GRADUAL El lugar que ocupa ahora, en el esquema de la celebración de la Palabra, el «salmo responsorial», lo ocupaba antes el salmo «gradual», canto interleccional que se cantaba fuera del Tiempo Pascual y la Cuaresma: en el primer caso era sustituido por el Aleluya, y en el segundo por el tracto. Al gradual de la misa le vino el nombre porque el solista actuaba desde las «gradas» del altar. También se llama «salmos graduales» a los que los israelitas cantaban subiendo a las gradas del Templo de Jerusalén: del 119 al 133. El gradual no solía tener apenas forma responsorial –la forma que ahora se ha recuperado, en la que la comunidad responde al solista- y tampoco solía tener relación directa con la lectura anterior. Su música se había convertido en accesible solo para especialistas. La música de los graduales se encuentra, junto con la de otras antífonas de la misa, en el Graduale Romanum, del que san Pio X, en 1907, mando hacer una edición mas cuidada, en su campaña de promoción del canto gregoriano. Después de la reforma del Vaticano II sigue la posibilidad de cantar el salmo gradual, en ambientes preparados, aunque lo normal sea el salmo responsorial, mas popular y fiel a la antigua tradición. Los benedictinos de Solesmes hicieron una nueva edición critica del Graduale Romanum en 1974, fieles al encargo del Concilio: «consérvese y cultívese con sumo cuidado el tesoro de la misa sacra» (SC 114), y «prepárese una edición mas critica de los libros ya editados después de la reforma de san Pio X» (SC 117). Existe también desde 1967, reeditado en 1975 y de nuevo en 1988, el Graduale Simplex (cf. Su introducción en E 4761-4781), con músicas mas sencillas en gregoriano y latín para comunidades no tan provistas de cantores preparados: normalmente cada tanto consta de una antífona y versículos de salmo. También aquí el encargo había sido del Concilio: «convienen que se prepare una edición que contenga modos mas sencillos, para uso de las iglesias menores» (SC 117). Salmo responsorial.