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ACCESOS EN LA HISTORIA
Hefesto
El dios del
fuego de la
antigua Grecia
Por Emmanuel Duvignau Dondé
P
oco se habla sobre deidades con algún tipo de
discapacidad, y es que
puede sonar inverosímil el hecho de que los dioses presenten alteraciones, sobre todo
físicas. En la mitología nórdica,
el dios Odín, solo poseía un ojo
y para los romanos, Vulcano
era “cojo”; esto último guarda cierta similitud con el personaje a quien me referiré en
el presente escrito. Se trata de
Hefesto, el dios griego del fuego y de la forja, patrono de los
herreros, de los artesanos y de
quienes se dedican a la metalurgia.
Según el mito griego, Hera,
cuando vio que al nacer su hijo
-Hefesto- era tan poco agraciado (“feo”) y débil lo aventó
fuera del Olimpo, provocándole
algún tipo de lesión deformante en la pierna lo que le impidió
caminar bien, es decir, se quedó cojo como coloquialmente
no referimos a este hecho.
Generalmente, Hefesto es representado en obras de arte
como un dios de mal aspecto,
sudoroso, desaliñado y en algunos casos con un bastón, en
otros con la pierna volteada o
al revés; en no pocos casos los
artistas cubrían su pierna con
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un manto o túnica para no mostrar su deformidad. Aunado a lo anterior, a este dios se le representa trabajando con
el fuego, con un mazo en atmósferas que nos recuerdan el
interior de un volcán junto con sus asistentes, los cíclopes.
El mito de Hefesto narra que después de haber sido arrojado por su madre fuera del Olimpo, Hefesto fue recogido y
tomado en crianza por sus tías en la isla de Lemnos, llegando a ser un artesano dedicado principalmente a la fabricación de tronos de oro que empleaba su padre el dios Zeus.
Dadas sus habilidades artesanales, decidió vengarse de su
madre Hera por haberlo lanzado del Olimpo, para lo cual le
regaló un gran trono. Hera, al sentarse en el trono, obsequio
de su hijo, quedó encadenada sin posibilidad alguna de
liberarse. Los demás dioses rogaron a Hefesto la liberación
de Hera sin obtener éxito, hasta que finalmente el dios Dionisio emborrachó a Hefesto y una vez dormido, lo llevó sobre el lomo de
una mula al Olimpo, donde Hefesto perdona a su madre con la condición de que le cedan como esposa a la diosa Afrodita.
Existe otra versión del mito en el que Hera se percata de que Hefesto
tiene una deformidad en la pierna y lo lanza del Olimpo. Aunque la
deformidad y la cojera de Hefesto no es el punto clave de las aventuras de este dios griego, cabe recalcar un punto histórico de relevancia: la actitud de las diversas civilizaciones hacia los recién nacidos
con alguna deformidad o malformación notable desde el nacimiento.
Es bien sabido que los espartanos lanzaban desde el monte Taigeto
a las personas con alguna discapacidad, en muchos pueblos asiáticos los abandonaban en los desiertos o en los bosques y en la India
los abandonaban en la selva. Sea cual fuere la condena, ésta estaba permitida por las leyes de ese entonces, leyes que promovían de
algún modo el aumento de la población apta para labores propias
de la guerra.
Afortunadamente ese tipo de prácticas y costumbre no son ya habituales, encontrándose absolutamente prohibidas en cualquier territorio
del planeta.~
La ilustración de este artículo fue realizada por Thales Lucas Duarte
http://lordvenomtld.deviantart.com
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