LOS OJOS QUE NOS MIRAN:

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OJOS DE AGUASAl:
Por toda Antioquia
brotan ojos de agua salada. No verlos es ignorar la
historia y desperdiciar un gran potencial biológico. Pág. 4
EL RíO:
¿Al río Medellín hay que decirle
río Aburrá? ¿Los dos nombres son correctos? Una
polémica en la que el río suena…
Pág. 11
Composición creada con fotografías tomadas en la Jurisdicción de CORANTIOQUIA:
mono araña negro, iguana, tigrillo y guacamaya Gonzalo.
N° 27 • Junio de 2008 • 7 mil ejemplares, 12 páginas • Distribución gratuita • www.corantioquia.gov.co
LOS OJOS QUE NOS MIRAN:
Son ojos de muchos animales. Ojos de
iguanas, de tigrillos y de guacamayas. De
nutrias, de pericos reales y de monos araña;
de murciélagos, serpientes, tucanetas y ranas
venenosas… Ojos que piden a gritos que los dejemos
ser en paz. Para que vivamos con la conciencia
tranquila y podamos sostenerles la mirada.
Especial Fauna. Pág’s. 5-8.
NUESTRA
FAUNA:
tan carismática, tan amenazada
CORANTIOQUIA
Director General
Luis Alfonso Escobar Trujillo
Dirección Territorial Aburrá Norte
Director Oscar Darío Gómez Giraldo
Dirección Territorial Aburrá Sur
Director William Alberto Álvarez Pérez
Dirección Territorial Cartama
Director Daniel Salazar Cruz
Dirección Territorial Citará
Directora Luís Gonzalo Martínez Vanegas
Dirección Territorial Hevéxicos
Director Omar de Jesús Ramírez Ramírez
Dirección Territorial Panzenú
Directora Flor Ángela Restrepo Peláez (E)
Dirección Territorial Tahamíes
Director Nicolás Albeiro Duque Cano
Dirección Territorial Zenufaná
Director Leonel Sánchez Peláez
Coordinación General
Oficina Asesora de Comunicaciones
Coordinación Editorial
Facultad de Comunicaciones
Universidad de Antioquia
Redacción
Juan Camilo Cardona O.
Margarita Isaza V.
Juan Camilo Jaramillo A.
Juan Carlos Luján S.
Liliana Salazar B.
Felipe Sosa V.
Editor
Juan Miguel Villegas J.
Diseño y Diagramación
Alexander Rojas Moreno
Fotografías
Juan Camilo Cardona
John Jairo Restrepo
Juan Camilo Restrepo
Juan Lázaro Toro
Impresión
La Patria
Directorio:
Dirección Territorial Aburrá Sur
Tel.: 493 8888 Ext. 1801
Dirección Territorial Aburrá Norte
Tel.: 493 8888 Ext. 1815
Dirección Territorial Cartama
Tel.: 852 4716
Dirección Territorial Citará
Tel.: 843 2226
Dirección Territorial Hevéxicos
Tel.: 853 1245
Dirección Territorial Panzenú
Tel.: 839 3258
Dirección Territorial Tahamíes
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Dirección Territorial Zenufaná
Tel.: 832 6610
Sede Medellín
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Teléfono: 493 8888
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Si tiene cualquier inquietud sobre
los temas tratados en esta edición
de Ecodiversos, escríbanos al correo
[email protected]
Q
uizás la fauna silvestre es el componente natural más carismático
con que se relaciona el ejercicio de la autoridad ambiental, el
que despierta más sentimientos y reúne la más amplia gama de
concepciones y aproximaciones a las que nuestras sociedades someten
los recursos naturales. Lamentablemente, algunas prácticas culturales
hacen de Colombia uno de los países que más atenta contra esta
biodiversidad.
Las altas tasas de deforestación, el cambio de uso de los ecosistemas
naturales, la utilización de los animales silvestres y sus productos,
como el consumo de tortugas icoteas, huevos de iguana o iguanas
mismas, chigüiros, guaguas, armadillos y guatines; el uso de animales
silvestres como mascotas, entre las que están: guacamayos, loras,
cotorras y pericos, sinsontes, toches, semilleros, mirlas y carriquíes;
al igual que primates y perezosos, ponen en riesgo la supervivencia de
muchas especies animales.
Un ejercicio preliminar de compilación y sistematización de
información sobre el estado de la diversidad de vertebrados terrestres y
voladores en la jurisdicción de CORANTIOQUIA, reporta la presencia
de 118 especies de anfibios, 65 endémicas; 107 especies de reptiles,
23 conocidas únicamente en Colombia; 115 especies de mamíferos no
voladores, de las cuales 19 son endémicas y 41 afrontan problemas de
conservación; 128 especies de murciélagos, que representan el 71.91%
de las 178 reportadas para el país; 797 especies de aves, 19 de éstas
endémicas y 45 afrontan problemas de conservación.
Conscientes de la amenaza a la que está expuesta nuestra fauna, hemos
realizado avances en procesos de conservación de áreas naturales, como
lo demuestran las 254 mil hectáreas de nuestra jurisdicción declaradas
áreas de reserva; los controles al tráfico ilegal de especímenes y
productos, que se implementan en coordinación con autoridades
ambientales e instituciones con función policial, y las campañas de
sensibilización a la ciudadanía, gracias a las cuales se incrementaron
las denuncias sobre la comercialización y tenencia de fauna, y la
entrega voluntaria a las autoridades ambientales de individuos que
estaban en cautiverio.
Uno de nuestros grandes intereses es el tratamiento y liberación
de animales rescatados, es por esto que conjuntamente con el Área
Metropolitana del Valle de Aburrá, CORPOURABÁ y CORNARE,
se implementó la red de tratamiento y reubicación de fauna silvestre,
la cual cuenta con un gran centro de valoración y atención de fauna,
denominado CAV, y siete estaciones de paso, de las cuales cinco se
encuentran en nuestra jurisdicción (Caucasia, Santa Fe de Antioquia,
Hispania, Puerto Berrío y Santa Rosa de Osos). En estos lugares se
evalúa el estado de los animales rescatados, se les brinda tratamiento
y se define, bajo criterios estrictamente científicos, su destino final.
Sólo en el año 2007 liberamos 3.548 animales: 907 aves, 2.574
reptiles y 67 mamíferos. La gran mayoría de estas liberaciones se
realizaron a través de las plataformas de liberación de la sociedad
civil, donde son llevados los individuos una vez pasan los procesos
de tratamiento. Allí continúa la rehabilitación que generalmente
termina con su libertad, asegurando el cumplimiento de sus funciones
ecológicas.
Todas estas acciones reflejan nuestro compromiso constante con
la protección y conservación de la fauna, y nuestra apuesta por
transformar las prácticas culturales que la vulneran, porque no existe
un mejor lugar para los animales silvestres que su ambiente natural.
Nº 27 · Junio de 2008
La dinastía
foronda
“
Vea mijo, la cosa es la siguiente: mi abuelo materno se
llamaba Carlos Antonio Tobón y era negro negro, alto y
acuerpado, descendiente de esclavos, tan picante el verraquito
que enamoró a mi abuela, María de los Ángeles Sosa, que
era blanca, blanquísima, de ojos zarcos. Y pa’ enredar más la
cosa, mi abuelo paterno, Eladio Antonio Foronda, era blanco
también, pero su esposa, o sea mi abuela Serafina Cadavid,
era negrita como yo”.
Todo esto lo dice, muerta de la risa, Arnobia Foronda, sentada
en el patio de la casa de su hermana y acompañada de algunos
amigos y familiares.
Arnobia es una mujer bajita, de cabello entrecano y sabrosura
al hablar. Tiene 57 años bien vividos y una cantidad difícil
de enumerar de primos, hermanos y sobrinos. Todos ellos,
regados por esta vereda del municipio de Girardota llamada
San Andrés, una vereda en la que la familia de Arnobia es
tan popular que para llegar allí uno no tiene que preguntar
dónde queda San Andrés sino dónde viven los Foronda. “Por
aquí somos tantos y de los mismos que cierta vez en que nos
pusimos dizque a elaborar el árbol genealógico no fuimos
capaces de ir muy lejos, nos perdimos entre las ramas”, dice
ella, y otra vez suelta una risa contagiosa con cierto sabor
Caribe.
Entonces Gilberto de Jesús Cañas, que no es familiar de
Arnobia pero que la conoce desde niña, dice solemne: “Es
que somos negros mi amigo, y eso se nota: dicharacheros y
unidos, como una misma familia. Así es San Andrés”.
El color de la historia
Es una tarde azul en la vereda. Arnobia se toma un tinto y
saluda a todos los que pasan frente a la casa. Es cierto, casi
todos son negros. Negros de cabello ensortijado o de cabello
lacio, de labios gruesos o delgados, hasta de ojos verdosos los
En San Andrés hay Foronda
Tobón, Foronda Cadavid y
Foronda Meneses, Meneses
Foronda, Serna Foronda y
Foronda Mesa. Una gran
familia afrodescendiente.
Carlos Antonio Tobón y
María de los Ángeles Sosa,
abuelos maternos de Arnobia
Foronda, la del cabildo feliz de
Girardota.
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Foronda,
hay, “pero negros. Algunos más claritos u otros más oscuros.
Algunos blancos pero con sangre negra. Y pa’ donde usted mire
por acá, desde la vereda Candó en Copacabana hasta Filoverde,
en Barbosa, y desde luego aquí en San Andrés, la gran mayoría
somos afrodescendientes”.
derechos particulares por ser una minoría”.
Ahora, este Consejo cuenta con más de 120 personas dentro
de las que los Foronda son una parte importante, no sólo
por la cantidad sino porque representan dos de las grandes
tradiciones de San Andrés: las danzas y el sainete.
Tiene razón. Dice la historia que esta vereda fue fundada por
esclavos africanos que se fugaron masivamente de los españoles
hacia 1667. La mezcla con los blancos y los indígenas de la
zona creó lo que San Andrés es ahora: un asiento de lo más
paisa con aires de palenque.
Los aires de tradición
“Resultaba hasta curioso”, dice Arnobia en medio de esa
sonrisa limpia de infante que siempre la acompaña. “Crecimos
con la tradición antioqueña, católica, pero de repente uno aquí
sabía bailar el bunde sin saber ni por qué, sin que nadie se lo
enseñara; crecimos entre la iglesia y la santería, que también
había, entre el costumbrismo antioqueño y las historias de los
esclavos”.
“Aunque hay que decir –interviene ahora Adela, hermana de
Arnobia y presidenta de la Junta de Acción Comunal de la
vereda- que fue cuando vino CORANTIOQUIA que caímos
en la cuenta de todo esto. La Corporación investigó nuestra
historia y comprobó que aquí hubo palenque, y comenzaron
los talleres para conocer nuestra etnia, de dónde veníamos.
De ahí, entonces, nos organizamos y nació el Consejo
Comunitario, y nos cobijamos bajo la Ley 70 de 1993, que
es la Ley de Negritudes, asumiéndonos como un cabildo con
Quizás la de Arnobia sea la familia más feliz de toda Girardota.
Sobrinos, primos y hermanos viven casi juntos, en casitas
alineadas a lado y lado de la carretera. En el centro está el
lugar de reunión comunitaria de toda la vereda: la finca de
don Nazario y doña Ana Ligia, padres de Arnobia.
Allí se ensayan las danzas que aprendieron desde los tiempos
de los abuelos, como La Redoba, Las Vueltas y La Cachada, y
practican también los libretos de los sainetes, esa coreografía
en la que se representa con música de guitarra, tiple, bandola
y rasca la vida de un pueblo, con un alcalde, un policía, unos
novios enamorados y unos padres bien celosos.
Desde niños de cinco años hasta la misma Ana Ligia hacen
parte de esta tradición que ha llevado a los Foronda a conocer
distintas partes del país y a decir en cada lugar al que van que
allí, en una vereda de Girardota que mira hacia el Valle de
Aburrá, hay un cabildo que se esfuerza por mantener vivas
sus tradiciones, un cabildo tan orgullosamente negro como
orgullosamente paisa.
En los ojos de
aguasal
CORANTIOQUIA se dio a la misión de rescatar del olvido los ojos de aguasal,
también llamados salados: minas de aguas salobres que brotan de nuestros
suelos y que determinaron la economía de culturas que nos precedieron.
P
ara los antepasados de Óscar Alzate, un habitante de
la vereda Mazo, del corregimiento medellinense de
Santa Elena, salir a mercar era una cuestión distinta. Las
lechugas y las zanahorias crecían al lado de su casa, y
enterradas encontraba las yucas. ¿Y la sal?... esa estaba en
otra góndola a pocos metros de su puerta, en el salado de
donde sus abuelos y padres se proveían de este mineral.
Aunque a muchos les puede sonar extraño, en la mitad
de un bosque, a miles de kilómetros de distancia del mar,
es posible encontrar agua salada. Para no ir muy lejos, el
carreteable recién pavimentado que conduce a la casa de
don Óscar taponó un ojo de agua salada. Y si uno se adentra
más en la vereda Mazo y sigue por Piedras Blancas, puede
contar hasta siete ojos de aguasal.
Los salados se definen como afloramientos de aguas ricos
en minerales como sodio, potasio, hierro, calcio, cloro
y magnesio. Su existencia no deja de sorprender pese a
que son bien conocidos en el mundo de la ciencia. En
Colombia, estas especiales fuentes salinas se localizan
entre el relieve de las cordilleras Central y Oriental, desde
Sapuyes (Nariño) hasta Cúcuta (Norte de Santander). En la
jurisdicción de CORANTIOQUIA se sabe de la existencia
de 56 de ellas.
Las aguas saladas que por allí discurren “pueden tener
su origen en las aguas connatas, es decir, aguas marinas
almacenadas, atrapadas en las rocas cuando las montañas
que forman nuestras cordilleras se levantaron; en otros
casos, pueden tener su origen en aguas ígneas, que se
saturan de minerales en su recorrido hacia la superficie; o
en aguas magmáticas, que afloran cargadas de minerales
subterráneos”, afirma Juan Camilo Restrepo Llano,
Coordinador del Equipo de Fauna de CORANTIOQUIA.
De tiempo atrás
Los ojos de aguasal, como también se les conoce, han
estado revestidos de gran importancia desde la Edad
de Piedra, según revelan vestigios encontrados en sus
alrededores. Estas fuentes salinas fueron un renglón
importante en la economía de las culturas prehispánicas
e, inclusive, de algunas más recientes. La historia habla de
comunidades agrupadas alrededor de salados, prósperas
debido al boyante comercio que allí generaban, por la
lejanía de la sal marina y porque este mineral es codiciado
para labores de cocina y para la separación de impurezas
del oro en el trabajo orfebre.
Tanta fue su explotación y transporte en suelo antioqueño,
que en Santa Elena aún se conservan vestigios de los
senderos construidos en piedra, conocidos como los
caminos de la sal. Pero además del Valle de Aburrá,
tuvieron industrias salineras a partir de estos afloramientos
salinos las regiones de Oriente, Occidente, Suroeste y
Cauca medio.
Sin embargo, la actividad salinera arrasó con bosques.
“Se cocía día y noche, los hornos no se apagaban. Era
muchísima la leña que se requería para el proceso de secado
del agua y extracción del mineral”, subraya Restrepo
y anota que esto, sumado al desarrollo de la red vial, lo
costoso del proceso de extracción y los bajos costos de la
sal proveniente de las salinas marinas, dejó sin piso a esta
añeja industria.
Óscar Alzate guió a CORANTIOQUIA mostrando los
salados que conoce desde pequeño.
Conservar salados
Entre 2002 y 2003 se caracterizaron 20 ojos de aguasal
ubicados en 17 poblaciones del centro de Antioquia.
“La Corporación ha hecho algunos ejercicios para
protegerlos, se cercan y se señalizan para indicarle a la
gente que no es agua sucia para tirar basura, sino que
son ecosistemas interesantes y desconocidos”, explica
Juan Camilo Restrepo, Coordinador del Equipo de
Fauna de CORANTIOQUIA.
Hace alrededor de 50 años se apagaron los últimos hornos
salinos. “Aquí había varios hornos con pailas grandes y
mucha leña que traían de los montes cercanos. Por acá
mucha gente aún los utiliza para cocinar alimentos y nutrir
el ganado, pero de las construcciones no queda nada”,
narra Óscar Alzate.
Casa de unos, comedor de otros
Estos ojos de aguasal son utilizados por gran cantidad
de animales silvestre como torcazas, palomas collarejas,
guacharacas, pavas, armadillos, cusumbos y venados,
quienes buscan los minerales que proporcionan dichas
fuentes. Esta situación ha sido bien conocida por cazadores
tanto humanos como animales que utilizan los hábitats
cercanos para acechar y hacerse a sus presas.
Los salados pueden provenir de aguas ígneas que
pasan por un domo salino o una mina de sal.
La cura para el terrible olvido
Tantos son los usos de estas aguas que por ahí dicen
que son “benditas para las dolencias”, es por esto que
muchas personas visitan fuentes salinas confiadas en
curarse de enfermedades como la artritis e infecciones
en la piel. Algunos de los salados más frecuentados con
fines homeopáticos son el ubicado en la finca La Marina,
del municipio de Girardota, y el salado de Santa Rita,
corregimiento del municipio de Andes.
Ahora se busca una cura, pero para ellas. El paso del
tiempo y el desarrollo relegaron las minas de agua salada
al cuarto del olvido. Por ello, aunque Antioquia es rica
en manantiales salinos, son difíciles de ubicar. “Cuando
dejaron de ser económicamente rentables, se empezaron
a considerar estorbo, por lo que muchas personas incluso
les tiran basura o los llenan con escombros, inutilizándolos
para el consumo o desapareciéndolos del paisaje”, asegura
Restrepo.
Es por eso que CORANTIOQUIA con la colaboración de
otras instituciones, municipios y personas que han entendido
la importancia de conservar y proteger estos ecosistemas
para el usufructo de la fauna y las generaciones venideras,
ha realizado acciones de aislamiento y señalización de los
afloramientos salinos, e incluso ha adquirido predios que
los rodean, como El Chupadero, en la vereda Colón, del
municipio de Don Matías.
Este año CORANTIOQUIA planea realizar visitas para
verificar su estado y proponer un plan de conservación,
pues además de ser patrimonio nacional, los salados son
necesarios para conservar el equilibrio del ecosistema en
el cual se encuentran.
Si usted conoce la ubicación de un ojo de aguasal,
comuníquese con Juan Camilo Restrepo de
CORANTIOQUIA, al 493 8888 Ext. 1293.
Nº 27 · Junio de 2008
¡Y lo que falta por
contar
y encontrar!
Aunque en la jurisdicción de CORANTIOQUIA habita una enorme cant
especies animales, saber con certeza cuántas es una labor difícil. Debidad de
complejidad geográfica y la amplia gama de hábitats existentes, pue ido a la
de haber
algunas no reportadas e incluso desconocidas para la ciencia.
P
ara algunas personas es cada vez más difícil
reconocer una especie animal, mucho más
diferenciarla, saber sus características y casi imposible
verlas en su hábitat natural. Esto no se debe a una
escasez de fauna sino a que está cada vez más cercada
por el llamado “progreso” humano.
“Más del cuarenta por ciento de las aves de Colombia hacen
presencia en nuestra jurisdicción. Esto es muy significativo.
Somos muy ricos en anfibios, y de continuar con el ritmo
de hallazgos podemos llegar a ser de los más ricos del
país”, explica a manera de ejemplo Camilo Restrepo Llano
del equipo de Fauna de CORANTIOQUIA.
La existencia de pumas y jaguares en esta parte del
país puede sonar a documental de televisión, pero
para los integrantes de los equipos de fauna es usual
asistir a zonas del Nordeste antioqueño a estudiar
ataques de grandes felinos al ganado. Cuando esto
sucede, la esperanza siempre está en las estrategias de
conservación con las comunidades para evitar su caza
y promover una sana convivencia. Al fin y al cabo las
posibilidades de que subsistan naturalmente, alejados
del territorio humano, se ven afectadas por nuestras
acciones: la tala y la extensión de la agricultura y la
ganadería reducen progresivamente su hábitat.
Lejos del show televisivo, los funcionarios de
CORANTIOQUIA han acudido a estudiar al cocodrilo
o caimán de agua con ayuda de expertos en la materia,
para así conocer su número y apoyar el programa
nacional de conservación de esta especie. “Tenemos
cocodrilos, muchos de ellos en ciénagas del Bajo Cauca
y el Magdalena Medio. La gente les tiene mucho miedo
y no se meten allí. No son muy numerosos pero están, y
también los cazan por la piel”.
Los humanos se reivindican
Cada vez más personas llaman a la Línea Verde (01 8000
414 123), pero no sólo a denunciar tenencia
y venta ilegal de fauna silvestre sino
también a reportar hallazgos. En uno
de los casos, se recibió una llamada
desde Amagá para reportar un
supuesto oso pequeño que
“resultó ser un mapache
de tierras altas, que
es muy difícil de
encontrar. Cuando lo recibimos estaba fracturado, y ahora
está en tratamiento y con alta posibilidad de ser liberado”,
cuenta Restrepo.
Con el oso andino han ocurrido varios casos. Un ejemplar
estuvo visitando el relleno sanitario de Angelópolis para
husmear entre los desperdicios, y a escasas cuatro cuadras
del parque de Copacabana se reportó la presencia de uno
de ellos. “Hemos detectado ejemplares de esta especie
en el parque El Romeral, Boquerón, Palmitas, Porce,
Anorí... El oso es un animal que rota mucho”, puntualiza
el funcionario, quien manifiesta su preocupación por el
hecho de que la especie esté amenazada en Antioquia.
Otros ciudadanos reportan o preguntan por especies
que les parecen extrañas, y por esa razón las consideran
en peligro de extinción. Y aunque es una labor muy
loable, no siempre es acertada, pues la ignorancia sobre
nuestra fauna los engaña cuando están ante una especie
desconocida para ellos.
“Conocemos más de elefantes
que de dantas”
“Debemos darle prioridad a la enseñanza formal de la
fauna propia, a que este tipo de enseñanza se les ofrezca
a nuestros estudiantes”, es la posición de Restrepo. En
ese sentido CORANTIOQUIA, junto a la Universidad
de Antioquia y la Universidad Pontificia Bolivariana,
adelanta la producción de material pedagógico para que
este conocimiento se comience a integrar en las aulas.
Pero para que este conocimiento se haga atractivo, los
biólogos y estudiosos dedican parte de sus vidas: “hace
poco acompañamos una caracterización del oso andino
con el biólogo Héctor Restrepo, quien estuvo con
cazadores y gente que conoce la montaña, siguiendo y
buscando ejemplares. Para estudiar la nutria hay que tener
paciencia y estar dispuesto a ser picado por zancudos. Y si
usted quiere estudiar cuántas hembras y machos hay en el
grupo, dónde duermen y cuántas crías tienen, debe estarse
ahí durante meses”. Estudios similares se han realizado,
entre otros, con el gallito de roca, la danta, algunas clases
de titíes y el mono aullador.
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La multiplicidad de climas, hábitats, accidentes geográficos
y el difícil acceso a algunas zonas ayuda a que se cuente
con una gran diversidad de fauna, pero somos los humanos
los llamados a conservarla. Pues si no fuera por nuestras
acciones, ellas solas podrían hacerlo.
CORANTIOQUIA realiza actividades de educación, monitoreo, estudio, investigación,
recuperación de fauna silvestre y control de tráfico ilegal. Para denunciar el tráfico ilegal de fauna
y flora, o para reportar hallazgos, puede comunicarse con la Línea Verde 01 8000 414 123.
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Libertad, dulce
LIBERTAD
El programa de reubicación de fauna silvestre de
CORANTIOQUIA ha mantenido un buen promedio en
sus casi diez años de actividad. El año pasado llegó a
más de tres mil quinientos animales liberados en sus
hábitats naturales. Historias de libertad.
A
licia Nicholls de Meza es la voluntaria más reciente
del programa de reubicación de fauna silvestre de
CORANTIOQUIA. Ella es una odontóloga jubilada que
vive con su esposo en una finca de Sopetrán. Y desde hace
algunas semanas sus despertares están orquestados por la
gritería de docenas de loros, pericos y guacamayas que a
escasos diez pasos de la casa se preparan para repoblar el
bosque seco tropical: su nuevo hábitat, su nueva casa.
“Mire cómo son de felices, ya les da el sol, sienten el viento
y ven el cielo”, dice la señora Nicholls, mientras las loras la
siguen con una risotada y muchos “hola”, “quiere cacao” y
una que otra mentada de madre. Los animales estuvieron
en cautiverio, y después de ser incautados o devueltos
voluntariamente conservan comportamientos aprendidos
a los humanos y que tendrán que olvidar. “Contrario a
la creencia de la gente de que por haber estado a su lado
muchos años el animal se va a morir si lo liberan, hemos
tenido éxito en la repoblación y en su supervivencia”,
destaca John Jairo Restrepo, miembro del grupo de fauna
de CORANTIOQUIA.
Las liberaciones son exitosas en su gran mayoría. Se han
reportado casos de aves que a dos días de ser liberadas hacen
nidos, establecen territorios y conforman grupos. “Esto
demuestra que todos los animales tienen en su memoria
algo que les indica sus comportamientos y necesidades”,
asegura. Según las especies, el tiempo en cautiverio y la
edad de captura, se determinan las características de la
liberación, que puede ser dura o suave. Se considera dura
si se libera al individuo sin periodo previo de aclimatación
a su nuevo ambiente, debe realizarse siempre en la zona
de distribución natural correspondiente y, en lo posible,
en la misma área geográfica. Este tipo de reubicación se
utiliza generalmente para animales recién capturados. La
liberación suave, por su parte, se realiza con animales que
presentan cambios en su comportamiento silvestre, por
ejemplo, algún nivel de amansamiento. Éstos requieren
tiempo para adaptarse en las plataformas de reubicación
antes de que decidan salir de las jaulas.
La finca de los Meza Nicholls se convierte así en una de las
cincuenta activas en la jurisdicción, que tendrán el placer
de ver cómo estos animales retoman su vida en libertad, e
incluso algunas mañanas ser despertados cuando con su
sonora presencia éstos agradezcan el regalo más preciado:
la libertad.
“Es un espectáculo verlas, pero libres”
“Todo el mundo se anima porque les hablo de la experiencia,
o porque los traigo, ven 2 ó 3 guacamayas libres en un
árbol y se van maravillados y felices con la idea de soltar
los animalitos que tienen”, cuenta Hernando Hurtado, un
empresario que ofrece sus esfuerzos como reubicador en
su finca de Fredonia.
Hace dos años construyó una plataforma de liberación
con tres compartimentos en los que se han liberado por
lo menos trescientos animales entre loras, guacamayas y
pericos. Los costos de instalación de la jaula, de unos 15
metros de largo, 5 de ancho y 3 de altura, corrieron por
su cuenta, así como la alimentación de los animales. “Ser
reubicador es una labor que requiere compromiso, tiempo
y capacitación. Es algo que debe sentirse en el alma”, aclara
John Jairo Restrepo, miembro del equipo de Fauna.
A las personas que se interesan en participar del programa
se les recibe la solicitud, se les visita para conocer sus
expectativas y verificar si su espacio cumple con las
necesidades de alguna especie, como bosques cercanos y
aguas. “Un elemento fundamental con los reubicadores es
que entiendan que no van a tener un zoológico en casa,
que los animales estarán por una temporada mientras
adquieren condiciones para enfrentar la libertad. De ahí se
hace el proceso de reintroducción para abrirles las puertas y
comenzar a evaluar cómo se apropian de su nuevo hábitat:
si consumen frutas, semillas y están formando manadas”,
aclara Restrepo.
Nelson Pineda es el encargado de cuidar los animales en las
ausencias del señor Hurtado. Él se ha comprometido con
el proceso al punto de estar pendiente de cuáles animales
tienen comportamientos anormales o están lastimados,
si los que se van regresan o no, y cuáles son animales
silvestres que visitan la plataforma. “Yo les he contado el
rollo a los amigos para unir a toda la gente y educar a los
niños para que cuiden la naturaleza. Ya nos han visitado
varias escuelas y saben el cuento. Vienen a contarnos que
vieron dos guacamayas por el Cauca o por Marsella, y eso
lo llena a uno de alegría”.
Claro que la enseñanza más acertada de todo este proceso
la encierra, en una frase, el señor Hurtado: “Muy bueno
liberarlos, pero lo que todos tenemos que enseñar y
aprender es a no capturarlos”.
G u a ca m
a ya G o
n z a lo
Nº 27 · Junio de 2008
La planta de los
BUENOS frutos
El municipio de Betulia, en el Suroeste antioqueño,
le hace un gran aporte al ambiente con su Planta de
Tratamiento de Aguas Residuales, ejemplar a la hora de
depurar el más preciado líquido.
Ya son otras las aguas que corren por Betulia, gracias al
trabajo conjunto entre la Alcaldía y CORANTIOQUIA.
E
n la salida hacia el corregimiento de Altamira y
rodeada de montañas reposa una pequeña caseta
café claro de zócalo rojo y tejas naranjas. Está rodeada
por una cerca de alambre de púa y un portón alto, y
en su costado oriental se levantan algunos tanques de
concreto colmados de agua, rodeados de pequeños
senderos y pasamanos amarillos para caminar entre
ellos.
No hay letrero, no hay avisos, pero todos en el pueblo
saben que allí está la “Planta de Tratamiento de Aguas
Residuales del municipio de Betulia”, la misma que
le hace un favor ambiental a la localidad y, aunque
parezca un poco exagerado, un favor al mundo, pues
todo lo que se haga por el ambiente beneficia al planeta
entero. En este caso, depurar el agua.
“Esto a veces emana olores desagradables, usted sabe la
clase de agua que llega”, dice entre risas Carlos Andrés
Trujillo Trujillo, uno de los tres operarios de la planta.
Él está pendiente de los pequeños y grandes detalles
del lugar desde agosto de 2007, cuando ésta comenzó
a funcionar.
Los habitantes de Betulia definen de manera sencilla
para qué sirve la planta: llega el agua sucia de las casas
y luego sale limpia. Por ejemplo, José Abiley Gutiérrez
Serna, habitante de la finca El Portón y vecino de
la planta, dice: “eso es muy bueno, recoge el agua
sucia y después la manda pa’ la cañada; quita muchas
suciedades del pueblo”. Así de sencillo. Muchos saben
de sus bondades, pero pocos conocen qué ocurre en la
planta.
Chiquita pero briosa
Esta planta es considerada una de las más eficientes de
Antioquia. Es pequeña comparada con las de ciudades
grandes, pero apta para los cerca de 6 mil habitantes de
la zona urbana de Betulia. Recoge el agua proveniente
de 1.600 viviendas del casco urbano; sirve a casi la mitad
de la población, y se tiene proyectado que en algunos
meses abarque el 100 por ciento de las viviendas.
Esta es una planta convencional, con un canal de entrada
donde se reciben en promedio 6.7 litros por segundo.
Al líquido, cuando llega del pueblo, se le quitan los
sólidos grandes que arrastra: basuras, toallas higiénicas,
papeles..., todo eso viaja por los alcantarillados, un
problema que no sólo se presenta en Betulia, sino en
todos los municipios colombianos.
El agua se torna grisácea. Algunos residuos de
procedencia humana flotan al amaño de la corriente. “A
eso me refería con lo de la ‘clase de agua’ que llega acá”,
vuelve a decir Carlos Andrés, pendiente de las bandejas
de escurrimiento donde se recogen más basuras para
mandarlas al relleno sanitario.
Agua que no has de beber…
Las unidades de sedimentación de alta tasa de flujo
depuran el agua… suena complicado, pero en términos
sencillos alude a que el líquido asciende y llega más
limpio, pues los lodos y sedimentos son atraídos por
filtros.
Las bacterias juegan un papel importante porque los
lodos constituyen un desecho orgánico que les sirve
como alimento; durante este proceso comen los residuos
que quedan en el agua y producen otro lodo que por
su origen, también orgánico, es un excelente abono de
suelos. En este punto el agua está más oxigenada y las
bacterias ya eliminaron las suciedades que llegaron en
su tránsito por los hogares de Betulia. El siguiente paso
es unirse a las aguas de La Quebradona, el riachuelo
que corre encañonado por entre dos montañas.
Más agua, más vida
En Betulia se hace realidad un popular adagio, incluso
con un añadido: “Agua que no has de beber, déjala
correr, ¡pero siempre limpia!”, un fuerte compromiso
y un ejemplo de responsabilidad social y ecológica con
el ambiente, pues allá saben lo que es depurar el agua.
Otras características de la planta
pende su
siduales de Betulia sus
La Planta de Aguas Re
litros por
cargas superiores a 30
actividad si se detectan
ua pasa
lluvias abundantes, el ag
segundo. Cuando hay
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directamente a La Qu
También
n los residuos y basuras.
por la planta se le quita
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de control en laborator
se aplican parámetros
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determinar si las bacte
mide el
dia hora, día y noche, se
asimilación. Y cada me
nivel del agua.
En el proceso de purificación del agua en la planta de Betulia, no se utiliza
ningún químico; todo se desarrolla mediante procesos biológicos.
Unión de esfuerzos
nto
La necesidad de tener acceso al saneamie
del
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básico en Betulia
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Sistema de Tratamien
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Planta de Tratamiento de Aguas Residuale
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CORANTIOQUIA apor
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Municipio otros 400. Esto se realizó dura
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el periodo 2004-200
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los colectores.
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Dicho logro se debe al Plan Maestro
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Ministerio de Ambiente
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la
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recursos para acercarse
100 por ciento del municipio.
10
Alto ahí: PLANTAS
en veda
Algunas especies de árboles, palmas y plantas silvestres
exigen con mayor urgencia el respeto de los habitantes del
centro de Antioquia. Una nueva resolución de CORANTIOQUIA
las protege y prevé mecanismos para su conservación.
D
ejarse llevar por la tradición de adquirir muebles, tablones, vigas o artículos de ciertas maderas valiosas, al igual
que comercializar algunas plantas silvestres, puede salir muy caro; no sólo por el enorme daño ambiental que la tala
o extracción produce en los ecosistemas, sino porque quienes aprovechen de manera descontrolada especies como el
abarco, caunce, comino, la macana y otras 32 de las que nos hemos valido durante generaciones para decorar balcones
y corredores, o para hacer desde cucharas de palo hasta casas enteras, puede acarrear multas hasta por 300 salarios
mínimos mensuales, entre otras medidas y sanciones previstas en el Artículo 85 de la Ley 99 de 1993.
La simple observación del estado actual de los bosques debería ser suficiente para que muchos entiendan que debemos
aprovechar su riqueza natural bajo otras perspectivas -y no con hacha, machete y serrucho-, para asegurar el buen uso y
manejo de un patrimonio que no sólo es nuestro sino también de las generaciones venideras. Según las investigaciones
realizadas por CORANTIOQUIA, en los 80 municipios que cubre su jurisdicción existen alrededor de 311 especies de
flora en peligro de extinción, algunas de las cuales, inclusive, han desaparecido en regiones enteras.
Por esa razón, y como le corresponde según el Decreto 1791 de 1996, CORANTIOQUIA expidió la Resolución 10194
del 10 de abril de 2008, para vedar, prohibir y restringir el aprovechamiento de las especies forestales y de flora silvestre
amenazadas que requieren un tratamiento especial. Respetar estas disposiciones es respetar a todos los seres vivos
presentes y futuros del planeta.
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Una
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ser permanente, durante el cua
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Una
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existencia se ve comprometida de
de la desaparición
causa de la depredación directa o
puede suceder
de un recurso del cual depende. Esto
secuencia de
con
o
por la acción del hombre o com
hos fortuitos
hec
de
alteraciones en el hábitat derivadas
uales en el
grad
como desastres naturales o cambios
clima.
Otras especies vedadas
-Robledetierrafría(Quercushumboldtii).Aprovechamiento
restringido en toda Colombia, por el Ministerio de
Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (Resolución
0096 de 2006).
Abarco
Almanegra
Almanegra de
ventanas
Canelo
Caunce
Cedro de altura
Prohibido
De acuerdo con la Cedro negro
Resolución 10194 de Chaquiro
2008 está prohibido Comin
o o comino cres
po
en todo el territorio
Diomato de tie
rra fría
de la jurisdicción de
CORANTIOQUIA, el Gallinazo
aprovechamiento de Gallinazo m
orado
las siguientes especies G
uanábano de m
onte
vegetales:
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onte
Palma de cera
(las cuatro
especies presen
tes en la
jurisdicción)
Piedro, laurel pi
edro
Pino colombian
o
Roble negro
Yumbé
Yumbé cañabr
avo
Restringido
En la misma resolució
n se restringe el uso
y
aprovechamiento de 13
especies, el cual consiste
entre
otras medidas, en que
sólo es permitido en las
áreas
donde aún se conser
ven existencias signifi
cat
ivas;
siempre se deberá con
servar como mínimo
el 70%
de los individuos; se de
berá seleccionar, marca
r con
pintura asfáltica y conser
var como mínimo un (1)
árb
ol
semillero por cada tres
hectáreas de estas esp
ecies,
para garantizar la adecu
ada producción de sem
illas y
su regeneración natural.
Las especies restringidas
son
las siguientes:
Aceituno
Algarrobo
Almendrón
Cagüí
n es
co n st ru cc io
u ti liz a d a en
es
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Cativo
Coco cristal u olleto
Diomato
Guayacán
Palma macana
(las dos
especies presentes
en la
jurisdicción)
Marfil
Nazareno
Sapán
-Palma táparo (Attalea amygdalyna). Nativa del Suroeste
antioqueño. El aprovechamiento y uso de sus hojas para
elaborar ramos en Semana Santa está prohibido por
CORANTIOQUIA (Resolución 10194 de 2008).
-Especies silvestres de bromelias, orquídeas, heliconias
y sarros o helechos arbóreos. Su extracción, uso y
comercialización está restringido en todo el territorio de
la jurisdicción de CORANTIOQUIA, excepto las producidas
in vitro y en viveros o criaderos de flora (Resolución 10194
de 2008).
Para conocer más acerca de esta Resolución y solicitar
asesoría, puede comunicarse con CORANTIOQUIA en el
teléfono 493 8888, Ext. 1266.
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Nº 27 · Junio de 2008
¿Aburrá o Medellín?
C
uando se presentó en sociedad el “Plan de Ordenación
y Manejo de la Cuenca (POMCA) del río Aburrá”,
muchas personas se preguntaron si el río en mención era
el mismo río Medellín o si es correcto llamarlo con el
nombre del valle en el que se asientan los municipios del
Área Metropolitana.
Una de las personas que plantea la duda y expone
argumentos a favor del nombre de río Medellín, y no
Aburrá, es José María Bravo Betancur, presidente de la
Academia Antioqueña de Historia, quien cita documentos
de vieja data en los que el río se denomina Medellín. Entre
ellos se encuentran el informe de la Comisión Corográfica
de 1852: “En el alto de San Miguel, a 2.500 metros sobre
el nivel del mar, surgen las primeras aguas que forman
el río que se llama Medellín, y que da el nombre a un
estrecho, rico y pintoresco valle donde se halla la capital
de la Provincia”; y las palabras de Manuel Uribe Ángel
en su libro Geografía General y Compendio Histórico del
Estado de Antioquia, de 1885: “El Porce. Vierte del alto
de San Miguel, y con el nombre de río de Medellín baja
resueltamente al norte; primero por el vallecito de Caldas,
y luego por el de Aburrá o Medellín”.
11
¿Con cuál nombre debe reconocerse
el río que surca el Área Metropolitana
desde Caldas hasta Barbosa? La
pregunta está abierta.
Bravo Betancur explica que el nombre de río Medellín
se ratifica en los mapas recogidos en la Cartografía
Urbana de Medellín 1790-1950, publicada por el
Concejo en 1993.
Sin embargo otros documentos y escritos literarios,
también de vieja data, llaman Aburrá al río local. Ricardo
Callejas Restrepo, empresario y político antioqueño, anota
en su diario de viaje de 1863: “A lo largo del valle corre
mansamente el río Aburrá y visto de lejos se asemeja a
una delgada franja de plata y cuyos reflejos aumentan la
admiración del viajero que se deleita contemplando ese
paisaje”. De igual manera, José María Vergara y Vergara
aclara el nombre del río que emplea Jorge Isaacs en su
poema De Antioquia a Medellín, publicado en 1864. El
poema dice:
Al fin te diviso / hermosa ciudad, / respiro tus aires / que
vida me dan, / la vega contemplo / que moja al pasar / la
onda revuelta / del manso Aburrá. / Morir es dejarte, /
no vuelvo a viajar.
Y la nota de Vergara y Vergara dice: “El Aburrá dio su
nombre a Medellín en el primer periodo de su fundación;
pero la ingrata ciudad no sólo repudió ese nombre sino
que se lo quitó al río. El Aburrá es de poco caudal, pero
tiene el suficiente para ser río”.
Además, en 1919 Tomás Carrasquilla publicó El Río, en el
cual se refiere a éste de la siguiente forma: “El Aburrá es
un humilde, un ignorado, un agua sin nombre. Como los
buenos y sencillos, trabaja en el silencio y en la oscuridad.
Y trabaja; ¡Dios lo sabe! Él riega y fertiliza los campos
de esta Villa que quiso darle un nombre”. Este texto fue
compilado en las Obras completas del autor, editadas por
Bedout en 1958.
Por otra parte, Ricardo Smith Quintero, ex Director del
Área Metropolitana y actual Secretario de Transportes y
Tránsito de Medellín, apunta que el nombre de Aburrá,
empleado en el POMCA y en otros proyectos, “pretende
revivir el nombre histórico del río, y de paso generar una
cultura más incluyente para la totalidad de los municipios
que conforman el Valle de Aburrá”. Al respecto, Bravo
Betancur se pregunta si para cumplir con este último fin los
ríos Magdalena y Cauca deberían tener nuevos nombres.
Los argumentos de ambas posiciones son válidos y
están sustentados en la historia local. La discusión queda
abierta y suscita otra reflexión más amplia en torno a la
pregunta por cómo nombramos las cosas. Estos ejercicios
contribuyen a nuestro propio reconocimiento y exigen una
búsqueda en la tradición, la voz popular y las relaciones
sociales que hemos tejido.
Otra referencia a este nombre la aporta Julio César
García, en el artículo “Medellín”, publicado en 1936 en
el libro Historia de Medellín, y reproducido en 1988 en la
revista Repertorio Histórico de la Academia Antioqueña
de Historia: “En 1646 se trasladó la población al ángulo
formado por el río Aburrá y el riachuelo que los
aborígenes llamaban Aná, los españoles Aguasal
y que hoy se llama Santa Elena”.
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del libro
Anti guo s mea ndro s del río. Tom ada
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1910
de
Julio
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20
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Foto de 1937. Tomada de “Medellín 20 de julio de 1910”. SMP.
Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca
del Río Aburrá: Aspectos Principales
La ordenación de la cuenca del río Aburrá está orientada a propiciar un adecuado
ordenamiento ambiental del territorio y a armonizar los ejercicios de planeación
adelantados por los municipios, y constituye una primera aproximación a la
planificación a escala regional. El Plan contempla la cuenca del río Aburrá
desde su nacimiento en el Alto de San Miguel, en Caldas, hasta Puente Gabino,
en los municipios de Donmatías y Yolombó, con cobertura de forma total o
parcial sobre 15 municipios: Caldas, Sabaneta, La Estrella, Envigado, Itagüí,
Medellín, Bello, Guarne, Copacabana, San Vicente, Girardota, Barbosa,
Donmatías, Santo Domingo y Yolombó.
La implementación de un Plan de Ordenación y Manejo como el propuesto
representa un gran reto para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá,
CORNARE y CORANTIOQUIA, quienes quedan con el compromiso formal
de gestionar los recursos de todo tipo que conviertan esta propuesta en una
realidad para beneficio de todos los habitantes de la Región Metropolitana.
Consulte esta publicación en el Centro de
Información Ambiental de la Sede Medellín
de CORANTIOQUIA, con el número de
clasificación: [1894Reg]
Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca del
Río Aburrá: Aspectos Principales/María Victoria
Vélez Otálvaro, Jaime Ignacio Vélez Upegui,
José Humberto Caballero Acosta y otros. Área
Metropolitana del Valle de Aburrá, CORNARE,
CORANTIOQUIA, Universidad Nacional de
Colombia. Medellín: Universidad Nacional de
Colombia, 2007. 238 p.; il., mapas + 1 DVD -- ISBN:
978-958-44-2390-0.
12
Aquí nace el río
o Ab u rr á es
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En su s p
ci b e a g u a s
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lin
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Los primeros kilómetros que recorre el río Aburrá (Medellín) están
protegidos bajo el nombre de un santo. El alto de San Miguel, en el
municipio de Caldas, es un Refugio de Vida Silvestre, y más abajo
un Parque Ecológico y Recreativo. Una bendición para biólogos
consagrados, caminantes o familiones de paseo de olla. Aquí,
tres formas de vivir el río.
P
ocos pueden llegar al sitio exacto donde asoman las primeras gotas de agua
que, una a una, van dando cuerpo al río Aburrá (Medellín). Para adentrarse en
los bosques del Alto de San Miguel, en el suroriente del municipio de Caldas, sur
del Valle de Aburrá, no basta ser biólogo, ingeniero forestal o investigador, sino un
caminante intrépido, ir con un guía experto y estar autorizado por la Secretaría del
Medio Ambiente de Medellín, que vela por la conservación del Refugio de Vida
Silvestre.
En diferentes puntos de este alto, que alcanza los 2.750 metros en medio de bosques
de niebla, nacen cuatro quebradas que al unirse conforman el río: La Amoladora, El
Tesoro, Santa Isabel y La Vieja. El nacimiento de El Tesoro es una pared rocosa en
la que asoman hilos de agua; el de La Amoladora, un nido de piedras en el que un
pequeño charco burbujea; y el de la Santa Isabel, una pared de musgos y vegetación
sobre la que el agua se desliza. Eso cuenta el guardabosques Dorian Herrera, quien
debido a las dificultades del camino aún no conoce el nacimiento de La Vieja. Por eso,
y por el celo con el que se deben proteger estas 1.358 hectáreas, quienes lleguen hasta
allá deben ser personas valientes, y comprometidas con su conservación.
ugiohasta 35 investigadores en dos casas. Los interesados en
el Ref
en
Vivir
alojar
puede
El Refugio
de Medellín.
estudiar la zona pueden contactar a la Secretaría del Medio Ambiente
Caminarse el río
Para conocer 6 de los primeros kilómetros del río
Aburrá -en un suave ascenso desde la vereda La
Clara, en Caldas, a lo largo del Parque Ecológico
y Recreativo, hasta el Aula Ambiental del Refugio
de Vida Silvestre- sigan estas instrucciones:
a la Secretaría del Medio Ambiente
1 Llamar
de Medellín, encargada del Refugio, cuyos
programas de sensibilización ambiental son
liderados por guías capacitados o biólogos, al
Tel. 385 5600; o a la Corporación Educación
Ambiental (CEA), asignada
por CORANTIOQUIA para
la administración del Parque,
que capacita guías de la zona.
Recorrido: 6 kilómetros.
Tel. 511 3159.
Duración promedio: 2 horas y media.
Llevar botas, impermeable
Grado de dificultad: medio-bajo.
(llueve casi todo el año),
Pendientes: reducidas.
ropa y zapatos extra; líquido,
Tamaño ideal del grupo: 25 personas.
alimentos livianos, y dulces;
traje de baño; bolsas para la
ropa húmeda y los residuos sólidos. A través de los guías, pueden encargar
almuerzo en el Refugio de Vida Silvestre.
A dos cuadras del parque de Caldas, frente al supermercado Consumo, se
toma el bus para la vereda La Clara, cuya entrada se puede identificar por
un letrero de “Derivados Lácteos”. Está prohibido ingresar automóviles al
Parque Ecológico y Recreativo.
La Casa Comunal de La Clara es punto de encuentro habitual con los guías.
Sigan sus instrucciones: habrá calentamiento, entre tres y cuatro estaciones,
se cruzará el río varias veces, y se realizarán experiencias de contacto con la
naturaleza.
Casi tres horas después, tras cruzar el portón del Refugio, un camino de
piedra los conducirá hasta el Aula Ambiental. Allí los espera la charla del
guardabosques, y un merecido almuerzo. La producción de energía hidráulica
y solar son algunas de las características de este bonito lugar al pie del alto de
San Miguel.
Caminada La Clara-Refugio
2
3
4
5
el fi n a l
u g io m a rca
n ta l d el Ref
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in a ta d e ca si
d e u n a ca m
Felip e Mol ina, uno de los guía s de
la zona ,
seña la el alto de San Mig uel.
paseo al río
De
La zona de Parque tiene 118 hectáreas en un tramo de más
de 6 km entre la carretera principal y el Refugio. Los fines de
semana, las riberas del río Aburrá se pueblan de familias al
mejor estilo del paseo de olla.
La riqueza de San Miguel
s TIOQUIA trabaja en la preservación de
ruso
Int
CORAN
e
Aunqu
estas áreas mediante capacitación a los areneros en otros
oficios, formación de guías, control y vigilancia en los días de
mayor afluencia, jornadas de educación y otras actividades
con participación de la Secretaría del Medio Ambiente de
Medellín, es común ver personas lavando vehículos en los
primeros metros del recorrido, o volquetas extrayendo piedra
y arena. Esto deteriora el lugar y está prohibido por las reglas
del Parque, pero ha sido dispendioso para las autoridades
controlarlo. CORANTIOQUIA también ha construido presas
para controlar el efecto de arrastre de sedimentos en el río.
d ero
n es ve ra n ea
El rí o ta m b ié
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cu á ti co”
y “p a rq u e a
fa m ili a s.
La reserva natural es rica en flora
y fauna, como indican
los estudios efectuados. Hay num
erosas especies de
avifauna e insectos, como es el caso
de las mariposas.
Siete especies de peces. Mamíferos
como cusumbo de
montaña, zorrito, perro de monte,
mico de noche y otros. Aves
migratorias del hemisferio norte visi
tan la zona, entre ellas dos
especies de rapaces que son mon
itoreadas cada año. Aunque
hace más de 10 años no se hace una
actualización del estado de
conservación y biodiversidad de este
ecosistema estratégico del
Valle de Aburrá, se han encontrad
o especies de plantas en peligro de
extinción según el Libro Rojo de esp
ecies amenazadas.
El Cacique Candela es el ave símbolo
de la Reserva. Su nombre científic
o
es Hypopyrrus pyrohypogaster, y tam
bién es conocido como Vientre Rojo
. El
Alto de San Miguel es uno de los poc
os sitios del país donde habita.
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