LA EDAD MEDIA La Edad Media es un periodo histórico que se extiende desde el fin del Imperio romano (siglo V) hasta el inicio de la Edad Moderna (siglo XV). Tras el hundimiento y desaparición del Imperio romano (siglo V), los territorios del Imperio y las tierras que bordeaban el Mediterráneo se habían fraccionado. El Imperio romano de Oriente, que se había mantenido bajo el nombre de Bizancio, llegó a su máximo esplendor con el emperador Justiniano (s. VI), que expandió su imperio por buena parte del Mediterráneo occidental. El Imperio romano de Occidente fue ocupado por los pueblos germánicos, que establecieron unas nuevas monarquías, como los visigodos en Hispania. Entre el siglo VIII y el IX uno de esos monarcas, Carlomagno, intentó unir esas tierras y dio origen a la Europa feudal. A pesar de sus diferencias, ambos imperios conservaban una cierta vinculación: su herencia greco-latina y la religión cristiana, aparecida en el siglo l. En los inicios del siglo VII, el surgimiento de una nueva religión, el Islam, fue el origen de una civilización completamente diferente. Desde la península de Arabia, su zona originaria, el Islam se expandió rápidamente por las costas mediterráneas y avanzó hacia la zona asiática y africana. A partir de ese momento, cristianos de Occidente (Europa feudal) y de Oriente (Bizancio), y musulmanes (Islam) compartieron el espacio del antiguo Imperio romano y formaron las grandes áreas culturales de la Edad Media en esa zona. 1. EL ISLAM Y AL-ANDALUS El Islam, como el judaísmo y el cristianismo, es una religión monoteísta que cree en un Dios único, Alá. El profeta Mahoma predicó esta religión durante el siglo VII en Arabia. Se extendió por Asia, Norte de África y parte de Europa. Los musulmanes penetraron en la Península Ibérica (Al-Andalus) en el 711 y permanecieron hasta 1492, fecha de la conquista de Granada por los Reyes Católicos. Su presencia influyó en nuestra cultura, arte, costumbres. etc. La aparición del Islam La religión islámica tuvo su origen en la desértica península de Arabia. Sus habitantes, los árabes, se dedicaban a la agricultura, a la ganadería y al comercio con caravanas. Creían en muchos dioses y su principal centro religioso era La Meca, adonde acudían en peregrinación. Mahoma nació en La Meca. Era un hombre muy religioso, y según cuentan, se le apareció el arcángel Gabriel y le dijo que él era el nuevo profeta de Alá (Dios en árabe). La nueva religión se basaba en el Islam o sometimiento a la voluntad divina. Mahoma explicó en La Meca la nueva fe pero no le creyeron y le persiguieron. En el año 622, Mahoma tuvo que abandonar La Meca y refugiarse en la ciudad de Medina. Este hecho se conoce con el nombre de Hégira (huida) y marca el inicio de la era musulmana y de su calendario. Mahoma convirtió a los habitantes de Medina al Islam. A su muerte, en el año 632, la gran mayoría de los habitantes de Arabia eran ya musulmanes. El Islam El Corán, libro sagrado del Islam, contiene las ideas que Alá reveló a Mahoma. El monoteísmo es el primer fundamento del Islam: Alá es el Dios único, eterno y todopoderoso. No se le puede representar en imágenes (tampoco a Mahoma). Alá envió a Mahoma, su profeta, para recordar a los hombres la ley que debían cumplir. En el Islam no hay sacerdotes, pero sí personas que dirigen la oración (imanes) e interpretan los textos coránicos (ulemas). Las mezquitas son los lugares de culto, de enseñanza y de reunión de los creyentes. Los musulmanes acuden a ellas para rezar bajo la dirección de imán. La organización islámica se basa en el Corán y en la tradición: - El poder pertenece a Alá. Los califas son sus delegados y, por lo tanto, jefes políticos y religiosos. - Los musulmanes tenían que extender la religión islámica con la guerra santa o yihad. - Alá es el dueño de todos los bienes. Los hombres están obligados a la ayuda mutua, a dar limosna y a prestar dinero sin interés. - El juez o cadí debe aplicar la justicia siguiendo las normas del Corán. La expansión del Islam Poco después de la muerte de Mahoma, los musulmanes ya controlaban Egipto, Siria e Irak. Y en menos de un siglo conquistaron Irán, Afganistán, Asia central, Pakistán, el Norte de África y la Península Ibérica. Hasta el 750, este imperio fue dirigido desde Damasco (Siria) por los califas de la familia Omeya. Representaban el máximo poder (político y religioso), pero lo delegaban en el visir (primer ministro) y en el emir o gobernador. En el 750, los Abasíes de Bagdad sustituyeron a los Omeyas en el poder. Cuando los Abasíes perdieron fuerza, algunos territorios, como Al-Andalus, consiguieron la independencia política y religiosa. Con los califas Abasíes se frenó la expansión militar y fueron navegantes y caravaneros quienes propagaron el Islam por África, Indonesia, Filipinas, China… Los pueblos sometidos a los musulmanes podían seguir con su propia religión, pero pagaban tributos. Como ser musulmán tenía ventajas sociales y económicas, gran parte de los habitantes de las tierras sometidas se convirtió al Islam. El Islam en la Península Ibérica: Al-Andalus A principios del siglo VIII, los musulmanes conquistaron la Península Ibérica. La prolongada presencia del Islam influyó en la lengua y en la cultura de la población. La mayoría de los conquistadores eran bereberes norteafricanos, dirigidos por una minoría árabe. Los bereberes eran tribus nómadas originarias del Norte de África dedicadas, especialmente, a la ganadería. Cruzaron el estrecho de Gibraltar y vencieron a los visigodos en la batalla de Guadalete (711). Los ejércitos islámicos se apoderaron de las ciudades andaluzas y de Toledo, la capital visigoda. Los jefes musulmanes, Tariq y Muza, controlaron casi toda la Península en siete años. Algunos nobles y clérigos hispano-visigodos y unos pocos grupos de población se refugiaron en la zona cántabro-asturiana, que no llegó a ser dominada por los musulmanes. Los musulmanes llamaron Al-Andalus al territorio peninsular, que pasó a ser una provincia o Emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco. Cuando los Abasíes mataron al último califa Omeya, el único superviviente, Abdal-Rahmán I, se refugió en Al-Andalus, se independizó políticamente y se proclamó emir. El Emirato independiente fue una época de auge económico y cultural. En 912 el emir Abd-al-Rahmán III accedió al poder. Su buen gobierno le permitió, en el año 929, proclamar la independencia religiosa y nombrarse califa de los creyentes de Al-Andalus. Su poder era absoluto. Surgió así el Califato de Córdoba (929-1036), el período de máximo esplendor y estabilidad de AlAndalus, durante el cual se evitó la expansión de los reinos cristianos. Pero a partir de 1008 se resquebrajo la unidad del Califato. Altos funcionarios, aristócratas y el ejército lucharon por el poder y Al-Andalus se dividió en 25 reinos de taifas. Pero las taifas no pudieron evitar el avance de los ejércitos cristianos. A pesar de la ayuda norteafricana de almorávides y aImohades, en el siglo XIll casi todas las taifas fueron conquistadas por los reinos cristianos. La taifa de Granada fue la única que sobrevivió. Abarcaba Almería, Granada, Málaga y parte de Cádiz. Su gran riqueza y actividad económica hicieron posible su supervivencia: al tener muchos recursos económicos podía pagar grandes cantidades de dinero a Castilla. Sociedad en Al-Andalus La población musulmana estaba formada por: Árabes: tenían el poder político y social y la propiedad de la tierra. Beréberes: gentes humildes que solían dedicarse al pastoreo. Muladíes: formaban la mayoría de la población, y eran hispano-visigodos convertidos al Islam. Las minorías no musulmanas, pagaban más impuestos y tenían menos derechos: Mozárabes: eran los hispano-godos que se mantenían fieles al cristianismo. Muchos emigraron a tierras cristianas. Judíos: se dedicaban a la artesanía, al comercio, a la medicina o a la ciencia. Cultura y arte islámicos De los siglos VIII al XII la civilización islámica tuvo gran importancia. El Islam difundió una misma lengua, el árabe, y eso permitió una fácil transmisión cultural e integración. Los musulmanes introdujeron los números arábigos, que procedían de la India, y desarrollaron la medicina, la filosofía, a ingeniería, la farmacia, la astronomía, los sistemas de irrigación, etc. Al estar prohibido representar imágenes, la escultura y pintura no tuvieron importancia. En arquitectura predomina la construcción de ladrillo y el uso de arcos y cúpulas. La decoración es muy rica, y se utilizan mármoles y mosaicos. La mezquita es el edificio más representativo. También construyeron importantes palacios, mercados y baños públicos. En Al-Andalus sobresale la mezquita de Córdoba, los palacios de la Aljafería de Zaragoza y de la Alhambra de Granada, así como la Giralda y la Torre del Oro en Sevilla.