Gracias, Señor, por el agua G racias Señor por el agua, gracias, porque esta mañana, como cada mañana, la he sentido sobre mi piel y me ha despertado a la vida. Gracias por el agua de las fuentes, por el agua cristalina de las montañas; gracias por la lluvia que hace germinar los campos. Gracias Señor por el agua de los océanos, y por la vida que hay en ellos. Gracias Señor por el agua del Bautismo, y porque en ella nos has hecho hijos e hijas tuyos. Danos sed eterna de Ti, para que buscándote te encontremos y hallándote te amemos. Dios mío, yo te busco y no te encuentro; sed de ti tiene mi pobre y alocado corazón; te busco y me siento con frecuencia defraudada, porque mi alma se levanta como tierra reseca, sin agua. Tengo sed de ti: de tu amor y lealtad sinceros. Tengo sed de ti: de tu verdad y sinceridad. Tengo sed de ti: de tu amor y misericordia. Te busco como la flor tiende al sol por la mañana; te busco como el río se alarga hasta el mar; te busco como la semilla crece y camina en libertad; te busco como el niño chiquito busca la protección de su madre. Empapa, Dios mío, mi corazón de tu bondad; rocíame con la lluvia suave de tu ternura; deja caer tu amor sobre mí como rocío de la mañana; y abre mis labios para que te sepan dar gracias. Tengo sed de ti, de tu pan y de tu palabra de vida; tengo sed de ti, de la verdad de tu evangelio; tengo sed de ti, el único que puede saciar mi sed. Dame, Señor, de tu agua, para que nunca más vuelva a tener sed.