Es indudable que desde hace siglos, Francia nos hace notar la sabidurla con que admlnistra en el tiempo historic.o su grandeza espiritual, aun en medio ae las mas grandes crisis poHticas o guerreras, por medio de la virtud de la presencia corporea de algunas figuras universales. En los ultimos tormentosos tiempos, 10 hizo a traves de dos personalidades en coincidencia con la plenitud genial como patrimonio de todo 10 humano. Esas figuras fueron la de Henri Bergson y la de Paul Valery. Durante algunos anos coincidieron sus largas vidas paralelas en la cuspide de los dlas cumplidos formando parte de la Academia Francesa por encima de los demas integrantes. En la mayor tiniebla poHtica de '1941 se fue Bergson, no tuvo jamns una sombra. En tal sentido es un J.egltimo poeta de nuestros dias que se incorpora r. las potencias c1l1sicas y contemponineas, como una adquisicion inconmovible. De modo que nos(,tros hemos asistido al nacimiento, en 1a poesia densa y sabia de Europa, de una obra sostenida sobre 1a pirimide traslucida del nu.mero eterno. A1go asi como si de 1a bruma de la apariencia, constituida y vivida pOl' nuestro existir en un universo dado, que se nos deshace en los momen tos, hubieramos experimentado el goce pocas veccs dado a 10s humanos, de apreciar de pronto 1a sostenida perfeccion. de una idea platonica reali· zandose en au conflicto y su destino. De 1917 a 1943, siguieron revelandose poe· mas y pros as; con invariables signos y pausas de rigor y profundidad. Antes de morir, como corowmiento de 811 pensar y pcetizar, dejo caer de SllS manos 10 que justamente los admiradores dese{thamos; ~mFausto, con 10 eual er..Iazamosen la eoordenada del espiritu hist6rico. europeo, su transito con el de Goethe, su vecino en sabidurlu y en genio. ~Que actitud adoptar par parte de 108 eontemporaneos ante el vivir 0 el morir de eJelliplares as! 1 Veo solo una continuidad. de perfeeciones: nacimiento, obra creada y muerte, son etapas insensihles de una perfeccion organizada que soportando con austeridad legitimamente emanada de Socrates, la infame epopeya del cautiverio de su patria. EI encargado de despedirlo en nombre do los inmortales fue Valery, el unico digno de el, sin duda alguna. Despues el ido fue Valery, provo cando en las modernas culturas una emocion seguramente comparable a la que siguio a la ida de Bergson ayer, 0 a la que imaginamos pudo seguir merecidamente a la muerte de Dante 0 Lucrecio en edades remotas. La admiracion mas aisladora y silenciosa, ante la firme clarividencia de una inmortalidad madurada e inconmovible, ha acompanado el silencio que inaugura la dorada boveda para cubrir tan fina y diamantina cabeza. Mientras Bergson era un filosofo, con ralces £irmes en las decadas finales del siglo XIX, y su personalidad y su influencia datan desde el primer ensayo 0 libro que hiciera conocer, y se mantuvo sin un solo descendimiento 0 atenuaci6n en oincuenta alios de pensamiento occidental, Valery es un plastico surtidor de inmoviles cristales aparecido bruscamente a fines de Ia primer a guerra mundial. En 1917 se asistio a su sorprendente apari. cion y desde entonces se constituyo airededol' suyo una atmosfera de grandeza y de pureza que 10 lancoHa finisima, humanidad :elocuente. Valery~ en ese sentido, desde hace un tiempo hasta hoy: y en adelante, se eleva mas terminado y perfecto de 10 que ~I se vi6 a si mismo ser. Estamos seguros ahora de que perdurara sin ningun desfallecimiento su arquitectura sonora y grave, de que no se Ie afiadiran los pliegues grises de 1a capitulacion senil, ni las ultimas servidumbrf\s de la carne en trance de grisacea caducidad. Leo que creo, ya cumplio 8U cicIo de perfecciones y profundidades, y ya nadie podra notarle fallas a su obra de implacable preciosidad mental. Por una vertiente, esa obra se expresa enpoesia. Por otra, en prosa y en teatro filosofico y musical. Todas las artes, en sus afinidades ultimas, ell sus l'econditas esencias, la conmovieron y la sostnvieron. Las sacras potencias antiguas, las artes en conjunto, los problemas fundamentales que son e1 oprobio y el orgll11ode los hombres, integralmente inclinados en cinco 0 seis arquetipos ~)Ilconfundibles fueron llos pe;rmanentes motivos que movieron sus ideas. Ello es 10 que se circunscribe en el ambito de su poesia 0 de gUS tratados y sus discursol'l. Si se trata de su poesia, ella es de breve 6rbita en cuanto a caudal contable y expositivo. Tres 0 cuatro libJ'os de poemas. ~~arco ma8~ ~\<¢ <::0 .~ .• \. :s ~ ~~ ~ -!'o 00"'- ..... ~~ .. 0 ~'T'EV\O~ "",\-"to i1 ~ 13 se cumple en ciclos dotados de armonia y comoI' midad. La muerte misma es como un desenlaco provisorio cuando no una develaci6n brusca pa, ra dejar mas potente 10 destinado a perdurar. La altitud, la irradiaci6n, la arquitectura, el enriquecimiento de claridades en el detalle, y en la obra total, el ajustado ritmo con el tiempo y Ia historia de los pueblos y de los hombres, la seguridad manifiesta de la obra que tiende a poseer vida infinita y madurez colmada, resumen de tal suerte el destino de este artista, que la muerte apareee obligada a ser nada mas que un borroso limite sin relieve ante la permanencia del pensamiento. Uno experimenta el respeto ooloroso pOl' la circunstancia del ser carnal que se ha ido en su barca de sufrimientos, pero apenas 10 ha hecho constata que la obra perfecta y abundantc que deja desmiente el antiguo pavor de 10 desconocido y el horror consustancial de 10 que habitualmente Ira a 10 indiferente 0 ignoto. La inteligencia y la belleza borran con mano rapida los huecos del paso de la muerte. 0 mejor, esta no deja huella de su andar porIa diafanidad del canto 0 de las ideas en el espejo del estilo. El detalle de la ausencia corp6rea es un adorno mas en la obra ereada: se suma alas perfeedones legitimas, Ie agrega severa majestad, me- las meditaciones sobre la poesia y las art,€s, las colecciones de variedades, la dialectica abisma] s0bre Leonardo y los f1.l6sofos 0 sobre metaflsiea de 10 poetico, los aforismos, las ocurrencias vagamente precisas e intencionadas, fragmento.::i de radium poetico, en el seno de una atmosfera de medidas socraticas 0 en ilustres Qialogos se· gun las experieneias platonicas. Experimento visib~e contrariedad ante estos fragmentarios registros, porque Valery es muchlsimo mas que In enumeraci6n y la lectura, la comprensi6n y el sentimiento de su vida y de su obra. Nolo podemos poseer aun en su pleno ReI'y al mismo tiempo se halla integralmente en un solo verso. Se nos ira y nos desbordara apenas ha· yamos creido, con vanidad legltima y orgullo sereno, haberlo comprendido. No hemos sentido su muerte porque su inmortalidad estaba ya deseontada al conocerlo apenas se revelo en 1917. Quedose impasible ahora; mas saturado de promesas y seguridades que nunea. De su vi vir diremos que hizo una obra paralela a la que dejo ell el hermetismo de las palabras. ASl 10 transparentan los notas confidenciales de Andre Gide, en euanto a 10 intimo, y en euanto a la actuaeio1. publica y humana, se identifieD con la Europa que fluye de la inteligeneia de Minerva y de S6- crates. No vaci16 jamas. Acompaii6 desde su grandeza el cuerpo de la Francia illmutable que se sostuvo bajo el estupor del desastre, juntos def('ndjendo y enalteciendo el pudor infinito del herolsmo mental y la vida del pensamiento creador de formas eternas.