EL ESPÍRITU SANTO Nosotros sabemos que hay un solo Dios en tres personas distintas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. El Espíritu Santo es una Persona que está siempre presente en el alma del que cree y del que ama a Dios. El Espíritu Santo es el “ABOGADO CONSOLADOR” ó PARÁCLITO. Esta palabra indica que se coloca a nuestro lado para defendernos, para ser nuestro amigo, para darnos los consejos que necesitamos y animarnos en los momentos difíciles. ¿Qué obras hace el Espíritu Santo en las personas? 1° IMPARTE LUZ. Ilumina. El Espíritu Santo abre el entendimiento del discípulo. Los que son del Señor, necesitan luz para entender las verdades espirituales. El Espíritu Santo sigue abriendo e iluminando nuestro entendimiento para que comprendamos la Palabra del Señor. 2° DA VALOR PARA DAR TESTIMONIO. Dijo Jesús: Recibiréis el poder del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos hasta el extremo de la tierra”. (Hch 1, 8). 3° EL ESPÍRITU SANTO CONVENCE DEL PECADO Y DA ANIMOS PARA COMBATIRLO. El Espíritu Santo nos convence del pecado y nos da una gran fuerza para combatirlo y evitarlo. Las personas pueden ser informadas del pecado y pueden aceptar mentalmente, pero mientras que este conocimiento no se vuelva algo personas e interno a través de la obra del Espíritu Santo, no habrá antipatía al pecado, ni fuerza suficiente para cambiar la vida. La obra del Espíritu Santo es preparar el corazón del hombre para que reciba la redención que le trajo Jesucristo. Y la primera preparación tiene que ser el arrepentimiento de los pecados. El Espíritu Santo llama la atención de las personas acerca de lo asqueroso, dañino y digno de repudio que es el pecado, sobre todo el pecado de incredulidad, de falta de amor y el egoísmo. El Espíritu Santo no deja en paz el corazón del discípulo que peca. Le inspira la convicción de que es absolutamente necesario liberarse del pecado que lo separa de Dios. Así el Espíritu Santo va guiando al individuo hacia la madurez espiritual. No es que el que recibe el Espíritu Santo ya no peque más. Pero sí buscará siempre esta armonía con Dios, hacer la Voluntad de Dios. Y cuando por debilidad, cae en el pecado, el Espíritu Santo lo ayuda a salir de ese pecado. Ya antes de caer, le da fuerza para vencer la tentación. Pero su cae, lo anima luego a que busque prontamente la amistad con Dios. No lo dejará tranquilo en su pecado. Lo terrible es una persona que peca y sigue tan tranquila en su pecado. 4° INSTRUYE EN LA VERDAD. Como maestro y consejero en la vida espiritual, el Espíritu Santo da instrucciones al corazón de quien está atento a su enseñanza, da la capacidad de distinguir entre lo verdadero y lo falso. A esto se le llama (olfato espiritual). 5° CONSUELA. Hay momentos muy difíciles cuando el hombre piensa que no puede soportar más un dolor, una pena, una desgracia, es entonces cuando llega a nuestro lado el “Consolador” y nos ayuda a comprender y aceptar el sufrimiento como parte del plan de Dios y que Dios puede sacar bien del mal (como dice la gente, que no hay mal que por bien no venga).Su consuelo es suficiente para poder sobrellevar cualquier pena de la vida, por grande e inesperada que sea. 6° REVELA SECRETOS. El Espíritu Santo ilumina a sus amigos LAS GRANDES COSAS QUE DIOS TIENE PREPARADAS PARA LOS QUE LO AMAN. Y esto anima a seguir trabajando por el bien aun cuando en el presente no se vean los resultados. A muchas personas les recuerda de manera tan viva y atrayente la gloria que en la eternidad espera a los que aman a Dios y observan sus mandamientos, que este solo recuerdo les lleva a abandonar el pecado y dedicarse por completo a hacer obras buenas. 7° NOS LLENA DE AMOR DE DIOS Y DEL PRÓJIMO. El Espíritu Santo (especialmente por medio de la lectura de la S. Biblia) nos entusiasma de tal manera por Dios, que nos lleva a enamorarnos totalmente de Él. Y nos recuerda frecuentemente que el prójimo representa a Cristo, y que todo lo que hacemos a los demás, aunque sea a los más humildes, lo hacemos a Jesucristo. Este pensamiento hace que amemos a los demás y los llenemos de favores, aunque no tengan cualidades que nos atraigan. 8° NOS PONE EN BUENAS RELACIONES CON DIOS. Hay dos poderes en el interior de nosotros luchando por conquistar nuestra amistad. Dios busca mantenernos en su amor y Satanás lucha por ejercer dominio sobre nosotros. El Espíritu Santo tiene como misión especial, hacer que nosotros escojamos bien entre los dos señores que buscan nuestro querer y que escojamos a Dios como nuestro Padre y a Cristo como nuestro hermano. 9° REPARTE DONES. Los dones no son producto de la iniciativa o merecimiento del hombre, sino que son dones inmerecidos dados por el amor de Dios al hombre. Son dados con el propósito de que hagan provecho a todos. Cuando el creyente recibe un don del Espíritu Santo, tiene la responsabilidad de usarlo bien. Lo mejor es olvidarse de sí mismo y poner los dones al servicio de los demás. El Espíritu Santo es el encargado de hacernos santos. También es el que nos da dones, que pertenecen plenamente a Cristo, y que nos van a llevar a cumplir amorosamente la misión que Dios nos tiene encomendada a cada uno de nosotros, para hacer la voluntad de Dios. Los Dones del Espíritu Santo, son 7 y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer, con prontitud, las inspiraciones divinas. DON DE SABIDURÍA Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarlo, sobre todas las cosas y en medio de nuestras actividades y de nuestras obligaciones. Este don aumenta si lo pedimos rezando. DON DE INTELIGENCIA Nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe. A este don también se le llama del ENTENDIMIENTO. DON DE CONSEJO Nos señala los caminos de la santidad y el querer de Dios en nuestra vida diaria. También nos anima a encontrar la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás. Nos inspira lo que debemos hacer y cómo se debe hacer y lo que se debe decir y cómo se debe decir, lo que se debe evitar y lo que se debe callar. Nos inspira a rezar, a hacer sacrificios, a estar ocupados, a leer, etc. Para no pecar. DON DE FORTALEZA Nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades con paciencia y valor, que, sin duda, encontramos en nuestro caminar hacia Dios. DON DE CIENCIA Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en la creación, en la medida en que esto nos lleve a Él. DON DE PIEDAD Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su padre. Nos hace sentir un cariño especial por todo lo que tenga relación al culto, a la Palabra de Dios, a los sacramentos, etc. Tienen el gran deseo de hacer conocer a Dios por mucha gente y hacerlo amar por el mayor número de personas. DON DE TEMOR DE Nos induce a huir del pecado, a no ceder a la tentación y a evitar DIOS todo mal que pueda poner triste al Espíritu Santo. Nos lleva a temer separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de ser y de vivir. Es un temor cariñoso que nos inspira miedo a ofender a Dios, por ser Él un Padre tan generoso y lleno de bondad hacia nosotros y también porque sabemos que Dios no dejará un solo pecado sin castigo. Es una repugnancia por alejarse de Dios, es un temor a disgustar al Ser que más amamos. Este temor es un temor que nace del amor a Dios.