Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María

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Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. 8 de diciembre de 2010
Gn 3, 9-15.20
“Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo”
Ef 1, 3-6. 11-12 “Para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor”
Lc 1, 26-38
“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”
Evangelio
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a
una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado
José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: ¡Alégrate!,
llena de gracia, el Señor está contigo. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se
preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: No temas, María, porque Dios te ha
favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será
llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de
Jacob para siempre y su reino no tendrá fin. María dijo al Ángel: ¿Cómo puede ser eso, si yo no
tengo relaciones con ningún hombre? El Ángel le respondió: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y
el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de
Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada
estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios. María dijo
entonces: Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho. Y el Ángel se alejó.
Comentario
El dogma de la Inmaculada
La Iglesia celebra hoy la hermosísima solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen
María, una de las cuatro fiestas de precepto que aparecen en el calendario litúrgico, y que nos
compromete en conciencia y por amor, a participar con gozo en la santa Misa, sabiendo que
descuidar este día sin motivo, es una falta grave o pecado mortal. Hoy también muchos niños se
acercan a recibir la primera comunión o la renuevan, para mostrar que así como Dios se preparó una
digna morada para la venida de su Hijo, a través de una joven virgen, sin mancha de pecado, hoy
también los niños preparados, con un corazón puro, limpio y blanco, recibirán los más grande de
este mundo, a Jesús, que por amor a nosotros se escondió en el pan para ser nuestro alimento
divino y sostén de nuestro caminar.
Este dogma fue definido por el ahora beato Pío IX, el 8 de diciembre de 1854. El que se haya
definido no significa que entonces haya empezado a ser verdad. La Iglesia creyó esta realidad de la
Virgen María desde siempre, pero al definirse empezó a ser verdad obligatoria.
La aparición de la Virgen de Lourdes en 1858, confirma esta dogma mariano, cuando Santa
Bernardita le pregunta quien es, y ella le responde: Yo soy la Inmaculada Concepción. Este hecho
fue el signo que el sacerdote descubrió, y creyó como verdadera esta aparición.
Las palabras del texto tienen una gran precisión teológica que conviene volver a leer: Dice
así:
«Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María,
en el primer instante de su Concepción fue, por singular gracia y privilegio del Dios omnipotente, en
previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda
mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios y, por tanto, debe ser firme y constantemente
creída por todos los fieles» Beato Papa Pío IX. Bula Ineffabilis Deus. Año 1854
La Virgen María es Inmaculada, que significa sin mácula, sin mancha, desde el primer
instante de su concepción, afirmando así el inicio de la vida humana, como un don sagrado de Dios,
que infunde un alma espiritual e inmortal, y comienza a ser una persona humana, a imagen y
semejanza del Creador, digna de respeto, ante las amenazas constantes contra la vida naciente, por
el crimen del aborto.
Sin pecado
La primera lectura presenta con un ingenioso género literario, el drama del pecado de Adán y
Eva, y sus consecuencias. El Génesis, palabra que significa origen, trae como se originó este
pecado original, y como quedó herida la naturaleza humana. En el relato aparecen algunos
elementos que presentan la psicología del pecado: el miedo a Dios, la culpa y la vergüenza, al decir
que estaba desnudo por la ofensa causada contra su Dios y Señor, la necesidad de huir de Dios,
con la expresión me escondí, la falta de acusación y la excusas ante el pecado atribuyendo a otro la
falta: la mujer me dio el fruto y comí.
La sentencia de Dios con la serpiente, figura del demonio, el padre de la mentira, trae
aparejado una constante lucha entre el bien y el mal, y la esperanza del triunfo final del Señor: El te
aplastará la cabeza. La enemistad entre Satanás y la mujer, comenzará con la derrota obrada por
Dios, al librar del pecado original, desde el inicio de la concepción a quien sería la Madre del Mesías
esperado.
De esta manera María, como la nueva Eva, la Virgen del Fiat, o del Sí, ante el no de la
primera mujer, no solo va a encarnar en su seno purísimo al Hijo de Dios, sino que va a encarnar el
proyecto original de Dios en el paraíso terrenal, siendo ella ahora el nuevo paraíso en este mundo, y
comenzara a gestarse la salvación que anunciaron los profetas en ese niño, El Emmanuel, que será
Dios con nosotros.
El evangelio trae el relato de la anunciación, fuente de profundas reflexiones teológicas y
manantial de espiritualidad para muchas almas santas.
El ángel llama a María, no por su nombre propio, sino con un nuevo nombre: llena de gracia.
Desde la luz de Dios, y con la tradición de la Iglesia, puede interpretarse, que la llena de gracia, la
toda de Dios, la transparencia de Dios, es sin pecado, sin mancha. Como dice la famosa jaculatoria.
Ave María Purísima: Sin pecado concebida.
Y luego del dialogo con el ángel, María cree, y acepta ser la Madre del Señor, porque para
Dios no hay nada imposible. Y el mensajero del Señor, se llevo, al cielo, lo más grande que podía
llevar, la mejor noticia para Dios; El si de María. Por eso dice el texto que el ángel se alejó. Y María,
que estaba sola en su casa, volvió a quedarse sola pero ahora meditando este conmovedor misterio,
en su corazón.
El Papa Juan Pablo II, en el año 2003 beatificó al sacerdote franciscano de origen Escocés,
Juan Duns Escoto, conocido como el Doctor sutil y mariano, por su defensa del privilegio de Dios en
favor de la Virgen para ser inmaculada. Se hizo famosa su sentencia con el celebre axioma, que
reafirma lo que dijo el ángel que para Dios no hay nada imposible: Potuit, decuit, ergo fecit. (Podía,
convenía, luego lo hizo)
Hoy se ha perdido el sentido del pecado, debido a la ausencia de Dios en el mundo y en los
corazones. La conciencia
esta adormecida, anestesiada, como narcotizada. Se cree, vivir sin
pecado. Dice muy bien el Padre Rainero Cantalamessa:
El mundo tiene miedo de todo menos del pecado. Teme la contaminación atmosférica, las penosas
enfermedades del cuerpo, la guerra atómica, actualmente el terrorismo, pero no le da miedo la
guerra a Dios, que es el Eterno, el Omnipotente, el Amor, mientras Jesús dice que no se tema a
quienes matan el cuerpo, sino sólo a quien, después haber matado, tiene el poder de arrojar a la
gehenna (v. Lc 12, 4-5).
Con la iniciativa de Dios, y la cooperación del hombre, orando, creyendo y aceptando como
María, tenemos la esperanza cierta de que se puede vencer el pecado, porque como dice San Pablo;
donde abundo el pecado, sobreabundo la gracia. Rom 5.10
En este tiempo adviento, María como Señora del adviento, nos ayuda con su intercesión a
acudir con confianza a Ella, para vivir, cerca de Dios y con Dios en el corazón.
Para aquellos que están alejados del Señor, de la Iglesia y de la confesión, puede ayudarnos,
para despertar la conciencia, lo que sucede con algunos chicos que tienen un sueño profundo. La
mama, primero le prende la luz del cuarto, luego lo llama, insiste, grita y lo zamarrea hasta
despertarlo.
Algo parecido sucede con el pecado. La iglesia nos prende la luz con la palabra, luego nos
llama a la conversión, insiste, grita, hasta movernos y conmovernos espiritualmente en la conciencia
para despertar a la luz de Dios, Esto lo puede hacer Dios con nosotros.
Espero que en este tiempo de preparación para la Navidad, muchos puedan despertarse del
sueño del pecado.
María, es llamada la Tota Pulcra es, toda hermosa eres, porque su alma esta llena de luz, ni
una mancha de pecado, logro entrar en su vida. Nosotros somos concebidos en pecado, pero
liberados del pecado original, por el don del Bautismo. Ahora seguimos luchando y pidiendo al
Señor, que nos ayude a purificar de nuestros pecados.
El plan de Dios, lo anuncia la segunda lectura, de San Pablo: y nos ha elegido en él, antes de
la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Esta
es nuestra vocación, la santidad, la conquista cotidiana por ser coherentes católicos.
Por eso esta hermosa fiesta, nos invita a respirar con María, el aire puro, no contaminado de
su alma y a volver a reafirmar el Si a Dios, y el Si al hermano, para que Jesús, como en un pesebre
pueda estar de nuevo contento en nuestro corazón.
Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario
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