DESDE LA CÁTEDRA ¿LA FILOSOFÍA ES UNA ACTIVIDAD OCIOSA? Manuel Zevallos Vera Filosofo Aunque parezca una paradoja la sociedad esclavista de la Grecia clásica contribuyó al desarrollo de la cultura Griega, pues el trabajo rudo de los campos, la construcción de la infraestructura y el esfuerzo físico del trabajo manual lo realizaban los esclavos y los ciudadanos griegos pudieron dedicarse al trabajo intelectual, literario, artístico y filosófico. Tal fenómeno histórico ha sido calificado como “El ocio griego” que no significa ociosidad, inutilidad, flojera, holgazanería, vagancia, sino una actividad intelectual de pensamiento, creación, imaginación, investigación mental para crear belleza o ahondarse en las profundidades de la misteriosa metafísica, tal como lo hicieron los geniales filósofos griegos. El “ocio griego” fue una forma, repetida por todas las culturas esclavistas, que contribuyó y facilitó que el sector humano de esclavos se dedicara al trabajo físico forzado y el sector privilegiado asumiera la función de pensar, escribir, pintar, poetizar y filosofar. La ociosidad en su acepción gramatical significa “vicio de no trabajar, perder el tiempo o gastarlo inútilmente; un efecto de este tipo de ocio sería dedicarse a los juegos de azar o a las diversiones sin motivo. El ocio común es la inacción, el cese de la actividad sin rendir fruto ni utilidad, es decir sin necesidad. Volviendo a nuestra pregunta que si la filosofía es una actividad ociosa, indudablemente puede serlo para gentes poco acuciosas, conformistas, repetidoras de memoria de lo que le han dicho o leído y viven tranquilas, asentadas en sus racionales o irracionales creencias; pero para personas insatisfechas con sus conocimientos, ansiosas de indagar y ahondar en el mundo complejo de las ciencias, las ideologías y doctrinas, la filosofía es “el instrumento, la herramienta y la actividad mental “ que nos permite dudar, criticar, ensayar y describir nuevos pensamientos, revelar verdades y novedades, porque la filosofía y los filósofos, desde sus orígenes son definidos como preocupados en buscar la verdad en pos de la sabiduría. Como lo manifestó Platón: “El filósofo no es el sabio ni tampoco el ignorante, porque si fuera sabio poseería la verdad; pero tampoco es el ignorante porque pretende encontrarla”, o sea que el filósofo es el punto intermedio entre la sabiduría y la ignorancia. Enemigos de los filósofos a través de la historia han sido los fanatismos, los dogmatismos, los dictadores que han querido decapitar la libertad de pensamiento, de cultos de opiniones e ideas. No puede ser inútil el aporte pensante crítico y profundo de los filósofos llámense idealistas, materialistas, espiritualistas, empiristas, racionalistas, positivistas, existencialistas, marxistas, dialécticos o metafísicos, porque todos ellos han reflexionado, meditado y quemado sustancia gris para darnos la profundidad de su pensamiento y talento que nos permiten alumbrar la oscuridad de lo ignoto, lo insondable y lo arcanico, que es, la forma sublime que dignifica la vida humana y nos hacen sentirnos más personas que individuos. La filosofía de la liberación es la actitud que trata de librarnos de lo caduco, lo pernicioso, de complejos que nos atan a juicios y prejuicios fichados indelebles, y nos someten a una cultura de esclavismo mental. La liberación de la Filosofía es el esfuerzo que se viene haciéndose por algunos pensadores para librar el pensamiento y concepción filosófica, especialmente del hombre latinoamericano, de complejos de sometimiento a los extremos de izquierda a derecha en política de idealismo o materialismo en filosofía, de libertad y dictadura como formas de gobierno o de misticismo o agnosticismo en materia religiosa. El ocio del libre pensador debe conducirnos a una filosofía de equilibrio, de justo medio, de ponderación y de equidad entre los extremos y extremismos de todo índole. Cuando un místico entra en éxtasis espiritual, un artista plástico se sublima en formas y colores, un poeta es impactado por las musas de la inspiración, un músico es sobrecogido por mensajes casi sublimes de sonidos y tonalidades, un literato lo compromete el vuelo de su fantasía o un filósofo penetra en el misterioso y a veces prohibido mundo de lo metafísico para robar el fuego de la verdad a los dioses, no es una actividad ociosa e inútil, sino todo lo contrario, es el vuelo del talento para penetrar en las zonas prohibidas para los dogmáticos, fanáticos y absolutistas y, por lo tanto, una forma de asentarse como hombre y persona, como ser eminentemente racional e hijo predilecto de los dioses.