la costa de can martorell (dosrius, el maresme, catalunya).

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VII Congreso Nacional de Paleopatología
LA COSTA DE CAN MARTORELL (DOSRIUS, EL MARESME, CATALUNYA).
ASPECTOS PALEOANTROPOLÓGICOS Y PALEOPATOLÓGICOS DE UN
DEPÓSITO FUNERARIO SINGULAR EN EL III MILENIO A.C.
LA COSTA DE CAN MARTORELL (DOSRIUS, EL MARESME, CATALUNYA).
PALEOANTHROPOLOGICAL AND
PALEOPATHOLOGICAL ASPECTS OF A
SPECIAL FUNERARY DEPOT IN 3RD MILLENNIUM BC
Mercadal, O.1; Agustí, B.2; Aliaga, S.3; Barrios, A.4; Campillo, D.5; Chimenos, E.3; García, E.6; Gibaja, JF.;
Palomo, A. 2; Subirà, MªE.5
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(4)
(5)
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Museu Cerda. Puigcerdá
Museu d'Arqueología de Catalunya -Girona
Consell Comarcal de la Cerdanya
Facultat d'Odontologia. Universitat de Barcelona
Laboratori de Paleoantropología i Paleopatología. Museu d'Arqueología de Catalunya -Barcelona
Unitat d'Antropología. Departament de Biología Animal, Biología Vegetal i Ecología. Universitat Autónoma
de Barcelona.
Correspondencia: Museu Cerda. Apartatde Correus 177 17.520 Puigcerdá
Teléfono 972 88 43 03 - Fax 973 88 43 04
E mail: [email protected], [email protected]
RESUMEN
El estudio interdisciplinar del conjunto funerario de la Costa de Can Martorell aporta algunas reflexiones
acerca de la evidencia de actuaciones violentas en la prehistoria. El trabajo da como resultado la
inhumación de unos 200 individuos, de los cuales una parte importante habrían muerto en edad adulta o
juvenil, un estadio que se supone de poco riesgo para la mortalidad natural de muestras poblacionales
prehistóricas naturales. Por otro lado, el mobiliario funerario está constituido, casi exclusivamente, por un
conjunto de 68 puntas de flecha con fracturas de uso. El estudio de los proyectiles da lugar a la
interpretación de que al menos una parte de éstos llegaron al espacio funerario alojados en el interior del
cuerpo de los inhumados, hecho que demostraría un episodio de violencia en una comunidad del III milenio
cal BC.
Palabras clave: Nordeste ibérico, Calcolítico, inhumaciones sucesivas, puntas de flecha, violencia.
ABSTRACT
The interdisciplinary study of the funerary sample of Costa de Can Martorell bring us some reflexions about
the evidence of prehistoric violents acts. The importance of the site lies, on the one hand, in the great number
of the buried individuals found and, on the other, in the peculiar and homogeneous quality of the
archaeological material retrieved, consisting basically of flint arrowheads. In this study we obtained a number
about 200 individuals, from which a great number died during adult and younger period. In another hand, the
archaeological material is only represented by 68 flint arrowheads that have fractured
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after their use. The study of these projectiles has allowed us to ¡nterpret that at least some part of these arrived
into the burial space inside the bodies of the deceased, wich would prove an episode of violence in a
community of the 3rd. millennium BC. Chalcolithic period reach in Catatonía between 4450 -3600/3450 BP
or 3200-1750 cal BC and its relationed basically with Beakers.
Key words: Northeastern Iberia, Calcholithic period, collective burial, arrowheads, violence.
INTRODUCCIÓN
La Costa de Can Martorell, por su peculiar contenido, responde a un depósito funerario fuera de lo común
en el ámbito prehistórico de Catalunya. Topográficamente, se ubica en un pequeño contrafuerte, entre dos
cursos fluviales, en una colina de la cordillera Prelitoral catalana. La presencia de unas losas sobresaliendo
del terreno provocó el descubrimiento de lo que parecía inicialmente una cista megalítica y que no era sino
el vestíbulo de una inmensa cavidad excavada artificialmente en la roca. La intervención arqueológica que
siguió a la primera noticia fue una actuación de urgencia (ALIAGA, 2003) que obligó a realizar movimientos
de grandes bloques de piedra para poder excavar los distintos niveles arqueológicos y reconocer el espacio
funerario original. Éste presenta un corredor al que se accede por una puerta megalítica basculante, seguido
de una cámara funeraria de 7 m2. Los restos esqueléticos aparecieron principalmente en el nivel inferior, tanto
en la cámara funeraria como en el corredor y el vestíbulo, superpuestos y ocupando gran parte del
espacio, pero sellados por un hundimiento de la bóveda del hipogeo originado por causas de orden
geológico. Una de las observaciones de interés realizadas durante la excavación fue la presencia de grupos
de cráneos en la proximidad de las paredes de la cavidad, muchos de los cuales habían perdido la parte
anterior; los fragmentos maxilares y las piezas dentales se hallaban en la base del nivel, muy deteriorados.
En algunas ocasiones el registro arqueológico reconoció conexiones anatómicas que permitieron la
agrupación de restos en individuos potenciales. Posteriormente, estos registros pudieron ser
contrastados a partir del estudio antropológico y estomatológico. Este tipo de observaciones también dio lugar a
la reconstrucción de la dispersión y la posición de algunos individuos.
El hecho de que el nivel inferior quedara completamente aislado por efecto del hundimiento de la
bóveda es el factor principal para considerar el nivel inferior un conjunto cerrado, a priori, mientras que el
superior de la cámara, así como los del vestíbulo, pudieron estar sometidos a un mayor número de
manipulaciones y a actos de expolio.
La ausencia generalizada de materiales arqueológicos considerados como potencial ajuar funerario se vio
truncada por la aparición de numerosas puntas de flecha en la base del nivel inferior de la cámara y del
corredor, una vez que se recuperaban los restos esqueléticos y normalmente por debajo de éstos. Su
localización específica y la exclusividad de su género condujeron a plantear la hipótesis de que se tratara de
flechas alojadas en los cuerpos inhumados y desprendidas de ellos durante el proceso de putrefacción y
esqueletización.
Las dataciones radiocarbónicas efectuadas a partir de cuatro muestras procedentes del vestíbulo, así como
del sector central y del fondo de la cámara -niveles inferior y superior- obtienen valores de entre 3920 ± 80
BP y 3795 ± 50 BP (MESTRES, 2003), que corresponden a un estadio situable entre el neolítico final y el
calcolítico.
MATERIAL Y MÉTODO
El gran volumen del material arqueológico se concentra en el conjunto de restos humanos (26.251
elementos óseos y 4.115 dentales) y el de la industria lítica (68 puntas de flecha), seguido por una
pequeña muestra de fauna y cerámica.
De las características del yacimiento nació un estudio interdisciplinar en el que participaron numerosos
especialistas, coordinado por el arqueólogo Oriol Mercadal (MERCADAL, 2003), aunando los resultados de
diversas analíticas. En el presente trabajo presentamos los resultados básicos del campo de la antropología
y su relación con los de la industria lítica.
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VII Congreso Nacional de Paleopatología
RESULTADOS
1. Resultados antropológicos y paleodontológicos
El conjunto dentario obtuvo un NMI probable de 194, a partir del número de veces en que se repite el primer
molar superior derecho, aunque el número máximo de repeticiones lo ofreciera el primer molar inferior
izquierdo (205).
El estudio del material óseo (MERCADAL & AGUSTÍ, 2003) se dividió por niveles y ámbitos del
yacimiento, si bien en este trabajo nos centraremos en los resultados del nivel inferior de la cámara
sepulcral. En el cálculo del NMI se obtuvieron resultados a partir de los pequeños elementos repetidos, como
la apófisis odontoidea del axis o el mentón mandibular (129 individuos), hasta un NMI de 146 para este ámbito
y de 161 si le añadimos los demás niveles.
La clasificación básica de la muestra en grupos de edad se realizó a partir del material dentario,
obteniendo una clasificación que pone de evidencia el hecho de que la mayor parte de la población murió
entre los 12 y los 40 años (BARRIOS & CHÍMENOS, 2003).
0-6 años (Infantil I)
6-12 años (Infantil II)
12-20 años (Juvenil)
20-40 años (Adulto)
40- 60 años (Maduro)
> 60 años (Senil)
= 11 individuos
= 29 individuos
= 43 individuos
= 93 individuos
= 18 individuos
= 0 individuos
A partir del registro óseo (MERCADAL & AGUSTÍ, 2003), el grupo de los adultos jóvenes (20-40 años) se
identificó por un óptimo de calcificación y por la ausencia de patología degenerativa, y el de los mayores de
40 años, por la presencia de ésta, por el grado avanzado de obliteración craneal o por una pérdida evidente
de calcificación (alrededor de 13 individuos).
En la valoración del dimorfismo sexual el planteamiento inicial partió de la morfología craneal de los
elementos identificados durante la excavación, obteniendo unos 39 individuos adultos con rasgos
masculinos y unos 26 con rasgos femeninos. A partir de la volumetría de los huesos aislados, obtuvimos 50
masculinos frente a 40 femeninos y 4 alofisos.
Figura 1.- Distribución del número mínimo de individuos NMI (jóvenes y adultos) en los distintos ámbitos del
yacimiento, a partir del registro óseo.
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2. Paleopatología
Partiendo de una muestra de población de alrededor de 200 individuos podríamos haber esperado un número
importante de rasgos patológicos. Sin embargo, y en correlación tanto con la distribución específica de
edad como con el grado de fragmentación, el número de observaciones patológicas (CAMPILLO,
MERCADAL, AGUSTÍ, 2003) es bastante reducido. En el contexto poblacional de la muestra, la presencia
de lesiones degenerativas se convierte en algo minoritario que adquiere mayor significación. Es nuevamente
el nivel interior de la cámara donde se produce mayor número de observaciones. Ofrecemos una síntesis
de estas observaciones, destacando únicamente los elementos más significativos.
En el esqueleto craneal se reconocen diez casos de cribra orbitalia y tres casos probables respecto a 32
individuos observados. Algunos de ellos corresponden a individuos infantiles como el CM6. El cráneo CM36
presenta una lesión porosa en el parietal derecho (ángulo posteroinferior) que identificamos como un posible
quiste aracnoideo; sin embargo, la imagen radiográfica no esclareció su identificación. Una perforación de la
pared craneal (cráneo CMS) se localiza en un fragmento de bóveda craneal correspondiente a la parte
postero-sagital del parietal izquierdo, de entre 5 y 6 mm de espesor; se aprecia una pequeña perforación
de unos 9 mm de diámetro, cuyo borde está parcialmente roto. El borde presenta una sección troncocónica,
con ángulo romo y recubierto de tejido compacto. A partir de esta morfología apuntamos la posibilidad que
se trate de un proceso secundario a una neoplasia benigna "en reloj de arena" o algún quiste aracnoidal.
Entre los traumatismos, el caso más interesante reside en el cráneo 70, que presenta una fractura
consolidada a nivel del extremo distal del arco orbitario derecho. El extremo del arco orbitario no se
conserva, lo cual nos conduce a la idea que se produjera la pérdida de esta parte ósea o que
simplemente se consolidara sin reparación del hueso, dato que no hemos podido contrastar. La imagen
radiográfica no aporta información de interés. Visto a la lupa binocular se observa una zona de
pulimento similar a la eburneación. Su etiología queda pendiente por el momento.
En el esqueleto axial destaca la presencia de procesos degenerativos en un axis (CM35), con
deformación por roce con el arco anterior del atlas, posiblemente secundaria a una subluxación; otro axis
muestra una moderada exóstosis en los procesos espinosos, y tres más presentan leves signos artrósicos en
las apófisis odontoides correspondientes. Las vértebras cervicales sexta y séptima asociadas al cráneo 28
presentan sinostosis intervertebral y exóstosis del canal espinal. Una vértebra cervical asociada al cráneo 63
presenta aplastamiento del cuerpo y lesiones exostósicas. En un solo caso, un atlas presenta una fractura del
arco neural, no consolidada, junto a una posible alteración de la articulación odontoatloidea que podría estar
relacionada con la primera, aunque también podría tratarse de un proceso tafonómico post-mortem.
Otros elementos vertebrales presentan importantes lesiones necróticas con reacciones exostósicas. Se han
podido observar algunos casos aislados de procesos exostósicos en elementos cervicales, dorsales y
lumbares, así como cavidades en las plataformas de algunos cuerpos dorsales causadas por la presión
de nodulos de Schmörl.
En la extremidad superior, la mayoría de las observaciones patológicas se refieren a pequeñas lesiones de
carácter degenerativo o postraumáticas; en un caso se ha observado una fractura consolidada del tercio
distal cubital por un probable "golpe de parada".
En la extremidad inferior, destaca un proceso infeccioso, quizás postraumático, afectando la articulación
coxofemoral, con áreas de desgaste articular, numerosas perforaciones necróticas y reacciones
osteogénicas. También cabe mencionar un proceso de periostitis/miositis en una diáfisis tibial. En los
elementos del tarso, son numerosas las lesiones de carácter degenerativo afectando falanges y
metatarsianos, corroborando una vez más la presencia de algunos individuos de edad madura en el conjunto.
3. Los elementos traza y su significado en la dieta
Para el análisis paleodietético (SUBIRÁ & GARCÍA, 2003) se seleccionaron 45 individuos, de los cuales 10
eran subadultos y 35 adultos. De los adultos sólo 29 pudieron ser sexados como 23 masculinos y 6 femeninos
(según Alemán y cois, 1997; Safont y cois, 2000). También se analizaron muestras faunísticas
encontradas en el yacimiento (13 omnívoros y 10 carnívoros) que sirvieron para la reconstrucción de la
cadena trófica.
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VII Congreso Nacional de Paleopatología
Los elementos analizados fueron: Ca, Sr, Mg, Ba, Cu y Zn. El análisis estadístico de los datos muestra que la
población sería un grupo homogéneo en cuanto a la distribución de los recursos alimenticios, sin diferencias
acusadas en la alimentación de hombres y mujeres, ni entre los distintos grupos de edad. La dieta de la
población de can Martorell sería mixta, con un elevado aporte de cereales y en la cual los productos cárnicos y
vegetales tendrían un papel secundario. No obstante, se considera que el estado de salud de la población
sería bueno, sin deficiencias nutricionales acusadas, hecho ratificado por el estudio paleopatológico.
DISCUSIÓN
1. La percepción ritual a partir de la representación anatómica v ósea
La valoración de la presencia de las diversas regiones anatómicas y de la tipología ósea son
herramientas que ayudan a resolver cuestiones de orden ritual en los depósitos funerarios. La primera
pregunta que nos formulamos fue la de si se trataba de un depósito primario o secundario, a lo que
podíamos haber respondido que se trataba de un depósito primario dadas las diversas conexiones
anatómicas que ya evidenció el trabajo arqueológico. Sin embargo, el registro arqueológico también había
documentado agrupaciones craneales en distintas áreas de la cavidad, correspondientes a individuos ya
esqueletizados que podían haber sido seleccionados y trasladados desde un primer lugar sepulcral. La
revisión de los inventarios óseos y la clasificación de los restos en regiones anatómicas obtuvo un tipo de
distribución regular, respondiendo a un fenómeno de esqueletización y destrucción de tipo natural. La
presencia de gran número de elementos que deberían extraviarse fácilmente en un traslado (falanges,
huesos cortos, dientes anteriores) indica también que nos hallamos ante un depósito de tipo primario.
En segundo lugar, el análisis de la representación ósea sirve como indicador de la pauta de
conservación diferencial de los restos estudiados. Ésta responde también a una distribución normal en la
conservación esquelética y se asemeja con la morfología de un depósito primario sin alteraciones
importantes.
En tercer lugar, la lateralidad esquelética constituye otro instrumento válido para interpretar el tipo de
depósito. Nos referimos a la observación de un equilibrio entre elementos de ambos lados del esqueleto, como
parámetro para rebatir manipulaciones posteriores a la inhumación o el expolio. Mientras que el nivel superior
presentaba volúmenes similares entre los efectivos adultos izquierdos y derechos de los huesos largos, la
cintura escapular y el coxal, los elementos de manos y pies se presentaban de manera desigual. En el espacio
del vestíbulo la igualdad entre lados sólo se daba en los elementos del tarso.
Finalmente, en el nivel inferior, tanto los restos de adultos como los inmaduros presentaban volúmenes
similares, con equivalencias entre elementos de manos y pies, así como entre el resto de elementos de las
extremidades. En consonancia con las observaciones osteológicas, el estudio estomatológico obtuvo el mismo
equilibrio en la presencia de lateralidad de las piezas dentarias. En consecuencia, pensamos que la
distribución de los restos óseos del nivel inferior de Can Martorell en proporciones muy similares para los dos
lados esqueléticos se presenta favorable a la interpretación de depósito primario, sin alteraciones a nivel de
composición de la muestra ósea.
El registro de conexiones anatómicas se utilizó también para reforzar nuestra interpretación de los rituales
funerarios. En siete casos hallamos asociados elementos craneales con clavícula o escápula, huesos de las
extremidades superiores con los de las inferiores, vértebras lumbares con sacro y coxal, elementos del coxal
asociados entre ellos o huesos de la pierna que aparecen junto a huesos del pie. Todos estos conjuntos
pueden responder también a posiciones anatómicas primarias aunque no se trate de verdaderas conexiones
articulares.
La ausencia de sedimento de cubierta habría favorecido la dispersión de elementos esqueléticos a medida
que desaparecen los tejidos blandos que los mantienen unidos. El hecho de que las conexiones más
numerosas correspondan a tarsos, huesos del brazo y de la pierna, así como a la del cráneo con las
vértebras cervicales es particularmente interesante, porque nos confirma una permanencia en el suelo
arqueológico de aquellas conexiones que se mantienen a pesar de la desaparición de los tejidos
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Comunicaciones
blandos. El caso contrario, es decir, la dispersión de elementos procedentes de articulaciones frágiles o
inestables del carpo, del tórax y del esplacnocráneo, también se cumple y nos indica que entre el depósito
funerario de los cadáveres y el hundimiento de la bóveda pasó el tiempo suficiente para que los procesos
naturales post-mortem tuvieran lugar. Siguiendo el mismo hilo argumental, la permanencia de las
articulaciones estables que han sido documentadas puede ser un indicador de que no pasó mucho tiempo
más, quizás unas décadas o unos pocos centenares de años, los suficientes como para que se mantuvieran
articulados algunos de los elementos esqueléticos hasta el momento en que la bóveda los sepultó.
A partir de este momento, se realizaron algunas inhumaciones en el espacio del vestíbulo que mantenía la
estructura visible. La interpretación del nivel superior con restos funerarios dispersos resulta válida tanto si
se trata de depósitos anteriores a la construcción del hipogeo como si tuvieron lugar una vez sepultado.
2. La presencia de puntas de flecha
El conjunto de 68 puntas de flecha de sílex constituye la categoría de material arqueológico más
abundante y casi exclusivo en el depósito, hecho que resulta excepcional tanto en el contexto
prehistórico catalán como peninsular. Se trata de puntas de flecha con aletas y pedúnculo,
tecnológicamente muy sofisticadas. El análisis tecnomorfológico (PALOMO & GIBAJA, 2003) permite
reconocer una cierta variabilidad en el grado de conocimiento técnico por parte de los artesanos, que
implicaría una participación de gran parte de la población en la elaboración de las puntas y no sólo del grupo
especializado en esta técnica.
La mayor parte de las puntas estaban fracturadas (más del 80%), normalmente a causa de su uso. Las
fracturas se localizan tanto en la zona apical como en los pedúnculos y las aletas. El análisis
traceológico y la experimentación de lanzamiento corroboran los resultados tecnomorfológicos,
indicando que las fracturas de las puntas son el resultado de haber sido lanzadas. Estos resultados unidos a
la localización de las puntas por debajo de los esqueletos -o junto a ellos- y no agrupadas en lo que podrían
haber sido un paquete o un carcaj, dan soporte a la hipótesis de que llegaran alojadas en los cadáveres.
CONCLUSIONES
•
El estudio antropológico y odontológico de Can Martorell obtiene un número mínimo de 165
a 195 individuos. La distribución de la muestra en grupos de edad corresponde a una mayoría
de adultos (47,9%) de entre 20 y 40 años, un 22,6% de jóvenes y un 14,9% del grupo infantil II
(entre 6 y 12 años). Esta proporción mayoritaria de un sector de población que normalmente
sobrevive se aleja de un perfil de mortalidad natural. Entre los adultos la presencia de los dos sexos
aparece con valores equilibrados.
•
A partir del análisis químico de los elementos traza, se infiere que el grupo es
homogéneo respecto a la dieta, cuyo componente principal serían los cereales,
con aportaciones de carne y vegetales. Se considera que la nutrición es correcta y sin deficiencias.
•
Los valores cuantitativos similares de elementos de ambos lados del esqueleto y de las
piezas dentarias resulta también equilibrada, así como la distribución de los distintos sectores
anatómicos. Estos datos se interpretan bajo la clave de un conjunto cerrado,
con manipulaciones interiores limitadas a la ordenación de cráneos y huesos largos y la ausencia de
expolios.
•
Las patologías observadas son consecuencia del tipo de vida dura propia del periodo, no
observándose apenas procesos infecciosos y sólo pocos casos de traumatismos.
•
Los distintos estudios realizados sobre la industria lítica y la experimentación de
elaboración de puntas de flecha y su lanzamiento, han permitido interpretar las fracturas de las
puntas como consecuencia de su lanzamiento, adquiriendo así mayor valor la hipótesis de que
habrían llegado alojadas en el interior de los cadáveres inhumados, y cayendo posteriormente al suelo
una vez destruidos los tejidos blandos.
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VII Congreso Nacional de Paleopatología
•
Todos los datos permiten plantear una hipótesis general sobre el uso de la cavidad en la que
la destaca un acto de violencia como desencadenante de un depósito colectivo, sin tener en cuenta el
que la cavidad se utilizara ya anteriormente como depósito funerario (inhumaciones sucesivas), y se
realizase pensando en ello -como indica la presencia de una entrada megalítica con puerta
basculante, un corredor de acceso y una amplia cámara sepulcral.
BIBLIOGRAFÍA
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GIBAJA, JF.; JUAN-TRESSERRAS, J.; LLEONART, R.; MATAMALA, JC.; MERCADAL, O., MESTRES, JS., PALOMO, A.; PETIT,
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