R12 b LATERCERA Domingo 4 de septiembre de 2016 Tiro al blanco Fernando Villegas El “tapadito” L Las últimas cifras entregadas por Plaza Pública Cadem relativas a la percepción ciudadana del gobierno, malas como nunca pero de seguro mejores que las próximas, han traído a la memoria de algunos observadores el recuerdo de esas tragedias de Shakespeare en cuyo acto final el rey, abandonado por todos, deambula declamando su desesperación por los pasillos y recintos vacíos de palacio donde otrora resonaron, además de su voz, aclamaciones y adulaciones. Finalmente, retrepado en su trono, espera la llegada de sus enemigos a cobrar venganza. Por fortuna es una remembranza equivocada. Con la señora Presidenta no habrá un desenlace tan sombrío. Es posible, incluso, considerando la anemia aguda de la oposición, un radiante happy end. Se adelanta en demasía quien, por obra y gracia de dichas cifras, considere políticamente muerta a la coalición o al menos a la Mandataria. No es así. Ni la han dejado sola ni deberá aguardar un trágico acto final arrepatingada en trono majestuoso. La escenografía no la acompaña; sólo hay disponible el de loza del primer WC de la nación. Tampoco nadie entrará por la puerta a cobrarse venganza, sino más bien podría hacerlo un salvador providencial de último momento, ese “tapadito” cuya sonrisa y desplante canchero y acogedor ya se aparece por todas partes. Es quien podría ser capaz de ofrecer el “nuevo estilo” que está predicando Nicolás Eyzaguirre. Así es. De inmediato veremos cómo, en el hablar de este ministro, hay no pocos indicios de lo que se prepara en el inconsciente colectivo de la NM. DC es que la próxima vez, esto es, en la redacción del programa para la próxima elección presidencial, ellos serán tomados mucho más en cuenta. Y se les dice que eso es legítimo y no serán vistos, esa próxima vez, como las oscuras fuerzas del mal intentando boicotear la revolución. Ahí está, entonces, el primer esbozo del proyecto de supervivencia de la NM redactado por los sectores menos obtusos y obstinados de dicha coalición. Lo que nos dicen Eyzaguirre y Cía. es que la próxima vez se le dirá al país que “esta vez” hemos oído a la gente, que esta vez hemos aprendido la lección, que esta vez seremos más moderados, que esta vez presidirá un caballero razonable, que esta vez la DC tendrá “incidencia” y que esta vez no vamos a dejar la cagada. Ya lo ven: las tragedias no se representan en Chile, sólo las farsas. Aquí nadie paga la cuenta en un desastroso acto final. En Chile, la diosa de la retribución, Némesis, no tiene pega. Los estropicios salen gratis. Lo mismo con las cantinfladas, los diagnósticos errados, las recetas tóxicas y en resumen con el FRACASO en lo grande y en lo pequeño, al por mayor y al por menor. Ninguna demostración de incompetencia, por exitosa que sea, cancela en caja un solo peso. Porfía e historia En cuanto a la porfía presidencial y su sordera para oír el clamor popular, hoy mucho más vasto, mucho más auténtico y mucho más importante que los vítores de las romerías haciendo de “la calle” el escenario de una perpetua majadería cada vez más irritable y cada vez más irritante, eso tampoco tendrá consecuencias. La sordera presidencial, hoy, es irrelevante o es hasta un beneficio; podría convertirse, como ha hecho la corrupta clase política brasileña con la señora Rousseff, en el chivo expiatorio que borra los pecados del mundo. A título de satisfacer el posible interés académico y biográfico de los lectores, tal vez podría argüir- se que la porfía ideológica y acústica de la señora tiene dos posible fuentes: una la mantendremos en reserva, la otra es su absoluta convicción. Sostenemos sin saber si con optimismo o pesimismo que el caso que tratamos pertenece sólo a la última variedad. A la Presidenta la acompaña en dicho sentir su entero círculo íntimo, feligreses de antigua data o conversos recientes, como lo son la señora o señorita Rincón y el ministro Fernández, quien aportó al gabinete cierto espeso aroma a sacristía; todos por igual están convencidos de ser propietarios de una VERDAD a la que los ciudadanos no se pliegan debido a que son golpistas, imbéciles o se les comunicó mal la Buena Nueva. En todo caso una gloriosa y lejana posteridad dejará las cosas en su lugar. Como dijo Fidel, “la historia nos absolverá”. La señora Presidenta ha dicho algo parecido quizás sin recordar que la historia, más que absolver, tiene la fastidiosa manía de repetir una y otra vez la misma obra. Como dijo Karl Marx, “primero como tragedia, luego como comedia”. Pero, repetimos, todo eso ya importa poco. Está llegando la hora del “tapadito” “Profundizar las reformas” El “tapadito” -que ya ha asomado su rostro- no convence a todos. Desde luego no lo logra con quienes ya abandonaron el buque nadando hacia adelante. La bancada juvenil de los Jackson y de los innumerables clones de Boric con sus flamantes barbas de guerrilleros sesenteros, la Camila Vallejo y los Quintana y Navarro y también ahora la señora Provoste nos notificaron que es preciso “profundizar las reformas”. Lo que se ha hecho les parece poco. La demolición ha sido incompleta. La retroexcavadora debe ponerse a trabajar full time. Sólo una vez arrasado todo se construirá la Casa del Señor y se pondrá esa mesa que nos promete el Salmo 23: “Aderezas mesa delante de mí en presencia de Elocuencia Porque, damas y caballeros, tengan la amabilidad de prestar atención a esta otra frase también salida de labios del ministro: “Es legítimo que la DC sienta que esta vez pueda tener una mayor incidencia en el programa”. No se necesita un C.I. de 140 o más para entender qué está diciendo con esas amorosas palabras; lo que está insinuándole a la distinguida feligresía de la ¿Será el “tapadito”, cuando al fin sea tentado por ese magneto irresistible que es el PODER y acepte las rápidas promesas de la coalición de que ahora va a portarse bien, será él quien, cuando el pueblo lo elija - ¿a quién otro?finalmente erigirá dicha Mansión del Señor? mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida y en la casa de Jehová moraré por largos días...”. El número de la “profundización” nos lo ofrece la historia en funciones rotativas. Lo vimos en Chile cuando la IC, el Mapu, el MIR y otros grupos y sectas exigían a Allende terminar de voltear lo que aún estaba en pie. Algunos lo exigían coreando el dilema “Patria o muerte”. Hay, en efecto, en el lenguaje de la izquierda, un tono apocalíptico y quiliástico haciendo siempre una referencia a un “más allá” que, paradójicamente, está al mismo tiempo sólo a la vuelta de la esquina. Hoy para dar esa vuelta es preciso terminar con las AFP, terminar con las isapres, terminar con la educación privada, terminar con la Constitución, terminar con los empresarios golpistas, entregarle todo a la CAM, no oponerse a las ambiciones territoriales del camarada Evo Morales, terminar con las selecciones, terminar con las pruebas, terminar con las excelencias, terminar con el modelo. Hecho eso se erigirá una sociedad democrática, popular, acogedora, igualitaria, equitativa, amorosa y fraternal. Sigan concursando. La Casa del Señor ¿Será el “tapadito”, cuando al fin sea tentado por ese magneto irresistible que es el PODER y acepte las rápidas promesas de la coalición de que ahora va a portarse bien, será él quien, cuando el pueblo lo elija -¿a quién otro?- finalmente erigirá dicha Mansión del Señor? Es el sueño y referente de nuestros chicos verde-oliva y de los camaradas de 60 años para arriba que hoy, en su segunda infancia política, avivan a Chávez y a Maduro. Su arquitectura nunca ha sido definida, pero es justamente lo que le da su fuerza tal como sucede con el Paraíso cristiano; un catálogo de delicias sería menos interesante que la brumosa promesa de una consumación infinita. Dicha promesa tenía en tiempos pasados un nombre, socialismo, pero hoy se prefiere no pronunciar dicha palabra plagada del estigma del fracaso más monumental que ha conocido la historia. ¿Entonces en qué consiste? Desde luego no lo sabe la señora Presidenta, pero eso ya no importa. Como dijo Eyzaguirre, ya viene el nuevo estilo. Es el Salvador quien deberá darle otra vuelta de tuerca y otro nombre al Advenimiento. R