116 I S S N 190 9- 57 5 9 * N ú m e r o 1 4 * E n e r o - Ju n io * 201 3 * pp. 89 - 1 28 • Todas estas reformas necesarias en el MERCOSUR han de acometerse superando el estatalismo tan frecuente en los países latinoamericanos en general; comprometiendo a la sociedad civil y, más concretamente a los intelectuales; dotando al MERCOSUR de una constitución; dotarse de instituciones que velen por el cumplimiento de las decisiones previamente adoptadas; establecer un Presupuesto con suficiente capacidad financiera para atender las diferencias y necesidades existentes. • Aunque UNASUR representa el encuentro entre CAN y MERCOSUR, la realidad es que como tal entidad no va a reemplazar a las otras dos entidades, sino que más bien va a servir de nexo, de unión, para que al final una de éstas integre a la otra. En ese sentido la apuesta es que será MERCOSUR la entidad que hará de integrante, dada su mayor fortaleza política y económica. En cualquier caso no será un hecho inminente. El proceso ya lo comenzó Venezuela que abandonó la Comunidad Andina para solicitar su adhesión al MERCOSUR. Este país puede influir sobre dos de los cuatro miembros de CAN: Ecuador y Bolivia, para que fuercen la integración de CAN en MERCOSUR, habida cuenta que solo con Colombia y Perú la CAN no sería viable. Los tres países de América del Sur no integrados en ninguno de estos dos bloques: Chile, Guyana y Surinam, que sí pertenecen a UNASUR, pueden servirse de esta última para terminar adhiriéndose al bloque triunfante. • La CELAC más bien va a jugar un papel de foro político, de realización de estudios, etc., para toda la región latinoamericana y caribeña, pero no es previsible que vaya más allá. Por su parte, los límites del MERCOSUR, como aglutinador de la integración sudamericana, parece que quedarán justo en ese ámbito subcontinental: América del Sur. • América Latina y Caribe conforma una región demasiado heterogénea para constituirse en un único bloque económico. México, la primera potencia hispanoamericana y la segunda latinoamericana, tiene demasiados intereses en su alianza con los dos grandes países de América del Norte, con lo que salvo que cambien mucho las cosas no apuesta por procesos de integración económica con Latinoamérica, aunque desde luego ha de jugar en la región un papel preponderante en el plano político. América Central depende más de México y el norte que del sur. Respecto al Caribe, determinados REVISTA países de las grandes Antillas, como Cuba o República Dominicana, quedan en una situación complicada, pudiendo en un momento dado alinearse con el propio MERCOSUR o con el SICA; el resto de la Antillas grandes y pequeñas tienen demasiados intereses con el Reino Unido y Estados Unidos como para implicarse más en Latinoamérica, salvo para lograr cierta diversificación, pero lo harán como bloque subregional. • En cuanto a las similitudes y diferencias entre la integración regional de la UE y del MERCOSUR, lo primero que se destaca es que se trata de dos procesos de integración abiertos, que se van desarrollando por fases, siendo diferentes en sus orígenes, pero también caracterizados por muchas similitudes en sus fines. Son dos regiones globalmente relevantes que comparten valores y principios (democracia, DDHH, libertades); que forman parte, respectivamente, de una historia y lenguas comunes (con dos países de la UE), una visión compatible de la sociedad, de la economía, incluso de creencias y de opciones, de la voluntad de evitar conflictos entre los Estados miembros, así como de un multilateralismo común en Política Exterior. Sin embargo, el MERCOSUR parte de un nivel de desarrollo menor, con unas élites con intereses distintos, donde la realidad a destacar es que las diferencias son abismales, y las similitudes escasas. Por su parte, la Unión Europea cuenta con presupuesto propio, instituciones con poder de decisión independiente y un ordenamiento jurídico Administrado por tribunales supranacionales, aspectos de los que carece el MERCOSUR. Además, mientras la UE prácticamente ha consolidado el proceso de integración regional, con su unidad económica y monetaria, MERCOSUR aún está en fase de desarrollo. CONCLUSIONES La idea de unidad de América Latina viene de antiguo, desde la propia metrópoli antes de que se consumasen los procesos de independencia aportando proyectos que mantenían la estructura territorial de los virreinatos con monarcas descendientes de la corona española; después de la independencia, los proyectos fueron aportados por los próceres criollos, abarcando solo la América española, ya que por entonces se consideraba a Brasil una amenaza por su afán expansionista, sobre todo manifestado en la última fase del período colonial. La unidad latinoame- Juan José Rod ríguez Guerra