OJOS DE AGUASAl: Por toda Antioquia brotan ojos de agua salada. No verlos es ignorar la historia y desperdiciar un gran potencial biológico. Pág. 4 EL RíO: ¿Al río Medellín hay que decirle río Aburrá? ¿Los dos nombres son correctos? Una polémica en la que el río suena… Pág. 11 Composición creada con fotografías tomadas en la Jurisdicción de CORANTIOQUIA: mono araña negro, iguana, tigrillo y guacamaya Gonzalo. N° 27 • Junio de 2008 • 7 mil ejemplares, 12 páginas • Distribución gratuita • www.corantioquia.gov.co LOS OJOS QUE NOS MIRAN: Son ojos de muchos animales. Ojos de iguanas, de tigrillos y de guacamayas. De nutrias, de pericos reales y de monos araña; de murciélagos, serpientes, tucanetas y ranas venenosas… Ojos que piden a gritos que los dejemos ser en paz. Para que vivamos con la conciencia tranquila y podamos sostenerles la mirada. Especial Fauna. Pág’s. 5-8. NUESTRA FAUNA: tan carismática, tan amenazada CORANTIOQUIA Director General Luis Alfonso Escobar Trujillo Dirección Territorial Aburrá Norte Director Oscar Darío Gómez Giraldo Dirección Territorial Aburrá Sur Director William Alberto Álvarez Pérez Dirección Territorial Cartama Director Daniel Salazar Cruz Dirección Territorial Citará Directora Luís Gonzalo Martínez Vanegas Dirección Territorial Hevéxicos Director Omar de Jesús Ramírez Ramírez Dirección Territorial Panzenú Directora Flor Ángela Restrepo Peláez (E) Dirección Territorial Tahamíes Director Nicolás Albeiro Duque Cano Dirección Territorial Zenufaná Director Leonel Sánchez Peláez Coordinación General Oficina Asesora de Comunicaciones Coordinación Editorial Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia Redacción Juan Camilo Cardona O. Margarita Isaza V. Juan Camilo Jaramillo A. Juan Carlos Luján S. Liliana Salazar B. Felipe Sosa V. Editor Juan Miguel Villegas J. Diseño y Diagramación Alexander Rojas Moreno Fotografías Juan Camilo Cardona John Jairo Restrepo Juan Camilo Restrepo Juan Lázaro Toro Impresión La Patria Directorio: Dirección Territorial Aburrá Sur Tel.: 493 8888 Ext. 1801 Dirección Territorial Aburrá Norte Tel.: 493 8888 Ext. 1815 Dirección Territorial Cartama Tel.: 852 4716 Dirección Territorial Citará Tel.: 843 2226 Dirección Territorial Hevéxicos Tel.: 853 1245 Dirección Territorial Panzenú Tel.: 839 3258 Dirección Territorial Tahamíes Tel.: 860 7489 Dirección Territorial Zenufaná Tel.: 832 6610 Sede Medellín Carrera 65 N° 44A 32 Teléfono: 493 8888 www.corantioquia.gov.co Si tiene cualquier inquietud sobre los temas tratados en esta edición de Ecodiversos, escríbanos al correo [email protected] Q uizás la fauna silvestre es el componente natural más carismático con que se relaciona el ejercicio de la autoridad ambiental, el que despierta más sentimientos y reúne la más amplia gama de concepciones y aproximaciones a las que nuestras sociedades someten los recursos naturales. Lamentablemente, algunas prácticas culturales hacen de Colombia uno de los países que más atenta contra esta biodiversidad. Las altas tasas de deforestación, el cambio de uso de los ecosistemas naturales, la utilización de los animales silvestres y sus productos, como el consumo de tortugas icoteas, huevos de iguana o iguanas mismas, chigüiros, guaguas, armadillos y guatines; el uso de animales silvestres como mascotas, entre las que están: guacamayos, loras, cotorras y pericos, sinsontes, toches, semilleros, mirlas y carriquíes; al igual que primates y perezosos, ponen en riesgo la supervivencia de muchas especies animales. Un ejercicio preliminar de compilación y sistematización de información sobre el estado de la diversidad de vertebrados terrestres y voladores en la jurisdicción de CORANTIOQUIA, reporta la presencia de 118 especies de anfibios, 65 endémicas; 107 especies de reptiles, 23 conocidas únicamente en Colombia; 115 especies de mamíferos no voladores, de las cuales 19 son endémicas y 41 afrontan problemas de conservación; 128 especies de murciélagos, que representan el 71.91% de las 178 reportadas para el país; 797 especies de aves, 19 de éstas endémicas y 45 afrontan problemas de conservación. Conscientes de la amenaza a la que está expuesta nuestra fauna, hemos realizado avances en procesos de conservación de áreas naturales, como lo demuestran las 254 mil hectáreas de nuestra jurisdicción declaradas áreas de reserva; los controles al tráfico ilegal de especímenes y productos, que se implementan en coordinación con autoridades ambientales e instituciones con función policial, y las campañas de sensibilización a la ciudadanía, gracias a las cuales se incrementaron las denuncias sobre la comercialización y tenencia de fauna, y la entrega voluntaria a las autoridades ambientales de individuos que estaban en cautiverio. Uno de nuestros grandes intereses es el tratamiento y liberación de animales rescatados, es por esto que conjuntamente con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, CORPOURABÁ y CORNARE, se implementó la red de tratamiento y reubicación de fauna silvestre, la cual cuenta con un gran centro de valoración y atención de fauna, denominado CAV, y siete estaciones de paso, de las cuales cinco se encuentran en nuestra jurisdicción (Caucasia, Santa Fe de Antioquia, Hispania, Puerto Berrío y Santa Rosa de Osos). En estos lugares se evalúa el estado de los animales rescatados, se les brinda tratamiento y se define, bajo criterios estrictamente científicos, su destino final. Sólo en el año 2007 liberamos 3.548 animales: 907 aves, 2.574 reptiles y 67 mamíferos. La gran mayoría de estas liberaciones se realizaron a través de las plataformas de liberación de la sociedad civil, donde son llevados los individuos una vez pasan los procesos de tratamiento. Allí continúa la rehabilitación que generalmente termina con su libertad, asegurando el cumplimiento de sus funciones ecológicas. Todas estas acciones reflejan nuestro compromiso constante con la protección y conservación de la fauna, y nuestra apuesta por transformar las prácticas culturales que la vulneran, porque no existe un mejor lugar para los animales silvestres que su ambiente natural. Nº 27 · Junio de 2008 La dinastía foronda “ Vea mijo, la cosa es la siguiente: mi abuelo materno se llamaba Carlos Antonio Tobón y era negro negro, alto y acuerpado, descendiente de esclavos, tan picante el verraquito que enamoró a mi abuela, María de los Ángeles Sosa, que era blanca, blanquísima, de ojos zarcos. Y pa’ enredar más la cosa, mi abuelo paterno, Eladio Antonio Foronda, era blanco también, pero su esposa, o sea mi abuela Serafina Cadavid, era negrita como yo”. Todo esto lo dice, muerta de la risa, Arnobia Foronda, sentada en el patio de la casa de su hermana y acompañada de algunos amigos y familiares. Arnobia es una mujer bajita, de cabello entrecano y sabrosura al hablar. Tiene 57 años bien vividos y una cantidad difícil de enumerar de primos, hermanos y sobrinos. Todos ellos, regados por esta vereda del municipio de Girardota llamada San Andrés, una vereda en la que la familia de Arnobia es tan popular que para llegar allí uno no tiene que preguntar dónde queda San Andrés sino dónde viven los Foronda. “Por aquí somos tantos y de los mismos que cierta vez en que nos pusimos dizque a elaborar el árbol genealógico no fuimos capaces de ir muy lejos, nos perdimos entre las ramas”, dice ella, y otra vez suelta una risa contagiosa con cierto sabor Caribe. Entonces Gilberto de Jesús Cañas, que no es familiar de Arnobia pero que la conoce desde niña, dice solemne: “Es que somos negros mi amigo, y eso se nota: dicharacheros y unidos, como una misma familia. Así es San Andrés”. El color de la historia Es una tarde azul en la vereda. Arnobia se toma un tinto y saluda a todos los que pasan frente a la casa. Es cierto, casi todos son negros. Negros de cabello ensortijado o de cabello lacio, de labios gruesos o delgados, hasta de ojos verdosos los En San Andrés hay Foronda Tobón, Foronda Cadavid y Foronda Meneses, Meneses Foronda, Serna Foronda y Foronda Mesa. Una gran familia afrodescendiente. Carlos Antonio Tobón y María de los Ángeles Sosa, abuelos maternos de Arnobia Foronda, la del cabildo feliz de Girardota. Tan blanca como o. gr ne y co an bl a ia or st hi a Esta es un mo los esclavos co a gr ne n ta y es or ad st ui los conq la de la familia , ia or st hi ta es en ue nq Au . africanos co. Van a ver. an bl el e br so a im pr o gr ne el Foronda, hay, “pero negros. Algunos más claritos u otros más oscuros. Algunos blancos pero con sangre negra. Y pa’ donde usted mire por acá, desde la vereda Candó en Copacabana hasta Filoverde, en Barbosa, y desde luego aquí en San Andrés, la gran mayoría somos afrodescendientes”. derechos particulares por ser una minoría”. Ahora, este Consejo cuenta con más de 120 personas dentro de las que los Foronda son una parte importante, no sólo por la cantidad sino porque representan dos de las grandes tradiciones de San Andrés: las danzas y el sainete. Tiene razón. Dice la historia que esta vereda fue fundada por esclavos africanos que se fugaron masivamente de los españoles hacia 1667. La mezcla con los blancos y los indígenas de la zona creó lo que San Andrés es ahora: un asiento de lo más paisa con aires de palenque. Los aires de tradición “Resultaba hasta curioso”, dice Arnobia en medio de esa sonrisa limpia de infante que siempre la acompaña. “Crecimos con la tradición antioqueña, católica, pero de repente uno aquí sabía bailar el bunde sin saber ni por qué, sin que nadie se lo enseñara; crecimos entre la iglesia y la santería, que también había, entre el costumbrismo antioqueño y las historias de los esclavos”. “Aunque hay que decir –interviene ahora Adela, hermana de Arnobia y presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda- que fue cuando vino CORANTIOQUIA que caímos en la cuenta de todo esto. La Corporación investigó nuestra historia y comprobó que aquí hubo palenque, y comenzaron los talleres para conocer nuestra etnia, de dónde veníamos. De ahí, entonces, nos organizamos y nació el Consejo Comunitario, y nos cobijamos bajo la Ley 70 de 1993, que es la Ley de Negritudes, asumiéndonos como un cabildo con Quizás la de Arnobia sea la familia más feliz de toda Girardota. Sobrinos, primos y hermanos viven casi juntos, en casitas alineadas a lado y lado de la carretera. En el centro está el lugar de reunión comunitaria de toda la vereda: la finca de don Nazario y doña Ana Ligia, padres de Arnobia. Allí se ensayan las danzas que aprendieron desde los tiempos de los abuelos, como La Redoba, Las Vueltas y La Cachada, y practican también los libretos de los sainetes, esa coreografía en la que se representa con música de guitarra, tiple, bandola y rasca la vida de un pueblo, con un alcalde, un policía, unos novios enamorados y unos padres bien celosos. Desde niños de cinco años hasta la misma Ana Ligia hacen parte de esta tradición que ha llevado a los Foronda a conocer distintas partes del país y a decir en cada lugar al que van que allí, en una vereda de Girardota que mira hacia el Valle de Aburrá, hay un cabildo que se esfuerza por mantener vivas sus tradiciones, un cabildo tan orgullosamente negro como orgullosamente paisa. En los ojos de aguasal CORANTIOQUIA se dio a la misión de rescatar del olvido los ojos de aguasal, también llamados salados: minas de aguas salobres que brotan de nuestros suelos y que determinaron la economía de culturas que nos precedieron. P ara los antepasados de Óscar Alzate, un habitante de la vereda Mazo, del corregimiento medellinense de Santa Elena, salir a mercar era una cuestión distinta. Las lechugas y las zanahorias crecían al lado de su casa, y enterradas encontraba las yucas. ¿Y la sal?... esa estaba en otra góndola a pocos metros de su puerta, en el salado de donde sus abuelos y padres se proveían de este mineral. Aunque a muchos les puede sonar extraño, en la mitad de un bosque, a miles de kilómetros de distancia del mar, es posible encontrar agua salada. Para no ir muy lejos, el carreteable recién pavimentado que conduce a la casa de don Óscar taponó un ojo de agua salada. Y si uno se adentra más en la vereda Mazo y sigue por Piedras Blancas, puede contar hasta siete ojos de aguasal. Los salados se definen como afloramientos de aguas ricos en minerales como sodio, potasio, hierro, calcio, cloro y magnesio. Su existencia no deja de sorprender pese a que son bien conocidos en el mundo de la ciencia. En Colombia, estas especiales fuentes salinas se localizan entre el relieve de las cordilleras Central y Oriental, desde Sapuyes (Nariño) hasta Cúcuta (Norte de Santander). En la jurisdicción de CORANTIOQUIA se sabe de la existencia de 56 de ellas. Las aguas saladas que por allí discurren “pueden tener su origen en las aguas connatas, es decir, aguas marinas almacenadas, atrapadas en las rocas cuando las montañas que forman nuestras cordilleras se levantaron; en otros casos, pueden tener su origen en aguas ígneas, que se saturan de minerales en su recorrido hacia la superficie; o en aguas magmáticas, que afloran cargadas de minerales subterráneos”, afirma Juan Camilo Restrepo Llano, Coordinador del Equipo de Fauna de CORANTIOQUIA. De tiempo atrás Los ojos de aguasal, como también se les conoce, han estado revestidos de gran importancia desde la Edad de Piedra, según revelan vestigios encontrados en sus alrededores. Estas fuentes salinas fueron un renglón importante en la economía de las culturas prehispánicas e, inclusive, de algunas más recientes. La historia habla de comunidades agrupadas alrededor de salados, prósperas debido al boyante comercio que allí generaban, por la lejanía de la sal marina y porque este mineral es codiciado para labores de cocina y para la separación de impurezas del oro en el trabajo orfebre. Tanta fue su explotación y transporte en suelo antioqueño, que en Santa Elena aún se conservan vestigios de los senderos construidos en piedra, conocidos como los caminos de la sal. Pero además del Valle de Aburrá, tuvieron industrias salineras a partir de estos afloramientos salinos las regiones de Oriente, Occidente, Suroeste y Cauca medio. Sin embargo, la actividad salinera arrasó con bosques. “Se cocía día y noche, los hornos no se apagaban. Era muchísima la leña que se requería para el proceso de secado del agua y extracción del mineral”, subraya Restrepo y anota que esto, sumado al desarrollo de la red vial, lo costoso del proceso de extracción y los bajos costos de la sal proveniente de las salinas marinas, dejó sin piso a esta añeja industria. Óscar Alzate guió a CORANTIOQUIA mostrando los salados que conoce desde pequeño. Conservar salados Entre 2002 y 2003 se caracterizaron 20 ojos de aguasal ubicados en 17 poblaciones del centro de Antioquia. “La Corporación ha hecho algunos ejercicios para protegerlos, se cercan y se señalizan para indicarle a la gente que no es agua sucia para tirar basura, sino que son ecosistemas interesantes y desconocidos”, explica Juan Camilo Restrepo, Coordinador del Equipo de Fauna de CORANTIOQUIA. Hace alrededor de 50 años se apagaron los últimos hornos salinos. “Aquí había varios hornos con pailas grandes y mucha leña que traían de los montes cercanos. Por acá mucha gente aún los utiliza para cocinar alimentos y nutrir el ganado, pero de las construcciones no queda nada”, narra Óscar Alzate. Casa de unos, comedor de otros Estos ojos de aguasal son utilizados por gran cantidad de animales silvestre como torcazas, palomas collarejas, guacharacas, pavas, armadillos, cusumbos y venados, quienes buscan los minerales que proporcionan dichas fuentes. Esta situación ha sido bien conocida por cazadores tanto humanos como animales que utilizan los hábitats cercanos para acechar y hacerse a sus presas. Los salados pueden provenir de aguas ígneas que pasan por un domo salino o una mina de sal. La cura para el terrible olvido Tantos son los usos de estas aguas que por ahí dicen que son “benditas para las dolencias”, es por esto que muchas personas visitan fuentes salinas confiadas en curarse de enfermedades como la artritis e infecciones en la piel. Algunos de los salados más frecuentados con fines homeopáticos son el ubicado en la finca La Marina, del municipio de Girardota, y el salado de Santa Rita, corregimiento del municipio de Andes. Ahora se busca una cura, pero para ellas. El paso del tiempo y el desarrollo relegaron las minas de agua salada al cuarto del olvido. Por ello, aunque Antioquia es rica en manantiales salinos, son difíciles de ubicar. “Cuando dejaron de ser económicamente rentables, se empezaron a considerar estorbo, por lo que muchas personas incluso les tiran basura o los llenan con escombros, inutilizándolos para el consumo o desapareciéndolos del paisaje”, asegura Restrepo. Es por eso que CORANTIOQUIA con la colaboración de otras instituciones, municipios y personas que han entendido la importancia de conservar y proteger estos ecosistemas para el usufructo de la fauna y las generaciones venideras, ha realizado acciones de aislamiento y señalización de los afloramientos salinos, e incluso ha adquirido predios que los rodean, como El Chupadero, en la vereda Colón, del municipio de Don Matías. Este año CORANTIOQUIA planea realizar visitas para verificar su estado y proponer un plan de conservación, pues además de ser patrimonio nacional, los salados son necesarios para conservar el equilibrio del ecosistema en el cual se encuentran. Si usted conoce la ubicación de un ojo de aguasal, comuníquese con Juan Camilo Restrepo de CORANTIOQUIA, al 493 8888 Ext. 1293. Nº 27 · Junio de 2008 ¡Y lo que falta por contar y encontrar! Aunque en la jurisdicción de CORANTIOQUIA habita una enorme cant especies animales, saber con certeza cuántas es una labor difícil. Debidad de complejidad geográfica y la amplia gama de hábitats existentes, pue ido a la de haber algunas no reportadas e incluso desconocidas para la ciencia. P ara algunas personas es cada vez más difícil reconocer una especie animal, mucho más diferenciarla, saber sus características y casi imposible verlas en su hábitat natural. Esto no se debe a una escasez de fauna sino a que está cada vez más cercada por el llamado “progreso” humano. “Más del cuarenta por ciento de las aves de Colombia hacen presencia en nuestra jurisdicción. Esto es muy significativo. Somos muy ricos en anfibios, y de continuar con el ritmo de hallazgos podemos llegar a ser de los más ricos del país”, explica a manera de ejemplo Camilo Restrepo Llano del equipo de Fauna de CORANTIOQUIA. La existencia de pumas y jaguares en esta parte del país puede sonar a documental de televisión, pero para los integrantes de los equipos de fauna es usual asistir a zonas del Nordeste antioqueño a estudiar ataques de grandes felinos al ganado. Cuando esto sucede, la esperanza siempre está en las estrategias de conservación con las comunidades para evitar su caza y promover una sana convivencia. Al fin y al cabo las posibilidades de que subsistan naturalmente, alejados del territorio humano, se ven afectadas por nuestras acciones: la tala y la extensión de la agricultura y la ganadería reducen progresivamente su hábitat. Lejos del show televisivo, los funcionarios de CORANTIOQUIA han acudido a estudiar al cocodrilo o caimán de agua con ayuda de expertos en la materia, para así conocer su número y apoyar el programa nacional de conservación de esta especie. “Tenemos cocodrilos, muchos de ellos en ciénagas del Bajo Cauca y el Magdalena Medio. La gente les tiene mucho miedo y no se meten allí. No son muy numerosos pero están, y también los cazan por la piel”. Los humanos se reivindican Cada vez más personas llaman a la Línea Verde (01 8000 414 123), pero no sólo a denunciar tenencia y venta ilegal de fauna silvestre sino también a reportar hallazgos. En uno de los casos, se recibió una llamada desde Amagá para reportar un supuesto oso pequeño que “resultó ser un mapache de tierras altas, que es muy difícil de encontrar. Cuando lo recibimos estaba fracturado, y ahora está en tratamiento y con alta posibilidad de ser liberado”, cuenta Restrepo. Con el oso andino han ocurrido varios casos. Un ejemplar estuvo visitando el relleno sanitario de Angelópolis para husmear entre los desperdicios, y a escasas cuatro cuadras del parque de Copacabana se reportó la presencia de uno de ellos. “Hemos detectado ejemplares de esta especie en el parque El Romeral, Boquerón, Palmitas, Porce, Anorí... El oso es un animal que rota mucho”, puntualiza el funcionario, quien manifiesta su preocupación por el hecho de que la especie esté amenazada en Antioquia. Otros ciudadanos reportan o preguntan por especies que les parecen extrañas, y por esa razón las consideran en peligro de extinción. Y aunque es una labor muy loable, no siempre es acertada, pues la ignorancia sobre nuestra fauna los engaña cuando están ante una especie desconocida para ellos. “Conocemos más de elefantes que de dantas” “Debemos darle prioridad a la enseñanza formal de la fauna propia, a que este tipo de enseñanza se les ofrezca a nuestros estudiantes”, es la posición de Restrepo. En ese sentido CORANTIOQUIA, junto a la Universidad de Antioquia y la Universidad Pontificia Bolivariana, adelanta la producción de material pedagógico para que este conocimiento se comience a integrar en las aulas. Pero para que este conocimiento se haga atractivo, los biólogos y estudiosos dedican parte de sus vidas: “hace poco acompañamos una caracterización del oso andino con el biólogo Héctor Restrepo, quien estuvo con cazadores y gente que conoce la montaña, siguiendo y buscando ejemplares. Para estudiar la nutria hay que tener paciencia y estar dispuesto a ser picado por zancudos. Y si usted quiere estudiar cuántas hembras y machos hay en el grupo, dónde duermen y cuántas crías tienen, debe estarse ahí durante meses”. Estudios similares se han realizado, entre otros, con el gallito de roca, la danta, algunas clases de titíes y el mono aullador. Especies report adas en la juris dicción de CORANTIOQUIA .* * En este invent ario no se inclu yen 17 especies de mamíferos vo ladores ni 63 de aves que se presume habita n la jurisdicción pero aún no se documentan con certeza. La multiplicidad de climas, hábitats, accidentes geográficos y el difícil acceso a algunas zonas ayuda a que se cuente con una gran diversidad de fauna, pero somos los humanos los llamados a conservarla. Pues si no fuera por nuestras acciones, ellas solas podrían hacerlo. CORANTIOQUIA realiza actividades de educación, monitoreo, estudio, investigación, recuperación de fauna silvestre y control de tráfico ilegal. Para denunciar el tráfico ilegal de fauna y flora, o para reportar hallazgos, puede comunicarse con la Línea Verde 01 8000 414 123. no juguetes la e u q es en erla en j a v l a pon ras s a e r n a a p re la m a e d u s a a m r l de captu e y tráfico urante r s e e b a e S ilvestr l transport ales, que d hasta s a n fau en e anim ofia, que e s u o q t , s ente m l venta parte de e rpo se atr a r e lit e e r mayo verio su cu e algunos tadores d ti u sy or el cau lar, q n p s humano e o o s v n lo e nta d e olvida ecen, qu misibles a u c s s n mo u enloq edades tran os nos daría ue necesita oj ,q os enferm iramos sus n nosotros s aliment , o o su m que si son felices c ngéneres, iéramos es n o p o que n rtad, sus c ecie. Si su ue ellos so p e q su lib tuar su es deríamos pe enten . y per e t n tes ame segur s, no jugue le anima Pe r r o d Ág uil a ar pía enenos e Tig r il Ñeque Mono c Pe r ico s re a le s Pa c a r a Rana v e mont na a G u a ca o n z a lo m a ya G M a r te ja achudo ll Nº 27 · Junio de 2008 ado p o a r ro ll or una moto Ex trem te r io id a d a n r de un a ig u a n a Mono c re Lo ra s f Le c h u z a n t ia m a r il la s achudo hay o n a c o cer artimos n r o t n stro e ; que comp antes; e u n e en d inmensa ascin r el f u s q a r r Sabe diversida criatu remos oí e d s d os le io una b orio con mi l oído po observam s e si a it el terr aguzamos aves; que s ver huell s o e i o que s e cientos d no podrem e si miram , s u d re trinar ente el ter s felinos; q rvar mono s m e a de atenta iles y gran emos obs itantes de l r t b en de rep arriba pod infín de ha onvertiría s c hacia , loros y un r esto nos s be águila Quizás sa ertad. s. ib altura nes de su l ia guard Boa E s co lo p e n d ra Mono a u ll a d o r Libertad, dulce LIBERTAD El programa de reubicación de fauna silvestre de CORANTIOQUIA ha mantenido un buen promedio en sus casi diez años de actividad. El año pasado llegó a más de tres mil quinientos animales liberados en sus hábitats naturales. Historias de libertad. A licia Nicholls de Meza es la voluntaria más reciente del programa de reubicación de fauna silvestre de CORANTIOQUIA. Ella es una odontóloga jubilada que vive con su esposo en una finca de Sopetrán. Y desde hace algunas semanas sus despertares están orquestados por la gritería de docenas de loros, pericos y guacamayas que a escasos diez pasos de la casa se preparan para repoblar el bosque seco tropical: su nuevo hábitat, su nueva casa. “Mire cómo son de felices, ya les da el sol, sienten el viento y ven el cielo”, dice la señora Nicholls, mientras las loras la siguen con una risotada y muchos “hola”, “quiere cacao” y una que otra mentada de madre. Los animales estuvieron en cautiverio, y después de ser incautados o devueltos voluntariamente conservan comportamientos aprendidos a los humanos y que tendrán que olvidar. “Contrario a la creencia de la gente de que por haber estado a su lado muchos años el animal se va a morir si lo liberan, hemos tenido éxito en la repoblación y en su supervivencia”, destaca John Jairo Restrepo, miembro del grupo de fauna de CORANTIOQUIA. Las liberaciones son exitosas en su gran mayoría. Se han reportado casos de aves que a dos días de ser liberadas hacen nidos, establecen territorios y conforman grupos. “Esto demuestra que todos los animales tienen en su memoria algo que les indica sus comportamientos y necesidades”, asegura. Según las especies, el tiempo en cautiverio y la edad de captura, se determinan las características de la liberación, que puede ser dura o suave. Se considera dura si se libera al individuo sin periodo previo de aclimatación a su nuevo ambiente, debe realizarse siempre en la zona de distribución natural correspondiente y, en lo posible, en la misma área geográfica. Este tipo de reubicación se utiliza generalmente para animales recién capturados. La liberación suave, por su parte, se realiza con animales que presentan cambios en su comportamiento silvestre, por ejemplo, algún nivel de amansamiento. Éstos requieren tiempo para adaptarse en las plataformas de reubicación antes de que decidan salir de las jaulas. La finca de los Meza Nicholls se convierte así en una de las cincuenta activas en la jurisdicción, que tendrán el placer de ver cómo estos animales retoman su vida en libertad, e incluso algunas mañanas ser despertados cuando con su sonora presencia éstos agradezcan el regalo más preciado: la libertad. “Es un espectáculo verlas, pero libres” “Todo el mundo se anima porque les hablo de la experiencia, o porque los traigo, ven 2 ó 3 guacamayas libres en un árbol y se van maravillados y felices con la idea de soltar los animalitos que tienen”, cuenta Hernando Hurtado, un empresario que ofrece sus esfuerzos como reubicador en su finca de Fredonia. Hace dos años construyó una plataforma de liberación con tres compartimentos en los que se han liberado por lo menos trescientos animales entre loras, guacamayas y pericos. Los costos de instalación de la jaula, de unos 15 metros de largo, 5 de ancho y 3 de altura, corrieron por su cuenta, así como la alimentación de los animales. “Ser reubicador es una labor que requiere compromiso, tiempo y capacitación. Es algo que debe sentirse en el alma”, aclara John Jairo Restrepo, miembro del equipo de Fauna. A las personas que se interesan en participar del programa se les recibe la solicitud, se les visita para conocer sus expectativas y verificar si su espacio cumple con las necesidades de alguna especie, como bosques cercanos y aguas. “Un elemento fundamental con los reubicadores es que entiendan que no van a tener un zoológico en casa, que los animales estarán por una temporada mientras adquieren condiciones para enfrentar la libertad. De ahí se hace el proceso de reintroducción para abrirles las puertas y comenzar a evaluar cómo se apropian de su nuevo hábitat: si consumen frutas, semillas y están formando manadas”, aclara Restrepo. Nelson Pineda es el encargado de cuidar los animales en las ausencias del señor Hurtado. Él se ha comprometido con el proceso al punto de estar pendiente de cuáles animales tienen comportamientos anormales o están lastimados, si los que se van regresan o no, y cuáles son animales silvestres que visitan la plataforma. “Yo les he contado el rollo a los amigos para unir a toda la gente y educar a los niños para que cuiden la naturaleza. Ya nos han visitado varias escuelas y saben el cuento. Vienen a contarnos que vieron dos guacamayas por el Cauca o por Marsella, y eso lo llena a uno de alegría”. Claro que la enseñanza más acertada de todo este proceso la encierra, en una frase, el señor Hurtado: “Muy bueno liberarlos, pero lo que todos tenemos que enseñar y aprender es a no capturarlos”. G u a ca m a ya G o n z a lo Nº 27 · Junio de 2008 La planta de los BUENOS frutos El municipio de Betulia, en el Suroeste antioqueño, le hace un gran aporte al ambiente con su Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, ejemplar a la hora de depurar el más preciado líquido. Ya son otras las aguas que corren por Betulia, gracias al trabajo conjunto entre la Alcaldía y CORANTIOQUIA. E n la salida hacia el corregimiento de Altamira y rodeada de montañas reposa una pequeña caseta café claro de zócalo rojo y tejas naranjas. Está rodeada por una cerca de alambre de púa y un portón alto, y en su costado oriental se levantan algunos tanques de concreto colmados de agua, rodeados de pequeños senderos y pasamanos amarillos para caminar entre ellos. No hay letrero, no hay avisos, pero todos en el pueblo saben que allí está la “Planta de Tratamiento de Aguas Residuales del municipio de Betulia”, la misma que le hace un favor ambiental a la localidad y, aunque parezca un poco exagerado, un favor al mundo, pues todo lo que se haga por el ambiente beneficia al planeta entero. En este caso, depurar el agua. “Esto a veces emana olores desagradables, usted sabe la clase de agua que llega”, dice entre risas Carlos Andrés Trujillo Trujillo, uno de los tres operarios de la planta. Él está pendiente de los pequeños y grandes detalles del lugar desde agosto de 2007, cuando ésta comenzó a funcionar. Los habitantes de Betulia definen de manera sencilla para qué sirve la planta: llega el agua sucia de las casas y luego sale limpia. Por ejemplo, José Abiley Gutiérrez Serna, habitante de la finca El Portón y vecino de la planta, dice: “eso es muy bueno, recoge el agua sucia y después la manda pa’ la cañada; quita muchas suciedades del pueblo”. Así de sencillo. Muchos saben de sus bondades, pero pocos conocen qué ocurre en la planta. Chiquita pero briosa Esta planta es considerada una de las más eficientes de Antioquia. Es pequeña comparada con las de ciudades grandes, pero apta para los cerca de 6 mil habitantes de la zona urbana de Betulia. Recoge el agua proveniente de 1.600 viviendas del casco urbano; sirve a casi la mitad de la población, y se tiene proyectado que en algunos meses abarque el 100 por ciento de las viviendas. Esta es una planta convencional, con un canal de entrada donde se reciben en promedio 6.7 litros por segundo. Al líquido, cuando llega del pueblo, se le quitan los sólidos grandes que arrastra: basuras, toallas higiénicas, papeles..., todo eso viaja por los alcantarillados, un problema que no sólo se presenta en Betulia, sino en todos los municipios colombianos. El agua se torna grisácea. Algunos residuos de procedencia humana flotan al amaño de la corriente. “A eso me refería con lo de la ‘clase de agua’ que llega acá”, vuelve a decir Carlos Andrés, pendiente de las bandejas de escurrimiento donde se recogen más basuras para mandarlas al relleno sanitario. Agua que no has de beber… Las unidades de sedimentación de alta tasa de flujo depuran el agua… suena complicado, pero en términos sencillos alude a que el líquido asciende y llega más limpio, pues los lodos y sedimentos son atraídos por filtros. Las bacterias juegan un papel importante porque los lodos constituyen un desecho orgánico que les sirve como alimento; durante este proceso comen los residuos que quedan en el agua y producen otro lodo que por su origen, también orgánico, es un excelente abono de suelos. En este punto el agua está más oxigenada y las bacterias ya eliminaron las suciedades que llegaron en su tránsito por los hogares de Betulia. El siguiente paso es unirse a las aguas de La Quebradona, el riachuelo que corre encañonado por entre dos montañas. Más agua, más vida En Betulia se hace realidad un popular adagio, incluso con un añadido: “Agua que no has de beber, déjala correr, ¡pero siempre limpia!”, un fuerte compromiso y un ejemplo de responsabilidad social y ecológica con el ambiente, pues allá saben lo que es depurar el agua. Otras características de la planta pende su siduales de Betulia sus La Planta de Aguas Re litros por cargas superiores a 30 actividad si se detectan ua pasa lluvias abundantes, el ag segundo. Cuando hay transita ebradona, y aunque no directamente a La Qu También n los residuos y basuras. por la planta se le quita io, para de control en laborator se aplican parámetros a correcta rias están haciendo un determinar si las bacte mide el dia hora, día y noche, se asimilación. Y cada me nivel del agua. En el proceso de purificación del agua en la planta de Betulia, no se utiliza ningún químico; todo se desarrolla mediante procesos biológicos. Unión de esfuerzos nto La necesidad de tener acceso al saneamie del ión creac la vó moti básico en Betulia s, uale Resid s Agua de to Sistema de Tratamien la y tores colec de s que incluye las rede s. Planta de Tratamiento de Aguas Residuale el y nes millo 00 $1.2 tó CORANTIOQUIA apor nte Municipio otros 400. Esto se realizó dura la de ión trucc cons la En 7. el periodo 2004-200 en resto el y nes millo $575 planta se invirtieron los colectores. de Dicho logro se debe al Plan Maestro la fase nda segu La . llado Acueducto y Alcantari al a Lem uel Man Juan de presentó el actual alcal r iona gest de fin el con , Ministerio de Ambiente el ir cubr de meta la a recursos para acercarse 100 por ciento del municipio. 10 Alto ahí: PLANTAS en veda Algunas especies de árboles, palmas y plantas silvestres exigen con mayor urgencia el respeto de los habitantes del centro de Antioquia. Una nueva resolución de CORANTIOQUIA las protege y prevé mecanismos para su conservación. D ejarse llevar por la tradición de adquirir muebles, tablones, vigas o artículos de ciertas maderas valiosas, al igual que comercializar algunas plantas silvestres, puede salir muy caro; no sólo por el enorme daño ambiental que la tala o extracción produce en los ecosistemas, sino porque quienes aprovechen de manera descontrolada especies como el abarco, caunce, comino, la macana y otras 32 de las que nos hemos valido durante generaciones para decorar balcones y corredores, o para hacer desde cucharas de palo hasta casas enteras, puede acarrear multas hasta por 300 salarios mínimos mensuales, entre otras medidas y sanciones previstas en el Artículo 85 de la Ley 99 de 1993. La simple observación del estado actual de los bosques debería ser suficiente para que muchos entiendan que debemos aprovechar su riqueza natural bajo otras perspectivas -y no con hacha, machete y serrucho-, para asegurar el buen uso y manejo de un patrimonio que no sólo es nuestro sino también de las generaciones venideras. Según las investigaciones realizadas por CORANTIOQUIA, en los 80 municipios que cubre su jurisdicción existen alrededor de 311 especies de flora en peligro de extinción, algunas de las cuales, inclusive, han desaparecido en regiones enteras. Por esa razón, y como le corresponde según el Decreto 1791 de 1996, CORANTIOQUIA expidió la Resolución 10194 del 10 de abril de 2008, para vedar, prohibir y restringir el aprovechamiento de las especies forestales y de flora silvestre amenazadas que requieren un tratamiento especial. Respetar estas disposiciones es respetar a todos los seres vivos presentes y futuros del planeta. a? de tiempo, que puede ved a un uévedes ¿Q odo a es un peri Una l se prohíbe el ser permanente, durante el cua , procesamiento, aprovechamiento, comercialización ecies. esp de ción iliza almacenamiento y mov unseaconessideperacieameamnazenadaazcuaadndoa?su uéespes ¿Q ecie Una manera global, a existencia se ve comprometida de de la desaparición causa de la depredación directa o puede suceder de un recurso del cual depende. Esto secuencia de con o por la acción del hombre o com hos fortuitos hec de alteraciones en el hábitat derivadas uales en el grad como desastres naturales o cambios clima. Otras especies vedadas -Robledetierrafría(Quercushumboldtii).Aprovechamiento restringido en toda Colombia, por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (Resolución 0096 de 2006). Abarco Almanegra Almanegra de ventanas Canelo Caunce Cedro de altura Prohibido De acuerdo con la Cedro negro Resolución 10194 de Chaquiro 2008 está prohibido Comin o o comino cres po en todo el territorio Diomato de tie rra fría de la jurisdicción de CORANTIOQUIA, el Gallinazo aprovechamiento de Gallinazo m orado las siguientes especies G uanábano de m onte vegetales: Magnolio de m onte Palma de cera (las cuatro especies presen tes en la jurisdicción) Piedro, laurel pi edro Pino colombian o Roble negro Yumbé Yumbé cañabr avo Restringido En la misma resolució n se restringe el uso y aprovechamiento de 13 especies, el cual consiste entre otras medidas, en que sólo es permitido en las áreas donde aún se conser ven existencias signifi cat ivas; siempre se deberá con servar como mínimo el 70% de los individuos; se de berá seleccionar, marca r con pintura asfáltica y conser var como mínimo un (1) árb ol semillero por cada tres hectáreas de estas esp ecies, para garantizar la adecu ada producción de sem illas y su regeneración natural. Las especies restringidas son las siguientes: Aceituno Algarrobo Almendrón Cagüí n es co n st ru cc io u ti liz a d a en es a n lo ca s, a ía m n La p a lm a n a s y a rtes a a o s, ch a m b ra o sq u es, la h b e d n ru ra le s, ce rc ió cc u tr es d la a o cu a l, su m a d d rá st ica . d e m a n era o id u in m is d Cativo Coco cristal u olleto Diomato Guayacán Palma macana (las dos especies presentes en la jurisdicción) Marfil Nazareno Sapán -Palma táparo (Attalea amygdalyna). Nativa del Suroeste antioqueño. El aprovechamiento y uso de sus hojas para elaborar ramos en Semana Santa está prohibido por CORANTIOQUIA (Resolución 10194 de 2008). -Especies silvestres de bromelias, orquídeas, heliconias y sarros o helechos arbóreos. Su extracción, uso y comercialización está restringido en todo el territorio de la jurisdicción de CORANTIOQUIA, excepto las producidas in vitro y en viveros o criaderos de flora (Resolución 10194 de 2008). Para conocer más acerca de esta Resolución y solicitar asesoría, puede comunicarse con CORANTIOQUIA en el teléfono 493 8888, Ext. 1266. sa s siod o a rasi sn)uhm aer atidooq upen liz ti u o d si n er a a ta s, y el ca uunnceceh( G o d ooya ci d a d d e anrd a sa h er raómnie. LaLammaaddereraadd el ca , pchrasu trp aa ñh y oca le o m tá co ci e n y d ti s, e. s ex o ta ie n ca b g o d e a ú n ve rd Es huertira lizma d a p ae.raEs tá en pgaracive aridesd e a rd er d ió n cc u tr ca rd es d su ve u so clm inco a d o a la m o le ñ a , p o r su . n ó ci n g o d e ex ti en g ra ve ri es Nº 27 · Junio de 2008 ¿Aburrá o Medellín? C uando se presentó en sociedad el “Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca (POMCA) del río Aburrá”, muchas personas se preguntaron si el río en mención era el mismo río Medellín o si es correcto llamarlo con el nombre del valle en el que se asientan los municipios del Área Metropolitana. Una de las personas que plantea la duda y expone argumentos a favor del nombre de río Medellín, y no Aburrá, es José María Bravo Betancur, presidente de la Academia Antioqueña de Historia, quien cita documentos de vieja data en los que el río se denomina Medellín. Entre ellos se encuentran el informe de la Comisión Corográfica de 1852: “En el alto de San Miguel, a 2.500 metros sobre el nivel del mar, surgen las primeras aguas que forman el río que se llama Medellín, y que da el nombre a un estrecho, rico y pintoresco valle donde se halla la capital de la Provincia”; y las palabras de Manuel Uribe Ángel en su libro Geografía General y Compendio Histórico del Estado de Antioquia, de 1885: “El Porce. Vierte del alto de San Miguel, y con el nombre de río de Medellín baja resueltamente al norte; primero por el vallecito de Caldas, y luego por el de Aburrá o Medellín”. 11 ¿Con cuál nombre debe reconocerse el río que surca el Área Metropolitana desde Caldas hasta Barbosa? La pregunta está abierta. Bravo Betancur explica que el nombre de río Medellín se ratifica en los mapas recogidos en la Cartografía Urbana de Medellín 1790-1950, publicada por el Concejo en 1993. Sin embargo otros documentos y escritos literarios, también de vieja data, llaman Aburrá al río local. Ricardo Callejas Restrepo, empresario y político antioqueño, anota en su diario de viaje de 1863: “A lo largo del valle corre mansamente el río Aburrá y visto de lejos se asemeja a una delgada franja de plata y cuyos reflejos aumentan la admiración del viajero que se deleita contemplando ese paisaje”. De igual manera, José María Vergara y Vergara aclara el nombre del río que emplea Jorge Isaacs en su poema De Antioquia a Medellín, publicado en 1864. El poema dice: Al fin te diviso / hermosa ciudad, / respiro tus aires / que vida me dan, / la vega contemplo / que moja al pasar / la onda revuelta / del manso Aburrá. / Morir es dejarte, / no vuelvo a viajar. Y la nota de Vergara y Vergara dice: “El Aburrá dio su nombre a Medellín en el primer periodo de su fundación; pero la ingrata ciudad no sólo repudió ese nombre sino que se lo quitó al río. El Aburrá es de poco caudal, pero tiene el suficiente para ser río”. Además, en 1919 Tomás Carrasquilla publicó El Río, en el cual se refiere a éste de la siguiente forma: “El Aburrá es un humilde, un ignorado, un agua sin nombre. Como los buenos y sencillos, trabaja en el silencio y en la oscuridad. Y trabaja; ¡Dios lo sabe! Él riega y fertiliza los campos de esta Villa que quiso darle un nombre”. Este texto fue compilado en las Obras completas del autor, editadas por Bedout en 1958. Por otra parte, Ricardo Smith Quintero, ex Director del Área Metropolitana y actual Secretario de Transportes y Tránsito de Medellín, apunta que el nombre de Aburrá, empleado en el POMCA y en otros proyectos, “pretende revivir el nombre histórico del río, y de paso generar una cultura más incluyente para la totalidad de los municipios que conforman el Valle de Aburrá”. Al respecto, Bravo Betancur se pregunta si para cumplir con este último fin los ríos Magdalena y Cauca deberían tener nuevos nombres. Los argumentos de ambas posiciones son válidos y están sustentados en la historia local. La discusión queda abierta y suscita otra reflexión más amplia en torno a la pregunta por cómo nombramos las cosas. Estos ejercicios contribuyen a nuestro propio reconocimiento y exigen una búsqueda en la tradición, la voz popular y las relaciones sociales que hemos tejido. Otra referencia a este nombre la aporta Julio César García, en el artículo “Medellín”, publicado en 1936 en el libro Historia de Medellín, y reproducido en 1988 en la revista Repertorio Histórico de la Academia Antioqueña de Historia: “En 1646 se trasladó la población al ángulo formado por el río Aburrá y el riachuelo que los aborígenes llamaban Aná, los españoles Aguasal y que hoy se llama Santa Elena”. o n d e su n u ev co n st ru cc ió y o . rí ES el d FA , s ía M ea n d ro n ci sco M ej . Fo to d e Fra ca u ce. 19 41 del libro Anti guo s mea ndro s del río. Tom ada . SMP ”. 1910 de Julio de 20 n “Me dellí Foto de 1937. Tomada de “Medellín 20 de julio de 1910”. SMP. Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca del Río Aburrá: Aspectos Principales La ordenación de la cuenca del río Aburrá está orientada a propiciar un adecuado ordenamiento ambiental del territorio y a armonizar los ejercicios de planeación adelantados por los municipios, y constituye una primera aproximación a la planificación a escala regional. El Plan contempla la cuenca del río Aburrá desde su nacimiento en el Alto de San Miguel, en Caldas, hasta Puente Gabino, en los municipios de Donmatías y Yolombó, con cobertura de forma total o parcial sobre 15 municipios: Caldas, Sabaneta, La Estrella, Envigado, Itagüí, Medellín, Bello, Guarne, Copacabana, San Vicente, Girardota, Barbosa, Donmatías, Santo Domingo y Yolombó. La implementación de un Plan de Ordenación y Manejo como el propuesto representa un gran reto para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, CORNARE y CORANTIOQUIA, quienes quedan con el compromiso formal de gestionar los recursos de todo tipo que conviertan esta propuesta en una realidad para beneficio de todos los habitantes de la Región Metropolitana. Consulte esta publicación en el Centro de Información Ambiental de la Sede Medellín de CORANTIOQUIA, con el número de clasificación: [1894Reg] Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca del Río Aburrá: Aspectos Principales/María Victoria Vélez Otálvaro, Jaime Ignacio Vélez Upegui, José Humberto Caballero Acosta y otros. Área Metropolitana del Valle de Aburrá, CORNARE, CORANTIOQUIA, Universidad Nacional de Colombia. Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2007. 238 p.; il., mapas + 1 DVD -- ISBN: 978-958-44-2390-0. 12 Aquí nace el río o Ab u rr á es m et ro s, el rí ló ki s o er m ri re si d u a le s. En su s p ci b e a g u a s re o n y o lin cr is ta Los primeros kilómetros que recorre el río Aburrá (Medellín) están protegidos bajo el nombre de un santo. El alto de San Miguel, en el municipio de Caldas, es un Refugio de Vida Silvestre, y más abajo un Parque Ecológico y Recreativo. Una bendición para biólogos consagrados, caminantes o familiones de paseo de olla. Aquí, tres formas de vivir el río. P ocos pueden llegar al sitio exacto donde asoman las primeras gotas de agua que, una a una, van dando cuerpo al río Aburrá (Medellín). Para adentrarse en los bosques del Alto de San Miguel, en el suroriente del municipio de Caldas, sur del Valle de Aburrá, no basta ser biólogo, ingeniero forestal o investigador, sino un caminante intrépido, ir con un guía experto y estar autorizado por la Secretaría del Medio Ambiente de Medellín, que vela por la conservación del Refugio de Vida Silvestre. En diferentes puntos de este alto, que alcanza los 2.750 metros en medio de bosques de niebla, nacen cuatro quebradas que al unirse conforman el río: La Amoladora, El Tesoro, Santa Isabel y La Vieja. El nacimiento de El Tesoro es una pared rocosa en la que asoman hilos de agua; el de La Amoladora, un nido de piedras en el que un pequeño charco burbujea; y el de la Santa Isabel, una pared de musgos y vegetación sobre la que el agua se desliza. Eso cuenta el guardabosques Dorian Herrera, quien debido a las dificultades del camino aún no conoce el nacimiento de La Vieja. Por eso, y por el celo con el que se deben proteger estas 1.358 hectáreas, quienes lleguen hasta allá deben ser personas valientes, y comprometidas con su conservación. ugiohasta 35 investigadores en dos casas. Los interesados en el Ref en Vivir alojar puede El Refugio de Medellín. estudiar la zona pueden contactar a la Secretaría del Medio Ambiente Caminarse el río Para conocer 6 de los primeros kilómetros del río Aburrá -en un suave ascenso desde la vereda La Clara, en Caldas, a lo largo del Parque Ecológico y Recreativo, hasta el Aula Ambiental del Refugio de Vida Silvestre- sigan estas instrucciones: a la Secretaría del Medio Ambiente 1 Llamar de Medellín, encargada del Refugio, cuyos programas de sensibilización ambiental son liderados por guías capacitados o biólogos, al Tel. 385 5600; o a la Corporación Educación Ambiental (CEA), asignada por CORANTIOQUIA para la administración del Parque, que capacita guías de la zona. Recorrido: 6 kilómetros. Tel. 511 3159. Duración promedio: 2 horas y media. Llevar botas, impermeable Grado de dificultad: medio-bajo. (llueve casi todo el año), Pendientes: reducidas. ropa y zapatos extra; líquido, Tamaño ideal del grupo: 25 personas. alimentos livianos, y dulces; traje de baño; bolsas para la ropa húmeda y los residuos sólidos. A través de los guías, pueden encargar almuerzo en el Refugio de Vida Silvestre. A dos cuadras del parque de Caldas, frente al supermercado Consumo, se toma el bus para la vereda La Clara, cuya entrada se puede identificar por un letrero de “Derivados Lácteos”. Está prohibido ingresar automóviles al Parque Ecológico y Recreativo. La Casa Comunal de La Clara es punto de encuentro habitual con los guías. Sigan sus instrucciones: habrá calentamiento, entre tres y cuatro estaciones, se cruzará el río varias veces, y se realizarán experiencias de contacto con la naturaleza. Casi tres horas después, tras cruzar el portón del Refugio, un camino de piedra los conducirá hasta el Aula Ambiental. Allí los espera la charla del guardabosques, y un merecido almuerzo. La producción de energía hidráulica y solar son algunas de las características de este bonito lugar al pie del alto de San Miguel. Caminada La Clara-Refugio 2 3 4 5 el fi n a l u g io m a rca n ta l d el Ref ie b m A s. la ra u o El A tres h in a ta d e ca si d e u n a ca m Felip e Mol ina, uno de los guía s de la zona , seña la el alto de San Mig uel. paseo al río De La zona de Parque tiene 118 hectáreas en un tramo de más de 6 km entre la carretera principal y el Refugio. Los fines de semana, las riberas del río Aburrá se pueblan de familias al mejor estilo del paseo de olla. La riqueza de San Miguel s TIOQUIA trabaja en la preservación de ruso Int CORAN e Aunqu estas áreas mediante capacitación a los areneros en otros oficios, formación de guías, control y vigilancia en los días de mayor afluencia, jornadas de educación y otras actividades con participación de la Secretaría del Medio Ambiente de Medellín, es común ver personas lavando vehículos en los primeros metros del recorrido, o volquetas extrayendo piedra y arena. Esto deteriora el lugar y está prohibido por las reglas del Parque, pero ha sido dispendioso para las autoridades controlarlo. CORANTIOQUIA también ha construido presas para controlar el efecto de arrastre de sedimentos en el río. d ero n es ve ra n ea El rí o ta m b ié ch a s u m e d cu á ti co” y “p a rq u e a fa m ili a s. La reserva natural es rica en flora y fauna, como indican los estudios efectuados. Hay num erosas especies de avifauna e insectos, como es el caso de las mariposas. Siete especies de peces. Mamíferos como cusumbo de montaña, zorrito, perro de monte, mico de noche y otros. Aves migratorias del hemisferio norte visi tan la zona, entre ellas dos especies de rapaces que son mon itoreadas cada año. Aunque hace más de 10 años no se hace una actualización del estado de conservación y biodiversidad de este ecosistema estratégico del Valle de Aburrá, se han encontrad o especies de plantas en peligro de extinción según el Libro Rojo de esp ecies amenazadas. El Cacique Candela es el ave símbolo de la Reserva. Su nombre científic o es Hypopyrrus pyrohypogaster, y tam bién es conocido como Vientre Rojo . El Alto de San Miguel es uno de los poc os sitios del país donde habita.