ANTICONCEPCIÓN HORMONAL DE EMERGENCIA (AHE) EN ADOLESCENTES

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ANTICONCEPCIÓN HORMONAL DE EMERGENCIA (AHE) EN
ADOLESCENTES
Dra. Lucia Katabian (1) - Dra. Gabriela Kosoy (2)
(1) Médica Ginecóloga de la Sección Adolescencia - Depto. Materno Infantil. Hospital B.
Rivadavia - Buenos Aires, Argentina
Secretaria Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil
Vicepresidente Asociación Médica Argentina de Anticoncepción
Certificada en Ginecología Infanto Juvenil
(2) Médica Ginecóloga de la Sección Adolescencia - Depto. Materno Infantil. Hospital B.
Rivadavia - Buenos Aires, Argentina
Presidente Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil
Miembro Comisión Directiva Asociación Médica Argentina de Anticoncepción
Fellow en Ginecología Infanto Juvenil
Introducción:
La Anticoncepción de Emergencia conocida como “la píldora del día
después” o Plan B es un tema controvertido tanto para los adolescentes, los
profesionales de la salud y la sociedad en general, generando diversas
interpretaciones sobre la necesidad o no de uso, mecanismo de acción, eficacia
y lo que su uso implicaría en la conducta sexual de los/las adolescentes.
La adolescencia es la etapa de la vida donde se busca consolidar la
identidad sexual, se descubre al otro y se experimentan las primeras relaciones
sexuales. Debido a las características de este grupo etáreo son frecuentes que
estas relaciones se establezcan en condiciones de riesgo, son más directas y
menos planificadas, a veces inesperadas, lo que no da lugar a adoptar un
método de prevención para el embarazo o las infecciones de transmisión sexual.
Por otro lado, las adolescentes elaboran su propio conocimiento sobre los
distintos métodos anticonceptivos influenciado por la cultura, nivel de
educación, mitos, medios de comunicación etc. lo cual conlleva al mal uso o no
uso de los mismos.
Muchos de los embarazos no planificados terminan en abortos realizados
en condiciones de riesgo y muchos de estos hijos sufren las consecuencias de
esta no aceptación lo que repercute en la vida futura de estos niños, con las
implicancias sociales que ello implica.
Esta realidad palpable en nuestra atención diaria hace que la
anticoncepción de emergencia deba ser una alternativa anticonceptiva que los
profesionales de la salud deban ofrecer e instruir en su uso para evitar el
embarazo no deseado y sus complicaciones.
La AHE en la Adolescencia
En Argentina del total de recién nacidos vivos, el 15,8% son de madres
adolescentes y es sabido que la maternidad a edades tempranas conlleva a un
mayor riesgo para la madre y el niño.
La mortalidad materna en mujeres entre 15 a 24 años representa la 8° causa de
muerte entre este grupo etáreo (1,9%). (1)
En una investigación realizada por la Sección Adolescencia del Hospital B.
Rivadavia donde se tomaron 531 encuestas autoadministradas a los
adolescentes mujeres y varones que consultaban por primera vez, el 66.9%
utilizó algún método anticonceptivo en su primera relación sexual, es de
destacar que el 33.1% no adoptó medidas preventivas para evitar el embarazo
no planificado y las infecciones de transmisión sexual. De los 271 adolescentes
(83.4%) que sí se cuidaron, mayoritariamente usaron preservativo. En segundo
lugar el método utilizado fue el coito interruptus y más lejos aun el uso de
métodos hormonales. (2)
Un estudio realizado por el CEDES en algunas provincias de nuestro país en el
2004 entrevistando a madres adolescentes (15 a 19 años de edad) que tuvieron
sus hijos en hospitales públicos, evidenció que una proporción desconocida de
esos embarazos fue producto de coerción sexual o violación. Esto mostró que
solo un 35% de las embarazadas expresaron que “estaban buscando un
embarazo”, el 65% restante no lo buscaba. (3)
Esta realidad palpable en nuestra atención diaria hace que la anticoncepción de
emergencia deba ser una alternativa anticonceptiva que los profesionales de la
salud deban ofrecer e instruir en su uso para evitar el embarazo no deseado y
sus complicaciones.
Es necesario que las adolescentes tomen conocimiento de la existencia de un
método de prevención del embarazo incluso después de una relación no
protegida. Debe ser un respaldo para aquellas que usan solamente el
preservativo ya que éste es el método de mayor uso en las primeras relaciones
sexuales. También en aquellas que usen métodos hormonales instruyendo su
uso ante la omisión de la pastillas.
El conocimiento ha sido evaluado en distintos trabajos científicos con resultados
diversos.
En una encuesta realizada en 500 adolescentes sobre Conocimiento de
Anticoncepción de Emergencia, el 59,8% conocía sobre la existencia de la
misma, el 18.7% la había utilizado en alguna oportunidad, y el 70,57% manifestó
que la utilizarían en caso de necesidad. Si bien el 49.9% hablaba sobre su
función de evitar el embarazo, el 58.8% sostuvo nociones diferentes
considerando que es abortiva (17.13%), o que frente al atraso menstrual
(indicador de posible embarazo) tiene el efecto de provocar la menstruación
(5.81%) o bien no pueden explicitar qué función cumple. (4)
Muchas adolescentes en USA desconocen la AHE. En una encuesta realizada
en una ciudad del interior, el 71% de las adolescentes eran sexualmente activas,
pero solamente el 30% había oído hablar de AHE. (5)
En el Reino Unido el 81% conocía el método pero solo el 8% conocía el plazo de
tiempo de uso y el 2% lo había usado en alguna oportunidad. (6)
En Finlandia se realizó una encuesta auto-administrada en una muestra
poblacional de adolescentes entre 12 a 18 años en 3 períodos 1999, 2001 y
2003, con un total de 12.121 respuestas. Hallaron un alto grado de conocimiento
lo que podría ser explicado, según los autores, que la educación sexual está
incluida en la currícula escolar. Se ha hallado una correlación positiva entre el
conocimiento y el rendimiento escolar, lo que reafirma la importancia de la
educación.
Un hallazgo interesante fue la asociación del uso de la AHE y el consumo de
tabaco y bebidas alcohólicas; los consumidores de estos tóxicos tienen mayor
necesidad de uso que los no consumidores ya que el fumar y beber alcohol
están asociados con actividad sexual de riesgo. (7)
Pero si bien muchas adolescentes conocen su existencia muchas no saben
cómo obtenerlas ni donde recurrir, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones
las relaciones sin protección acontecen durante los fines de semana.
En un estudio poblacional en British Columbia mostró el incremento del 55% en
el uso entre las adolescentes de 15 a 19 años después de autorizarse su venta
libre. (8)
La creencia general que el uso de la AHE podría fomentar las relaciones
sexuales no protegidas con el consiguiente aumento de las ITS no está avalado
por la literatura.
En 2 estudios realizados en USA, en mujeres de 15 a 24 años fueron divididos
en dos grupos; uno de ellos recibió una provisión de AE y el otro sólo consejería.
No se encontraron diferencias en la frecuencia de relaciones sexuales no
protegidas en los 2 grupos. El grupo al cual se le dio AHE, la utilizó entre 2 y 3
veces más en relaciones no protegidas. No se constató una disminución en el
uso consistente del preservativo en el grupo que se les dio AHE. A los que se les
proveyó el método, lo utilizaban más prontamente que el grupo control, por lo
que fue más efectivo. (9)
En Gran Bretaña fue incorporada en la currícula una clase curricular de AHE
entre los 12 y 15 años, no se reportaron diferencias en actividad sexual en los 6
meses posteriores a la clase en comparación con las que no recibieron
educación. (10)
Ninguno de los métodos de AHE otorga protección ante las ITS, ni es tan
efectiva como son los métodos regulares de anticoncepción hormonal oral.
La consulta por este método debe ser aprovechada para lograr un acercamiento
al sistema de salud e instruir sobre el uso de un método de uso regular y
continuo e instruir sobre el uso del preservativo además de los testeos
referentes a ITS.
En la Universidad de Princeton una encuesta reveló que el 30% tuvo información
que le fue de ayuda. El 95% de estos estudiantes conocía AHE, pero sólo el
38% conocía los tiempos correctos de la toma. (11)
Si bien algunas adolescentes conocen el uso de la AHE, desconocen la forma
correcta de utilizarla, la denominación de “la píldora del día después” lleva a
errores con respecto al uso en el momento adecuado por solo limitarse a las 24
hs. post-coito, perdiendo las primeras 12 hs. de mayor eficacia o el no utilizarla
dentro de las 120 hs. pasibles de acción.
La atribución de funciones no adecuadas, el no saber exactamente en qué
situaciones puede ser utilizada, e incluso considerarla un método abortivo, se
convierte en obstáculos para su uso. Además su grado de eficacia está
relacionado con el correcto uso lo que está íntimamente ligado al nivel de
conocimiento que la mujer tenga.
El desconocimiento, los mitos, la falta de educación, la dificultad de acceso son
las barreras para el uso de este método por la población adolescente, pero
también cabe mencionar las dificultades de los profesionales de la salud al
momento de la prescripción.
La gran mayoría de los médicos de los servicios de emergencia, han prescripto
AHE en adolescentes, sin embargo la práctica no es tan común.
En un trabajo publicado por Goyal y col. tomaron una encuesta anónima
realizada a médicos que atendían pacientes menores de 22 años de
Departamentos de Emergencia. De 282 encuestas contestaron: 85% la indicó
alguna vez, 71% en el último año y el 81% menos de 5 veces en el último año.
El 83% cree que los beneficios superan los riesgos de su utilización y consideran
apropiado indicarlos.
La principal barrera para prescribirlos es la falta de seguimiento (72%), otras
barreras incluyen limitación del tiempo de la consulta (40%), falta de recursos
(33%), que discontinúen el uso regular de anticonceptivos (29%) y el temor a
que puedan producir defectos congénitos (27%). Solo el 14% cita creencias
éticas y religiosas, y falta de conocimiento (11%) como barrera para prescribir.
Las razones para no ofrecerla incluían objeciones morales y religiosas,
incapacidad para prescribir o dispensar el método y temor ante la
responsabilidad y preocupación por la no utilización de métodos de uso regular
tradicionales. (12)
En una investigación realizada por Giurgiovich y col. sobre los conocimientos
básicos sobre anticoncepción entre los profesionales que trabajan con
adolescentes, (tocoginecólogos, pediatras y clínicos), 62,6% desconocía el
mecanismo de acción del método, y no se encontró diferencia significativa entre
el grupo de profesionales que creía que la AHE era abortiva o no, 29% vs
33,8%. (13)
En el Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez” de la C.A.B.A se realizó una
encuesta a 124 médicos encargados de la atención de niños y adolescentes. El
95% conocían el método y el 58.5% la prescribiría. Las razones para no
prescribir el método sería por desconocimiento (37%), por factores médicolegales (22.2%), por motivos religiosos (14.8%) y por sus efectos adversos
(3.7%). En cuanto al mecanismo de acción solo el 18.6% respondió
correctamente, el 59.3% refirió que inhibía la implantación y el 16% que inhibía
la fecundación. La mayoría de los profesionales fueron conscientes de la falta de
experiencia sobre el método y manifestaron interés en recibir más información.
(14)
Existen numerosos trabajos realizados en Estados Unidos en base a entrevistas
telefónicas, como el de Megan y col., que realizaron a 50 Directores de Depto.
de Emergencias de hospitales pediátricos con el fin de evaluar la Consejería y
Prescripción de AHE en un Hospital Pediátrico. El 80% de los profesionales lo
ofrecían siempre en caso de violación o abuso sexual, 96% lo indicaban hasta
120 hs. de haber tenido relaciones sexuales no protegidas, 76% tienen
protocolos para Abuso sexual que la incluyen. Concluyen que no existe un
consenso para la provisión de AHE en los hospitales pediátricos, aunque el
riesgo de embarazo es igual en una violación como en una relación sexual
consensuada desprotegida; emergen discrepancias entre los diferentes
directores al momento de indicarla, deberían aumentar la educación entre los
profesionales e incentivar su uso en estos Servicios. Es fundamental incluir AHE
en los Protocolos de Atención de Víctimas de Abuso sexual. (15)
Varios estudios han demostrado que la prescripción adelantada, para ser
utilizada en el momento necesario, no trajo aparejado un cambio en la conducta
sexual comparando grupos que recibieron o no educación sobre el tema.
En 8 ensayos realizados sobre 6389 pacientes, realizado en EEUU, China e
India, pudieron concluir que la provisión por adelantado de AHE no redujo las
tasas de embarazo comparada con la provisión convencional, pero sí se
constató el aumento del uso y más rápido de AHE.
No hubo aumentó en las tasas de ITS, ni en la frecuencia de relaciones
sexuales, ni dio lugar a cambios en el uso habitual de anticonceptivos.
Por lo tanto podemos concluir que no repercute negativamente en los
comportamientos y medidas de resultado de la Salud Sexual y Reproductiva.
Las mujeres deben tener acceso fácil a la AHE, porque pueden reducir las
posibilidades de embarazo, sin embargo las intervenciones probadas hasta
ahora no han reducido las tasas generales de embarazo en poblaciones
estudiadas. (16)
Por lo tanto podemos concluir que la toma de conciencia y la disponibilidad de
AHE no reporta cambios en la frecuencia de relaciones sexuales o aumento de
las relaciones sexuales no protegidas en las adolescentes, pero si es un factor
fundamental para la prevención de embarazos no planificados.
BIBLIOGRAFIA
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Sección Adolescencia – Dpto. Materno Infantil – Hospital B. Rivadavia. Premio
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