HISTORIA DEL PENSAMIENTO RELIGIOSO SOBRE LA FAMILIA Cuarta Unidad: LAS RELIGIONES Y LOS ROLES ATRIBUIDOS A LOS INTEGRANTES DE LAS FAMILIAS Tema 2. Matrimonio y familia en el Islam El Islam es una religión social, pues a diferencia de las demás religiones se preocupa más del conjunto de la comunidad religiosa que de los individuos, pretende organizar tanto las prácticas de la vida social y sobre todo los pequeños detalles de la vida familiar. Dispone cómo uno debe vivir su religiosidad, la cual no se contempla como una búsqueda personal, sino social o colectiva. De otro lado, el creyente se interesa solamente por las cosas mundanas, como los gobiernos por ejemplo, en cuanto le sirva para perfeccionar el ejercicio de su fe. Según la ley sagrada (la Sharia) la autoridad secular debe coincidir con la religiosa, porque es el gobierno que garantiza que se cumpla con las bases del código moral. La vida familiar se acomoda sobre esta base, es sacrosanta y se encuentra sobre todo lo demás. Las antiguas culturas precursoras del Islam contemplaban la vida sexual de manera positiva. Por causa de las permanentes guerras entre las tribus de beduinos se produjo una escasez de varones. Por esa razón un hombre podía tener varias mujeres. En el caso de las mujeres la competencia entre ellas era fuerte para atraer al marido, el arte de seducir estuvo altamente desarrollado. La consecuencia de esto fue que las mujeres se acostumbraran a tomar la iniciativa. En los comienzos del Islam no hubo mayor problema con este comportamiento. Cuando el Islam se vuelve religión dominante y después de la crisis del siglo XIV surge la exigencia que los hombres deben realmente dedicar una buena parte de su tiempo a las oraciones diarias, ese es el momento, en el cual se reglamenta la separación de los ámbitos entre el hombre y la mujer. Además de ello se insiste que la mujer en la vida pública deba comportarse decentemente y no exponer sus encantos a alguna mirada que no sea la de su marido, por esa razón debe cubrirse el rostro y todo su cuerpo con un velo. Se espera de cada hombre constituya su propia familia porque ésta es la única posibilidad de garantizar al varón su equilibrio anímico, pues estar casado significa tener acceso a la satisfacción sexual sin mayor problema. El bien del goce sexual no está sancionado, se le reconoce como un poder que puede distraer o influir sobre una persona. Por esta razón se habla 1 del demonio de amor y se insiste que las mujeres sean recluidas. En la antigua cultura beduina se permitía la actividad sexual entre personas del mismo sexo antes del matrimonio, como forma de compensar la actividad heterosexual a la cual uno solamente tenía acceso dentro del matrimonio.1 Así que en el caso que uno todavía no podía casarse no era problema si mantenía relaciones sexuales con un miembro del mismo sexo como lo leemos en los trabajos de Fatima Mernissi. La reclusión de las mujeres era más bien un problema para las mujeres de las clases altas, mientras que tanto las campesinas como las mujeres trabajadoras no tenían forma de separarse de la vida pública, en tanto su sobrevivencia les exigía que trabajasen públicamente y de esta manera tenían que exponerse a las miradas en público. Además, las mujeres de la edad avanzada están también liberadas de este trato, ellas puedan participar en la vida pública porque se les veía como seres asexuales que no causan mayores estragos. La seducción es entendida como provocación que puede generar un desorden social y ésta es finalmente la razón porque se separa a las mujeres de las miradas de todos. Aun cuando se estima la mujer y se aprecia sus dones, se la ve como un ser inferior moral y mentalmente, su sexualidad debe ser controlada y regulada por el marido para el beneficio de la sociedad.2 No obstante nuestra impresión de que la familia como institución social se ha mantenido estable, ella también ha estado sometida a cambios en cada una de las sociedades islámicas. Su mayor desafío es el desplazamiento de la población rural a las grandes ciudades. Allí las familias tradicionales se han visto reducidas a vivir en núcleos familiares y la costumbre de separar a las mujeres o cubrirse con un velo ya no se cumple con tanta rigidez como en el campo. El encuentro reciente de estas dos costumbres ha desencadenado un intenso debate, en tanto son numerosas las personas que piensan que el regreso a estas costumbres antiguas es el único remedio para combatir los males de la vida actual, íntimamente vinculada con la falta de respeto a los preceptos tradicionales. Pero la actual ola conservadora hostil a las mujeres en el mundo musulmán no es simplemente una tendencia regresiva hacia al tradicionalismo, también puede ser interpretada como una defensa contra los efectos producidos por los cambios profundos en los roles de los sexos vinculado con la identidad sexual. La incursión de ideas modernas no es interpretada como acompañante de los cambios sociales que se han producido a consecuencia de 1 Véase, Mernissi, Fatima, Beyond the Veil, Male - Female Dynamics in Muslim Society, Londres, Al-Saqi Books, 1985, 80-85 2 Véase, Ayubi, Nazih, El Islam político. Teorías, tradición y rupturas, Barcelona, Ed. Bellaterra, 2000, p. 63 2 la presencia del capitalismo incipiente, sino que lo entienden como proceso de occidentalización que pone en peligro la identidad cultural. Este problema se agrava aún más, en la medida en que se asume como pauta en la propia vida familiar, la cual les impide abrirse a la modernidad. Es en la familia, donde se ha conservado los usos socio religiosos y, es legalmente el último bastión de los valores y la jurisprudencia islámicos. Por lo general, en la mayoría de los países islámicos se conocen las familias extensas, cada una de las cuales son dirigidas por el hombre, quien se presenta como cabeza de la familia. Si bien en las ciudades grandes esta costumbre ha cambiado, dando lugar a la tendencia de vivir en familias nucleares constituidas por el padre, la madre y los hijos. Según el Islam todos somos iguales ante Dios y estamos obligados a cumplir los mismos deberes, sin embargo se observa un claro predominio del hombre sobre el resto de la familia. El matrimonio es entendido, en primera instancia, como un contrato civil, eso significa que no existe una ceremonia religiosa. Se considera necesario que los novios muestren su conformidad, pero como las mujeres no lo pueden expresar directamente a un hombre, ellas deben tener a un tutor para que la represente. Si no hay un pariente que pueda asumir la función del tutor se le solicitará al “cadi”3 ejerza esa función. La mujer recibe una dote, parte de la cual se quedará en poder de su marido en el caso de que éste se divorcie de ella. Para que el matrimonio sea efectivo o legal, deberán estar presente por lo menos dos testigos competentes. Según los preceptos que prescribe el Corán el matrimonio no puede celebrarse dentro de ciertos grados de parentesco. 4 La famosa poligamia musulmana pertenece en el mayor de los casos al pasado, y en su momento también solamente era posible para aquellas personas pertenecientes a capas sociales acomodadas, porque el Corán prescribe que uno solamente puede casarse a lo más con cuatro mujeres, a quines debe garantizarse el sostenimiento así como a sus hijos. Por cuestiones culturales esta costumbre está por desaparecer en el presente, la mayoría de los musulmanes mantiene ahora matrimonios monógamos. El estado civil de casado es la única forma de vida considerada adecuada tanto para el varón como para la mujer, pues ese es un mandato de la “sharia”, la ley sagrada, que debe ser cumplida. Un “cadi” es un juez según la tradición religiosa, que vigila que se cumple los preceptos religiosos. Se es prohíbe tomar por esposas a vuestras madres, a vuestras hijas, a vuestras hermanas, a vuestras tías paternas y maternas, a vuestras sobrinas, sean hijos de hermano o hermana; a vuestras nodrizas, etc., (Véase Al Corán, Sura 4, 27) 3 4 3 Solamente entre los místicos musulmanes, los llamados “sufiés”, se conoce el celibato. Pero también es una obligación que antes de la vida conyugal, debe practicarse la contingencia antes del matrimonio y la suspensión de relaciones durante días de ayuno en el mes del Rabadán u otras épocas del ayuno. Según la teología del Islam todos los seres humanos nacemos como musulmán y somos buenos al nacer por naturaleza, recién con la educación nos volvemos corruptos, equivocados o fieles en la fe. Son los padres que hacen del niño un cristiano, un judío o un buen musulmán. Eso se expresa ya en el nombre que le dan al niño, porque existen nombres típicos del Islam como también de otras religiones. El papel de la madre durante la formación del niño es sumamente importante porque es la fuente de las pautas que deben regir el comportamiento futuro. La maternidad es el único fin de la mujer y es altamente estimada, pero eso no significa que todas las mujeres se contentaban con ese rol. El respeto a los padres es una norma ética principal. Durante la infancia un niño puede moverse libremente tanto entre el ámbito de las mujeres como el de los hombres, recién entrado en la pubertad se produce la separación de los sexos. Por lo general los hijos viven con sus padres hasta que se casan. Las muchachas contraen matrimonio entre los 16 y los 25 años; los varones lo hacen algo más tarde, a causa del servicio militar o por la falta de dinero suficiente para fundar una familia. En algunos casos, una pareja puede elegir un matrimonio temporal (sigheh), que puede durar entre unos pocos días y 99 años, como un matrimonio de prueba o porque es mucho menos caro que una boda convencional. Sin embargo, este tipo de matrimonio no es común, pues, la mayoría de las mujeres se oponen a esta práctica. Bajo ese acuerdo, la mujer y los hijos nacidos del matrimonio no tienen los mismos derechos y privilegios que las esposas y los hijos tradicionales, aunque los hijos sean reconocidos como legítimos. El Islam no conoce ritos de la iniciación religiosa. El niño debe entrenarse desde la más temprana edad posible en la lectura del Corán. Con este fin asiste a la escuela que está adjunta a las mezquitas, las llamadas madrasas. Allí recibe se le enseñan el árabe si ese no es su lengua materna porque el Corán se debe recitar únicamente en su lengua original. También recibe instrucciones acerca de la vida religiosa y practicas para interpretar la ley sagrada. Es tarea del varón de recitar en publico el Corán por ello la educación entre niños y niñas es diferente. Las mujeres son responsables para la casa y el cuidado de los niños, aunque también realizan las 4 oraciones obligatorias cinco veces al día y frecuentan la mezquita en la cual tienen para sus encuentros un ambiente a parte. A las niñas no se le enseñan la recitación del Corán en árabe, ellas pueden leer traducciones que no tienen el mismo valor que el Corán en su lengua original. Formalmente se debe observar los preceptos islámicos, incluido la separación de los sexos, pero en la vida cotidiana existe una amplia gama que va desde una apertura paulatina hacia las patrones de comportamiento occidentales modernos y un regreso al cumplimiento estricto que impide a las mujeres salir solas a la calle. Esta conducta de roles se trata de inculcar a las niñas y niños en los países musulmanes actuales. Cuadro No 06 Enseñaza en la madrasa (Escuela del Corán) 5 Cuadro No 07 Una niña junto a su padre en una mezquita 6