IV FORO DEL TERCER SECTOR - Observatori del Tercer Sector

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IV FORO DEL TERCER SECTOR: Los equilibrios del Tercer Sector. Una
filosofía del pluralismo de funciones
¿Qué papel juega el aprendizaje formal e informal que generan las
organizaciones? ¿Cómo puede reforzarse la idea de que son “escuelas de
ciudadanía”?
Las organizaciones: espacios de participación
Las organizaciones del tercer sector se constituyen con el objetivo de
conseguir una misión y con unos valores determinados. Y en su naturaleza
jurídica hay una característica muy importante que las diferencia de las
empresas: es el no lucro.
Las organizaciones del tercer sector tienen diversas características pero una
muy importante es que personas de forma voluntaria deciden crear las
organizaciones, como un espacio de participación social. Las organizaciones
del tercer sector son espacios privilegiados de participación, donde las
personas se implican, dedican su tiempo, aportan recursos, etc. Pero la
participación no es un fin en si mismo sino un medio para conseguir unos
objetivos, para conseguir una misión.
Si nos lamentamos muchas veces de que la sociedad es apática,
consumista, individualista y estamos de acuerdo en que las personas
pueden y es necesario que se impliquen en lo público, las organizaciones
son realmente un espacio de participación organizado donde convergen
diferentes funciones: el desarrollo personal, la participación en lo públicopolítico y la prestación de servicios con el objetivo de la mejora social para
algunos colectivos.
Muchas personas piensan que el estado no puede resolverlo todo y sienten
la necesidad de implicarse en la sociedad que les rodea. Las personas se
implican en las organizaciones con el objetivo de aportar su contribución
para la mejora de la sociedad. Cada uno desde su experiencia, trayectoria,
afinidades, etc. participa de diferente manera en las organizaciones. La
participación como herramienta para la transformación social.
Para que ello se posible en todas sus facetas, las organizaciones del tercer
sector tienen un reto importante: la gestión de una base social activa e
implicada.
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La base social en las organizaciones del tercer sector
El concepto de base social es un concepto amplio, un concepto paraguas
que engloba diferentes ideas según el enfoque que se le quiera dar. Por
tanto, la base social no tiene una definición única, no todo el mundo la
entiende ni la utiliza de la misma manera.
En términos generales, podemos aproximarnos al concepto a partir de
varios puntos de vista:
-Como colectivo: personas, instituciones y grupos involucrados con la
organización.
-Como forma de participación: la base social participa y se implica para
ayudar a que se lleven a cabo las actividades de la organización.
-Como forma más de obtener recursos: captación de varios tipos de
recursos (socios, voluntariado, etc.). La base social se puede entender como
los socios y las socias que pagan una cuota y también el voluntariado que
aporta su tiempo.
-Como tema adicional para gestionar: la base social tiene que ser
gestionada dentro del funcionamiento de la organización. La base social no
se forma ni se implica ella sola, hay que pensar cuáles son las acciones y
las actividades que la organización tiene que realizar para tener una base
social fuerte.
Cuando leemos sobre qué es la base social podemos encontrar dos tipos de
enfoques:
Una visión restrictiva que entiende la base social sólo como las personas
que abonan una cuota, los socios y las socias. Una visión extensa que
entiende que todas las personas y los colectivos que tienen relación con la
organización forman parte de su base social.
Lo que define a una organización es su misión, el objetivo por el que fue
creada. La misión es lo que debe determinar el funcionamiento y la gestión
de la organización. El qué y también el porqué de sus actividades,
funcionamiento, órganos de gobierno, participación y muchos aspectos más
que configuran la realidad de las organizaciones.
La misión también debe ser quien determine qué es la base social y quién
forma parte de la base social de una organización. Por tanto, la base social
está formada por todos aquellos colectivos propios de la organización,
implicados para conseguir la misión y los valores de la organización.
Como organizaciones que trabajan para una transformación social, hay que
ser conscientes de que el trabajo aislado sin el apoyo de la sociedad no
tiene sentido y tampoco es sostenible a medio plazo. Una base social activa
y fuerte legitima la existencia y la forma de actuar de la organización.
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La base social es una de las principales fuentes que otorga legitimidad a
una organización. Para mantener esta legitimidad es muy importante que la
organización actúe de forma coherente con sus valores y su misión. Sin
coherencia se puede perder fácilmente la base social de la organización.
Las habilidades sociales para la participación
Para poder participar de forma activa, como ciudadanos y ciudadanas
comprometidos en la mejora de nuestro entorno social, es necesario
desarrollar una serie de habilidades sociales. Para poder participar hay que
aprender a hacerlo.
En las organizaciones se desarrollan una serie de habilidades sociales
importantes para poder participar como ciudadanos y ciudadanas activos.
Estas habilidades sociales no se aprenden como asignaturas, son
habilidades que se aprenden en la práctica: “escuelas de ciudadanía”.
Cuando hablamos de escuelas de ciudadanía pensamos de forma lógica en
las organizaciones juveniles y también en las asociaciones de ocio
educativo. En estas organizaciones es donde niños y niñas y jóvenes
desarrollan, a través de diferentes actividades, habilidades sociales para la
participación. Pero no podemos limitar estos aprendizajes sólo a las
entidades educativas. Es verdad que los aprendizajes en la niñez y en la
juventud tienen un impacto muy importante en las personas pero también
los aprendizajes que se dan en otros momentos de la vida son importantes.
La participación en las diferentes tipos de organizaciones del tercer sector
implica un desarrollo personal que nos empodera con este tipo de
habilidades para poder participar socialmente.
Es muy difícil poder participar de lo público, de nuestro entorno, sin tener
una serie de habilidades personales. Habilidades como el trabajo con otros,
la gestión de la información, el pensamiento crítico, la solidaridad, la
empatia con los otros, flexibilidad, creatividad, la capacidad de hacer
propuestas, la capacidad de hacer realidad los sueños.…y un listado
inmenso en función de las diferentes actividades y tipos de organizaciones
que forman el tercer sector.
Estos aprendizajes se dan de forma más explicita (jornadas de formación,
actividades concretas, etc.) pero también de forma implícita. Las
habilidades sociales de la participación son básicas para desarrollar la
misión de las organizaciones.
Como muchos de los valores de aportación de las organizaciones del tercer
sector, los aprendizajes son intangibles y muchas veces con muy poca
valoración social.
En un estudio que realizamos como Observatorio del Tercer Sector sobre los
aprendizajes que se dan en las organizaciones juveniles, una constatación
fue que muy pocas personas reflejan en su currículo su experiencia
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asociativa. Y también que pocas empresas o consultoras de selección de
recursos humanos lo tienen en cuenta.
Y por otra parte, las competencias que las empresas cada vez demandan
más tienen relación directa con las habilidades que se aprenden en las
organizaciones del tercer sector: trabajo en equipo, innovación, flexibilidad,
compromiso, etc.
Hay por tanto un desconocimiento de los aprendizajes que se realizan en las
organizaciones del tercer sector.
Reforzar la idea de escuelas de ciudadanía
Para reforzar la idea de que las organizaciones del tercer sector son
escuelas de ciudadanía es necesario hacer mucho más explícitos estos
aprendizajes y su valor social. 3 ideas para ello:
1. Hacer visibles los espacios de participación de las organizaciones:
explicar los diferentes canales que se generan tanto internos como
externos, explicar los resultados, las aportaciones, dar importancia a las
reuniones, asambleas,…
Reforzar el trabajo de los órganos de gobierno (juntas, patronatos) como
responsables máximos de las organizaciones pero también como espacios
de participación. Explicando con transparencia cuáles son sus funciones y
decisiones.
2. Poner en valor los aprendizajes de la participación en las organizaciones:
explicitar en los currículums la experiencia en organizaciones, dar a conocer
estos aprendizajes a los agentes que intervienen en la gestión de los
recursos humanos en las empresas y en la administración, hacer
investigaciones, artículos sobre los aprendizajes.
Para dar valor social a los aprendizajes que se adquieren en las
organizaciones es necesario hacerlos visibles a la sociedad en general.
Construir un discurso haciendo énfasis no sólo en los resultados sino
también en los procesos y sus participantes. Explicar que impacto tiene la
participación en las organizaciones.
3. Hacer un esfuerzo de comunicación sobre que es el tercer sector.
Todavía muchas veces los discursos son de carácter interno e poco
inteligibles para las personas que no participan en las organizaciones.
El tercer sector tiene el reto de que la sociedad lo reconozca como un
agente social relevante, con incidencia y legitimidad para realizar su labor.
Para ser reconocido como tal hace falta un mayor conocimiento mutuo y
alejarse de los discursos sólo entendibles para iniciados.
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A partir de ese reconocimiento y del conocimiento de lo que hacen las
organizaciones y cómo también será posible reforzar la idea de las
organizaciones como escuelas de ciudadanía.
Núria Valls Carol
Coordinadora. En el OTS desde junio 2005.
Ha cursado la carrera de Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de
Barcelona. Entre otros, ha hecho postgrado de desarrollo directivo de ONG en
ESADE y el de Ciudadanía e Inmigración en la Universitat Pompeu Fabra. Ha estado
muchos años vinculada al movimiento asociativo, en el mundo de la educación en el
tiempo libre. Ha sido directora general de Movibaix y posteriormente de la
Federació Catalana de l’Esplai (1997-2002). Ha sido vicepresidenta y patrona
fundadora de la Fundació Catalana de l’Esplai del 2002-2005.
Desde el Observatorio del Tercer Sector, participa como ponente en cursos,
talleres, congresos y jornadas del tercer sector. Y dirige investigaciónes
relacionadas con el funcionamiento de las entidades, procesos de reflexión
estratégica, los órganos de gobierno, entidades de segundo nivel, entidades de
inmigrantes, banca ética, proyectos vinculados a las entidades juveniles, etc. Forma
parte del Patronato de la Fundació Catalana de l’Esplai.
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