Todos somos ricos, pero podemos caer en la pobreza

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BIZKAIA 7
Deia Osteguna, 2011ko ekainaren 23
23a
Los rivales de Bilbao. Así son
Ciudad del Cabo y Dublín, que
compiten con la villa para ser
nombradas Capital del Diseño
Mundial 2014. P. 08-09
El conflicto del metro llega a los
juzgados. El comité de empresa
denuncia las “coacciones” sufridas
por cuatro conductores durante los
paros del pasado 14 de junio. P. 10
INTENTA VENDER A
SU BEBÉ EN LA CALLE
LA MUJER FUE DETENIDA EN
EL ENSANCHE BILBAINO P. 17
LA POBREZA EN BIZKAIA
EN BREVE
● Cronificación. Sigue creciendo el
número de personas que acuden a
Cáritas pidiendo ayuda y su situación
de exclusión, al prolongarse, empeora. La falta de oportunidades de
empleo, los desahucios y deudas provocan que personas que vivían en
situaciones de “normalización” o de
cierta vulnerabilidad social acaben
viviendo grandes dificultades.
● Recorte de ayudas. Cuando
comenzó la crisis se demandaba una
transformación radical del modelo de
sociedad. Ahora, al contrario, según
Cáritas, la tendencia es volver al paradigma de hace unos años y para ello
se cuestiona el Estado de Bienestar y
su sostenibilidad. La consecuencia
más directa, en opinión de Cáritas, es
el recorte de ayudas y beneficios
sociales para las personas que peor lo
están pasando.
LA CIFRA
2,3%
Aumento. Cáritas atendió el
pasado año a 12.775 personas, un
2,3% más que en 2009.
●
LAS FRASES
“No solo crece la cifra de
vizcainos en situación de
pobreza, sino que
aumenta su intensidad”
MIKEL RUIZ
Director de Cáritas
“Tenemos que dar
la talla, la situación
exigen un
esfuerzo en equipo”
IDOIA PÉREZ MENDIOLA
Responsable de Cooperación Internacional
“Los ciudadanos no
podemos ni debemos
darle la espalda a
la pobreza”
CARMELO CORADA
Responsable de Comunicación
Mikel Ruiz, director de Cáritas en Bizkaia. FOTO: PABLO VIÑAS
Puede que un día, sin llamar,
la pobreza toque a la puerta
con la intención de arrastrar lo
que se encuentre. “Es la vida,
siempre con sorpresas”, apunta Mikel Ruiz, director de Cáritas. Ruiz aboga por la solidaridad y pide a las administraciones que ayuden “con rapidez” al que no tiene
MIKEL RUIZ
DIRECTOR DE CÁRITAS
¿La pobreza, atrapa?
“Todos somos ricos,
pero podemos caer
en la pobreza”
SANDRA ATUTXA
‘Las cosas importantes se
hacen de corazón’, reza el lema de la
fiesta en Zierbena el sábado.
BILBAO.
Así es. Este fin de semana, Cáritas
celebra la fiesta anual, en la que esperamos reunir a medio millar de personas. Todas con mucho corazón y
sensibilizadas con el que no tiene.
Corazón sí, pero no es suficiente.
La ayuda moral y psicológica a las
personas que atraviesan por una
situación de exclusión social es tan
fundamental, como la ayuda material. Hacer que conserven la dignidad es una labor complicada. Pero
una familia, amigos que le ayuden y
no les queda otra que llamar a la
puerta de Cáritas.
cierto es que hace falta la ayuda económica para vivir.
Ayuda que llega de las administraciones cada vez más tarde.
Los trámites administrativos tardan
ahora mucho más tiempo en realizarse que hace unos años. La espera
es larga y dura. Eso no puede permitirse. Estamos hablando de necesidades básicas. De personas que no
tienen nada y que no ven salida. Hasta ahora, los trámites iban rápidos.
Los problemas se solucionaban en
unos meses, pero ahora...
Sí. Yo siempre digo que todas las personas somos ricas, en valores, en virtudes, pero que todas corremos el
riesgo de entrar en ese círculo fatal
que rodea a la pobreza. Hoy podemos
estar bien; mañana, las circunstancias pueden arrastrarnos a una
situación de miseria...
¿Ser director de Cáritas qué le ha
enseñado?
Me ha enseñado a valorar mucho
más las pequeñas cosas.
La gente lo pasa mal.
¿Logra desconectar?
Muy mal. Hay vizcainos que no tienen dinero ni para comer, ni piso
–porque se lo ha quitado el banco– y
que tienen que afrontar todos los
meses la hipoteca.
Hubo un tiempo en el que me quitaba el sueño, pero un problema de
salud me abrió los ojos y me hizo
reaccionar. Es difícil desconectar
cuando todos los días vemos casos
dolorosos de personas que necesitan
verdadera ayuda.
¿Y cómo lo hacen?
Sufriendo mucho. No es fácil.
Habrá vizcainos que por vergüenza
no vayan a pedir ayuda.
Los hay. A eso se le llama actitud vergonzante. Las personas que están
atrapadas en una situación de pobreza es porque no tienen a su alrededor
¿Qué debemos hacer más?
Preguntar al que tenemos al lado
cómo está.
¿Los vizcainos somos solidarios?
Sí, solidarios y de gran corazón, pero
nunca es suficiente.
Un pariente lejano
El sacacorchos
POR JON MUJIKA
E
L poeta clásico Ovidio dijo
aquello de que la abundancia te hace pobre. Habla,
como es natural, a la metáfora y sobre la pobreza de espíritu
porque pobre, pobre, lo que se dice
pobre de pedir, es otra cosa, algo que
se pretende esconder en el paisaje
nuestro de cada día, hasta el punto
de que uno estima que el pariente
pobre es siempre un pariente lejano.
Una de las divisiones clásicas del
mundo es aquella que dice que en la
tierra siempre han existido ricos y
pobres, como si la pobreza fuese una
ley de la naturaleza. Triste consuelo
es ese de saber que uno tiene antepasados sin un duro en el bolsillo.
Ahora viene Cáritas y nos deja carita de pena. Nos asegura que las ayudas sociales llegan a cuentagotas, tarde y mal para quien las necesita. Y
que el círculo de la pobreza comienza a ser un balón ingobernable. Son
muchos los compatriotas vizcainos
a los que, como han repetido estos
días los indignados, el mes no les
alcanza para el salario que gastan.
Son demasiados. Pero son, somos,
más los que miramos hacia otro lado,
con ese extraño don de girar el cuello 180º como un alienígena con tal
de no ver la realidad. Tal es la angustia, tal el rechazo que nos provoca la
falta de recursos –quizás porque
tememos estar en esa esquina de
pedir mañana mismo...– que ese mismo temor exagerado a la pobreza
hace llevar a muchos una vida de
mendigos. De nuevo la miseria de
espíritu...
Me gusta vivir pobre... ¡pero con
mucho dinero!, decía Pablo Picasso.
Era un extravagante y, por qué no
decirlo, un cabrón de siete leguas.
Vivir pobre, eso que se llama pobre
de solemnidad, no es vida, sino una
suerte de supervivencia, un deambular de zombie. Hubo una canción
Son cada vez más para
los que, como dicen los
‘indignados’, el mes no
les alcanza con el salario
que gastan
pop de hace ya unos años que decía
algo así como “aunque parezca mentira, me pongo colorada, cuando me
mira”. Lo cantaba un grupo pijo
–Papá Levante, creo que se llamaba...– y hablaba de los escarceos del
amor. Pero también puede robársele
el sentido a la letra y pensar que así
sucede: enrojecemos cuando uno de
esos hombres o mujeres que han
naufragado nos mira como si pidiese cuentas, como si pensase, por dentro, por qué él y no tú. Nos acojona.
Aceleramos el paso y huímos de un
mundo que nos parece casi extraterrestre. Hasta que un día, ¡zas!, nos
vemos en él.
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