ÈTICA Y MORAL POR LOS SUELOS Eduardo Quirós Sánchez No hay día en que los medios de información no den cuenta de actos que de hecho se califican como inmorales o anéticos (sin ética). Un padre sorprendido después de violar, contra natura, a su único hijo de cuatro años de edad no es digno de compasión alguna, peor todavía si ese padre es policía. Con este hecho ha demostrado que es no sólo inmoral sino amoral, porque carece de elementales valores propios de la moralidad. Un juez suplente que concede libertad provisional a 83 peligrosísimos delincuentes, como ha ocurrido aquí en Trujillo, no tiene la mínima conciencia ética y aunque haya pedido perdón a la sociedad no sólo merece la destitución del cargo sino el inicio de un proceso penal por los delitos cometidos. La absoluta quiebra de valores que vivimos en todos los sectores sociales viene del mal ejemplo presidencial del prófugo Fujimori. Él y sus hermanos, autores de escandalosos latrocinios viven protegidos por su país. A través de sus hechos, él ha demostrado su falta de amor a su patria, Japón, pues prefería que le llamaran chino y no japonés y él mismo compuso la letra de la cumbia que bailó en público durante los últimos días de la corrupción. Si dice que es japonés, cómo ha podido ser nuestro Presidente, para lo que es necesario ser peruano de nacimiento. Como japonés no conserva la tradición de sus antepasados, de ser grandes defensores del honor. Si un japonés pierde el honor se hace el hara kiri. La corrupción como un comportamiento contrario a la ética es un maretazo que ha invadido todas las playas. Hechos flagrantes han comprometido al gobierno, al congreso, al poder judicial, a los municipios y los gobiernos regionales. En el congreso, tras los casos de Torres Ccalla, Gonzàlez o Mufarech, la falta de ética continúa, a pesar de los esfuerzos de la pìurana Fabiola Morales, Presidenta de la Comisión de Ética, encargada de hacer prevalecer los principios. Hay muchos congresistas tránsfugas, que llegaron a detentar una curul afiliados a un partido y ahora, para repetir el plato, renuncian a su primer amor convertido, por falta de ética, en un amor al chancho. En los medios de información social, particularmente en la televisión, la falta de ética y de principios morales relacionados con la familia empezó con Laura Bozo, conductora hasta hoy de programas dañinos para el país. Su apoyo personal a la reelección de Fujimori, a cambio de millones de dólares pagados por Montesinos, el abandono de su esposo y sus hijas para entregarse a los amoríos ilícitos con un argentino joven, pintan de cuerpo entero a la Abogada de los pobres. Por su lado, Magali Medina, periodista formada en Bausate y Mesa, denigra la profesión con el anzuelo de la chismografía, la persecución a jugadores de fútbol o elementos de la farándula, metiéndose en la vida privada que la misma Constitución garantiza y respeta. Todo esto ocurre porque los delitos de injuria, difamación y calumnia son sancionados con prisión condicional y no efectiva. Y ella tiene varias sentencias que no le permitirían trabajar en ninguna empresa. Orgullosa de estar dispuesta a matar, como lo sostiene en su programa, ya viene sufriendo las consecuencias de su soberbia. Un nuevo programa, sin mayor calidad aunque explotando la historia de personajes a gusto de la clientela, la aplastó en puntajes del rating del cual siempre se ha ufanado. Magali es un penosa muestra de absoluta carencia de valores morales y de principios éticos tan necesarios para quien ejerce el periodismo La corrupción en Trujillo se ha dado en la Dirección Regional de Educación cuyo Director está empeñado en exterminarla. Es manifiesta también en el gobierno regional, cuyo presidente, endiosado con un cargo que le queda muy grande quebranta todos los principios no sólo éticos sino también morales. La culpa de lo que viene ocurriendo con Homero Burgos lo tiene el partido que lo propuso como candidato y que ninguna medida ha tomado para que sus actitudes de soberbia se cambien por actos de confraternidad, como le corresponde. La institución de mayor nivel en lo que concierne a la ética y la moral aquí en Trujillo, es el Colegio de Periodistas. La corrupción, sin embargo, también se ha entronizado en ella, debido al comportamiento de quienes no merecen ser miembros de dicha institución. Una Decana que es empleada del Concejo, no ejerce el periodismo y que fue ilegalmente elegida ante un Comité Electoral presidido por un periodista sin título y que ahora preside también el Tribunal de Honor son una clara muestra de la devaluación moral existente en un colegio profesional de mucho respeto y de una imagen que lamentablemente la ha perdido. Se está cumpliendo la dura expresión de González Prada sobre la podredumbre de este país que por donde se le pinche brota pus.