Título: Inmunodeficiencias primarias: hay que pensar en ellas Autores: Andrea Martín Nalda, Pere Soler-Palacín, Fabiola Caracseghi, Concepció Figueras Nadal. Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias Pediátricas, Hospital Universitario Vall d’Hebron, Barcelona. Autor para correspondencia: Dr. P. Soler-Palacín. Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias Pediátricas Hospital Universitario Vall d’Hebron Passeig de la Vall d’Hebron 119-129, 08035, Barcelona Tel: 93-489.31.40 Fax: 93-489.30.39 E-mail: [email protected] Web: http://www.upiip.com Fecha de envío: 27 de octubre de 2010. Título abreviado: Immunodeficiencies primàries: s’hi ha de pensar. Inmunodeficiencias primarias: hay que pensar en ellas. Primary immunodeficiencies: they need to be kept in mind. Cap part del treball ha estat objecte de presentació en cap reunió, simposi o congrés, ni ha estat guardonat amb cap premi ni ha rebut cap subvenció. 1 Objetivos formativos Saber cuándo hay que sospechar la presencia de una inmunodeficiencia primaria en la práctica clínica habitual. Conocer los patrones de normalidad de los estudios inmunológicos básicos más frecuentemente utilizados. Describir el estudio inmunológico recomendado para la orientación inicial de los patrones clínicos más frecuentes, evitando de esta forma la realización de estudios innecesarios. Resaltar la importancia del diagnóstico precoz en las inmunodeficiencias primarias y el importante papel que tiene el pediatra habitual del paciente en su realización. Describir brevemente las inmunodeficiencias primarias más representativas. 2 INTRODUCCIÓN: Las inmunodeficiencias primarias pueden ser muy graves y tener una evolución fatal sin tratamiento. El diagnóstico precoz de estas entidades es muy importante para el pronóstico del paciente. No es infrecuente que en la consulta de cualquier pediatra se presente un niño con múltiples infecciones. La pregunta que surge en ese caso acostumbra a ser: ¿son demasiadas infecciones? Y en caso de ser así, ¿qué debemos hacer? Es en ese punto donde aparece mayoritariamente la sospecha si existe o no una alteración en el sistema inmunitario y por tanto alguna inmunodeficiencia primaria (IDP). Será imprescindible conocer los patrones de normalidad en cuanto al número y localización de las infecciones en la población pediátrica sana de nuestra zona en función de su edad y factores de riesgo, evitando estudios innecesarios en muchos casos y sobretodo orientando los casos de posible IDP de forma correcta. Es básico tener presente que un diagnóstico correcto y precoz se asocia a un mejor pronóstico del paciente y que esa responsabilidad suele recaer en el pediatra habitual del niño. El principal objetivo de este artículo es ayudar al correcto enfoque de estos pacientes desde el punto de vista práctico y comentar brevemente las IDP más representativas de este extenso grupo de patologías. 3 ¿QUÉ ES UNA INMUNODEFICIENCIA PRIMARIA? Las inmunodeficiencias se definen por una susceptibilidad aumentada a infecciones o una respuesta inmunitaria no adecuada frente a situaciones diversas, con predisposición a desarrollar fenómenos de alergia, autoinmunidad, neoplasias u otras manifestaciones. Las IDP son un grupo de enfermedades causadas por la alteración cuantitativa y/o funcional de distintos mecanismos implicados en la respuesta inmunológica. Las diferencias en sus manifestaciones clínico-inmunológicas, especialmente el tipo de infecciones que presentan, están relacionadas con la alteración molecular en cada caso. Los pacientes con IDP son susceptibles a infecciones de gravedad variable y que de no ser tratadas en forma adecuada, pueden ser fatales o dejar secuelas que empeoran la calidad de vida de los pacientes. Además, actualmente aparecen cada día, más ejemplos de IDP en los cuales existe una susceptibilidad selectiva a patógenos únicos, lo que nos lleva a estar cada día más alerta de la existencia de estas entidades. Además, es muy importante tener presente que las IDP, además de esta susceptibilidad aumentada a infecciones, se asocian frecuentemente a cuadros de autoinmunidad, alergias y neoplasias (especialmente del tejido linfoide), con una frecuencia mucho mayor a la población general. ¿CÓMO SE CLASIFICAN? 4 En la actualidad se han descrito más de 200 IDP, de las cuales en más de 100 se conoce el defecto genético. La clasificación actual fue realizada por un comité internacional de expertos, International Union of Immunology Societies (IUIS), que en su última reunión bienal (2009) agrupó las IDP en los siguientes 8 grupos: 1. Inmunodeficiencias combinadas de células T y B 2. Deficiencias predominantemente de anticuerpos 3. Otros síndromes de inmunodeficiencias bien definidas 4. Enfermedades de disregulación inmune 5. Defectos del número y/o función fagocítica 6. Defectos en la inmunidad innata 7. Deficiencias del complemento 8. Desórdenes autoinflamatorios ¿SON FRECUENTES LAS IDP? Todo pediatra de atención primaria tiene a uno o más pacientes con una IDP en su consulta. Las inmunodeficiencias ocurren en más de 1/2000 recién nacidos vivos, con una gran variabilidad entre las diferentes entidades. Así, mientras el déficit selectivo de IgA es tan frecuente como 1/500 (población caucásica), el grupo de las inmunodeficiencias combinadas graves aparecen en alrededor 1/250.000 recién nacidos vivos. De todos modos, se asume que es un grupo de patología ampliamente infradiagnosticada (ciertas revisiones indican que 5 sólo se diagnostican un 10% de las IDP existentes). Además, el mayor conocimiento de la patogenia de estas entidades está llevando a describir trastornos inmunológicos causales de múltiples infecciones habituales (encefalitis herpética, infecciones neumocócicas graves, tuberculosis diseminada ...) Dentro de las IDP, las deficiencias predominantes de anticuerpos suponen más de la mitad de los casos, siendo el siguiente grupo más frecuente las inmunodeficiencias combinadas de células T y B (Figura 1). ¿CÓMO SE DIAGNOSTICAN Y SOSPECHAN? (SIGNOS DE ALARMA) Mediante los signos de alarma de sospecha de IDP se podrá establecer la necesidad de realizar un estudio inmunológico en la mayoría de casos. La predisposición a enfermedades infecciosas es determinada por el balance entre prevalencia y virulencia de los microorganismos ambientales por un lado y las defensas inmunitarias del huésped contra esos microorganismos. Con respecto al alto índice de sospecha clínica que se requiere para iniciar la búsqueda de una IDP, existen signos de alarma en los cuales podemos encontrar fundamento a nuestras apreciaciones subjetivas (modificado de los signos de alarma propuestos por la Jeffrey Modell Foundation (http://www.info4pi.org) 1) ≥ 8 otitis media aguda en un año. 6 2) ≥ 2 neumonías (confirmadas radiológicamente) en un año. 3) ≥ 2 sinusitis en un año. 4) ≥ 2 meningitis u otras infecciones graves. 5) ≥ 2 infecciones de tejidos profundos en un año o de localización no habitual. 6) Infecciones recurrentes cutáneas profundas o abscesos viscerales. 7) Necesidad frecuente de usar antibioticoterapia endovenosa para curar infecciones. 8) Infecciones por organismos no habituales u oportunistas. 9) Historia familiar de inmunodeficiencias o infecciones recurrentes. 10) Fenómenos autoinmunes frecuentes. 11) Muguet o candidiasis cutánea en paciente mayor de un año. 12) Rasgos dismórficos asociados a infecciones frecuentes. 13) Infecciones postvacunales en vacunas a virus vivos. 14) Retraso de más de 4 semanas en la caída del cordón umbilical. 15) IgE > 2000 UI/L sin otra causa aparente (sobre todo con infecciones cutáneas o respiratorias graves o recurrentes). 16) Fiebre con sospecha de periodicidad. 17) Bronquiectasias sin causa aparente. En el diagnóstico de las IDP es imprescindible una correcta anamnesis y exploración física. Así, es muy importante preguntar por historia familiar de IDP, consaguinidad, familiares fallecidos a temprana edad, especialmente varones (por las formas ligadas al X). En la exploración física se deberá 7 valorar el estado nutricional, secuelas de infecciones previas y realizar una exploración física exhaustiva buscando por ejemplo presencia o ausencia de cadenas ganglionares, amígdalas, hepatoesplenomegalia, etc, ya que en algunos casos determinados permitirán orientar hacia una IDP específica (Tabla I). ¿A QUÉ EDAD SE INICIAN LAS MANIFESTACIONES CLÍNICAS DE UNA IDP? Aunque la mayoría de las IDP debutan en la edad pediátrica, debe tenerse presente esta posibilidad diagnóstica también en adultos. La edad de presentación puede ayudar a catalogar el tipo de defecto inmunológico subyacente. Aunque la mayoría de las IDP se presentan en la infancia, pueden manifestarse a cualquier edad. La edad de inicio de la sintomatología también permite orientar hacia un defecto u otro del sistema inmune. A modo de ejemplo, las infecciones graves durante los primeros meses de vida orientan a una IDP celular y combinada grave, en cambio en las IDP predominantemente humorales las infecciones comienzan habitualmente después de los 5-6 meses, momento en que las inmunoglobulinas maternas dejan de estar presentes. La inmunodeficiencia común variable se puede presentar a cualquier edad y en el caso del déficit de IgA, el diagnóstico no se puede confirmar hasta que el paciente haya cumplido 4 años. De todos modos, hay que tener presente que se trata de tan solo datos orientativos, ya que cada vez 8 más se describen formas “hipomórficas” de ciertas IDP que se presentan de forma más leve y tardía que las formas clásicas. ¿QUÉ MICROORGANISMOS SE ASOCIAN A LOS DIFERENTES TIPOS DE IDP? Aunque es frecuente que se solapen, la mayoría de IDP se asocian a infecciones por microorganismos “típicos”, hecho que debe tenerse presente en la orientación diagnóstica. Podemos definir, aunque se pueden solapar ciertas infecciones típicas de los diferentes tipos de IDP. Así las infecciones respiratorias por microorganismos encapsulados son típicas de las deficiencias predominantemente de anticuerpos, las infecciones por microorganismos oportunistas de las inmunodeficiencias combinadas, las infecciones por microorganismos catalasa positivo de los defectos de la fagocitosis, las infecciones meningocócicas recurrentes de los defectos de los últimos factores de la vía del complemento o las infecciones por micobacterias de los defectos de la vía del interferón. (Tabla II). ¿CÓMO SE DEBE ENFOCAR EL ESTUDIO DE LABORATORIO EN LAS IDP? 9 Un estudio inmunitario básico que incluya un hemograma y la determinación de inmunoglobulinas plasmáticas permite descartar la mayoría de inmunodeficiencias. Es muy importante conocer los valores de referencia de normalidad adecuados a cada edad. Es recomendable consultar con una unidad especializada antes de realizar estudios más complejos. Hay que tener presente que la gran mayoría de las IDP se diagnostican con una correcta anamnesis y exploración física, un hemograma y una determinación de inmunoglobulinas (Ig) plasmáticas, son pruebas disponibles en la mayoría de los laboratorios. Así, en caso de sospecha de una IDP, el estudio inicial debe incluir: - Hemograma, con recuento diferencial de células sanguíneas, donde podemos reconocer linfopenia o neutropenia. - Recuento de Ig séricas (IgG, IgM e IgA): para evaluar principalmente hipogammaglobulinemia. También debemos considerar situaciones especiales de diagnóstico diferencial o sospecha dirigida donde la IgE puede ser muy útil. - Anticuerpos funcionales: contra antígenos proteicos, tales como tétanos, o polisacáridos como el neumococo. Éstos podrían estar ausentes aún cuando previamente tengamos niveles totales de Ig en rango normal. - Inmunofenotipo linfocitario: CD3+ (linfocitos T), CD3+CD4+, CD3+CD8+, índice CD4/CD8, CD19 (linfocitos B) y CD56+ (NK). 10 - Ante una leucocitosis con Ig normales o altas, y presencia de abscesos, realizar un test de la capacidad oxidativa de los granulocitos mediante citometría de flujo y valorar el déficit de adhesión leucocitaria (aunque es una entidad extremadamente infrecuente). - Estudio del complemento con CH50 y AP50. Es importante evaluar los resultados de acuerdo a los valores de referencia para cada edad, ya que existen diferencias significativas que si no tenemos en cuenta pueden hacer pasar por alto la sospecha diagnóstica de una IDP. Por ejemplo, el número de linfocitos totales en un niño de un mes, es en promedio 3500 y por lo tanto, valores inferiores nos deben poner en alerta. Las tablas III y IV muestran unos valores referentes de Ig plasmáticas e inmunofenotipo linfocitario respectivamente, aunque se recomienda que cada centro tenga valores de acuerdo a su población. Siempre es importante la orientación, dependiendo de la sospecha diagnóstica, ya que evitaremos realizar estudios innecesarios que generen una pérdida de tiempo y de recursos. Sin embargo, cuando el diagnóstico es incierto y la sospecha es elevada, son necesarias pruebas adicionales, tales como estudios genéticos o de inmunofenotipo y que pueden ser solicitados en conjunto con el inmunólogo pediátrico. ¿QUÉ TRATAMIENTOS EXISTEN ACTUALMENTE PARA LAS IDP? El uso sustitutivo de inmunoglobulinas es la base del tratamiento de todas las IDP que asocian un defecto de producción de anticuerpos. 11 Debe valorarse de forma individualizada la utilización de profilaxis antimicrobiana y la administración de vacunas. El trasplante de precursores hematopoyéticos y la terapia génica son las únicas opciones potencialmente curativas en muchas IDPs. El avance del conocimiento respecto a la etiología, aspectos clínicos y terapéuticos, ha mejorado profundamente el pronóstico de los pacientes afectos de IDP en los últimos años. Terapia de sustitución con inmunoglobulinas: Las Igs sustitutivas son preparaciones de plasma extraídas de un pool de miles de donantes. Contienen anticuerpos neutralizantes contra numerosos patógenos virales y bacterianos (IgG). Son sometidas a procesos de esterilización con lo que se consigue eliminar otras proteínas y virus vivos tales como VHB, VIH, VHC. Es el tratamiento de elección en pacientes con alteraciones significativas en la inmunidad humoral, como son la inmunodeficiencia común variable (IDCV), la agammaglobulinemia ligada al cromosoma X (ALX), y los defectos de producción de anticuerpos. Se pueden administrar por vía endovenosa o subcutánea y reducen la incidencia y la gravedad de las infecciones, disminuyendo por tanto la morbilidad y mortalidad de estos pacientes. Para ello es necesario mantener las concentraciones valle de IgG en suero por encima de 600-800 mg/dl, antes de una nueva administración, aunque se deberá individualizar en cada paciente Tratamiento antimicrobiano: 12 La terapia antimicrobiana debe ser instituida precozmente en pacientes con manifestaciones de infección. Es imprescindible obtener cultivos adecuados por la posibilidad de patógenos oportunistas que son frecuentes en pacientes con IDP. Los antibióticos profilácticos, no recomendados de forma rutinaria, son indicados algunas veces para proteger al paciente de patógenos a los cuales puede ser susceptible. Un ejemplo de esto es el tratamiento con trimetoprimsulfametoxazol en pacientes con síndrome de Hiper IgM y en aquellos con defectos de células T posterior al transplante de precursores hematopoyéticos para protección de la neumonía por Pneumocystis jiroveci La profilaxis antimicrobiana primaria es esencial en los defectos fagocíticos y debe ser considerada para defectos del complemento y en el síndrome de hiper Ig E. En ciertas infecciones bacterianas, fúngicas o víricas será necesario establecer una profilaxis antimicrobiana prolongada, que será necesario individualizar. Trasplante de precursores hematopoyéticos: Es, junto a la terapia génica, la única opción curativa para muchas IDP. Es el tratamiento de elección para algunas inmunodeficiencias como la inmunodeficiencia combinada grave (IDCG), el síndrome de Wiskott-Aldrich entre otras. En pacientes con IDCG que reciben un trasplante de donante HLA idéntico los índices de supervivencia alcanzan el 90%. El diagnóstico precoz y la búsqueda de donantes óptimos, junto con el acondicionamiento, en los casos que corresponda, consigue resultados más favorables. Terapia génica: 13 Aunque se han tratado de forma exitosa varias IDP, el resultado de esta terapia es desigual y, desafortunadamente, varios pacientes han desarrollado un síndrome mielodisplásico asociado a la activación de protooncogenes por parte del vector. Otras terapias: La sustitución enzimática ha sido utilizado en la deficiencia de ADA, siendo la primera deficiencia enzimática humana tratada con terapia sustitutiva. Por otro lado, el interferón gamma (IFN γ) se ha utilizado como tratamiento en enfermedad granulomatosa crónica (EGC) y las inmunizaciones frente a microorganismos encapsulados se recomienda en ciertas deficiencias del complemento. Se dispone de derivado de concentrado de plasma de inhibidor de la C1 esterasa recombinante para el tratamiento del angioedema hereditario. CONCLUSIONES Este documento pretende servir de guía informativa básica a los pediatras en cuanto al panorama actual de las IDP y despertar el interés en ellas. Teniendo siempre en consideración que lo que conocemos es factible sospecharlo, a través de una búsqueda exhaustiva de síntomas y signos clínicos y apoyados por las pruebas de laboratorio adecuadas, podremos llegar a diagnósticos concluyentes con el consiguiente beneficio para nuestros pacientes. La tarea del pediatra general es sospechar estas entidades y comenzar el trabajo diagnóstico, ya que un tratamiento precoz y apropiado de ellas, 14 redundará en una menor cantidad de secuelas, que habitualmente aparecen por diagnósticos tardíos, y un mejor pronóstico vital. Por último, acentuar el énfasis en que este grupo de pacientes requiere un trabajo multidisciplinar, ya que la evolución clínica que presentan las IDP, muchas veces compromete varios sistemas y por lo tanto el enfoque que cada especialista pueda aportar, podrá contribuir a mejorar las expectativas y calidad de vida en estos niños. 15 BIBLIOGRAFÍA 1. Arkwright PD, Abinun M. Recently identified factors predisposing children to infectious diseases. Curr Opin Infect Dis 2008;21(3):217-22. 2. Bonilla FA, Geha RS. 2. Update on primary immunodeficiency diseases. J Allergy Clin Immunol 2006;117:S435-41. 3. Casanova JL, Fieschi C, Zhang SY, Abel L. Revisiting human primary immunodeficiencies. 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Prim Care 2008;35:159-73. 10. Rezaei N, Aghamohammandi A, Notarangelo L. Primary Immunodeficiency Diseases. 1ª ed. Berlin: Springer, 2008. Figura 1. 2,5% 2,7% Deficiencias predominantemente de anticuerpos 0,4% 0,4% Otras Inmunodeficiencias bien definidas 8,4% Defectos de fagocitos Inmunodeficiencias combinadas de células T y B 11,2% Desordenes genéticos de regulación inmune Deficiencia de complemento Desórdenes autoinflamatorios 56,1% 18,3% Defectos de inmunidad innata Figura 1. Frecuencias relativas de los diferentes grupos de IDP (datos extraídos de los registros de ESID, LAGID, Australia y Nueva Zelanda e Irán). Adaptado de Rezaei N, Aghamohammandi A, Notarangelo L. Primary Immunodeficiency Diseases. 1ª ed. Berlin: Springer, 2008. 17 Tabla I. Datos clínicos que pueden orientar hacia una IDP específica Hallazgo Eccema, petequias Telangiectasias (conjuntiva, pabellón auricular) Fenotipo peculiar (implantación baja pabellones auriculares, úvula bífida) y cardiopatía congénita Gingivitis, enfermedad periodontal Eccema desde el nacimiento (palmas, plantas) Albinismo, nistagmus, fotofobia Abscesos cutáneos, retraso caída de dentición primaria IDP Síndrome de Wiskott-Aldrich Ataxia-Telangiectasia Síndrome de DiGeorge Alteraciones de la fagocitosis Síndrome de Omenn Síndrome Chediak-Higashi Síndrome Hiper IgE 18 Tabla II. Microorganismos específicos asociados a los diferentes tipos de IDP Deficiencia Organismo Virus Bacterias Inmunidad innata Anticuerpos Celular Combinada Complemento Fagocitosis VHS-1 (TLR3) Enterovirus Herpes virus Todos No No S. pneumoniae y S. aureus (IRAK, MyD88) S. pneumoniae, H. influenzae, S. typhi Los mismos que para la deficiencia de anticuerpos como celular: Los mismos que para la deficiencia de anticuerpos; también N. meningitidis (defecto de la vía terminal). S. aureus, flora entérica, S. aureus, P. aeruginosa, L. monocitógenes, flora entérica C. fetus, N. meningitidis, M. hominis, P. aeruginosa, S. typhi, Nocardia asteroides. U. urealyticum. Micobacterias Todos, incluyendo BCG No Todos, incluyendo BCG Todos, incluyendo BCG No Todos, incluyendo BCG No Cándida spp., Cándida spp., No Coccidioides immitis, Histoplasma capsulatum, Aspergillus spp. Cryptococcus neoformans, Pneumocystis jiroveci. Aspergillus spp., (NEMO IFN-IL-12) Hongos Protozoos No No Giardia lamblia Toxoplasma gondii Cándida spp, P. jiroveci. No 19 Tabla III. Valores normales de las inmunoglobulinas según la edad RN (término) 3 meses 6 meses 1 año 2-6 años 7-12 años Adultos IgG (mg/dl) IgA (mg/dl) IgM (mg/dl) 610-1540 170-560 200-670 330-1160 400-1100 600-1230 700-1600 1-4 5-50 8-70 10-100 10-160 30-200 70-400 6-30 30-100 30-100 40-170 50-180 50-200 40-230 20 Tabla IV. Inmunofenotipo linfocitario: valores normales según la edad 21