DISMINUCIÓN DE LA MAYORIDAD A 18 AÑOS ¿Qué piensan los jóvenes? por Luis MOISSET DE ESPANÉS Revista de Sociología del Derecho, La Plata, 1991, N° 7, p.8 Hace ya algunos años, cuando el legislador justicialista Perl presentó un proyecto en la H. Cámara de Diputados de la Nación propiciando se modificase el artículo 128 del Código civil disminuyendo de 21 a 18 años el límite de la mayoría de edad, nos preguntamos si realmente era beneficiosos para los jóvenes el cambio de régimen (1). Nuestra inquietud renació posteriormente, al aprobarse en 1987 en la Cámara de Diputados el proyecto de unificación que, entre otras cosas, propiciaba esta reforma y la supresión del actual régimen de habilitación o emancipación dativa, para los jóvenes que ya han cumplido 18 años, como un estado intermedio de capacidad limitada, reconocido a quienes efectivamente acrediten madurez suficiente para gobernar su persona e intereses. La Comisión Técnica designada por el H. Senado para asesorar al cuerpo sobre el mencionado proyecto (2), se ocupó especialmente del problema, y uno de sus miembros, el profesor rosarino Luis Niel Puig, informo que había efectuado entre sus alumnos de los primeros años de la carrera de derecho una encuesta que, contra lo que podría suponerse, arrojaba como resultado el que los jóvenes consultados consideraban preferible no modificar la ley vigente y mantener el límite en 21 años, por considerar que a los 18 años se carece de suficiente madurez. La proporción, si la memoria no me es infiel, era de dos en contra de la modificación propuesta, por uno a favor del cambio (3). Posteriormente tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la Nación se han presentado proyectos de legisladores de distintos partidos políticos (4) propiciando la reducción de la mayoría de edad, fundados principalmente en tres hechos: a) Que la mayor parte de los países del mundo han adoptado los 18 años como límite de la mayoría de edad; b) Que si el joven adquiere capacidad política, y puede elegir su representante, parece lógica su capacidad civil; y c) Que si el Estado exige a los jóvenes que cumplan un servicio militar, y en caso de necesidad ofrenden su vida en defensa de la patria, debe reconocérseles paralelamente capacidad para gobernar su persona. En realidad a estas motivaciones se suma, como trasfondo innegable, la creencia de los autores de estos proyectos de que el cambio propuesto satisface una inquietud de los jóvenes, pues se presume que ellos desean obtener cuanto antes total independencia y como los políticos, con absoluta buena fe, piensan que deben atender los intereses de sus representados -y posibles votantes- impulsan la iniciativa, sin haber realizado un estudio concienzudo sobre la opinión real de los destinatarios de la norma. Nos ha parecido, por tanto, de verdadero interés repetir la experiencia interrogando a un grupo de personas que se encuentran en esas edades, para conocer cuál es su manera de pensar. A tal efecto hemos elegido a los estudiantes de segundo año de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Córdoba, que cursan Obligaciones (5) con el profesor Domingo Viale, para realizar allí nuestro estudio, y dividimos el experimento en dos etapas. En primer lugar nos limitamos a presentarnos, informarles que existían en el Congreso de la Nación los proyectos de reducir la mayoría de edad a 18 años, y solicitarles que de inmediato, de manera espontánea, nos diesen su opinión sobre la conveniencia de la reforma propuesta, pronunciándose únicamente por "sí", o "no" (6), e indicando también en la hoja de la encuesta la edad y el sexo de la persona que nos daba su respuesta (7). No era necesario brindar más datos, puesto que al tratarse de alumnos de segundo año de la Facultad de Derecho, que ya habían cursado y aprobado Civil I (Parte General), debían tener nociones sobre lo que significa la capacidad de los sujetos. Los alumnos encuestados de esta manera que entregaron su respuesta fueron 63, de los cuales 38 eran mujeres (60,3%) y 25 varones (39,7%), y los resultados que arrojó el estudio confirmaron lo que ya había observado Niel Puig en Rosario, es decir un predominio de la opinión negativa a la modificación legal en proporción que era aproximadamente la misma (2 a 1); en efecto, hubo 41 alumnos (65,1%), que se pronunciaron por "no" cambiar el tope actual, y 22 (34,9%) que estimaban conveniente la modificación (ver Cuadro I) CUADRO I Sí % Mujeres 12 31,6 Varones 10 40 __________ 22 34,9 No % 16 68,4 15 60 ___________ 41 65,1 Debemos señalar que la encuesta se dirigió a todos los alumnos presentes, y que muy pocos (tres), excedían los 21 años; hubo otros (cuatro), que no consignaron su edad, pese a la recomendación expresa de que lo hicieran. Hemos procedido también a confeccionar una tabla que indica las edades de quienes se inclinaron en uno u otro sentido (ver Cuadro II) CUADRO II 18 19 20 21 22 23 Sin datos Mujeres - Si 4 7 1 Mujeres - No 8 13 1 1 1 1 1 Varones - Si Varones - No 4 5 4 5 2 1 - 1 2 1 Dos pequeñas observaciones: a) el número de varones que omitieron el dato de edad fue considerablemente más alto que el de mujeres; b) todos los interrogados que ya habían cumplido 21 años estimaron que no era conveniente la reforma, aunque no creemos que de ello pueda sacarse una conclusión valedera, pues el número de personas encuestadas de 22 ó 23 años es muy escaso (hecho lógico en un segundo año de la Universidad). En este primer estudio de carácter estadístico advertimos que en los varones de 18 y 19 años hay una marcada paridad entre las opiniones adversas y las favorables a la modificación legal; pero, en cambio, los de 20 y 21, es decir los que se aproximan al límite actual, no se muestran proclives a la reducción del tope. Entre las mujeres, cualquiera sea la edad, existe un marcado predominio de la opinión negativa a los proyectos de modificación. La segunda etapa de nuestro estudio consistió en pedir una nueva respuesta, pero ya meditada y con fundamentos, luego de haber ilustrado de manera breve y lo más objetiva posible sobre algunas de las ventajas e inconvenientes que produciría el cambio legislativo propuesto. Como ventajas, además de las razones que se dan como justificativo en los proyectos mencionados y a que hemos aludido más arriba, recordamos que si se sancionara una reforma de esta índole los jóvenes de 18 años, al obtener la plena capacidad civil podrían fijar su domicilio donde desearan, no necesitarían autorización paterna para salir del país, podrían disponer de todos sus bienes (no solamente de los adquiridos con el producto de su trabajo), gozarían de libertad para contraer matrimonio. En cambio, señalamos entre los posibles inconvenientes el hecho de que si quedasen huérfanos perderían el derecho a pensión (que se concede solamente a los hijos menores), que desde el momento en que se convirtiesen en mayores no tendrían la protección de las obras sociales para asistencia médica, como hijos de familia, que el derecho alimentario cesaría a los 18 años (8), lo que es particularmente grave en caso de divorcio de los padres; y que, en general, en la sociedad moderna el período de aprendizaje y capacitación para acceder al mercado de trabajo se ha prolongado, lo que hace que el adolescente necesite por un tiempo mayor el apoyo y asistencia de su familia. Solicitamos entonces que redactasen en sus domicilios las respuestas, ya no como fruto de una reacción espontánea, sino sopesando los distintos factores en juego, y procurasen brindar los fundamentos de la posición adoptada en definitiva. El profesor Viale recogió las respuestas en la clase siguiente, que fueron algunas menos ya que sólo contestaron en este caso 49 alumnos (no sabemos si faltaron en esa clase, o simplemente no realizaron el esfuerzo de fundar su opinión). Además hubo muchos que no indicaron ni el sexo ni la edad, lo que impidió realizar tabulaciones complementarias y nos obliga a ceñirnos a analizar si están conformes o no con la modificación de la edad legal, pero como éste es el núcleo central de nuestro estudio, nos conformamos con ellas y procesamos las respuestas (ver Cuadro III). CUADRO III Sí No Total 12 (24,5%) 36 (73,6%) Indeciso 1 (2%) El análisis de las cifras parece indicar que, indicados de que la reducción del límite de edad no solamente concede ventajas, sino que acarrea algunos inconvenientes al menor, se acentúa la actitud de rechazo a la reforma, en proporción que se aproxima a 3 por el No, y 1 por el Sí. Uno de los jóvenes encuestados se limitó a explayarse sobre las ventajas (a las que se refirió en primer lugar), y las desventajas, sin pronunciarse en definitiva, razón por la cual lo catalogamos como "indeciso". En algunos casos los fundamentos esgrimidos, tanto para justificar la posición negativa, como la aceptación de la reforman, demuestran solidez y madurez, por lo que merecen ser reproducidos. Vemos así que una señorita expresaba su convicción de que "a nivel cultural no estamos los jóvenes preparados para ejercer actos de la vida civil como por ejemplo, disponer libremente de los bienes adquiridos a título gratuito; circular, entrar y salir del país; realizar todo tipo de operaciones bancarias..." y explicaba que esa falta de preparación, a su criterio, era un problema de educación, por lo que opinaba que "antes de una reforma de este tipo, deberíamos canalizar todos nuestros esfuerzos para mejorar principalmente nuestra educación y ver, de aquí a algunos años, si dicha propuesta hace al Bien Común de nuestra Patria". Otra, de 19 años, reflexionaba que "aunque entre los 18 y 21 años el lapso es breve ese tiempo sirve para ir adquiriendo responsabilidades y saber ejercer la libertad, que en el caso de adelantar la mayoría de edad tomaría de sorpresa a una persona todavía adolescente", y fundamentaba sus apreciaciones en lo que enseña la psicología. Alguna llegaba a cuestionar la capacidad que tiene la juventud actual para votar, a partir de los 18 años, afirmando que "la mayoría vota porque tiene que hacerlo", concluyendo que quizás sería más correcto elevar la edad para el ejercicio de los deberes cívicos, y no disminuir la edad de la capacidad civil. Un varón de 20 años, con mucho tino, afirmaba: "la cuestión fundamental, a mi entender, va más allá de todas las "ventajas" y "desventajas" examinadas en clase", ya que "este problema pasa por la responsabilidad que puede tener un joven de 18 años y la capacidad para poder enfrentar los problemas que hasta ese momento eran responsabilidad de sus padres", y agregaba que "salvo pocas excepciones, a la edad de 18 años no se tiene conciencia plena de lo que significa el fundo de ‘afuera' y por ello las ‘ventajas' del proyecto pueden volverse en contra del propio joven que por inexperiencia no sabe como actuar ante tales o cuales circunstancias". Entre los que se pronunciaron por la conveniencia de la reforma encontramos las expresiones de un varón que decía: "Creo que la reducción de 21 a 18 años no es negativa... porque a esa edad una persona ya tiene discernimiento suficiente como para poder administrarse solo; si uno mira un poco la realidad que vivimos cotidianamente, hay un porcentaje enorme de chicos que ya a la edad de 17 años trabajan en distintos empleos y, sin ir más lejos, aquí en la Universidad tengo compañeros que son de otras provincias y a los cuales sus padres les mandan un sueldo (9) y tienen que vivir y administrarse solos y lo hacen perfectamente". Otro joven, de 19 años, de manera muy reflexiva aprobaba el proyecto, pero con algún condicionamiento: "...para implantar la reforma es menester un cambio social, para dar las mismas oportunidades y posibilidades a todos" y agregaba que: "analizando la situación social actual sería muy difícil la inserción de una persona de 18 años a la vida independiente, pero aclarando que le resulta también difícil a un mayor de 21 años". Finalizaré estas citas reproduciendo las palabras de una señorita de 19 años, que refirmaba su adhesión al proyecto reconociendo que "no estamos preparados en ningún aspecto -y menos aún en la educación- para afrontar un cambio así; sé que seremos víctimas de miles de abusos propiciados por deshonestos y aprovechadores, pero si se nos niega esta posibilidad, pues que se nos nique lo demás, para lo cual tampoco estamos, estuvimos -y si seguimos así- estaremos preparados; si se trata de saltear el escollo que esta situación representa mediante una adecuada información -nuestra más importante necesidad- creo que es válido que esto se aprenda aquí. No nos asustan desafíos y creo que éste será uno" (10). En una reunión del Instituto de Derecho Civil de la Universidad Católica conversamos con otros profesores de la experiencia que estábamos realizando y varios de ellos se entusiasmaron y efectuaron por su cuenta en otros cursos encuestas similares cuyos resultados, de sernos posible, analizaremos en un próximo trabajo, aunque podemos adelantar que en todos los casos existió una amplia mayoría de pronunciamientos contrarios a la modificación legal proyectada. Necesidad de ampliar el estudio a) En primer lugar es conveniente señalar que el estudio realizado sólo refleja la opinión de un "sector" de la juventud argentina, ya que los consultados son todos estudiantes universitarios, y que provienen de familias que poseen medios económicos suficientes para costearles sus estudios. Sería conveniente, por tanto, extender la investigación de campo a otros sectores, correspondientes a familias de menores ingresos, cuyos hijos menores deben trabajar, sea para costearse sus estudios, sea para subsistir, ya que no van a proseguir estudios superiores. b) En segundo lugar, como lo hemos destacado anteriormente, todos los interrogados en esta encuesta tenían ya ciertas nociones de derecho, lo que en alguna forma condiciona las respuestas. Para completar la investigación deberían plantearse encuestas similares a los estudiantes de otras carreras. c) No está en nuestras manos efectuar esos estudios complementarios, pero sería indispensable que sociólogos colaborasen en la tarea, para obtener un panorama completo de cuál es el pensamiento de los jóvenes argentinos con relación a una reforma que los tiene a ellos como principales destinatarios. d) Las Comisiones del Congreso de la Nación que tiene a su cargo el análisis de los proyectos de ley mencionados, si desean pronunciarse con efectivo conocimiento de la realidad social que pretenden regular, deberían previamente encargar esos estudios, si desean adoptar una decisión responsable sobre la conveniencia de las normas que se proponen para reemplazar el derecho vigente. Conclusiones a) Existe entre los mayores de edad la errónea creencia de que todos los jóvenes, o una gran mayoría, desean que se disminuya el límite de la mayoridad. b) Los estudios de campo efectuados entre jóvenes universitarios, estudiantes de derecho, ponen de relieve que esos grupos se pronuncian mayoritariamente, en proporción de 2 a 1, por la inconveniencia de reducir la mayoría de edad a los 18 años. c) Cuando se les exponen las ventajas e inconvenientes de la modificación proyectada, aumenta el porcentaje de opiniones desfavorables, hasta alcanzar una proporción de 3 a 1, con respecto a los que apoyan la reducción de la mayoría de edad. d) Los que prestan apoyo a la iniciativa fundamentan su postura en el hecho de que ya a los 18 años se goza de suficiente discernimiento, y algunos plantean, incluso, que aunque pueda carecerse de experiencia, la única forma de adquirirla es ejercitando con libertad su capacidad. e) Los que estiman mantener la legislación vigente opinan que el período que transcurre entre los 18 y los 21 años es una etapa de maduración indispensable para adquirir la responsabilidad en el manejo de su persona, destacando algunos que, en aquellos casos en que el joven ya ha demostrado especial aptitud, la ley es suficientemente flexible, pues permite su emancipación. f) Es un deber del legislador, antes de pronunciarse sobre un punto de tanta trascendencia, investigar cuál es realmente la opinión que predomina entre los principales destinatarios de la reforma, y las razones que fundamentan su postura. _____________ NOTAS: (1) Ver nuestro "¿Beneficia a los jóvenes que la mayoría de edad se fije en 18 años?, E.D. 111-843. (2) A mediados de 1988 el H. Senado de la Nación nombró una comisión integrada por José Luis García Castrillón, Fernando J. López de Zavalía, Juan Carlos Palmero, Luis Niel Puig, Juan Francisco Ravignani, Domingo J. Ray, Adolfo Rodríguez Saa, Mario Russomano, Carlos Suárez Anzorena, Ernesto Clemente Wayar, Eduardo A. Zannoni y el autor de estas líneas que, en la reunión constitutiva, fue designado Presidente de dicha Comisión Asesora. (3) Parece conveniente destacar que la Comisión Asesora del H. Senado se ocupó primeramente de los aspectos metodológicos de la Unificación, y luego comenzó el análisis del contenido del Proyecto. Se preocupó también por efectuar consultas a toda la opinión jurídica del país. Elevó primero, a los tres meses de constituída, un Informe Preliminar que daba cuenta de los progresos realizados, y al cabo de seis meses otro informe por el que se aconsejaba la aprobación en general del proyecto, pero la profundización en el estudio de las soluciones normativas propuestas, solicitando a tal efecto prórroga de sus actividades, prevista en la Resolución que la había creado. Los antecedentes reunidos por la Comisión Técnica y los trabajos aportados por sus miembros fueron reunidos en cinco grandes carpetas, a las que se agregaron otras tantas carpetas de versiones taquigráficas de las deliberaciones; todas ellas quedaron en las oficinas de la Comisión de Legislación General. Su presidente, senador Rodríguez Saa, que nunca demostró interés por el trabajo de la Comisión Técnica Asesora, ni concurrió a ninguna de sus sesiones pese a las reiteradas invitaciones que se le cursaron, no dió ninguna respuesta al pedido de prórroga y dejó de esta manera en vía muerta el estudio de la Unificación Civil y Comercial. (4) A título de ejemplo mencionamos que en la Cámara de Diputados hay un proyecto de los legisladores radicales Alfredo Orgaz y Mario Brook, y en el Senado otro del legislador justicialista Eduardo Menem. (5) Es decir el segundo curso de Derecho Civil. (6) El "Sí", como indicativo de que aprobaban la reducción del límite de edad: el "No", como expresión de que creían conveniente mantener la legislación vigente. (7) Pensamos que era conveniente determinar si existía un actitud similar o diferenciada entre los representantes de uno y otro sexo. En lo que se refiere a la edad, procurábamos averiguar si ella influía en las expectativas por llegar a ser mayores. (8) A título de curiosidad señalaremos que en Costa Rica, por ley 4576 del año 1973, que ponía en vigencia un Código de Familia, se modificó el Código civil estableciendo el límite de la mayoría de edad en 18 años (actual art. 37); poco tiempo después, por ley 5895 del año 1976,se dió la actual redacción al artículo 160 del Código de Familia, cuyo último párrafo expresa: "Subsistirá la obligación de dar alimentos al hijo que, aunque mayor de 18 años sea menor de 21 años, cuando a juicio del Tribunal le sea gravoso o imposible procurárselos por sí mismo". (9) Evidentemente no es correcto hablar de "sueldo", ya que los padres no pagan una remuneración a sus hijos por el "trabajo" de estudiar. (10) Quizá un psicólogo pueda analizar mejor esta postura que, junto al firme deseo de reafirmar una posición independiente, por considerar que ya se tiene suficiente capacidad para gozar de plena libertad de acción, parece traslucir un trasfondo de convencimiento de que aún le falta "algo" para alcanzar la total madurez.