Óscar pasó 145 días en la cárcel por un error Óscar Zambrano recuerda con claridad la hora exacta en la que recuperó su libertad: eran las 11:30 del martes 28 de octubre de 2014. En ese minuto, la jueza finalmente pronunció las palabras que este manabita había esperado escuchar desde hace varios meses atrás: “Zambrano Óscar se revoca medida de prisión preventiva. Queda libre”. El calvario de Óscar y de toda su familia había empezado casi cinco meses atrás, el viernes 6 de junio de 2014, cuando decidió acercarse a las oficinas de la Agencia de Tránsito para matricular su moto. Para su sorpresa, la señorita que lo atendió le indicó que no podía realizar el trámite por el que había ido, porque existía una boleta de captura a su nombre. “La chica me preguntó, ¿usted tiene problemas con la ley? Le dije que no”, recuerda. Luego, le indicó que debía acercarse a la Policía Judicial (PJ). Cuando llegó y preguntó sobre el tema, ningún funcionario pudo indicarle de qué se trataba y mientras pedián que se envíe la información de Santa Elena le indicaron que debía quedarse allí. Cuatro horas después llegó la documentación de Santa Elena y en ese momento solo le dijeron “queda detenido”. Óscar no sabía muy bien qué pasaba, realmente no entendía mayor cosa de lo que ocurría. Era algo relacionado con un accidente de tránsito, extraño para él porque no sabe conducir vehículos, nunca le ha gustado, entonces, nunca aprendió. Él se moviliza en su moto, la misma que ese día quiso matricular. “En el papel que vino no estaba mi número de cédula, lo pusieron a lápiz ese rato”, cuenta. La llamada que le permitieron hacer fue para hablar con su madre. Él le dijo: “Mami, me tienen detenido”. Modesta no podía comprender qué pudo haber hecho su muchacho. “Él va de la casa al trabajo y del trabajo a la casa”. Los Zambrano Moreira viven en Portoviejo, la capital de la provincia de Manabí, exactamente en el barrio El Florón, por más de 28 años. Óscar tiene treinta años, vive con su pareja, Patricia. Nació en Santa Ana, pero desde los dos años vive en El Florón. Esa llamada llenó de angustia a Modesta. Inmediatamente ella y sus otros hijos acudieron a ver a Óscar. Cuando llegaron lo encontraron esposado a una silla. A Óscar lo acusaban de ser el conductor fugado de un accidente de tránsito que ocurrió el 11 de julio de 2012, en el que tres personas perdieron la vida: un señor de 68 años, su esposa de 69 y su suegra de 84. De acuerdo al parte policial, el vehículo Spark en el que viajaban las tres personas fallecidas y el conductor, se estrelló de frente contra la base de un puente en la vía Guayaquil - Salinas. De acuerdo a los testimonios de varias personas que vieron el accidente, el conductor salió del auto ensangrentado y corrió. La única prueba que tenían en contra de Óscar Zambrano son las declaraciones de un sobrino de los fallecidos: “El que me acusa dice que ve un SOAT a mi nombre Zambrano Moreira. Si me acusa tiene que estar ahí mi número de cédula. Ahí no hay. Tanta gente acá en Manabí es Zambrano Moreira”, recalca Óscar. Ese sábado 7 de junio, un día después de su detención, lo llevaron a Guayaquil tal como le habían informado. “Yo estuve en la Peni (Penitenciaria del Litoral) media hora. No me dejaron porque no tenían orden de traslado. De ahí me llevaron a Santa Elena”, cuenta. Ahí pasó Óscar nueve días. El espacio era muy pequeño y oscuro. No había cama para él: “Los primeros dos días yo dormí en un cartón, después trajeron una colchoneta”. Tampoco tenía comida. A sus familiares se les hacía complicado viajar por la distancia y no les permitían verlo. Entonces comió lo que sus compañeros le brindaban, pero se considera afortunado: “Suerte que el primer día que llegué, sábado a las ocho de la noche, los que estaban presos no me hicieron nada porque estaban preocupados de que ese día domingo los trasladaban a la Peni. Eso fue mi salvación”, dice. Después, fue llevado a las dependencias de la Comisión de Tránsito (CTE) de La Libertad. Ahí las condiciones mejoraron, ya tenía su propia cama. Compartía la celda con doce personas y no podían salir al patio, pero uno de los compañeros tenía televisión, entonces esto le sirvió para matar el tiempo. Cuando Óscar fue detenido contrataron a un abogado privado, pero sus posibilidades económicas no les permitieron continuar costeando sus servicios. Finalmente, una conocida de la familia, que es abogada y trabaja en el Consejo de la Judicatura de Manabí, después de escuchar el caso les dijo que “el chico está injustamente detenido” y les recomendó que fueran a la Defensoría Pública de Santa Elena, allí, con toda seguridad, les ayudarían. Galo Medina, defensor público provincial de Santa Elena, los recibió: “el abogado Galo Medina nos atendió ese mismo día como a las cuatro de la tarde. De ahí para adelante cogimos confianza y nos quedamos con él. Usted sabe un abogado particular cobra tan caro”, comenta Juan Javier. Inmediatamente, Galo Medina pidió un amparo de libertad el 2 de julio de 2014. Hubo varias trabas hasta que le negaron ese pedido, entonces, el Defensor solicitó un hábeas corpus. Mientras tanto, la familia y el Defensor continuaron reuniendo documentación y pruebas. Un día llegó una pista clave. El verdadero conductor del vehículo, un señor Yépez Montoña, había fallecido unos pocos días después del accidente. Tras varias averiguaciones, finalmente lograron localizar el acta de defunción del conductor en Puebloviejo, provincia de Los Ríos. En el documento se señalaba como causa de la muerte: “shock hipovolémico, hemorragia masiva interna y politraumatismos severos, consecuencia de accidente de tránsito”. El señor había fallecido el 16 de julio del 2012, es decir, cinco días después del accidente por el que culpaban a Óscar. El nombre del señor Yépez Montoña constaba en el SOAT que tenía la dueña del vehículo y en las actas de la audiencia de vinculación en la que dictan orden de captura para un Óscar Zambrano Moreira. De todas maneras, el hábeas corpus fue negado. “A los siete días iba a ser la audiencia de juzgamiento, cuenta Óscar. En esos siete días, -hace una pausa y mira a la ventana,yo pensaba, se detiene nuevamente y dice ahora con la voz quebrada, que iba pagar algo que nunca he hecho”. El día de la audiencia no habían solicitado el traslado de Óscar. Fue en ese momento que la jueza pidió que lo trajeran. “Zambrano vístete rapidito porque te vas a audiencia”, le dijo uno de los policías. A las 10:10 se instaló la audiencia con la presencia de Óscar. Casi una hora después se escucharon las anheladas palabras que le permitían recuperar su libertad, tan injustamente arrebatada cinco meses atrás. “Sentí una alegría inmensa que me corría por el cuerpo. Yo ya pensaba que me iban a condenar, cuando me dieron mi libertad lo primero que hice fue abrazar a mi mami, a mi familia, mis amigos, todos estaban ahí en la sala”. Su madre recuerda ese momento: “Yo cargaba una virgencita de Guadalupe metida en mi bolso y la estampita de San Judas. Gracias a Dios salió libre mi hijo”. B090-2015