capítulo 6 cuadros y monedas relacionados con la sábana santa

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CAPÍTULO 6
CUADROS Y MONEDAS RELACIONADOS CON
LA SÁBANA SANTA
El Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí
El Monasterio de Santa Catalina fue construido por el
emperador bizantino Justiniano, en los años 527 a 565. Está
situado cerca del Monte Sinaí, en Arabia, en el lugar donde,
según la tradición, Dios se apareció a Moisés en una zarza que
ardía y no se consumía. Se le considera el Monasterio más
antiguo, que ha funcionado como tal desde su fundación sin
interrupciones. Su poderosas fortificaciones, hechas para terminar
con el pillaje que los bandidos infligían a los ermitaños que
poblaban ese desierto, y su aislamiento, le han permitido
permanecer al margen de las grandes invasiones (persas,
mongoles...), de las guerras, de los iconoclastas bizantinos (que
destruían las imágenes), de los musulmanes... En febrero de
2000 lo visitó Juan Pablo II. Los monjes ortodoxos que
actualmente lo habitan lo recibieron con todos los honores.
El Monasterio de Santa Catalina tiene las colecciones de
iconos y libros más antiguas de la cristiandad. Tiene 3,500
manuscritos iluminados, escritos en griego, copto, armenio, árabe,
hebreo, eslavo, siríaco, georgiano y otros idiomas. El Codex
Sinaiticus, del siglo IV, se encuentra actualmente en el British
Museum de Londres.
El Pantocrator de Santa Catalina
Las representaciones antiguas de Cristo, del área grecobizantina, que lo representan como Rey del Universo,
victorioso, poderoso y triunfante, tienen el nombre griego de
Pantocrator, que significa precisamente esto: Rey del Universo.
El Monasterio de Santa Catalina tiene el icono Pantocrator más
célebre, pintado en el siglo VI.
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Los puntos de congruencia, invento antiguo
Ya Paul Vignon había señalado, en 1930, 15 puntos
significativos para calificar a una imagen de Cristo como muy
influida por el Hombre de la Síndone: por ejemplo, el triángulo
que apunta hacia abajo, en la zona de la nariz, entre las dos cejas.
O también, un rizo de pelo en medio de la frente, que en realidad
es una mancha de sangre pero que los antiguos habían tomado por
pelo. Y así hasta 15 puntos, con los que, según Vignon, había que
comparar los rostros de un icono y de la Sábana en forma
sistemática, para ver si el pintor se había inspirado en la Sábana
Santa (o mejor, si la había tratado de copiar). Cosa parecida, si bien
ampliada a puntos en número indefinido, ha hecho Whanger con su
método de comparación por super-posición de dos imágenes
polarizadas a 90°.
Pero el método de fijar puntos en la imagen de la Sábana, es
muchísimo más antiguo, y fue usado por los pintores de imágenes
del Pantocrator. Tenían una lista de puntos a reproducir, distancias y
orientación recíprocas, y características de cada uno. Gracias a esto
pudieron pintar imágenes en que hoy día se puede reconocer, con
más seguridad que en la huella dactilar de un delincuente, que han
sido pintadas inspirándose en la Sábana Santa. El icono del Monte
Sinaí que hemos citado es el que ofrece mayores coincidencias.
Estudiando un icono muy bien conservado
El Pantocrator de Santa Catalina tiene fecha de confección del
año 550, aproximadamente. Es un icono "encáustico", o sea hecho
por un complicado procedimiento muy antiguo (con origen en
Egipto), que mezcla los colorantes con cera de abejas muy caliente y
los aplica a un tablero de madera.1 Su laboriosísimo trabajo de
confección, ha sido recompensado: hoy día luce casi como cuando
fue pintado. Su semejanza con el rostro de la Sábana es evidente.
1
Ver WHANGER. ALAN AND MARY. The Shroud of Turin: An Adventure of Discovery.
Pág. 13 y SS
68
Monasterio de Santa
Catalina, en la
Península de Sinaí.
El Pantocrator de Santa
Catalina Siglo VI.
Pantocrator, mosaico
de la catedral de
Cefalú (sicilia), 1148.
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Los métodos forenses en acción
Alan Whanger ha estudiado exhaustivamente los puntos de
congruencia del Pantocrator de Santa Catalina y el rostro de la
Síndone. Con gran tenacidad, superpuso las puntas de la nariz,
centros de bocas... esto exigía que una de las imágenes tuviera que
ser ampliada o reducida. Al fin lo consiguió. Después, tuvo que
contar, pacientemente, muchas veces, los puntos de congruencia
y sumarlos. El trabajo ha sido meticuloso, muchas noches
durmiendo poco, y volviendo a empezar. La emoción embargó a
los Whanger cuando llegaron a 170 puntos de congruencia.
Los criterios para juzgar si dos imágenes reflejan un mismo
objeto son muy similares a los que se toman en la práctica
policial y forense para ver si dos huellas digitales corresponden a
una misma persona: en ese caso se examinan rasgos pequeños,
como el fin de una arruga o una bifurcación de arrugas. Si hay 14
o más coincidencias de estos detalles (llamados puntos de
congruencia), se puede afirmar, válidamente según el criterio
forense, que las dos huellas son de la misma persona. Una
fotografía de un rostro y un identikit que tengan entre 45 y 60
puntos de congruencia, son de la misma persona. La probabilidad
de que no sea así es despreciable.
Obtener 170 puntos de congruencia, es mucho más de lo que
se necesitaría para demostrar que ha habido copia. En un juicio,
14 puntos de congruencia entre huellas digitales son suficientes
para enviar a un individuo a la silla eléctrica. ¡170 puntos son
una demostración de que el que pintó el Pantocrator trató de
copiar el rostro de la Sábana, y lo consiguió!. No en vano los
artistas de iconos se preparaban con días de oración y ayuno, para
ser menos indignos de pintar el rostro del Señor.
Años después, los Whanger añadieron figuras, descubiertas
por ellos en la imagen de la Sábana, a los posibles puntos de congruencia. El Pantocrator del Sinaí tiene, en su aureola, imágenes
de plantas que se encuentran también en la Sábana, ahora visibles
71
con dificultad (que exigen realce por computador), pero que en
550 probablemente eran más fáciles de ver. Con esa ampliación, el
número de puntos de congruencia se elevó a 250. El Pantocrator
de Santa Catalina es un campeón, tiene más semejanzas con la
Sábana que ningún otro de los iconos estudiados por los
Whanger.2
El pintor debe haber contado con información de primera
mano de la Sábana. Como en 525 ésta fue redescubierta en Edessa,
pudo ser estudiada por artistas de primera línea, quienes harían
sus apuntes. El autor del Pantocrator del Sinaí debió verla o recibir la información de otros.
Las imágenes de Cristo desde el siglo VI se parecen cada vez
más a la Sábana.
En las imágenes o esculturas occidentales de los primeros siglos del cristianismo, Jesús parece un joven Apolo de rasgos
griegos o romanos.
A partir del redescubrimiento del Mandilón de Edessa en
525, van apareciendo por toda la cristiandad imágenes de Cristo
con un rostro muy parecido al del actual Hombre de la Sábana,
que tiene una fisonomía radicalmente distinta a la de Apolo.
No sabemos cómo era el rostro del Mandilón. Pero resulta
muy sorprendente la semejanza del rostro de los iconos
bizantinos con el rostro actual de la Sábana de Turín. También
hay coincidencias en el cuerpo: Cristo tiene a veces un pie más
corto que el otro, ilusión sugerida por la Sábana. Igualmente, el
rostro de Cristo en monedas bizantinas del siglo VII, como
veremos a continuación, se parece mucho a lo que puede
colegirse de una inspección a ojo desnudo de la Sábana Santa.
2
Ver WHANGER. ALAN AND MARY. The Shroud of Turin: An Adventure of Discovery.
Pág. 19-20
72
Representación de Jesús en
las catacumbas como un
ciudadano romano en
cuanto a características del
rostro e indumentaria.
Rostro de la moneda “Tremissis”
Rostro de la moneda
“Solidus”
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Monedas que son obras de arte... y que tienen mucha
información
Algunas monedas bizantinas acuñadas desde el siglo VII al X
llevan imágenes del Pantocrator. Las dos más interesantes fueron
acuñadas en los años 692 a 695, durante el imperio de Justiniano
II. Son de dos categorías: la de menor valor es llamada "tremissis",
y la de más valor, "solidus". La "solidus" pesa el triple que la
otra. Ambas son de oro y fueron de curso legal.
En la "tremissis" la imagen de Jesús no parece muy elaborada, y sin embargo, según Whanger, es una copia directa de la Sábana, pues tiene 188 puntos de congruencia con ella. Tratándose
de un rostro de una altura del orden de un centímetro, es de maravillar que se consiga tanta precisión.
La moneda "solidus" es de una gran belleza. Comparando su
rostro, de 9 milímetros de altura (del pelo a la barba) con el
rostro de la Sábana Santa, Whanger encontró 145 puntos de
congruencia, muchos de ellos en detalles prácticamente invisibles
a simple vista (incluidas imágenes de flores).3
Según Whanger, el o los artistas que hicieron los troqueles de
esas monedas eran de una gran maestría, y de una gran piedad.
Además, podríamos añadir que tenían ojos de lince. No hay duda
de que se inspiraron en la Sábana, y que trabajaron tomando muy
en serio la autenticida de la misma.
3
Ibídem, págs. 20-22 y 33-34
75
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