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Humanidades médicas
Arte y medicina
Sebastián Solar y Gladys Bórquez.
Centro de Bioética, Facultad de Medicina, Clínica Alemana, Universidad del
Desarrollo, Santiago, Chile.
Cefalea: la enfermedad bajo
el prisma de Julio Cortázar
Un buen ejemplo para acercarse a la patología desde la narrativa
Cortázar nos hace reflexionar respecto a la experiencia de la
enfermedad, el sufrimiento como experiencia personal y social
y su relación con el terapeuta, al escoger una patología
que conocía en carne propia.
Referentes literarios
Julio Florencio Cortázar (Bruselas, 26 de agosto de 1914-París,
12 de febrero de 1984) es considerado un maestro del cuento,
comparable a Jorge Luis Borges, Chéjov o Edgar Allan Poe, y
creador de importantes novelas que
inauguraron una nueva forma de hacer
literatura en Iberoamérica, rompiendo los
moldes clásicos mediante narraciones que
escapan de la linealidad temporal y en las
que los personajes adquieren una
autonomía y una profundidad psicológica
pocas veces vista.
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a inclusión de la narrativa en las humanidades médicas se
remonta a la década de los 70, etapa de innovaciones curriculares en las carreras de Medicina de diversas universidades del mundo. Además del aspecto docente, la narrativa pretende extender su aplicación a la práctica clínica1.
La discusión que aún persiste tiene relación con la forma en
que la narrativa literaria puede ayudar a la humanización de la
práctica clínica. Para algunos, su utilidad nace de dos vertientes: una instrumental —como método para desarrollar la empatía y la comunicación, así como mejorar la calidad del encuentro clínico y el proceso terapéutico— y otra como reservorio de situaciones existenciales que permiten un acceso
inmediato a la experiencia a quien aún no la tiene2.
Al aumir este segundo sentido, estamos de acuerdo con autores que plantean la utilidad de leer narrativa que relata situaciones médicas o experiencias de enfermedad. Al recrear
distintos contextos sociales, y considerar las distancias históricas y geográficas entre la obra y el lector, esa narrativa invita a ampliar los horizontes de comprensión, a comparar situaciones clínicas y valores, a percibir los cambios o las mejorías de la práctica médica y sensibilizar sobre los aspectos
éticos de la profesión3.
La novela ha sido el género más trabajado, pero debido a
que se ocupa de un tema extenso requiere tiempo y desarrollo
L
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“Los cuentos debidamente seleccionados por criterios formati-
La imagen, de Tino Soriano
Julio Cortázar, autor iberoamericano que
vos, por su calidad literaria y relativa facilidad de abordaje por
escribe sobre temas significativos para la
tiempo y vocabulario, son potenciales campos para fomentar la
práctica médica, pero que además tiene
discusión actual de temas relacionados con la bioética.”
recursos literarios de alto valor estético.
de habilidades de lectura, lo que es difícil de lograr a corto
plazo. Dentro del género literario, el cuento puede ser una alternativa mejor, precisamente por tener límites de extensión y
enfocarse en un solo centro de atención. Es el caso de Julio
Cortázar, autor latinoamericano que escribe sobre temas significativos para la práctica médica pero que además tiene recursos literarios de alto valor estético. Cefalea, uno de sus
cuentos, es un buen ejemplo para proponer esta forma de
acercamiento a la experiencia de la enfermedad.
Presentación de Julio Cortázar
Si bien la enfermedad es un tema potente en su obra, el elemento distintivo en Cortázar es el compromiso, presentado al
lector en calidad de precepto4. Sus vivencias personales se iniciaron con su madre y hermana ante el abandono de su padre.
Más tarde se involucró con movimientos culturales y literarios
y, en su punto más maduro, con el compromiso político y social en Latinoamérica. Todo ello plasmado mediante el ensayo,
el cuento, la novela y la poesía5. Para nuestros propósitos, hay
cuatro puntos clave para comprender a Cortázar y su obra:
La patafísica: bizarro movimiento cultural y filosófico liderado por Alfred Jarry. Postula que las excepciones son las que
dictan las normas en este mundo. Así, nuestro autor se des-
empeña construyendo su discurso desde lo inverosímil, desde
el asombro y el juego, con lo que llega a ser desgarradoramente lúdico con el lector6.
Su visión del cuento: en Algunos aspectos sobre el
cuento, concibe este género con el deber de hacer que sea
significativo no sólo por la importancia del tema, sino por la
intensidad y tensión interna con que lo desarrolla. En una
asertiva frase resuelve la actitud del cuentista: “La novela puede ganar por puntos, el cuento debe hacerlo por knock out”4.
Su visión del lector: aunque no es su intención la estética
per se, en ningún momento renuncia a ésta. Así, en su conferencia “Realidad y literatura en Latinoamérica”, define al lector que busca sólo el goce estético como “lector hembra”, por
su pasividad, persiguiendo sólo entretenimiento, renunciando
a cualquier tipo de compromiso transformador del presente
que la obra literaria le pueda proponer4. En cambio, su lector
ideal debe ser activo, cómplice con el relato, que busque tomar parte en el curso de los hechos de la historia que presencia y en la sociedad, integrando la obra que leyó con su experiencia personal, involucrándose con su entorno.
Acercamiento a la enfermedad y la muerte: su experiencia biográfica con la enfermedad es intensa. Por dar algunos ejemplos, de pequeño el asma y constantes fracturas le
confinaban a la lectura en su hogar de Banfield, y el ajo le
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producía intensas cefaleas. Su hermana Ofelia sufrió del estigma de la epilepsia, condición considerada en ese tiempo
como una afección psiquiátrica. Pero sus primeras reflexiones maduras datan de 1942, cuando la muerte alcanza a una
persona cercana, e interrumpe sus vacaciones en Salta camino a Bolivia. El testimonio es esta carta a Carta a Lucienne C.
Duprat que dice: “La soledad inenarrable de toda muerte. Estar junto a un ser humano, tocándolo, ayudándolo; y tener
que admitir, sin embargo, que inmensos abismos separan a
uno de otro; que la muerte es una, solamente personal, indivisible, incompartible”7. A lo largo de su obra, dedica numerosos relatos a la enfermedad. Los cuentos de Octaedro son un
caso especial, donde es el tema central. Cortázar fallece de
leucemia el 12 de febrero de 1984 en el Hospital de Saint Denis de París.
Como él mismo declara en Algunos aspectos sobre el cuento: “por más veterano y experto que sea un cuentista, si le falta una motivación entrañable, si sus cuentos no nacen de una
profunda vivencia, su obra no irá mas allá del mero ejercicio
estético”4.
El cuento
Este relato muestra la vivencia de la cefalea de una pareja de
criadores de “mancuspias”, animales misteriosos (¿alguien
las ha visto alguna vez?) que son mantenidos en cautiverio en
una hacienda de la pampa argentina. Los protagonistas experimentan intensamente la enfermedad y describen de manera
detallada cada una de sus crisis con un diestro uso del lenguaje homeopático para actualizar al médico tratante en la
próxima cita. Las mancuspias aparecen como seres demandantes de cuidados especialmente meticulosos y rituales
“preventivos” respecto de la alimentación, luz y condiciones
ambientales, tan sospechosamente prolijas como las precauciones profilácticas de quien sufre cefaleas y conoce sus desencadenantes.
Los protagonistas nos entregan intimidades bastante particulares: “No nos sentimos bien. Uno de nosotros es Aconitum,
es decir que debe medicamentarse con aconitum en diluciones altas si, por ejemplo, el miedo le ocasiona vértigo. Aconitum es una violenta tormenta que pasa pronto. De qué otro
modo describir el contraataque a una ansiedad que nace de la
nada”8.
La sensación de malestar es permanente: “no nos sentimos
bien”, “nos parece cada vez más penoso andar”, son expresiones que se repiten a lo largo del texto. Continuamente
atentos al más leve malestar o disconfort, los personajes siguen estrictamente las indicaciones médicas contenidas en
el manual Estúdiate a ti mismo y Mentor Homeopático:
“vanamente nos engañamos con el arreglo del botiquín, es
frecuente que el orden alfabético de los remedios se altere
por descuido”.
Leen cuidadosamente los síntomas que después padecen:
“el doctor Harbin nos ha prevenido contra las reacciones[…]
que atacan de mañana, no habíamos pensado que pudiera ser
una cefalea así”, “quisiéramos consultar los manuales para
precavernos de un nuevo Apis o de otro todavía peor”.
El recurso estético empleado conduce a la fusión de las actividades diarias del cuidado de las mancuspias con la enfermedad, donde avanzado el relato se reflejan las crisis en el aislamiento de la pampa, se funden la cefalea y el revolotear de
los animales que terminan pisoteando en sus cabezas, donde
se desenmascara que toda precaución tomada en el establo
era un truco de supervivencia para evitar las cefaleas.
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Conclusión
Cortázar nos hace reflexionar respecto a la experiencia de la
enfermedad, el sufrimiento como experiencia personal y social
y su relación con el terapeuta, al escoger una patología conocida en carne propia.
El conocimiento de las auras y síntomas cardinales, la indicación médica de describirlos con detalle, lo que refuerza el
valor de la anamnesis, la necesidad de estar sano para salir
adelante con la tarea que los ocupa y las exigencias de vivir en
un entorno inhóspito y solitario, hacen que disease se convierta en illness (una de las pocas situaciones en las que el
lenguaje anglosajón nos supera en riqueza léxica) en un tiempo, espacio y protagonistas determinados.
En los currículos modernos, la literatura apoya el desarrollo
de los objetivos transversales. La interpretación de los textos,
más allá de la construcción sintáctica y semántica del discurso, pretende lograr una comprensión global al considerar que
existe un hecho o un suceso real o ficticio que se desea destacar; un autor que tiene una carga de valores, emociones, deseos y creencias, y un lector que trata de comprender al autor
y su entorno a través de su obra, desde una mirada que no es
aséptica sino cargada de su propia subjetividad. Esto es similar a lo que ocurre en el encuentro clínico y la comunicación
entre paciente y médico. En la toma de decisión ante un problema ético existe un momento particular que nos obliga a
ponderar las circunstancias y las consecuencias del caso en
busca de la solución más prudente posible y la narrativa sería
el método adecuado para ese proceso de deliberación9.
En los cuentos de Cortázar encontramos una variedad de
situaciones en las que el paciente figura como organismo alterado, el relato patográfico del enfermo y la interpretación
médica de esta narrativa, son lo que metodológicamente facilita la clasificación y selección de los textos según los objetivos que se persigan en el plan de formación. De esta manera
pretendemos invitar a que se valore cada obra en sí misma,
su contexto, la historia de su creador y la intención comunicativa.
Los cuentos debidamente seleccionados por criterios formativos, por su calidad literaria y relativa facilidad de abordaje por tiempo y vocabulario, son potenciales campos para
fomentar la discusión actual de temas relacionados con la
bioética, aún cuando ésta no haya sido la intención del
autor.J
Bibliografía
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6. Montes Bradley E. Cortázar sin barba. 1.ª ed. Buenos Aires: Ed Sudamericana; 2004.
7. Cortázar J. Carta a Lucienne C. de Duprat. Buenos Aires; diciembre de 1942.
“Cartas”. Ed. Alfaguara Madrid Tomo 2; p140.
8. Cortázar J. Cefalea. En: Cuentos completos 1. 1.ª ed. Buenos Aires: Ed. Alfaguara; 1996. p134-143.
9. Gracia D. Éticas narrativa y hermenéutica. En: Como arqueros al blanco. Estudios de bioética. Madrid: Triacastela; 2004.
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