TEXTO 6: Acontecimientos en Casas Viejas Se nos presenta un texto de fuente histórica primaria, naturaleza periodística, el autor es el diario ABC y el destinario público, es decir, todo el pueblo español. Se enmarca el 12 de enero de 1933, artículo publicado al día siguiente de lo sucedido en la localidad gaditana de Casas Viejas, durante el Bienio conservador de la Segunda República Española. En resumen, la noticia se centra en los días 10 y 11 de enero del año 1933, cuando un grupo de anarquistas entraron en Casas Viejas, depusieron a su alcalde y mataron a dos guardias civiles. El gobierno de Azaña, tras enterarse de lo sucedido, mandó a las fuerzas del estado a reprimir la revuelta. La guardia civil y la política nacional dispararon a los anarquistas dentro de sus casas y quemaron la choza donde se encontraba su cabecilla, Francisco Cruz apodado “el Seisdedos”. Tanto él, como los miembros de su familia que allí se encontraban fallecieron. A continuación me dispongo a explicar el advenimiento de la Segunda República Española (1930 a 1936), y sus tres etapas: El gobierno de Alfonso XIII estaba en crisis desde el desastre de Annual, en la guerra de Marruecos (1921), no obstante se mantuvo un ficticio régimen de gobiernos de transición hasta septiembre de 1923 en que el rey manda formar gobierno al General Primo de Rivera, el cual dio paso a una dictadura militar, inspirada en el fascismo italiano. Tras siete años de dictadura, falto de apoyos, Primo de Rivera dimitió y Alfonso XIII encargó el nuevo gobierno al general Berenguer, que debía instaurar la legalidad constitucional. Fue un intento de volver al 23 como si no hubiera pasado nada; pero eso ya no era posible. La izquierda republicana firma, en el verano de 1930, un pacto en San Sebastián para propiciar el cambio de régimen. Las elecciones municipales fueron convocadas el 12 de abril de 1931, y se presentaron como un plebiscito entre monarquía y república. Los resultados electorales otorgaron fueron similares para ambos, pero aunque los monárquicos mantuvieron su fuerza en gran parte de las zonas agrarias, la coalición republicana socialista triunfó en las grandes capitales y en las regiones industriales. El resultado evidenciaba un rechazo a la monarquía, de este modo Alfonso XIII abandonó el país inmediatamente y el 14 de abril de 1931 se proclamó la REPÚBLICA en medio del entusiasmo popular. La república se dividirá en tres etapas: el gobierno provisional (abril a junio de 1931), el bienio progresista (1931-33) y el bienio conservador (1933-36), y tras su fracaso, España vivirá una guerra civil. Gobierno provisional y constitución de 1931 (abril a junio de 1931) Entre abril y junio de 1931 el poder estuvo en manos de un gobierno provisional integrado por republicanos, socialistas y catalanistas de izquierdas. Entre sus medidas cabe destacar una amnistía política, leyes sociales para reducir la jornada laboral a 8 horas y la creación de la Generalitat provisional de Cataluña. Fue una etapa muy convulsa, pues se quemaron conventos como respuesta al apoyo de la Iglesia a la monarquía, y además estallaron importantes huelgas obreras. La necesidad de tener una Constitución era evidente, así pues en junio de 1931 se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, con la tarea de elaborar una constitución cuyos principios básicos fueron: sufragio universal masculino y femenino gracias a la labor de Clara Campoamor y Victoria Kent, aconfesionalidad del Estado, amplias libertades públicas y privadas: derecho a la propiedad privada, aunque el gobierno podía expropiar bienes que considerara de utilidad pública, división de poderes: legislativo (Corte unicameral); ejecutivo (Presidente de la República y Consejo de Ministros) y judicial y el reconocimiento de algunos gobiernos autónomos en algunas regiones. Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República y Manuel Azaña Presidente del Gobierno. Tras la elaboración de la Constitución comienza la etapa del Bienio Reformista (19311933): El bienio reformista emprendió, durante dos años, la tarea de reformar el país en un sentido democrático, laico y descentralizado: Reforma militar: se modernizó el ejército y se redujeron los oficiales (Ley de retiros: posibilitó la jubilación de casi la mitad de los oficiales). Se sustituyeron los mandos considerados contrarios a la República. Reforma religiosa y educativa: se intentó disminuir la influencia de la Iglesia y se promovió una educación pública laica. También se introdujeron el matrimonio y el entierro civiles y se elaboró una ley de divorcio. Reforma territorial: se inició la descentralización del Estados abriendo diversos procesos autonómicos. Tanto Cataluña como País Vasco consiguieron sus Estatutos de Autonomía en 1932 y 1936 respectivamente. Reforma agraria: la existencia de latifundios suponía que numerosos jornaleros no tuvieran opción de acceder a la propiedad de la tierra, lo que se intentó facilitar expropiando las fincas que no se cultivaban. El Instituto de Reforma Agraria (IRA) era el organismo encargado de indemnizar a los propietarios y de facilitar el asentamiento a las familias campesinas. Pero estas reformas no contentaron a casi nadie: los sectores conservadores se opusieron a ellas (CEDA, partido de derechas; monárquicos; falangistas y carlistas), e incluso promovieron el golpe de Estado del general Sanjurjo (1932), que fracasó, y los sectores obreros también se radicalizaron ante la lentitud de algunos cambios (UGT y anarquistas de la FAI). Pero fueron los anarquistas de la CNT los que protagonizaron los sucesos de Casas Viejas, a los cuales hace referencia el texto. Éstos, con la intención de hacer la revolución en el pueblo y organizarse sin gobierno, destituyeron al alcalde y tomaron el cuartel de la Guardia Civil, donde había un sargento, al cual mataron, y 3 guardias, a los que hirieron. El gobierno mandó al capitán Rojas y sus hombres, que tirotearon la choza de los anarquistas y la incendiaron. Murió el “Seisdedos”, su mujer, hijos, yerno y nuera. Estos hechos dieron la vuelta a España. El gobierno reconoció la dura represión llevada a cabo, con lo cual se granjearon la enemistad del pueblo. La represión del levantamiento hizo entrar en crisis al gobierno. Manuel Azaña presentó su dimisión, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones. Las elecciones fueron ganadas por la derecha y el centro y Alejandro Lerroux fue elegido presidente. Con ello comenzaba el gobierno conservador (1933-1936). Gobierno conservador (1933-36): La represión del levantamiento de Casas Viejas, explicada anteriormente, hizo entrar en crisis al gobierno. Manuel Azaña presentó su dimisión, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones. Las elecciones fueron ganadas por la derecha y el centro y Alejandro Lerroux fue elegido presidente. La entrada de 3 miembros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autonómicas) al gobierno llevó al estallido de revueltas en todo el país, aunque fue en Asturias y Cataluña donde alcanzaron mayor gravedad. Ante las dificultades para gobernar, se convocaron nuevas elecciones en febrero de 1936: mientras que la derecha se presentó desunida, la izquierda se agrupó en el Frente Popular, que triunfó y Azaña fue nombrado de nuevo presidente. La división entre derecha e izquierda, plasmada en el resultado electoral, se dejó sentir en la calle. Los sectores más radicales de la izquierda propugnaban la revolución social. Los extremistas de derechas, que contaban con el apoyo de un sector del ejército, defendían la necesidad de un golpe de Estado que pusiese fin a la República y al proceso de reformas. Tales tensiones culminaron en el asesinato del diputado de derechas Calvo Sotelo, en represalia por la muerte del teniente Castillo, militante de izquierdas. Este clima de violencia fue el pretexto a partir del cual las fuerzas conservadoras, contrarias a la República, decidieron que había llegado el momento de interrumpir por las armas el proceso reformista republicano. En conclusión, lo allí sucedido se tradujo en una enorme crisis política para el gobierno republicano socialista de Azaña, lo que le llevó, como hemos visto, a perder las elecciones, y, finalmente la falta de estabilidad política llevó al estallido de la guerra civil española (19361939). TEXTO 7: GOLPE DE ESTADO DE FRANCO Se trata de un texto de fuente histórica primaria, naturaleza histórico-política, cuyo autor es Francisco Franco Bahamonde, y su destinatario es público: todo el pueblo español. El texto queda encuadrado a finales de la II República y comienzos de la guerra civil, pues es el llamamiento de Franco hacia todos los españoles desde Tetuán el 17 de julio de 1936. Francisco Franco (1892-1975) fue Comandante General de Canarias. Miembro de una familia gallega, este militar africanista había participado activamente en la guerra de Marruecos, convirtiéndose a los 33 años en el general más joven de Europa. Fue uno de los máximos responsables, junto con el General Mola y el General Sanjurjo, del alzamiento militar de julio de 1936. Franco fue el líder del bando de los rebeldes sublevados -le gustaba autodenominarse el "caudillo"- y después de ganar la guerra estableció una férrea dictadura, sin concesiones al vencido, que sólo terminaría con su muerte. El texto, que es el manifiesto del golpe de Estado, es, en resumen, un llamamiento a todos los españoles, en particular a aquellos que más aman a la nación española, la que denomina como patria, la cual se encuentra ahora amenazada por unos enemigos, estos son, los republicanos, cuya política define como anárquica, ya que en la mayoría de lugares reina el caos. A continuación voy a pasar a desarrollar el tema, es decir, el estallido de la guerra civil. Para ello me voy a remontar a los últimos años de la República, para pasar a exponer la conspiración y el posterior golpe de Estado. En efecto, durante la etapa del Frente Popular (febrero 1936-julio 1936), la situación española era cada vez más caótica y dramática. Se produjo una espiral de violencia en pueblos y ciudades, con asesinatos, huelgas y enfrentamientos entre las distintas milicias de los partidos de izquierdas y derechas. La sociedad española se iba radicalizando cada vez más y las juventudes de los partidos políticos parecían cifrar en las armas y en el exterminio del adversario, la única vía de solución de los problemas. El asesinato del líder derechista José Calvo-Sotelo en la madrugada del 13 de julio de 1936 -como respuesta de los Guardias de Asalto socialistas ante el atentado mortal que sufrió el teniente Castillo el día anterior- supuso el detonante que precipitaría el movimiento golpista. Este clima de violencia fue el pretexto a partir del cual las fuerzas conservadoras, contrarias a la República, decidieron que había llegado el momento de interrumpir por las armas el proceso reformista republicano. Desde finales de 1935, un grupo de oficiales gestaban la conspiración, entre ellos se encontraban Mola, Franco y Goded. Emilio Mola, denominado el Director del golpe, transmitió desde entonces sus órdenes, y, aunque el gobierno republicano trasladó a Franco a Canarias, a Mola a Pamplona y a Goded a Baleares, la conspiración siguió su curso. En cualquier caso el golpe acabaría adelantándose en respuesta al asesinado de José Calvo Sotelo. De este modo, el 17 de julio de 1936 se sublevaban las fuerzas de la Legión y de los Regulares de Melilla, como se evidencia en el texto. El "Dragon Rapide" llevó a Franco desde Las Palmas hasta Tetuán, donde se puso al mando del Ejército de África el 19 de julio. El general Sanjurjo murió en accidente de aviación al día siguiente. Mola sería el encargado de dirigir la sublevación desde el norte y Franco desde el sur. Pero Mola moriría también en un accidente de aviación el 3 de junio de 1937. Las muertes de Sanjurjo y Mola dejaron a Franco como el único líder indiscutible de los militares golpistas. El alzamiento se extendió desde Marruecos a la Península entre los días siguientes. No obstante, el golpe de Estado fracasó, al no poder controlar los centros del poder. La guerra civil se evidenció como un hecho inevitable, quedando España dividida en dos realidades sociopolíticas irreconciliables: - Los sublevados, que se autodenominaron España nacional, controlaban Galicia, las provincias castellano-leonesas, el valle del Ebro, incluida Zaragoza, parte de Extremadura, Cádiz, Córdoba, Sevilla, las islas Canarias y el Marruecos español. Su - dominio en el estrecho de Gibraltar permitiría el traslado a la Península de las tropas africanas. El Gobierno consiguió mantener la cornisa Cantábrica, Levante, Andalucía oriental, y la submeseta sur, incluida Madrid. Controlaba también los focos industriales y mineros más importantes y las zonas urbanas más densamente pobladas. En líneas generales el bando franquista siempre llevó la iniciativa estratégica de la guerra, debido principalmente a la unidad de sus fuerzas, cuantía y eficacia. Cuatro son las fases de la guerra: 1ª fase: el avance hacia Madrid La estrategia de los sublevados era avanzar desde el Sur hacia Madrid y tomar cuanto antes la capital. Sin embargo, Mola se quedó detenido en Guadarrama y Franco desvió su línea hacia Toledo para liberar a los sitiados en el Alcázar (27 septiembre), una operación que, si bien perjudicó sus posibilidades de tomar la capital, le ayudó a consolidarse como jefe indiscutido de la sublevación. En noviembre, las tropas franquistas intentaron el asalto frontal a Madrid. El Gobierno se trasladó a Valencia y dejó el mando a cargo de la Junta de Defensa de Madrid. En Madrid se desarrolló un sentimiento de resistencia con propuestas propagandísticas con el célebre lema “¡No pasarán!”, acuñado por Dolores Ibárruri, convirtiéndose en símbolo antifascista. Entonces Franco decidió cambiar de frente. 2ª fase: la batalla del Norte Se trataba de una zona especialmente interesante, pues en ella se concentraban muchos de los recursos mineros e industriales del país. La superioridad rebelde se hizo evidente, sobre todo en el dominio del aire, donde la aviación alemana (Legión Cóndor) apenas encontró resistencia y bombardeó indiscriminadamente ciudades como Guernica, el 26 de abril. El ejército franquista ocupó también Bilbao, Santander y Asturias. 3ª fase: la batalla del Ebro Durante el crudo invierno, la ciudad aragonesa se convirtió en el punto central de la guerra. La batalla de Teruel, se convirtió en una nueva derrota republicana. Franco desvió el eje de la guerra hacia el Mediterráneo, que se saldó con la toma de Castellón y a continuación comenzó el ataque sobre Valencia que degeneró en una cruenta guerra de desgaste. En un último intento, el gobierno de la República concentró todas sus fuerzas en la Batalla del Ebro, para hacer retroceder al enemigo, pero no lo consiguió. Barcelona fue tomada el 26 de enero de 1939. 4ª fase: fin de la guerra En el seno del Gobierno de la República surgieron entonces fuertes discrepancias: ¿continuar con la resistencia o negociar la rendición? El gobierno, dividido, entabló negociaciones de paz con los franquistas, pero Franco rechazó cualquier acuerdo e impuso la rendición incondicional. El 28 de marzo sus tropas entraban en Madrid y el 1 de abril de 1939 las calles de la capital eran testigos del Destile de la Victoria. La guerra había terminado. Es evidente que el golpe de estado iniciado el 18 de julio provocó diferentes reacciones en ambos bandos: En el bando republicano pervivió el caos. El verano de 1936 fue un tiempo de dura represión y terror: se asesinó sin juicio en los descampados y cunetas de las carreteras; se persiguió a la aristocracia y la burguesía, a los militares y políticos derechistas; la Iglesia sufrió la más grave persecución de su historia, ya que murieron unos 7.000 católicos. El hambre y la necesidad se hicieron con los habitantes de las grandes capitales. El temor a la quinta columna, con las tropas franquistas a las puertas de la ciudad de Madrid, produjo la intensificación de la represión, que alcanzó su punto más álgido con la ejecución de entre tres y cinco mil personas en Paracuellos del Jarama. El gobierno de José Giral, nombrado el 19 de julio y compuesto exclusivamente por los partidos republicanos de izquierda, carecía de fuerza y autoridad por lo que pronto fue sustituido por el líder socialista Largo Caballero, quien formó un gobierno de unidad “antifascista”. Se adoptaron la forma de tribunales populares, las temibles “checas”. El número total de asesinados en zona republicana durante el verano del 36 rondó los 50.000. En la zona sublevada se articuló un nuevo Estado bajo la figura del general Franco, que tomó muchos aspectos del fascismo: partido único (FET y la JONS); obediencia ciega al “Jefe”, desprecio a la democracia, exaltación de la violencia e ideología ultraconservadora. Tras la liberación del Alcázar de Toledo, Franco se postuló como la figura más popular entre los generales. Sin apenas oposición, el 1 de octubre de 1936 se publicó el decreto por el que Franco fue nombrado Generalísimo de los Ejércitos y jefe del Gobierno del Estado español, es decir, se concentraba todo el poder político y militar en una sola persona. Mientras tanto, al igual que en la zona republicana, las primeras semanas después del alzamiento militar estuvieron presididas por el caos y la violencia. Los militares que no se sumaron a la sublevación fueron las primeras víctimas y a estos les siguieron los líderes sindicales y políticos de izquierdas, profesionales e intelectuales de ideas republicanas. Se calculan unos 80.000 muertos en la zona franquista durante el primer verano. Aunque la Guerra Civil debe explicarse fundamentalmente por factores internos, desde sus orígenes estuvo condicionada por la situación internacional de su tiempo: crisis de los sistemas democráticos y el ascenso de los totalitarismos: - El sector sublevado fue apoyado por Alemania e Italia y, en menor medida, por Portugal. Pese a las claras coincidencias ideológicas, hay que interpretar la ayuda de Hitler también como una maniobra interesada por cuestión de prestigio y estrategia por el control del Mediterráneo. El aporte alemán más decisivo fue el envío de la Legión Cóndor, unidad de élite compuesta por un centenar de aviones y 5.000 hombres, además de los temibles panzers (carros de combate). La ayuda italiana se centró en la aportación de tropas, el llamado Cuerpo de Tropas Voluntarias (CTV). La aviación italiana también participó en acciones concretas, como en la conquista de Málaga, además de la flota italiana (especialmente los submarinos). - La República contó con el respaldo de la URSS y las Brigadas Internacionales (voluntarios). La Unión Soviética de Stalin fue el de principal suministrador de material militar para la República (aportó armas, tropas y asesores) - Las democracias europeas (Gran Bretaña y Francia), para no agravar la tensión entre democracia y fascismo, no intervinieron. De este modo se creó un Comité de “no intervención”. En conclusión, la guerra civil duró tres largos años, de 1936 a 1939, la cual causaría miles de muertos, heridos y exiliados. La consecuencia de este llamamiento a los españoles será una lucha fratricida, seguida de una férrea dictadura que no terminará hasta su muerte ocurrida el 20 de noviembre de 1975. MAPA 7: GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Estamos ante un mapa militar, enmarcado en julio de 1936, es decir, a comienzos de la guerra civil española (1936-1939). El mapa refleja la división de España en dos bandos: la zona republicana, representado con el color naranja, y la zona nacional (la España franquista), de color azul. Como se puede observar, el golpe de Estado llevado a cabo por Mola, Franco y Goded fue un fracaso ya que no lograron controlar los principales centros de poder. La división de España por provincias la explicaré más adelante, en la teoría del tema. A continuación voy a pasar a desarrollar el tema, es decir, el estallido de la guerra civil, 1936 a 1939. Para ello me voy a remontar a los últimos años de la República, para pasar a exponer la conspiración y el posterior golpe de Estado. En efecto, durante la etapa del Frente Popular (febrero 1936-julio 1936), la situación española era cada vez más caótica y dramática. Se produjo una espiral de violencia en pueblos y ciudades, con asesinatos, huelgas y enfrentamientos entre las distintas milicias de los partidos de izquierdas y derechas. La sociedad española se iba radicalizando cada vez más y las juventudes de los partidos políticos parecían cifrar en las armas y en el exterminio del adversario, la única vía de solución de los problemas. El asesinato del líder derechista José Calvo-Sotelo en la madrugada del 13 de julio de 1936 -como respuesta de los Guardias de Asalto socialistas ante el atentado mortal que sufrió el teniente Castillo el día anterior- supuso el detonante que precipitaría el movimiento golpista. Este clima de violencia fue el pretexto a partir del cual las fuerzas conservadoras, contrarias a la República, decidieron que había llegado el momento de interrumpir por las armas el proceso reformista republicano. Desde finales de 1935, un grupo de oficiales gestaban la conspiración, entre ellos se encontraban Mola, Franco y Goded. Emilio Mola, denominado el Director del golpe, transmitió desde entonces sus órdenes, y, aunque el gobierno republicano trasladó a Franco a Canarias, a Mola a Pamplona y a Goded a Baleares, la conspiración siguió su curso. En cualquier caso el golpe acabaría adelantándose en respuesta al asesinado de José Calvo Sotelo. De este modo, el 17 de julio de 1936 se sublevaban las fuerzas de la Legión y de los Regulares de Melilla. El "Dragon Rapide" llevó a Franco desde Las Palmas hasta Tetuán, donde se puso al mando del Ejército de África el 19 de julio. El general Sanjurjo murió en accidente de aviación al día siguiente. Mola sería el encargado de dirigir la sublevación desde el norte y Franco desde el sur. Pero Mola moriría también en un accidente de aviación el 3 de junio de 1937. Las muertes de Sanjurjo y Mola, y la ejecución posterior por traición a la patria de Goded, dejaron a Franco como el único líder indiscutible de los militares golpistas. El alzamiento se extendió desde Marruecos a la Península entre los días siguientes. No obstante, el golpe de Estado fracasó, al no poder controlar los centros del poder. La guerra civil se evidenció como un hecho inevitable, quedando España dividida en dos realidades sociopolíticas irreconciliables, tal y como refleja el mapa: - - Los sublevados, que se autodenominaron España nacional, controlaban Galicia, las provincias castellano-leonesas, el valle del Ebro, incluida Zaragoza, parte de Extremadura, Cádiz, Córdoba, Sevilla, las islas Canarias y el Marruecos español. Su dominio en el estrecho de Gibraltar permitiría el traslado a la Península de las tropas africanas. El Gobierno consiguió mantener la cornisa Cantábrica, Levante, Andalucía oriental, y la submeseta sur, incluida Madrid. Controlaba también los focos industriales y mineros más importantes y las zonas urbanas más densamente pobladas. En líneas generales el bando franquista siempre llevó la iniciativa estratégica de la guerra, debido principalmente a la unidad de sus fuerzas, cuantía y eficacia. Cuatro son las fases de la guerra: 1ª fase: el avance hacia Madrid La estrategia de los sublevados era avanzar desde el Sur hacia Madrid y tomar cuanto antes la capital. Sin embargo, Mola se quedó detenido en Guadarrama y Franco desvió su línea hacia Toledo para liberar a los sitiados en el Alcázar (27 septiembre), una operación que, si bien perjudicó sus posibilidades de tomar la capital, le ayudó a consolidarse como jefe indiscutido de la sublevación. En noviembre, las tropas franquistas intentaron el asalto frontal a Madrid. El Gobierno se trasladó a Valencia y dejó el mando a cargo de la Junta de Defensa de Madrid. En Madrid se desarrolló un sentimiento de resistencia con propuestas propagandísticas con el célebre lema “¡No pasarán!”, acuñado por Dolores Ibárruri, convirtiéndose en símbolo antifascista. Los sucesivos intentos de entrar en Madrid (batallas de Guadalajara y del Jarama) fracasaron, y en la primavera de 1937, Franco decidió cambiar de frente. 2ª fase: la batalla del Norte (entre abril y octubre de 1937) Se trataba de una zona especialmente interesante, pues en ella se concentraban muchos de los recursos mineros e industriales del país. La superioridad rebelde se hizo evidente, sobre todo en el dominio del aire, donde la aviación alemana (Legión Cóndor) apenas encontró resistencia y bombardeó indiscriminadamente ciudades como Guernica, el 26 de abril. Aunque los republicanos intentaron otras ofensivas (Batalla de Belchite en Zaragoza o Brunete en Madrid) no pudieron evitar la caída de Santander en agosto y Asturias en octubre) 3ª fase: la batalla del Ebro Durante el crudo invierno, la ciudad aragonesa se convirtió en el punto central de la guerra. La batalla de Teruel, se convirtió en una nueva derrota republicana. Franco desvió el eje de la guerra hacia el Mediterráneo, que se saldó con la toma de Castellón y a continuación comenzó el ataque sobre Valencia que degeneró en una cruenta guerra de desgaste. En un último intento, el gobierno de la República concentró todas sus fuerzas en la Batalla del Ebro, para hacer retroceder al enemigo, pero no lo consiguió. Barcelona fue tomada el 26 de enero de 1939. 4ª fase: fin de la guerra En el seno del Gobierno de la República surgieron entonces fuertes discrepancias: ¿continuar con la resistencia o negociar la rendición? El gobierno, dividido, entabló negociaciones de paz con los franquistas, pero Franco rechazó cualquier acuerdo e impuso la rendición incondicional. El 28 de marzo sus tropas entraban en Madrid y el 1 de abril de 1939 las calles de la capital eran testigos del Destile de la Victoria. La guerra había terminado. Con la derrota republicana se inició el exilio ante el temor a la represión franquista y se calcula que más de medio millón de españoles, hombres, mujeres, niños y unidades del ejército republicano, cruzaron la frontera francesa. De todo ese colectivo, alrededor de la mitad volvió a España en pocos meses, el resto inició un largo exilio. Miles de republicanos exiliados a Francia participaron en la resistencia contra los nazis al estallar la Segunda Guerra Mundial y algunos fueron detenidos y enviados a campos de concentración nazi, donde murieron unos 16.000 republicanos. Es evidente que el golpe de estado iniciado el 18 de julio provocó diferentes reacciones en ambos bandos: En el bando republicano pervivió el caos. El verano de 1936 fue un tiempo de dura represión y terror: se asesinó sin juicio en los descampados y cunetas de las carreteras; se persiguió a la aristocracia y la burguesía, a los militares y políticos derechistas; la Iglesia sufrió la más grave persecución de su historia, ya que murieron unos 7.000 católicos. El hambre y la necesidad se hicieron con los habitantes de las grandes capitales. El temor a la quinta columna, con las tropas franquistas a las puertas de la ciudad de Madrid, produjo la intensificación de la represión, que alcanzó su punto más álgido con la ejecución de entre tres y cinco mil personas en Paracuellos del Jarama. El gobierno de José Giral, nombrado el 19 de julio y compuesto exclusivamente por los partidos republicanos de izquierda, carecía de fuerza y autoridad por lo que pronto fue sustituido por el líder socialista Largo Caballero, quien formó un gobierno de unidad “antifascista”. Se adoptaron la forma de tribunales populares, las temibles “checas”. El número total de asesinados en zona republicana durante el verano del 36 rondó los 50.000. En la zona sublevada se articuló un nuevo Estado bajo la figura del general Franco, que tomó muchos aspectos del fascismo: partido único (FET y la JONS); obediencia ciega al “Jefe”, desprecio a la democracia, exaltación de la violencia e ideología ultraconservadora. Tras la liberación del Alcázar del Toledo, Franco se postuló como la figura más popular entre los generales. Sin apenas oposición, el 1 de octubre de 1936 se publicó el decreto por el que Franco fue nombrado Generalísimo de los Ejércitos y jefe del Gobierno del Estado español, es decir, se concentraba todo el poder político y militar en una sola persona. Mientras tanto, al igual que en la zona republicana, las primeras semanas después del alzamiento militar estuvieron presididas por el caos y la violencia. Los militares que no se sumaron a la sublevación fueron las primeras víctimas y a estos les siguieron los líderes sindicales y políticos de izquierdas, profesionales e intelectuales de ideas republicanas. Se calculan unos 80.000 muertos en la zona franquista durante el primer verano. Aunque la Guerra Civil debe explicarse fundamentalmente por factores internos, desde sus orígenes estuvo condicionada por la situación internacional de su tiempo: crisis de los sistemas democráticos y el ascenso de los totalitarismos: - El sector sublevado fue apoyado por Alemania e Italia y, en menor medida, por Portugal. Pese a las claras coincidencias ideológicas, hay que interpretar la ayuda de Hitler también como una maniobra interesada por cuestión de prestigio y estrategia por el control del Mediterráneo. El aporte alemán más decisivo fue el envío de la Legión Cóndor, unidad de élite compuesta por un centenar de aviones y 5.000 hombres, además de los temibles panzers (carros de combate). La ayuda italiana se centró la aportación de tropas, el llamado Cuerpo de Tropas Voluntarias (CTV). La aviación italiana también participó en acciones concretas, como en la conquista de Málaga, además de la flota italiana (especialmente los submarinos). - La República contó con el respaldo de la URSS y las Brigadas Internacionales (voluntarios). La Unión Soviética de Stalin fue el de principal suministrador de material militar para la República (aportó armas, tropas y asesores) - Las democracias europeas (Gran Bretaña y Francia), para no agravar la tensión entre democracia y fascismo, no intervinieron. De este modo se creó un Comité de “no intervención”. En conclusión, la guerra civil duró tres largos años, de 1936 a 1939, la cual causaría miles de muertos, heridos y exiliados. Se habla del medio millón de fallecidos. La consecuencia de este llamamiento a los españoles será una lucha fratricida, seguida de una férrea dictadura que no terminará hasta su muerte ocurrida el 20 de noviembre de 1975.