1.- BREVE HISTORIA DE LA RADIOFONÍA El fenómeno radiofónico que, hoy permite la transmisión de gran número de noticias y eventos de importantes dimensiones, eliminando barreras espaciales, nace de las manos de un italiano, Guglielmo Marconi, según explican muchas fuentes, entre ellas la revista “Geocities”1, de la que podemos extraer una serie de datos. El físico e inventor natural de la Bolonia fue el encargado de reunir gran número de descubrimientos posteriores y conjugarlos en lo que hoy en día conocemos como “radio”. Esto fue a finales del siglo XIX, allá por el 1894, cuando Marconi conjugó el aparato oscilador de Hertz, la antena de Popov y el cohesor de Branly, naciendo así la telegrafía sin hilos. Hertz ___________ Aparato Oscilador Popov___________ Antena Branly ___________Cohesor 1894 TELEGRAFÍA SIN HILOS MARCONI Tanto el oscilador como la antena y el cohesor fueron las claves en las que se apoyo Marconi para conseguir una transmisión de telegrafía sin hilos a una distancia aproximada de 250 metros. Esto para las tecnologías actuales resulta ridículo, incluso irrisorio, pero para la época en cuestión fue todo un logro. El experimento fue realizado en Bolonia en 1894. Fue un adelanto tecnológico para la época, pero con imperfecciones que, más tarde, se irían limando: por ejemplo, era imposible transmitir palabras o sonidos con este aparato. La depuración del invento de Marconi vino de las manos de A. Fleming y R. A. Fessenden, que, a principios del siglo XX, se encargaron de purificar la transmisión de la voz humana. Así, y según se nos relata en la Web del Ministerio Español de Educación y Ciencia, “se iniciaría, de verdad, la radio que hoy conocemos”2. De este modo, con las aportaciones realizadas por A. Fleming y R. A. Fessenden comienzan las primeras emisiones de voces y sonidos. Aquí es donde radica el inicio de las discrepancias sobre el padre de la radio. Han surgido diferentes teorías provenientes de distintos expertos y medios que apuntan la necesidad de considerar a R. A. Fessenden el inventor de la radio. En la edición digital de la revista “Radio Noticias” encontramos la siguiente nota: “Fessenden debería de haber ocupado un lugar más destacado en la historia de la radio por haber realizado la primera transmisión de fonía a larga distancia en la Navidad de 1906”3. Podemos encontrar variadas y diversas teorías sobre el medio que estudiamos. Cada cual tiene su propia hipótesis sobre el inventor y sobre la repercusión del descubrimiento. Lo cierto es que hubiera sido imposible 1 “Breve historia de la Radio”. REVISTA DIGITAL GEOCITIES [http://es.geocities.com] Acc. 2701-2006. 2 “Los antecedentes de la Radio”. MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA DE ESPAÑA [http://recursos.cnice.mec.es/media/radio/bloque1/pag3.html] Acc. 29-01-2006. 3 “Fessenden, el más grande inventor”. RADIO NOTICIAS. [http://www.radionoticias.com]. 0104-2002. Acc. 29-01-2006. conseguir un medio de tal característica sin la ayuda de cada uno de estos genios, quienes con la aportación de cada uno de sus descubrimientos contribuyeron a forjar la radio. Un medio que con el paso del tiempo y que con pequeños pasos de gran relevancia tecnológica se ha ido perfeccionando hasta derivar en un vehículo totalmente digital. Tras estas breves pinceladas, intentaremos esbozar el marco conceptual-legislativo y sociológico-mediático en el que comienzan las primeras emisiones en nuestro país, en España. Para ello recurriremos a la ayuda de diferentes fuentes, tal y como venimos haciendo hasta el momento. Volveremos la vista hacia el pasado, hasta llegar al primer cuarto del siglo XX, allá por 1920, antes de la Guerra Civil, que fue cuando comenzaron las primeras transmisiones radiofónicas en nuestro país. De esta forma, y poco a poco, década tras década, merced al desarrollo de contenidos y de la propia tecnología, el medio llegó a alcanzar su gran magnitud, como “boom”, hace aproximadamente un cuarto de siglo. Esta radio de principios de siglo de la que hablamos se caracterizaba por la insuficiencia de un factor esencial: “el ser un medio informativo con libertad de expresión”. Debemos tener claro que el nacimiento de la radio en España no va ligado al concepto de información, sino al de propaganda política, y a partir de asentar esta base podremos continuar explicando la situación en la que se encontraba el medio radiofónico en sus albores en nuestra nación. Con el comienzo de la II República el número de ciudadanos con aparato receptor aumentó, y de forma recíproca también lo hizo la audiencia del medio. Progresivamente se fueron instalando varias estaciones locales que, con el paso de los años, se “engancharían” por toda la geografía del país. Pero la situación empezó a metamorfosearse con la llegada de la Guerra Civil española, el 18 de julio de 1936, una guerra, dentro del contexto nacional español, en la que no sólo se luchó con armas. Expresa el Profesor Alejandro Pizarroso Quintero, de la Universidad Complutense de Madrid, que “el fenómeno de la propaganda está indisolublemente unido a la historia de la guerra. Actúa y ha actuado en todos los conflictos bélicos en mayor o menor medida y en algunos momentos ha llegado a ser decisivo. Las palabras pueden llegar a tener la misma fuerza que las armas”4. No sólo las armas sirven para ganar la batalla, sino que las palabras usadas adecuadamente pueden llegar a lo más hondo de los ciudadanos influyendo en su conducta, en su actitud, y llegando, incluso, a modificar la forma de pensar. Las palabras, y el arte de una correcta oratoria también son formas muy perspicaces de lo que durante mucho tiempo fue un férreo control estatal. En la Guerra Civil española, las palabras jugaron un papel decisivo, y el medio radiofónico sirvió como canal de apoyo para ambos bandos, el franquista y el republicano. 4 PIZARROSO QUINTERO, Alejandro. “La Guerra Civil Española, un hito en la historia de la propaganda”, en El Argonauta Español, Nº 2, 2005 [http://argonauta.imageson.org/]. Acc. 3001-2006. La vieja táctica de la oratoria romana alcanzaba la cúspide y ya no quedaban los discursos políticos limitados al aforo del ágora, sino que ahora podían ser lanzados al aire y recorrer miles de kilómetros y atravesar regiones enteras. La información a través de ondas servía para llevar los mensajes de bandos políticos a diversos lugares. Tanto republicanos como franquistas conocían las posibilidades de los medios audiovisuales propios de la época: cine, radio, y prensa cumplieron su debido papel propagandístico, sirviendo de bastiones a los respectivos bandos y contribuyendo en su labor. La finalidad era evidente: vencer al contrario y asegurar la imposibilidad de cualquier información que pudiese conllevar un levantamiento de los ciudadanos contra el poder estatal. Se trataba de asegurar y de mantener el orden estatal. Con la llegada del General Francisco Franco, todo tipo de estructura social que existiera hasta ese momento cambió. Su poder omnímodo también se asentó sobre el sistema radiofónico, y según indica la ya citada fuente del Ministerio Español de Educación y Ciencia5, el 19 de enero de 1939 se creó Radio Nacional de España. Esta emisora, que no fue la primera en aparecer6, obtuvo todo el monopolio de la información en nuestro país. Esto fue el resultado directo de una ley que, publicada un año anterior, en 1938, se apoyaba en dos fundamentos esenciales para el General: asegurar el control informativo y mantener el orden estatal. La Ley de Prensa del 9 de abril de 1938 decretaba el control del Estado Español sobre cualquier medio o soporte de comunicación que atentara contra los cánones y políticas establecidas por el gobierno. Su principal objetivo era garantizar un gobierno en “paz”, absuelto de cualquier tipo de cuestionamiento por parte del ciudadano. La prensa era concebida no sólo como arma de persuasión colectiva sino como una herramienta óptima para garantizar el control político. Los periodistas, según esta Ley, eran los “apóstoles” encargados de salvaguardar la imagen estatal y de garantizar una propaganda positiva al gobierno. Eran trabajadores al servicio del Estado, con un cometido claro, esto es, ser la voz del gobierno. Entonces quedaba prohibida la transmisión de todo tipo de canciones con letras en otro idioma. Un año después, en el 1939, se creó el Registro Oficial de Periodistas. El carné número 1 correspondió al General Franco. Con ello, podemos esbozar una ligera idea del funcionamiento periodístico en aquellos años del siglo pasado en nuestro país. Además, los requisitos para poder ejercer como periodista iban incrementándose con el paso de los años, aunque sobre esto hay mucho que hablar. Así, en 1941, se funda la Escuela Oficial de Periodismo. La periodista, 5 Cfr. MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA DE ESPAÑA [http://recursos.cnice.mec.es/media/radio/bloque 1/pag3. htlm]. Acc.29-01-2006. 6 La primera estación, en España, fue la EAJ-1 Radio Barcelona. A esta emisora también se la conocía como la emisora decana de la radio española por ser la más antigua, todavía hoy en funcionamiento. Sus siglas hacen referencia a: E por España; AJ fueron las letras para denominar la telegrafía sin hilos; y 1 porque fue la pionera, la primera. Gema Martínez de Espronceda, expone: “A los alumnos se les exigía ser militantes de FETJONS y el Servicio Español de Auscultación de la Opinión Pública, en 1942”7. La Ley de Prensa, así como la fundación de la Escuela Oficial de Periodismo, afectó a todo el sistema mediático del momento, plasmando una radical censura de contenidos. Esto no sólo fue a nivel mediático. También en los centros educativos quedaron subordinados al poder eclesiástico, íntimamente ligado al régimen político. Era ésta una censura a nivel de publicación, difusión y enseñanza que quedaba en manos del Estado. Así evitaban la aparición de informaciones que pudieran poner en tela de juicio las acciones del gobierno franquista, y para ello la táctica elegida no sólo repercutía sobre el sistema mediático sino también sobre el sistema educativo. Expone lo siguiente el Catedrático de Ciencias Políticas, Vicenc Navarro, de la Universidad Pompeu Fabra: “No hay que olvidar que el nuevo orden fascista, tanto en Alemania, como en Italia y en España, no era un nuevo sistema económico distinto del capitalismo sino un nuevo sistema político que, basado en las famosas instrucciones de Mussolini -“creer”, “obedecer”, “aceptar la jerarquía”, “el orden establecido” y “la autoridad”- representaba una alternativa al odiado sistema democrático liberal, así como al bolchevismo revolucionario. Su radicalismo, por lo tanto, era contrarrevolucionario”8. Con esta forma de actuación, toda la población quedaría supeditada a la información gubernamental, y para ello se decidió empezar por el primero de los escalafones: controlando también el sistema educativo. Como es de suponer, y teniendo en cuenta la idiosincrasia del sistema, se continuaría estableciendo un férreo control sobre aquello que pudiera aparecer en la portada de los periódicos, o sobre aquellas noticias perjudiciales que pudieran lanzarse al aire en antena. Como podemos comprobar durante la Dictadura, se empieza a valorar el poder de la radiodifusión y de los medios en general. Los “media” y cualquier vía ligada a la educación se utilizan para mentalizar y dominar a la sociedad: son un arma más con el que poder batir al enemigo. Ley de Prensa vigente hasta 1966 también contribuyó a la transformación de Unión Radio en la emisora que actualmente conocemos como SER (Sociedad Española de Radiodifusión). Además, se otorgaron concesiones a los grupos que ayudaron a ganar la guerra (Iglesia, Falange, etc.), y se reservó el derecho a la información para RNE. La tarea de suministrar información quedaba relegada única y exclusivamente a Radio Nacional de España, obligando al resto de emisoras a transmitir conjuntamente los 3 diarios hablados o “partes” cargados de propaganda. La información cedida a RNE provenía directamente del Gobierno, y, a su vez, la emisora estatal era la encargada de cederla a emisoras privadas, las cuales, por otra parte, estaban obligadas a emitirla íntegramente para poder continuar con su 7 DE ESPRONCEDA MARTÍNEZ, GEMA. “Cómo se vivía en tiempos del franquismo: Los medios de comunicación durante el franquismo” en Muy Interesante Nº 3. [www.muyinteresante.es] Acc. 03-01-2006. 8 NAVARRO, Vicenc. “¿Franquismo o Fascismo?”, [http://www.nodo50.org/] Abril 2005. Acc. 01-01-2006. actividad. Estos eran los preceptos que determinaba una Orden dictada por el General Francisco Franco el 6 de octubre de 1939. Según esta norma, todas las emisoras privadas tendrían que conectar con los diarios hablados de RNE, ya que la información en general quedaba reservada para este ente. La pluralidad informativa y la libertad de expresión que, en teoría, deberían caracterizar al medio habían quedado cruelmente violadas. Una situación que también podemos comprobar, si volvemos la vista al caso de los cines. El claro ejemplo lo hallamos en el NODO. En diciembre de 1942 nace el “Noticiario Documental”, conocido como el NODO: consistía en una proyección de 10 minutos obligatoria antes del visionado de la película. Era una vía para exaltar no sólo la figura del General Franco, sino también los valores de la cultura española. Cada semana se filmaban miles de metros de temas vinculados al folclore, al fútbol, a los toros, y, en definitiva, a todo aquello que representara el máximo exponente definitorio de la nación. En los primeros años de la década de los 50 comienzan a asentarse las estaciones radiofónicas en los núcleos rurales, con sede en las casas parroquiales y conectadas a altavoces ubicados en diferentes zonas del pueblo. Los contenidos eran de corte religioso, musical y recreativo. Las emisiones estaban bajo el control del Secretario de Apostolado Radiofónico de la Acción Católica. Más tarde, con la aparición de pequeñas emisoras de onda corta, algunos de los párrocos parecían no satisfechos, y entonces se creó la Dirección General de Radiodifusión, que fue la encargada, entre otros cometidos, de clausurar algunas de estas emisoras. En los 60, el Gobierno también intervino, y lo hizo incorporando una banda de frecuencia comprendida entre los 88 y 108 MHZ para las radios fabricadas en España. Paralelamente, la Conferencia Episcopal, con un total de 80 emisoras, configura el ente CADENA COPE. En esta década también se suavizó la anquilosada estructura radiofónica, y se permitió a las emisoras privadas incluir en su programación noticiaros locales, aunque controlados. En la Prensa fue diferente. En 1966, con la llegada de Manuel Fraga Iribarne, se publica la Ley de Prensa de aquel año, llamada “Ley Fraga”. Ésta estaba impulsada por el ministerio de Información y Turismo, y suspendía la censura previa. Así, aparecían cerca de 129 nuevas publicaciones periodísticas, mientras la venta de prensa estatal caía lentamente. Ahora, la clase popular demandaba otro tipo de contenidos en el medio escrito, y las empresas respondieron a ello con contenidos de moda, belleza y hogar que se publicaron en las revistas. Aparecen revistas que conocemos en nuestros días tales como ¡Hola!, Diez Minutos, y otras similares. Ante la influencia del medio radiofónico, el gobierno seguía atemorizado, ya que era un periódico sin fronteras. Las ondas se propagaban por doquier y había que controlarlas para impedir la emisión de posibles informaciones perjudiciales. No será hasta 1979, con la transición a la Democracia, cuando llega la liberalización informativa y las emisoras comerciales pueden elaborar ya sus propios informativos. En los albores de la década de los 80, coincidiendo con un agravamiento de la crisis de la prensa, la radio gana audiencia y empieza a vivir su época dorada, entrándose en una espiral informativa que mejora cuantitativa y cualitativamente con el paso del tiempo. Se produce una evolución en los planteamientos informativos radiofónicos. Los micrófonos salen a la calle en busca de acontecimientos y de protagonistas. Pero también en estos años, se produce un cambio de tendencia, reduciéndose los informativos y volviéndose a una radio de entretenimiento. Es decir, nos encontramos con una radio de reproducción ideológica, con dosis de participación y con programas dinámicos y entretenidos. Con esta evolución, es fácil deducir que faltaba tradición profesional en el campo del Periodismo de radio. Por un lado, había locutores -no periodistas- y, por otro, periodistas que desconocían el medio y que trataban de llevar los esquemas informativos de la Prensa a la radio. 2.- PARTICIPANTES EN LA COMUNICACIÓN RADIOFÓNICA La radio, como medio de comunicación, presenta una serie de características expresivas que la diferencian de otros “media”. Estos rasgos vienen determinados principalmente por tres elementos, que, como se puede comprobar, son comunes a todo proceso comunicativo, y que condicionan y perfilan un modo de hacer periodístico muy particular. Hablamos de: EL EMISOR - EL MENSAJE - EL RECEPTOR El mensaje, según apunta Abraham Moles en la Teoría de la Comunicación, "es una agrupación acabada, ordenada, de elementos concentrados en un repertorio, que constituyen una secuencia de signos reunidos según ciertas leyes"9. De esta forma, para que el mensaje sea descodificado por el receptor, el código y los elementos usados en él han de ser conocidos y compartidos por el emisor y el receptor. Si esto no es así, la comunicación se hace materialmente imposible. Sin la interacción emisor-receptor, sin la mediación de un proceso de percepción, la producción de mensajes no tiene sentido, ya que la comunicación es fruto de una intencionalidad comunicativa ya sea consciente o no. O como insinúa Thayer10, la producción del mensaje nace en el mismo proceso de interpretación: "... los objetos y acontecimientos que se producen a 9 Sociodynamique de la culture, Abraham Moles, París, Mouton, 1967, pág. 109. Comunicación y sistemas de comunicación, Lee Thayer, Barcelona, Península, 1975, pág. 60. 10 nuestro alrededor carecen totalmente de significado en su simple forma de datos. Somos las personas las que los creamos y les asignamos una significación. La manera cómo situamos conjuntamente unas palabras es un producto de nuestra labor, pero cómo son interpretadas por el receptor es una función de éste y no del emisor". Cuanto más comunes y consensuadas estén las estrategias de producción de significados, de codificación y desciframiento, más eficaces serán los mensajes en la comunicación emisor-receptor. El creador del mensaje y su “interpretante” necesitan revisar constantemente los pactos que determinan en cada momento un mayor o menor acuerdo en las variaciones particulares de los códigos comunicativos para la producción de mensajes. Por consiguiente, el creador del mensaje necesita incorporar también al proceso de codificación los usos sociales y la cultura de los lenguajes en cada contexto particular para obtener el mayor grado de eficacia comunicativa. El emisor y el receptor -el oyente- determinan la forma y los contenidos de la comunicación radiofónica, y, en definitiva, la audiencia marca, con su respuesta, el comportamiento del proceso comunicativo. 3.- CARACTERÍSTICAS DE LA RADIO En 1932, Bertolt Brecht escribió en un artículo titulado Teoría de la Radio: “La radiodifusión podría ser el más gigantesco medio de comunicación imaginable en la vida pública, un inmenso sistema de canalización. Esto es, lo sería si no fuera sólo capaz de emitir sino también de recibir; en otras palabras, si consiguiese que el oyente no sólo escuchase, sino que también hablase, que no permaneciera aislado, sino relacionado”. Ésta es una carencia que Brecht expuso en sus días y que hoy, afortunadamente, se ha superado. En la actualidad, la mayoría de medios permiten la intervención del receptor, en mayor o menor medida… Así, por ejemplo, en radio y en televisión podemos encontrar “participaciones” de los ciudadanos en el estudio o mediante llamadas telefónicas, y en los medios escritos mediante cartas o secciones en las que el lector puede exponer sus comentarios o ideas. En nuestros días, la mayoría de los medios, a diferencia de lo que sucedía a comienzos del siglo pasado, permiten que los ciudadanos intervengan en sus espacios y expresen su opinión. Otra cuestión, al margen de esto, es la censura que puedan ejercer los directores o responsables sobre la intervención del ciudadano y qué opiniones decidan vetar o no. En su organización tradicional, la radio, utiliza el siguiente esquema comunicativo clásico: EMISOR-MEDIO-MENSAJE-RECEPTOR. Es, por lo tanto, un esquema unidireccional, vertical y jerárquico o un canal de distribución de mercancías-mensajes. Dicha estructura del medio ha limitado los canales de participación y ha despersonalizado la audiencia individualizando y aislando a sus componentes. Incluso, ha originado una relación ilusoria interpersonal entre el emisor y el receptor, ejerciendo su influencia a través de la persuasión que supone la información, el estímulo social, el debate y el intercambio de los roles comunicacionales entre emisor y receptor. Otra anomalía, que influye en la redacción de noticias y de reportajes, es la ausencia de imagen, de percepción visual en la relación emisor-receptor. El receptor puede fabricar su propia percepción visual, una imagen mental, del locutor y del suceso que éste relata. Por otra parte, ello contribuye a estimular la imaginación del oyente de forma activa. Debemos, pues, desechar la vieja idea que insiste en que en toda ocasión “una imagen vale más que mil palabras”, aunque muchas veces sea así. Nosotros, como informadores, hemos de ser conscientes del poder de interpretación del periodista y de su carácter subjetivo en relación con lo hechos relatados. El periodista, en cuanto y en tanto que ser humano, no está desprovisto de subjetividad, ya que como individuo posee su propio código socio-cultural, y la redacción de una noticia o de un reportaje en uno u otro modo estará en función de ello. Es evidente que nuestra sociedad es la sociedad de la imagen, pero, no siendo apocalípticos, no debemos dejarnos vencer por la idea que promulga la “prevalencia” de la imagen sobre la palabra. La radio estimula la imaginación del oyente, brindando la oportunidad de crear imágenes mentales a partir de paisajes sonoros (palabra, música, silencio…) sin límites. La imaginación del receptor puede sobrepasar todo tipo de fronteras tanto para forjar el aspecto físico del locutor como para recrear lo que éste relata. Tampoco debemos olvidar el calor y la cercanía del medio que emanan del uso de la voz humana. Así, la radio es más cercana al receptor que la Prensa. La voz o las voces del locutor o de los locutores resultan más familiares al oyente, y repercuten en su subconsciente atrayendo su atención. Por otra parte, llegados a este punto, son determinantes aspectos tales como la entonación, el ritmo, la calidez de la voz… Estos son factores que contribuirán a despertar más o menos interés en el receptor, a fabricar una u otra imagen mental sobre la persona que está al otro lado del micrófono. Según esto, no debe resultarnos paradójico lo que reflejan las palabras de Amparo Huertas y de Juan José Perona, profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona, en su libro “Redacción y locución en medios audiovisuales: la radio”. Ellos explican, según expone la página Web del Ministerio de Educación y Ciencia11, que “la voz es la sonrisa del radiofonista, su boca, sus ojos, sus manos, sus gestos... Su simpatía, su sentido del humor, su mirada... Sus movimientos, sus guiños, su vestimenta... La voz es amistad, confianza, credibilidad, misterio, alegría, tristeza, belleza, fealdad, miedo, seguridad... La voz es, en definitiva, todo lo que el oyente pueda llegar a imaginar”. 11 Cfr. MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA DE [http://recursos.cnice.mec.es/media/radio/bloque 1/pag3. htlm]. Acc.03-01-2006. ESPAÑA Entre el receptor y el emisor se establece una seudo-relación de intimidad, derivada del carácter directo del medio. A diferencia de la televisión, que era concebido como un medio del que se disfrutaba en familia, la radio es personal, ya que llega directamente al oyente. Se funda una seudoconversación direccional, que, paralelamente, establece el locutor con otros miles de oyentes que esperan tras el altavoz o los auriculares. Muchos autores señalan, como la gran ventaja del medio, la inmediatez, por lo que es el más eficaz y el mejor servicio para transmitir hechos actuales. Además, está dotado con la facilidad de interrumpir la programación para emitir un acontecimiento de importantes dimensiones o de relevante repercusión social. Es un medio que se define por la rapidez, la instantaneidad y/o la actualidad, y la simultaneidad. Por otra parte, es un medio selectivo, pero no en la misma medida que la televisión o la prensa. El editor de un periódico tiene tiempo para pensar sobre el producto que ofrecerá a sus lectores, pero en el locutorio y cuando se exige inmediatez al radiodifusor, éste no tiene tiempo de comprobar y de revisar a priori el material que está ofreciendo. Igualmente, el mensaje radiofónico es fugaz, o sea, no permite al oyente volver hacía atrás, lo que requiere unas determinadas pautas de locución y de expresión por parte del periodista. Se exige la máxima sencillez y claridad en el contenido informativo. De este modo, la noticia ha de remitir a una estructura de pirámide invertida e ir en orden creciente de importancia. Así captaremos el interés del oyente. Tampoco hemos de olvidarnos de dar respuesta a las seis W´s que se explican hasta la saciedad cuando nos referimos al “lead” en Prensa (Como sabemos, son las clásicas preguntas de Who, What, Where, Why, When, How, What for, esto es, Quién, Qué, Dónde, Por qué, Cuándo, Cómo, Para qué: evidentemente el orden de respuesta será en función del suceso y del estilo que se quiera imprimir). Por último, debemos apuntar una de las grandes ventajas del medio radiofónico: su bajo coste de producción, comparado con otros medios tales como el televisivo. No sólo es más barato adquirir una radio, sino también el elaborar programas, lo que permite satisfacer deseos de minorías. Nos referimos, por ejemplo, a la facilidad de poner en antena un programa destinado a minorías étnicas, o para niños. Por otra parte, es un medio con gran versatilidad en su parrilla, que invita a la modificación de contenidos y de formatos dentro de la parrilla con mayor libertad. Tampoco hemos de dejar caer en el olvido que la radio es un medio para todos. Tiene la capacidad de ser entendida por un público muy diverso que no exige un conocimiento especializado. Para lograr un mensaje eficiente, el periodista, el locutor, debe atender y cuidar algunos parámetros tales como: - La Claridad, tanto la técnica -sin interferencias- como la enunciativa -en la redacción y la locución-. Para obtener un mensaje con eficiencia comunicativa es necesario tanto la ausencia de interferencias o de problemas técnicos que dificulten la transmisión del mensaje como una correcta locución. Hay que respetar pausas, entonar correctamente y cuidar la pronunciación. - La Locución debe ser responsabilidad de la persona que elabora los textos, para evitar los tonos impersonales de algunos locutores profesionales. De hecho hoy, no se entiende la división entre redactor y locutor, si se quiere conseguir una radio ágil y dinámica. Los textos no se leen, se dicen. El periodista de radio ante un micrófono explica, con el ritmo y las pausas adecuadas para llegar con naturalidad al oyente, como si hablara con alguien de igual a igual, con un amigo, con lo que esto conlleva de pequeños errores y de equivocaciones, que deben evitarse, ya que muchos errores en la lectura producen la confusión en el oyente. En los casos de error, si el periodista lo juzga importante, repetirá la frase con corrección, sin prisas, sin nervios y con naturalidad -todos nos equivocamos-. Para evitar errores involuntarios es conveniente leer previamente los textos en voz alta, detectando si la redacción es la correcta y conociendo dónde pueden estar las dificultades, sustituyendo las palabras complicadas por sinónimos que nos resulten más fáciles. Asimismo, en radio debe perseguirse un estilo de redacción sencillo, ya que el mensaje es fugaz: si el receptor no entiende algo, corremos el peligro de que se pierda, y, por consiguiente, abandone el programa sintonizado. Sencillez, claridad y tranquilidad durante la emisión del mensaje son algunas de las claves para triunfar, para captar al oyente y para llamar en paralelo su atención. 4.- CÓDIGOS COMUNICATIVOS EN LA REALIZACIÓN RADIOFÓNICA El lenguaje sonoro es un recurso para transmitir sensaciones, conceptos o representaciones por medio de sonidos. Con sonidos codificamos una serie de signos, con los que el receptor recrea determinadas situaciones o imágenes. Éste código presenta diferentes niveles de percepción e interpretación, que intervienen en su proceso de descodificación, y que van asociados a sensaciones, situaciones y a la memoria afectiva. El sonido como creador de sensaciones Ciertos sonidos, especialmente la música, despiertan determinados tipos de sensaciones anímicas a la práctica totalidad de los receptores. Durante milenios, la medicina oriental ha utilizado las propiedades terapéuticas de la música. El timbre, la armonía, el ritmo musical, la orquestación, etc., conjuntados, provocan en el oyente determinadas impresiones de carácter universal y, por lo tanto, analizables de modo casi científico. No sólo la música es capaz de generar impresiones anímicas. Ciertos sonidos producen sensaciones de temor, de tranquilidad o de angustia: el sonido de un riachuelo con trinos de pájaros creará un estado de placidez; una sirena de ambulancia o de policía despertará un sentimiento de alarma casi instintivo. El sonido, en este primer nivel de percepción, se convierte en un lenguaje de carácter universal capaz de provocar determinadas sensaciones anímicas, al margen del reconocimiento o de la interpretación racional del mismo. El sonido asociado a imágenes o a situaciones conocidas En este segundo nivel, la interpretación del lenguaje sonoro se centra en una serie de códigos convencionales, que permiten al oyente identificar el sonido y asociarlo con un objeto, imagen o situación registrados. Los sonidos extraen de nuestra memoria determinados archivos que los convierten en un lenguaje inteligible. Así, un efecto de tren pasando a toda velocidad despertará determinadas abstracciones de nuestra imagen subjetiva; una secuencia de una película, una fotografía, la ilustración de un libro, incluso situaciones más elaboradas (cuando estamos en una estación, con gente en el andén o en una calle, etc.) harán lo propio, provocando reacciones en un sentido u otro. El lenguaje sonoro pierde universalidad al provocar una serie de mensajes paralelos: cada oyente tendrá una percepción distinta del sonido, dependiendo de las imágenes o de las experiencias previamente tenidas en cuenta. En este nivel, el lenguaje sonoro se basa en una serie de elementos de tipo cultural. Los códigos de interpretación aparecen frecuentemente condicionados por una serie de referentes recibidos a través de soportes ajenos a nuestra propia experiencia. Cine, radio y televisión nos ofrecen imágenes sonoras que percibimos y aceptamos como reales. La homogeneidad en el lenguaje sonoro que recibimos a través de los medios de comunicación permite que, a pesar de la subjetivización interpretativa, el código comunicativo continúe siendo relativamente convencional, conformando lo que podríamos denominar la “memoria colectiva”. El sonido asociado a la memoria afectiva El sonido aparece asociado a situaciones, sentimientos o imágenes meramente circunstanciales y de significado imprevisible. La misma canción despierta sensaciones o recuerdos diferentes en cada uno de los receptores, estimulando la que conocemos como “memoria de emociones”. El lenguaje sonoro deja de conducirnos a significados comunes y nos lleva a coyunturas personales e irrepetibles únicamente vividas por nosotros. Podemos afirmar que el sonido se convierte en lenguaje desde el momento en que somos capaces de interpretar el mensaje que se pretende transmitir, descodificando los signos o los elementos sonoros convencionales que contiene. 4.1.- ELEMENTOS DEL LENGUAJE RADIOFÓNICO: VOZ, MÚSICA, EFECTOS SONOROS Y SILENCIO La radio es un medio de comunicación con un único soporte comunicativo: el sonido. Es un medio ciego que comunica mensajes sólo por la vía auditiva, integrando el lenguaje radiofónico estos cuatro elementos: la voz (la palabra), la música, los efectos sonoros y el silencio. Podemos suscribir la definición de lenguaje radiofónico del profesor Armand Balsebre, Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad Autónoma de Barcelona. Él concibe el término de lenguaje radiofónico, en un libro que lleva ese mismo título, como un conjunto de formas sonoras y no-sonoras representadas por los sistemas expresivos de la palabra, la música, los efectos sonoros y el silencio. Asimismo apunta que la significación viene determinada por el conjunto de los recursos técnicoexpresivos de la reproducción sonora y el conjunto de los factores que caracterizan el proceso de percepción sonora e imaginativo-visual de los radioyentes. El lenguaje radiofónico, al igual que el televisivo, está constituido por una serie de elementos con particularidades y regidos por una serie de normas que dan unidad y coherencia al mensaje. Todos los elementos constituyentes del mismo, y apoyándose en un código previo compartido por el locutor y el oyente, harán posible la comunicación, la transmisión y la captación de los mensajes con ayuda de las diferentes tecnologías que encontramos en un estudio de radio. Cada uno de los elementos del lenguaje radiofónico cumple una función, y adquirirá uno u otro rol en función del programa y del momento en el que se apliquen. Así, por ejemplo, la música para separar bloques de noticias tiene un papel secundario en un informativo; pero, si por el contrario hablamos de un magazín musical, ésta adquirirá el rol protagonista. 4.1.1.- LA VOZ O PALABRA Es el eje básico del medio radiofónico, un hecho que, por otra parte, no debe extrañarnos, ya que también ocupa un lugar primordial en el lenguaje hablado. La palabra es el fundamento sistémico dentro del lenguaje radiofónico. 4.1.1.1.- ESTRUCTURAS QUE CONFORMAN LA VOZ Y SU VALOR EXPRESIVO El instrumento de trabajo en radio no es otro que la voz, ya que es un medio de naturaleza hablada. Sonidos y voces articulan, pues, el funcionamiento del medio radiofónico El profesor Balsebre advierte que ninguna de las materias primas que constituyen el lenguaje radiofónico es, por sí misma, fundamental para la producción, pero reconoce que la palabra es indispensable en la radio. En este sentido, Balsebre sostiene que aquellos creadores que prescinden de la palabra en sus obras radiofónicas rara vez consiguen un éxito comunicativo. Por este motivo, la locución es uno de los factores que más debe cuidar el periodista cuando lanza un mensaje en antena (esto y el contenido, como es evidente). Tono, intensidad y timbre son las estructuras que configuran el resultado final de la voz y su valor expresivo. Así, las variaciones tonales estarán en función de ellos. A continuación, aportamos un breve esbozo que contribuirá a su definición: - Tono. Se divide en agudo y grave, según la cantidad de movimiento que imprimimos en las cuerdas vocales al emitir un sonido, es decir, el número de vibraciones, medidas en Hertzios. Cuanto mayor sea el número de vibraciones, más aguda será la voz, y más alto el tono. Por otra parte, según disminuya el número de vibraciones, el efecto perceptivo de la voz será más grave y el tono más bajo. Las frecuencias de voces masculinas se ubican entre los 80 y 200 Hz, mientras que las femeninas rondan los 300 Hz. El tono, es un elemento determinante en la construcción sonora de ambientes y de situaciones. Normalmente, los tonos agudos van unidos a la idea de luminosidad y lejanía, mientras que los graves inspiran oscuridad y cercanía. Éstas son asociaciones arquetípicas subjetivas, pero relevantes en cuanto a su meditación y cuidado antes de la emisión, si el locutor tiene la intencionalidad de suscitar un determinado paisaje mental en el receptor o de provocar unos determinados sentimientos en él. - Intensidad. Remite a la potencia de la voz. Es el volumen, y se mide en Decibelios (como dato anecdótico, diremos que la intensidad de una conversación normal ronda los 50 decibelios). Este concepto referente al volumen va unido a los pares de opuestos “alta-baja”, y “fuerte-débil”. La intensidad también consta de una alta capacidad expresiva, manifestando actitudes emocionales. Así, según la intensidad, podremos detectar si una persona está triste, enfadada, feliz… En definitiva, podremos conocer su estado anímico. No debemos caer en el mismo error que muchos profesionales. Debemos diferenciar entre tono e intensidad: A veces es normal oír a algunos periodistas decir “puede subir el tono”, cuando en realidad lo que se demanda es “subir la intensidad, el volumen”. - Timbre. Para muchos teóricos es la cualidad sonora que más datos ofrece sobre el locutor (edad, sexo…). Muchos oyentes, a partir del timbre, configuran una imagen mental de la persona que diariamente se encarga de contarles noticias, o bien les habla en su magazín favorito o en otras situaciones, al margen de que luego imagen y realidad se asemejen. Una vez en el locutorio y, antes de salir en antena, debemos tener presentes varios aspectos para lograr una correcta locución. Nos referimos a la tranquilidad, a la comodidad, a una buena postura, a tener la mejor higiene mental posible… 4.1.2.- LA MÚSICA Es uno de los elementos más antiguos en el lenguaje radiofónico. Sería imposible concebir el medio con ausencia de este factor, que puede adquirir diversas y variadas funciones en correlación con la finalidad deseada. En los albores de la radio, la música era un elemento de distracción para los oyentes, pero de baja calidad debido a la ausencia de medios técnicos idóneos. La música era captada desde teatros u óperas con sonido ambiente como consecuencia de las limitaciones técnicas. En la actualidad, esto ha quedado en el recuerdo, y los técnicos usan los medios más modernos y más cualificados para ofrecer al receptor un sonido limpio y sin impurezas. La transformación ha sido sustancial. Con la evolución tecnológica, los micrófonos dejaron de desplazarse para captar la música, y pronto las emisoras crearían una cabina adaptada para grabar en directo el sonido de grupos, orquestas y cantautores. Asimismo, los avances, en el campo del sonido hicieron posible el traslado de unidades móviles, con amplios y complejos equipos de captación del sonido y de retransmisión, para poder brindar a los oyentes acontecimientos de alto “standing” sonoro en vivo y en directo. El inicio de la producción y de las realizaciones radiofónicas, en sincronía con la llegada del disco a mediados del siglo pasado, propició el aumento de espacios musicales, y, por ende, originó el nacimiento de emisoras especializadas o dedicadas por completo a la música. Así, este fragmento integrante del lenguaje radiofónico puede ser una pieza del gran puzzle radiofónico, o puede adquirir un papel principal ocupando el rol central en programas encauzados única y exclusivamente en el marco musical. Dentro del grupo de emisoras que hacen de la música su materia prima podríamos mencionar Cadena 40, Cadena Dial, y Radio Clásica, entre otras. También hay emisoras que hacen un uso auxiliar o secundario de la música. Entre ellas podríamos destacar Radio 3 Todo Noticias, por ejemplo. Al igual que las palabras adquieren una u otra función sintáctica en un texto, la música puede servir como elemento separador, como nexo de cohesión, o simplemente ser la protagonista de la emisión. La música dentro del lenguaje radiofónico se suscribe a un conjunto de normas que regularán y remitirán a un uso y función específica. 4.1.2.1.- FUNCIONES DE LA MÚSICA La música aporta gran riqueza al entramado del lenguaje radiofónico, y, al igual que la voz, es una materia prima con grandes opciones de explotación. Nosotros intentaremos exponer de forma clara, breve y detallada cuáles son las funciones que puede desempeñar. Serían las siguientes: A) Función sintáctico-gramatical. Tiene carácter organizativo. La música utilizada como tal se encarga de ordenar y de distribuir contenidos y secciones. Es una función habitual dentro de los informativos radiofónicos o dentro de magazines matinales para estructurar y diferenciar contenidos dentro de una misma unidad programática. Cuando la música cumple con la función organizativa existen distintas aplicaciones que otorgan continuidad a la emisión radiofónica, y que nos disponemos a detallar: - Sintonía: Permite la individualización del programa en correlación con el resto de espacios de la emisora. Cuando el oyente escucha este fragmento musical de entre 15 y 30 segundos sabe de qué programa se trata. Es una sintonía que aparece siempre al comienzo y al final del programa. La elección de una u otra música supeditada a la sintonía estará en función del programa y del contenido de éste, ya que es una seña que identifica el tipo de emisión. Nos informa o bien debe de proporcionar al oyente una idea del tipo de programa que le sigue. - Careta: En algunas ocasiones podemos apreciar una voz que nos aporta información sobre el programa en cuestión, acompañada por una música. La voz nos informa aquí sobre el nombre del presentador/a, horario, y día de la emisión, entre otras posibilidades. En este caso estaremos ante lo que denominamos careta radiofónica. - Cortina: Tiene una duración más corta que la sintonía, entre 10 y 15 segundos, y forma parte de una unidad programática, es decir, marca espacios claramente diferenciados dentro de un programa. Así, en un magazín puede diferenciar secciones, o marcar el paso de una escena a otra dentro de un dramático. Es un elemento de transición, no de separación como la careta o la sintonía. - Ráfaga: De duración menor que la cortina, aproximadamente 5 segundos, marca transiciones más escuetas. A veces se extrae de las cortinas, y en los informativos radiofónicos es un elemento de transición entre diferentes noticias. El locutor o la persona que se encuentra en el control de realización radiofónica se encarga de insertar cortas ráfagas entre las noticias, permitiendo al locutor un pequeño descanso de 5 segundos para coger aire, y brindando al receptor la oportunidad de delimitar diferentes noticias dentro del informativo. Asimismo, es un elemento de dinamismo. - Golpe musical: Es un fragmento extremadamente corto, entre 2 y 3 segundos, para llamar la atención del oyente en un momento específico o para separar fragmentos verbales que están enlazados por un mismo locutor. El golpe musical es muy usado, por ejemplo, en informativos deportivos dentro de un bloque que se refiere a una misma noticia: si nos situamos en el supuesto de un bloque con información deportiva únicamente referente al equipo del Real Murcia y que consta de distintas noticias sobre la misma temática, el golpe musical se usará para marcar y diferenciar una y otra noticia. - Indicativo: Intervención muy breve que recuerda el programa, la emisora o ambas cosas. También pueden ser, en otro orden, las marcas horarias. - Cuñas: Son montajes sonoros cortos que sirven para promocionar una sección, un programa o un producto comercial. B) Función programática. La música es el contenido central sobre el que se construye la programación. También puede configurar y tratarse de un programa o de una sección determinada (radio-fórmula musical). Hay varios casos: - Especializados musicales o monográficos. Programas que versan sobre distintos estilos musicales. Por ejemplo, un programa sobre las canciones de los años 70, o sobre música “Folk”. - Temas musicales en programas no especializados. Consiste en insertar una canción o pieza musical en un momento concreto, de un programa no musical, con la intención de relajar, suscitar reflexión o simplemente para hacer una pausa. - Eventos especiales. Es la retransmisión de eventos concretos, como pueden ser un concierto de un grupo o un festival de música muy famoso. C) Función descriptivo-ambiental. La música cumple con su tarea descriptivo-ambiental cuando sitúa al oyente en el espacio que configura la realidad objetiva a la que se alude a través de la locución. Así, por ejemplo, en un reportaje sobre música clásica se pueden usar algunos temas de compositores que aludan a este estilo. D) Función descriptivo-ubicativa. Existe una asociación mediante referentes… Es una música que traslada mentalmente al oyente a un espacio concreto, como, por ejemplo, la salsa se asocia a cuba, las sevillanas a España (Andalucía), y la sardana a Cataluña. Es muy usada para reportajes y anuncios publicitarios en radio por su fuerte poder de evocación. E) Función descriptivo-expresiva. Despierta emociones y sensaciones en aquel que está al otro lado del receptor. Hace reminiscencia a/de música subjetivo-simbólica. Por ejemplo, tendría esta finalidad una música triste utilizada para ambientar a un personaje sumido en una depresión más o menos grave. Antes de seleccionar la música, es importante escuchar con atención qué es lo que evoca esa canción. Debemos ponernos en la piel y el pellejo del receptor. Si no nos inspira nada de lo que queremos transmitir, para él posiblemente tampoco tenga un valor expresivo. 4.1.3.- LOS EFECTOS SONOROS O SONIDOS Los efectos sonoros son un importante resultado de la producción radiofónica, que ayudan a recrear atmósferas, lugares, paisajes: son lo que denominaremos paisajes sonoros. Los efectos sonoros son imágenes auditivas, reales o artificiales, que sustituyen objetiva o subjetivamente al objeto por el efecto. Son formas asociadas al mundo que nos rodea, de gran poder de evocación en algunos casos, y llegan a constituir una relación entre significante y significado. Así, por ejemplo, al escuchar un ladrido tendremos una imagen mental de un perro. Los efectos sonoros, a diferencia del ruido, son voluntarios, premeditándose el lugar y el posicionamiento a la hora de su inserción. De este modo, el ruido es concebido como una señal que distorsiona y entorpece la comunicación, como se expresa concienzudamente en la teoría matemática de la comunicación, que especifica que ruido no sólo es aquello que entorpece, sino también aquello que no posibilita o estanca la comunicación. Así obtendremos que a más “redundancia menos comunicación”. También conviene señalar que el ruido puede metamorfosearse en sonido cuando es premeditado y se crea con un propósito. Dentro de los efectos sonoros, tendremos que distinguir dos grupos: a) por un lado, los sonidos artificiales; y, por otro, b) los sonidos naturales. Los sonidos naturales serán aquellos recogidos en una situación ideal, mientras que los artificiales son sonidos que resultan de una grabación en estudio, y en la que se usan recursos para imitar sonidos propios de la naturaleza deseada. Realmente, la oportunidad de obtener sonidos naturales, simulados en estudio, agiliza el trabajo, permitiendo la consecución de efectos sonoros de una forma rápida, “fresca” y económica. El teórico británico Robert McLeish escribió hace unos años un libro donde expone técnicas para recrearnos con algunos sonidos naturales. Su libro se llama “Técnicas de creación y realización en radio”. Hoy en día, en los estudios radiofónicos hay grandes cajas de CD´s con innumerables efectos que evocan todo tipo de sonidos. A continuación enumeraremos y explicaremos las diferentes funciones de los efectos sonoros, siempre teniendo presentes dos factores: intención y contexto. A) Función descriptivo-ambiental. Aumenta la credibilidad, ya que el recurso sonoro es un soporte descriptivo o ambiental. Así, por ejemplo, si hablamos de una noche de tormenta, podremos usar el efecto de sonido de lluvia y de truenos. B) Función descriptivo-expresiva. Puede que el efecto no remita a la realidad que describe, pero tiene un valor comunicativo propio, tiene un “peso” simbólico. El ejemplo más típico es el efecto del trueno para simbolizar una gran discusión. Aquí el contexto es muy relevante. C) Función narrativa. Glosamos efectos que por sí solos evocan la acción: desempeñan una función narrativa en el sentido de que son autónomos, esto es, de que no es necesaria la presencia de otro elemento para explicar lo que representan. Puede ser el efecto de un coche arrancando, de una puerta, de un plato que se rompe… D) Función ornamental. Es un efecto sonoro decorativo, accesorio y que sirve para reforzar la escena que se presenta. Son sonidos dentro del ambiente que se recrea, pero de los que se puede prescindir, aunque, si se opta por usarlos, pueden aportar mayor credibilidad. Por ejemplo, el ruido de una máquina tragaperras en un bar. Los efectos sonoros en radio son muy importantes, porque contribuyen positivamente a recrear escenarios y ambientes en la mente del oyente, debido, claro está, y ello es básico, al convencionalismo cultural existente. En nuestros días, los efectos radiofónicos no son muy usados, ya que las radionovelas han dejado de ser atractivas para el público y es muy difícil encajar efectos sonoros en informativos o magazines. En la década de los 60 y 70, con el “boom” de las radionovelas, los efectos sonoros eran el punto álgido de la ambientación. En la actualidad, son usados, pero con finalidades publicitarias o para determinados reportajes radiofónicos. 4.1.4.- EL SILENCIO El silencio es uno de los recursos más “fuertes” dentro del lenguaje radiofónico, y tiene una elevada carga expresiva. Consiste en una ausencia de sonido, de voz, de música y de efectos con los elementos que le preceden y que le siguen. Por consiguiente, para captar su verdadero significado habrá que encuadrarlo dentro del contexto en el que se ubica. En algunas ocasiones, el receptor podrá pensar que el silencio es producto de un fallo o de un error técnico, ya que es una información no deseada y podrá incluso interpretarlo como “ruido”. Sin embargo, otras veces, no sucede así, y el silencio viene dotado de fuertes connotaciones. En ocasiones, cuando se producen desastres en general o un accidente de dimensiones tremebundas, algunos medios cortan la emisión ofreciendo sus condolencias por medio de un minuto de silencio. Es una forma de solidarizarse con las familias de las víctimas. Asimismo, el profesor Mariano Cebrián, de la Universidad Complutense de Madrid, concibe el silencio como un elemento más del paradigma radiofónico, y con una elección consciente, según añade, dentro de las posibilidades artísticas o expresivas. Por otra parte, el uso del silencio puede tener diferentes resultados e intenciones. El profesor Arturo Merayo señala algunas situaciones de uso del silencio: A) Elemento de elipsis. Cuando eliminamos uno o varios elementos de la frase que no son esenciales y que no afectan al significado. Son fragmentos de texto que pueden ser deducidos, y que se extraen para dar más rotundidad. Por ejemplo, “Radio Nacional de España (silencio) Todo Noticias”. Sin duda, sabemos dónde estamos y qué es lo que vamos a escuchar a continuación. B) Elemento de ceugma. La ausencia de sonido sustituye a un verbo o a un adjetivo que se repite en construcciones homogéneas y sucesivas. Un buen ejemplo lo encontramos en una antigua promoción de la Cadena 40: "Cuando quieras tener compañía (silencio), una buena música que te levante el ánimo (silencio), las novedades discográficas (silencio), y todo sobre lo que es tu mundo (silencio), entonces tienes para ti toda una cadena de radio". Observa que el silencio sustituiría en todos los casos a la expresión "cuando quieras". C) Elemento de reticencia. Aparece cuando se deja inacabada una oración, pero dando a entender lo que se calla. D) Elemento de asíndeton. Se suprimen conjunciones para enfatizar conceptos que, en situaciones normales, estarían unidos por esas conjunciones. Silencio y pausa son elementos diferentes. El silencio precisa contexto para significar, mientras que la pausa contribuye a la significación del discurso verbal, aportando sentido y dándole una estructura sintáctica. Concluyendo este apartado sobre los integrantes del lenguaje radiofónico, diremos que la palabra, la música, los efectos sonoros y los silencios son los elementos con los que debe jugar el locutor para crear su discurso y dotarlo de expresividad. Se intentan construir imágenes mentales por medio de los mecanismos sonoros. La velocidad de exposición y la duración del efecto del sonido harán variar las sensaciones del oyente ante los estímulos sonoros. También la transmisión de una idea de espacio será captada de forma subjetiva por la audiencia. Cada oyente creará su propio escenario de los hechos. Aquí es donde reside el potencial de estimular la mente al que muchos teóricos aluden cuando hablan del medio en cuestión. En este sentido, no debemos olvidar un condicionante esencial: la fugacidad. La información radiofónica es efímera por naturaleza. Por eso hay dos rasgos que caracterizan el lenguaje informativo: • El laconismo, igual a claridad y sencillez. Existen manuales de estilo, de redacción, en las emisoras y mucha bibliografía que, de vez en cuando, podemos y debemos consultar. Hemos de recordar que la inmediatez, la instantaneidad, la simultaneidad y la rapidez son las características básicas y relevantes de la Radio, que la convierten, quizá, en el medio más eficaz de información. • El estilo comunicativo, con el correcto uso de los muchos elementos expresivos del medio. Así, en el caso de la voz, influyen 4 factores -vocalización, entonación, ritmo y la actitud- que dan subjetividad al mensaje radiofónico, pero que, a la vez, transmiten información, su personalidad e incluso su valoración de los acontecimientos, como podemos advertir con el seguimiento de cualquier boleto radiofónico. 5.- REDACCIÓN DEL TEXTO En este apartado veremos las principales pautas que rigen la elaboración de la información radiofónica, así como la estructura con la que ésta se presenta. En función de las particularidades del medio, el mensaje se presentará de acuerdo a unas u otras características.