cine Nuria González en el papel de Carmen. © Joan Tomás 114 / El Viejo Topo cine Un ángel necesario A propósito de Mataharis texto de Josep Torrell E n el núcleo argumental de Mataharis (2007), de Iciar Bollaín, hay un conflicto laboral: una empresa multinacional pretende convertir los puestos de trabajo fijos en precarios en una empresa subcontratada. Amparada con mentiras, la patronal contrata a una agencia de detectives para estar al corriente de los movimientos de sus asalariados. Pero la detective encargada (María Vázquez, en un papel que no tenía grandes asideros), titubea ante su trabajo y duda sobre sus consecuencias. De sus dudas va a depender la lucha emprendida por los trabajadores. El conflicto laboral –en condiciones nada fáciles para los trabajadores– es el infierno cotidiano de quienes no están en el paro; y el más habitual es precisamente perder la antigüedad en el puesto de trabajo. Sólo en una multinacional es posible oponerse con esperanzas de vencer, entre otras cosas por razones de publicidad. Muchas veces, también, contra los sindicatos. Todo ello está bien visto en la película. Sólo que la detective que duda no es real. A diferencia de sus compañeras de la agencia, sus señas de identidad se desvanecen. Suena a nada decir que procede de Montforte de Lemos, que dejó sus estudios de periodismo y que vive sola sin más compañía de un gato. Cuando termina la película, una parte de los espectadores reacciona mal: querría conscientemente que su personaje fuera más malvado, que cumpliera su cometido traicionando a los obreros, y que no estableciese ningún vínculo entre ella y las víctimas del conflicto. Pero si este vínculo existe, es porque ella así lo afirma. Pero afirmando este vínculo con los perdedores de esta parte del mundo el personaje se torna irreal: un fantasma. Nadie –o muy pocos– arriesgaría tanto a cambio de tan poco: sólo la solidaridad con las víctimas, y la satisfacción consigo misma. No estamos hablando de persona, más bien de ángeles. Un ángel necesario, porque anuncia la verdad de la lucha de clases. Pero un ángel inventado, un ángel de película, como señalan claramente los últimos planos, que ruedan a la actriz en contrapicado, contra el cielo y las torres de la ciudad, como dispuesta a emprender de nuevo el vuelo y desaparecer. Un ángel que señala un área de realidad que permanece oculta para la inmensa mayoría del cine español. Para que el ángel necesario fuera también un ángel convincente tendría que luchar por algo más, algo que le diera consistencia. Para que fuera una corporeidad con la que pudieran identificarse los humillados y ofendidos, habría de luchar por transformar el mundo y cambiar la vida. No es fácil. Serán necesarios miles de ángeles para que la clase obrera vuelva a confiar en sí misma para cambiar el mundo. Y sería necesario algo más, para que estos ángeles de la anunciación fueran consecuentes, en vez de atemorizados ángeles de la historia, como el de Klee y Benjamin, paralizados ante la visión de las derrotas. En el primer momento, para que entren ángeles rojos en las fábricas, probablemente habrá que empezar la labor fuera, como los viejos cristianos, luchando sin esperanza de ganar. Es decir, empezar fuera del puesto de trabajo, lejos de jefes, de El Viejo Topo / 115 cine © Pipo Fernández María Vázquez en el papel de Inés. © Joan Tomás encargados y de compañeros que sólo conocen cuánto ganan, pero sabiendo que sin ellos no habrá nunca una sociedad emancipada. Estos ángeles tendrían que vivir una nueva cotidianeidad, en la que no podrán aplazarse hasta un mañana leva razón la improbable las aspiraciones incineasta al sugerir que dividuales. Ciertamente lleva estos ángeles habrán razón la cineasta al sugerir que de ser al principio del estos ángeles habrán de ser al género femenino: el principio del género femenino: el violeta del feminismo ha de violeta del feminismo contaminar las banderas de los ha de contaminar las trabajadores. Habrá que repenbanderas de los sar viejas consignas, como la de trabajadores. que lo personal es político, y habrá que saber aprender (y saber enseñarlo a los otros). Por lo demás, es acertado ver a estos ángeles desposeídos de automóvil privado, pero también de otros productos sucedáneos L 116 / El Viejo Topo La directora Iciar Bollaín que sólo sirven para calmar la sed de falsas necesidades. Una organización de ángeles rojos habrá de sustentarse en la eficacia, pero también en la amistad y la fraternidad. Pero sobre todo, hay algo que los ángeles del presente no deben olvidar: como dijo Lenin, hay que soñar. En ángeles, por ejemplo