Oftalmología preventiva

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C
erca de un millón de estadounidense pérdida de la visita a causa de traumatismo; de ésta, el 75% está ciego de
un ojo, y alrededor de 50000 sufren cada año lesiones graves que amenazan la visita. Los varones jóvenes y
los niños tienen una tendencia particular a padecer traumatismo oculares de orden mayor.
Muchos procesos de manufactura constituyen una amenaza particular para ojo. El esmerilado o la perforación
expulsan con frecuencia fragmentos pequeños de metal al ambiente a una alta velocidad, y estos proyectiles
pueden alojarse en la córnea o de penetrar en el globo ocultar a través de la córnea o de la esclerótica. Los
instrumentos con extremos afilados, como los destornilladores, también participan a veces en la producción de
lesiones penetrantes del ojo. Los arcos de soldadura producen radiación ultravioleta que causa queratitis
epitelial ( ojo de arco). Algunas sustancias químicas industriales, en particular las que contienen
concentraciones elevadas de álcalis o ácidos, ocasionan con rapidez daños oculares graves que a menudo son
bilaterales y se relacionan con un resultado visual pobre.
Es esencial el reconocimiento temprano y el examen oftalmológico experto urgente de cualesquier lesiones
padecidas. En el caso de lesiones por sustancias químicas, el lavado copioso inmediato de los ojos con agua
estéril, solución salina si es disponible, o agua corriente, durante cuando menos cinco minutos, es el método
más importante para limitar el daño. Ignorar las lesiones penetrantes o los cuerpos extraños en córnea aumenta
en grado muy manifiesto la posibilidad de una morbilidad a largo plazo. Es fundamental la obtención de una
historia clínica precisa para identificar la posibilidad de una herida penetrante. Esto es verdadero sobre todo
cuando se acude a asistencia médica algún tiempo después de la lesión, y es posible que el paciente no tenga
coincidencia de la importancia de un episodio de traumatismo en experiencia menor.
La exposición crónica a algunos procesos industriales pude causar daños oculares. Por ejemplo, los materiales
nucleares con protección inapropiada conducen a una formación temprana y rápida de catarata en trabajadores
expuestos.
La notable reducción en la incidencia de daño ocular y facial grave por lesiones causadas con parabrisas de
automóvil, como resultado de la legislación que requiere el uso de cinturones de seguridad, es un testimonio
de la eficacia éxito intenso similares para reducir la incidencia de lesiones por cohetes limitándose su
disponibilidad.
En el hogar se produce un número importante de lesiones oculares. Tapones de botellas de champaña o de
vinos espumosos producen lesiones contusas graves, y la explosión de cualquier botella que contenga bebidas
carbonatadas origina lesiones penetrantes del ojo con fragmentos de vidrio. A menos que sean supervisados de
manera adecuada, los niños que usan lápices, tijeras o pistolas de aire, pueden sufrir o causar lesiones
permanentes graves.
Por desgracia, una proporción importante de trauma−tismos oculares graves es resultado de ataques violentos,
sobre todo los que incluyen armas de fuego. La prevención requiere una reducción en la frecuencia de tales
incidentes.
Las infecciones son la causa principal de morbilidad ocular que puede prevenirse. Las medidas preventivas se
basan en el mantenimiento de la integridad de las barreras normales a la infección y evitar la inoculación por
microorganismos y el tamaño del inóculo remedida de acuerdo con le estado del ojo. Un ojo deteriorado es
muy susceptible a la infección.
La principal barrera a la infección ocular exógena es el epitelio corneal y la conjuntiva. Éstos se lesionan
directos por traumatismos, tales como traumatismos quirúrgicos y uso de lentes de contacto, o por los efectos
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secundarios de otras anormalidades de la parte exterior del ojo, como trastornos de los párpados o deficiencia
de lágrimas.
En presencia de un defecto epitelial de córnea o conjuntiva, en particular cuando hay una herida corneal o de
la esclerótica de espesor total, como por ejemplo después de un traumatismos penétrate o de cirugía
intraocular, es esencial la terapéutica profiláctica con antibióticos de suma importancia asegurar que
cualesquier gotas o pomadas sean estériles. Deben evitarse las lesiones epiteliales accidentales siempre que
sea posible, en posible, en particular en ojos deteriorados, como ejemplo, ojos secos, ojos exposición corneal
por exoftalmos o funcionamiento anormal de los párpados, como en el caso de parálisis del nervio facial o
entropión, y en ojos con reducción en la sensibilidad corneal.
Los oftalmólogos han sido implicados sin lugar a dudad en la transmisión de enfermedades oculares
infecciosas. Brotes de queratoconjutivitis epidémica se relacionan con contami−nación en el consultorio del
oftalmólogo. El adenovirus se transmite a través de las manos del oftalmólogo, un tonómetro o soluciones
contaminadas con goteros que se pusieron en contacto de modo accidental con la conjuntiva o el borde
palpebral infectado de un paciente. Las soluciones contaminadas con goteros que se pusieron en contacto de
modo accidental con la conjuntiva o el borde palpebral infectado de un paciente. La soluciones oftálmicas
contaminadas también son fuente de infección de úlceras bacterias cornéales y endoftalmitis después de
cirugía ocular. Antes, la Pseudomonas aeruginosa era un contaminante usal de soluciones de fluoresceína. La
instalación de soluciones de fluoresceína contaminadas para delinear defectos epiteliales cornéales (por
ejemplo, después de la extracción de un cuerpo extraño en córnea) causa entonces una queratitis intensa por
Pseudomonas y, con frecuencia, perdida del ojo.
Otras infecciones se propagan de modo similar, pero su incidencia no se reconoce general. El oftalmólogo
debe estar alerta sobre la posibilidad de que sus instru−mentos oftálmicos mal, esterilizado (como
esterilización en frío), pueden estar con−taminados con virus de hepatitis B. La identificación reciente del
virus del SIDA en las lágrimas sugieren oftal−mólogos. Hasta la fecha, no se ha producido tal incidente.
Hasta hace poco, la prevención de los trastornos genéticos recibía poca atención. Sin embargo, en la
actualidad hay centros de asesorías genética a las parejas que planean casarse y procrear. Los pacientes con
antecedentes de diabetes de la infancia retinitis pigmentosa, matrimonios consanguíneos, retinoblastoma,
neurofibromatosis etc. necesitan asesoría genética para prevenir desastres en su descendencia.
Algunos padecimientos, como el síndrome de Down (trisomía 21), se relacionan con un número anormal de
cromosomas o con anormalidades de los cromosomas sexuales. En la actualidad puede establecerse un
diagnóstico prenatal mediante pruebas, realizadas en células de líquido amniótico por amniocentesis
(procedimiento práctico y seguro) y un diagnóstico positivo da a la paciente la opción de aborto.
Varias enfermedades oculares primarias sólo son tratable durante sus etapas preliminares, o se tratan con más
eficacia en ese tiempo. La detección de estos padecimientos es posible por medio del reconocimiento
oportuno de síntomas relevantes, o requiere vigilancia específica por parte de los médicos debido a la ausencia
de síntomas.
La degeneración macular relación con edad es la causa principal de pérdida visual permanente en el anciano
en países industrializado, y su frecuencia aumenta con cada década por encima de los 50 años de edad. Hay
dos forma principales de la enfermedad: 1)Degeneración atrófica (seca), en la cual hay una degeneración
progresiva de retina exterior, epitelio pigmen−tado de la retina, membrana de Bruch y coriocapilares; y 2)
degeneración exudativa (húmeda), en la cual hay un inicio súbito de pérdida visual causa del escape de líquido
seroso o de sangre al interior de la retina, seguido por formación de nuevos vasos bajo el epitelio pigmentario
de la retina /membrana neovascular subretiniama.
La fotocoagulación con láser de membranas neovas−culares subretinianas demora el inicio de la pérdida
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visual central, pero sólo cuando la membrana está lo bastante alejada de la fóvea parra permitir el tratamiento.
Los pacientes de edad avanzada que desarrollan pérdida visual súbita a causa de enfermedad macular, en
particular distorsión o escotoma paracentral, con preservación de la agudeza visual, deben sujetarse a una
evaluación oftálmica urgente, que influye angiografía con fluoresceína, para determina si son candidatos a
tratamiento eficaz de la forma atrófica e degeneración macular con excepción de la provisión de ayudas
visuales bajas.
El glaucoma de ángulo abierto primario es una causa importante de ceguera que puede prevenirse en todo el
mundo, en particular entre individuos de origen racial africano. Cerca de dos millones de estadounidenses
tiene la enfermedad, aunque en la mitad no se ha diagnosticado. La incidencia del glaucoma de ángulo abierto
primario aumenta de 0.1% en los que tienen 40 a 49 años de edad 3% en los mayores de 70años. Los síntomas
no suelen presentarse sino hasta cuando la pérdida de campo visual es avanzada. Para que el tratamiento sea
eficaz, la enfermedad se debe detectar en una etapa mucho más temprana. Los programas específicos de
detección son interferidos por la alta frecuencia de presión intraocular aumenta en ausencia de pérdida de
campo visual glaucomatosa (hipertensión ocular), que diez veces más frecuente que el glaucoma de ángulo
abierto primario, la alta frecuencia de presión intraocular normal en una lectura única en glaucoma de ángulo
abierto no tratado y las complejidades de las pruebas de detección para anormalidades de la papita óptica o de
campo visual.
Los mejores medios para la detección temprana de la glaucoma de ángulo abierto primario es la práctica de
tonometría y oftalmoscopia directa de la papita óptica en todos los pacientes adultos, cada tres años, y siempre
que se sujeten a un examen médico regular, con referencia al oftalmólogo de todos aquellos con
anormalidades pertinentes. En el caso de paciente en alto riesgo de desarrollar glaucoma de ángulo abierto
primario, como los parientes de primer grado de los individuos afectados, debe practicarse cada año un
examen oftálmico formal.
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