de las mil y una voces - Museo Nacional de Arte

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CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN JOSÉ GUADALUPE POSADA: TRANSMISOR
DE LAS CALAVERAS DE POSADA
OFRECEMOS A NUESTROS LECTORES UN FRAGMENTO DEL ENSAYO DE RAFAEL BARAJAS, QUE
APARECERÁ EN EL CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN JOSÉ GUADALUPE POSADA: TRANSMISOR. OTROS
AUTORES QUE ESCRIBEN EN EL VOLUMEN SON SARA GABRIEL BAZ, DENISE HELLION, FAUSTA GANTÚS
Y ADOLFO MANTILLA OSORNIO.
» RAFAEL BARAJAS (EL FISGÓN)
EL MOTÍN DE CALAVERAS
SE RESISTE AL CEMENTERIO.
SI SON MUERTOS DE A DE VERAS
¿POR QUÉ DARLES CAUTIVERIO?
CARLOS MONSIVÁIS
POSADA,
UN CASO PARA
DON CHEPITO MARIGUANO
DEL CUCHITRIL AL PEDESTAL
La mitificación de la obra de Posada
está ligada a la vida del artista y a su
póstumo “redescubrimiento”.
Posada nace en Aguascalientes en
1852. En 1869, a la edad de 17 años,
ejecuta las caricaturas para El Jicote, un
pequeño periódico de combate que
apoya al candidato a gobernador que
es afín al bando porfirista. En 1872, se
instala en la ciudad de León Guanajuato, donde dirige una imprenta que hace
trabajos comerciales y además colabora
en periódicos locales haciendo dibujos
realistas, casi fotográficos. En la inundación de León de 1888, pierde su taller y
a varios seres queridos; a finales de ese
año, se instala en la ciudad de México.
En los años de 1889 y 1890, ilustra el
semanario La Patria Ilustrada de Irineo
Paz, donde practica el costumbrismo, la
gráfica anticlerical y las calaveras. Desde
1891 hasta su muerte en 1913, colabora
para el taller de Vanegas Arroyo, donde
ilustra hojas con noticias sensacionales,
temas de nota roja y calaveras. Desde
fines de 1892 hasta mediados de 1893,
hace caricaturas políticas e ilustraciones
para Gil Blas, un periódico que dirige
el editor Montes de Oca. Entre 1892 y
1895 trabaja para El Fandango y otros periódicos obreros de a centavo que dirige
Aurelio Reyes. De 1897 a 1911 colabora
en diversos periódicos de la prensa obrera mutualista como La Guacamaya, El
Diablito Rojo, La Palanca y muchos más.
Cuando estalla la rebelión maderista,
Posada llama a los trabajadores a no sumarse a la bola y, finalmente, en el marco de las elecciones presidenciales de
1911, hace las caricaturas cotidianas de
Gil Blas, que en ese momento funciona
como el portavoz del general Bernardo
Reyes y es, por lo tanto, antimaderista.
En su tiempo, el artista es ignorado
o menospreciado por la crítica y sus
colegas; su obra es vista como parte del
folklore; está tan integrado al paisaje cultural popular que los críticos no reparan
en él. Lleva la vida de un artesano laborioso; trabaja sin descanso en talleres
miserables, en barrios cada vez más proletarios y el 20 de enero de 1913, muere
pobre, de una enfermedad de pobres.
En los años posteriores a su
muerte, aunque sus grabados siguen
reimprimiéndose masivamente, prácticamente nadie escribe sobre él. En
1917, con motivo del fallecimiento de
don Antonio Vanegas Arroyo, el crítico Nicolás Rangel publica en Revista
de Revistas un artículo que pondera las
virtudes del editor y menciona, muy
de pasada, a varios de los colaboradores de aquella imprenta popular:
El trabajo era abrumador. [Vanegas
Arroyo] necesitaba colaboradores
que se identificaran con sus ideas
y sus tendencias y los encontró,
RM publica un estudio de Mercurio
López Casillas sobre el trabajo de ilustración de relatos dirigidos al público
infantil realizado por José Guadalupe
Posada y Manuel Manilla. El libro se
divide en capítulos que muestran la
variedad de cuentos y personajes que
constituyen el universo fantástico que
quedó plasmado en estos grabados
Posada.
Monografía
Diego Rivera,
Mercurio López
Casillas
Editorial RM
2012
Jose Guadalupe
Posada: A 100
Años de su
partida
Helia Emma
Bonilla Reyna
Índice Editores
2012
En el marco de la conmemoración de
los cien años de la muerte de Posada,
la investigadora revisa cuidadosamente la obra de este grabador, aportando nuevos datos respecto a algunos
aspectos controvertidos de su vida,
técnicas, colaboraciones y aportes a la
cultura visual en México.
Posada: mito
y mitote. La
caricatura
política de José
Guadalupe
Posada y Manuel
Alfonso Manilla
Rafael Barajas
“El Fisgón”
Fondo de Cultura
Económica
2009
durante el dilatado periodo de su
labor en don Manuel Romero primero que todos, y más tarde en
don Constancio Suárez.
Figuraron igualmente entre sus
colaboradores, Manuel Flores del
Campo, Francisco Zacar, el Chóforo Ramón N. Franco […] y don Pablo Calderón Becerra.
Poco tiempo antes de la desaparición de Vanegas Arroyo, murió
Guadalupe Posada, grabador único
en su género, pues nadie como él ha
Edición facsimilar del libro en el que
por primera vez se dio a conocer al
público la obra del grabador, originalmente publicado en 1930. En él,
se reproducen 400 grabados recopilados por Pablo O'Higgins. El libro
incluye un ensayo de Diego Rivera
sobre Posada.
Rafael Barajas estudia una faceta sobre la cual no se había profundizado
anteriormente respecto a la obra de
Posada y Manilla; es decir, su producción de imágenes políticas, sus colaboraciones con publicaciones de distinta
índole y perfil ideológico.
{EL GRABADOR EN EL MUNAL }
tenido la percepción de lo caricaturesco del bajo pueblo de la capital.3
En 1917, nada parece anunciar que
ese caricaturista del peladaje pudiera
llegar a ser considerado un artista de talla universal. Sin embargo, en la década
de 1920, los intelectuales del México
posrevolucionario revaloran su arte
y, a falta de información y de contexto,
lo reinventan al punto de ver en él a un
ideólogo y un precursor de la Revolución Mexicana. Diego Rivera y José
Clemente Orozco lo señalan como su
mentor artístico; Leopoldo Méndez y
los artistas del Taller de Gráfica Popular
(tgp) lo ven como el modelo del artista
proletario y revolucionario.
Una lectura contextualizada de la
obra de Posada revela que el grabador
sí era un artista proletario, pero no un
ideólogo, ni un precursor de la Revolución. De hecho, su trabajo como caricaturista político en las décadas de 1890
y 1900 se inscribe dentro del consenso
liberal dominante de fines del siglo xix
que era, mayoritariamente, pro porfirista. Finalmente, casi todas sus caricaturas publicadas entre 1910 y 1913 son
antimaderistas y antizapatistas.
1. Luis Cardoza y Aragón, Posada, UNAM, Colección de
Arte, 1963, p. 21.
2. Luis Cardoza y Aragón, Pintura contemporánea de
México, México, Era, 1974, p. 98.
3. Nicolás Rangel, en Xavier Moyssén (comp.), La crítica de
arte en México, 1896-1921, México, UNAM, 1999, p. 125.
Posada y la prensa ilustrada: Signos de
modernización y resistencias
Pablo B. Miranda Quevedo, Beatriz Berndt
León Mariscal, Fausto Ramírez, Thomas
Gretton, Carlos Monsivais, Ricardo Pérez
Escamilla
Munal, inba
1996
Catálogo de la exposición homónima,
en el cual se exponen estudios sobre
diversos aspectos de la relación de Posada con la prensa: desde las innovaciones técnicas de las cuales fue heredero, hasta el impacto social y político
de las notas que ilustró.
La muerte, el espejo que no te engaña
Mercurio López Casillas, Sara Gabriela Baz,
Gregory Dechant
Editorial RM/ Munal, inba
2008
Esta publicación se realizó en el marco
de la muestra homónima realizada en
el Munal. En ella, se estudian los diversos modos en que la muerte ha sido
plasmada en los impresos y representaciones visuales en México.
munal.gob.mx | abril | 2013
Pocos creadores trascienden; algunos
gozan de cierta fama y reconocimiento
durante un periodo limitado (se ponen
y pasan de moda); pero incluso muchos
de los escritores y artistas que en vida
reciben todo tipo de premios y reconocimientos hoy yacen en el más completo
olvido y sólo un puñado ocupa un lugar
a perpetuidad en el Parnaso. El caso de
José Guadalupe Posada es totalmente
atípico. Él pertenece a un reducido grupo de artífices modestos que llega a adquirir un prestigio que jamás pretendió
—y con el que jamás soñó. En 1963, Luis
Cardoza y Aragón exclama: “cuánto se
divertiría Posada leyendo los homenajes,
visitando sus exposiciones nacionales e
internacionales, alelado como el mago
de feria cuya suerte de ilusionista dejó
de ser apariencia”.1
Las calaveras de Posada han sido
tema de grandes ensayos y se han convertido en iconos del arte mexicano.
Sin embargo, en su origen, muchas de
estas calacas fueron simples caricaturas de sátira social o política.
El caso del grabador mexicano es atípico
hasta para la historia del arte. En su libro
Pintura contemporánea de México, Cardoza y Aragón escribió que "la crítica
de arte es la Venus de Milo llevando en
sus manos la cabeza de la Victoria de Samotracia".2 Esta afirmación parece una
puntada y una provocación, pero encierra varias verdades; la crítica de arte
debe ser, ella misma, un trabajo creativo, un arte, y como tal tiene mucho de
fantasía y de especulación. De hecho, la
crítica de arte está llena de imágenes tan
extrañas como la descrita por Cardoza.
Parafraseando al escritor guatemalteco,
podríamos decir que la historia de la
revaloración del arte de José Guadalupe
Posada es Don Chepito Mariguano alucinando que La Catrina pasea de la mano
con el niño Diego Rivera en la Alameda
de la ciudad de México.
Este ensayo revisa cómo unas imágenes que fueron concebidas como
simples caricaturas de coyuntura terminaron por ser consideradas obras
maestras del arte universal. Para entender este proceso, contrastaremos
el cómo han sido interpretadas estas
calaveras con lo que el grabador quiso
decir en su momento y pondremos
cada lectura en su contexto.
Posada y
Manilla artistas
del cuento
mexicano
Mercurio López
Casillas
Editorial RM
2013
PUBLICACIONES
DE LAS MIL Y UNA VOCES
{OTROS LIBROS SOBRE POSADA}
17
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