FOLLETO 13 ESPÍRITU SANTO FOLLETOS DEL MANUAL BÁSICO NACIONAL DEL M. J. V. C. ESPÍRITU SANTO A.- NOTA INTRODUCTORIA. Estos folletos contienen el desarrollo de las pláticas tal y como vienen en el Manual Básico. Son una opción para que el Auxiliar y/o el Asesor tengan una idea de cómo desarrollar su plática. Habrá que adaptar algunas cosas según las circunstancias específicas de cada grupo. Siempre será necesario releer lo que el Manual Básico dice sobre esta plática, en especial las págs 32-36,. 80-81, 110-112, 161-62. Sólo así podrán entenderse el objetivo y contenido de este folleto. En el caso de la presente plática, hemos decidido presentar un esquema por separado para el tema del Espíritu Santo. En efecto, nuestra experiencia señala que el tema de la Gracia es muy extenso y complicado, y requiere ser separado del de Espíritu santo. Por lo tanto, decidimos seguir el horario de la página 91-92, que pone esta plática por separado. B.- EXPLICACIÓN DE LA PLÁTICA. 1).- OBJETIVO: El Manual Básico nos habla del objetivo de esta plática: Que el joven descubra el Plan de Dios para su vida, y en él, un llamado a vivir la vida en plenitud en comunión con Dios por medio del Espíritu Santo. 2).- JUSTIFICACIÓN: El punto medular de nuestra conversión no está en el esfuerzo propio, de querer cambiar nuestra vida, como primer momento, sino que reside en el querer recibir la Vida Nueva que nos ofrece Jesús por el Espíritu Santo. Es necesario que el joven descubra al Espíritu Santo como la fuerza que lo guiará hacia la Santidad. Descubrir en plenitud el Misterio de la Santísima Trinidad implica un acercamiento a la Persona del Espíritu Santo. Es necesario enfatizar su papel dinámico en la vida del creyente y de la Iglesia. C.- CONTENIDO DE ESTE FOLLETO: El lector encontrará dos secciones en este folleto: 1.- PRIMERA SECCIÓN: un desarrollo práctico, ya dado en jornadas, pensado para los muchachos de nuestra zona. El texto de la plática viene en letra normal. Lo que viene en Graphite Light son algunas ideas adicionales que pueden insertarse en la plática o no, a juicio del expositor, según el auditorio a quien se dirija. Las citas Bíblicas viene en UNICORN. 2.- SEGUNDA SECCIÓN: textos tomados del Magisterio de la Iglesia, para un estudio más a fondo D.- OTRAS INDICACIONES PRÁCTICAS: 1. La plática se encuentra en el horario de las págs. 91-92 del Manual Básico Nacional del M.J.V.C. Como lo hemos indicado anteriormente, hemos separado los dos temas de "Gracia" y "Espíritu Santo" para una mayor comprensión. 2. El desarrollo que ponemos aquí es bastante libre, muy movido. Busca mostrar al joven la importancia del Espíritu Santo en su vida. 3. Como lo marca el horario del Manual, generalmente es bueno tener Corrillos después de la plática (cfr. Manual Básico, p. 174) para resolver dudas y orientar mejor a los chicos. Siempre será bueno terminar con un canto, oración o invocación al Espíritu Santo. DESARROLLO DE LA PLÁTICA 1.- INTRODUCCIÓN. A lo largo de la Jornada, Dios se nos ha revelado, su Amor, nos ha dado a conocer su plan Divino para que cada uno de nosotros. Dios quiere donarse así mismo quiere vivir en ti. Es algo realmente especial, muy grande, que nos llena de Gozo. Es posible que el hombre pueda tener la vida de Dios, Participar de la VIDA DE DIOS. Esta es la verdadera dignidad del hombre, ser HOMBRES SANTOS, estamos llamados a vivir y lograr que los demás hombres reconozcan su verdadera Dignidad. Pudieran pensar, que después de aceptar y vivir este plan maravilloso de la Gracia, ya no hay nada más. Pero hoy te quiero hablar de la persona que hace posible que tu puedas vivir en Gracia de Dios. De alguien de quien muy poco se habla. Hoy te hablaré del Espíritu Santo. 2.- EL CREDO Para presentárselos, nos vamos a valer de una oración que en misa, cada ocho días, rezamos como de memoria. No la saboreamos, la decimos sin darnos cuenta que en ella se encierra nuestra FE. Es una oración en donde proclamamos, al igual que los Apóstoles, toda la riqueza de nuestro Cristianismo, toda la esencia de nuestro SER SANTOS. A muchas personas les ha costado la vida, el profesar la FE. A nosotros como no nos pasa nada, la decimos sin pensar en el gran compromiso y la gran verdad que proclama la Iglesia en el CREDO. (En este momento se reparten unas hojitas con el texto del Credo) Vamos a proclamar nuestra FE, con las hojitas que les repartí, despacio, gocen cada palabra, cada frase. CREO EN UN SOLO DIOS... En esta oración quiero resaltar la siguiente: UN SOLO DIOS PADRE CREADOR HIJO SALVADOR ESPÍRITU SANTO SEÑOR Y DADOR DE VIDA DIVINA __ SANTIFICADOR El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son de la misma naturaleza: NATURALEZA DIVINA. El ESPÍRITU SANTO ES EL SEÑOR Y DADOR DE VIDA DIVINA. El Padre crea un plan de salvación; el Hijo da la vida para hacernos participes de este plan, nos Salva y el Espíritu Santo por darnos la vida Divina, nos santifica. Por la acción del Espíritu Santo La Gracia nos es dada. Él es pues el Consumador de la obra de salvación. Es la presencia del Espíritu Santo la que nos santifica. El Espíritu Santo nos hace Santos por la Gracia de Dios, al decir esto estamos declarando, que el Espíritu Santo está en nosotros. GRACIA = ESPÍRITU SANTO EN MI 3.- ¿QUIÉN ES EL ESPÍRITU SANTO? Pero ¿quién es Espíritu Santo? El Espíritu Santo surge del amor infinito entre el Padre y el Hijo. El Padre ama profundamente al Hijo, el Hijo ama profundamente al Padre y de esa manifestación de amor entre el Padre y el Hijo nace el Espíritu Santo. Ese amor es tan grande que se personifica. Dios es comunión de personas. Dios es el amor como el mismo San Juan dice. Esto es un gran misterio, el Misterio de la Santísima Trinidad, Dios es UNO Y TRINO, como es esto, NO LO SÉ, es un Misterio Divino. Es un misterio de amor. La palabra "Misterio" no significa que Dios no esté ocultando algo, al contrario. No es lo mismo que "secreto". Decimos que Dios es misterioso porque es infinitamente superior a nosotros, y nuestra inteligencia, nuestras palabras humanas quedan siempre más acá del misterio de Dios. Nuestro lenguaje limitado no agote su misterio. Si bien mediante la razón natural, podemos conocer a Dios con certeza a partir de sus obras, existe otro orden de conocimiento más perfecto: el de la Revelación divina (cf. Cc. Vaticano I: DS 3015). Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre. Lo hace revelando su misterio, su designio benevolente que estableció desde la eternidad en Cristo en favor de todos los hombres. Revela plenamente su designio enviando a su Hijo Cat. Univ.51 "Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a si mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina" (DV 2). Como el cuento de la Caperucita Roja y el lobo. aquí es bueno narrar un poco el cuento por ejemplo cuando le pregunta Caperucita al lobo porqué tiene grande los ojos, la nariz, la boca, etc. y el lobo le contesta para verte mejor, para olerte mejor, etc. Y tú te preguntarás por qué Dios es uno y trino y la respuesta es tan sencilla pues para amarte mejor. San Agustín al estar razonando y meditando este misterio. Un día daba un paseo cerca de la playa y observaba a un niño que habiendo hecho un hoyo en la playa, corría con una cubeta al mar y llenaba la cubeta con agua de mar y la vaciaba en el hoyo. Al ver San Agustín que el niño hacía esta acción repetidas veces se le acerco y le pregunto: - ¡Oye niño, que haces! -Quiero vaciar todo el mar en este hoyo -¡Que!, eso es imposible. -Así como para ti es imposible que yo vacié el inmenso mar en este diminuto hoyo; así de imposible es que, en tu diminuta mente quieras entender al Dios infinito y creador. Para tratar de explicar el misterio de la Santísima Trinidad observen estas velas que tengo al frente. ¿Cuántas velas ven? ¡Pues tres!! Muy bien ahora díganme ¿cuántas llamas ven? -Tres también. Ahora si juntamos las tres velas díganme ¿Cuantas llamas ven? - ¡Una¡ De acuerdo, pero explíquenme este fenómeno. Tres velas y una sola llama. Es un sólo Dios en tres personas, ninguno fue primero, o tiene una jerarquía mayor. (Se pone de ejemplo el triángulo equilátero). El Espíritu Santo ha estado desde siempre, al igual que el Hijo y que el Padre. Como vemos el Espíritu Santo es una manifestación del amor, un amor ETERNO. Padre Hijo Espíritu Santo Padre. Gen 1, 1-2.: Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era una soledad caótica y las tinieblas cubrían el abismo, mientras el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas Hijo Jn 1, 1-2 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Ya al principio estaba junto a Dios. Espíritu Santo Gen 1,, 1-2. Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era una soledad caótica y las tinieblas cubrían el abismo, mientras el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguasComo vemos el Espíritu Santo es una manifestación del amor, un amor ETERNO. 4.- EL ESPÍRITU SANTO VIENE ANUNCIADO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO. Ya desde el Antiguo Testamento se nos habla del Espíritu Santo, el hombre intuía, la presencia del la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Sabiduría posee un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, límpido, diáfano, impasible, amante del bien, agudo, expedito, benéfico, amigo de los hombres, estable, firme, libre de inquietudes, que todo lo puede, todo lo vigila, y penetra en todo los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles... aunque es uno, todo lo puede, sin salir de sí todo lo renueva, y entrando en cada época en las almas santas, hace amigos de Dios y profetas. Sab 7, 22-23. 27. Escuchamos en esta lectura como el Espíritu Santo es la Sabiduría de Dios, que se va manifestando en los Hombres. La sabiduría es el Espíritu Santo que en el antiguo Testamento va dotando al hombre piadoso (Abraham, Moisés, los Jueces, los Profetas, etc.) y preparándolos para su misión particular. Precisamente por medio de un Profeta, el profeta Ezequiel, Dios nos promete que nos dará al Espíritu Santo. Esta profecía dicha por Ezequiel, fue cuando el Pueblo de Israel estaba desterrado, destruido y disperso y en esta situación desesperada el Pueblo esperaba que se cumpliera la profecía de un modo milagroso, pero no fue así de simple. Dios contemplaba la educación de su pueblo a través de luchas, errores y sufrimientos. Recordemos que la historia del Pueblo de Israel es nuestra propia historia y al igual que Dios educó a su Pueblo, Dios nos quiere educar a nosotros. Es decir que maduramos cuando pasamos por la muerte de nuestro orgullo, egoísmos y pretensiones no sanas. El Señor me invadió con su fuerza y su espíritu me llevó y me dejó en medio del valle, que estaba lleno de huesos. Me hizo caminar entre ellos en todas direcciones. Había muchísimos en el valle y estaban completamente secos. Y me dijo: -Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Yo lo respondí: -Señor, tú lo sabes. Y me dijo: -Profetiza sobre estos huesos y diles: ¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Os voy a infundir espíritu para que viváis. Os recubriré de tendones, haré crecer sobre vosotros la carne, os cubriré de piel, os infundiré espíritu y viviréis, y sabréis que yo soy el Señor. Yo profeticé como me había mandado y, mientras hablaba, se oyó un estruendo; la tierra se estremeció y los huesos se unieron entre sí. Miré y vi cómo sobre ellos aparecían los tendones, crecía la carne y se cubrían de piel. Pero no tenían espíritu. Entonces él me dijo: -Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Esto dice el Señor: Ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos para que vivan. Profeticé como el Señor me había mandado, y el espíritu penetró en ellos, revivieron y se pusieron en pie. Era una inmensa muchedumbre. Y me dijo: -Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo de Israel. Andan diciendo: «Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, estamos perdidos». Por eso profetiza y diles: Esto dice el Señor: Yo abriré vuestras tumbas, os sacaré de ellas, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestras tumbas y os saque de ellas, sabréis que yo soy el Señor. Infundiré en vosotros mi espíritu, y viviréis; os estableceré en vuestra tierra, y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago, oráculo del Señor. Ez. 37, 1-14 5.- CRISTO CUMPLE LAS PROMESAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO AL ENVIARNOS AL ESPÍRITU SANTO. La promesa de que todos poseemos al Espíritu Santo, Cristo también nos la hace. Si en el Antiguo Testamento, no sabían quién era el Espíritu Santo, El Señor Jesús, también nos revela la presencia del Espíritu Santo en el hombre. Es más la plenitud de la presencia del Espíritu Santo, se refleja en la persona de Jesús. Cuando venga el Paráclito, el Espíritu de la verdad que yo os enviaré y que procede del Padre, él dará testimonio sobre mí.. Vosotros mismos seréis mis testigos, porque habéis estado conmigo desde el principio. Jn 15, 26-27. En este pasaje escuchamos la promesa, pero muy importante como Jesús menciona que el Espíritu Santo, desde siempre ha estado con él, y es procedente del Padre. Así como el Padre y el Hijo son uno solo también lo son con él Espíritu Santo. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Cuando él venga, pondrá de manifiesto el error del mundo en relación con el pecado, con la justicia y con la condena. Jn. 16,7-8 Cristo, que es la verdad misma, nuevamente declara la verdad, y en la última Cena, confiesa a sus discípulos que conviene que se vaya, para que llegue el Espíritu Santo. Date cuenta de la relevancia que Jesús da a este hecho, para que nos convenga que él se vaya. Jesús enviará al Espíritu Santo que intercede por nosotros, el cual rebatirá las mentiras del mundo dirá cuál a sido el pecado quién es el justo y quién el condenado. Tendría que deciros muchas más cosas, pero no podríais entenderlas ahora. Cuando venga el Espíritu de la verdad, os iluminará para que podáis entender la verdad completa. El no hablará por su cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído, y os anunciará las cosas venideras. Él me glorificará, porque todo lo que os dé a conocer, lo recibirá de mí. Todo lo que tiene el Padre, es mío también; por eso os he dicho que todo lo que el Espíritu os dé a conocer, lo recibirá de mí. Jn 16, 12-15. Este pasaje nos debe invitar a reflexionar sobre estas palabras que les dirige a sus discípulos, les conviene que yo me vaya. Como es posible que fuera bueno perder a Jesús, si es el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Esto parecía no muy lógico. Pero Jesús siempre dice la verdad, y sabía que solo si se iba llegaría el Espíritu Santo, Él podía permanecer en nosotros a través de su Espíritu. Por eso nos habla de esa manera. Además escuchamos como Cristo nos revela las maneras de actuar del Espíritu Santo. No es que se refiera a muchos Espíritus, es uno solo, únicamente se refiere a las diferentes manifestaciones que tendrá en favor del Hombre. C Espíritu de Verdad. Infunde, introduce a la verdad de Dios, su interpretación. Impide que nos alejemos, que nos desviemos de la verdad. Espíritu de Amor. Hace que amemos con el amor de los Hijos de Dios, amar al que nos calumnia, nos maldice. Este Espíritu de amor nos transforma el corazón y nos hace amar hasta el extremo como Jesús nos amo. Espíritu Intercesor. Intercede por nosotros, para que seamos liberados del Pecado y vivamos en Gracia. Espíritu Consolador. Consuela nuestras almas en las horas del dolor de las penas, aflicciones, pecados, nos consuela con la misericordia de Dios. Sana nuestras heridas. Como podemos ver el Espíritu Santo hace diferentes acciones por nosotros, basta que tú lo pidas en el momento que lo necesites 6.- LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO EN PENTECOSTÉS. Dios siempre fiel a sus promesas, cumple la promesa del envío del Espíritu Santo. En la fiesta de Pentecostés (50 días después de la pascua), fiesta judía, en donde daban gracias a Dios por la recolección de la cosecha. Comían los panes hechos con el nuevo trigo, y era motivo para que muchas personas no judías vendieran su cosecha. Dios envía su Espíritu Santo en esta fiesta, anteriormente, Jesús había ordenado a sus Discípulos que no se separaran y permanecieran en oración. Ellos obedecieron y Dios cumplió su palabra, derramó su Espíritu Santo a los discípulos, en esta fiesta UNIVERSAL, por la asistencia de diferentes razas. Y una vez que llega el Espíritu Santo se manifiesta entre los discípulos y entre los asistentes en Pentecostés Escuchemos la manifestación plena Hech.2,1-13: El día de Pentecostés Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, semejante a un viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo los movía a expresarse. Se hallaban por entonces en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones de la tierra, Al oír el ruido, acudieron e masa y quedaron estupefactos, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. 7 Todos, atónitos y admirados, decían: -¿No son galileos todos los que hablan? Entonces ¿,cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua materna? Partos, medos, elamitas, y los que viven en Mesopotamia, Judea y Capadocia, el Ponto y Asia, lo Frigia y Pánfila, Egipto y la parte de Libia que limita con Cirene, los forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las grandezas de Dios. Estaban todos estupefactos y perplejos, y comentaban: -¿Qué significa esto? Otros, por el contrario, se burlaban y decían: -Están borrachos. Entonces Pedro, en pie con los once, levantó la voz y declaró solemnemente: -Judíos y habitantes todos de Jerusalén, fijaos bien en lo que pasa y prestad atención a mis palabras. 15 Estos no están borrachos, como vosotros pensáis, pues son las nueve de la mañana. Lo que ocurre es que se ha cumplido lo que dijo el profeta Joel: En los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre todo hombre, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros jóvenes tendrán visiones, y vuestros ancianos, sueños; sobre mis siervos y mis siervas, derramaré mi Espíritu en aquellos días, y profetizarán, Y haré prodigios arriba, en el cielo, y señales abajo, en la tierra, sangre y fuego y torbellinos de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que llegue el día del Señor, grande y glorioso. Y todo el que invoque el nombre del Señor, se salvará. Israelitas, escuchad: Jesús de Nazaret fue el hombre a quien Dios acreditó ante vosotros con los milagros, prodigios y señales que realizó por medio de él entre vosotros, como bien sabéis, Dios lo entregó conforme al plan que tenía previsto y determinado, pero vosotros, valiéndoos de los impíos, lo crucificasteis y lo matasteis. Dios, sin embargo, lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte, pues era imposible que ésta lo retuviera en su poder, En esta fiesta Cristo manda a su Espíritu de una manera plena, dice la Escritura como "lenguas de Fuego", que se posaron en los discípulos, los cuales se encontraban temerosos, confundidos, tristes al saber que el Maestro se había ido. Se encontraban reunidos en torno a María, esperando la promesa de Jesús. Una vez que llega el Espíritu Santo, los discípulos se transforman, sus actitudes son distintas, en ese momento Pedro proclama por primera vez a la Persona de Jesús, su muerte y su resurrección. Aquél Pedro que lo había negado tres veces ahora, cambia su miedo por valor y coraje, para proclamar la Salvación en Jesús en ese momento convirtió a más de 3,000 personas. A partir de ese momento se manifiesta la Iglesia, en la fiesta Universal de Pentecostés, es por tanto el carácter Universal = Católica de la Iglesia. En esta Iglesia naciente, aparece la figura de María, es ella quien en forma espiritual da a luz a Cristo en la Iglesia, en el Cuerpo Místico de su Hijo. Al igual que aquella fiesta de pentecostés, en esta Jornada ha sucedido lo mismo, el Espíritu de Dios se ha derramado en nuestros corazones, y se han dejado seducir y conducir por Dios mismo. Recuerdan su actitud del día jueves, y al cabo de tres días, cuanto ha cambiado. Ustedes son testigo al igual que muchos discípulos de Jesús, de las maravillas que Dios hace con aquellos que le abren su corazón. Hoy siente las ganas, el coraje y el empuje para proclamar a Jesús, de la misma manera que lo hizo Pedro en Pentecostés. 7.- LA VENIDA DEL ESPÍRITU NACIMIENTO DE LA IGLESIA. SANTO MARCA EL Así empieza la historia de la Iglesia, un permanente pentecostés. Es el Espíritu Santo quien ha dotado a la Iglesia de fuerza, durante toda su historia. Es la Iglesia, quien continuamente, pide la presencia del Espíritu Santo, para que sea Santificada, y es a su vez el Espíritu Santo quien por su solo presencia da vida a la Iglesia, y permite que supere toda clase de situaciones adversas. Por ejemplo en el circo Romano. Durante la persecución de los Cristianos en Roma. Muchos iban al martirio, pero cuentan que en lugar de ir a la muerte tristes, los cristianos iban contentos, porque morían por su Señor; es más muchos de sus verdugos se convirtieron al cristianismo al ver la actitud de los primeros cristianos, al ver la Paz y la alegría de esos mártires. Solo la presencia del Espíritu Santo en sus vidas, solo dejándose guiar, y dejando que habitará en ellos era posible morir en el martirio. Así a lo largo de la historia de la Iglesia han sido muchos las personas que han dado la vida por Dios, y esto es gracias a la acción del Espíritu Santo, es Él es sostén de la Iglesia, la renueva, la orienta, la purifica, la mantiene unida a su Señor y por eso la SANTIFICA. Gracias al testimonio de muchos santos: P. Miguel Agustín Pro, Teresita del Niño Jesús, San Agustín, San Felipe de Jesús, etc. que han decidido dejarse guiar por el Espíritu Santo la Iglesia se mantiene después de 2000 años. No es porque la persona, en el caso concreto de los Santos, hayan sido muy buenas o tengan algo especial, únicamente han decidido dar un SI PARA TODA LA VIDA: 8.- DONES DEL ESPÍRITU SANTO. El Espíritu Santo crea, da origen, guía, transforma, Santifica y purifica; el Espíritu Santo actúa en nosotros para conocer plenamente al Padre. "Que te conozcan a ti Padre". Para ello es necesario ejercitar los regalos = DONES que el Espíritu Santo nos ofrece desde nuestro bautismo. Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, un vástago brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: Espíritu de inteligencia y sabiduría, Espíritu de consejo y Fortaleza, Espíritu de conocimiento y Piedad del Señor. Lo inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas. Is.11,1-3 EL DON DE INTELIGENCIA: ME DA EL SENTIDO DE LO DIVINO, ME ILUMINA LOS OJOS DEL CORAZÓN Y LOS HACE PENETRANTES Y PROFUNDOS PARA LEER EN LO INTIMO DE LAS VERDADES SOBRENATURALES, ME HACE DISTINGUIR LO VERDADERO DE LO FALSO EN EL PLANO DE LA FE. Entendimiento razonar, discernir, pensar. EL DON DE SABIDURÍA: ME HACE EXPERIMENTAR LAS COSAS DIVINAS, GUSTADAS EN LO INTIMO DE MI SER Y POR ESE GUSTO Y EXPERIENCIA JUZGO DE TODAS LAS COSAS COMO SI VIERA POR LOS OJOS DE DIOS. ES EL DON SUPERIOR, ES EL DON DE LA CONTEMPLACIÓN. Sabiduría saber, conocer e indagar EL DON DE CONSEJO (PRUDENCIA DIVINA): ES LA RAZÓN ETERNA, ES LA MENTE DE DIOS QUE ME ILUMINA Y MARCA EL CAMINO QUE DEBO SEGUIR EN CADA MOMENTO DE MI VIDA, CON AUDACIA, CON SEGURIDAD Y RAPIDEZ, Y PRODUCE EN MI CORAZÓN TRANQUILIDAD Y PAZ. (ME INDICA COMO Y CUANDO ACTUAR). Consejo; orientar, guiar y conocer. EL DON DE FORTALEZA: ME HACE SUPERAR TODAS LAS DIFICULTADES, ELUDIR TODOS LOS PELIGROS Y RESISTIR LOS EMBATES. ME LLENA DE FUERZA DIVINA Y PORQUE CUENTO CON DIOS ESTOY REVESTIDO DE LA FORTALEZA DIVINA. Fuerza, valentía, coraje, soporte y aguante. EL DON DE CIENCIA: POR ESTE DON VEO TODAS LAS CREATURAS COMO REFLEJOS DE DIOS, REFLEJOS DE SU BONDAD, DE SU HERMOSURA DIVINA Y AL MISMO TIEMPO COMO MEDIOS PARA IR A DIOS, ESCALAS LUMINOSAS POR LAS QUE SUBO AL CIELO. Ciencia es el conocimiento de Dios para poder usar la ciencia y no que la ciencia te utilice a ti. EL DON DE TEMOR DE DIOS: ES UN TEMOR FILIAL QUE BROTA DE LAS ENTRAÑAS MISMAS DEL AMOR QUE ME IMPIDE APARTARME DE DIOS Y ME ALEJA DE TODO LO QUE PUEDA SEPARARME DE EL No es miedo. Es el temor de alejarnos de Dios por el pecado y estar solos sin Él. También es respeto a Dios porque cuando tú amas a alguien pues lo respetas. EL DON DE PIEDAD: DESARROLLA EN MI EL AMOR FILIAL A DIOS Y POR SER SU HIJO, ME OCUPO DEL HONOR Y DE LA GLORIA DE MI PADRE, ME HACE SENTIR LA FRATERNIDAD CON TODOS LOS HOMBRES Y VIVIR EN ARMONÍA CON EL UNIVERSO Piedad Amor, misericordia. En la medida que dejemos actuar a la Gracia, es decir al Espíritu Santo en nosotros, sus dones se van a ir desarrollando para que demos testimonio de una vida nueva, renovada y nosotros al ser nuevos, un HOMBRE O MUJER NUEVOS, Todo lo que hagamos tendrá como resultados frutos de Santidad. Escuchemos como el apóstol San Pablo nos dice cuales son los frutos de la Santidad. En cuanto a las consecuencias de esos desordenados apetitos, son bien conocidas: fornicación, impureza, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, discordias, rivalidad, ira, egoísmo, disensiones, cismas, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes. Los que hacen tales cosas -os lo repito ahora, como os lo dije antesno heredarán el reino de Dios. En cambio, los frutos del Espíritu son: amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre, y dominio de sí mismo. No hay ley frente a esto. Gal 5, 19-23. Escuchamos claramente cómo son los frutos de la carne, con los cuales no gozamos de la vida Divina, que nos impiden gozar del Reino de Dios; en cambio los frutos del Espíritu nos purifican y nos dan vida y vida en abundancia. Estamos llamados a vivir en el Espíritu. Si dejamos que actúe el Espíritu Santo en nosotros, los frutos de esta acción estarán al servicio de nuestros hermanos, y se notarán inmediatamente los frutos del Espíritu Santo: Alegría, paciencia, mansedumbre, paz, etc. Si el fruto no aparece, no significa que no exista el don, es que no nos hemos dejado llevar por el Espíritu Santo, no hemos confiado en él. Hay que dejarnos tocar por el fuego del Espíritu Santo. Sé como un barco con vela que se deja llevar por el viento y la fuerza del Espíritu quien te guíe y no como el barco con remo que por tus propias fuerzas te dejes llevar y guiar. 9.- HAY QUE DEJAR ACTUAR AL ESPÍRITU SANTO EN NOSOTROS. El Espíritu Santo nos va haciendo cada vez más Santos, nos asemeja a la persona de Cristo. Nos impulsa a dar testimonio de esta acción de Dios, a realizar apostolado. Nos cambia del hombre viejo (con egoísmo, manías, orgullo, etc.) al hombre nuevo (con amor, entrega, paz, alegría, etc.). Nos renueva la FE, ESPERANZA Y CARIDAD. Todo ello si en verdad dejamos actuar al Espíritu Santo. ¿Cómo dejarlo actuar? A través de la oración Lectura de la palabra de Dios. Frecuentar los sacramentos. Especialmente la Eucaristía. La asesoría espiritual. etc. Hay que ofrecer toda nuestra vida a Dios, para que Él la Santifique, regalarle a Dios cada uno de nuestros actos, que nos haga más dignos de su amor para que podamos ser testigos suyos en el mundo, testigos de paz y amor. Si el Espíritu Santo vive en mi todo debe cambiar, mis relaciones con mis amigos, novio (a), padres, hermanos, con todo mundo. Acaso no saben que ellos también son templos del Espíritu Santo. ¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros. 1 Cor 3, 16-17. Pidan al Espíritu Santo antes de comenzar el día, antes cualquier cosa pide al Espíritu Santo 10.- CONCLUSIÓN. Solo por medio del Espíritu Santo lograremos la plenitud de la vida de gracia, sin él, no. Y solamente gracias al Espíritu Santo, estaremos compartiendo la vida de Dios (Gracia) la cual nos santifica y dará la mayor fuerza a nuestro apostolado. 11.-ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO. ¡Oh, Espíritu Santo! Amor del Padre y del Hijo, inspírame siempre lo que debo PENSAR, lo que debo DECIR, cómo debo decirlo, lo que debo CALLAR, lo que debo ESCRIBIR, como debo ACTUAR, lo que debo hacer para procurar tu gloria, el bien de las almas y mi propia santificación. ¡Oh, Espíritu Santo! ayúdame a ser bueno y fiel a la Gracia de Dios, e inflama al mundo que se materializa, en el fuego de tu amor. Amén. Es bueno poner un canto en el cual el joven deje entrar en su vida al Espíritu Santo y sobre todo se deje guiar por Él. TEXTOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA TEXTOS DEL CATECISMO UNIVERSAL. Artículo 8 "CREO EN EL ESPÍRITU SANTO" 687 "Nadie conoce lo intimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva pero no se revela a sí mismo. El que "habló por los profetas" nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a El no lo oímos. No lo conocemos sino en la obra mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu verdad que nos "desvela" a Cristo "no habla de sí mismo" (Jn 16, 13). Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por que "el mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce", mientras que los que creen en Cristo lo conocen porque El mora en ellos (Jn 14, 17). 688 La Iglesia, comunión viviente en la fe de los Apóstoles que ella transmite, es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo: - en las Escrituras que El ha inspirado; - en la Tradición, de la cual los Padres de la Iglesia son testigos siempre actuales; en el Magisterio de la Iglesia, al que El asiste; - en la Liturgia sacramental, a través de sus palabras y sus símbolos, en donde el Espíritu Santo nos pone en comunión con Cristo; - en la oración en la cual Él intercede por nosotros; - en los carismas y ministerios mediante los que se edifica la Iglesia; en los signos de vida apostólica y misionera; -en el testimonio de los santos, donde Él manifiesta su santidad y continúa la obra de la salvación. LA MISIÓN CONJUNTA DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU 689 Aquel al que el Padre ha enviado a nuestros corazones, el Espíritu de su Hijo (cf. Ga 4, 6) es realmente Dios. Consubstancial con el Padre y el Hijo, es inseparable de ellos, tanto en la vida íntima de la Trinidad como en su don de amor para el mundo. Pero al adorar a la Santísima Trinidad vivificante, consubstancial e indivisible, la fe de la Iglesia profesa también la distinción de las Personas. Cuando el Padre envía su Verbo, envía también su aliento: misión conjunta en la que el Hijo y el Espíritu Santo son distintos pero inseparables. Sin ninguna duda, Cristo es quien se manifiesta, Imagen visible de Dios invisible, pero es el Espíritu Santo quien lo revela. 690 Jesús es Cristo, "ungido", porque el Espíritu es su unción y todo lo que sucede a partir de la encarnación mana de esta plenitud (cf. Jn 3, 34). Cuando por fin Cristo es glorificado (Jn 7, 39), puede a su vez, de junto al Padre, enviar el Espíritu a los que creen en El: El les comunica su gloria (cf. Jn 17, 22), es decir, el Espíritu Santo que lo glorifica (cf. Jn 16, 14). La misión conjunta y mutua se desplegara desde entonces en los hijos adoptados por el Padre en el Cuerpo de su Hijo: la misión del Espíritu de adopción será unirlos a Cristo y hacerles vivir en El: La noción de la unción sugiere... que no hay ninguna distancia entre el Hijo y el Espíritu. En efecto, de la misma manera que entre la superficie del cuerpo y la unción del aceite ni la razón ni los sentidos conocen ningún intermediario, así es inmediato el contacto del Hijo con el Espíritu... de tal modo que quien va a tener contacto con el Hijo por la fe tiene que tener antes contacto necesariamente con el óleo. En efecto, no hay parte alguna que este desnuda del Espíritu Santo. Por eso es por lo que la confesión del Señorío del Hijo se hace en el Espíritu Santo por aquellos que la aceptan, viniendo el Espíritu desde todas panes delante de los que se acercan por la fe (san Gregorio Niceno, Spir. 3, 1). II EL NOMBRE, LOS APELATIVOS Y LOS SÍMBOLOS DEL ESPÍRITU SANTO El nombre propio del Espíritu Santo 691 "Espíritu Santo", tal es el nombre propio de Aquel que adoramos y glorificamos con el Padre y el Hijo. La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo profesa en el bautismo de sus nuevos hijos (cf. Mt 28, 19). El término "Espíritu" traduce el termino hebreo Ruah, que en su primera acepción significa "soplo, aire, viento", Jesús utiliza precisamente la imagen sensible del viento para sugerir a Nicodemo la novedad trascendente del que es personalmente el Soplo de Dios, el Espíritu divino (Jn 3, 58). Por otra parte, Espíritu y Santo son atributos divinos comunes a las tres Personas divinas. Pero, uniendo ambos términos, la Escritura, la Liturgia y el lenguaje teológico designan la persona inefable del Espíritu Santo, sin equivoco posible con los demás empleos de los términos "espíritu" y "santo". Los apelativos del Espíritu Santo 692 Jesús, cuando anuncia y promete la venida del Espíritu Santo, lo llama el "Paráclito", literalmente "aquel que es llamado junto a uno", advocatus (Jn 14, 16. 26; 15, 26; 16, 7). "Paráclito" se traduce habitualmente por "Consolador", siendo Jesús el primer Consolador (cf. 1 Jn 2, 1). El mismo Señor llama al Espíritu Santo "Espíritu de Verdad" (Jn 16, 13). 693 Además de su nombre propio, que es el más empleado en el libro de los Hechos y en las cartas de los Apóstoles, en san Pablo se encuentran los siguientes apelativos: el Espíritu de la promesa (Ga 3, 14; Ef 1, 13), el Espíritu de adopción (Rm 8, 15; Ga 4, 6), el Espíritu de Cristo (Rm 8, 11), el Espíritu del Señor (2 Co 3, 17), el Espíritu de Dios (Rm 8, 9.14; 15, 19; 1 Co 6, 11; 7, 40), y en san Pedro, el Espíritu de gloria (1 P 4, 14). La espera del Mesías y de su Espíritu 711 "He aquí que yo lo renuevo" (Is 43, 19): dos lineas proféticas se van a perfilar, una se refiere a la espera del Mesías, la otra al anuncio de un Espíritu nuevo, y las dos convergen en el pequeño resto, el pueblo de los pobres (cf. So 2, 3), que aguardan en la esperanza la "consolación de Israel" y "la redención de Jerusalén" (cf. Lc 2, 25. 38). Ya se ha dicho cómo Jesús cumple las profecías que a El se refieren. A continuación se describen aquellas en que aparece sobre todo la relación del Mesías y de su Espíritu. 714 Por eso Cristo inaugura el anuncio de la Buena Nueva haciendo suyo este pasaje de Isaias (Lc 4, 18-19; cf. Is 61, 12): El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos proclamar un año de gracia del Señor. 715 Los textos proféticos que se refieren directamente al envío del Espíritu Santo son oráculos en los que Dios habla al corazón de su Pueblo en el lenguaje de la Promesa, con los acentos del "amor y de la fidelidad" (cf. Ez. 11, 19; 36, 25-28; 37, 1-14; Jr 31, 31-34; y Jl 3, 1-5), cuyo cumplimiento proclamará san Pedro la mañana de Pentecostés, (cf. Hch 2, 17-21). Según estas promesas, en los "últimos tiempos", el Espíritu del Señor renovará el corazón de los hombres grabando en ellos una Ley nueva; reunirá y reconciliará a los pueblos dispersos y divididos; transformará la primera Creación y Dios habitará en ella con los hombres en la paz. 716 El Pueblo de los "pobres" (cf. So 2, 3; Sal 22, 27; 34, 3; Is 49, 13; 61, 1; etc.), los humildes y los mansos, totalmente entregados a los designios misteriosos de Dios, los que esperan la justicia, no de los hombres sino del Mesías, todo esto es, finalmente, la gran obra de la misión escondida del Espíritu Santo durante el tiempo de las promesas para preparar la venida de Cristo. Esta es la calidad de corazón del Pueblo, purificado e iluminado por el Espíritu, que se expresa en los Salmos. En estos pobres, el Espíritu prepara para el Señor "un pueblo bien dispuesto" (cf. Lc 1, 17). TEXTOS DE S.S. JUAN PABLO II. 1. A través del Espíritu Santo, el mismo Jesús asume la responsabilidad final de la aceptación de su palabra y del crecimiento de su Iglesia. 2. Después de su ascensión al cielo, nuestro Señor Jesucristo envió el Espíritu Santo a los Apóstoles y a la Iglesia. El Espíritu Santo fue el primer don de Jesús a los que creen. Jesús mismo había anunciado la venida del Espíritu de Verdad cuando dijo: "...El dará testimonio de mí, y vosotros daréis también testimonio" (Jn. 15,26-27). 3. Creemos todos que un mismo Espíritu conduce la comunidad y los corazones de los hombres, y un mismo Espíritu es el que ha dado vida a vuestro servicio en la Iglesia. Justamente en los momentos de mayor dificultad estad dispuestos a abandonamos a este Espíritu. 4. El Espíritu que vosotros habéis recibido, es, finalmente, el Espíritu de la unidad. Que no falten a vuestras comunidades y a vosotros que las representáis los dones que el Espíritu concede para edificación de la Iglesia (cf. 1 Cor 14,12). Que este Espíritu haga brotar y crecer en vosotros, como principio vital de vuestra auténtica eclesialidad, un gran amor a la misma Iglesia, amor filial, maduro y sencillo al mismo tiempo, amor tierno y resuelto, capaz de alegrías y de sacrificios. Que sea este amor la inspiración de vuestra vida. 5. El Espíritu Santo es quien inspira todos los esfuerzos apostólicos y los lleva a plenitud. Jesús habla de esto cuando dice: "el Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése os lo enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que yo os he dicho" (Jn 14,26). 6. El Espíritu Santo "habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles", "introduce la Iglesia en la verdad toda entera" y le "asegura la unidad de la comunión y del ministerio", "la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos"; en virtud del Evangelio, el Espíritu Santo rejuvenece a la Iglesia y la renueva sin cesar, encaminándola a la unión perfecta con su Esposo, Cristo (cf. ib.). Así, el Espíritu Santo despliega en la Iglesia "la insondable riqueza de Cristo", y vuelve su aspiración hacia Cristo y hacia su Padre (cf. Ap 22,17). 7. Es la obra del Espíritu Santo; es El quien da testimonio de Jesús en esta nuestra época y quien confirma a todos sus miembros como testigos del Señor Jesús y de su Evangelio de amor. 8. Pidamos todos con perseverancia al Espíritu Santo que remueva todas las divisiones de nuestra fe, que nos conceda aquella perfecta unidad en la verdad y en el amor por la que Cristo oró, por la que Cristo murió: "para reunir en uno a todos los hijos de Dios que estaban dispersos" (Jn 11,52). 9. Antes de dejar visiblemente este mundo, Cristo nos prometió y nos hizo don de su Espíritu, para que no olvidásemos sus palabras.