UNA GUÍA DE TREINTA DÍAS PARA LOS NUEVOS CREYENTES

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UNA GUÍA DE TREINTA DÍAS PARA LOS NUEVOS CREYENTES
por JOHN D. BECKETT
INTRODUCCIÓN
A fines de la década de los sesenta, tuve una experiencia que cambió mi vida. En el
negocio de la familia al que me había unido hacía poco tiempo surgieron algunos
problemas graves: la muerte repentina de mi padre, quien había fundado la
compañía y, poco después de aquello, un fuego que les hizo unos daños increíbles a
las dependencias de nuestra fábrica. Antes de aquellos traumáticos sucesos, y
pensaba que me podría enfrentar incluso a los retos más difíciles sin ayuda alguna;
ni siquiera la ayuda de Dios. Pero este joven ingeniero graduado del MIT, entonces
tan seguro de sí mismo, ya no lo estaba tanto. No tenía las respuestas a aquellos
reveses tan aplastantes… sólo montones de preguntas. Fue entonces cuando me
convertí en un comprometido seguidor de Jesucristo. Más tarde descubriría que en
realidad, Él me había hecho para que le hiciera compañía. Todo aquello sólo era
“volver a casa”, a Aquél que me amaba profundamente y se preocupaba por mí.
Esa decisión de entregarle mi vida a Jesús me transformó de una forma tal, que
nunca me la habría podido imaginar. Si no me equivoco, usted ha dado un paso
similar que indica que ha tomado la decisión de seguir a Cristo como consecuencia
de haber visitado uno de los diversos portales de la Internet que presentan el
mensaje del amor de Dios y el camino hacia una transformación personal.
No es usted el único. De hecho, en un desarrollo notable y reciente, decenas de
miles de personas se están convirtiendo en creyentes de esa misma forma. Hay un
portal en particular, el que se encuentra en www.lifesgreatestquestion.com, que
relata mi historia. Lo han visitado personas del mundo entero, y una de cada ocho
ha indicado que anhela seguir a Cristo.
Ahora, mi gran anhelo es ayudarle a partir de las lecciones que he aprendido, para
que dé los siguientes pasos. Así que esto es una sorpresa. Esta pequeña guía para
los próximos treinta días se llama Los próximos pasos, y está pensada para su uso
personal. A menos que usted nos dé otras indicaciones, le estaremos enviando una
sección cada día durante el próximo mes. Al ir llegando al final, se le darán enlaces
para que tenga acceso a otros materiales si quiere hacer unos estudios más
amplios.
He observado esto: Mientras que la fe cristiana es desafiada desde muchas
direcciones, la búsqueda de la realidad y el hambre por la verdad han ido
creciendo. Usted quiere saber cuál es el sentido de la vida. Quiere comprender
quién es Dios. Necesita esperanza. No está satisfecho con tener “religión”, sino que
quiere hallar una relación personal y satisfactoria; un vínculo íntimo con el propio
Jesucristo. El Señor al que servimos y la vida transformada que Él ofrece son tan
increíbles, que hoy en día se calcula que existen más creyentes que en todos los
períodos anteriores de la historia humana sumados. Así que le doy la bienvenida a
una familia en crecimiento.
LOS PRÓXIMOS PASOS
¿Por qué son tan importantes esos próximos pasos? Piénselo de esta manera. A la
persona que acaba de nacer espiritualmente se la puede comparar con un niño
recién nacido. Ambos se hallan en peligro. Ambos necesitan ayuda. Ambos exigen
protección, cuidado y alimentación. Así como el bebé necesita comida natural, la
persona que acaba de nacer espiritualmente necesita la clase correcta de alimento
espiritual.
Jesús hizo una ilustración para ayudarnos a comprender los riesgos que comprendía
esta situación. Habló de un sembrador que salió a sembrar, ejemplo que subraya lo
importantes que van a ser los próximos treinta días. Dijo que parte de la semilla
cayó junto al camino, donde se la comieron las aves antes que llegara a echar
raíces siquiera. Otras semillas cayeron donde había poca tierra. Al principio
comenzaron a crecer, pero las raíces nunca se llegaron a fijar como es debido.
Cuando salió el sol, las plantas se quemaron y se secaron. Otras semillas sí echaron
raíces, pero pronto las espinas que las rodeaban se enredaron con las nuevas
plantas y acabaron con su vida.
Por fortuna, la parábola no termina aquí. Jesús describe otra clase de suelo como
“buena tierra”. Las semillas que cayeron en aquel suelo echaron raíces, crecieron
las plantas y terminaron multiplicándose hasta formar un gran número. (Vea la
parábola entera en Mateo 13:1-23). ¿Le gustaría que sus raíces espirituales
penetraran en esa clase de suelo?
La “semilla” de la parábola representa el “Evangelio”, o literalmente, la “buena
noticia” de que Jesús murió por nosotros a fin de que fuéramos restaurados a
nuestra relación con Dios y recibiéramos vida eterna. Usted necesita imponerse la
meta de ir más allá de la experiencia inicial de entregarse a Cristo, y seguir
adelante, hacia una viabilidad continua, una productividad y un cambio dinámico.
Se han realizado estudios que indican la importancia crítica que tiene lo que sucede
en los días inmediatamente posteriores al nuevo nacimiento. Si usted comienza
bien, los beneficios de esto lo podrán sostener durante el resto de su vida. Ahora,
usted quiere comprender lo sucedido y establecer en su vida nuevas maneras de
pensar y de comportarse, a fin de crecer, volverse espiritualmente sano y dejar un
impacto en la vida de otras personas.
EL RETO
Creo con toda firmeza que si usted hace una modesta inversión de su tiempo para
estudiar los conceptos clave que aparecen en esta guía de treinta días, verá cómo
sus raíces penetran profundamente en la buena tierra de la que habló Jesús. Tal
vez no le parezca fácil. Todo tipo de distracciones van a competir para captar su
tiempo y su atención. Sin embargo, manténgase firme. Permita que echen raíces
las semillas de la verdad y de la vida. Dios quiere esto para usted, y es Él quien lo
va a hacer posible. Las recompensas son infinitamente grandes, mientras que las
posibles pérdidas que traería consigo el no aprovechar esta oportunidad se hallan
más allá de toda medida.
Su destino no está en fracasar, ni en ver su vitalidad asfixiada por los espinos, sino
en ser una persona productiva que triunfe en todas las dimensiones de la vida.
Usted fue pensado para que fuera un seguidor de Jesucristo lleno de gozo. Esta
guía lo ayudará a convertirse en esa persona.
© John D. Beckett
DÍA 1
LA TRANSFORMACIÓN PERSONAL
¿Qué es lo que sucede en realidad cuando me comprometo a seguir a Jesús?
Esta pregunta tiene una importancia inmensa. La mayoría de nosotros tenemos un
conocimiento incompleto en cuanto a lo que comprende la transformación de
nuestra vida en el momento de tomar la decisión de seguir a Cristo. Ahora bien, es
esencial que nuestra comprensión de esto crezca con rapidez.
Según la Biblia, “nacemos de nuevo” cuando damos ciertos pasos en fe:
Reconocer que hemos estado separados de Dios —viviendo independientes de Él—
y arrepentirnos de habernos mantenido separados. (“Arrepentirse” significa
detenerse y comenzar a caminar en la dirección diametralmente opuesta).
Volvernos hacia Dios al mismo tiempo que nos alejamos de nuestra antigua forma
de vivir.
Pedirle a Jesucristo de manera persona y oral que sea nuestro Salvador: recibirlo
como Aquél que por medio de su muerte, sepultura y resurrección hizo posible que
nosotros regresáramos a Dios.
Entregarnos plenamente a Él, reconociendo que Jesús es el Señor; Aquél que tiene
derecho a toda autoridad sobre nuestra vida.
Este acto de creer, el término que se usa con mayor frecuencia en el Nuevo
Testamento, no consiste en una simple aceptación mental, sino en un invitar
activamente a Jesús para que sea nuestro Salvador y Señor, y hacerlo con todo el
corazón y con todas nuestras fuerzas. ¡Aquí es lícito actuar con pasión!
Como ya dije antes, yo llegué a este punto de compromiso después de años de
intentar salir adelante por mi propia cuenta. Terminé llegando al final de mis
posibilidades… y extendí la mano hacia Jesús. Me convertí en creyente. “Nací de
nuevo.” Así fue como pude comenzar de nuevo, llegar a un nuevo principio.
Aunque no se produjeron de inmediato unos cambios que fueran observables, al
recordarlo todo en estos momentos, puedo ver un proceso de cambios graduales
que comenzó un notable desplazamiento en cuanto a todo el rumbo que tomaba mi
vida. En dos palabras: fui transformado.
He aquí algunas de las formas en que la Biblia describe esa transformación:
De las tinieblas
De la esclavitud
De la muerte
A la luz
A la libertad
A la vida
(1 Pedro 2:9)
(Romanos 8:21)
(Romanos 6:13)
En el primer día después de haberse comprometido a seguir a Jesús, es posible
que usted no sienta diferencia alguna. No permita que sus sentimientos oscurezcan
esta importante realidad: se ha producido una inmensa transición. Va a hacer falta
tiempo —tal vez toda una vida— para valorar por completo las consecuencias que
va a tener el haberle entregado su vida a Cristo, tanto ahora como en la eternidad.
Aún me abruma darme cuenta de que Dios mismo fue a mi encuentro cuando sólo
era un joven perdido, voluntarioso y autosuficiente. El Autor de toda la creación me
alcanzó, me aceptó en su familia y me mostró su amor incondicional. Y ese amor
nunca ha disminuido ni por un solo instante desde entonces.
No se desaliente si no ve evidencias de inmediato. Manténgase firme. Usted ha
echado a andar por un nuevo camino. Es una nueva persona, y tiene una vida
nueva, transformada. Su aventura como seguidor de Jesús acaba de comenzar.
Texto bíblico
clave
Pensamiento
clave
DAY 2
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2
Corintios 5:17).
Mi vida ha cambiado, y para siempre.
EL COMIENZO DEL CAMINO
¿Qué puedo esperar que suceda mientras voy por el camino?
Hace años, cuando nuestra familia salía para dar un viaje largo en automóvil, sólo
habíamos recorrido unos cuantos kilómetros por la carretera, cuando uno de los
niños más pequeños me preguntaba: “Papá, ¿ya llegamos?”
Al comenzar nuestro caminar espiritual, no centremos nuestra atención en lo largo
que pueda volverse el viaje. Y no nos preocupemos por lo que vamos a encontrar a
lo largo del camino, porque en realidad no lo sabemos. Sólo Dios lo sabe. Más bien,
pensemos en lo que está sucediendo ahora mismo. He aquí algunas ideas clave:
Así como usted le consagró su vida a Jesús, Él se ha comprometido con usted. Ésta
es su promesa: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré” (Hebreos 13:5). Jesús
está con usted todo el tiempo, cualquiera que sea su situación.
Abandone la idea de que obtendrá unos resultados instantáneos. El crecimiento
espiritual no se produce de un día para otro, sino que es un proceso. Busque los
cambios pequeños, como conocer a un nuevo amigo que es cristiano, dar un paso
para reducir un hábito incómodo o descubrir en la Biblia una idea que le es útil.
Tómese su nueva vida de día en día; incluso de momento en momento. Un diario
escrito por Oswald Chambers, cuyos pensamientos sobre la vida cristiana aparecen
en un maravilloso libro llamado En pos de lo supremo (“My Utmost for His
Highest”), dice en su anotación del 28 de julio: “Su propósito (el de Dios) es para
este minuto, y no para algo en el futuro”. Centre su atención en el aspecto en el
cual Él está obrando en usted, alrededor de usted y por medio de usted en este
mismo momento.
Ahora necesito hacerle una advertencia, que más tarde vamos a ver con mayor
profundidad. Cuando Jesús les estaba explicando la parábola del sembrador a sus
discípulos (la que mencioné en la Introducción), les dijo: “Viene el malo, y arrebata
lo que fue sembrado en su corazón” (Mateo 13:19). Se estaba refiriendo a Satanás,
al diablo; a su adversario, que siempre está obrando en contra suya. La táctica de
Satanás con el nuevo creyente consiste en apartarlo de la fe que acaba de hallar.
Le dice: “Esto no es real. Sólo has tenido una experiencia emocional”. “Vas a perder
todos tus amigos.” “Se te acabó la diversión.” Es una batalla mental, y el
enfrentamiento con el adversario es una realidad de su vida cristiana.
Cuando Satanás le llegue con dudas, temores y tentaciones, opóngase a él con
palabras como éstas: “Yo soy hijo de Dios, redimido por el Señor Jesús de mi vida
vieja”. Después ore para que Jesús le ayude. “Señor, ayúdame a vencer en esta
batalla”.
Recuerde: al acercarse a Jesús, usted ha dado un paso grande y transformador; un
paso del que nunca se tendrá que lamentar.
Texto bíblico clave
El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará
hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6).
Pensamiento clave
Mi próximo paso es el más importante del camino que tengo
que recorrer en toda mi vida.
DIA 3
DIOS OBRA DESDE DENTRO HACIA FUERA
¿Qué es lo primero que debo hacer?
Apenas comenzamos a caminar, necesitamos comprender la vital distinción que
existe entre la religión y una relación. La mayoría de nosotros hemos visto
funcionar a la religión; en cambio la relación que tenemos con Jesús es muy
distinta. La religión tiende a lo externo. Está estructurada y se basa en reglas. En
contraste con esto, nuestra relación debe ser personal, abierta, cálida y liberadora.
Jesús quiere que nos acerquemos a Él de la misma forma que un niño pequeño se
acerca a un padre amoroso. Todo el que haya pasado tiempo cerca de un niño así
comprende esta imagen. Mi esposa Wendy y yo siempre nos sentíamos felices
cuando uno de nuestros seis hijos corría hacia uno de nosotros con los brazos
abiertos para abrazar, y después se acurrucaba en sus brazos, en un descanso total
y lleno de confianza.
¿Le puedo pedir que haga esto usted ahora mismo? Conviértase en un “niño
pequeño” por un minuto, y acérquese a Jesús como se habría acercado a un padre
o una madre que lo amara profundamente. Sin pedir nada. Sin esperar nada. No
hace falta que se cepille los dientes ni que se peine el cabello. Sólo lléguese a Él y
acurrúquese. Manténgase en su presencia. Experimente el amor que Él le tiene.
¿Se tomó el tiempo para hacerlo? Por favor, no siga adelante mientras no lo haya
hecho.
Convierta este acto tan infantil en un hábito para toda la vida. En ese lugar de
descanso, confianza y dependencia, va a experimentar el poder transformador de la
nueva vida. “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el
hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). El obra desde dentro hacia fuera,
y no al revés.
Es triste que muchos cristianos hayan permitido que la religión se convierta en
sustituto de una relación. Es fácil caer en esa trampa. Uno puede llegar a estar tan
ocupado “haciendo cosas para Dios”, que descuide sus lazos personales con Él.
Esta tendencia “religiosa”, si no se la corrige, se puede convertir realmente en un
estorbo espiritual. Así eran las cosas en los tiempos de Jesús. Él reservó algunas de
sus palabras más duras para los “creyentes profesionales”, que se dejaban atar
tanto con las normas y las reglas, que su vida se iba consumiendo con la hipocresía
y la codicia. Estaban ciegos ante el anhelo de Jesús de tener una relación personal
con ellos.
Fíjese la meta de seguir siendo como un niño en su relación con Jesús, al mismo
tiempo que crece en conocimiento, comprensión y sabiduría.
Texto bíblico clave
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y
yo os haré descansar (Mateo 11:28).
Pensamiento clave
Jesús es una persona, y quiere tener una relación
personal conmigo.
DIA 4
LA BIBLIA: PALABRA PARA TODOS LOS
TIEMPOS
¿Qué tal me va en el cuarto día?
¿Puede decir lo siguiente con pleno convencimiento?
Estoy seguro de haber nacido de nuevo por fe; he salido de las tinieblas a la luz.
(Recuerde: nuestra seguridad se basa en la realidad de la promesa de Dios, y no en
lo que nosotros sentimos).
Estoy centrado en este lugar y en este momento; no en lo que he sido, ni tampoco
en lo que me pueda estar esperando en el futuro.
He entrado en una relación nueva y personal con Jesucristo. Él me ama y me está
transformando desde dentro hacia fuera.
De vez en cuando, regresaremos a estos temas. Ahora, le quiero presentar un
libro: la Biblia. Ese libro se debe convertir en su amigo y compañero para toda la
vida.
En todas las culturas, las palabras son importantes. Son nuestra manera de
comunicar datos, ideas, instrucciones, aliento y corrección. No le debería
sorprender el que Dios quiera comunicarse con usted por medio de palabras. Hasta
cuando se refirió a Jesús, su propio Hijo, lo llamó “la Palabra” (el “Verbo”; vea Juan
1).
La Biblia está formada por sesenta y seis libros. Es una colección de historia,
poesía, cartas y relatos hechos por personas de las cuales podemos aprender unas
valiosas lecciones. Es el más importantes de los medios para que aprenda quién es
Dios, cómo quiere Él que usted viva, y cómo lo quiere ayudar.
Yo no vi siempre la Biblia como esta clase de compañía. Antes de entregarle mi vida
a Jesús, la hallaba confusa; hasta misteriosa. Parte del problema estaba en que
trataba de leerla como quien lee cualquier otro libro, desde la primera página. Muy
pronto me quedaba estancado y la dejaba de lado.
Después que me convertí en creyente, la Biblia comenzó a adquirir vida. Empecé la
lectura por uno de los cuatro evangelios que están en el Nuevo Testamento,
siguiendo el consejo de un amigo, y descubrí allí un maravilloso recuento de la vida
de Jesús. Lo hallé muy real; muy transparente. Sentí que aquello que estaba
leyendo estaba produciendo esperanza en mí. Descubrí unas lecciones que se
aplicaban a la situación en la que yo me hallaba en esos momentos. De hecho, era
frecuente que aquello que leía cada mañana tuviera una aplicación directa a los
sucesos que se producían ese mismo día. Recuerdo haber dicho en más de una
ocasión: “¡Esto es asombroso!”
Si usted tiene una Biblia, magnífico. Si no, puede encontrar una en línea en
www.biblegateway.com. Le sugiero que comience por el evangelio de Lucas. Lea un
poco cada día. Mientras lee, deje que esas palabras le hablen, le traigan alguna
idea fresca, alguna verdad nueva. Saboree lo que Dios le dice por medio de su
palabra, dándole vueltas en la mente, permitiendo que se convierta en una fuente
esencial de vida. (Aunque hay algunas cosas que pueden parecer confusas,
recuerde que todo lo que hay en la Biblia se encuentra allí con un propósito).
Otra buena práctica sería buscar las citas bíblicas que menciono en este estudio.
Esto lo ayudará a familiarizarse con el recorrido por toda la Biblia, y a ver el
contexto concreto de uno o varios versículos determinados. (En estos treinta días
de estudio, he usado en español la versión Reina-Valera de 1960, a menos que
indique otra cosa —como NVI para la Nueva Versión Internacional—, pero siéntase
libre de hallar una versión que sea la adecuada para usted).
Como seguramente sabrá, en los proyectos de construcción de todo tipo, los
cimientos son críticos. Por ejemplo, en la edificación de un edificio nuevo que tenga
un buen número de pisos, hay que hacer con sumo cuidado el trabajo tan “poco
encantador” que se realiza por debajo del nivel del terreno. Los cimientos no son
lugar para hacer recortes de ninguna clase, aunque dé la impresión de que esta
fase de la construcción no se vaya a acabar nunca. En su momento, comienza
sobre el nivel del suelo la actividad, y el edificio va tomando forma con gran
rapidez. De igual manera, su vida nueva en Cristo debe ser edificada sobre unos
cimientos sólidos. El mejor de todos los cimientos es la Biblia. Las situaciones
cambian, y los amigos van y vienen. En cambio, la Biblia es “sólida como la roca”.
Tome hoy la decisión de edificar sus cimientos sobre la palabra de Dios,
convirtiéndola en compañera suya para toda la vida.
Texto bíblico clave
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros
(Colosenses 3:16).
Pensamiento clave
La Biblia va más allá de ser un depósito para la palabra de
Dios; es Dios mismo, hablándome directamente por medio
de las palabras que leo.
DIA 5
DIOS ES AMOR
¿Cómo puedo estar seguro del amor de Dios?
Todos sabemos que la vida puede ser dura. Por consiguiente, es posible que nos
resulte difícil mirar las circunstancias que nos rodean y llegar a la conclusión de que
Dios es un dios de amor. Tal vez usted creció en un hogar destruido, donde había
pocas evidencias de amor por parte de su padre terrenal; tal vez lo que existía era
el maltrato. Es posible que haya perdido seres amados por enfermedad, accidente o
guerra. En algunas regiones del mundo, la pobreza y el hambre son realidades
diarias. ¿Dónde está el amor de Dios en todo esto?
Yo creo que a Dios le duele el corazón más de cuanto nosotros nos podamos
imaginar ante las angustias, el sufrimiento, las injusticias y las dificultades que
encuentran en su camino todos sus hijos, en especial cuando se entiende que la
mayor parte de esas cosas tiene por causa el que la humanidad se ha alejado de Él.
La entrada del pecado al mundo trajo consigo unas graves consecuencias. Sin
embargo, desde que comenzó el pecado con sus estragos, Dios ya tenía en mente
el remedio.
Ese remedio era Jesús. Mientras nosotros aún seguíamos atrapados en el pecado,
Dios envió a su propio Hijo para rescatarnos; para “redimirnos”. He aquí la forma
en que Jesús describe el amor de Dios:
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que
cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16, NVI).
El apóstol Juan también centró su atención en el amor de Dios:
El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Así manifestó Dios su amor
entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por
medio de él (1 Juan 4:8,9, NVI).
Oswald Chambers resume así la conexión que existe entre la cruz y el amor de
Dios:
La roca sólida de nuestra fe cristiana es la maravilla insondable e inmerecida del
amor de Dios manifestado en la Cruz del Calvario; un amor que nunca podremos
merecer, y que nunca mereceremos (7 de marzo).
Billy Graham, en su reciente libro llamado The Journey (“El viaje”), dice: “Mientras
más leo la Biblia, más comprendo que el amor es el atributo supremo de Dios” (p.
22 de la versión inglesa).
Cuando usted le entregó su vida a Dios y nació de nuevo, se encontró cara a cara
con el amor de su Padre celestial. Ahora, a medida que va siguiendo su caminar
como cristiano, apóyese en ese amor, sacando fuerzas de lo más profundo de él.
Sumérjase en su amor y su cuidado.
He aquí una oración, escrita para la antigua iglesia de Éfeso por el apóstol Pablo,
quien les escribió a los nuevos creyentes varias cartas que se hallan recogidas en el
Nuevo Testamento. Ahora usted puede hacer suya esta oración: “(Para que podáis)
conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos
de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:19).
Texto bíblico clave
Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito
(Juan 3:16, NVI).
Pensamiento clave
El amor que Dios me tiene nunca ha disminuido, y nunca
disminuirá.
DIA 6
AMAR A DIOS
¿Cómo le debo responder a Dios?
Desde el mismo instante en que comenzamos a captar lo mucho que Dios nos ama,
de nuestro interior surge un profundo anhelo de corresponder a ese amor.
Supongamos que usted estuviera caminando por un espeso bosque, que se saliera
del sendero y se extraviara. Cae la noche y todo se vuelve oscuro y frío. Usted no
tiene comida ni agua. Lo acecha el peligro procedente de los animales del bosque.
Frenéticamente, sigue adelante, dando tropiezos, sin sentido de dirección alguno. El
temor lo roe por dentro: “Tal vez nunca salga a un lugar donde esté seguro”.
Precisamente cuando se está desvaneciendo toda su esperanza, sus asustados ojos
ven una débil luz a la distancia. De repente comprende: “¡Hay alguien que me está
buscando!” La luz cada vez brilla más. Viene hacia usted. Entonces usted grita:
“¡Estoy aquí!” Le llega la respuesta: “¡Siga llamando!” Un momento más tarde,
aparece el que lo ha venido a rescatar, vestido con el inconfundible uniforme de
guarda forestal; alguien que conoce las profundidades del bosque y el camino de
vuelta a casa. Bajo aquella pálida luz, usted estudia su rostro bondadoso y
paternal. Él lo va guiando continuamente de vuelta a la seguridad. Cuando por fin
el guarda lo lleva hasta la puerta de su casa, le dice: “Ahora está a salvo”. Con un
alegre alivio, usted le responde de la única forma que puede: con una profunda
gratitud. “¿Cómo se lo podría pagar?”, le pregunta, sabiendo que no habría pago
alguno que fuera suficiente.
De esa misma manera, nuestro Padre celestial nos ha rescatado. Nuestra situación
era más desesperada de lo que nosotros nos habríamos podido imaginar jamás. No
habríamos podido salir a lugar seguro por nuestra propia cuenta. Estábamos
buscando a tientas frenéticamente en medio de una oscuridad absoluta, cuando Él
llegó y nos guió personalmente hasta el hogar. Nos redimió de un peligro mortal.
Tal vez ésa fuera la sensación de gratitud que tenía el apóstol Juan cuando
proclamó: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).
No tendría nada de extraño que usted tuviera en la mente alguna imagen
distorsionada de lo que es su Padre celestial. Yo mismo me he hecho muchas
imágenes falsas; según el momento, era un “poder más alto”, o un severo y
temible juez. Pero una vez que vi su amor incondicional por mí, un amor que no
afectaba lo que yo era ni todo lo que había hecho, mi corazón pudo decir: “Padre,
te amo”. Lo asombroso es que Dios no sólo nos ama, sino que en realidad nos creó
para que pudiéramos corresponder a su amor.
¿Con cuánta profundidad debemos amar a Dios? Jesús, quien conocía íntimamente
al Padre, dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). Todas nuestras
facultades entran en juego. La palabra “todo” no deja nada fuera. Amar al Padre
hasta ese punto es algo que me engrandece a mí continuamente, porque significa
darle todo lo que yo soy a Aquél que lo dio todo por mí.
Mi corazón se ensancha —y yo pienso que lo mismo le sucede al corazón de Dios—
cuando yo derramo de manera espontánea y generosa mi amor sobre Él,
expresándole mi afecto y mi gratitud.
Texto bíblico
clave
En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de
Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin
Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro
tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre
de Cristo (Efesios 2:12, 13).
Pensamiento
clave
Voy a dejar que estas palabras me salgan frecuentemente y con
facilidad: “Señor, te amo”.
DIA 7
EL SENTIDO DE LA VIDA
¿Cómo le encuentro sentido a mi vida?
Las estadísticas indican que más de mil millones de personas visitan todos los días
la Internet. De éstas, por lo menos un millón andan en busca de respuestas a los
interrogantes más profundos de la vida: ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi razón de
ser? ¿Cómo es Dios? Una frase que usan con frecuencia los que exploran todas
estas cuestiones más profundas es la del “sentido de la vida”.
Gracias a Dios, la Biblia nos ayuda a comprender que el sentido de la vida tiene sus
raíces en una amistad única. Billy Graham dice: “Éste es el mayor descubrimiento
que podrá hacer jamás: Saber que fue creado para conocer a Dios y ser amigo suyo
por siempre” (The Journey, p. 23).
Una clave para comprender cómo es posible que usted llegue a ser amigo de Dios,
consiste en saber que fue creado con algo más que un cuerpo, una mente y un
alma. Usted fue creado con un espíritu. Su espíritu humano despertó cuando nació
de nuevo, capacitándolo para comunicarse directamente con Dios y tener comunión
con Él. El apóstol Pablo dice: “Habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15). “Abba” significa literalmente “papá”.
El corazón de todo ser humano siente una profunda añoranza de tener una amistad
verdadera. Piense en sus mejores amigos, y lo importantes que son sus relaciones
con ellos. Sin embargo, las amistades humanas nos pueden fallar, y de hecho lo
hacen. Esto se me hizo muy real a mí hace poco, cuando trágicamente, el hijo de
veintiún años de edad de un gran amigo se suicidó. ¿La razón? Que el mejor amigo
de aquel joven, un compañero de escuela que había conocido durante varios años,
declaró firmemente que ya no quería continuar con aquella amistad. La pérdida fue
tan devastadora para el hijo de mi amigo, que la vida perdió todo sentido para él, y
se dio completamente por vencido.
Aunque los amigos de esta tierra puedan ir y venir, en Dios tiene usted un amigo
que va a estar presente para siempre. Graham dice también: “Esta verdad es
sorprendente. Piénselo. El Dios santo, infinito y omnipotente del universo quiere ser
amigo suyo. Quiere que usted lo conozca personalmente. Quiere que sepa que Él
está con usted. Quiere consolarlo cuando se sienta molesto o ansioso. Lo quiere
guiar cuando se enfrente a decisiones difíciles, e incluso lo quiere corregir cuando
esté a punto de hacer algo absurdo o incorrecto” (p. 31).
Ahora, dedique un momento a dejar que penetre en su ser esta profunda realidad.
Usted fue creado para ser amigo de Dios. Esto es una reflexión del inmenso corazón
que tiene su maravilloso Señor. Es un gran privilegio ser uno de sus hijos, poder
acudir a Él en todo momento del día o de la noche, poder abrirnos ante Él por
completo y compartir con Él nuestros pensamientos y temores más íntimos.
Texto bíblico clave
Ya no os llamaré siervos… pero os he llamado amigos
(Juan 15:15).
Pensamiento clave
El verdadero sentido de mi vida consiste en conocer a Dios
y ser amigo suyo para siempre.
DIA 8
¿POR QUÉ TREINTA DÍAS?
¿Cuándo comenzarán los buenos cambios?
Cuando hacemos algún tipo de cambio significativo en nuestra vida, los treinta días
primeros son críticos. Los estudios indican que éste es el tiempo que toma
desprenderse de un hábito antiguo, o establecer uno nuevo.
Menciono esto ahora para exhortarlo a seguir adelante con este estudio. Permita
que el “hábito” de estudiar la palabra, el carácter y los caminos de Dios eche
buenas raíces. En las tres semanas que nos falta, estudiaremos varios temas más
que son esenciales para formar unos cimientos espirituales firmes y caminar de
acuerdo con la vida nueva en Cristo. Estos treinta días son la primera etapa de una
aventura que durará toda una vida.
La realidad es que usted, por el hecho de ser un creyente nuevo, puede ser sacado
de su camino de diversas formas. Veamos dos de los principales retos, y la forma
en que usted podría responder a ellos.
El empuje de los parientes y amigos que no comprenden. Al aceptar a Cristo, usted
ha tomado una decisión radical, cuyas consecuencias sólo ha comenzado a
comprender. A pesar de lo mucho o lo poco que les haya dicho a los demás, ellos
están en condiciones de observar los primeros indicios del cambio que está dando
su vida. Algunos estarán interesados en saber más, lo cual será una oportunidad
para compartir con ellos su fe. Otros se pondrán en una posición de antagonismo.
Tal vez se burlen de usted, o susurren a sus espaldas. Es importante el hecho de
que no es usted quien los tiene en esa agitación, sino Cristo, que está en usted. En
Cristo hay poder, y ese poder causa una reacción en las demás personas. Lo mejor
es no tratar de explicarse, ni ponerse a la defensiva. En lugar de esto, permita que
Cristo, quien vive en usted, los ame a través de su persona. Con el tiempo, es
posible que cambien, o que tomen su propio camino. Hagan lo que hagan, no
permita que lo empujen de vuelta hacia sus caminos del pasado.
Una sensación de vergüenza por las cosas que no andan bien en su vida. Tal vez
usted se encuentre metido en una relación ilícita o nada saludable, o esté abusando
de su cuerpo con drogas dañinas. Quizá tenga problemas de mucho tiempo con el
uso excesivo del alcohol, o cualquier otro hábito de los que no son fáciles de
desechar. Tal vez diga: “No puedo llevar adelante esta nueva vida”, o “No soy lo
suficientemente bueno”, o “No hay manera de que cambie lo que soy”. Por favor,
no ceda ante esos pensamientos. Si se mantiene firme, llegará el día en el cual, con
la ayuda del Señor, podrá quedar libre de esos hábitos que lo tratan de arrastrar
hacia el abismo. Llévele sus preocupaciones a Jesús. Hable con Él de amigo a
amigo. Al fin y al cabo, Él lo sabe todo con respecto a usted, y lo aceptó tal como
usted era. Jesús lo ama así como es. El cambio se está realizando desde dentro
hacia fuera.
Manténgase firme en las próximas semanas. Tengo la seguridad de que va a
comenzar a tener unas cuantas victorias asombrosas, tanto en su propia persona,
como incluso en las personas y las circunstancias que le rodean.
Texto bíblico clave
Me voy a acercar más aún al Señor hoy, y no me voy a
preocupar por el día de mañana.
Pensamiento clave
Me voy a acercar más aún al Señor hoy, y no me voy a
preocupar por el día de mañana.
DIA 9
EL CONSOLADOR
¿Cómo debo vivir la vida cristiana?
Si tratamos de responder esta pregunta desde un punto de vista humano, siempre
gravitaremos hacia una orientación llena de normas —haz esto, no hagas lo otro—,
puestas en práctica por nuestra propia voluntad y nuestro esfuerzo humano. Este
enfoque está destinado a fracasar. Sencillamente, no forma parte de los designios
de Dios.
El apóstol Pedro afirma que Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida
y la piedad (vea 2 Pedro 1:3). La clave para vivir la vida cristiana consiste en recibir
eso de lo que Dios nos ha provisto. Una de las formas principales en que nos llega
esa provisión es por medio del Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad. (La
Trinidad, o Divinidad, incluye al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Tres en Uno y
Uno en Tres).
Aunque el Espíritu Santo participó en la obra de Dios desde el principio de la
creación, les fue impartido a los seguidores de Jesús de una forma poderosa
después de la muerte y resurrección del Señor. Antes de ascender al cielo, Él les
ordenó a sus seguidores que esperaran la Promesa del Padre, diciéndoles: “Seréis
bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:5).
Esto los llevó a recordar unas palabras anteriores de Jesús:
(El Padre) os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre (Juan
14:16).
El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho (Juan 14:26).
Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a
vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré (Juan 16:7).
Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad (Juan 16:13).
Fiel a su palabra, el Padre envió con poder al Espíritu Santo diez días después que
Jesús ascendiera al cielo, en el día de la fiesta judía de Pentecostés. Esto se halla
registrado en el segundo capítulo del libro de los Hechos de los Apóstoles. He aquí
cómo E. Stanley Jones, quien fuera misionero en la India en el siglo XX, describe el
impacto que causó: “En Pentecostés, unos tímidos creyentes fueron transformados
en apóstoles irresistibles”.
El Espíritu Santo es la provisión de Dios para que usted pueda vivir de manera
triunfante la vida cristiana hoy. Algunas de sus características lo ayudarán a
conocerlo y a discernir su actividad.
Obra calladamente, sin entrometerse ni exigir.
Siempre señala hacia el Padre y el Hijo para glorificarlos, sin atraer nunca la
atención hacia sí mismo.
Nos instruye al hablarle a nuestro espíritu humano, ahora despierto (pensamientos
e impresiones que se hallan claramente más allá de nuestros procesos naturales).
Siempre está presente, y siempre puede prestar su ayuda.
Correcta, advierte y adapta con delicadeza (lo que se nos exige a nosotros es que
seamos muy sensibles para detectar su voz).
Cuando lea la Biblia, en especial el Nuevo Testamento, manténgase alerta para
captar las frecuentes y variadas formas en que el Espíritu Santo guiaba las
actividades del pueblo de Dios. Él nos quiere ayudar de esas formas a nosotros
también hoy.
Dedique ahora mismo un instante para darle gracias a Dios por su maravillosa
provisión. Abra su corazón, su mente y su espíritu al Consolador, al Espíritu Santo,
y a la forma en que Él quiere actuar en su vida. Hágalo ahora mismo.
Texto bíblico clave
Él (el Espíritu Santo) os guiará a toda la verdad (Juan
16:13).
Pensamiento clave
Dios me ha provisto de todo cuanto necesito mientras
camino con Él.
DIA 10
LA MENTE RENOVADA
¿Qué significa eso de renovar mi mente?
Nuestro texto bíblico del primer día describía hasta qué punto se había realizado un
cambio en nuestra vida nueva en Cristo:
Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas
son hechas nuevas (2 Corintios 5:17).
Al decir “todas”, se está incluyendo nuestra mente. El Señor tiene el plan de
renovar nuestra mente, junto con todo lo demás.
Tal vez usted diga: “Yo tengo una mente perfectamente buena. Está bien
adiestrada, y altamente educada. Puedo razonar y pensar con claridad. No ando
confuso. Mi mente me funciona bien en mi trabajo. Hasta he recibido premios al
pensamiento creativo…”
Éste es el problema: Nuestras mentes recibieron un profundo impacto cuando la
humanidad se rebeló contra Dios. Esto sucedió cuando Adán y Eva cedieron ante la
tentación de Satanás para que pecaran, lo que tuvo por resultado la caída del
hombre (vea Génesis, capítulo 3). Los primeros hijos de Dios quedaron totalmente
corrompidos (incluso en su mente) y nosotros heredamos su estado caído.
Desde entonces, hemos usado nuestros mejores esfuerzos, hablando a lo humano,
para funcionar con lo que quedó dañado; para compensar de alguna forma lo que el
apóstol Pablo llama “una mente reprobada” (Romanos 1:28). Por ejemplo, piense
en los intentos de los griegos por elevar la mente, como lo trataron de hacer los
grandes pensadores del Oriente, o los filosóficos de todas las edades. Sin embargo,
con toda la prominencia que se les dio al “pensamiento” y a la “razón”, se
confundían por completo cuando se trataba de captar la mayor de las verdades, la
de que sólo hay un Dios verdadero y se le puede conocer personalmente.
Otro ejemplo: Piense en las personas brillantes que conoce —“las personas más
listas del mundo”— y observe sus grandes fallos, ya sea en su capacidad para ser
buenos padres, manejar su economía, mantener unas amistades perdurables o usar
su tiempo de una manera sabia. A pesar de su gran inteligencia, les faltan aspectos
que son vitales para una vida integrada. Antes de ser cristiano, yo había llegado a
la conclusión de que no estaba dispuesto a creer nada que no fuera razonable o
lógico. Sin embargo, por fin me llegué a dar cuenta de que esa manera de pensar
era una barrera, en lugar de ser una puerta para encontrarme con Cristo. En
realidad, necesitaba pensar de una manera distinta.
El apóstol Pablo, quien tenía una mente brillante y disfrutaba de un elevado nivel
de educación, exhorta a los primeros seguidores de Cristo (¡y también a nosotros!)
a buscar tener una “mente renovada”.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta (Romanos 12:2).
El Señor no quiere que usted deje de lado su mente cuando acuda a Él. Es todo lo
contrario. Él creó esa mente, y quiere que usted haga un uso total de ella, pero de
la manera correcta. El proceso por medio del cual sucede esto es la “renovación”.
No se trata de que deje de pensar, sino de que piense bíblicamente. Consiste en
ver las cosas desde la perspectiva de Él. Es tener “la mente de Cristo” y no permitir
que su pensamiento se conforme al mundo. Pablo les aconseja a los creyentes de
Filipos: “Haya, pues, en vosotros este sentir…” (Filipenses 2:5). Los resultados son
drásticamente distintos: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el
ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:6).
Una forma magnífica de comenzar la transformación hacia una mente renovada
consiste en meditar sobre las Escrituras. Podría tomar las citas bíblicas que ya se
han mencionado en estos estudios, reflexionar acerca de ellos, e incluso
aprenderlos de memoria. La renovación de la mente es un proceso, pero es un
proceso con una gran recompensa.
Texto bíblico
clave
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que
es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad (Filipenses 4:8).
Pensamiento
clave
En todas las circunstancias y las situaciones, puedo tener la
mente de Cristo.
DIA 11
AMAR A LOS DEMÁS
¿Cómo me puedo relacionar correctamente con los demás?
Así como nos creó para que tuviéramos una estrecha comunión con Él, también
Dios nos diseñó para que nos relacionáramos estrechamente con los demás. En ese
orden. Nosotros tendemos a centrarnos en las relaciones humanas —los amigos, la
familia, los compañeros de trabajo, los vecinos—, y dejar a Dios para el final.
En la lección del día 6 vimos que amar a Dios es la más alta de nuestras
prioridades; “el primero y grande mandamiento”, según Jesús (Mateo 22:38). Pero
después añadió: “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo” (v. 39). Los dos mandamientos se hallan estrechamente relacionados entre
sí. En realidad, a partir de nuestra relación con Dios desarrollamos la capacidad
para amar a los demás. Oswald Chambers lo explica así: “El amor que Dios me
tiene a mí es inagotable, y yo debo amar a los demás desde la roca firme de ese
amor que Dios me tiene” (11 de mayo).
Tal vez usted haya llegado a su relación con Cristo desde una situación de
aislamiento total con respecto a otra gente de fe. Esto parece ser un rasgo común
entre los que andan buscando en la Internet. O bien, es posible que haya dado este
paso después de haber frecuentado a otros cristianos, viendo la vida de ellos, y
oyéndoles relatar cómo Cristo los ha transformado.
En ambos casos, la intención de Dios es crear lazos entre usted y los demás
creyentes; los grupos de cristianos que constituyen lo que se conoce como la
“iglesia”. Tenga presente que la iglesia no es un edificio, ni una denominación. En la
mayoría de los casos es una reunión local de aquéllos que han “nacido de nuevo”.
Pablo usa un término para describir a esta red de creyentes. La llama “el cuerpo”.
Vea cómo los miembros del “cuerpo” dependen los unos de los otros:
Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no
soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja:
Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el
cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el
olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo,
como él quiso (1 Corintios 12:14-18).
El propósito de Dios es que usted establezca una relación con otros. John Donne
(1572-1631), poeta inglés del siglo XVII, captó esta realidad en su famosa
meditación cuando dijo: “Ningún hombre es una isla, para que lo tenga todo en sí
mismo…” Usted tiene un papel único que desempeñar. No le debería sorprender
que el Gran Planificador no haya dejado al azar sus relaciones en la tierra. Así que
puede poner delante de Él toda esta cuestión de sus relaciones con los demás, para
pedirle que lo ponga en contacto con aquéllos que Él escoja.
¿Incluye esto su compañero o compañera en la vida? Así lo creo. Por ejemplo, Dios
nos reunió a mi esposa Wendy y a mí hace cerca de cincuenta años, y no tengo
duda alguna de que se trató de una sabia decisión suya. Nuestros seis hijos no
fueron unos simples sucesos biológicos, sino que fueron unos dones
cuidadosamente pensados por Dios, que nos llamó a criarlos. Esa convicción nos ha
ayudado a seguir adelante a través de los numerosos retos con los que nos
tenemos que enfrentar los padres.
Su fe recién hallada va a dejar un impacto en todas sus relaciones. Tal como le dije
anteriormente, algunos querrán crecer espiritualmente junto con usted. Otros se
echarán atrás. Otros habrá que entrarán en su vida por medio de la confraternidad
cristiana y se convertirán en sus mejores amigos. “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo” es un privilegio y una responsabilidad que procede directamente del
corazón de Dios.
Texto bíblico clave
Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para
con otros (1 Tesalonicenses 3:12).
Pensamiento clave
En mí mismo estoy incompleto. Necesito a los demás, y
ellos me necesitan a mí.
DIA 12
AMARNOS A NOSOTROS MISMOS
¿Me amo a mí mismo?
He aquí la “sorpresa” de la lección de ayer: el punto de referencia para amar a los
demás es nuestro amor por nosotros mismos. “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo” (Mateo 22:39).
¿Cómo nos debemos amar a nosotros mismos? El concepto de Jesús sobre el amor
a nosotros mismos no tiene nada que ver con el cansón repiqueteo de la psicología
popular de hoy: “sentirnos bien con respecto a nosotros mismos” es todo lo que
importa. Los que se dedican al mercadeo enlazan con estridencia ese “sentirse
bien” con la compra de todo, desde las píldoras de energía hasta los aparatos que
nos ayudan a fabricarnos unos bíceps monstruosos; desde unas manicuras
fabulosas hasta unos monstruosos aparatos de televisión; desde los autos que se
pegan a la carretera hasta las vacaciones más fantásticas.
Aunque eso de “sentirse bien” podría tener su lugar (y no estoy haciendo campaña
contra las cosas que adquirimos), lo más frecuente es que esas adquisiciones y esa
actividad incesante sólo sean mecanismos de escape que nunca satisfacen
plenamente. De hecho, cuando probamos todos los “elíxires” y no nos dan lo que
buscamos, muchas veces nos sentimos desalentados o deprimidos, como resultado
del intento por llenar nuestro vacío de maneras equivocadas. Lo que Dios nos
proporciona va más allá de los sentimientos y de las cosas. Nuestras necesidades
más profundas son satisfechas siempre sólo por Él. Hace siglos, Agustín escribía:
“Nos hiciste, Señor, para ti, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en
ti”.
Ahora que usted se ha acercado a Cristo y “todas las cosas han sido hechas
nuevas”, todo este asunto de la imagen que tiene de sí mismo recibe una gran
renovación… y se convierte en la base para que se ame a sí mismo. (No se
preocupe, que aún puede seguir usando ropa elegante y echándose gel en el
cabello).
Aquí tiene dos claves para su nueva imagen de sí mismo.
Primera clave: Usted no se puede amar a sí mismo a partir de su naturaleza
humana caída, por mucho que la embellezca, la eduque o la mime. Tiene que
enfrentarse a la dura realidad de que, lejos de Cristo, usted “no es nada”. Pedro,
citando al profeta Isaías, dice: “Toda carne es como hierba, y toda la gloria del
hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae” (1 Pedro 1:24).
En nuestros momentos de sinceridad, nos podemos identificar con el salmista
cuando afirma: “Mas yo soy gusano” (Salmo 22:6).
Segunda clave: Usted se debe amar a sí mismo a partir del amor que Dios le tiene.
En primer lugar, se tiene que ver como Dios le ve: como alguien que tiene para Él
un valor increíble. Él lo creó de acuerdo a su propia imagen (vea Génesis 1:26). Lo
conocía, incluso antes que usted naciera (vea Salmo 139:13-16). Lo ama tanto,
que se entregó por usted (vea Juan 3:16). Lo creó para que viviera con Él en esta
vida y en la eternidad (vea 1 Tesalonicenses 5:10).
En ese caso, ¿cómo se debe ver a sí mismo? Usted es uno de los hijos de Dios, con
un valor incalculable (porque Él pagó un gran precio por usted a través del sacrificio
de Jesús en la cruz). Usted tiene un inmenso valor ante los ojos de Él, está lleno de
su Espíritu, forma parte de su cuerpo, ha sido enviado a realizar los grandiosos
designios que Él tiene para su vida, y es objeto de su gran amor y de su afecto.
Sobre esta base, usted puede alimentar su alma y su espíritu con cosas buenas,
cuidar de su cuerpo, disciplinar los aspectos desordenados que haya en su vida,
disfrutar de su comunión con Él y con los demás y dedicar sus mejores energías al
servicio de Él. Aunque tropiece, por medio de su gracia aprenderá de sus errores,
recibirá el perdón y finalmente, acabará la carrera que ha sido puesta delante de
usted (vea 2 Timoteo 4:7).
Como alguien a quien Dios ama con intensidad, y no como alguien con un ego lleno
de arrogancia, usted se puede amar a sí mismo, y entonces, “amar a su prójimo
como a sí mismo”.
Texto bíblico clave Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel
es el que os llama, el cual también lo hará (1 Tesalonicenses
5:23-24).
Texto bíblico clave Yo tengo un valor infinito, porque le pertenezco a Cristo.
DIA 13
VENCER AL HOMBRE VIEJO
¿Cómo me enfrento a los tiempos difíciles y a las tentaciones?
Hay quienes piensan erróneamente que cuando alguien se convierte en seguidor de
Cristo, se vuelve inmune ante las dificultades. Esta idea no está de acuerdo con las
Escrituras, ni con nuestra experiencia. Jesús dijo: “En este mundo afrontarán
aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 NVI). No
conozco una sola región en el mundo de hoy donde el pueblo de Dios no esté
acosado por tribulaciones (entre ellas, una fuerte persecución en algunas naciones).
Aunque he sido cristiano durante muchos años, yo mismo aún me enfrento a
dificultades, batallo con tentaciones, y me tropiezo con desafíos relacionados con
mi familia y mi trabajo, que a veces son muy intensos.
He aquí la alentadora noticia. Gracias a su fe en Cristo, usted se halla preparado
para enfrentarse a las tribulaciones y salir delante de una forma totalmente nueva;
tanto, que Pablo dijo que en Cristo “somos más que vencedores” (Romanos 8:37).
La batalla diaria por la que pasamos tiene diversos aspectos. El tema de hoy es el
“hombre viejo”, o la naturaleza vieja. (Amárrese el cinturón de seguridad. Estos
conceptos son de peso, pero muy importantes).
En el capítulo 6 de Romanos, magistral resumen de lo que somos en Cristo, Pablo
dice: “Mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que,
así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida
nueva” (v. 4, NVI).
¿Qué fue sepultado? El versículo 6 dice: “Nuestro viejo hombre fue crucificado
juntamente con él”. Este viejo hombre es la naturaleza humana defectuosa que
heredamos como consecuencia del pecado de Adán. Gracias a Dios, aquí no termina
el asunto. Usted hizo morir esa naturaleza por medio de su consagración a Cristo y
sus acciones diarias. Pablo continúa diciendo: “De la misma manera, también
ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (v.
11, NVI). En otras palabras, tiene que caminar de acuerdo con lo que fue realizado
en usted cuando se identificó con Cristo en su muerte. (Observe que el bautismo —
la inmersión en el agua— es la evidencia externa de que su viejo yo fue sepultado
con Cristo. El agua del bautismo representa literalmente al sepulcro de esa “vieja
naturaleza”).
Caminar en la nueva vida que tenemos en Cristo es emprender un viaje de toda la
vida. Al escribirles a los gálatas, Pablo lo describe así:
Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza
pecaminosa. Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo
que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí (Gálatas 5:16, 17).
Después pasa a describir diversos aspectos de la naturaleza de pecado, todos ellos
degradantes para el carácter del ser humano y dañinos para las relaciones
interpersonales. A continuación, explica cuál es el aspecto que tiene el “fruto del
Espíritu” —cualidades como el amor, el gozo, la paz y la fidelidad—, que reflejan la
naturaleza de Dios mismo. ¿No querría usted que su vida produjera esa clase de
fruto?
En resumen: Cuando usted se entregó a Cristo, recibió una “nueva naturaleza”.
Pero debe caminar de acuerdo a las consecuencias de lo sucedido. ¿Cómo?
“Caminando en el Espíritu.” Eso significa que le debe permitir al Espíritu Santo,
quien vive en usted, que les dé forma a sus pensamientos, guíe sus pasos,
gobierne sus reacciones y lo corrija cuando se desvíe. La naturaleza vieja es real.
La batalla es real. Pero Dios ha hecho posible que usted camine en victoria.
Texto bíblico clave
Ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza
con sus vicios, y se han puesto el de la nueva naturaleza
(Colosenses 3:9, 10, NVI).
Pensamiento clave
Gracias al Espíritu de Dios, puedo caminar diariamente en
victoria.
DIA 14
RESISTIR AL DIABLO
¿Cómo me enfrento al diablo?
Ayer nuestro centro de atención estaba en la forma de vencer a nuestra vieja
naturaleza, y vimos que tenemos la victoria cuando caminamos en el Espíritu. Hoy
hablaremos acerca de la manera de enfrentarnos al diablo.
Muy temprano dentro de mi caminar como cristiano aprendí una gran lección. En
nuestra compañía se desarrolló una disputa que parecía bastante ilógica entre dos
de los gerentes principales. Los temperamentos se incendiaron y comenzaron a
brotar las palabras insultantes, y daba la impresión de que las cosas sólo podrían
empeorar, no mejorar.
Más tarde, al meditar en aquel problema en la tranquilidad de mi estudio en mi
casa, mis ojos se posaron sobre un libro que tenía en mi estantería, cerrado aún
con su envoltura de celofán. El título me intrigó: Dealing with the Devil
(“Enfrentarse al diablo”), por C. S. Lovett. Mientras lo hojeaba, hallé esta analogía:
Supongamos que usted estuviera en medio de una intersección por donde transitan
muchos vehículos, con sus ropas normales de civil, y viendo autos que se le
aproximan desde todas las direcciones. Se puede poner a agitar los brazos como un
loco en un intento por detener el tráfico, pero lo más probable es que al poco
tiempo ya lo hayan atropellado. Ahora, imagínese que hace eso mismo, pero esta
vez se cambia de ropa. Se pone un uniforme de policía. Los resultados serían
totalmente distintos. Los conductores respetarían la autoridad representada por el
uniforme, y obedecerían sus indicaciones.
Después de esto, el autor presentaba la idea principal: Si el creyente está
“revestido de Cristo”, tiene autoridad para enfrentarse a la oposición espiritual, de
la misma manera que el policía en el tránsito. Armado con este concepto, “me puse
mi uniforme” y oré en el nombre de Jesús, ejerciendo autoridad sobre cualesquiera
que fueran las fuerzas invisibles que estaban causando la disensión entre los dos
gerentes. Al día siguiente descubrí, para mi asombro, que el problema se había
desvanecido, como si nunca antes hubiera existido conflicto alguno. Este incidente
me abrió realmente los ojos a la oposición espiritual. La Biblia dice mucho acerca de
la guerra espiritual. Veámoslo más de cerca.
El diablo es un adversario real que necesitamos tener en cuenta. Conocido también
como Satanás, inicialmente fue un ángel situado en un alto nivel del cielo que se
rebeló, fue echado del cielo (vea Lucas 10:18) y desde entonces ha estado en una
abierta hostilidad contra Dios. Fue él quien tentó a Adán y Eva en el Huerto (vea
Génesis 3:4), e incluso ahora mismo, es el autor de las guerras, las hambrunas, los
asesinatos y todos los vicios que conoce la humanidad. Jesús dijo de él que es un
ladrón que “no viene sino para hurtar y matar y destruir” (Juan 10:10).
Satanás desafió a Jesús a cada paso, desde su infancia hasta su muerte. Sin
embargo, no lo pudo intimidar para apartarlo de su misión, que consistía en
derrotar por completo a su antiguo enemigo. El apóstol Juan dice: “Para esto
apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8). Aunque
el enemigo es un tramposo y es astuto en sus tácticas, cometió un gigantesco error
de cálculo, pensando que si podía matar al Hijo de Dios, lograría tener en sus
manos el control indiscutido del mundo entero. Sin embargo, la muerte de Jesús,
que Satanás esperaba que fuera su triunfo supremo, se convirtió en su derrota
definitiva.
Aunque es cierto que Satanás fue derrotado, por un tiempo aún él sigue ejerciendo
una cierta medida de influencia sobre la tierra. Sigue estando tras toda forma de
maldad, tal vez con una intensidad cada vez mayor, porque siente (y está en lo
cierto) que ya llega el día en que va a ser destruido por completo. Pedro dice que
Satanás “como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro
5:8). ¿Su consejo? “Al cual resistid firmes en la fe” (v. 9). Pablo dice esto mismo:
“Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura
de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios
6:10, 11).
Todos los días vemos evidencias de la influencia del diablo alrededor de nosotros y
en los acontecimientos mundiales. La buena noticia es que en Jesús, usted puede
ser un “vencedor”, expresión que se usa con frecuencia en el Apocalipsis, el último
libro de la Biblia. Santiago afirma de manera categórica: “Resistid al diablo, y huirá
de vosotros” (Santiago 4:7). En otras palabras, ¡póngase el uniforme de policía!
Texto bíblico clave
Tu pleito yo (el Señor) lo defenderé (Isaías 49:25).
Pensamiento clave
La victoria de Cristo es total, y Él me va a enseñar la
forma de aplicar esa victoria a mi vida diaria.
DIA 15
UNA REFLEXIÓN PERSONAL
¿Cómo me va, ahora que he llegado ya a la mitad?
Hemos llegado al punto medio de estos treinta días de estudio. Mientras pienso en
nuestra conexión mutua por medio de la Internet, me siento asombrado y un poco
perplejo. En lugar de dedicarme a desarrollar hoy otro tema, me gustaría limitarme
a compartir unos cuantos pensamientos personales.
Nunca me había imaginado que estaría escribiendo este estudio. Así sucedieron las
cosas. Hace algunos años, un amigo me llamó un sábado por la mañana para que
viera cómo la nave espacial Columbia regresaba a la Tierra. Sin embargo,
exactamente quince minutos antes del momento en que debía aterrizar en la
Florida, algo salió terriblemente mal y se comenzó a desintegrar. En un instante,
siete astronautas (seis estadounidenses y uno israelí) perdieron la vida… en el
mismo momento en que regresaban a casa. Me pasaron por la mente muchos
pensamientos, pero había una pregunta que no me dejaba en paz: ¿Conocían a
Jesucristo? Aquella mañana apagué el televisor y comencé a escribir un pequeño
folleto acerca de la manera de entrar en una relación vital con Jesucristo. Lo llamé
“Coming Home” (“Volver a casa”). Pensaba que tal vez este mensaje podría ayudar
a otras personas, proporcionándoles un mapa de carreteras que respondiera la
mayor de las preguntas que tenemos en la vida: ¿Cómo me debo relacionar con
Dios?
Se publicó Coming Home, y se distribuyeron miles de ejemplares. Fue traducido a
varios idiomas más. Recibí comentarios acerca de la forma tan real en que estaba
ayudando a la gente, pero quise que este mensaje del amor de Dios alcanzara a
muchas personas más. Un día conocí a Mark Weimer, hombre de negocios de
California que se había unido recientemente con otros líderes de los negocios en
Silicon Valley para comenzar una nueva empresa llamada Global Media Outreach.
Su meta era encontrar nuevas formas de propagar el mensaje del Evangelio por la
Internet. Mark leyó mi pequeño folleto y propuso formatearlo para la web. En
febrero de 2006, Coming Home salió en vivo en línea como
www.lifesgreatestquestion.com. Compramos anuncios en Google, y después en
Yahoo para ayudar a las personas a hallar este portal de la web.
Como ya mencioné (en el día 7), las estadísticas indican que por lo menos un millón
de personas diarias andan buscando en la Internet ideas acerca de los
interrogantes más profundos de la vida. De una manera notable, comenzamos a
establecer conexiones con miles de personas así (como usted), procedentes de
todos los rincones del mundo: más de ciento setenta países en unas pocas
semanas. Más del doce por ciento de los que visitaban nuestro lugar en la web
indicaron que, como consecuencia de esa visita, habían tomado la decisión de
seguir a Cristo. Francamente, me sentí perplejo. La tecnología de la Internet, usada
tantas veces con malos propósitos (como la pornografía) se estaba convirtiendo en
un medio gracias al cual la gente de toda la Tierra podía hallar nueva vida en
Cristo. Pudimos averiguar cuáles eran los países desde los cuales se nos
investigaba, y entre ellos estaban los Estados Unidos, la India, Gran Bretaña, las
Filipinas, Nigeria, Paquistán, Canadá y Sudáfrica y, aunque en menor número,
lugares como Burundi, Cuba, Irán, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Fiji,
Malta y Lesoto, por medio de palabras de búsqueda como éstas: “El sentido de la
vida”, “Dios”, “Esperanza” y “Vida después de la muerte”.
En julio, cuando mi esposa Wendy y yo comenzamos las vacaciones de verano,
sentí desarrollarse en mí una fuerte preocupación por los nuevos creyentes, y me
pregunté qué materiales habría disponibles para ayudarlos a tener un fundamento
más firme en su fe. Cuando no encontré mucho que pudiera servir de ayuda, me
sentí fuertemente dirigido a formar parte de la respuesta. Fue entonces cuando
comencé a escribir este estudio de treinta días. Lo consulté con Mark, y a él le
encantó la idea. Él también había estado sintiendo que se necesitaba este tipo de
material, incluso hasta el punto de pensar también que debía abarcar un período de
treinta días.
Ahora, mientras escribo, siento una “conexión” creciente con usted. Puedo decir,
como les dijo Pablo a los creyentes de Filipos: “Doy gracias a mi Dios cada vez que
me acuerdo de ustedes” (Filipenses 1:3, NVI). Lo más probable es que usted y yo
nunca nos lleguemos a conocer; al menos, aquí en la tierra. Sin embargo, quiero
decirle que cuenta con el afecto de Wendy y el mío, y lo más importante de todo,
que usted es muy valioso para Dios.
Ahora lo quiero animar a seguir adelante en este viaje. No se dé por vencido. Dios
tiene planificada una maravillosa aventura para usted. Pase lo que pase, recuerde
siempre que Él es fiel. Si usted se lo permite, Dios va a completar el proceso para
el cual lo creó, y a realizar todos y cada uno de los propósitos que tenía cuando lo
redimió.
Pensamiento clave Dios tiene un plan para mí. El que nos hayamos conocido por
medio de la Internet no ha sido un accidente.
DIA 16
PERMANECER: EL CENTRO DE LA VIDA
CRISTIANA
¿Cómo me mantengo cerca de Jesús?
Si en el transcurso de estos treinta días le pudiera dejar un solo anhelo ardiente,
sería éste: Mantenerse estrechamente conectado a Jesús. El término que utiliza la
Biblia es “permanecer” con Jesús, que significa mantenerse unido a Él; seguir
conectado de una manera íntima. (Una rápida observación aquí: cuando hablamos
de “permanecer” —de mantenerse cerca de Jesús—, yo sigo siendo un aprendiz. Es
un aspecto en el cual, como la mayoría de los cristianos, sigo necesitando crecer).
Hay quienes afirman que la clave para mantenerse cerca de Jesús es aprender
“doctrina”; las enseñanzas fundamentales de la fe cristiana. Sin duda alguna, una
doctrina sólida es importante. En su ausencia, muchos han caído en el error. Sin
embargo, como señala Oswald Chambers, “es posible saberlo todo acerca de la
doctrina, y aun así, no conocer a Jesús. El alma peligra cuando el conocimiento de
la doctrina se vuelve más importante que el contacto íntimo con Jesús” (16 de
agosto).
Otros dirán que seguir a Jesús consiste en hacer buenas obras. También las buenas
obras son importantes, y Dios las elogia; por ejemplo, esto es lo que dice Pablo en
su amonestación contra la pereza: “Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer
bien” (2 Tesalonicenses 3:13). Sin embargo, nuestra actividad se puede convertir
fácilmente en un sustituto para ese “permanecer”, que es como poner el carro
delante del caballo, porque como veremos, las buenas obras brotan de la relación
estrecha con Jesús.
En el capítulo 15 del evangelio de Juan, Jesús presenta una poderosa metáfora para
describir la intimidad que Él anhela tener con usted:
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí
mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer (Juan 15:4, 5).
Las ramas de un árbol dependen por completo de que el tronco las soporte, las
alimente y les dé vida. Desde el momento en que se corta una rama, se seca y
muere. En cambio, cuando está debidamente conectada, existe un continuo flujo de
vida. Esta transmisión de energía, fortaleza —de hecho, propósito— es la que
produce el “buen fruto”, una vida fructífera; productiva.
Ésta es la relación en la cual “permanecía” Jesús con su Padre. Si usted sigue el
modelo que Él estableció, se mantendrá estrechamente conectado con Él y con el
Padre.
Jesús tenía una confianza total; sabía que el Padre conocía lo necesario y lo mejor.
Jesús estaba en un diálogo continuo, observando y escuchando las iniciativas del
Padre, para obedecerlas de inmediato.
Jesús disfrutaba de estar en la presencia del Padre, habitando seguro en su amor,
cuidado y protección.
Oswald Chambers, a quien he citado anteriormente, dijo en su escrito para el 14 de
junio que se puede “permanecer” —mantenerse cerca de Jesús— “en los asuntos
intelectuales, en los de dinero y en todos los asuntos que hacen de la vida humana
lo que es”.
He aquí el principal reto con el que se va a encontrar: Se va a sentir como que
necesita hacer algo primero… antes de poder “permanecer”. ¡Eso es una trampa! Se
permanece ahora, no en el futuro. Y es aquí, no allí. Haga de este mantenerse
cerca de Jesús el objetivo primordial de su caminar cristiano. Aprenda a
permanecer en Él.
Texto bíblico clave
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros (Santiago
4:8).
Pensamiento clave
Se permanece ahora.
© JOHN D. BECKETT
DIA 17
LA VERDAD: LA CLAVE DE LA LIBERTAD
¿Por qué importa la verdad?
Si se nos diera la oportunidad de sentarnos con el apóstol Pablo para disfrutar de
una buena taza de café, y si le preguntáramos qué le daba energías para seguir
adelante, he aquí lo que yo creo que él nos respondería: “Hago lo que hago, y
soporto lo que soporto, porque ‘Dios nuestro Salvador… quiere que todos los
hombres (todos los seres humanos de la tierra) sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad’” (1 Timoteo 2:3, 4).
Entonces, tal vez le pediríamos a Pablo que comentara la pregunta que ha venido
persiguiendo a los seres humanos a lo largo de los tiempos: “¿Qué es la verdad?”
Este gran erudito y pensador diría: “He aquí la esencia de la verdad: ‘Hay un solo
Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre’” (v. 5).
¿Nos atreveríamos a desafiar a Pablo en este punto? “¿Podría usted reducir
realmente el concepto de lo que es la verdad a esa frase única?” “Sí”, él nos
contestaría. “Ésa es la roca firme. Obtenga esto, y lo demás le seguirá. No hay
varios dioses. Hay Uno, y es un Dios que podemos conocer. No hay diversos
caminos para llegar a ese único Dios verdadero. De hecho, Jesús mismo, sin
manifestar arrogancia de ninguna clase, dijo: ‘Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí’” (Juan 14:6). En última instancia, he aquí lo
que Pablo nos está diciendo: La Verdad no es un simple conjunto de creencias,
como sucede con las religiones y las filosofías. La Verdad es una Persona.
Encontramos la Verdad cuando encontramos a Cristo.
Creo que debemos luchar por la verdad. He aquí el porqué:
La verdad trae consigo la estabilidad. Cuando la verdad no está presente, el mundo
se trastorna de tal modo, que sólo queda el caos. Isaías dijo: “La verdad tropezó en
la plaza” (Isaías 59:14). Esto sucede cuando huimos de la verdad, en lugar de
abrazarla.
La verdad es la libertad. Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres” (Juan 8:32). La verdad tiene una importancia suprema porque, al final, sin
verdad no hay libertad. (Por ejemplo, piense en cómo los regímenes represivos que
le niegan a su pueblo las libertades básicas se tienen que mantener a base de
distorsiones y mentiras).
La verdad se puede aprender; de hecho, se puede impartir. Jesús, pensando en el
día en que llegaría el Espíritu Santo con poder, dijo: “Cuando venga el Espíritu de
verdad, él os guiará a toda verdad” (Juan 16:13). ¿No es tranquilizador saber que
el Espíritu Santo está con usted en el camino de la vida, y que le sirve de guía a
toda verdad?
La verdad es la forma más segura de evitar el engaño. El primero en la lista de sus
peligros futuros es el engaño. Jesús dijo: “Mirad que nadie os engañe… Porque se
levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de
tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:4, 24).
Pablo afirmó que los días del futuro estarían marcados por la “obra de Satanás, con
gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para
los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad” (2
Tesalonicenses 2:9, 10). Un amigo mío suele decir: “La única defensa contra el
engaño es un apasionado amor por la verdad”.
¿Causa un impacto en su mundo esta batalla por la verdad? Si usted es estudiante
de universidad, entonces sabe que mentir y hacer trampas son toda una forma de
arte, y que la verdad no parece tener importancia. Si está en un colegio
universitario o en el recinto de una universidad, ya sabe que la idea misma de que
haya una verdad objetiva —que se pueda conocer la verdad— es motivo de burla.
Si está en el mundo de los negocios, usted sabe que con demasiada frecuencia se
compromete la verdad. Esto se hizo muy evidente en Enron, donde muchos de los
“mejores y más brillantes” de los líderes esquivaban la verdad en su trabajo diario.
La verdad es importante. Usted no está en venta, y para usted, la verdad tampoco
lo está. De hecho, hasta podría valer la pena morir por ella.
Texto bíblico clave
Compra la verdad, y no la vendas (Proverbios 23:23).
Pensamiento clavet
“Vivir en la verdad es el secreto para vivir libre.” (Os
Guinness, en un Foro de Véritas en la Universidad de
Stanford). La verdad me hace libre.
DIA 18
TRABAJAR CON; NO PARA ...
¿Qué trabajo quiere Dios que yo haga?
La verdadera naturaleza de Dios se revela de manera maravillosa en la vida y las
palabras de Jesús. Él fue quien dijo: “Si me conocieseis, también a mi Padre
conoceríais” (Juan 14:7).
En casi todas las formas o tradiciones religiosas, el “dios” o los “dioses” que reciben
adoración son pasivos y abstractos, o sólo son una figura histórica. En cambio,
Jesús proclamó que el Dios verdadero está vivo, activo y ocupado. “Mi Padre hasta
ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17). Dios no se limitó a crear los cielos y la
tierra con una gran explosión de energía divina, para después echarse a un lado y
dejar que la creación se manejara ella sola. Él ha permanecido íntimamente
involucrado, infundiendo su poder e influencia en todo lugar, en toda situación y en
todo momento para sostenernos (vea Colosenses 1:17).
Esta realidad tiene inmensas consecuencias en cuando a nuestra forma de llevar a
la vida sus propósitos. Si no captamos la intensidad de la participación directa de
Dios, nuestra tendencia será, o bien trabajar independientes de Él (secularismo), o
trabajar para Él, como “pequeños ayudantes”. Su idea no es ninguna de estas dos
cosas. Es que trabajemos con Él. El Dr. Henry Blackaby, autor de Experiencia con
Dios (¡un recurso excelente!) lo explica de esta manera: Dios está obrando
alrededor de nosotros todo el tiempo. Nuestro trabajo consiste en ver dónde está
obrando, y unirnos a Él”. El apóstol Pablo nos llama “embajadores” que somos
“colaboradores suyos” (2 Corintios 5:20; 6:1).
Es necesario que usted capte lo drástico que es todo esto. El Dios del universo lo
está invitando; de hecho, le está ofreciendo el privilegio de unírsele en su obra. Eso
es muy distinto a que usted salga y haga lo que crea, y de vez en cuando le pase
un informe a Él. En lugar de esto, puesto que es colaborador suyo, su “antena”
sede extenderse, y todos sus sentidos se deben avivar, vigilantes en busca de su
actividad. No hay nada que sea al azar, ni que se halle más allá de su alcance
redentor. Por ejemplo:
Usted ve la tristeza en el rostro de un compañero de trabajo que ha perdido a un
ser querido, y puede derramar en él la compasión y la misericordia de Dios.
Hay un libro nuevo que lo ha ayudado, y usted compra otros ejemplares del libro
para dárselos a sus amigos.
Un atasco en el tránsito hace que pierda un avión, y usted descubre que Dios tenía
una razón significativa para que usted no se fuera cuando tenía pensado hacerlo.
Piense en su situación actual como estudiante, o en los comienzos de su vida
profesional o echando a andar a su familia. Tal vez usted se halle en medio de un
cambio de trabajos, o esté haciendo planes para retirarse. El lugar donde usted se
encuentra no es un accidente, ni lo es lo que está haciendo en estos momentos. Sin
embargo, tal vez usted sea como yo, que necesite pasar su centro de atención de
“lo que yo estoy haciendo” a lo que Dios está haciendo, y la forma concreta en que
se le puede unir ahora mismo en esa obra que Él está haciendo.
Haga este cambio, y se abrirá ante usted todo un mundo nuevo de aventura, gozo,
paz e impacto espiritual.
Texto bíblico clave
Nosotros (somos) colaboradores suyos (2 Corintios
6:1).
Pensamiento clave
Dios está obrando alrededor de mí. ¿Cómo me le
puedo unir?
DIA 19
REUNIRSE
¿Con quiénes me ha enlazado Dios?
Cuando alguien se hace seguidor de Jesús, su mayor prioridad consiste en
alimentar su nueva relación con el Señor. No puede haber sustituto alguno para el
desarrollo de unos lazos personales con Él.
Aun así, como hacíamos resaltar en el día 11, no debemos mantenernos aislados,
sino que debemos unirnos con otros creyentes en una búsqueda común con el
objeto de descubrir a Dios y andar por sus caminos. Se ha dicho que las dos
secciones de la cruz —la vertical y la horizontal— representan simbólicamente
nuestra doble relación con Dios y con los demás. Se cruzan. Están relacionadas
entre sí.
Las reuniones de creyentes —o “iglesias”— tienen muchas formas distintas, desde
los grupos pequeños de personas que se reúnen en secreto en aquellas regiones
sonde estas prácticas están prohibidas, hasta las “megaiglesias” formadas por
decenas de miles de cristianos. Cualquiera que sea su configuración, lo vital es que
todo creyente se halle relacionado con otros creyentes. Este enlace fue la reacción
espontánea de los que vinieron a la fe en el día de Pentecostés, y necesitamos
comprender cómo funcionaban.
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en
el partimiento del pan y en las oraciones (Hechos 2:42).
Cada uno de los cuatro aspectos que se presentaban cuando se reunían era un
catalizador para su crecimiento individual y como grupo.
La doctrina los mantenía centrados en la palabra de Dios; enraizados en la “sana
doctrina”.
La comunión los mantenía envueltos en una amistad mutua, además de la
alabanza, la adoración y los testimonios acerca de la actividad de Dios.
El partimiento del pan los mantenía en contacto al compartir las comidas, dándoles
oportunidad para un cálido diálogo y una amistad creciente. Por lo general, estas
comidas se hacían “en las casas” (v. 46) y atraían a familias enteras, incluyendo los
niños, reunidas todas en un ambiente muy natural.
Las oraciones los mantenían centrados como grupo en la presencia de Dios.
Mientras oraban, hacían peticiones e intercedían, podían escuchar cuál era su
voluntad para sus vidas.
¡Si esos mismos elementos estuvieran siempre presentes hoy en la vida de la
Iglesia!
Puesto que usted es un nuevo creyente, tal vez exista ya una relación entre usted y
la confraternidad de una iglesia, y tal vez no. O es posible que se encuentre en una
iglesia que está muy lejos de ser el lugar correcto para usted. Es triste que haya
tantas iglesias que parezcan espiritualmente muertas. Algunas están cometiendo
serios errores. Pero le puede pedir a Dios con toda tranquilidad que lo reúna con las
personas y los grupos que Él quiere para usted. Dios conoce sus necesidades, y
sabe con quiénes debe estar usted conectado.
Tal vez lo dirija a un formato que no sea “convencional”. Durante muchos años,
nuestra familia se reunió “por las casas” con varias familias más. Nuestros hijos
participaban con entusiasmo, y estaban presentes los elementos esenciales de los
primero tiempos de la Iglesia. En muchos lugares del mundo se están formando
miles de iglesias nuevas, se está produciendo un crecimiento y hay una dinámica
confraternidad.
Jesús quiere que se produzca este tipo de crecimiento. Lo que Él dijo fue: “Edificaré
mi iglesia; y las puertas del Hades (el infierno) no prevalecerán contra ella” (Mateo
16:18). La Iglesia de Jesús no se está batiendo en retirada, ni sobreviviendo
apenas, ni tampoco haciendo ceremonias sin vida. La Iglesia de Jesús está sana,
llena de vida y de estrategias. Y Él quiere que usted esté en una iglesia así.
Texto bíblico clave
No dejando de congregarnos… (Hebreos 10:25).
Pensamiento clave
Soy un cristiano nuevo, y necesito estar en una sana
comunión con otros.
DIA 20
LA ADORACIÓN
Nota: Los dos estudios próximos —el de hoy, sobre la adoración, y el de mañana,
sobre la oración— fueron escritos por Wendy Beckett, quien ha sido mi amada
esposa durante más de cuarenta y cinco años. Wendy ha desarrollado una
maravillosa vida de adoración y de oración, y creo que sus ideas le van a ser de
gran utilidad.
¿Por qué tiene tanta importancia para mí que alabe y adore a Jesús?
Cuando los que creen en Jesús lo alaban y le cantan, ¿es porque Dios, el Rey del
universo, necesita que los seres humanos le adoren? En realidad, no, aunque
podemos estar seguros de que Él se deleita en nuestra adoración.
En realidad, lo que yo he hallado es que la alabanza y la adoración tienen una
importancia vital para mi relación con Él. La adoración me permite levantar mis
pensamientos desde mi persona hasta mi Salvador, Amigo y Señor, y llevarlos así a
un ámbito totalmente nuevo. Aparta mi enfoque de mis circunstancias para llevarlo
a sus planes.
Cuando meditamos en su bondad, su asombroso amor, el sacrificio que hizo por
nosotros, y su gran poder en nuestra vida, nuestra reacción natural consiste en
alabarlo y adorarlo. Brota espontáneamente la gratitud en nuestro interior.
David era un gran adorador, y se convirtió en el rey más destacado de Israel.
Encontramos el relato sobre su vida en los dos libros de Samuel, en el Antiguo
Testamento. Desde sus primeros años, vemos la adoración en su corazón. Siendo
un joven pastor dedicado a guardar los rebaños de su padre en las colinas que
rodean a Belén, David le expresaba al Señor su amor y su gratitud. Cantaba acerca
de la belleza de su creación. Oraba cuando estaba en peligro, y cuando el Señor le
respondía y lo protegía, expresaba su gratitud y su alabanza con cantos y poesías.
Los Salmos, muchos de los cuales fueron escritos por David, nos entregan el rico
legado de su adoración a Dios y su profundo amor por Él.

Jehová es mi pastor; nada me faltará (Salmo 23:1).

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? (Salmo 27:1).

Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la
hermosura de la santidad (29:2).

Grande es Jehová, y digno en gran manera de ser alabado (48:1).

Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre
(103:1)

Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su
misericordia (107:1)
Le explico un enfoque de la adoración que se basa en mi experiencia, y que tal vez
le sea útil. Por la mañana temprano, y por la noche, antes de irse a dormir,
exprésele su amor al Señor. “Padre, te saludo en esta mañana y te doy gracias por
este nuevo día.” “Señor, ha sido un día difícil, pero te doy las gracias por tu
fidelidad.”
Cuando esté realizando sus actividades diarias, tenga siempre presente que le debe
dar gracias, alabarlo por ser quien Él es, y decirle que lo ama. (Por supuesto,
algunos días se va a sentir con más deseos de hacer esto, que otros). Comprenda
que usted se halla realizando un viaje. Mientras más lo alabe a lo largo del día, más
sentirá su gozo, y más verá las cosas desde la perspectiva de Él. Su vida diaria va a
adquirir un sentido totalmente nuevo.
Texto bíblico clave
Alabad a JAH, porque es bueno cantar salmos a nuestro
Dios (Salmo 147:1).
Pensamiento clave
No hay nada que me acerque más al Señor que darle
gracias, alabarlo y adorarlo.
DIA 21
LA ORACIÓN
Por Wendy Beckett.
¿Cómo le hablo a mi Padre del cielo?
Es un privilegio maravilloso el que podamos hablar con el Señor de todo el cielo y
de la tierra en cualquier momento del día o de la noche. Y le podemos hablar de
cualquier tema. No necesitamos usar oraciones formales escritas, aunque si nos
sentimos más cómodos con ellas, está bien que lo hagamos.
Un día, los discípulos de Jesús le hicieron una pregunta clave: “¿Nos puedes
enseñar a orar?” Ellos habían observado que Jesús pasaba mucho tiempo hablando
sosegadamente con su Padre celestial. La oración que Él les sugirió es también un
modelo para nosotros:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de
cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del
mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén
(Mateo 6:9-13).
Esta oración es tan útil, porque establece con toda reverencia nuestro centro de
atención en nuestro Padre celestial, le pide que intervenga en nuestros asuntos
terrenales, pone delante de Él nuestras necesidades en cuanto a provisión, perdón
y protección, y termina glorificándolo a Él y a su gran poder.
Así como son excelentes para la adoración, los Salmos de David también son útiles
ejemplos sobre la forma en que podemos hablar con nuestro Padre celestial. A Él le
encanta que nos le acerquemos simplemente, así como a un padre celestial le
encanta que sus hijos se le sienten en las rodillas y le digan todo lo que tienen en la
mente.
Muchos de los Salmos son clamores dirigidos al Señor para pedirle ayuda en
tiempos de tribulación. Los Salmos 17, 28, 61, 64, 70 y 86 son todos ejemplos de
momentos en los que David clamó al Señor para que lo oyera y lo protegiera de sus
enemigos. Algunas veces, hacia el final del Salmo queda claro que David sabe ya
por fe que el Señor ha escuchado su clamor pidiéndole ayuda.
Ésta es la clave: Háblele a Jesús como uno le habla a su mejor Amigo. Comience
dándole gracias y alabándolo por el gran amor que le tiene. Después háblele de sus
preocupaciones. Le puede hablar de todo. Él ya lo sabe, así que no piense que lo va
a tomar por sorpresa.
Cuando sepa que lo ha desilusionado, en lugar de distanciarse de Él, acuda a Él de
inmediato para pedirle perdón. Después tome su mano y siga adelante con Él. En la
oración, usted podrá experimentar el gozo de sentir que sus consoladores brazos lo
rodean. En respuesta a sus oraciones, Él lo va a perdonar, le va a dar ánimo, lo va
a fortalecer y le va a dar claridad de pensamiento ante los problemas. Y le va a dar
su asombrosa paz.
Una de las lecciones más difíciles es la de aprender a escuchar. Es posible que se le
haga difícil acallar lo suficiente a los pensamientos que lo distraen, para escuchar la
voz de Dios. Una buena forma de comenzar a oírlo hablar es la lectura diaria de las
Escrituras. Es una manera excelente de escuchar, y muchas veces tiene por
resultado unas respuestas inesperadas a algunas de sus preguntas.
Cuando encuentre a otros que también crean en Jesús, únase con ellos para orar.
El hecho de escuchar a otros cuando expresan ante el Señor lo que tienen en el
corazón es un gran catalizador para el crecimiento de su propia fe. Muy pronto
descubrirá que siente grandes deseos de que lleguen esos momentos de reunión
con ellos.
Lo más importante de todo es que recuerde que la oración es una conversación
continua con Aquél a quien está aprendiendo a amar y aceptar. Basta con mirar
hacia el cielo y sonreírle, o apretar su propia mano como quien sostiene la mano
del Señor, para volver a la cercanía que necesita tener con Él en ese momento.
Texto bíblico
clave
Pensamiento
clave
DIA 22
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción
de gracias (Filipenses 4:6).
Orar es conversar con nuestro maravilloso Señor.
LAS TENTACIONES
¿Por qué sigo teniendo estos pensamientos?
Necesitamos estar conscientes de que existe una fuerza tenaz y destructora que
obra en la vida del creyente. Se llama “tentación”, y es el efecto continuo de
nuestra vida y nuestros hábitos anteriores, que nos quiere arrastrar hacia abajo. El
propósito final de la tentación siempre es el mismo: mantenernos alejados de un
caminar cercano con el Señor. La tentación nunca es mortal. En cambio, si cedemos
ante ella nos puede hacer retroceder y causarnos un gran desaliento.
Hay quienes creen erradamente que los cristianos son inmunes ante los malos
pensamientos y las formas de conducta indecorosas; que hay una especie de
escudo protector que desciende sobre nosotros para impedir que seamos atraídos
hacia el mal. Aunque sea una idea feliz, no es real. De hecho, he notado que
cuando una persona camina hacia delante con el Señor, muchas veces sus
tentaciones se intensifican. Al fin y al cabo, el creyente tiene un gran valor para el
Señor, lo cual lo hace blanco favorito del adversario, quien odia todo lo que Dios
ama. Pedro habla de nosotros diciendo que somos “linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 Pedro 2:9). Unas credenciales como
éstas aumentan la obsesión de Satanás por derribarnos y separarnos del Señor.
Yo noto que me tengo que guardar con diligencia, sobre todo en tres tipos de
tentación que identifica el apóstol Juan. “Porque todo lo que hay en el mundo, los
deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene
del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:16).
Los deseos de la carne comprenden las formas incorrectas de satisfacerse a sí
mismo, especialmente en el aspecto sexual, y esto incluye no sólo nuestras
acciones, sino también nuestros pensamientos.
Los deseos de los ojos son todas las cosas que ansiamos de manera ilícita y que,
dicho sea de paso, nos causan muy poca satisfacción si las logramos alcanzar.
Tal vez la más insidiosa de todas sea vanagloria de la vida, que produce en
nosotros el afán de promocionarnos a nosotros mismos, las ambiciones egoístas y
el progreso a expensas de los demás. En última instancia, esta vanagloria de Dios
trata de hacernos como Él, y ésta misma fue la causa de que Satanás fuera
expulsado del cielo.
Por mucho que batallemos con las tentaciones, le podemos agradecer al Señor que
Él mismo sea nuestro camino hacia la victoria. Dios reúne unas cualidades únicas,
porque es el Dios-hombre, el que triunfó sobre todo lo que lo tentaba, y nos puede
ayudar cuando seamos tentados: “Pues en cuanto él mismo padeció siendo
tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Hebreos 2:18). Pedro
se hace eco de esta garantía: “Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos” (2
Pedro 2:9). Pablo añade: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea
humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis
resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que
podáis soportar” (1 Corintios 10:13).
UN EJEMPLO
Veamos la forma en que puede surgir la tentación en su vida, y cómo puede usted
reaccionar ante ella. Supongamos que usted anda de viaje y ha alquilado un cuarto
de hotel. Está cansado al final de un largo día, y prende la televisión para relajarse.
Mientras recorre los canales, va a parar a una estación que presenta desnudos con
todo descaro (o alguna otra cosa que usted sabe que no es correcta). Allí se queda,
y muy pronto, queda absorto ante lo que está observando. Usted piensa: “Aquí no
hay nadie más. ¿Qué podría importar?” Sin embargo, a la mañana siguiente se
siente sucio. Las imágenes le siguen cruzando por la mente. No se las puede quitar
de encima. Se le hace difícil orar. Dios parece estar más distante.
¿Cómo podría tratar usted este enfrentamiento entre su mente y su espíritu en
diversos momentos? Evitándolo: Para evitar caer al azar en un canal sucio, revise
primero la lista de canales, usando el directorio que suele haber en la mayoría de
los cuartos. O bien, decida que tiene mejores cosas que hacer, y no prenda para
nada la televisión. Protegiéndose: Si va a parar a un canal con una programación
dudosa, invoque al Señor de inmediato. Pídale que lo ayude. Si sabe que eso que
está viendo lo ofende a Él, salga de ese canal y no regrese a él. Pídale a Dios que le
quite de la mente las imágenes que se le queden en ella. Arrepintiéndose para ser
restaurado: Si se ha dejado arrastrar y ahora se está enfrentando a “la mañana
siguiente”, háblele al Señor con franqueza y sinceridad, por muy pocas que sean las
“ganas” que tenga de hacerlo. Confiésele esa mala acción que ha cometido, pídale
perdón y reciba su amor restaurador. Aprenda la lección y no la repita.
Texto bíblico clave
Fiel es Dios… que dará también juntamente con la
tentación la salida (1 Corintios 10:13).
Pensamiento clave
Las tentaciones son inevitables. El que yo me resista o
ceda ante ellas es voluntario.
DIA 23
CONFIAR EN DIOS EN CUANTO AL FUTURO
¿Está seguro mi futuro en sus manos?
Según vamos creciendo en nuestra relación con el Señor, vamos descubriendo que
cada vez podemos confiar más en Él. Cuando Wendy y yo estábamos comenzando
nuestra familia, nos pasábamos largas horas conversando acerca de la clase de
mundo que encontrarían nuestros hijos. (Es probable que todas las generaciones
hayan tenido esa misma preocupación). Aunque nos seguimos preguntando hacia
dónde se dirige este mundo tan lleno de tribulaciones, ha crecido nuestra
tranquilidad en cuanto a que nuestro futuro se halla seguro en las manos de Dios.
Más que limitarnos a confiar en Él en todo lo que suceda, confiamos en Él en cuanto
a lo que va a suceder.
A esta confianza le da seguridad la comprensión de que la historia no es sólo la
historia de la humanidad. Es la historia del Señor, su propia historia. Tiene un
principio y un final. No es circular, como afirman algunas religiones, sino lineal. Hay
tres puntos principales que definen la trayectoria del ser humano.
La creación. La frase con la que comienza la Biblia es “En el principio” (Génesis
1:1), y Jesús estaba presente: “Éste era en el principio con Dios” (Juan 1:2). A
partir de este punto, la historia se va desarrollando de forma sistemática y
progresiva.
La redención y la restauración. El nacimiento, la muerte y la resurrección de Jesús
se convirtieron en el cumplimiento del plan de Dios para restaurar su relación con
su creación, y el punto de apoyo sobre el cual giran todos los sucesos mundiales.
La consumación. La historia culminará en lo que Pablo llama la “consumación” o el
“cumplimiento de los tiempos”, en el cual Dios reunirá “todas las cosas en Cristo…
así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” (Efesios 1:10).
En estos momentos nos hallamos en el período que terminará con la consumación.
Lo más probable es que en los tiempos que tenemos por delante veamos unos retos
y unas dificultades cada vez mayores en toda la tierra, pero podemos descansar
tranquilos, en la seguridad de que Dios tiene el control firme y pleno de todo.
Entonces, ¿dónde encajamos nosotros en todo esto? Desde nuestra limitada
perspectiva, es posible que nos parezca que las cosas de la vida diaria suceden al
azar, y sin conexión entre sí, como si estuviéramos mirando uno por uno los hilos
de un tapiz desde el revés de la tela. Sin embargo, desde el punto de vista de Dios
no hay nada al azar. Él ve el tapiz desde arriba, y lo que ve es un esquema
exquisito. Cada persona y cada suceso tiene su razón de ser, ya se trate de un
nacimiento, de una muerte, de los resultados de unas elecciones, de una derrota
militar o un descubrimiento de la tecnología (como la computadora que usted está
usando ahora mismo).
La forma en que se van a producir los sucesos futuros, sencillamente no la
sabemos. Pero Dios sí la sabe, y una vez más, podemos confiar por completo en Él.
Eso no quiere decir que nos volvamos pasivos, y tomemos la actitud de aceptar que
venga lo que venga, sino más bien lo opuesto. Tal como nos lo indicó Jesús,
debemos estar vigilantes y muy atentos, sobre todo mientras más se acerca el fin
(vea Mateo 24:42).
Uno de mis textos bíblicos favoritos define las reglas del combate y el enfoque que
deben tener nuestros afectos mientras atravesamos el presente rumbo al futuro:
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios (Hebreos 12:1,
2).
Imagínese: los pioneros de la fe contemplándolo mientras usted corre su carrera.
Cuán apropiado es el consejo de que se desprenda de todo lo que pese y mantenga
los ojos firmemente fijos en Jesús, Aquél que ya ha ganado la victoria.
Aprenda de memoria estos versículos de Hebreos y haga de ellos su inspiración
diaria. Pase lo que pase, puede tener la seguridad de que el Señor, que estaba
presente en el principio, y ha estado presente todo el tiempo, es el que va a escribir
el último capítulo, y que va a ser un capítulo glorioso.
Texto bíblico clave
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin (Apocalipsis
21:6).
Pensamiento clave
Lo esencial en la historia es la historia de Dios. Gracias a su
amor y su interés por mí, yo formo parte de esa historia.
DIA 24
UN PUNTO DE VISTA ETERNO
¿Cómo me mantengo centrado en aquello que es perdurable y que tiene la mayor
de las importancias?
Cuando estamos estudiando para un examen, cambiándole los pañales a un bebé o
cerrando un trato de negocios, nos es difícil pensar gran cosa en la eternidad. La
mayor parte del tiempo, nuestra atención se centra en lo próximo que tenemos que
hacer; en aquello que tenemos delante de nuestros ojos.
Sin embargo, el rey Salomón, a quien Dios le dio una gran sabiduría, dijo: “Y [Dios]
ha puesto eternidad en el corazón de ellos” (Eclesiastés 3:11). Por eso, aunque nos
encontremos en medio de las presiones de la agitación diaria, muy dentro de
nosotros sigue habiendo algo que nos llama a comprender lo eterno; aquello que es
perdurable, y que tiene la mayor de las importancias. (Dicho sea de paso, esta
añoranza se evidencia en preguntas de búsqueda que han llevado a las personas a
leer este estudio, como la de “¿Qué hay después de esta vida?”).
Nuestra ventana a la dimensión eterna es la Biblia. (Tengo que decirle que yo
pondría en tela de juicio toda fuente que no fuera la Biblia, y que dijera saber cómo
es la eternidad, o qué nos depara el futuro). Jesús describió de esta forma la vida
eterna: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).
Las Escrituras sostienen que la promesa de la eternidad es tan segura como la
realidad de esta vida. Cuando Jesús dijo: “Porque tanto amó Dios al mundo, que
dio a su Hijo *unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que
tenga vida eterna” (Juan 3:16, NVI), estaba reafirmando la existencia de un enlace
directo e inmutable entre la fe y la eternidad. Cuando nos entregamos a Jesús, Él
nos abre gozoso y lleno de amor el camino para que estemos con Él por siempre.
La eternidad causa un profundo impacto en nuestra vida aquí en la tierra, y
también en la vida futura; la vida más allá de la muerte.
Nuestra unidad íntima y eterna con el Señor y con nuestro Dios es tan maravillosa,
que sobrepasa infinitamente todo precio que haya que pagar, y todo sufrimiento
que tengamos que soportar en esta vida, aunque sea la vida misma. La eternidad,
y en ella se incluye la vida futura, es aquello para lo cual fuimos hechos, verdad
que nos presenta el apóstol Pablo:
Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús (Efesios 2:6,
7).
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al
Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación
nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (Filipenses 3:20, 21).
Si usted mantiene ese punto de vista —el punto de vista de la eternidad— se va a
convertir en la fuente principal de gozo verdadero para usted, y le dará la energía
que necesita para perseverar, cualquiera que sea la prueba. Pablo dijo que “la
tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza”
(Romanos 5:3, 4).
Por gratificante o llena de pruebas que sea su vida diaria, comparada con los
propósitos eternos que Dios tiene con nosotros, no es más que un momento; un
vapor que se esfuma. Gracias a Dios, el plan que Él tiene para usted es tan grande,
tan extraordinario, que ni siquiera le es posible imaginárselo. Ciertamente, Él le ha
puesto la eternidad en el corazón, y tendrá un cuidado infinito para lograr que sus
añoranzas más profundas sean eternamente cumplidas eternidad.
Texto bíblico clave
Guíame en el camino eterno (Salmo 139:24).
Pensamiento clave
Yo he sido diseñado para la eternidad.
DIA 25
EL LLAMADO
¿Cómo puedo servir a Dios en mi trabajo?
Nuestro “llamado” primario siempre es el de acercarnos a Cristo. Os Guinness dice
en su obra The Call (“El llamado”): “En primer lugar, y por encima de todo, somos
llamados a Alguien (Dios), no a algo (como la maternidad, la política o la
enseñanza) o a algún lugar (como a los barrios bajos o a la Mongolia Exterior)” (p.
31). Sin embargo, los que somos llamados a Cristo, también somos “llamados” en
el sentido de tener una vocación que cumplir. El plan de Dios para nosotros incluye
nuestro trabajo.
En los círculos cristianos es común la idea de que los creyentes no pueden servir a
Dios a plenitud, a menos que entren en algún tipo de trabajo cristiano “a tiempo
completo”, como misioneros, ministros u obreros de iglesia. La raíz de esta manera
de pensar es el punto de vista sostenido durante tanto tiempo, según el cual hay
una clara división entre lo “sagrado” y lo “secular”, siendo lo sagrado lo más
elevado, noble y digno, y lo secular lo más bajo, menos noble y menos digno. Sin
embargo, no es éste el punto de vista sostenido por Jesús, ni por sus seguidores. A.
W. Tozer, en The Pursuit of God (“La búsqueda de Dios”), se refiere a esa cuestión
de esta forma:
Uno de los grandes obstáculos que impiden la paz interior del cristiano es el hábito
tan común de dividir nuestra vida en dos aspectos: el sagrado y el secular. Sin
embargo, este estado de cosas es totalmente innecesario… Es una creación de la
mala comprensión de las cosas. La antítesis entre sagrado y secular no tiene
fundamento alguno en el Nuevo Testamento.
Cuando quitamos esta división de nuestra manera de pensar, esto tiene profundas
consecuencias para nuestro trabajo diario. La realidad es que Dios llama a las
personas a una inmensa variedad de empresas honorables, desde educadores hasta
ingenieros, desde escultores hasta científicos, desde campesinos hasta obreros de
fábrica, desde técnicos médicos hasta madres en casa con sus hijos. Si recibimos
un llamado vocacional así, podemos responder a él con el mismo sentido de
propósito y de intensidad que lo haríamos con cualquier otro llamado. El reto
consiste en mantener nuestras actividades, ya se trate de diseñar un puente o de
cantar en el coro de la iglesia, en armonía con los designios de Dios, en lugar de
que estén opuestas a esos designios. Podemos preguntarnos: “¿Son correctas mis
motivaciones? ¿Son correctos mis métodos? Si Cristo estuviera aquí de pie junto a
mí, mientras manejo esta maquinaria o pinto este cuadro, ¿haría yo algo de una
manera distinta?
Después de hacerme cristiano, yo luché con esa tensión entre lo sagrado y lo
secular. La mayoría de los demás creyentes que yo conocía, estaban empleados
haciendo trabajos relacionados con la iglesia. Mis intereses y mi preparación
parecían señalar hacia una carrera de ingeniería y negocios, pero tenía la
persistente sensación de que esas actividades eran “menos dignas”. ¿Cómo podría
hallar lo más alto de lo que Dios quería para mi trabajo? Yo no quería ser un
“ciudadano de segunda”.
Después de un extenso tiempo buscando la voluntad de Dios, me di cuenta de que
en realidad, Él me quería guiar. No escuché ninguna voz audible, pero sentí que Él
me decía: “John, yo te he llamado a los negocios. Hazlos con todo el corazón”.
Como se podrá imaginar, esta claridad fue inmensamente liberadora. Me liberó para
seguir con todas mis fuerzas los negocios como mi llamado en la vida, un caminar
en el que llevo ya más de cuatro décadas.
¿Tiene usted claro cuál es su llamado vocacional? Yo creo que el Señor le quiere dar
seguridad en la profesión que escoja. He aquí algunos indicadores que le podrían
ayudar. Pregúntese: ¿En qué cosas soy bueno? ¿Qué disfruto realmente? ¿Hacia
dónde señalan mis estudios y mi experiencia? ¿Dónde siento que estoy agradando a
Dios?
Tal vez usted vea en su vida unos esquemas que le proporcionen una orientación
clara, como si una Mano invisible hubiera estado obrando para guiarlo, aun antes
que usted se comprometiera plenamente a seguirle.
La mayor parte de las horas que usted esté despierto, las va a pasar trabajando. Es
muy importante que responda a un llamado. En la vida hay más que un simple
hacer un trabajo para ganarse un cheque. Dios lo llama y le da un propósito para
su vida, allí mismo donde usted se encuentra; en su mismo lugar de trabajo.
Texto bíblico clave
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el
Señor y no para los hombres (Colosenses 3:23).
Pensamiento clave
Yo puedo ser un “fontanero ordenado”.
P.D.: Si desea una explicación más completa de la división entre sagrado y secular, y de
la forma en que afecta a su trabajo, le recomiendo que visite el e-libro Loving Monday
(“Amar el lunes”), segunda parte (en inglés), en www.lovingmonday.com.
DIA 26
EN, PERO NO DE
¿Cómo mantengo el equilibrio en mi vida diaria?
Uno de los grandes dilemas de la vida cristiana es saber cómo nos debemos
relacionar con el mundo que nos rodea. En mi caso, esto ha constituido un reto de
toda la vida. Tal como dije con anterioridad, sé que he sido “llamado” al mundo de
los negocios. Sin embargo, con ese llamado me encuentro funcionando a diario en
medio de un ambiente que no es cristiano. Muchas veces me relaciono con
personas que no conocen a Cristo, y es posible que no tengan interés alguno en mis
creencias (hasta puede que sean contrarios a ellas). Tengo que enfrentarme con
ideas e ideales que están sumergidos en el materialismo, el egoísmo y la codicia.
Trabajo junto a otros cuyo estilo de vida y cuyos hábitos son contrarios a los
esquemas bíblicos. El “mundo caído” nunca está lejos de mí.
Cuando tratamos de navegar por las turbulentas aguas del mundo que nos rodea,
podemos cometer dos tipos de errores. Uno de ellos consiste en aislarnos, la
dirección que llevan al extremos aquéllos que se han unido a diversas órdenes
monásticas a lo largo de la historia. De hecho, este enfoque nos mantiene
separados del mundo tan confuso que nos rodea. Ahora bien, si nuestro aislamiento
les roba a otros el testimonio de un seguidor de Jesús lleno del Espíritu, ¿acaso no
será un egoísmo de parte nuestra?
El otro error consiste en asimilarnos; en parecernos tanto a los que nos rodean,
que no exista ninguna diferencia visible. Con frecuencia, éste es el estado mental
de los creyentes que llevan dos vidas: una vida religiosa (digamos que en el hogar
y en los fines de semana) y una vida en el lugar de trabajo, donde el enfoque
espiritual queda silenciado porque hay que trabajar “en el mundo real”. En el último
libro del Asambleas de Dios, el profeta Malaquías profetizó que llegaría un día en
que habría una clara distinción entre los justos y los injustos; entre los que sirven
al Señor y los que no le sirven (vea Malaquías 3:18). Nuestra vida debe reflejar esa
distinción. Debemos ser diferentes en aquellas formas que sean importantes, al
mismo tiempo que permanecemos accesibles en las otras formas que nos
comprometen en la vida de los demás.
Jesús fue modelo de un enfoque en el cual ni se aisló ni se dejó asimilar, y eso fue
lo que nos enseñó. Él interactuaba continuamente con las personas donde mismo
ellas estaban, en “las plazas de mercado” de sus tiempos. Tomó a sus
colaboradores más estrechos de entre personas con un oficio y profesionales, y sus
enseñanzas se centraron en el mundo cotidiano: “El sembrador salió a sembrar”;
“El reino de los cielos es semejante a un mercader” (vea Mateo 13:3, 45). Aunque
Él se sumergió por completo en el mundo que lo rodeaba, lo hizo sin perder ni un
ápice de su consagración al Padre, y sin desviarse lo más mínimo de su integridad o
de sus valores.
Las enseñanzas de Jesús estaban de acuerdo con su ejemplo personal. Cuando oró
por sus discípulos, dijo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes
del mal” (Juan 17:15). A sus seguidores les indicó: “Vosotros sois la sal de la tierra”
(Mateo 5:13). (La sal tiene las cualidades de limpiar, dar sabor y conservar los
alimentos, pero no sirve de nada si se la mantiene metida en una caja o en una
botella).
Usted no ha recibido una vida nueva para que se aísle, ni ha sido transformado sólo
para que se asimile. Ha sido llamado a Cristo, en primer lugar para que sea suyo
con corazón, alma, mente y fuerzas, y después enviado en su poder a un mundo
necesitado. Esto es lo que dijo Pablo: “Somos embajadores en nombre de Cristo…
colaboradores suyos” (2 Corintios 5:20; 6:1).
Billy Graham compara su papel en el mundo con el de la Corriente del Golfo cuando
desemboca en las frías aguas del océano Atlántico: “La Corriente del Golfo está en
el océano, pero no forma parte de él. Los creyentes están en el mundo, y sin
embargo, no deben dejarse absorber por él”. El calor que llevan las aguas de la
Corriente del Golfo afecta profundamente al clima de muchos lugares del mundo.
De hecho, en las costas de Escocia crecen palmeras, mientras que más al este, en
la misma latitud, se encuentra la Siberia, que experimenta uno de los inviernos más
crudos del mundo. Como la Corriente del Golfo, es necesario que usted retenga su
identidad y su razón de existir, pero que también afecte al clima que lo rodea, al
lugar donde vive y al lugar donde trabaja. Usted está en el mundo, pero no es de
él.
Texto bíblico clave
Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al
mundo (Juan 17:18).
Pensamiento clave
Es muy posible que yo sea la única Biblia que llegue a
leer mi vecino.
DIA 27
CUANDO TROPEZAMOS
¿Cómo me levanto después de haber caído?
Uno de los momentos más críticos en la vida del creyente es cuando tropieza.
Todos somos vulnerables, y a todos nos sucede en algún momento. Vamos hacia
delante, progresando en nuestro caminar cristiano. Estamos conociendo a Dios.
Estamos adaptando nuestra vida mental. Estamos venciendo algunos malos
hábitos. Y entonces, ¡allá va! Sin aviso alguno, hacemos algo “realmente tonto”. Tal
vez sea un arranque de ira por algo, o contra alguien, en un enojo desenfrenado. O
quizá, precisamente cuando nos estábamos comenzando a liberar de un hábito
sexual impuro, regresamos a él, como si no hubiera cambiado nada en nuestra
vida. O puede que tengamos un repugnante momento en que nos hemos
regocijado por el fracaso de otra persona, hinchándonos con un feo orgullo.
Nuestros próximos pasos después de ese tropiezo tienen una importancia muy real.
¿Por qué? Porque inmediatamente después del fallo, o retrocedemos en nuestra
relación con el Señor, o nos acercamos a Él más que nunca. Nos hallamos en una
encrucijada del camino. Veamos dónde nos llevan estas sendas opuestas.
En una de las sendas, la persona se va distanciando cada vez más de Dios. Tal vez
se sienta abrumada por la culpa ante lo que ha hecho, y piense: “Lo eché todo a
perder. Soy un fracasado. No soy digno. Dios no me quiere así como soy”. O tal vez
se sienta endurecido, y se justifique a sí mismo diciendo: “Se merecía todo lo que
le dije”, “Ella me enredó para que tuviera esa caída moral. La culpa es de ella”.
Mientras más se aleje usted por este sendero, más difícil le va a ser recuperarse.
Hay quienes nunca se recuperan. Abandonan su fe, y renuncian a tratar de seguir
caminando con Jesús. Es triste que el mundo esté repleto de personas que una vez
creyeron, pero que se han extraviado hasta llegar muy lejos. El escritor de la
epístola a los Hebreos hace esta advertencia, que se nos aplica a todos: “No sea
que perdamos el rumbo” (Hebreos 2:1, NVI).
En cambio, la otra senda lo puede restaurar a una intimidad más estrecha aún con
Dios. Un texto bíblico anterior promete que Dios nos ha proporcionado “todas las
cosas que necesitamos para vivir como Dios manda” (2 Pedro 1:3, NVI). Aquí se
incluye una manera perfecta de volver a Él después de haber tropezado. En primer
lugar, es importante que esté consciente de que va a tropezar. Aun en el mejor de
los casos, usted es totalmente indigno cuando se lo compara con un Dios santo. En
segundo lugar, cuando usted falla, el Señor lo está vigilando y protegiendo. Vea
esta garantía dada por el rey David, quien conocía muy bien lo que son los fallos:
El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá
tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano (Salmo 37:23, 24,
NVI).
En tercer lugar, usted se puede acercar a Dios con una sinceridad total acerca de su
fallo, y pedirle perdón. Recuerde que Él sabe todo lo que usted ha hecho, e incluso
lo que ha estado pensando. No hay manera de sorprenderle. Pero es necesario que
usted tome la iniciativa a la hora de regresar. ¿Cuál es la reacción de Dios cuando
alguien se humilla y se acerca a Él? Escuche lo que dice el apóstol Juan: “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Hay aquí una grandiosa promesa y una maravillosa realidad. No le podría decir la
cantidad de veces que yo he tenido que caminar por esta senda. Sin embargo, una
cosa sí sé, y es que cada vez que lo he hecho, el Señor ha sido totalmente fiel y me
ha perdonado. Usted puede ser purificado y restaurado, por lamentable que haya
sido su error.
Por último, por su propio bien le recomiendo que lo haga cuanto antes. Y tantas
veces como le sea necesario… no sólo cuando se trate de una gran caída, sino
también de las pequeñas. Cuando lo haga, irá descubriendo cada vez más el amor
de Dios por usted, y hallará que el amor y la confianza que usted ha puesto en Él
se vuelven cada vez más profundos.
Texto bíblico clave
Si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a
Jesucristo, el Justo (1 Juan 2:1, NVI).
Pensamiento clave
Yo no soy perfecto, pero he sido perdonado.
DIA 28
CERCA DE LA CRUZ
¿Por qué es tan vital para mí el sufrimiento de Jesús en la cruz?
Al acercarnos ya al final de nuestros estudios, quiero exhortarlo a “vivir cerca de la
cruz”. Esto significa vivir en todo momento en la realidad de lo que Jesús nos
proporcionó por medio de su sacrificio.
La primera vez que oí que alguien me exhortaba a “vivir cerca de la cruz”, se me
hizo extraño. La cruz es el lugar donde se produjo una muerte terrible. Allí es
donde casi todos abandonaron a Jesús. ¿Por qué iba yo a querer vivir en un lugar
así? La razón es que la cruz es el lugar definitivo de victoria, y mientras más cerca
estemos de ella, más cerca estamos de ese triunfo. Tal como profetizó Isaías y
volvió a decir Pablo, en la cruz se “destruirá a la muerte para siempre; será sorbida
en victoria” (vea Isaías 25:8; 1 Corintios 15:54).
La manera más provechosa que he encontrado de entender los beneficios de la cruz
sobre mi vida, ha sido meditar sobre los intercambios que se produjeron en ella
(cortesía de un pequeño folleto publicado por el ministerio de Derek Prince).
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Por medio del castigo recibido por Jesús, nosotros fuimos perdonados (Isaías
53:4-5).
Jesús fue herido en el Calvario para que nosotros fuéramos curados (Isaías
53:4-5).
Por medio de la muerte de Jesús, nosotros somos capaces de recibir su vida
(Hebreos 2:9).
Jesús soportó nuestra pobreza para que nosotros pudiéramos compartir su
abundancia (2 Corintios 8:9).
Jesús soportó nuestro rechazo para que nosotros pudiéramos tener su
aceptación ante el Padre (Efesios 1:5-6).
Jesús fue hecho maldición para que nosotros pudiéramos entrar en la
bendición (Gálatas 3:13).
Lo que salió de estos intercambios define el contorno de su nueva vida en Cristo.
Medite en cada uno de ellos con detenimiento, porque cuando su fe sea probada,
cuando tenga dudas, cuando luche en algún aspecto determinado, se podrá
apropiar de todo aquello que surgió de la obra consumada por Jesús en la cruz.
Jesús no dejó nada incompleto; nada que tuviera que terminar en una fecha futura.
A pesar de todo esto, tal vez usted se siga preguntando por qué es importante vivir
cerca de la cruz. Pensémoslo de esta manera: la cruz es como el nacimiento de un
río. A medida que el río va fluyendo, se va pareciendo menos a su fuente. Recoge
sustancias contaminantes. Se llena de lodo. Es menos puro. ¿Acaso no es ése el
problema de gran parte de la “religión” contemporánea? A causa del tiempo, el
descuido y la influencia de los métodos humanos, el mensaje central se distorsiona,
dejando sólo una “sombra”, y no la “sustancia” (vea Colosenses 2:17). Usted
necesita volver a la Fuente, y esa fuente es la cruz de Jesucristo.
¿Cómo se vive cerca de la cruz? Supongamos que alguien lo ofende. Es posible que
usted no tenga deseo alguno de perdonarlo. Dirá: “Ella fue la que actuó mal”, o “Él
es el que tiene que venir a mí para disculparse”. Pero cuando usted se acerca a la
cruz, se da cuenta de que está recibiendo un nuevo impacto del increíble perdón de
Jesús hacia usted cuando cargó sobre sí todo el castigo que usted se merecía. Esto
le da la capacidad necesaria para perdonar a la persona que lo ha ofendido, sin
importarle ya quién tiene la culpa. Y aunque tal vez no sienta deseos de perdonar
(y es muy posible que después llegue a sentirlos), de hecho, sí puede perdonar.
Puede decir: “Perdono a mi amigo”; “Perdono a mi padre o a mi madre”. Lo mismo
sucede en otros aspectos. ¿Siente usted como si hubiera una maldición sobre su
vida? En la cruz se dará cuenta de que Jesús se hizo realmente maldición por usted,
para que usted pudiera recibir sus bendiciones. ¿Está batallando con el rechazo? En
la cruz encuentra su asombrosa aceptación, aun a pesar de todo el mal que usted
haya hecho, o pueda llegar a hacer en el futuro.
Dele gracias a Dios, porque su vida no está destinada a la derrota, el desespero, la
indigencia o la degradación. Pablo dice que en Cristo, usted es “más que vencedor”
(Romanos 8:37). Usted está pensado para “reinar en vida” (Romanos 5:17). Y si
usted puede vivir en victoria, se debe a una razón; una sola. No tiene nada que ver
con las buenas obras que usted haga, ni con los ritos que observe. No es algo que
usted pueda hacer por sí mismo. Se debe únicamente a la cruz de Jesucristo. Viva
cerca de la cruz. Es la puerta a la libertad.
Texto bíblico
clave
[Jesús,] por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios (Hebreos 12:2).
Key Thought
Viviré toda mi vida cerca de la cruz de Jesús, que es el lugar de mi
victoria.
DIA 29
LOS PASOS SIGUIENTES
Y después de esto, ¿qué hago?
Hace algunos días, estaba en una reunión con una dama que tiene ya ochenta
años de edad. Es una de las cristianas más piadosas y maduras que he conocido
jamás. Sin embargo, en un momento dijo con tristeza: “No estoy ni cerca siquiera
de donde quisiera estar en mi vida de oración”. No era una falsa humildad. Era el
clamor del corazón de alguien que ha ido lo suficientemente profundo con el Señor
para saber que aún hay mucho más.
Cuando nos damos cuenta de esto, no nos debería desalentar, sino más bien,
debería servirnos como fuerte motivación para buscar nuestro crecimiento espiritual
con una intrépida pasión. Pablo ya se hallaba cerca del final de su vida cuando,
después de haber visto evidencias increíbles del poder y la provisión de Dios, dijo:
“A fin de conocerle…” (Filipenses 3:10). Esa misma pasión fue la que lo llevó a
decir, como habría podido exclamar un gran atleta que se está esforzando por
llegar a la meta:
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si
logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo
mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a
la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Filipenses
3:12-14, cursiva del autor).
T. Austin Sparks describe de esta forma la maravilla y el reto que significa para
nosotros el crecimiento en Cristo:
El efecto de la obra del Espíritu Santo en nosotros consiste en llevarnos hasta la
orilla de un poderoso océano que se extiende muchísimo más allá de lo que
nosotros podríamos alcanzar, y con respecto al cual sentimos: ¡Qué profundidad,
qué plenitud la de Cristo! Si pudiéramos vivir tanto tiempo como el hombre que
más haya vivido, seguiríamos estando sólo en el borde de esta vasta plenitud que
es Cristo (Sparks, The School of Christ, “La escuela de Cristo).
Estos estudios terminarán mañana. Usted los ha estado haciendo durante treinta
días, y lo quiero felicitar. Sin embargo, tengo la esperanza de haberlo inspirado a
seguir adelante; a dar el siguiente paso, y después el siguiente a éste. Por mucho
terreno que hayamos recorrido en estos treinta días, sólo habremos “llegado a la
orilla de un poderoso océano”. ¡Hay muchísimo más! Y Dios nos ha dado la
capacidad necesaria para recibir mucho más.
Espero que ya en estos momentos esté acostumbrado a buscar las citas bíblicas; al
menos, las que hay en este estudio. También espero que esté comenzando a leer la
Palabra cada día por su propia cuenta, dejando que sus virtudes les den forma a
sus pensamientos y acciones. Sería maravilloso saber que usted ha hecho algunas
amistades cristianas, y que se están reuniendo, orando juntos, cuidando
mutuamente de sus necesidades. Qué bueno sería saber que usted está
escuchando una enseñanza sólida basada en las Escrituras. Y lo más importante de
todo, confío en que se esté acercando cada vez más al Señor mismo, sintiendo su
amor, y fortaleciéndose con la gracia que sólo Él puede dar.
Por último, debo decirle que hay algunos materiales de estudio adicionales que
puede encontrar en la Internet. Aproveche estos recursos para seguir creciendo. No
lo abandone; al contrario, haga del crecimiento continuo su prioridad más elevada.
Confíe en que el Espíritu Santo le va a proporcionar lo que necesite, recordando que
“el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo” (Filipenses 1:6).
Un portal excelente de la web por medio del cual se puede conectar con diversos
recursos valiosos y bien probados, es LookToJesus.com. En este portal hallará Diez
Pasos Básicos, Conceptos Transferibles y otros materiales útiles.
Hay también varios portales más de la web en inglés, algunos de ellos con estudios
para todos los días del año:
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My Utmost for His Highest: MyUtmost.org
Experiencing God: SWCBC.org
Purpose Driven Life: PurposeDrivenLife.com
Las ayudas de John Beckett para el estudio: MasteringMonday.com
Texto bíblico clave: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he
guardado la fe (2 Timoteo 4:7).
Pensamiento clave: ¡Hay tanto más! Conocer a Cristo es una empresa para toda la
vida.
Key Scripture
I have fought the good fight, I have finished the race, I have kept
the faith (2 Timothy 4:7).
Key Thought
There is so much more! Knowing Christ is a lifelong pursuit.
DIA 30
PORTADORES DE LA LUZ
¿Cuál es la manera más eficaz en que puedo ayudar a los demás?
Éste es el día final de la serie. Si usted ha seguido estos estudios hasta este
momento, ha comenzado a poner en su lugar unos sólidos cimientos para su vida
de creyente. Mi meta desde el principio era ayudarlo a explorar unas cuantas
verdades básicas y establecer esquemas de pensamiento acerca de su vida
espiritual. Era impulsarlo hacia un futuro en el cual mantenga una relación vital con
Cristo. Me siento profundamente agradecido si se han obtenido esas metas. De
hecho, pocas cosas me podrían dar un gozo mayor que saber que usted va bien
adelantado en su camino hacia un andar creciente, provechoso y lleno de propósito
con el Señor Jesucristo.
Ahora lo quiero exhortar a ser portador de la luz que ha recibido. Ahora puede
convertirse en una luz que ayude a otros. La luz es una poderosa metáfora en la
Biblia, y siempre es presentada en contraste con las tinieblas.
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En el principio de la creación, cuando las tinieblas cubrían la tierra, Dios se
limitó a decir: “Sea la luz”… y hubo luz (Génesis 1:3).
Jesús entró como Luz a este mundo caído lleno de oscuridad: “En él estaba
la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas
resplandece” (Juan 1:4, 5).
En una ocasión, Jesús perdonó a una mujer atrapada en adulterio, y dijo:
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que
tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
Cuando usted llegó a Cristo, salió de las tinieblas y recibió esa luz. Pablo hace esta
observación: “El cual [el Padre] nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13). Y Pedro dice: “Os llamó
de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
Un aspecto fascinante que tiene la luz es que siempre extingue las tinieblas. Basta
que se encienda una sola vela en un cuarto a oscuras, para que ilumine todo lo que
hay en ese cuarto. Hasta la Internet la podemos considerar desde la perspectiva de
las tinieblas y la luz. Alguien me dijo que la Internet es tinieblas entre el 80 y el 85
por ciento. Tal vez así sea, pero yo alabo a Dios por el quince por ciento que es luz,
porque sabemos que esa luz terminará venciendo a las tinieblas. El hecho de poder
enviar estos estudios a todos los rincones del mundo, algunos de los cuales se
hallan sumidos en una densa tiniebla, da testimonio del poder de la luz.
¿Cómo puede ser usted portador de la luz?
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Si ha encontrado la verdad del Evangelio en un portal de la web, dele a

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conocer ese portal a algún amigo. Si quiere compartir mi historia, la
encontrará en www.LifesGreatestQuestion.com.
Busque las puertas que el Señor le abra para hablarle de Cristo a algún
familiar suyo, amigo o compañero de trabajo.
Deje que su vida transformada se convierta en un rayo de luz mientras la
luz de Cristo fluye a través de usted. Recuerde que nosotros sólo somos los
que conducimos la luz. La que va a llegar hasta la vida de las otras personas
es la luz de Cristo que hay en nosotros.
Termino este estudio con la encomienda que Jesús les hizo a sus seguidores en el
Sermón del Monte, y que aparece en Mateo 5:14-16. Es un desafío dirigido a usted
y a mí, para que seamos portadores de su luz dondequiera que Él nos lleve por el
resto de nuestros días.
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el
candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos.
Que el Señor lo bendiga y lo guarde siempre.
John Beckett
Pensamiento final
Llevaré su luz a otros que se hallan en medio de las
tinieblas.
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