Prólogo a "La Pasionaria" (Cantos del Trovador, 1840

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Prólogo a "La Pasionaria"
(Cantos del Trovador, 1840-1841)
Un día en que mi mujer leía los cuentos fantásticos de Hoffmann, y escribía yo a su lado los
míos, se entabló entre nosotros el siguiente diáologo:
Mi mujer. – ¿Por qué no escribes un cuento fantástico como los de Hoffmann?
Yo. – Porque considero ese género inoportuno en España.
Mi mujer. – No alcanzo la razón.
Yo. – Yo te la diré. En un país como el nuestro, lleno de luz y de vida, cuyos moradores
vivimos en brazos de la más íntima pereza, sin tomarnos el trabajo de pensar en procurarnos
más dicha que la inapreciable de haber nacido españoles, ¿quién se lanza por esos espacios tras
de los fantasmas, apariciones, enanos y gigantes de ese bienaventurado alemán? Nuestro
brillante sol daría a los contornos de sus medrosos espíritus tornasolados colores que aclararían
el ridículo misterioso en que las tinieblas de Alemania envuelven tan exageradas fantasías.
Mi mujer (interrumpiéndome). – Esa teoría será muy buena, pero en este caso ¿a qué género
petenece tu leyenda Margarita la tornera?
Yo. – Al género fantástico, sin duda.
Mi mujer. – Luego la teoría y la práctica están en contradicción.
Yo. – Entendámonos. Margarita la tornera es una fantasía religiosa, es una tradición
popular, y este género fantástico no lo repugna nuestro país, que ha sido siempre religioso hasta
el fanatismo. Las fantasías de Hoffmann, sin embargo, no serán en España leídas ni apreciadas
sino como locuras y sueños de una imaginación descarriada; tengo experiencia de ello.
(En Obras Completas, Valladolid,
Librería Santarén, 1943, tomo I, pp. 616-617)
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