leccion_08_II_2010

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LA ATMÓSFERA DE ALABANZA
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de
vida, y fue el hombre un ser viviente” Gén. 2:7
INTRODUCCION
Dios calibró la atmósfera de modo que pudiéramos respirar. A la luz del cuidado generoso de
Dios al proveer una atmósfera limpia para nosotros, ¿cuál es nuestra responsabilidad de
mantener limpio el aire? ¿Qué hábitos podríamos establecer personalmente para asegurar que
nuestros cuerpos tomen cantidades adecuadas del aire disponible? ¿Qué responsabilidad
tenemos de proveer una atmósfera espiritual limpia en nuestras comunidades?
El propósito de la lección es mostrar que el aire fresco y puro es un componente vital para la
salud, asimismo debemos participar diariamente de la atmósfera del cielo.
I.
LA ATMOSFERA Y DIOS (ORIGEN)
a.
La atmosfera creada por Dios
“E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las
aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así” Génesis 1:7
“separó las aguas”
Dios tenía un plan maestro para su Creación, la historia de la Creación, muestra que Dios
sabía que sus criaturas necesitarían oxígeno para sostener su vida. Esto se realizó el
segundo día de la Creación, con la separación de las aguas y la creación de la atmósfera. El
espacio entre las aguas de arriba y las aguas de abajo se preparó para recibir el resto de la
creación que había de seguir.
El aire es una combinación de gases: el oxígeno constituye alrededor del 21 por ciento del
total (el peso de la atmósfera entera es de unos ¡cinco mil billones de toneladas!). Otros
gases componentes incluyen el nitrógeno, el argón, el helio, el hidrógeno y pequeñas
porciones de otros gases. La cantidad de oxígeno en el aire es la ideal para la respiración
de las criaturas que Dios hizo.
b.
La atmosfera sustentada por Dios
“Ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a
todos vida y aliento y todas las cosas” Hechos 17:25.
“Aliento”
En la dimensión global, el aire y el vapor de agua suspendido en él protegen la Tierra y a
sus habitantes de la radiación solar y del frío vacío del espacio exterior. El aire recicla el
agua y muchos productos químicos para moderar el clima. Dentro de esta envoltura
atmosférica, la vida se encuentra en gran variedad de altitudes y temperaturas. Algunas
formas de vida requieren un alto nivel de luz y calor. Otras requieren solo un poco de luz y
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muy poco calor para sobrevivir. Algunos animales demandan grandes cantidades de
oxígeno, y otros necesitan solo una pequeña cantidad.
En el ser humano el aire fresco de alta calidad es el más apropiado para transferir el
oxígeno a la sangre por medio de los pulmones y eliminar el dióxido de carbono que
produce el cuerpo. Este aire de alta calidad está más disponible en medioambientes
naturales, donde hay árboles, plantas y aguas corrientes. Las plantas absorben el dióxido
de carbono y entregan oxígeno al aire.
c.
Dios da al hombre la atmosfera
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz
aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7
“sopló”
El aire que da vida fue un componente de este milagroso acto de creación, pues
inmediatamente después de que Dios soplara este aliento en él, Adán llegó a ser un ser
viviente. El don de la vida ha sido compartido por toda la raza humana desde entonces.
¡Cada respiración debería recordarnos ese aliento original que Dios sopló en Adán!
II.
LA ATMOSFERA Y EL HOMBRE (ACTIVIDADES DESTRUCTORAS)
a.
Atmosfera contaminada por el hombre
Un estudio de la OMS de 2006 indica que dos millones de personas mueren cada año por
la contaminación del aire, la mitad de ellas en los países desarrollados a causa de la
contaminación ambiental.
En las grandes ciudades, el problema son las partículas en suspensión en el aire, estas se
convierten en problema extremo en diferentes puntos de Asia, como en las populosas
Karachi, Nueva Delhi, Katmandú, Dacca, Shanghai, Pekín o Bombay, entre otras. En todas
estas ciudades, el nivel de partículas suspendidas en el aire sobrepasa en gran medida
todos los límites, lo que evidencia una peligrosa y silenciosa contaminación.
América del Sur tampoco está ajena. Niveles similares se han registrado en ciudades como
Lima, Santiago de Chile y Bogotá. En África, El Cairo es la ciudad con el aire más
contaminado. Si tenemos en cuenta que aproximadamente el 50% de la población del
planeta reside en aglomeraciones de gran tamaño, podemos tener una idea de la
peligrosidad que representa la contaminación del aire para el hombre.
b.
Consecuencias de la contaminación de la atmosfera
Las personas que son más propensas a sufrir problemas graves de salud debido a la
contaminación del aire son:




Personas con enfermedades cardíacas o pulmonares
Personas con problemas respiratorios como asma o enfisema
Mujeres embarazadas
Personas que trabajan al aire libre
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 Niños menores de 14 años, cuyos pulmones todavía se están desarrollando
 Residentes ancianos cuyos sistemas inmunes son más débiles
 Atletas que ejercitan enérgicamente al aire libre
Los niveles altos de contaminación del aire pueden causar problemas de salud
inmediatos:
 Agravar enfermedades cardiovasculares y respiratorias
 Producir más estrés al corazón y los pulmones que deben trabajar más para
suministrar oxígeno al cuerpo
 Dañar las células del sistema respiratorio
La exposición prolongada al aire contaminado puede tener efectos permanentes sobre la
salud:




III.
Envejecimiento acelerado de los pulmones y pérdida de la capacidad pulmonar
Menor función pulmonar
Desarrollo de enfermedades como asma, bronquitis, enfisema y posiblemente cáncer
Acortamiento de la vida
LA ATMOSFERA Y EL CRISTIANO (MAYORDOMÍA)
a.
Buscar lugares de residencia sin contaminación
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen… y señoree en los peces del
mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra…” Génesis 1:26
“Señoree”
Señorío implica en “toda la tierra” cuidando nuestro cuerpo, para ello es necesario
brindarle aire puro, ese aire puro se encuentra en abundancia en medioambientes
naturales, en las cercanías de árboles, plantas, cerca de agua corriente como océanos,
lagos y ríos. Se estima que las algas del océano proveen casi el noventa por ciento del
oxígeno de la atmósfera. Las plantas vivas en el hogar pueden ayudar a purificar el aire y a
eliminar el dióxido de carbono.
El aire puro, rico en oxígeno, porta partículas vitalizantes que el cuerpo absorbe no solo a
través de la respiración, sino también a través de las células de la piel. El aire rico en
oxígeno dinamiza a todo el hombre y eleva incluso la vibración del cuerpo. Un paseo
armonioso, en el que el aire puro es aspirado tranquilamente, sin agitación, provoca
incluso una disminución de los pensamientos sobre enfermedades y preocupación que
pesan a la persona.
b.
Respirar correctamente
Los humanos ingerimos diariamente cerca de 2 kilos de comida y 2 litros de bebida. Sin
embargo se calcula que al cabo del día pasan por nuestro cuerpo nada menos que 5,750
litros de aire. Y es que de promedio respiramos 16 veces por minuto y absorbemos en
torno a medio litro de aire -casi un 80% de nitrógeno, un 20% de oxígeno y un 0,04% de
anhídrido carbónico- en cada respiración, cantidad suficiente para proporcionar el
volumen necesario para permitir cuatro contracciones del miocardio. Para ello el
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diafragma se contrae 16 veces por minuto desplazándose 4 cms. hacia abajo y otros 4
cms. hacia arriba durante el proceso. Esto supone unas 1.000 contracciones por hora y,
por tanto, 24.000 al día. Y es evidente que una actividad corporal que se realiza con tanta
frecuencia ha de tener, necesariamente, una importancia vital. De hecho, de la cantidad y
calidad de nuestra respiración depende nuestra buena salud ya que esa actividad -tan
automatizada que a veces "olvidamos" que la hacemos- tiene un poderoso efecto positivo
sobre el corazón, la circulación sanguínea, el sistema inmune, la actividad cerebral y los
distintos órganos, músculos y articulaciones.
“Para tener buena sangre, debemos respirar bien. Las inspiraciones hondas y completas
de aire puro, que llenan los pulmones de oxígeno, purifican la sangre, le dan brillante
coloración y la impulsan, como corriente de vida, por todas partes del cuerpo. La buena
respiración calma los nervios, estimula el apetito, hace más perfecta la digestión, y
produce sueño sano y reparador.
“Hay que conceder a los pulmones la mayor libertad posible. [...] La respiración superficial
se vuelve pronto un hábito, y los pulmones pierden la facultad de dilatarse” (MC 206,
207).
c.
Respirar la atmosfera del cielo
“Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, ministros suyos, que hacéis su
voluntad” Sal 103:21
“bendecid”
Usamos la palabra atmósfera para describir el medioambiente físico del aire, pero
también las actitudes, los sentimientos, las emociones, y el apoyo de los que nos rodean,
y crean una atmósfera que puede ser positiva o negativa. En síntesis debemos vivir una
vida de gratitud y bendición por todas las cosas recibidas que Dios nos da.
“Cada alma está rodeada de una atmósfera propia, de una atmósfera que puede estar
cargada del poder vivificante de la fe, el valor y la esperanza, y endulzada por la fragancia
del amor. O puede ser pesada y fría por la bruma del descontento y el egoísmo, o estar
envenenada por la contaminación fatal de un pecado acariciado. Toda persona con la cual
nos relacionamos queda, consciente o inconscientemente, afectada por la atmósfera que
nos rodea” (PVGM 274).
CONCLUSION
Respirar profundamente aire fresco y participar diariamente de la atmósfera del cielo que
es esencial para nuestra salud física, mental y espiritual.
Alfredo Padilla Chávez
Pastor IASD Puente Piedra “A”
Escríbenos a: [email protected]
LIMA PERÚ
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