehenes.
El PCP es el autor de la gran mayoría de los abusos contra los derechos humanos perpetrados por los
grupos alzados en armas en Perú. A pesar de las declaraciones gubernamentales según las cuales el PCP está
siendo derrotado y se están «pacificando» con éxito muchas zonas rurales y barrios marginales («pueblos
jóvenes») urbanos en Lima y sus alrededores y en otras áreas, todavía son frecuentes las noticias de los
ataques armados del PCP. Muchos de estos ataques conllevan graves abusos contra los derechos humanos.
Por ejemplo, el 15 de abril de 1994 se informó que Carlos LAVALLE GONZALES, campeón nacional de
boxeo de los pesos medianos y dirigente vecinal que había dado a conocer públicamente su oposición a los
esfuerzos del PCP por controlar el barrio marginal en el que vivía con su familia, había sido abatido a tiros
por cuatro miembros del PCP. Se dijo que este homicidio, que tuvo lugar en el barrio marginal de La
Raucana, en las afueras de Lima, era parte de una campaña de amenazas e intimidación de miembros del
PCP contra dirigentes vecinales que intentaran resolver pacíficamente problemas de tenencia de la tierra en
el vecindario. Otro informe reciente de abusos del PCP contra civiles relata la matanza injustificable de 18
hombres, mujeres y niños, cometida con machetes, cuchillos y armas de fuego el 16 de abril en los caseríos
de Monterrico y Chiriari, próximos a Mazamari, departamento de Junín. Amnistía Internacional condena
estos asesinatos con toda la fuerza moral de que dispone.
INTERNO (sólo miembros de AI)
ÍNDICE AI: AMR 46/11/94/s
DISTR: SC/CO
A:
Todas las Secciones (sólo para información)
Coordinadores de la RAR Andina Sur
DE:
Departamento de Investigación de América
FECHA:
Mayo de 1994
PERÚ
UN SUBOFICIAL DEL EJÉRCITO PERUANO MATA A UN ESTUDIANTE
DE UN TIRO A QUEMARROPA EN LA ESPALDA
RESUMEN
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A Amnistía Internacional le preocupan seriamente los informes sobre la ejecución extrajudicial del
estudiante Víctor Ramírez Arias. De acuerdo con los informes, dispararon al estudiante un tiro a quemarropa
en la espalda el día 14 de enero de 1994, en una calle de Lima, la capital.
Asimismo, la organización teme que, debido al inicio por un tribunal militar de una investigación
judicial sobre el homicidio, no se hagan públicas todas las circunstancias que rodearon la muerte de Víctor
Ramírez y no se ponga al suboficial a disposición de la justicia para que sea juzgado por un tribunal bajo la
jurisdicción del fuero común.
ACCIONES RECOMENDADAS
Escriban cartas redactadas con cortesía a las autoridades peruanas que se detallan más abajo,
- Expresando preocupación por los informes según los cuales el estudiante Víctor Ramírez fue ejecutado
extrajudicialmente por un suboficial del ejército;
- Pidiendo que se lleve a cabo una investigación completa, independiente e imparcial sobre las
circunstancias, las causas y la manera en la que se produjo la muerte de Víctor Ramírez Arias, y que los
resultados se hagan públicos;
- Solicitando que los responsables de la presunta ejecución extrajudicial sean juzgados por un tribunal
competente e independiente;
- Reconociendo el derecho de las autoridades peruanas a controlar las actividades del Partido Comunista del
Perú (Sendero Luminoso)
f6 , PCP, y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, MRTA;
- Declarando que Amnistía Internacional condena sin paliativos los abusos cometidos por el PCP y el
MRTA, incluidos los asesinatos deliberados y arbitrarios, los casos de tortura y la toma de rehenes.
AUTORIDADES
1) Presidente
Presidente Alberto Fujimori
Presidente de la República
Palacio de Gobierno
Plaza de Armas
Lima, 1 PERÚ
2) Ministerio de Defensa
General EP Víctor Malca Villanueva
Ministro de Defensa
Ministerio de Defensa
Avda. Boulevard y Monterrico
Lima 33, PERÚ
3) Fiscal de la Nación
Dr. Blanca Nélida Colán Maguiño
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Fiscal de la Nación
Fiscalía de la Nación
Avda. Azángaro
Lima, PERÚ
Envíen copias de sus llamamientos a:
4) Comisión de Derechos Humanos
Señores
Comisión de Derechos Humanos
Av. Horacio Urteaga 704
Jesús María
Lima 11, PERÚ
****
(1)
Véase Perú: Oficiales del ejército acusados del asesinato de un
profesor y varios estudiantes de la universidad de La Cantuta (Índice AI:
AMR 46/01/94/s, enero de 1994); Perú: El caso de La Cantuta será juzgado por
un tribunal militar (Índice AI: AMR 46/WU 01/1994/s, febrero de 1994); y Peru:
La Cantuta Killings and Other Human Rights Violations not Yet Fully
Investigated (Índice AI: AMR 46/03/94/s, marzo de 1994).
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