Tercios Vascongados - Zumalakarregi museoa

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REVISTA
BASCONGADA
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TERCIOS VASCONGADOS EN ÁFRICA
I
En el número 887 de la EUSKAL-ERRIA se publicó ya una ligera reseña de la organización y marcha á Africa, el año 1860, de los tercios
vascongados armados y equipados por estas provincias, que al mando
del general D. Carlos María de Latorre, hubieron de compartir en el
continente africano los triunfos y laureles del ejército acaudillado por el
conde de Lucena: como ya la citada reseña, da á conocer, entre otras
cosas, la oferta de D. José María de Ibarra, opulento propietario residente en Sevilla, la circular con tal motivo publicada por el entonces
Diputado general marqués de Rocaverde, así como la alocución del general Latorre el 7 de Marzo de 1860 y otras varias incidencias, nos limitaremos á decir dos palabras sobre la formación de los tercios en su
país natal, y á narrar algo de la parte que en la campaña tomaron, anipliando así en esta última parte la citada reseña á que nos referimos.
Decidida la guerra de Africa, convocó la provincia de Guipúzcoa
Junta particular, que celebróse los días 10 y 13 de Noviembre de 1859
en la villa de Tolosa, asistiendo á ellas como corregidor político don
Manuel Somoza, y como diputado general el caballeroso prócer, señor
marqués de Rocaverde, D. Juan Manuel de Moyua, de tan cariñosa recordación, para los que casi niños aun, llegamos á conocerle; manifestó
el primero el objeto de la Junta y aprobados los poderes de los procuradores, en un breve discurso dió cuenta el diputados general de la con-
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EUSKAL-ERRÍA
ferencia celebrada en Vergara el día 4, con representantes de las diputaciones de Alava y Vizcaya, y acuerdos adoptados, los que por aclamación aprobó la Junta.
Fueron éstos:
1.º Un donativo de cuatro millones de reales.
2.º El alistamiento general del país según fuero.
3.º Crear una brigada de cuatro tercios, con tres mil plazas.
Comenzaron, pues, los trabajos de orga nizaci ón formándose cuatro
tercios, mandados por el general D. Carlos Marín de la Torre y siendo
nombrado jefe de Estado Mayor el brigadier D. Rafael Sarabia.
Limitándonos á la formación del tercio guipuzcoano, del cual desde
el primer momento, pidió formar parte el cuerpo de Miqueletes, haciendo la oportuna indicación su entonces comandante D. Antonio de
Urdapilleta, (1) diremos que la Diputación á cada voluntario entregaba la cantidad de 125 pesetas en el momento del alistamiento y 500 á
su regreso terminada la guerra á sus herederos; además percibían seis
reales diarios los soldados, seis y medio los cabos segundos y cornetas,
siete los cabos primeros, ocho los sargentos segundos y nueve los primeros (2), mientras permanecieron en el país y saliendo de éste, percibían, ración, hospital y una menor cantidad variable entre dos reales
los soldados y cinco los sargentos primeros. Durante este período de organización no dejaron de ocurrir algunos incidentes lamentables, cual los
ocurridos en Oyarzun, pero gracias á las acertadas gestiones del alcalde
de dicha villa, y á la intervención del jefe político, eficazmente secundado por salientes personalidades del país pudieron salvarse ese y otros
obstáculos, terminándose de formar el contingente ofrecido, y embarcando éste como se indica en el número referido de la EUSKAL-ERRÍA,
llegando á las costas africanas el 27 de Febrero de 1860 y desembarcados fueron revistados por O’Donnell, quien ordenó guarnecieran la
Aduana; ejercitándose en la llanura de Guad-el-Gelú.
Por R. O. de 29 de Noviembre del año anterior se nombraron los
cuadros de jefes y oficiales destinados á los tercios vascongados; los que,
tanto por su mucha extensión, cuanto por haher sufrido distintos cam-
(1)
Registro de la Junta.
(2)
Datos de la interesante y concienzuda obra, original del Sr. Anabitarte y titulada Gestión del Municipio de San Sebastián en el siglo XIX.»
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bios, en el curso de la campaña, no publicamos íntegros, haciéndolo
únicamente de los jefes mencionados en la R. O. citada:
Primer
tercio
Teniente coronel: D. Isidoro Eleizegui.
Primer comandante: D. Miguel Uzurriaga.
Segundo comandante: D. Luis Sacristán
Segundo
tercio
Teniente coronel: D. José Ochoteco.
Primer comandante: D. Celestino Gorostegui.
Segundo comandante: D. Félix López Cano.
Tercer
tercio
Teniente coronel: D. Juan Zabalinchaurreta.
Primer comandante: D. Juan H. de Alba.
Segundo comandante: D. Teodoro Sagasta.
Cuarto
tercio
Teniente coronel: D. Ignacio Arana.
Primer comandante: D. Juan de Mugartegui.
Segundo comandante: D. José Iturmendi.
Entre los capitanes y tenientes figuraban nombres que, pasados años
alcanzaron triste celebridad en luchas fratricidas, y aquí no estampo su
relación, primero por su extensión, y segundo porque sufrió cambios
profundos, tantos que en esa R. O. del 29 de Noviembre, figura entre
otros, un capitán que muy poco después moría en Ceuta, víctima del
cólera; por estas y otras causas el cuadro de oficiales sufrió diversas modificaciones y carece de interés el publicarlo.
Los vapores, «Torino», «Cavour», «Duero» (de imperecedera memoria para el ejército por ser el primero que llegó al campamento del
Hambre, así conocido por la intensa que en él se sufrió) «Provence» y
«Wifredo», llevaron á las playas africanas el contingente de hijos de
Euskaria.
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EUSKAL-ERRÍA
II
Veamos ahora cómo fueron recibidos los tercios vascongados por el
ejército de Africa y la parte que tomaron en los combates que se dieron contra los agarenos.
El general O'Donnel los recibió muy bien, harto los conocía de anteriores campañas de la primera guerra civil no podía olvidar, el arrojo
de los chapelgorris, en acciones como las de Garatemendi, ni la bizarría
de los chapelzuris en los campos de Andoain! ¡en aquel entonces los
vascos divididos, pelearon en distintos campos; pero de ambos tuvo
ocasión de conocer el valor y el empuje el vencedor del moro; igual
acogida obtuvieron de parte de otros generales, debiéndose hacer especial mención, de la de Echagüe quien apenas incorporado al ejército (el
5 de Marzo, procedente de Ceuta) se apresuró á saludarlos, ya que anteriormente había escrito al Ayuntamiento de San Sebastián (en fecha
20 de Enero) «Aguardo con impaciencia la llegada del tercio de esa provincia para que comparta con el ejército las penalidades y las glorias de
esta campaña.»
La impresión que causaron en general en el ejército se sintetiza en
las siguientes frases de Alarcón: «Compónense de gente hermosa, alta
y robusta como lo es siempre esta raza privilegiada. Del clásico traje de
su país sólo han conservado la boina la cual basta para darles no sé qué
aire antiguo y romancesco que previene en su favor.»
Permanecieron los tercios vascongados en la Aduana de Guad -elGelú (Río dulce en árabe, y Río Martín según vulgarmente es conocido) hasta que decidida la marcha del ejército de Africa, de Tetuán á
Singer, formaron parte de la división de Reserva, regida por el general D. Diego de los Ríos, y en tal concepto cumpliendo la orden general, batieron tiendas y cargaron los bagajes á las dos de la madrugada
del 23 de Marzo de 1860, una vez oído el cañonazo que con tal objeto
se disparó de la alcazaba.
No hemos de narrar la batalla de Wad-Ras; ello sería muy largo y
ageno en general a nuestro propósito: bástenos indicar que se trataba
de que 25.000 españoles franquearon el desfiladero del Fondach, paso
obligado para Tánger y defendido por 50.000 marroquíes, á quienes
fanatismo é ignorancia, hacían deplegar un valor temerario contra el
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invasor rumí (1): el general Ríos, con cinco batallones del ejército, los
tercios vascongados, regidos por Latorre y dos escuadrones de lanceros,
recibió, sobre las ocho de la mañana (seis horas después de batir tiendas, tiempo que hubo que esperar á consecuencia de fuerte niebla) orden de comenzar su movimiento, sobre la derecha del resto del ejército, apoderándose de los montes de Sainza, que dominan el lado derecho del valle de Wad-Rás á fin de proteger el flanco de las demás tropas,
que atravesaban la llanada en busca del paso del riachuelo de Bucejá,
las que á poco de romper su marcha se vieron detenidas por el fuego
enemigo; en el sentido de Uda, de frente, atacaron el 1.º y 2.º cuerpo,
tomando posiciones, á costa de bajas considerables, y rechazando al
enemigo hacia el lado en que el general Ríos, á su vez, se hallaba con
la idea de envolverles y rechazarles sobre el puente de Bucejá en que se
hallaba el general en jefe con el tercer cuerpo: al principio de la jornada marchó Ríos sin hallar oposición, apoderándose de los montes de
Sainza, sin fuego; pero llegó el momento al que nos referimos y entonces al verse atacado por la morisma, rechazada por el ataque de frente relatado, se dispuso salieran á la bayoneta el batallón de cazadores
de Tarifa y los tercios de Guipúzcoa y Vizcaya, mandados por Latorre,
los que se apoderaron del alto y aduar de Saddeia, rechazando a los
enemigos hacia el centro; mas no escarmentados éstos hubieron de volver a la carga, siendo nuevamente rechazados por los batallones de Bailén y 6.º de Marina por la derecha y por los tercios vascongados á la
izquierda; ¡Ni con esto se detuvieron las tropas marroquíes! volvieron
á una tercera acometida, y ya entonces Latorre con los suyos, secundados por los demás citados batallones, dieron una carga tan feroz, que
consiguió huyeran á la desbandada los agarenos, logrando así que el
general Ríos, prosiguiera su movimiento y cubriera la comunicación del
ejército con Tetuán; en este momento todos ya en los puestos designados por el conde de Lucena, dióse un ataque general que consiguió la
total derrota de la morisma, el levar de su campamento y ¡la paz! ¡ideal
por que combatió el ejército!
¡Difícil es, y desde luego aquí no cabe hacer comprender, la parte
principalísinia que los tercios vascongados tuvieron en la acción de
Wad-Rás! fuera necesario narrar detalladamente la batalla, exponer
croquis, planos, relieves, movimientos y así comprenderíase su influen(1)
Con esa palabra árabe se designa al cristiano.
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EUSKAL-ERRIA
cia casi decisiva en el choque: que no siempre es verdaderamente vencedor quien ataca, sino quien repeliendo en su puesto, da lugar y ocasión á que el primero consume el movimiento iniciado; este puesto,
de resistir, tocó á los vascongados y ¡en él mantuviéronse como hijos
dignos de su solar!
Quiénes se distinguieron? muchos! todos!: pero, escribiendo estas
líneas en Guetaria, no debo pasar en silencio el nombre de un hijo de
la villa; el de Prudencio Arnao, (sus hechos después en la guerra civil
segunda, diéronle la laureada de San Fernando, y cierto decreto, una
faja de general, tardiamente al menos, cuando otros muchos por él y
sus miqueletes alcanzáronla harto presto) quien alistóse voluntariamente para la campaña contra los sectarios de Mahoma.
Qué bajas hubo? ¡muchas también! idesgraciadamente no cabe recoger laureles en la guerra, sin que manchados vayan con la sangre generosa de sus hijos! no he de citarlos nominalmente porque este trabajo va ya haciéndose largo, y su lista á más, ¡no es corta! pero no es posible dejar de mencionar á dos valientes erritarrak, que perdieron su
vida generosa, en lucha menos noble, á la que con viril entusiasmo acudieron; ¡que cayeron lejos de su patria, en extraña tierra! Don Anselmo Rezola, abanderado del segundo tercio y D. Miguel de Jáuregui
Gorostidi, subteniente del mismo (antes del de Borbón, 17.º de infantería), víctima del cólera, aliado que fué de los moros en casi toda la
campaña.
Resultado del combate de Wad-Rás fué la paz, de que ya hemos
hecho mención; ¡los tercios vascongados regresaron á sus hogares! el
11 de Mayo de 1860 desembarcó el 2.º y el 13, la mitad del cuarto!
¡pasaron los años y los hijos de esta tierra volvieron á conquistar lau reles, no ya en africano suelo y por ello aquí termino, mas no há mucho, desde la ventana que da luz al cuarto dó escribo, veo un viejo,
muy viejo, á quien repetidas veces he oido decir: ¡¡estuve en Africa!!:
es verdad; fué un voluntario vascongado, de aquellos ¡que cargaron en
los montes de Sainsa! ¡de aquellos que trajeron á su patria laureles, sin
arrancarlos de su país natal!
ANGEL DE GOROSTIDI.
Guetaria 1.º de Septiembre de 1907.
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