CONSEJO PERMANENTE DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS COMISIÓN DE ASUNTOS JURÍDICOS Y POLÍTICOS SESIÓN ESPECIAL SOBRE DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO Washington, D.C. 29 de enero de 2010. **** "60 Aniversario de los Convenios de Ginebra: Estado de implementación del DIH en América" Patrick Zahnd Asesor Jurídico Continental Comité Internacional de la Cruz Roja Excelentísimo Señor Presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos, Honorables Señoras y Señores Representantes Permanentes de los países miembros de la Organización de los Estados Americanos; Señoras y señores representantes de los países de la OEA; Señoras y señores funcionarios del Secretariado General de la OEA; Señoras y señores, Actualmente, surge la inquietud de conocer los fundamentos, la forma y las reglas comunes que un orden mundial nuevo y estable podría seguir. Todos fundan este nuevo orden sobre valores y principios comunes y universales, de los cuales las leyes de humanidad forman parte, tal y como se confirmó en la 64 Asamblea General de la ONU. Por estas razones, la celebración del sexagésimo aniversario de los Convenios de Ginebra en el 2009 fue una oportunidad para mirar el pasado, subrayar el papel esencial que han tenido desde hace 6 décadas en lo relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados, examinar y confirmar su pertinencia en el mundo actual, pero sobre todo, en el futuro. Fue la ocasión para los Estados de recordar y reafirmar su voluntad y obligaciones de respetar el DIH, pero también de hacerlo respetar individualmente o colectivamente "en toda circunstancia" de conformidad con el Artículo 1 común pero también con el artículo 89 del Protocolo Adicional 1. También es necesario hacer un uso más eficaz de los mecanismos de implementación propios al DIH que seguido son débiles (acuerdo de las partes) y no vinculantes. Por ejemplo, la Comisión Internacional de Encuesta, creada por el Art. 90 del PA I, jamás ha sido utilizada. Tan sólo 71 Estados, de los cuales 11 en América, han hecho una declaración reconociendo su competencia. Por esta razón, el CICR sigue invitando a los demás Estados a hacer este tipo de declaraciones, darle más importancia a estos mecanismos y reconsiderar su carácter facultativo. Por supuesto que toda iniciativa fuera del marco del DIH que contribuya a hacer respetar el DIH y a proteger a las víctimas de los conflictos y violencia armada es bien recibida, al igual que toda aquella que traduzca la voluntad política y las obligaciones jurídicas en hechos. Vemos con satisfacción el papel que han tenido las Naciones Unidas en la materia, en virtud de sus propias competencias, particularmente las del Consejo de Seguridad y sobre todo las resoluciones y declaraciones presidenciales adoptadas desde hace 10 años. Sus resoluciones buscan reforzar la protección de los civiles en situaciones de conflictos armados y exigen el respeto del DIH por parte de todos los Estados y todas las partes en un conflicto armado. De la resolución 1265 (1999) a la resolución 1894 (2009), esta contribución es crucial a pesar de que se queda confinada al mandato del Consejo. Los Convenios de Ginebra han sido, y siguen siendo, una de las bases más sólidas del orden mundial, tanto pasado como futuro; un pacto entre los Estados y las naciones fundado sobre algunas de las normas más imperativas y universales del derecho internacional, que se convirtieron desde entonces en costumbre. Por ello, todos los Estados tienen la obligación de respetarlas y hacerlas respetar en toda circunstancia. Constituyen garantías fundamentales de todas las personas que se encuentran bajo el poder del enemigo. Sin lugar a duda son la piedra angular del DIH contemporáneo, una red de seguridad para la humanidad no negociable aún en las peores situaciones, fundado sobre un equilibrio constante -y realista- entre las exigencias de humanidad y las necesidades militares. Estos límites absolutos traducen los principios de humanidad comunes a todas las culturas, inspirados y preservados por la conciencia universal y la exigencia de respeto de la vida y la dignidad de las personas en situaciones de conflicto armado. También son el fundamento del mandato y la misión estrictamente humanitaria del CICR y por ende, de su cooperación con los Estados, inclusive en materia de desarrollo, implementación y promoción de esta rama del derecho. Estos Convenios tienen una ambición limitada aunque vital: el respeto y la protección de la vida, la integridad física y la dignidad de las personas que ya no participan o que no participan directamente en las hostilidades, civiles y combatientes heridos o enfermos y prisioneros de guerra de todas las partes de todos los conflictos armados. En el primer plano de las personas protegidas se encuentran los civiles, principales victimas de los conflictos actuales, y en particular los más vulnerables de ellos que son las mujeres y los niños, que muy seguido son objeto de violaciones graves. Efectivamente, el artículo 3 común a los Convenios de Ginebra obliga a todas las partes de un conflicto armado no internacional a proteger a esas personas. La adopción de este artículo célebre representó un avance significativo ya que, por razones humanitarias, los Estados aceptaron respetar reglas y derechos en situaciones que resultaban de su soberanía. Sin embargo, esas situaciones han sido, y siguen siendo, las más frecuentes y dramáticas. Aunque el derecho de los conflictos armados no internacionales se ha desarrollado considerablemente, y muchos tratados y normas son ahora aplicables a todos los conflictos sean o no internacionales, estos últimos están aún incompletos y requieren clarificaciones y/o desarrollos futuros para adaptarse a la evolución de los conflictos y afrontar los desafíos presentes. El CICR ha identificado prioridades en esta materia. Una de ellas es reforzar, clarificar y desarrollar las normas aplicables a las situaciones de los conflictos armados no internacionales. Inspirándose en esta necesidad humanitaria, el CICR ofrece sus servicios de conformidad con su mandato y actúa también en otras situaciones de violencia armada, urbana y otras que no pueden calificarse como conflicto armado pero que también producen víctimas, sufrimientos, necesidades de protección y de normas que deben ser respetadas. A pesar de que el DIH no es aplicable en estas situaciones, el uso de la fuerza por las fuerzas de un Estado debe estar reglamentado y las personas deben seguir beneficiándose de los principios de humanidad y del derecho internacional de los derechos humanos. El difícil trabajo de clarificación y desarrollo de las normas de DIH y de movilización diplomática de los Estados continúa sin pausa desde 1949. Se ha inspirado y sigue inspirándose en los mismos imperativos y principios humanitarios, así como en la necesidad de adaptarlos a la evolución de la naturaleza y desafíos de los conflictos armados contemporáneos. La lista de los tratados adoptados, particularmente en el tema del derecho de la conducción de las hostilidades es larga. Sin embargo, a pesar de que existen ciertas dudas y persisten muchos desafíos, los Estados no han dejado de reafirmar solemnemente la pertinencia de los Convenios de Ginebra en todos los conflictos armados y la exigencia y urgencia de respetar sus normas. También han observado que las infracciones graves de estas normas pueden constituir amenazas a la paz y a la seguridad internacional. De la misma manera, los Estados reafirmaron con solemnidad que la prevención de las violaciones de los Convenios de Ginebra y de otros tratados de DIH depende no sólo de su ratificación universal sino también de su implementación efectiva y completa, su promoción a nivel nacional y su integración en las fuerzas armadas, aún en tiempos de paz. Los países del continente han trabajado mucho en esta dirección y continúan haciéndolo con el apoyo del CICR. Sin embargo, a pesar de que se han reiterado varias veces estos compromisos, este trabajo de mucha envergadura está lejos de haberse terminado en muchos países del mundo. La celebración del 60 aniversario de los Convenios de Ginebra ha sido una ocasión más para todos los Estados, y el CICR, de reafirmar una vez más con firmeza, que la ratificación universal de los tratados de DIH, que contienen muchas de las normas más imperativas de derecho internacional público, y su implementación de manera más exhaustiva, así como su promoción activa a nivel nacional, pueden prevenir las violaciones y las infracciones graves de estas normas. Ustedes no han dejado de recordar la necesidad y urgencia de prevenir y sancionar los crímenes de guerra que quebrantan a la humanidad y amenazan la paz y la seguridad internacionales. Han tomado medidas y este esfuerzo debe seguir de manera constante con determinación y responsabilidad, aun en tiempos de paz, hoy más que nunca. La ratificación de los tratados no basta. Los Estados deben imperativamente integrar las disposiciones de dichos instrumentos en el orden jurídico y administrativo interno de sus países y promoverlas activamente para que sean efectivas. Como ya lo había dicho uno de los primeros presidentes del CICR, Gustave Moynier, "no es suficiente para los Estados conformarse con promulgar nuevas leyes". También hay que promoverlas y enseñarlas. Esto se logra a través de la adopción de legislaciones, de sus decretos de aplicación, de políticas públicas, de medidas prácticas, de su integración en las Fuerzas Armadas y de Seguridad así como en programas de educación universitaria y secundaria. Desde la última sesión especial de diciembre de 2008, los Estados americanos han proseguido sus esfuerzos en esta materia a un ritmo continuo y sistemático a pesar de tener otras prioridades. Los resultados mencionados en el informe que el CICR les entregó hoy lo demuestran. A) Estos resultados son el fruto de una confluencia de factores indispensables - una voluntad política clara; el establecimiento y apoyo al funcionamiento de las Comisiones Nacionales; la designación o existencia de expertos capacitados y competentes en DIH; la cooperación del CICR en estos procesos y en la agenda, de conformidad con su mandato tanto a nivel multilateral como bilateral. El CICR aspira a continuar siendo un interlocutor privilegiado, su asociado y consejero. 1. La exigencia de una voluntad política fuerte y clara El primer punto es la reafirmación de una voluntad política clara de los Estados, tanto del poder ejecutivo como del legislativo, para que tengan conciencia de la importancia del tema, de su dimensión humanitaria pero también política, así como del carácter imperativo de la obligación jurídica de "respetar y hacer respetar" en toda circunstancia, las obligaciones humanitarias tanto convencionales como consuetudinarias. Se trata de un desafío central. Por esta razón, el CICR quiere mantener un dialogo constante con las más altas autoridades políticas, civiles y militares de los Estados en base a esta agenda y recordarles la disponibilidad de nuestros Servicios de Asesoramiento en DIH para asistirlos en esta tarea. Este dialogo es sumamente importante tras la elección de un nuevo gobierno y de parlamentarios, quienes no tienen necesariamente un gran conocimiento de este tema para revisar y promover esta agenda. 1.1. La diplomacia humanitaria multilateral como expresión de la voluntad política Es esta misma voluntad política la que se expresa en la adopción constante de resoluciones en diversos foros multilaterales. Por supuesto, rendimos homenaje a la OEA, cuya Asamblea General cada año desde 1994, adopta una resolución relativa a la aplicación del DIH de gran importancia, muy fuerte y completa. Esto, sin mencionar otras resoluciones relativas al DIH sobre la protección de las personas desplazadas o las personas desaparecidas. Expresamos nuestro deseo de que este año y en el futuro, su Asamblea General, es decir los Estados de forma unánime, continúen adoptando estas resoluciones procurando reforzar más, cuando sea posible, el lenguaje empleado como se hace en otros foros. Esta misma voluntad se expresa en las resoluciones adoptadas por la Conferencia Internacional de la Cruz Roja cada 4 años, por la Asamblea General de las Naciones Unidas y por la Unión Interparlamentaria. La resolución 3 adoptada por la trigésima Conferencia Internacional de la Cruz Roja, contiene un lenguaje muy fuerte y nos guía en nuestra determinación y acción hasta la próxima Conferencia en 2011. No hay que olvidar la Agenda para la Acción Humanitaria que algunos de ustedes se comprometieron a implementar, así como las promesas y compromisos precisos que han hecho para reforzar la aplicación del DIH. La resolución bianual sobre el estado de los protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas traduce este mismo compromiso (ver la resolución 63/186) y establece un mecanismo de seguimiento mediante la presentación de informes nacionales que los Estados y el CICR están invitados a presentar al Secretario General. En lo relativo a las resoluciones del Consejo de Seguridad, hay que prestar especial atención a la 1894 (2009) sobre la protección de los civiles en situaciones de conflicto armado. El primer párrafo operativo exige que los Estados y todas las partes en un conflicto "cumplan estrictamente las obligaciones que les incumben en virtud del DIH" y de las "decisiones pertinentes del Consejo de Seguridad" (OP1 y OP6). Esta resolución también les exige que "consideren la posibilidad de firmar o ratificar los instrumentos pertinentes del DIH … y que adopten las medidas legislativas, judiciales y administrativas apropiadas para cumplir las obligaciones que les incumben en virtud de esos instrumentos"(OP5). Además, les pide que "aseguren la difusión más amplia posible", y finalmente, pero no por ello menos importante, que proporcionen capacitación a los funcionarios públicos, a los miembros de las fuerzas armadas y los grupos armados, a la policía civil y al personal encargado de de hacer cumplir la ley, a los profesionales judiciales y jurídicos, y sensibilizar la sociedad y la población civil sobre disposiciones pertinentes del DIH. Estas resoluciones traducen las convicciones y compromisos así como la importancia, el dinamismo y la competencia de los asuntos humanitarios de la diplomacia multilateral de sus países. 1.2. La importancia y utilidad de implementación y de seguimiento. los mecanismos de Llamo su atención sobre los diversos mecanismos de seguimiento de los compromisos adquiridos en materia de ratificaciones y de implementación, y renuevo nuestra invitación para que contesten los cuestionarios dirigidos a los Estados (o a los parlamentos) para ayudarlos a preparar su informe nacional. Cada uno comprenderá su importancia, aunque podemos destacar que en muchas ocasiones, pocos Estados los contestan, lo que debilita los mecanismos de seguimiento establecidos por los propios Estados. Quisiéramos felicitar a la CAJP por organizar esta sesión especial sobre el DIH y por prever un mecanismo de reporte. También quisiéramos rendir homenaje a los Estados miembros por presentar informes tan completos. Esto traduce la voluntad política de los Estados y la importancia que le otorgan a esta agenda y a estos mecanismos para estimular los esfuerzos nacionales de implementación. 1.3. La importancia del papel de los parlamentos y de los parlamentarios en la implementación del DIH a nivel nacional Evidentemente, el papel del poder legislativo es crucial. Es importante que los parlamentarios estén implicados, capacitados e informados para poder cumplir esta agenda, aprobar la ratificación de tratados de DIH y las legislaciones nacionales que los implementan. Sugerimos que las comisiones competentes y los parlamentarios influyentes en esta área estén informados y asociados a los procesos de preparación de los expedientes de estos proyectos. Cada uno de los parlamentos nacionales de los países de la región es miembro de la Unión Interparlamentaria (UIP), que ha adoptado muchas resoluciones que apoyan esta agenda. Un grupo de trabajo ad-hoc de DIH ha sido creado en la UIP y también se invita paralelamente a los parlamentos a que reporten el estado de avance de las ratificaciones y de la implementación del DIH a nivel nacional, así como sobre las iniciativas que toman con este fin. La UIP trabaja estrechamente con el CICR en este tema. Se han producido manuales en común para guiar a los parlamentarios en esta tarea, como se hizo recientemente con la adopción de un marco jurídico adoptado para facilitar la búsqueda de personas desaparecidas. Hay que subrayar también el papel y las iniciativas del PARLACEN, que ha adoptado diversas resoluciones decisivas que apoyan la aplicación del DIH o la prohibición de minas antipersonales. El Parlamento Andino parece estar interesado en hacer lo mismo y adoptar leyes modelo de implementación del DIH. Estas iniciativas son muy positivas. 2. La importancia de los estructurados y competentes procesos interministeriales El establecimiento y apoyo al funcionamiento de las Comisiones Nacionales Interministeriales encargadas de la implementación del DIH a nivel nacional, u otros procesos interministeriales, presenta un marco apropiado para una cooperación efectiva con el CICR. Por lo general, estas estructuras interministeriales están estructuradas bajo el control directo del poder político, que le impone su mandato, prioridades, aprueba planes de acción anuales y supervisa sus resultados. Algunas Comisiones han llegado hasta a integrar al CICR como observador o consejero jurídico. En la mayoría de los casos, el CICR está asociado de manera ad-hoc, o caso por caso en el trabajo de las Comisiones. Los casos en los que el CICR puede contribuir de la mejor manera en el proceso y en los resultados de las Comisiones, son aquellos en los que se le permite trabajar estrechamente con ellas. Para nosotros, esto es una prioridad. La gran mayoría de los países del continente han creado estas Comisiones: 17 en América latina y 2 en el Caribe. Esto explica en gran parte los resultados positivos obtenidos y los procesos dinámicos que existen. De hecho, quisiéramos felicitar a México por la creación de una Comisión en agosto y le agradecemos que haya invitado al CICR, como consejero jurídico, a contribuir en sus trabajos. De hecho, en asociación con esta nueva Comisión y bajo los auspicios de la Secretaria de Relaciones Exteriores de México, el CICR organizará en México, el próximo 26 y 27 de mayo, una Conferencia que reunirá a todas las Comisiones Nacionales de América Latina y el Caribe. El objetivo será ver esta agenda común, analizar y compartir ciertos desarrollos del derecho y las experiencias y resultados de los participantes. Nos gustaría que este tipo de reuniones se hagan de manera más frecuente y constante para contribuir a apoyar los trabajos de la Comisiones y reforzar nuestra cooperación. El CICR va a organizar también la Tercera reunión universal de Comisiones en noviembre, principalmente para discutir del seguimiento de la Conferencia de Revisión del Estatuto de Roma de la CPI. Estas conferencias y reuniones contribuyen sin lugar a duda a estimular los procedimientos nacionales. Los principales desafíos son que estas Comisiones gocen del apoyo político necesario para cumplir con su mandato, que los miembros sean respaldados por sus respectivas instituciones y que dispongan de la capacidad y documentación necesarias (en este punto el CICR puede contribuir). Existen ya muchas buenas prácticas en la región, particularmente en la adopción de planes de acción que fijan las prioridades adoptadas por los gobiernos y la presentación de informes anuales que muestran su implementación. Estas Comisiones tienen la vocación de coordinar todos los esfuerzos en materia de aplicación y promoción del DIH, así como los programas de educación/integración que se están llevando. En algunos países (como Perú y Guatemala), las Comisiones se han encargado de la coordinación de trabajos complejos y que se ocupan de la búsqueda de personas desaparecidas. Seguimos alentando este tipo de desarrollos, que permiten una mayor eficacia. El CICR, en su calidad de experto en DIH, está a su disposición para asesorarlos en el fortalecimiento de esta función. 3. Expertos designados, capacitados y competentes en DIH en los ministerios e instituciones claves y el papel de las universidades Se trata generalmente de aquellos que representan a su institución y ministerio en las comisiones nacionales. Tienen vocación a ser puntos de contacto y de relación de trabajo con el CICR en los departamentos de derecho internacional, de tratados y/o de organizaciones internacionales de los ministerios claves (Ministerio de Relaciones Exteriores, Defensa, Justicia, Cultura…). Hemos observado en algunas ocasiones que podían existir miembros que no fueron designados oficialmente, por lo cual no eran responsables, o miembros sin capacitación en DIH, por lo que no podían contribuir correctamente al trabajo de sus comisiones. El CICR se encuentra a su disposición para brindarles el apoyo necesario. Esta exigencia de expertise está relacionada con la existencia de centros de especialización en DIH, de profesores, de investigadores y de una agenda de investigación en las facultades de derecho de las principales universidades de sus países. Esto es de gran utilidad tanto para capacitar a sus funcionarios, expertos gubernamentales, como para asesorar en el proceso de implementación y contribuir a la labor de clarificación y desarrollo del DIH. Se requiere de un trabajo colectivo de investigación y del dinamismo de la diplomacia humanitaria en su calidad de expertos gubernamentales. La presencia entre nosotros de algunos de los mejores especialistas del continente, que el CICR invitó bajo su consentimiento, lo demuestra. Sin embargo, observamos que en muchos de sus países, la enseñanza del DIH aun es insuficiente. Es una materia obligatoria en muy pocas ocasiones, pocas maestrías la ofrecen y pocas investigaciones doctorales se realizan. Por estas razones, alentamos a los Estados y a las Universidades a que refuercen sus esfuerzos en todas estas áreas con la ayuda del CICR. B) Diciembre 2007 – enero 2010 – Grandes resultados, progresos aún necesarios, lecciones aprendidas en varias áreas. Los resultados y progresos han sido presentados y analizados en el informe que el CICR elaboró para ustedes y que les entregó hoy. Permítanme presentarles los principales elementos. 1. Los procesos nacionales y las Comisiones Nacionales. Aunque un gran numero de comisiones existentes funcionan bien y han obtenido resultados, observamos que otras se han estancado y que algunos procesos se han detenido. Invitamos a los Estados a inspirarse en las buenas prácticas y en las observaciones formuladas en este informe para asegurar un buen funcionamiento de estas estructuras para que garanticen un resultado a la altura de sus ambiciones. La mayoría de los esfuerzos del CICR quieren contribuir a lograr un buen funcionamiento de las Comisiones y brindarles nuestro apoyo, por lo que toda la red de nuestros juristas del continente se encuentra a su disposición. 2. Ratificaciones de los tratados de DIH. Los países del continente han ratificado 47 tratados de DIH desde diciembre de 2007 y muchos Estados han iniciado procesos de ratificación de los nuevos instrumentos, como la Convención de municiones en racimo. Esta dinámica no ha decaído y estamos satisfechos al respecto. El nivel de ratificaciones es alto y refleja una convicción esencial y un apoyo a los principios fundamentales del derecho de la conducción de las hostilidades Hay que felicitar particularmente el esfuerzo realizado en el continente en lo relativo al desarrollo y ratificación de los tratados de DIH sobre armas. Todos los Estados del continente han ratificado la Convención sobre las armas químicas de 1993 gracias a su ratificación por la Republica Dominicana en marzo de 2009. Casi todos han ratificado la Convención sobre las armas biológicas de 1972, el Protocolo de Ginebra de 1925 y el Tratado de Ottawa de 1997 que prohíbe las minas antipersonales. Pero más que todo, es importante subrayar que siete Estados han decidido hacerse parte a la muy importante Convención sobre las armas convencionales (CCW) de 1980 y a sus Protocolos Adicionales IV y V, así como a la enmienda de 2001 al artículo 1 (Estados Unidos, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú). Jamaica ratificó tanto la CAC como sus Protocolos Adicionales. Existen hoy en día muy pocos Estados de la región que no son parte a este tratado humanitario esencial. Por estas razones, alentamos a los países del CARICOM a seguir esta vía y a todos los Estados a ratificar el Protocolo V sobre los Residuos Explosivos de Guerra y por supuesto, la Convención de Oslo sobre las municiones en racimo (4 ahora) que se inspira en los mismos principios. Cabe también señalar el movimiento masivo de apoyo a la Convención internacional para la protección de toadas personas contra las desapariciones forzadas de 2006. Seis países del continente (Argentina, Bolivia, Ecuador, Honduras, Uruguay y Cuba) la han ratificado. Es indispensable traducirla en el marco jurídico interno. Alentamos a los países que no la hayan ratificado a que lo hagan pronto, en particular, aquellos países que han emprendido la búsqueda de personas desaparecidas y para reforzar las medidas de prevención de este crimen en todo tiempo. También subrayamos con mucho aprecio, la ratificación por parte de diez países del continente del Protocolo III de 2005 sobre un signo distintivo adicional (el Cristal Rojo) y sus esfuerzos para implementarlo a nivel nacional. El CICR alienta a los Estados miembros de la OEA que no lo han hecho aun, a ratificar el Estatuto de Roma de la CPI como lo hizo Surinam en julio de 2008. Conocemos algunas de las reticencias y de los argumentos para no hacerlo. Sin embargo, estos obstáculos pueden ser superados y el CICR está dispuesto a dar mejores explicaciones para convencerlos. Su ratificación es de gran importancia en vísperas de la Conferencia de Revisión de Kampala el próximo mes de mayo. Felicitamos particularmente a Chile que ratificó en 2009 este tratado y adoptó una legislación que lo implementa. 3. Legislación de implementación. A pesar de que se han realizado muchos progresos en esta materia, es indispensable continuar en esta vía en la que el trabajo de las Comisiones nacionales es muy útil. Las áreas prioritarias son sin lugar a duda: - la adopción de legislaciones nacionales que regulen y protejan el uso de los emblemas de la Cruz Roja, Media Luna Roja y Cristal Rojo, así como la adopción de reglamentos que implementen estas leyes y que se vele por que sean respetados; aún se pueden realizar grandes progresos en esta área ya que todavía existen violaciones. Alentamos a los Estados que no hayan ratificado aun el Protocolo Adicional III que crea el Cristal Rojo a hacerlo y a realizar en su legislación las enmiendas necesarias como lo hizo El Salvador en febrero 2009 y se preparan en hacerlo países como Argentina, Costa Rica o Guatemala. - la represión de los crímenes de guerra. Algunos países como Chile, Nicaragua y Panamá han hecho lo necesario en esta materia para incluir los crímenes de guerra definidos en los Convenios de Ginebra, su PA I y el Estatuto de Roma (articulo 8) en su Código Penal respectivo. Argentina realizó una reforma integral de su sistema de justicia militar y Colombia creó las Unidades de Asuntos Humanitarios de la Fiscalía de la Nación competentes para investigar esos crímenes. Muchos otros están todavía procesando esas reformas esenciales. Unos procesos se han paralizado durante años en algunas ocasiones. Los alentamos a continuar estos procesos de preparación y adopción de legislaciones nacionales de aplicación y revisión de los Códigos Penales, conjuntamente con las Comisiones Nacionales, para introducir los crímenes de guerra y otras violaciones graves de otros tratados de DIH (i.e. Ottawa…) en estos últimos. Se trata de una prioridad que sabemos comparten con nosotros. - la búsqueda de personas desaparecidas y el DIH. Se trata para ustedes y nosotros de una prioridad. Notamos en unos países progresos significativos: las resoluciones de la Fiscalía de la Nación en el Perú creando Fiscalías Provinciales especializadas con competencias amplias; la adopción del documento CONPES 3990 (Consejo Nacional de Política Económica y Social) consolidando los mecanismos de búsqueda e identificación de personas desaparecidas. En otros países, existen proyectos muy necesarios que esperamos se convertirán en decisiones pronto, especialmente el proyecto de ley 3590 sobre la creación de una Comisión Nacional de Búsqueda que esta bajo examen del Congreso Nacional. Requiere de un marco jurídico adecuado, de mecanismos efectivos y centralizados a la altura del objetivo estrictamente humanitario y de un enfoque global coordinado. El CICR elaboró una ley modelo para ayudar a los Estados en todas las dimensiones de este trabajo. Estamos a su disposición para asesorar a los Estados en la preparación de este tipo de legislación global o de los elementos esenciales de ésta. Me refiero en particular a Guatemala, Colombia y Perú que han emprendido operaciones difíciles y procesos de búsqueda. - la regulación del uso de la fuerza y de la protección de las personas en otras situaciones de violencia. Se trata claramente de una prioridad para el CICR y numerosos países de la región. Se han realizado muchos progresos tanto en la adopción de estas normas como en su integración en la capacitación y el entrenamiento de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley (FEHCL). Felicitamos en particular el trabajo de la Secretaría de Marina de México que adoptó una directiva muy importante en este tema. - la armas. Unos países adoptaron leyes de prohibición como Guatemala (sobre armas y municiones) y el Perú (en particular con el Reglamento de la CONATIAF que regule la fabricación y el trafico ilícito de Armas de fuego) pero también como Colombia con la adopción del Documento CONPES 3567 que define una política nacional de acción integral contra en particular Minas antipersonal, municiones sin explotar y artefactos explosivos improvisados. - la protección de los bienes culturales en situaciones de conflicto armado. Varios países y comisiones nacionales han comenzado a implementar las disposiciones de la Convención de La Haya de 1954 y de sus dos protocolos, principalmente a través de acciones de señalización de sus bienes culturales más valiosos. Nos gustaría entablar un diálogo con los Ministerios de Cultura y de Defensa de estos países, y proponer una cooperación con ellos para establecer procesos que podrían conducir a una aplicación efectiva y completa de estos tratados. 4. La integración en las fuerzas armadas, las fuerzas de seguridad. La integración del DIH por parte de las fuerzas armadas es una medida indispensable para traducir la normativa internacional en mecanismos concretos para garantizar la protección de las personas y de los bienes en caso de conflicto armado. Por eso, las obligaciones en materia de DIH deben de ser traducidas y integradas en la doctrina militar operacional, la educación, la formación y el entrenamiento como en los procedimientos sistemáticos de operaciones, la elección de armamento… Todos los países del continente continúan fortaleciendo estos procesos de integración con la asistencia activa y fructífera del CICR en todos estos sectores hacia una autonomía completa. El reto es seguramente mantener y consolidar estos esfuerzos. Además, al enfrentar muchos países del continente grandes desafíos para combatir la inseguridad y la violencia, es cada vez más frecuente que las fuerzas armadas participen en operaciones de seguridad interna en las que el DIH no es aplicable. Por esta razón, estas fuerzas armadas han empezado a darle mayor importancia a esta problemática y a referirse, integrar, promover el derecho internacional de los derechos humanos aplicable, al Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir, La Ley de 1979 y los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de las Armas de Fuego de 1990 así como a los principios humanitarios pertinentes relativos al uso de la fuerza aplicables en estas situaciones. La directiva adoptada por la Secretaria de Marina mexicana regulando "el uso legítimo de la fuerza por parte del personal naval, en cumplimiento del ejercicio de sus funciones, en coadyuvancia al mantenimiento del Estado de Derecho" del 30 de septiembre 2009 traduce estas normas y preocupación. El CICR fomenta y participa activamente en la formación de las fuerzas de seguridad encargadas de hacer cumplir la ley en todo el continente desde 1998. Hoy en día, el asesora y capacita a esas fuerzas en varios cursos de capacitación y talleres, en más de 10 países, en todos los aspectos de la integración de estas normas. Unos países ya han iniciado el proceso de revisión de sus procedimientos con el fin de integrar esas normas. Conclusión En conclusión, este informe demuestra la voluntad de los países del continente de darle al DIH la importancia y el peso que merece, así como de defender su pertinencia y contribuir a su desarrollo. El ritmo y el nivel de las ratificaciones de los tratados de DIH, al igual que el apoyo para su implementación e integración efectivas en el marco de procesos estructurados lo demuestra y traduce una dinámica positiva y con gran virtud. El CICR está orgulloso de ser para ustedes un interlocutor escuchado y un elemento útil para contribuir a estos logros. Esta voluntad no debe decaer: estos procedimientos y las comisiones nacionales merecen todo su apoyo para lograr esta tarea indispensable. El CICR se compromete a seguir y a intensificar su cooperación en todas las áreas mencionadas. Sin lugar a duda, deben continuar sus esfuerzos. El trabajo aun no está terminado. Debemos consolidar los logros pero también abrir nuevas vías en materia del desarrollo y de la clarificación del derecho, pero también en lo relativo a su implementación. La prevención y la búsqueda de las personas desaparecidas, el respeto de las normas aplicables en otras situaciones de violencia y el respeto del emblema son temas de mucha actualidad y representan los desafíos que el CICR quiere continuar a tratar con ustedes. Finalmente, la educación académica y las investigaciones deben ser reforzadas.