El convite, forma de organización popular en Mérida

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El convite, forma de organización popular en Mérida
Al sur del estado Mérida se encuentran ubicados
un conjunto de comunidades campesinas que se
constituyeron hace mas de 200 años, las cuales han
desarrollado diversas formas de organización que
parten de la mezcla de su cultura ancestral indígena
con las raíces europeas.
El “convite” al igual que la “mano vuelta” y la
“cayapa” son algunas de las formas de organización
popular que éstas comunidades de los Pueblos del
Sur han practicado de generación en generación,
las cuales consisten en el intercambio de trabajo
voluntario entre varias familias campesinas que se
reúnen para preparar los terrenos a cultivar y los
caminos por donde transitan las bestias cargadas
con las cosechas de un pueblo a otro.
Esta práctica no sólo es utilizada en la agricultura
sino en la construcción de sus viviendas, técnica
que les ha permitido levantar amplios hogares de
tapia, bahareque y adobe con machihembrado de
carruzo y techos de teja artesanal.
Moldean tierra con arcilla
Esta experiencia ha contribuido al desarrollo social
y económico de la zona, asegura Filadelfio Díaz,
un señor 78 años y de oficio agricultor, alfarero y
constructor popular del sector “Los Cascarudos de
San José”.
Filadelfio- con un tono nostálgico- comenta cómo
la tradición del convite se ha venido perdiendo por
las nuevas prácticas. Esta técnica- explica- consiste
en un gran agasajo que convocaban algunos líderes
de la comunidad (los habitantes adultos mayores).
Por lo general, participan los hombres para asistir en
el cultivo de los terrenos pertenecientes a ancianos,
mujeres viudas o madres solteras que les era muy
difícil realizar estas labores por cuenta propia.
Estos encuentros se convertían en un gran
compartir entre vecinos que planificaban todo
lo que se iba a hacer: arar la tierra, cosechar el
trigo, maíz, caraotas, arvejas, papas, apios, entre
otros rubros alimenticios que se producían en la
localidad, recuerda el señor Filadelfio.
La parroquia San José se encuentra ubicada en
el municipio Campo Elías y es la entrada a los
majestuosos páramos y parajes que cubren a los
Pueblos del Sur. Este pequeño pueblo se fundó
en la vega de dos quebradas, “El Sapayal” y “El
Minanon”, cuenta con aproximadamente ocho
aldeas campesinas que aún conservan su tradición
ancestral del trabajo voluntario, denominado el
“convite”.
Esta forma de organización popular fue adoptada
por sus primeros pobladores, a través del cultivo
familiar, la construcción de viviendas y la apertura
de vías agrícolas que dieron paso a la llegada de los
primeros vehículos de motor a los distintos pueblos
del sur merideño.
La construcción fue otra técnica que también
se adelantó en el pueblo de San José debido a
que el sitio posee tierras arcillosas aptas para la
elaboración de casas de tapia, bahareque y adobe
entre otros materiales necesarios para la edificación
de viviendas como la teja que igualmente se hacia Casas de adobe Mucuambin
en las comunidades con las gradillas, galápagos y
hornos artesanales.
Mucuambin es otra de la comunidades protagonistas
de esta práctica popular que rescata los saberes
Martin Peña es descendiente indígena, agricultor ancestrales del trabajo colectivo de los Pueblos
y residente de la comunidad Mucusun. Tiene del Sur de Mérida, donde su consejo comunal
alrededor de 50 años y posee amplia experiencia del mismo nombre ha logrado desarrollarlo en
en la construcción de casas de tapia, bahareque y diferentes proyectos sociales en beneficio de sus
adobe, técnica que aprendió de su padre y tíos.
habitantes mediante el convite, con el cual han
logrado abrir vías agrícolas, pavimento rígido,
construir dos puentes, casa comunal, escuela y 19
viviendas del Plan de Transformación Integral del
Hábitat.
María Nidia Álcali ocupa el cargo de vocera en
la unidad administrativa y financiera del consejo
comunal Mucuambín. Ella expresa que gracias a la
revolución bolivariana y a la organización popular
promovida por el presidente Chávez su comunidad
ha alcanzado importantes logros en materia de
infraestructura.
“Para levantar una vivienda de tapia se requiere de
siete personas que se distribuyen las tareas. Uno
es el cachicamo que pica la tierra, otros son los
pisoneros y los demás los surroneros que cargan la
mezcla de barro”, relata.
Con el surgimiento de la Gran Misión Vivienda
Venezuela, agrega la vocera, nacen los sueños
de muchas familias humildes de Mucuambin
que no poseían hogar propio o vivían en alto
riesgo en pequeños ranchitos de adobe que se
estaban cayendo, pero la distancia representaba
Peña manifiesta que las casas de su comunidad, un inconveniente para el acarreo de materiales de
inicialmente, las construían con piedra y tierra construcción, razón por la cual se hacía inviable un
mojada que eran compactadas en formaletas de proyecto habitacional.
madera con pisones, hechos del mismo material
hasta que se sacaba un bloque grande que
posteriormente iba conformando las paredes de la
casa. luego se techaban con carruzo y paja, y con el
paso del tiempo se comenzó a utilizar la teja y zinc.
De igual manera, se levanta la casa de bahareque, a
diferencia que en esta técnica se usan los carruzos
trabados horizontalmente y verticalmente con
barro mojado que va dando la forma de la pared.
“Sin embargo, para el poder popular no hay imposibles:
la comunidad se reunió en asamblea de ciudadanos
discutió las posibles soluciones para solventar la
problemática y se le presentó al Ministerio para las
Comunas y los Movimientos Sociales una propuesta
factible, fabricar los bloques de adobe en el mismo
lugar donde se construyerán las casas, rescatando así
el patrimonio cultural a través del convite, y es así
como inicio aquí el plan de Transformación Integral
del Hábitat con la autoconstrucción de 19 viviendas
hechas con material de arcilla de la zona, bajando los
costos en la autoconstrucción de las mismas.
Por Zuleima Contreras /Prensa Fundacomunal
Mérida
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