Iniciativa que reforma el artículo 22 de la Constitución Política de los

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Iniciativa que reforma el artículo 22 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, para establecer que proceda la extinción del dominio en
casos de delincuencia organizada, delitos contra la salud, secuestro, robo de
vehículos, trata de personas y delitos cometidos por servidores públicos que
causen daño o perjuicio patrimonial a la hacienda pública federal, estatal o
municipal.
La corrupción es uno de los principales problemas que enfrenta nuestro país y el
cómo combatirla es algo que ha planteado el Diputado José Guillermo Anaya
Llamas, quien propone una modificación al art. 22 para la extinción del dominio;
para evitar la desviación irregular de los recursos públicos, los cuales, la mayoría
de las veces sirven para incrementar las riquezas de algunos funcionarios públicos,
en vez de que estos recurso se inviertan en programas que beneficien a la sociedad.
Exposición de motivos
El combate a la corrupción en el servicio público y la función de gobierno es un tema
que ha sido tratado desde los inicios de nuestra historia como nación independiente.
Garantizar que quienes son funcionarios o servidores públicos cumplan con su
cargo observando la ley y ejerciendo sus facultades de forma honesta y eficaz ha
sido y es una de las exigencias que permanentemente exige la sociedad, por ello,
desde nuestra Constitución Política se establece que quienes tienen el carácter de
servidores públicos están obligados a observar los principios de legalidad,
honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia en el desempeño de sus empleos,
cargos o comisiones.
La propia Constitución Federal establece en el título cuarto diversas disposiciones
relativas a las responsabilidades de los servidores públicos, faculta tanto al
Congreso de la Unión como a las legislaturas estatales para legislar en materia de
responsabilidades de los servidores públicos y refiere al ámbito de la ley los casos
y las circunstancias en los que se deba sancionar penalmente por causa de
enriquecimiento ilícito a los servidores públicos que durante el tiempo de su
encargo, o por motivos del mismo, por sí o por interpósita persona, aumenten
substancialmente su patrimonio, adquieran bienes o se conduzcan como dueños
sobre ellos, cuya procedencia lícita no pudiesen justificar. Y señala las leyes penales
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sancionarán con el decomiso y con la privación de la propiedad de dichos bienes,
además de las otras penas que correspondan.
Por su parte, la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores
Públicos establece diversos supuestos por los cuales los servidores públicos
pueden incurrir en responsabilidad y señala que pueden imponerse sanciones
económicas cuando por el incumplimiento de las obligaciones se produzcan
beneficios o lucro, o se causen daños o perjuicios, las cuales podrán ser de hasta
tres tantos de los beneficios o lucro obtenidos o de los daños o perjuicios causados.
Aunado a ello, las legislaturas estatales también han legislado en esta materia, y se
han implementado programas que tienen como objetivo principal combatir y
erradicar la corrupción en todos los niveles de gobierno.
Sin embargo, y pese a los esfuerzos implementados, vemos con pesar que las
prácticas de corrupción siguen realizándose, los medios de comunicación han dado
a conocer diversos casos en los que servidores públicos se han enriquecido o
beneficiado de forma desmedida con recursos públicos o utilizando su empleo,
cargo o comisión para obtener beneficios económicos excesivos e injustificados.
Hemos visto noticias de escandalosos casos de corrupción en los cuales sujetos
deshonestos y sin moral alguna llegan a pedir créditos a nombre del gobierno para
beneficio personal, como sucedió con el ex secretario de finanzas y el ex presidente
del Servicio de Administración Tributaria de Coahuila, al parecer con el
conocimiento y consentimiento por parte del gobernador en turno del estado
Humberto Moreira, en donde llegaron al extremo de falsificar documentos para
solicitar créditos bancarios en nombre del Gobierno y después convertirlos en deuda
pública, utilizando esos cuantioso recursos en negocios propios que beneficiaron
directamente a dichos sujetos y sus familias.
En estos últimos meses reiteradamente se han publicado noticias que dan cuenta
de la desviación o ejercicio irregular de recursos públicos en todos los niveles de
gobierno y aun y cuando se lleven a cabo los procedimientos de responsabilidades
administrativas o, en su caso, lleguen a imponerse sanciones penales, en la gran
mayoría de los casos el erario público no ve resarcido el daño o perjuicio causado
dado que es común que se utilicen prestanombres o testaferros que generalmente
quedan impunes gozando del dinero que pagan los contribuyentes para otros
propósitos.
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En la mayoría de los casos, por estar los bienes y beneficios a nombre de terceros,
el embargo e incluso el decomiso de los bienes del infractor no alcanza para resarcir
el daño causado, consecuentemente, la hacienda pública no es indemnizada y al
final, se dejan de prestar de forma adecuada servicios públicos o implementar
programas cuyo objetivo es beneficiar a la población.
En el año 2008 se modificó la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos realizándose una de las reformas más importantes en materia de
Seguridad Pública y gracias a ello se ha comenzado a implementar un nuevo
proceso penal acusatorio y el Estado tiene mayores herramientas para combatir a
la delincuencia.
En ese año, el artículo 22 constitucional fue modificado sustancialmente y, entre
otras, se adicionó la posibilidad de que en determinados casos relacionados con
delitos señalados en el propio artículo mediante un juicio pueda decretarse la
extinción de dominio de bienes utilizados por la delincuencia para cometer los
ilícitos.
Posteriormente, el Congreso de la Unión expidió la Ley Federal de Extinción de
Dominio, Reglamentaria del artículo 22 constitucional, para determinar las reglas
aplicables en dicho procedimiento que es independiente de la causa penal y que
consiste, prácticamente, en una acción real que extingue el dominio de un bien
ligado a la delincuencia y al delito, en favor del Estado.
Esta acción de extinción de dominio permite que, aun y cuando los bienes utilizados
por la delincuencia se encuentren registrados a nombre de una tercera persona,
dichos bienes se apliquen a favor del Estado, erradicando la impunidad.
Si bien los servidores públicos están sujetos a diversos mecanismos que permiten
el fincamiento de responsabilidades resarcitorias, el Estado y la sociedad en su
conjunto se ven dañados cuando en el desvío de recursos públicos tiene como
destinatario un tercero que presta su nombre para cobijar el acto de corrupción y
garantizar la impunidad en el lucro obtenido a costa del erario.
Es necesario y más que justificado aplicar la extinción de dominio cuando haya de
por medio la utilización de recursos públicos porque si bien el daño no se causa a
una persona en lo particular, sí se da de forma grave para la sociedad mexicana y
hoy más que nunca debe evitarse a toda costa que alguien se beneficie de la
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conducta ilícita de lesionar a la hacienda pública y, en tal caso, deben recuperarse
los bienes suficientes para el pago de los daños y perjuicios generados.
El manejo de los fondos y recursos públicos debe aplicarse al destino para el cual
se les comisionó, y en caso contrario, es necesario garantizar el resarcimiento del
daño o perjuicio ocasionado, aun y cuando los bienes se hayan registrado como
propiedad de un tercero.
La sociedad está cansada de la impunidad que impera, de ver cómo en tres o seis
años, personas que fungieron como servidores públicos se enriquecen
inexplicablemente y que, en el caso de que hubiere una denuncia y un proceso
donde el sujeto que era servidor público es detenido, los recursos desviados nunca
son devueltos y sus familiares y amigos siguen gozando de la riqueza mal habida,
aun y cuando con ello la sociedad en su conjunto padece las consecuencias nocivas
de la corrupción.
Por ello, es más que justificado que existiendo un delito patrimonial en perjuicio de
la hacienda pública, no exista duda o pretexto alguno para que proceda la acción
de extinción de dominio sobre los bienes ligados a ese delito patrimonial, con lo que
se garantizará que el dinero público debe siempre ser aplicado y destinado para los
fines concretos que correspondan.
Es decir, quien puede cometer estos delitos es una persona que se desempeña
como servidor público y que pasando por alto la normatividad que rige sus acciones
va en contra de la funciones que tiene encomendadas.
Razón por la cual se propone reformar la fracción II del artículo 22 constitucional,
para establecer que procede la extinción de dominio en los casos de delincuencia
organizada, delitos contra la salud, secuestro, robo de vehículos, trata de personas,
y delitos cometidos por servidores públicos que causen daño o perjuicio patrimonial
a la hacienda pública federal, estatal o municipal.
Debemos tener presente que cada peso que es objeto de un desvío de recursos,
deja de destinarse a un programa determinado que tiende a beneficiar a la sociedad,
que ese peso es producto del esfuerzo hecho por los contribuyentes en el pago de
sus impuestos y sobre todo implica una violación al estado de derecho.
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Por lo anteriormente expuesto y fundado, se somete a consideración de esta
Cámara de Diputados del honorable Congreso de la Unión la siguiente iniciativa con
proyecto de
Decreto por el que se reforma la fracción II del artículo 22 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos
Artículo Único. Se reforma la fracción II del artículo 22 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos para quedar como sigue:
Artículo 22. ...
...
I. ...
II. Procederá en los casos de delincuencia organizada, delitos contra la salud,
secuestro, robo de vehículos, trata de personas, y delitos cometidos por
servidores públicos que causen un daño o perjuicio patrimonial a la
hacienda pública federal, estatal o municipal siempre y cuando se cumplan
las formalidades del procedimiento respecto de los bienes siguientes:
a) a d)...
III. ...
Transitorios
Primero. El presente decreto entrará en vigor el día siguiente al de su publicación
en el Diario Oficial de la Federación.
Segundo. El Congreso de la Unión y las legislaturas de los estados deberán realizar
las reformas a la legislación correspondiente para hacer cumplir lo dispuesto en el
presente Decreto, a más tardar dentro de los seis meses contados a partir de la
entrada en vigor del mismo.
Diputado José Guillermo Anaya Llamas
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