UN BOSQUEJO DE LA ECLESIOLOGÍA DE CALVINO

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UN BOSQUEJO DE LA ECLESIOLOGÍA DE CALVINO
Fritz Harms
Vol.11, No.2
1. Introducción
a eclesiología tradicional Reformada pasa hoy por tiempos difíciles 1. Están aquellos en el campo
Reformado que desean sugerir que nuestros antepasados Reformados estaban básicamente
equivocados. O que al menos, el modelo tradicional de iglesia expresado en las confesiones
Reformadas ya no es relevante para la actual cultura secularizadora de Occidente en la cual ya no se ve a la
iglesia como elemento central de la sociedad. La misión que Dios tiene para su iglesia en el mundo en el
siglo veintiuno no debe ser moldeada —como lo ha sido— por una noción de que la misión de la iglesia se
realiza cuando las iglesias establecidas y las iglesias recién plantadas portan las tres marcas de la iglesia
(verdadera) tal y como se declara en una de esas confesiones Reformadas 2. En su lugar, se ha abogado por
un nuevo modelo (impulsado por el buscador y amigable con el mismo) que argumenta que la iglesia no es
el centro de la misión de la iglesia. En vez de eso, el mundo (la humanidad) es el elemento central en esta
nueva eclesiología y cómo Dios usa a la iglesia como el medio para llevar a cabo su misión. Este nuevo
modelo tiene importantes implicaciones para la manera en que uno mira las tareas primordiales de la iglesia
de adoración y testimonio de la fe hacia los no creyentes. En lugar de buscar la gloria de Dios, que Él
mismo le ha adjuntado a su pueblo elegido (la iglesia) como motivo primordial tanto para la adoración como
para el testimonio, esta nueva visión de la iglesia, modelada por la misión, parece colocar su ancla teológica
en la humanidad perdida que se halla bajo el reclamo hecho por Cristo de la redención de la creación. En esa
visión la iglesia no es mucho más que el medio divinamente ordenado para una meta mayor. Esto va en
contra del testimonio general de la Escritura que señala a la iglesia como la posesión valiosa de Dios, la niña
de Sus ojos. En otras palabras, nuestras confesiones Reformadas reflejan la propia prioridad de la Biblia en
la cual la iglesia, en su organización y ministerio, asume su divina responsabilidad de dar testimonio de la
salvación en Jesucristo.
De modo que, dados estos desafíos de la época moderna para la visión clásica Reformada de la iglesia,
puede ser útil recordarnos a nosotros mismos la manera en que Juan Calvino (1509-1564) pensaba acerca de
la iglesia y su papel en el mundo. Para llevar a cabo esta meta (aunque de forma parcial), veamos algunas de
las principales características de su eclesiología y luego reflexionemos en cómo la eclesiología de Calvino
se aplica a la iglesia en la actualidad.
L
2. Características principales de la eclesiología de Calvino
4. La Iglesia como los Elegidos de Dios. Si bien es cierto que Calvino no dedica alguna sección
particular en su edición final de su Institución (1559) sobre la naturaleza de la iglesia como
resultado del decreto oculto y final de elección por parte de Dios, esta doctrina está implicada en todas
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El profesor Craig Van Gelder del Seminario Teológico Calvino en Grand Rapids piensa que la tradicional «misión con forma
de iglesia» debe ser sustituida por un «… entendimiento de la iglesia que sea misiológico en lugar
de ser eclesiológico… necesitamos desarrollar una eclesiología con forma de misión para sustituir lo que se ha desarrollado
como una misión con forma de iglesia». Calvin Theological Journal 27 (1992), 374-75.
La Confesión Belga y el primer catecismo de Ginebra elaborado por Calvino. Calvino favorecía dos marcas pero incluía la
tercera (la disciplina) bajo el ministerio de enseñanza de la Palabra. El reformador discute el tema de la
elección en el Libro III en lugar de discutirlo en el Libro IV supuestamente porque la elección se halla oculta mientras que la
Iglesia, como la manifestación visible del poder creativo del Espíritu de Dios, es tratada por Calvino por sus atributos y
marcas distintivas tal como se confiesa en la iglesia cristiana histórica desde tiempos de los apóstoles.
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partes en su predicación y producción literaria acerca de la iglesia 3. Argumentando incesantemente contra
las varias formas de teología de «libre albedrío» entre sus dos principales oponentes (Católicos y
Anabaptistas) Calvino llega al entendimiento de la noción de que la salvación del pecador —y de este modo,
la Iglesia como el cuerpo de los elegidos de Dios— se deriva solamente de la voluntad de Dios y de
Su Espíritu ( Jn. 3:5)4. La elección no es una barrera para la extensión del Evangelio. Más bien, el llamado a
poseer y mantener las marcas de una iglesia verdadera de Cristo salvaguarda este interés
obviamente legítimo de que la iglesia deje brillar su luz en lugar de esconderla bajo el almud. La crítica que
hace Calvino de sus contemporáneos en la iglesia medieval se aplica a las necesidades
y soluciones para la iglesia actual. Que aquellos que estén llamados a enseñar la Palabra de Dios estén
ocupados haciendo esto en lugar de alejarse de esta tarea y esta responsabilidad primordial por otras
obligaciones y actividades que no tienen ninguna conexión significativa con el hecho de ser los guardianes
(‘custodios’) del conocimiento de Dios. No ejecutar esta tarea descalifica al sacerdote, pastor o teólogo
(Calvino).
5. La Iglesia y el Pacto de Dios. Lo que impresiona a quien lee las obras de Calvino es que a lo largo
de sus obras (la Institución, sus comentarios de la Biblia, enseñanzas sobre los libros de la Biblia,
correspondencia, tratados y oraciones) es que sus observaciones son un reflejo de lo que él creía que la
Escritura enseña y Dios revela para la edificación de su pueblo. Calvino se sumergía en toda la Palabra de
Dios. Esto significa que cuando se trata de su entendimiento de la iglesia y su misión en este mundo —
mientras aguarda el regreso final de Cristo en cuyo tiempo la iglesia finalmente tendrá reposo— no es su
propia ‘agenda’ teológica particular la que colorea el significado del texto bíblico. Calvino mira que su meta
principal, como maestro de la Biblia, es recordarle al pueblo (los elegidos) de Dios que le pertenecen a Dios
en virtud de haber sido escogidos y llamados a una relación de pacto basada totalmente en la voluntad de
Dios, siendo ésta libre y llena de gracia. Su favor hacia su iglesia no se basa en la condición del mérito
humano. Por consiguiente, cuando se requiere enfatizar en gran manera el lado o aspecto visible de la iglesia
eterna de Dios no es de sorprenderse que el pacto sirva como aquel documento legal (la Biblia) por el cual
Dios llama y mantiene a su pueblo escogido en compañerismo con Él. Calvino sabe que de entre este
número total
hay
muchos
hipócritas.
Aparentan,
en
lo
exterior,
amar
a
Dios
y vivir por sus mandamientos, pero en verdad su fe es una fe de hacer creer (que se tiene fe). Rehúsan las
llamadas de atención y las amonestaciones de aquellos pastores que les enseñan la Palabra de Dios y
quienes les llaman a conformar sus vidas cuando parecen no estar alineados con ella. La comunidad de
pacto es una mezcla de los miembros verdaderos y falsos de la iglesia de Cristo en este mundo. Admitir esto
es importante para Calvino —siguiendo el pensamiento de Agustín— porque reconocer esta desafortunada
realidad evita que uno separe de manera rígida el trigo de la paja (los Anabaptistas) sobre la base de
sentimientos humanos (subjetivos) en lugar de promover aquella separación que resulta de la
predicación y la enseñanza de la verdad de la Escritura. En resumen, el pacto no juega un papel que es
«frente y centro» en la eclesiología de Calvino. Al mismo tiempo, el pacto bíblico que Dios hizo con
Abraham y su descendencia es el fundamento para el llamado de Dios a su iglesia a serle fiel y obediente lo
mismo que es la base para la promesa de Dios de que siempre guardará y defenderá a la iglesia de modo
que, tarde o temprano, sea restaurada y reformada después de haberse vuelto espiritualmente débil y
perezosa.
6. La Iglesia y Sus Oficiales Gobernantes. La eclesiología de Calvino también es importante de
recordar porque un cambio en la eclesiología propia tiene una influencia directa en la manera que la iglesia
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4
Los estudiosos de Calvino han señalado el giro en el pensamiento de Calvino acerca de la iglesia desde su carácter invisible a
su carácter visible. Después de todo, la Iglesia, de acuerdo a su naturaleza invisible —conocida únicamente
por Dios— asume carne y sangre en la comunidad de creyentes que se reúnen para la adoración semanal de Dios por medio
de su Palabra predicada y el sacramento de la cena del Señor (sacramentos).
Es significativo que Calvino discute el tema del sacramento del Bautismo en el Libro IV y no anteriormente en el Libro III.
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y sus líderes se ven a sí mismos. La reforma propuesta por Calvino de la visión de la Iglesia Católica con
respecto a su gobierno no debe olvidarse de manera precipitada y luego pensar que se ha desgastado
totalmente. El genio de la eclesiología de Calvino, y de este modo, de la política de la Iglesia Presbiteriana,
yace en buena parte en el hecho que su descripción de los oficios de la iglesia según el ejemplo apostólico
significó una maniobra más que hábil sobre el reclamo de la Iglesia Católica Romana a la autoridad papal 5.
Con los ancianos maestros y gobernantes ubicados en su lugar y la igualdad de status entre ellos (sin
jerarquía) esto significa que la función del Papa ha quedado totalmente obsoleta de un solo golpe. De igual
forma, la clase sacerdotal de pastores como mediadores entre Dios y la población general de adoradores
bautizados también llegó a ser parte del pasado puesto que, en unión con Cristo, todos los creyentes
bautizados participan en el sacerdocio que es espiritual y permanente (que el sacerdocio papal terrenal no
es). Ahora, todos los miembros en la iglesia son llamados a edificar la iglesia y a laborar en el crecimiento
de los demás.
Calvino es claro sobre el asunto de que los oficiales en la iglesia son dignos de respeto y honor. Sin
embargo, la base para este reconocimiento de autoridad y poder eclesiásticos se deriva exclusivamente de la
Palabra de Dios; no de la persona debido a su ordenación6. Lo que más importa es si la persona sabe que
tiene un llamado de parte de Dios para ministrar su Verdad al pueblo y si este llamado personal está
confirmado por el reconocimiento de la Iglesia (idealmente por medio de la imposición de manos). Aquí se
encuentra el carácter bíblico y dinámico de la eclesiología de Calvino opuesta a la visión más estática y
ceremonial de la iglesia de Roma: para Calvino la iglesia es una comunidad viva, cambiante, en progreso, de
pecadores santificados cuyas vidas son conducidas, dirigidas y protegidas por Dios, quien gobierna esa
iglesia por medio de Su Espíritu y Su Palabra.
El pensamiento de Calvino sobre la vida y ministerio de la iglesia es que su llamado a la obediencia de
fe está mejor garantizado cuando la Palabra de Dios la ordena y cuando el pueblo responde con una vida que
ama a Dios con gran disposición y con devoción exclusiva. ¡De hecho, la mejor manera para ver si el pueblo
de Dios «camina debidamente por el sendero» es ver su respuesta a la Segunda Tabla de la Ley! Sí, Calvino
no tiene nada de confianza en la naturaleza humana. En cuanto a la labor de los pastores Calvino le recuerda
a la iglesia que tales hombres no deben actuar como si fuesen una autoridad en sí mismos. Antes bien, su
trabajo es ser verdaderos pastores quienes, de manea amable, fiel y paciente amonesten, guíen y alimenten a
aquellos que estén bajo su cuidado. No han de ser tiranos que abusan de la Palabra de Dios y demandan con
ello cosas del creyente que van contra la Escritura o que atan en demasía sus conciencias.
7. La Iglesia Adora de Acuerdo a la Escritura. Para Calvino, la adoración correcta y apropiada del
pueblo de Dios se expresa de la forma más clara cuando los adoradores se reúnen semanalmente
(¡incluyendo los días de semana!) para escuchar la Palabra y partir el pan (los Domingos). El estar expuestos
a la Palabra de Dios de manera tan frecuente no tenía el propósito de llegar a convertirse en una costumbre o
una tradición sino que más bien fue el medio prescrito —autorizado por los padres de la ciudad de
Ginebra— que condujo a la reforma de la iglesia. Lutero se preguntaba cómo el pecador llegaba a ser
justificado ante Dios. Calvino se pregunta cómo el pueblo de Dios debiera adorarle. Debido a la debilidad
de la naturaleza humana Dios se acomoda a esto dando no solamente su voluntad en lenguaje humano sino
también dos sacramentos (‘ayudas’) que ayudan a fortalecer la fe.
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Las creencias de Calvino sobre la cantidad (4) de oficios en la iglesia (maestro, pastor, anciano y diácono) las tomó prestadas
de su mentor y amigo Martín Bucero durante la estancia de Calvino en Estrasburgo (1538-1541).
Bien puede ser que el hecho que Calvino nunca buscara ser formalmente ordenado se deba a la manera en que los sacerdotes
católicos miraban su ordenación con superstición. Esta práctica condujo —de acuerdo a Calvino— de
su actitud altanera como si sus acciones (o más bien, sus inacciones) como maestros de la voluntad de Dios estuviesen fuera
de la crítica. La restauración del ministerio de la iglesia por parte de Calvino y la responsabilidad de los
ministros de dar razón de sus actos llegó a estar directamente basada, desde entonces, en la norma de la Escritura y lejos de la
organización y sentimientos imperiales de la Iglesia.
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El orden de adoración que Calvino le propuso al concilio de la ciudad de Ginebra luego de su regreso
de Estrasburgo irradia una fidelidad bíblica que se basa en el diálogo de pacto que se desarrolla entre Dios y
su pueblo. No se debe exagerar la robusta apelación de Calvino a lo que algunas veces ha sido llamado el
‘principio regulativo.’ Calvino es lo suficientemente práctico como para darse cuenta que, debido a
circunstancias locales, las prácticas de adoración en todas las diferentes iglesias Protestantes en la Europa de
su época no eran tan ideales como podrían haber sido. Calvino muestra en esto su flexibilidad y
pragmatismo sin llegar a carecer de principios. Uno jamás lee en los escritos de Calvino que el reformador
propusiera que su orden ginebrino de adoración fuese exportado (aún cuando, con el tiempo, llegó a ser un
estándar en las iglesias Reformadas en todo el mundo mostrando así cuán práctica es la teología de la
adoración elaborada por Calvino) de modo que todas las iglesias, en todas partes, pudieran adoptarlo. Esta
admisión muestra la tensión que uno ve tan regularmente en lo que Calvino puede declarar algunas veces
con tanta audacia y lo que esto significa realmente en la práctica. Una cosa es inequívocamente clara, para
Calvino la adoración se centra en la muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo. Gracias al derramamiento
del Espíritu Santo esto a su vez debiese incitar a la iglesia a adorar sólo a Dios y a servirle con corazones
que estén listos y dispuestos a servir como sacrificios vivos.
3. Aplicación para hoy:
Parece que la visión que Calvino tiene de la iglesia aún es relevante en las siguientes áreas.
Primero, los escritos de Calvino advierten fuertemente contra el sentimiento de que debido a que la
iglesia se halla en una mala condición moral y/o quizá debido a visiones erróneas de la adoración o ciertas
enseñanzas no vitales, entonces romper el compañerismo con tal iglesia está automáticamente justificado.
Calvino muestra en esto como la iglesia debe guardarse a sí misma contra la idea de ser extremadamente
celosa (los Anabaptistas). La iglesia es imperfecta y permanecerá así hasta el regreso de Cristo. Calvino
miraba la justificación en la Reforma de la iglesia porque afirmaba haber regresado a la iglesia de Cristo.
Sorprendentemente, aún en el área de la adoración, Calvino muestra una paciencia considerable para así
evitar que la iglesia se derrumbe. Es la fidelidad 7 pactal de Dios la que requiere que el pueblo de Dios
permanezca fiel a pesar de las fallas de la iglesia en tanto que la Palabra de Dios sea fielmente proclamada,
que los sacramentos sean correctamente administrados y que la disciplina de la iglesia sea debidamente
ejercida.
Segundo, la enseñanza de Calvino no favorece el movimiento de crecimiento actual en el que las
iglesias locales se ven a sí mismas cada vez más como independientes y no dan razón de sus enseñanzas y
acciones a un cuerpo más grande de iglesias sobre la base de acuerdo con las confesiones Reformadas.
Calvino favorecía mucho el uso de sínodos de la iglesia como el lugar apropiado donde las disputas
(especialmente doctrinales) debían ser discutidas y resueltas.
Tercero, por la misma razón la eclesiología de Calvino aún es tan simple en concepto y organización
que la lealtad denominacional no apropiada y la creciente institucionalización en las iglesias y
denominaciones Reformadas y Presbiterianas (del pasado y del presente) no es culpa de Calvino. Lo más
probable es que Calvino hubiese visto como algo indeseable que la iglesia local les permitiera a los
ministros ordenados hacer otra cosa diferente en lugar de cumplir con su llamado, especialmente la obra de
los pastores y ancianos (la enseñanza). Estos últimos deben ser fieles en enseñarle al pueblo de Dios y no
distraerse demasiado con asuntos secundarios que compiten por su atención.
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Por ejemplo, este énfasis en la fidelidad pactal que Dios mantiene hacia su Iglesia tan extremadamente desleal en el Antiguo
Testamento se enfatiza tanto en la Institución (Libro IV.I.12-21) como en su comentario sobre Oseas.
La respuesta a las imperfecciones de la iglesia (¡los miembros!) no es la separación sino el uso correcto de las ‘Llaves de la
Iglesia’ que Cristo le dio (Ver Institución, IV.I.22-29).
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Cuarto, la visión que tenía Calvino del ministerio de la iglesia, basado en principios bíblicos, sirve
como recordatorio de que la Escritura es la norma última que se halla detrás de aquellos que ostentan las
posiciones de oficiales. Si tal persona va más allá de lo que requiere la Escritura —y Calvino también llama
a la iglesia de hoy a dejarse ser guiada por el pensamiento bíblico y no por lo que el hombre cree que es
mejor y deseable— entonces actúa de forma tiránica y olvida que ha sido llamado a reunir en lugar de
dispersar al rebaño bajo su cuidado. Calvino no es un biblicista sino que todas sus enseñanzas son
eminentemente bíblicas por naturaleza porque es la Biblia de donde Calvino extrae en gran cantidad para
defender y reforzar su enseñanza, antes que extraer de fuentes extra-bíblicas que son débiles porque sus
afirmaciones no se basan únicamente en la inspiración divina sino que dependen de la fragilidad de la razón
y la autoridad humanas.
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