presencia y participacion del clero revolucionario en la - PUC-SP

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PRESENCIA Y PARTICIPACION DEL CLERO REVOLUCIONARIO EN LA
GESTA LIBERTARIA DE 1809 EN QUITO.
Dr. Mario Mullo Sandoval
PRESENTACIÓN
La razón que me ha motivado investigar el tema titulado:
“La presencia y la participación del clero revolucionario en la gesta libertaria de
1809 en Quito, Ecuador” radica en el interés que tengo por investigar los
acontecimientos históricos desde la óptica de la participación de los actores
sociales, las comunidades, los pueblos, los barrios que son los componentes
principales de la vida cotidiana.
En esta oportunidad quiero poner el acento en la participación del clero,
entendiendo este como los religiosos seculares y los religiosos miembros de las
comunidades, los cuales pertenecen a la Iglesia Católica, entendida como el
pueblo de Dios.
Inicio el trabajo exponiendo el tema de la herencia colonial, en la cual radica la
esencia del subdesarrollo de los pueblos de América Latina como señala Agustín
Cueva.
Igualmente la situación económica, social en que se encontraban los pueblos de
América antes de proclamar la independencia y la cita de Eugenio Espejo, que
señala la situación precaria y de pobreza en que se encontraba la provincia de
Quito.
Describo las causas que motivaron la independencia de la corona Española, cito
el pensamiento del libertador simón Bolívar que señala la tiranía, los tributos, los
diezmos y primicias, situación que justificó las luchas por la independencia.
He creído oportuno citar los principales núcleos de Independencia que surgieron
en América Latina, como ejemplos del patriotismo y participación política en los
gestos libertarios de las naciones. Señalo los principales actores eclesiásticos que
participaron en Argentina, Ecuador, Colombia, Venezuela, México, Perú,
Guatemala, para lo cual he tomado como referencia datos históricos
proporcionados por Enrrique Dusel, en la Historia de la Iglesia en América
Latina.
He consultado los documentos que conserva el Archivo Nacional de historia del
Ecuador, en especial el volumen que contiene “las actuaciones correspondientes
al tiempo de la Real Audiencia de Quito, serie Milicias, caje 28, volumen 1”. Del
cual he extraído los documentos originales que presento en este trabajo, los
cuales me han convencido que hubieron en la época anterior a la Independencia y
luego en ella, sacerdotes, religiosos, obispos revolucionarios que se jugaron la
vida por causa del evangelio y de la Independencia de los pueblos y porque
estuvieron convencidos que la fe y la política se conjugan, van de la mano, para
liberar de la esclavitud al pueblo.
La Herencia Colonial
“La estructura económica y social heredada del periodo colonial se caracterizo
por un bajísimo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y por las relaciones
sociales de producción basadas en la esclavitud y la servidumbre” (A. Cueva)
la situación de esclavitud y feudalismo, no permitieron que las sociedades
Americanas progresen. La cultura, el desarrollo de los pueblos nativos quedaron
truncos y estancados.
“Aquí radica la esencia del subdesarrollo de nuestros pueblos, en las relaciones
sociales y económicas de los países poderosos que abusaron de los pueblos
débiles” 1
Ricardo Cappa, en Estudios Críticos de la dominación Española, señala que la
situación social, económica y política de España, en el S. XVIII, fue decadente.
Cita al historiador la Fuente que dice: Tantos y tan grandes y tan continuados
acontecimientos políticos y militares, tantas guerras interiores y exteriores, tantas
negociaciones diplomáticas, tantas conquistas y tantas perdidas” 2
Por otra parte, la situación social, económica y política de las colonias
Americanas tampoco era halagadora, tomemos como muestra el caso de la
Audiencia de Quito.
En el escrito del Dr. Eugenio de Santa Cruz y Espejo, titulado: “Voto de un
ministro Togado en la Real Audiencia de Quito” del 7 de Marzo de 1792, expone
el estado de pobreza en que se encontraba la provincia: “Esta viene en parte de la
desidía de sus naturales, viene mas bien de la falta de frutos comerciales.. Y los
efectos ordinarios de esta decadencia son el abatimiento de los dueños de los
obrajes y la misma pobreza del público. Esta no puede ser evitable en tanto que
el dinero se extrae para Europa de muchos modos, son cuatro los estancos
establecidos en esta provincia: de naipes, pólvora, aguardiente y tabaco, y que
todos estos ramos extraen fuera de esta provincia todo el dinero” 3
La situación del pueblo fue bastante precaria, la pobreza compeaba por toda la
nación, se carecía de alimentos, no se comía buen pan y la carne no llegaba a los
sectores populares. Estas eran pruebas evidentes de la situación de pobreza y
miseria en toda la provincia de Quito.
1
Cueva Agustín. El desarrollo del capitalismo en América Latina, Ed. Siglo XXI; México 1979.
Cappa Ricardo. Estudios Críticos de la dominación Española en América. Librería católica de Gregrorio
del Alamo. Madrid, 1981.
3
Espejo Eugenio. Escritos de Dr. Eugenio de Santa Cruz y Espejo. T.1. Voto de un ministro Togado de la
Real Audiencia de Quito. Imprenta Municipal, 1912.
2
No se puede dejar a un lado la presencia extranjera de Ingleses, Holandeses y
otros que intervinieron en estos siglos de la Colonia, Ricardo Cappe señala: “La
presencia de Ingleses, Franceses, Holandeses, durante el Siglo XVIII que
realizaron imensos contrabandos de mercancías a través de sus barcos, todo esto
causo quebrantos a la industria fabril quiteña como lo dijo Don José de León y
Pizarro uno de los ultimos gobernantes de Quito” 4
La presencia de Inglaterra en el comercio, la industria, estuvo para disputar los
excedentes en base a los préstamos que se hicieron de manera especial para
incentivar y asusar la independencia de España.
De esta manera el sector agrario, junto con el minero, se constituyeron en los
principales polos de desarrollo del capitalismo. Y como es lógico, se fue
construyendo la clase terrateniente y la minera.
Al terminar el siglo XVIII, se habían puesto las bases de la economía agrícola
sustentada por la mano de obra indígena sujeta a los trabajos a través de las
encomiendas y el concertaje. De igual manera en la producción textil.
El sistema hacendatario logró su estructuración. La acumulación de tierras
obtenidas de diferentes maneras desde la conquista y durante la colonia formo los
latifundios, los cuales se construyeron en los principales ejes del sistema
económico social, y el concertaje en el mecanismo eficaz para sujetar a los
indígenas al trabajo de la tierra.
La herencia del siglo XIX, recibida por partes de las metrópolis que dominaron
en América Latina y en Ecuador, fue el sometimiento y la dependencia.
Las metrópolis cumplieron el papel de ser extractores de las materias primas y de
la fuerza de trabajo de los indígenas en el campo, los obrajes y las minas.
El poder político se asentó en el económico y el ideológico contribuyo para
mantener la sujeción al trabajo y al sistema tributario; La religión Cristiana se
encargo en cambiar los valores culturales y costumbres rituales.
La Iglesia Católica a través de las comunidades religiosas participó en la
repartición de las tierras y la organización de la propiedad privada.
La Independencia de América.
El tema sobre la independencia ha sido tratado por connotados historiadores
extranjeros y nacionales.
4
Cappa Ricardo. Estudios Críticos de la dominación Española en América. Librería católica de Gregrorio
del Alamo. Madrid, 1981.
He creído conveniente citar al historiador Alfredo Ponce Ribadeneira, que en su
libro “Once Ensayos” (1963, 91-93) señala tres causas principales que motivaron
la gesta histórica más importante de la nación y de América.
La primera de carácter político, por la cual los Quiteños aspiraban a gobernarse
por si mismos, por hombres nacidos en su propio suelo.
El escritor Fernández Almagro dice: que cabe justificar la independencia de los
pueblos hispanoamericanos; “Por haber sonado a la mayoría de edad” el pueblo
Quiteño tenía ya una personalidad bien definida, contaba con hombres capaces
de gobernar.
La segunda causa económica, puesto que el pueblo estaba empobrecido debido a
la decadencia industrial, a las medidas tomadas por España que cortaron la
producción de paños y permitieron la importación de paños extranjeros.
La tercera causa social, que diferenciaba a la sociedad. Por una parte, los
españoles gozaban de todos los privilegios que se negaban a los criollos, dando
lugar a rivalidades, desprecios. Jorge Juan y Antonio de Ulloa en Noticias
secretas de América escribieron: “No deja de parecer cosa impropia que en los de
una misma sangre haya tanta enemistad, encono y odio y que las ciudades y
poblaciones grandes sean teatro de discordias y de la continua oposición entre
españoles y criollos”.
El Libertador Simón Bolivar en la carta a Jamaica, escrita el 6 de septiembre de
1815, señala: “América no solo estaba privada de su libertad, sino también de la
tiranía activa y dominante, a esto acompañaban los tributos que pagaban los
indígenas, las penalidades de los esclavos, las primicias, los diezmos.. Tan
negativo era nuestro estado que no encuentro semejante en ninguna otra
asociación civilizada. Toda esta situación justifico las luchas de la
independencia.”
Se debe tener en cuenta también que las guerras que España enfrentó en Europa,
en 1793 contra Francia, en 1796, contra Gran Bretaña, situación que debilito el
control hegemónico de metrópoli con las colonias, las cuales influenciadas por
los enemigos de España no dudaron en romper las cadenas de la dependencia.
Los diversos núcleos de Independencia en América Latina
“En la región del plata en el año de 1810, se inició el primer movimiento. En la
primera junta que se formó, los eclesiásticos estaban representados por el célebre
presbítero, Manuel Alberti, cura de Sn Nicolás. La asamblea de 1813, manifestó
un rompimiento de toda dependencia eclesiástica con la península Ibérica. El
congreso de 1816, después de las campañas victoriosas de Sn Martín, Belgrano y
Alvear, declara la independencia, en cuya declaración formaron parte once
sacerdotes de los veinte y nueve firmantes” 5
en Ecuador, en agosto de 1809, en que se decidió lanzar el “primer grito de
revolución estaban tres sacerdotes, y al fin de la reunión se cantó la Salve
Regina.
El padre Rodríguez, profesor de teología en el seminario, fue el autor del
proyecto de constitución que fue aprobado (documento republicano, y en las más
modernas corrientes filosóficas y políticas del siglo XIX) La reacción realista
significó la expulsión de muchos clérigos patriotas.
En Quito, la segunda junta tuvo por presidente al obispo Don Cuero y Caicedo.
De él dice Torrente: “El reverendo Obispo don Juan José Caicedo fue uno de los
enemigos más terribles que se presentaron a la causa del rey. A sus pastorales y
predicaciones revolucionarias se conmovió una gran parte del clero y escudados
algunos religiosos con las indulgencias que dicho prelado concedía a los que
salían a defender la patria y la libertad, se pusieron sobre las armas y, formando
partidas ambulantes, se dedicaron a hostigar a los realistas y a aumentar las
fuerzas de los que sostenían la independencia” 6
El Obispo de Cuenca, Andrés Quintián, por el contrario era un convencido
realista y luchó contra la independencia.
En Colombia en el levantamiento de Julio de 1810, tomaron parte tres miembros
del capítulo metropolitano y varios presbíteros. Morillo, realista encarcelo a
barios sacerdotes por sus actitudes revolucionarias. En Cali, Fray Joaquín
Escobar fue el presidente. El convento de Chiquinquirá, como centenares de
otros en América Latina, determinó entregar al gobierno todos los bienes en
común y particular, y entregó el dinero y las alhajas de oro para ayudar al nuevo
estado.
El Obispo de Popayán, don Salvador Jiménez de Enciso Padilla, tomó posesión
en 1818, cumplió una conversión manifiesta y profunda, y significó para la
revolución su mejor fundamento.
En Venezuela, el clero estaba dividido. José Cortés de Madariaga, canónigo, tuvo
una importante actuación en la junta suprema de 1810. en el congreso de 1811
tomaron parte nueve sacerdotes donde se declaró la independencia, en Caracas.
Colly Grat, obispo, de Caracas, aceptó la independencia y sirvió de intermediario
entre los revolucionarios y la iglesia Venezolana.
En México, son bien conocidos el sacerdote Miguel Hidalgo y José María
Morelos, ambos curas párrocos, que dirigieron el levantamiento de los indios, lo
mismo que los sacerdotes Izquierdo y Magas.
5
6
Llorca Bernardino. Manual de historia eclesiástica. Ed. LABOR. Barcelona, 1950.
Citado por Vargas Ugarte. El episcopado en los tiempos de la Colonia.
En 1815, se contaban ya 125 sacerdotes fusilados por los realistas españoles. El
convento agustino de México, fue uno de los primeros focos revolucionarios en
el primer periodo de la independencia; descubiertos fueron expatriados. El
presbítero José María de Mercado, conocido por su virtud y responsable de la
casa de ejercicios de Guadalajara, abrazó decididamente la causa de la
independencia. Monteagudo, Pimentel, Arcediano de Valladolid, son personas
fundamentales para entender los primeros momentos de la revolución” 7
En Perú, actuaron muchos religiosos en el levantamiento de Pumacagua en 1809.
Sin embargo, puede decirse que fue el virreynato donde el clero fue menos
ferviente en apoyar a la revolución.
Don José Pérez Armendáriz, Obispo del Cuzco, no se opuso a los insurgentes,
por lo que, aplastada la rebelión, el Obispo fue depuesto por Fernando VII.
“En América Central, el sacerdote José Castillo, reunía en su casa la “Tertulia
Patriótica” de Guatemala, una de las causas próximas al movimiento
emancipador.
En el convento de Belén se realizaban reuniones secretas revolucionarias; cuando
el capitán general lo supo, fueron severamente castigados los participantes.
El padre José María Delgado inspiró el movimiento en El Salvador.
En Guatemala en 1821, fue el canónigo José María Castilla el primero en votar
por la proclamación de la independencia, donde firmaron trece sacerdotes entre
los 28 presentes. El sacerdote doctor Simón Cañas, hizo incluir los derechos
ciudadanos de las poblaciones de color, “nuestros hermanos esclavos” los
llamaba.” 8
Estos datos históricos de la historia de la iglesia en América Latina, que son
testimonios narrados por Enrique Dussel, señalan y son evidentes de que el clero
latinoamericano participo activamente en la política de aquella época importante,
de tal manera que su actuación en todos los casos fue decisiva e influyente para
mover a las masas de la sociedad y apoyar el grito de la independencia.
Julio Tobar Donoso, en la Iglesia modeladora de la nacionalidad, señala:
“No debe sorprender que la Iglesia se apresura a patrocinar y consagrar el acto
primero de la independencia en 1809; y que en todos los momentos de este
esbozo de patria, anduviesen clérigos y religiosas de la mano de los seglares. En
la preparación del movimiento encontramos ya a los frailes de la Recolección
Mercedaria, a su Comendador Fray Andrés Torrescano, “Formidable entusiasta”,
que estuvo en conversaciones patrióticas con el hermano de Espejo, el cura Juan
Pablo, cura de Amaguaña, que fue el primer sacerdote perseguido por amor a la
libertad.
7
8
Dussel Enrique, Historia de la Iglesia en A. L. Ed. Nova Terra, Barcelona 1972.
IBIDEM
En la noche en que se decide lanzar “el primer grito” en la casa de una mujer,
estuvieron tres clérigos: Riofrío, Correa, Castelo, no encuentran otro epinicio
triunfal que la SALVE: tan intima era la conjunción de lo patriótico con lo
religioso.” 9
En el caso de Ecuador se organizó un programa cívico religioso, en el cual los
próceres de la independencia guiados por el Obispo, doctor José de Cuero y
Caicedo, aceptaron alborozados el movimiento, “como se dirigía a unos fines
santos de conservar intacta la religión cristiana, la obediencia a don Fernando
VII, y el bien y la felicidad de la patria.
El 10 de Agosto se nombra la Junta Suprema y se estructura un reglamento en el
que se da al Presidente como primer fin de su cargo, el de sostener; “la pureza de
la religión, los derechos del rey, los de la patria”.
Tobar Donoso Julio, en el texto citado señala: “E16 del propio mes se reúnen en
la sala capitular de Sn Agustín, cedida por el fogoso patriota y provincial Fray
Tomas López Pardo, los notables de Quito. Aquella asamblea, más que reunión
cívica semejaba a un concilio: allí el Obispo, allí el venerable Deán y Cabildo
Eclesiástico, allí los curas de las parroquias inmediatas, allí el cuerpo de la
Universidad, allí los rectores de los colegios de Sn Luis y San Fernando, allí los
prelados de las religiones, la plana mayor de la Iglesia”. 10
Obispos clérigos seculares, religiosos, estuvieron en primera línea en el proceso
revolucionario.
La motivación fundamental, fue el grito del pueblo; ¡Libertad!, a semejanza del
pueblo judío cuando estuvo esclavizado en Egipto y se presentó Moisés para
cumplir de líder en esa liberación.
Todos quienes participaron en la gesta libertaria de manera especial los religiosos
de aquella época tuvieron las ideas claras sobre la política y la religión,
recibieron una formación integral en esos momentos para desempeñarse en el
servicio a la comunidad, al pueblo, por aquella razón se explica que se llegó a un
compromiso tal de luchar por la libertad y por decir basta a la dominación y a la
esclavitud. Algunos autores señalan que el clero de aquella época regado en
América Latina era culto y preparado.
En todas las proclamas de la independencia se ve íntima la conjunción de
libertad, patria y religión, no existe separación. Liberar al pueblo de la opresión
es construir la patria.
Los clérigos de la revolución Latinoamericana, comprendieron que la lucha por
la vida de los pueblos pobres del continente era parte del mandato del Evangelio
9
Tobar Donoso Julio. La Iglesia moderadora de la nacionalidad, Ed. La Prensa Católica, Quito, 1953.
IBIDEM
10
enseñado por Jesús, no dudaron en comprometerse, hasta el extremo de dar la
vida, ser perseguidos, torturados, enjuiciados, desterrados por el ideal de la
libertad. Comprendieron como Jesús, los Apóstoles, los grandes misioneros;
como las Casas, que no se puede predicar el evangelio a estómagos vacíos, a
gente que muere antes de tiempo, a una sociedad en donde reina la miseria y la
opresión.
La actividad política fue una consecuencia de constatar la situación de la miseria,
opresión, en que se encontraban las colonias, ante lo cual tomaron conciencia, se
formaron juicios críticos, confrontaron a la lógica de la vida, a los derechos
humanos, a la dignidad de seres humanos y ante todo a los principios evangélicos
y se decidieron a luchar por la libertad, a actuar decididamente por desatar el
yugo español.
En conclusión, la fe, la convicción cristiana, les comprometió en la lucha
política.
Veamos algunos testimonios de sacerdotes, religiosos, obispos, que se
comprometieron a luchar y a combatir por la independencia de los pueblos de
América y especialmente por Ecuador.
El Archivo Nacional de la Historia del Ecuador conserva los libros que contienen
documentos y escritos fidedignos de los juicios que se realizaron contra
sacerdotes que participaron en la gesta libertaria del 10 de Agosto de 1809.
En el volumen Actuaciones correspondientes al tiempo de la Real Audiencia 2-B,
que contiene el libro del año de 1812, titulado Plaza de Ibarra, folio 4 señala lo
siguiente: 11
Algunas palabras de estos documentos han sido tomadas al pie de la letra en la
cuidad de Sn Francisco de Quito a 29 de Enero de 1813, el excelentísimo Señor
Dn Torivio Montes, caballero de la orden de Santiago, teniente general de los
ejércitos, presidente de la Real Audiencia de Quito. Superintendente,
subdelegado de Hacienda, Correas y Temporalidades. Comandante general de
Armas. Gobernador político y Militar en estas Provincias, y Vice Patrono Real,
por su Majestad el Señor Don Fernando Séptimo.
Digo: Que el Doctor Don Joaquín Paredes, cura del pueblo de Guaca en la
provincia de los Pastos, ha sido un publico seductor al populacho, un notario
revolucionario y propagador de especies sediciosas que ha exportado y
reanimado a las gentes para que se opusiesen a la entrada de las tropas del Rey;
entusiasmando criminalmente sobre la desobediencia e insubordinación a la
nación española, que a pesar de los bandos publicados para que todos
comparezcan en este gobierno, prometiéndoles toda indulgencia, no le ha
verificado dentro ni fuera del territorio prescrito. Y para proceder al castigo de
tan enormes delitos, mando su Excelencia que los tres escribanos Ignacio Loza,
11
Actuaciones correspondientes al tiempo de la Real Audiencia de Quito. Serie Milicias, caja 28,
volumen 1. archivo Nacional de Historia – Quito Ecuador. 1813 y siguientes.
José Antonio Arboleda, Miguel Munive, certifiquen al tenor de este autocabeza
de Proceso y fecha se traiga.
Así lo proveyó, mando y firmo su Excelencia. De lo que doy fe. Torivio Montes.
Los tres escribanos nombrados procedieron a certificar el autocabeza del proceso,
con fecha 26 de Abril de 1813 luego el caso pasó al abogado Fiscal, el cual
determinó el castigo, que consiste en repatriarlo a una recolección de Guatemala,
para que cumpla una condena de 8 años, recomendado al gobernador y al Obispo
a que cuiden de la alimentación y conducta. Firma Sn Miguel.
Pero, esta sentencia de Abril de 1813, fue cambiada a principios del año 1814.
Así señala el texto consultado:
El 8 de Enero de 1814, el gobierno cumpliendo las providencias y castigo de los
cómplices en la insurrección, se le designo al Dr Joaquín Paredes, cura del
pueblo de Guaca, contra quién se ha seguido la correspondiente sumaria a
cualquiera de los conventos de la ciudad de Trujillo del Perú, donde se
mantendrá hasta nueva orden; encargando aquel Prelado de estar muy a la mira
de su conducta, y operaciones: quedando revocado el precedente auto. Doy fe,
firman: Torivio Montes y Miguel Munive.
En la ciudad de Quito, el 9 de Junio de 1813, el señor Torivio Montes dictó
sentencia contra el presbítero Dn Manuel Arias, cura propio de Sn Sebastián de
Latacunga por el mayor empeño el criminal proyecto de revolver a sus habitantes
levantándoles para que elijan un gobierno en contra de las leyes de la Monarquía
y tomasen mas armas contra el Rey y sus magistrados. Este auto cabeza del
proceso, certificaron los escribanos reales; Miguel Munive, Esteban Hidalgo,
Antonio Partilla, Dio fe: Torivio montes y Manuel Calisto y Muñoz.
El fiscal señala que Manuel Arias, fue uno de los caudillos mas temibles, por tal
motivo se le destinara en calidad de detenido a una recolección en las Islas
Filipinas, por espacio de 8 años, con encargo a los jefes gobernantes y al Obispo
de la localidad, firma Miguel.
El 18 de junio de 1813, firmó la sentencia; Torivio Montes y Manuel Calisto.
En la cuidad San Francisco de Quito, a 10 de Junio de 1813, el señor Torivio
Montes, digo: Que siendo público y notorio en esta capital que el presbítero D.
Juan Pablo Espejo, fue adicto al sistema revolucionario del gobierno que se
formó en esas Provincias desde el año de ochocientos nueve, de forma que fue
capellán de las tropas y verificada la segunda revolución el siguiente año de
ochocientos diez, continuo en su mismo empleo, caminando con ellos a las
expediciones que se hicieron contar la fidelísima ciudad de Cuenca, exhortando y
predicando a las gentes a que se opusieran a la entrada de las tropas Reales
demostrando su constancia hacia el partido revolucionario. Para venir pues al
castigo de tan enormes delitos, mando su Excelencia se formara este auto cabeza
de proceso, que certificaran los escribanos; José Antonio Arboleda, Esteban
Hidalgo y Miguel Munive. Doy fe: Torivio Montes y Manuel Calisto y Muñoz.
Luego de las comprobaciones y escritos de los escribanos nombrados, paso al
Fiscal Miguel Munive, el cual dictó la sentencia de destinarlo a una recolección
del Cusco, por espacio de diez años, con especial encargo de que se vigile su
conducta, Quito Junio 29 de 1813, firma Miguel Munive.
En la ciudad de Quito a diez de Junio de 1813, el Excelentísimo señor Don
Torivio Montes, Dixo: Que el presbítero Don Pedro Gonzales Berdugo, Cura
interino que fue del pueblo de Mulaló jurisdicción de Latacunga, olvidado de los
deberes, de su estado, y ministerio Pastoral, con el mayor escándalo e inaudita
perfidia tomo el criminal proyecto de revolver a los habitantes de dicho pueblo
levantándoles contra las leyes fundamentales de la Monarquía y contra el Rey y
los Magistrados, levantando tropas y poniéndose a su frente y encaminándose al
punto de Mocha a resistir con el mayor vigor la entrada de las tropas Reales,
habiéndose constituido caudillo de dicha gavilla de facinerosos. Para venir pues
al castigo de tan enormes delitos, mando su Excelencia se formara este auto
cabeza de Proceso. Doy fe: Torivio Montes y Manuel Calisto y Muñoz.
Habiendo realizado las debidas declaraciones de testigos por parte de los
escribanos Jorge Ricaurte, Andrés Cruz, Juan Pablo Rubio.
La condena fue a Panamá, según el dictamen de los jueces, con las
recomendaciones de ley, en el tiempo de 10 años.
En la ciudad de Quito, a 23 de Junio de mil ochocientos y trece años. El Exmo.
Señor Don Torivio Montes, dijo: Que con escándalo universal se habían visto en
esta vecindad las novedades introducidas por un numero considerable de vecinos
tanto nobles como plebeyos encaminadas todos al trastorno universal del orden
público, a cuyo fin contribuyeron en gran parte varios eclesiásticos con su
ejemplo y predica sedicioso que hicieron al populacho.
Entre ellos publico y notorio que se singularizó el Dr Dn Manuel José Guisado,
Penitenciario de esta Iglesia Catedral tomando con el mayor empeño el criminal
proyecto de revolver a los habitantes de esta Provincia habiendo regresado del
puerto de Guayaquil donde se hallaba predicándoles la legitimidad de la junta
celebrada el veinte y dos de Septiembre del año pasado de ochocientos diez,
levantándoles en peso para que erigido un gobierno contra las leyes
fundamentales de la Monarquía tomasen las armas contra el Rey, y contra sus
Magistrados…
Para venir al castigo de tan enormes delitos mandó S. E. se formara este auto
cabeza de proceso y que a su tenor certifiquen los Escribanos Miguel Munive,
Estevan Hidalgo y José Antonio Arboleda. Así lo proveyó mando y firmó S. E.
de que doy fe. Torivio Montes y Por mandato de su Excelencia, Manuel Calisto y
Muñoz.
El escribano de su Majestad, doy fe a los señores que el presente, como único
que me consta es que el Doctor Don Manuel José Guisado Penitenciario de esta
Santa Iglesia Catedral fue uno de los representantes del congreso Subversivo que
se estableció en esta ciudad, y como tal, tomo empeño en sostener la rebelión
hasta su total destrucción por las tropas Reales. Es cuanto me consta, en cuya fe
lo firmo en Quito en veinte y seis de Junio de mil ochocientos trece años. Miguel
Munive, Escribano de su Majestad y Receptor.
De igual manera el segundo escribano Estevan Hidalgo y Paredes, certifico que
el prebendado Doctor Don Manuel José Guisado, ha sido uno de los más rebeldes
en seguir la causa de la rebelión. Es cuanto puedo certificar en obsequio de la
verdad, y la firmo en Quito, Junio treinta de mil ochocientos trece años. Estevan
Hidalgo y Paredes.
El tercer escribano, certifico: como todos, y cada uno de los particulares que se
refieren en el antecedente auto cabeza de proceso; los he oído pubicamente en
esta ciudad. Es cuanto puedo certificar sobre el asunto.
Quito treinta de Junio de mil ochocientos trece. José Antonio Arboleda.
Vista al abogado fiscal.
El fiscal dice: Que los hechos de que se hace cargo en este sumario al Doctor
Manuel José Guisado, son ciertos y públicos y notorios, habiendo sido este
eclesiástico uno de los sediciosos más obstinados más enemigo del gobierno
legítimo, y uno de los que han causado los mas funestos males en esta Provincia,
por haber empleado su ministerio sacerdotal, sus talentos y luces en sostener
hasta el último trance y con el más vivo entusiasmo el sistema revolucionario,
para separar pues de esta republica a este miembro tan corrompido, se servirá
Vuestra Excelencia destinado por 10 años en calidad de detenido a la ciudad de
Antequero, capital de la Provincia de Oaxaca, sin que pueda salir de allí hasta
nueva orden, y con especial encargo a aquellos jueces de que velen mucho sobre
su conducta como es Justicia, Quito Julio 7 de 1813. Sn Miguel.
En la ciudad de San Francisco de Quito a veinte y tres de Junio de mil
ochocientos y trece. El Excelentísimo Señor Dn Torivio Montes. Dijo: Que entre
los excesos cometidos en esta vecindad en la que señalaron muchos individuos,
cuanto seculares como eclesiásticos, es público y notorio que el Licenciado Don
Joaquín Veloz, cura propio de la Parroquia de San Blas desde la junta establecida
el día diez de Agosto del año pasado de mil ochocientos nueve, fue efecto de ella
pesquisada y sin embargo del arresto que sufrió en el cuartel aunque por poco
tiempo, establecida la segunda junta el 22 de Septiembre del año siguiente de
ochocientos diez se quito del todo la mascara y fue uno de los caudillos de la
rebelión seduciendo a sus feligreses y alentándoles para que sostuviesen en sus
criminales ideas, y aun según se dixo de publico Escribiendo en folleto con el
título de Diálogo en un Doctor, y un Maestro lleno de los mayores absurdos,
calumnias contra el gobierno legítimo… El referido Lizenciado Veloz, cuyo
mérito lo hizo acreedor parece representante del Clero Secular y regular lo
introdujesen los cediciosos en el Congreso Subversivo con cuyo empleo no ceso
de mantener este Vecindario con su Provincia en movimiento continuado
levantando tropas reboltosas, y de todos modos delincuentes para que resistan el
ingreso de las tropas Reales que venían al comando de su Excelencia
disponiendo a expediciones Militares para forzar la justa opinión de Cuenca y
Pasto.
Para venir al castigo de sus enormes delitos mando su Excelencia se formara este
auto cabeza de Proceso. Y que a su tenor Certifiquen los escribanos Miguel
Munive, Estevan Hidalgo y José Antonio Arboleda, firmo y doy fe: Torivio
Montes.
Yo el infrascrito Escribano de su Majestad, como me consta que el Doctor Don
Joaquín Veloz, Cura de la parroquia de Sn Blas, fue uno de los representantes de
la junta Subversiva de esta Ciudad por el Clero Secular, que por sus acciones fue
adicto al sistema revolucionario. Es cuanto me consta y puedo certificar en
obsequio a la verdad en cuya fe lo firmo en Quito en veinte y seis de Junio de mil
ochocientos trece años. Miguel Munive.
El segundo escribano, en cumplimiento del auto cabeza del Proceso Certifico
que, son ciertos todos los particulares que se refieren al D. D. Joaquín Veloz,
cura de la Parroquia de San Blas. Que es cuanto puedo certificar en obsequio de
la verdad, en cuya fe lo firmo. Quito treinta de Junio de mil ochocientos trece
años. Estevan Hidalgo y Paredes.
El tercer escribano, Certifico: como todos y cada uno de los particulares se
refieren en el antecedente auto cabeza de Proceso, los he hoydo públicamente en
esta ciudad. Es cuanto puedo Certificar sobre el asunto. Quito treinta de Junio de
mil ochocientos trece años. José Antonio Arboleda.
Vista al Abogado Fiscal.
El fiscal dice: Que resultando del anterior Sumario y siendo muy cierto y notorio
los hechos que constituyen al D. D. José Veloz, uno de los caudillos y más
acérrimos Defensores del sistema revolucionario que sobstuvo con la mayor
obstinación, prostituiendo sacrilegalmente lo más Sagrado del Ministerio
Sacerdotal y seduciendo con herrores y calumnias a sus feligreses y además
gentes sencillas, debe separársele de esta República, en lo que ha causado tan
enormes males, cometiendo los crímenes mas atroces: para lo cual se servirá
Vuestra Excelencia destinarlo en calidad de detenido y por espacio de diez años a
la ciudad de Santa Fe Capital del Nuevo México, con especial encargo a aquellos
Jueces que velen mucho sobre su conducta. Quito Julio 7 de 1813. Miguel
Munive.
BIBLIOGRAFIA
En orden alfabético
1.- Actuaciones correspondientes al tiempo de la Real Audiencia de Quito
Serie Milicias, Caja 28, Volumen1
Archivo Nacional de Historia
Quito, 1813
2.- Cappa Ricardo
Estudios críticos de la dominación española en América Latina
Librería católica de Gregorio del Alamo
3.- Cueva Agustín
El desarrollo del capitalismo en América Latina
Ed. Siglo XXI
México,1979
4.- Donoso Tobar Julio
La Iglesia moderadora de la nacionalidad
Ed. La prensa Católica
Quito,1953
5.- Dussel Enrique
Historia de la Iglesia en América Latina
Ed. Nova Terra
Barcelona 1972
6.- Espejo Eugenio
Escritos del Doctor Eugenio de Santa Cruz y Espejo
Voto de un ministro togado de la Real Audiencia de Quito
Imprenta Municipal
Quito 1912
7.- Llorca Bernardino
Manual de Historia eclesiástica
Ed. LABOR
Barcelona, 1950
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