EDITORIAL Farm Hosp 1998; 22 (3):101-102 SISTEMAS DE DISPENSACIÓN Y OPCIONES DE FUTURO El nuevo concepto de Farmacia de Hospital se centra, desde mi punto de vista en la coexistencia de dos grandes bloques, el logístico y el clínico. El logístico lo integran todas las actividades relacionadas con: la gestión de compras, almacenamiento, preparación, reenvasado, distribución, elaboración de fórmulas magistrales, mezclas endovenosas, etc…, es decir todas aquellas actividades de carácter mecánico que actúan como soporte de las tareas que realiza el farmacéutico de hospital a nivel clínico. El bloque clínico estaría integrado por todas las actividades de farmacia clínica y/o atención farmacéutica, dirigidas a la intervención directa del farmacéutico en el proceso farmacoterapéutico de los pacientes. Aquí es donde el farmacéutico especialista debe realizar un arduo e inteligente trabajo, junto al equipo médico y al de enfermería, entrando a su vez en contacto directo con el paciente. La tarea no es nada fácil, y creo sinceramente que nuestro futuro debe orientarse hacia el desarrollo de las labores pertenecientes al segundo bloque, que se enmarcan fuera del recinto tradicional de las áreas o secciones de los servicios de farmacia y más cerca de los pacientes, así como del resto de personas del equipo asistencial. Para conseguir avanzar en los aspectos clínicos, en primer lugar, es indispensable garantizar al máximo la fiabilidad y la calidad de los aspectos logísticos, y es aquí donde surge la idea de automatizar los procesos mecánicos ya que en la era informática en la que estamos sumergidos sería un gran error dejar de aprovechar las ventajas que nos ofrecen los nuevos sistemas de control de procesos. Sin ir más lejos, el sistema de dispensación de medicamentos en dosis unitarias (SDMDU) pone diariamente en evidencia el nivel de calidad prestado. Supongo que no será único el caso de las continuas quejas que llegan al servicio de farmacia (SF) desde las unidades de enfermería refiriéndose a que: la medicación sube mal, este paciente no tiene la medicación en su cajetín, este paciente tiene pautado «tal» y sube «cual», … últimamente no se qué pasa con farmacia…, pero… tiene muchos errores y así según los días (especialmente en los fines de semana). Una de las soluciones podría venir a través de la aplicación de sistemas informáticos y lectores ópticos que controlarán el proceso de preparación. Pero para ello se necesitaría que cada unidad de medicamento estuviera identificada con código de barras. Este objetivo sólo será alcanzable si aunamos esfuerzos y solicitamos todos en bloque, a la Industria Farmacéutica, el acondicionamiento de los medicamentos en dosis unitarias e identificados con el código de barras. Sin olvidar nuestras raíces históricas, recordad que las compras y los sistemas de distribución de medicamentos fueron en los años 70 el motivo de que los hospitales nos abrieran nuevamente las puertas. Si durante estos años no hemos sido capaces de «añadir valor» a dichas actividades, la razón, que propició nuestra entrada puede convertirse en el siglo XXI en ejecutor de nuestra salida. Supongo que muchos de vosotros tenéis presente recientes ejemplos de tales acontecimientos, aunque la mayoría de las veces nada merecidos ni justos, sino víctimas de algunas mentes deseosas de descubrir nuevas dimensiones. De todas formas es importante que tengamos las ideas claras, sepamos donde queremos llegar, programemos nuestros objetivos con detalle, estemos alerta, nos movamos con rapidez, pisemos fuerte y seguros, además de tener mucha suerte (que nunca viene mal). Si observamos la situación creada en los países desarrollados en farmacia hospitalaria, y nos centramos en los sistemas de distribución, nos percatamos de que existen dos claras tendencias de enfocar el futuro. La primera de ellas es la que se posicionaría a favor de las «automated dispensing machines», que para mí no son más que armarios (botiquines de planta) conectados a la red informática del hospital, a los que para acceder es necesario identificarse y posteriormente elegir el fármaco y extraer el número de unidades necesarias. Por lo que de automático lo cierto es que no tienen demasiado, quizás sería mejor decir armario informatizado o semiautomático. Pues bien, este sistema se está imponiendo en algunos sectores americanos como único sistema de dispensación de medicamentos en el hospital. Aunque no nos guste a los defensores del SDMDU, el sistema presenta algunas ventajas tentadoras, como: desaparecen la mayor parte de devoluciones al SF, disminución del tiempo de auxiliar de farmacia en preparar los carros de medicación, la reposición del armario se programa a conveniencia del SF, dis- 102 Farm Hosp 1998; 22 (3) ponibilidad inmediata de los medicamentos en la unidad de enfermería, posibilidad de controlar el acceso de enfermería a la medicación desde el propio SF, etc… La segunda tendencia existente y por la que personalmente me decanto, combina el SDMDU con los botiquines de planta automatizados. En esta línea se están desarrollando sistemas robotizados que reenvasan los medicamentos en dosis unitaria y la preparan por paciente de forma totalmente automática. En EE.UU. ya existen cuatro empresas que ofrecen este tipo de maquinaria, una de las cuales es de origen italiano. Los que opten por esta segunda tendencia, además de disponer del robot tendrán armarios semiautomáticos. De todas formas los armarios juegan un gran papel en ambas situaciones principalmente en unidades o servicios donde no existan camas de hospitalización, como pueden ser: servicio de urgencias, quirófanos, radiodiagnóstico, unidades de hospital de día, e incluso unidades de estancia corta (1-2 días), e incluso en algunos casos las unidades de cuidados intensivos. La conexión al sistema central permite incluir el consumo de medicamentos de las unidades referidas al perfil farmacoterapéutico de los pacientes, consiguiendo con ello el conocimiento exacto de la totalidad de medicación dispensada al enfermo desde el momento que ingresa hasta que es dado de alta. Mediante este método puede hacerse realidad el conocimiento exacto del tan deseado coste real de fármacos por proceso (DRG o similar). Sin embargo, en nuestro país, donde los recursos son limitados, deberemos esperar algún tiempo para tener accesibilidad a estos equipos, aunque en hospitales que cuentan con mayores posibilidades y disponen de recursos, ya empiezan tímidamente a implantar alguno de estos artilugios. Es evidente que la competencia puede favorecernos en el proceso de selección y compra; de existir únicamente una empresa que ofrecía estos productos, ya podemos elegir entre cuatro y una de ellas es el «number one» en EE.UU. En mi opinión creo que debemos avanzar y automatizar en lo posible todas las tareas de dispensación, distribución y dedicar al personal farmacéutico a trabajar conjuntamente con el equipo asistencial en las unidades de hospitalización. La labor empieza a complicarse y la cuerda se tensa, en este estratégico momento tiene que aflorar el «valor añadido» del que tanto hablamos y precisamente antes de que lleguen y se instalen los famosos sistemas expertos en farmacoterapia, ya que desde este instante sí que hará falta imaginación y esto, sucederá en un futuro no muy lejano. ¡Atención! Pregunta: ¿cuál será la función del Farmacéutico en el momento que el médico tenga la posibilidad de prescribir los medicamentos directamente a través de soporte informático y además tenga acceso a sistemas expertos que le ayuden en la toma de decisiones farmacoterapéuticas?, ¿y cuándo desde el SF se prepare toda la medicación de los pacientes de forma automatizada? Por favor, reflexionad acerca de estos temas, porque nuestro futuro depende de las respuestas. Entiendo que no es nada fácil y creo que la respuesta la podemos encontrar en el primer párrafo de la editorial. Es responsabilidad de todos buscar soluciones, y con ellas crear los modelos que servirán de patrón a otros, con el único propósito de crecer juntos y fortalecer nuestra querida profesión. DR. CARLOS CODINA JANƒ Jefe de Secci—n del Servicio de Farmacia Hospital Cl’nic de Barcelona