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¿Cómo saber si tiene un problema de adicción sexual? Expertos le explican
En su libro ‘Atrapados en el sexo’, el médico siquiatra español Carlos Chiclana expone, con la ayuda de estudios científicos e historias de pacientes,
algunos tratados en su consulta cómo esta esclavitud es producto de la hipersexualidad.
Por: Meryt Montiel Lugo | Editora Equipo de Domingo Domingo, Febrero 16, 2014
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Contrario a lo que muchos creen, las conductas sexuales
desordenadas esclavizan a las personas. Ese supuesto
placer que tanto buscan para sentirse bien y liberadas las
termina atrapando a tal punto que las hace sentir mal
consigo mismas y las llenan de vergüenza o frustración.
Y las consecuencias de esta esclavitud pueden ser
personales, conyugales, económicas, laborales y
sociales.
En su libro ‘Atrapados en el sexo’, el médico siquiatra
español Carlos Chiclana expone, con la ayuda de
estudios científicos e historias de pacientes, algunos
tratados en su consulta (por supuesto, previo
consentimiento y bajo el anonimato), cómo esta
esclavitud es producto de la hipersexualidad,
comportamiento que tiene un síntoma claro: “cuando el
sexo está fuera de control y te molesta a ti, a los demás, a todos”.
El doctor, profesor de psicopatología de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU_San
Pablo, de Madrid, atendió las inquietudes de El País sobre esta temática, con el propósito de
contribuir a una sexualidad plena, libre y sana de nuestros lectores.
Doctor, ¿la hipersexualidad es sinónimo de adicción sexual?
Ampliar
La obra está dedicada a aquellos que desean tener una vida
sexual libre, plena y sana.
No es sinónimo, porque la psicopatología que subyace en esta conducta (la hipersexualidad)
puede ser de tipo adictivo, impulsivo o aprendida. También puede ser secundaria a una patología
mental como la depresión, el déficit de atención con impulsividad, obsesivo-compulsivo o
ansiedad.
Colprensa.
Nos encontramos también con personas que han desarrollado un hábito que les hace daño, sin
que tengan ninguna patología en concreto, pero es una conducta aprendida y de la que no saben desengancharse, que les genera grandes dificultades
en la vida diaria.
¿Qué parámetros nos indican que existe una conducta sexual desordenada?
El principal es tener la sensación de pérdida de libertad. Es lo que refieren las personas que piden ayuda: “Me siento atrapado”, “me encuentro
esclavizado”, “no puedo no hacerlo”. El segundo mejor parámetro es el sufrimiento personal y de los que le rodean.
Además, las consecuencias de estas conductas no son indiferentes para la sociedad. A veces no nos damos cuenta hasta que pasa algo grave. Como
el caso de esa persona a la que echaron del trabajo por consumir pornografía en el puesto laboral.
Tiene un componente social y de salud pública muy importante tanto por las consecuencias adversas personales y relacionales como las rupturas de
familias, de parejas afectivas y la disfunción conyugal, el divorcio, la asunción de riesgos sexuales para adquirir y diseminar enfermedades de
transmisión sexual, incluida la infección por el VIH, y los embarazos no deseados.
¿La hipersexualidad se considera una disfunción o una enfermedad?
Se considera una conducta fuera de control. Algunos estamos investigando para intentar conocer si existe la hipersexualidad primaria, si tiene un
substrato biológico, si es solo una conducta sintomatológica de otras patologías o si es una conducta aprendida. Estudios recientes con la onda p300
(examen que puede ser registrado mediante electroencefalografía) no han encontrado alteraciones, esto explica que en esa muestra no había una
disfunción cerebral, y nos pone más en la pista de una conducta desordenada por un mal aprendizaje.
¿Qué señales debemos tener en cuenta para reconocer a los hipersexuales?
Desde fuera no hay señales que les marquen, como puede notarse en el consumo de un tóxico. Ellos saben que tienen un problema, no pueden
encauzar de forma sana su conducta sexual ni integrarla en su proyecto vital.
Es curioso que antes de que los profesionales nos interesáramos por esta realidad, las personas que lo padecían ya se habían asociado para buscar
salidas. Es el ejemplo de sexólicos anónimos. En Colombia están presentes y se les localiza fácilmente en la red.
Lo importante es saber que es una persona que la está pasando mal, pero que tiene una salida. La población general ha de saber que este problema
existe y que tiene solución, que lo pueden consultar en sus centros de salud.
Cuando se habla de adicto al sexo se llega a pensar en el hombre o en la mujer que quiere copular de forma
frecuente e indiscriminada. Pero por los ejemplos que usted da en su libro hay otras conductas (masturbación
frecuente, consumo de mucho porno, la búsqueda en internet todo lo que tiene que ver con sexo, etc)...
Acláreme entonces: ¿Se puede ser adicto si se observa solo una de estas conductas o deben estar presentes
varias de ellas?
Basta con que sea una conducta y de hecho lo más frecuente es el consumo de pornografía y la masturbación. Se da con conductas heterosexuales y
homosexuales, con relaciones consentidas con adultos, visitas a prostíbulos, clubes de streptease, sexo utilizando internet o teléfono.
¿Qué tan factible es que la hipersexualidad se deba a factores como la inmadurez personal o porque las
personas provienen de familias caóticas?
Es muy factible. En las personas con hipersexualidad se ha encontrado que sus relaciones de apego son de tipo inseguro o evitativo. Esto puede
generar una afectividad desordenada, mal educada o con necesidades especiales. Dicho de una manera menos científica por un paciente: “Porque
estoy íntimamente persuadido de que el centro de mi problema no son los testículos, sino el corazón”.
En su libro da el ejemplo del señor que se masturba 7 veces al día desde hace 17 años y se siente mal por hacer
eso. Bajo ese parámetro, ¿qué es lo considerado excesivo en conductas como masturbarse, tener relaciones
sexuales, consumir porno o tener cibersexo?
No hay un medidor de ‘sexualidad normal’, porque existen muchas variables que enmarcan una sexualidad normal: edad, formación, respeto, afecto,
amor, cariño, satisfacción, identidad, placer, relaciones y valores personales, proyecto vital. Lo interesante es que cada persona pueda gobernar su
vida.
Existen instrumentos y pruebas diagnósticas que nos ayudan a calibrar si es un problema o no. Es necesario que las apliquen profesionales de la salud.
El principal indicador es el malestar personal que hace notar que algo no va bien. Además, es señal de alerta: el excesivo tiempo invertido y de
dedicación a la conducta, si la necesito para afrontar sentimientos y estados emocionales, si la utilizo para afrontar problemas de la vida cotidiana, si no
consigo controlarla aunque me lo haya propuesto, si por culpa de esto me puedo hacer daño a mí o a otros; si me molesta, no quiero que se sepa y me
causa problemas.
¿Cuáles son las consecuencias de una vida sexual desordenada?
1. Personales: el modo de pensar y entender la sexualidad está distorsionado; pérdida de autoestima y confianza en uno mismo, sentimientos de
incapacidad; alteración en el bienestar espiritual; malestar personal; sufrir humillaciones o desprecios.
2. Económicas: pérdidas de empleo; gastos de dinero excesivos o improcedentes.
3.Interpersonales: rupturas sentimentales; perder la confianza de alguien; alteración o dificultades en las relaciones interpersonales; dañar
emocionalmente a otros; aislamiento social; irresponsabilidad en el cuidado de alguien que me importa; rupturas matrimoniales.
4. Médicas: enfermedades de transmisión sexual; relaciones sexuales no saludables físicamente; desmejora de la salud general.
5. Otras: problemas legales (denuncias, detenciones); comportamientos irresponsables; dejar metas u objetivos importantes; expulsión de
organizaciones.
¿Cuándo se puede hablar de adicción al sexo?
No me gusta hablar de adicción al sexo ni tengo especial interés en defender su existencia. Sí que tengo interés en que se facilite a las personas la
formación necesaria en sexualidad, en que las mujeres y hombres que experimenten que no pueden controlar su conducta sexual sepan que pueden
solicitar ayuda a los médicos o psicólogos. Uno de los expertos en esta conducta, el Dr. Patrick Carnes, que dirige una clínica monográfica (que estudia
con detalle un solo tema) de esta temática en Norteamérica, dio ciertos criterios diagnósticos de la adicción sexual (ver recuadro).
La mujer que se masturbaba todas las mañanas al bañarse, o el señor que dentro de su ritual nocturno tenía que
masturbarse porque si no, “quedo intranquilo y angustiado”. ¿Ellos son adictos o hipersexuales?
Estos serían casos típicos de hipersexualidad secundaria a un trastorno obsesivo compulsivo. De hecho, en ambos casos, con el tratamiento para esta
patología, la hipersexualidad desapareció.
¿Más de cinco horas a la semana viendo o teniendo sexo en línea es característica de un adicto al sexo?
Podría ser. El sexo en línea es un sucedáneo de la sexualidad. Es un negocio, no nos engañemos. Los adictos piden ayuda por la insatisfacción que
presentan, la sensación de pérdida de control o las consecuencias que está teniendo en sus relaciones de pareja o conyugales, en el trabajo,
económicas.
Hace unas semanas tuve una sesión de este tema con más de 100 chicos de 17 años. Les facilité mi mail por si querían consultar algo. Varios me han
escrito diciendo que no pueden no consumir pornografía, que les altera la concentración y el tiempo de estudio, que aunque lo han intentado no pueden
desengancharse. No necesitaban que les explicasen que es un problema, lo que necesitan es que les echen una mano.
¿La hipersexualidad se puede aprender? Lo pregunto por el caso que expone en su libro: la hija que ve al papá
todas las noches teniendo sexo en red y ella después hace lo mismo. ¿O puede ser debido a un factor genético?
Sí se puede aprender. Por eso es muy necesario que facilitemos buena formación a los niños y adolescentes, que les protejamos de la pornografía en
la red, de la sexualidad precoz y que sean expertos en sexualidad, de modo que la puedan integrar en un proyecto personal de amor y afecto que es
donde más jugosa y mejor florece la vida sexual, para que vivan una sexualidad de calidad, con excelencia y elegancia. No hay ningún estudio que
muestre una asociación genética.
¿Para usted qué es una sexualidad libre y sana?
Una sexualidad sana y libre es la que vive en el escenario de la salud, el crecimiento, el desarrollo, el progreso, la vida, el respeto, la alegría, el equilibrio,
la mesura, la comunicación, la sabiduría, la expresividad, el afecto, el disfrute, el compromiso, el enriquecimiento de tu vida a través de los valores
sexuales. No únicamente como una dimensión biológica y fisiológica de expresión genital, sino también como expresión ética, moral, espiritual y social
de la persona decidida a ser libre y amar, a ser dueña de sí misma y a donarse en la sexualidad.
¿Cómo detectar la adicción sexual?
Según el doctor Patrick Carnes, el adicto deberá presentar tres o más de estos síntomas:
1. Fracaso persistente en resistirse al impulso de llevar a cabo una conducta sexual.
2. Frecuente dedicación a la conducta sexual, con más tiempo del previsto o de forma más intensa de la deseada.
3. Deseo persistente y esfuerzos infructuosos para parar, reducir o controlar los comportamientos sexuales.
4. Dedicación de un enorme gasto de tiempo para obtener la conducta sexual, dedicarse
a ella o recuperarse de ella.
5. Preocupación por la conducta sexual o las actividades rituales previas.
6. Frecuente participación en conductas sexuales cuando debería atender obligaciones laborales, académicas, domésticas o sociales.
7. Continúa con su conducta sexual a pesar de que es consciente de que tiene un problema social, económico, psicológico o físico que es causado o
aumentado por la conducta sexual.
8. Necesita aumentar la intensidad, frecuencia, número de veces o riesgo de la conducta sexual para conseguir el efecto deseado, o disminuye el
efecto de la conducta sexual cuando se realiza con el mismo nivel de intensidad, frecuencia, número de veces y riesgo.
9. Abandona o limita sus actividades sociales, laborales o de ocio por culpa de la conducta sexual.
10. Presenta malestar, ansiedad, inquietud e irritabilidad si no puede llevar a cabo la conducta sexual
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