^ 22. 2. La doctrina de la Monarquía.

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^
2.
22.
La doctrina de
la M o n a r q u í a .
I . El contraste de Monarquía y Democracia
se basa en el
contraste de ambos principios
político-formales: representación
e identidad.
E l principio
político de l a Monarquía consiste en l a repre-
3»
CARL
SCHlUn
sentación de l a u n i d a d política. J u n t o a esto h a y numerosas
fundamentaciones y justificaciones de l a Monarquía. Pero pueden
reducirse, prescindiendo de razones empíricas de adecuación
práctica y r a c i o n a l , a algunos tipos sencillos.
1. L a Monarquía tiene u n a fundamentación religiosa. E l
m o n a r c a es "de Dios" en u n sentido específico, u n " r e t r a t o de
D i o s " , y tiene esencia d i v i n a .
La
fórmula monárquica "por l a gracia de D i o s " tiene, considerada desde el
punto de vista de las ideas modernas, sólo un sentido polémico y negativo, y
no significa otra cosa sino que e l M o n a r c a
no debe s u poder y autoridad
a
ningún otro (que a D i o s ) , y por tanto, n i a l a Iglesia o a l P a p a , ta tampoco a
la voluntad o anuencia del pueblo. P e r o con eso no se agota l a vinculación de
la
Monarquía
a
representaciones
religiosas.
£n
l a historia de las ideas, u n
Monarca, que rige a l Estado, aparece siempre como u n a analogía de Dios, que
rige a l mundo. Durante l a E d a d Media y hasta entrada l a E d a d Moderna, tenían
los Reyes, para
grandes
masas
del pueblo,
u n carácter sobrenatural,
induso
físico; parte de la fuerza vital de l a Monarquía e r a debida a que e l R e y hacía
milagros, y, sobre todo, curaba c o n l a imposidón de manos, según h a mostrado
en numerosos ejemplos M A R O B L O C H , en s u obra Les rois
sur
le caractere
France
sufnaturel
attribué á la puissance
et en Anglaterre,
camente
seriedad
thaamaftirges
royale,
(Bhtdes
particuliirement
en
Estrasburgo, 1924). E l último intento de d a r prácti-
a la Monarquía
con estas
representadones
religiosas,
tuvo
lugar e n e l año 1825. en que C a r l o s X de F r a n d a quiso todavía c u r a r mediante
la
imposición de manos, intento que, sin embargo, sólo «e produjo
como u n a
penosa imitadón romántica ( B L O C H , pág. 404). E n u n a época, por el contrario,
en que el R e y hace milagros, puede ser considerado en toda su persona como
sagrado e inviolable, como
sacerdote y ungido
Reyes es divino, es decir, tiene origen
Deus
1912,
(eomp. G I E R K E :
Althusius,
del Señor. E l derecho de los
religioso y el R e y mismo es u n
página 177; F U N C K - B R B N T A N O :
Le
Pro-
roi, París,
págs. 116 y sigs.).
Esta
fundamentación
irracionalismo
histórico
religiosa
o
general,
de l a Monarquía
menos
preciso.
deriva
La
después
última
hada
un
argumentadón
abiertamente teológica es l a contenida e n la Teoría del E s t a d o de BONALD. que
inserta al M o n a r c a en una serie de " u n i d a d e s " : un Dios,
monoteísmo. Monarquía y monogamia.
u n R e y , WM padre;
E n F . J . S T A H L , esa construcdón teo-
lógica se encuentra ligada con otros argumentos,
antirracionalistas, t r a d i d o n a -
listas y legitimistas.
la
2. Para o t r a fundamentación—que con f a c i l i d a d incide en
idea religiosa de Dios-Padre—, el m o n a r c a es u n padre. L a
TEORÍA
DC L A
CONSTITUCIÓN
329
a u t o r i d a d y poder del padre en l a f a m i l i a , l a patria potestas, se
traslada a l Estado, que es así concebido c o m o u n a f a m i l i a
agrandadla.
Numerosos
nas
ejemplos
y particularidades, en F U N C K - B R E N T A N O , ob. d t . , pági-
5 2 y sigs. B o s s u r r , e n particular, representó esta argumentación patriar-
calista, sobre
tEcriiure
todo junto a las de carácter religioso, en su Potitique
tirée de
(1709). "L'autorité royale est paternelle." " L a monarchie a son fon-
dement et son modéle dans l'empire paternel." L a dictrina patriarcal de l a M o narquía presentada por F I L M E S : Patriarcha
algunas bromas de R O U S S E A U (Control
una
d
transposición
digna
(1680), e s todavía hoy conodda por
social,
I , 2 ) . E n realidad, esta teoría es
de tomarse en cuenta e interesante, a l menos
desde
punto de vista sodal-psicológico.
3 . Otras clases de representaciones monárquicas, n o son específicas en l a m i s m a m e d i d a q u e aquella fundamentación r e l i giosa o p a t r i a r c a l i s t a . H a y u n a Monarquía patrimonial en que el
m o n a r c a aparece c o m o t i t u l a r de l a riqueza eminente y perpetua y del poder económico, y , sobre todo, c o m o el más grande
p r o p i e t a r i o t e r r i t o r i a l del País, como dominus, c o m o propietario. Esto puede ser, en l a realidad política, u n a base m u y sólida
de l a posición monárquica, pero n o es u n a especie de a r g u m e n t a ción característica y peculiar de l a d o c t r i n a monárquica, porque
el respeto social de c u a l q u i e r g r a n riqueza puede c o n d u c i r a i m a
posición p a t r i m o n i a l . Igualmente, l a Monarquía feudal, en que
el Rey es el caudillo de u n séquito afecto personalmente a él,
que le sirve hasta l a m u e r t e y a l que g a r a n t i z a p o r ello p r o tección y sustento en diversas formas (aceptándole en su casa,
concediéndole feudos y c o n otras f o r m a s de asistencia). Tales
séquitos se f o r m a n de las más diversas maneras, s i n que pueda
hablarse de u n a Monarquía en el sentido de u n p r i n c i p i o polít i c o - f o r m a l m i e n t r a s t a n t o el señor n o tenga n i n g u n a consagración d i v i n a o posición p a t r i a r c a l . T a m p o c o v i e n e n e n consideración p a r a l a fimdamentación ideal de l a Monarquía los otros
tipos históricos de l a m i s m a . E n l a Monarquía de funcionarios,
tal como se formó e n los Estados europeos desde el siglo x v i
al X I X , el m o n a r c a es l a cúspide de u n a organización de f u n c i o narios, premier magistrat. L o específicamente monárquico se basa
entonces en ideas históricas tradicionales, pero no en l a del
330
CARL
SCHMITT
Estado de f u n c i o n a r i o s . L a Monarquía cesarísta, t a l como se realizó en el I m p e r i o de Bonaparte, e l m o n a r c a es sólo dictador sobre
base democrática. Esa especie de Monarquía puede convertirse
en Monarquía auténtica con el curso de su desenvolvimiento;
pero en sí m i s m a se basa en el p r i n c i p i o democrático y hace
del m o n a r c a u n representante de l a u n i d a d política sostenido
p o r l a v o l u n t a d del pueblo y establecido c o m o t a l p o r u n acto del
Poder constituyente dtel pueblo.
Los
seis tipos de
trimonial, feudal,
Monarquía
aquí
enumerados—teocrática»
patriarcaL pa-
de funcionarios y cesarista—se unen de diversa m a n e r a en
los casos históricamente realizados de Monarquía, de modo que todo caso concreto contiene en si varios de esos elementos juntos y mezclados. L a Monarquía
de los Principes territoriales alemanes del siglo x v i i i , por ejemplo, l a M o n a r quía prusiana bajo
F e d e r i c o Guillermo
1, contenía elementos
patrimoniales
a
causa de las grandes posesiones del R e y ; feudales, en relación c o n los nobles;
de
Monarquía
füncionarísta,
porque y a había surgido
de los Comisarios del
siglo X V I I i m aparato administrativo burocrático formado;
Iglesia del país había también elementos
religiosos.
en l a unión con l a
Sólo los elementos cesa-
ristas faltaban por completo; éstos se hicieron posibles solamente con el servicio militar obligatorio y el sufragio universal, en el siglo x i x . F R . N A U M A N N ,
en s u escrito Demokratie
und Kaisertum
(1900), intentó transformar
la Mo-
narquía alemana del siglo x x e n una Monarquía cesarista, sin obtener resultado práctico, y también con una fundamentación
teorética
falsa.
P u e s una
Monarquía legitima no puede transportarse a sí misma hacia otra base i d e a l :
e l principio de l a legitimidad dinástica contradice el principio de l a legitimidad
democrática; aquí hay u n dilema ineludible (arriba, pág. 101). T a n pronto como
la legitimidad se convierte e n base ideal de una institución, el Poder
legítimo
no puede y a actuar como portador de una nueva idea política. Poco antes de l a
Revolución de 1789 se intentaron e n F r a n c i a construcciones análogas para unir
la Monarquía existente con el Cesarismo, y se propuso que el R e y ejerciera una
Dictadura apoyada
en l a confianza del pueblo (comp, Die Diktatur,
pág. 112).
P e r o aun cuando L u i s X V I hubiera reunido en sí todas las cualidades de u n
César o Napoleón, la simple circunstancia de ser el Príncipe legítimo hubiera
bastado para hacerle imposible el desempeño de tal papel. U n principio político
nuevo aparece siempre históricamente con nuevos hombres que lo incorporan.
4. E n e l siglo x i x , l a idea auténtica de l a Monarquía cede.
L a Monarquía existente aún se j u s t i f i c a c o n razones, o de t r a d i -
TEORÍA
DE LA
331
CONSTITUCIÓN
ción histórica, u de •sentimiento. E n l a filosofía del Derecho y del
Estado de F R . J . S T A H L se l i g a n entre sí diversos p u n t o de v i s t a ;
pero incluso ahí f a l t a l o monárquico específico d e l pensamiento,
y l a argumentación actúa c o m o u n discreto alegato. Se hace
referencia a l v a l o r de lo históricamente alcanzado; se aducen las
analogías c o n el Dios p e r s o n a l ; se aporta, c o n v i g o r acentuado, l a
necesidad de que exista el sentimiento de l a reverencia
(Pietüt);
pero, en el fondo, se trata de l a legitimidad t a n sólo. C o n razones
históricas pueden j u s t i f i c a r s e las instituciones más diferentes.
Pero cuando en r e a l i d a d se defiende t a n sólo el I n t i m o status
quo político-interno, esto es cosa d i s t i n t a a l p r i n c i p i o políticof o r m a l de l a Monarquía. Las poetizaciones románticas de reyes,
c o m o se r e a l i z a n
en
NOVALIS
y
ADAM
M Ü L L E R , constituyen
mu-
cho menos aún u n a Teoría monárquica diel Estado. Hacen d e l
M o n a r c a u n p u n t o de encuentro de estados de ánimo y sentimientos, y l a Monarquía pierde c o n ello s u sentido, tanto político
c o m o i n s t i t u c i o n a l e i n c l us o legítimo, porque, n o sólo el Rey o
la Reina, sino todas las personas o cosas posibles, el Pueblo tanto
como el Monarca, el r e v o l u c i o n a r i o como e l fiel servidor de su
señor, pueden despertar ocasionalmente u n a adhesión sentiment a l , y convertinse en tema de u n a glorificación poética. E l pensamiento de l a representafiión d e l Estado, p r i n c i p i o político-form a l de l a Monarquía, se v o l a t i l i z a en l a idea die que el Rey es u n
símbolo o u n a especie de bandera; estos conceptos n o tenían y a
su a n t i g u a fuerza, y se c o n v i r t i e r o n en s i m p l e ocasión de sentimientos y estados de ánimo románticos, m i e n t r a s que l a " R e presentación p o p u l a r " pasaba a ser verdadero representante " d e l
Pueblo", es decir, propiamente, de la u n i d a d política del Pueblo.
5. L a Monarquía legítima n o es n i n g u n a especie de M o n a r quía, sino u n caso de l a l e g i t i m i d a d .
11. Significación que para la Teoría constitucional
las distintas justificaciones de la Monarquía.
revisten
1. Todas las fundamentaciones p r i n c i p a l e s de l a Monarquía
contienen en último término sólo dos ideas q u e e n sentido específico l l e v a n precisamente h a c i a l a Monarquía: l a idea de u n
Dios personal y la idea del padre. N i n g u n a de estas ideas pertenece en lo esencial a l a esfera política. Allí donde l a Monarquía
332
CARI, S C H M I T T
tiene u n a justiflcaeión religiosa y se hace del M o n a r c a u n ser
d i v i n o o colocado en especial relación c o n Dios, el pensamiento
se mueve, no en l o político, sino en l o teológico o metafísico. Si
se concibe el m u n d o como u n a u n i d a d regida p o r u n único Dios,
y l a u n i d a d d e l Eletado b a j o u n m o n a r c a como algo i g u a l o análogo, el c o n o q i t o p r i m a r i o es, s i n duda. Dios y m u n d o , y n o
moníUHja y Estado. S i se c o n c i b e el m o n a r c a c o m o padre de l a
f a m i l i a estatal y se dleriva de ahí el concepto dinámico de u n a
Monarquía hereditaria, entonces l a idea p r i m a r i a es l a de f a m i l i a y n o l a de Estado. Son siempre ideas no-políticas las que
c o n s t i t u y e n el n e r v i o de l a argumentación. L a idea teológica o
cósmica habría de l l e v a r a u n a Monarquía u n i v e r s a l , s u p r i m i e n do así l a conexión específica d e l M o n a r c a c o n u n cierto Estado
y u n cierto Pueblo, y a que, frente a l pensamiento de l a absoluta
u n i d a d del m u n d o , es inconcebible l a p l u r a l i d a d de los Estados
y Pueblos. Pero l a f a m i l i a es u n a u n i d a d f u n d a d a en l a descendencia física y e n l a c o m u n i d a d doméstica, a l a c u a l f a l t a el c a rácter de lo público. No es u n a m a g n i t u d política, como e l Pueblo. Tales fundamentaciones de l a Monarquía lo son del d o m i n i o
y a u t o r i d a d en general, pero n o de u n p r i n c i p i o político f o r m a l
e n su p e c u l i a r i d a d .
2. De m u y d i s t i n t a especie s o n las fundamentaciones r a c i o nalistas de l a Monarquía surgidas desde el siglo x v r a . Para l a
filosofía de l a Ilustración, el rey n o es o t r a cosa q u e el premier
magistrat, el p r i m e r o y — c u a n d o las cosas v a n de m o d o razonable—más i l u s t r a d o f u n c i o n a r i o , que puede c u i d a r de l a m e j o r
manera del bienestar de sus súbditos menos ilustrados. Pero de
esto, n o resulta n i p r i n c i p i o h e r e d i t a r i o n i l e g i t i m i d a d de la
Monaiquía, y cuando a u n príncipe le f a l t a aquella c a l i d a d de
h o m b r e i l u s t r a d o , desaparece l a fundamentación.
E n el siglo x i x se caracterizan las justificaciones r a c i o n a l i s tas y empíricas de la Monarquía insertando a l m o n a r c a en el
sistema de l a distinción de poderes, p r o p i o d e l Estado de Derec h o , y haciendo de la Monarquía u n a simple f o r m a del Gobierno,
y c o n v i r t i e n d o al m o n a r c a en el más o menos i n f l u y e n t e Jefe
del Ejecutivo.
Siendo diferentes las fundamentaciones, tienden
todas ellas a p r o b a r la utilidad y conveniencia de l a Monarquía.
E l ejemplo típico es l a siguiente consideración, que se encuen-
TEORÍA
DE LA
CONSTITUCIÓN
333
I r a y a en M A B L Y y D E L O L M E , pero también está todavía m u y
p r o n u n c i a d a en M A X W E B E R (Grundriss
der Sozialókononíik
Wirtschaft
und Gesellschaft, I I I , pág. 6 4 9 ) : por l a Monarquía
hereditaria queda sustraído a l a competencia política el puesto
más alto en el Estado; con ello se le q u i t a a l a l u c h a política
i n t e r n a su extremo peor; así se suaviza y racionaliza la pugna,
pues los esfuerzos de los políticos h a c i a el poder están l i m i t a d o s
I>or el hecho de hallarse ocupado de u n a vez para siempre el
puesto más alto en el Estado. " E s t a última función, negativa en
esencia, adherida a l a simple existencia de u n rey l l a m a d o a
serlo p o r reglas fijas, es quizá la de m a y o r i m p o r t a n c i a práctica
para u n a consideración puramente política" ( M A X W E B E I R ) .
L a posición del m o n a r c a se basa. pues, ante todo, en que se
encuentra por encima de los partidos. Cuando el Estado se t r a n s f o r m a , p o r l a parlamentarización y democratización, en u n Estado de partidos, se convierte en u n a posición especial y m u y
significativa. E l rey recibe u n a posición especial en l a organización de los distintos "poderes", frente al Legislativo y al Ejecutivo. Se convierte en u n poder n e u t r a l , u n pouvoir neufre, una
entidad imperceptible que allana, t e m p l a y modera todas las contraposiciones y rozamientos entre las diversas actividades y f u n ciones del Estado, u n invisible modérateur. Esta construcción es
típica del Estado de Derecho l i b e r a l de la Monarquía p a r l a m e n t a r i a . Procede de BENJAMÍN CONSTANT. Históricamente, su ideal
encuentra l a m e j o r expresión en l a Monarquía burguesa de L u i s
Felipe. Pero todo el pensamiento de u n poder n e u t r a l es de interés
inmediato, incluso para c o n s t r u i r l a posición de u n Presidente de
República.
El
una
papel del pouvoir
neutre
determinación formal
o modérateur
se sustrae, por su naturaleza, a
de la L e y constitucional; comp. las explicaciones
sobre el papel del Presidente alemán, abajo, § 27, I I I , pág. 397. Ocasionalmente,
se
encuentran también prescripciones expresas en L e y constitucional; así, 1&
Constitución (imperial) del Brasil,
de 25 de marzo de 1824, que habla, en el
título I V , del Poder legislativo, y después, en el título V (arts. 98 y sigs.), del
Emperador, bajo el epígrafe " D u pouvoir modérateur": " L e pouvoir modérateur
est
l a c k f de toute
l'organisation
politique,
il es délégué exclusivement á
334
CARI,
Tempereur
comtne chef
SCHMITT
supréme de l a Nation
et son premier
représentant",
etcétera.
3 . Todas las consideraciones de u t i l i d a d y conveniencia, así
c o m o todos los a r g u m e n t o s extraídos de l a experiencia histór i c a que puetJan ser aportados p o r teorizadores liberales como
BENJAMÍN
CONSTANT
y
GUIZOT,
O p o r monárquicos
antiliberales
como C H A R L E S M A U R R A S , son p o r necesidad relativos y , c o n s i derados desde el p u n t o de vista de l a experiencia histórica, dependen de u n i m p o r t a n t e supuesto: valen sólo p a r a u n a dinastía
establecida s i n interrupción e n el t r o n o desde algunas generaciones. E l m o n a r c a puede r e n u n c i a r p o r completo a su i n f l u e n c i a
política y a b a n d o n a r al P a r l a m e n t o o a u n poderoso jefe de p a r t i d o la dirección política y toda potestas; puede desaparecer
durante m u c h o t i e m p o como factor de fuerza política, pero debe
mantener l a c o n t i n u i d a d de l a posesión del t r o n o si h a de c u m p l i r aquellas funciones justificadoras (poder n e u t r a l p o r encima
de los partidos, representación de l a c o n t i n u i d a d del Estado en
las crisis). S i l a c o n t i n u i d a d se i n t e r r u m p e , entonces f a l l a n todas
aquellas pruebas, porque entonces el m o n a r c a h a caído en l a
l u c h a de los partidos, y s u p r o p i o asunto se h a hecho asunto
de p a r t i d o .
Los
argumentos
racionalistas de conveniencia sólo se refieren, pues, a u n a
Monarquía cuya seguridad
una
política es inconmovible;
no valen
más que para
Monarquía " v i e j a " , no para e l "Príncipe nuevo", el "Príncipe nuovo", para
quien M A Q U I A V E L O escribió su libro del Príncipe. M A Q U I A V E L O dice enérgicamente
en
ese célebre escrito que es fácil mantenerse en el trono cuando se tiene el
dominio
tado;
fundar
en tiempos tranquilos, como
un nuevo dominio
derribando
A
Principe generalmente
honrado
y respe-
por el contrario, es u n a situación política completamente distinta l a de
monárquico, y defenderlo.
a u n a dinastía, fallan
todas
aquellas
S i se h a roto l a cadena
justificaciones y
ningún caso de restauración monárquica son aplicables, porque
se han malogrado
glaterra;
todas
argumentos.
hasta ahora
esas restauraciones: 1 6 6 0 - 1 6 8 8 , los Estuardos en I n -
1 8 1 5 - 1 8 3 0 , los Borbones
en F r a n c i a ; en cierto sentido, también 1 8 5 2 -
1870, l a restauración de l a familia Bonaparte con Napoleón I I I . C H . M A U R R A S
dice que toda política democrática lleva a reclamar l a ayuda de Gobiernos e x tranjeros por razón de las contraposiciones de partido en l a política interior,
Gobiernos
que se mezclan en l a política del E s t a d o democrático; cita
como
TEORÍA
ejemplo
clásico
el
fenómeno
DE LA
335
CONSTITUCIÓN
típico en las Democracias
griegas
de que los
partidos aristocráticos reclamaran la ayuda de los lacedemonios, y los democráticos, de los atenienses; el mismo fenómeno se repitió en los Estados italianos
del siglo X V I , cuando en F l o r e n c i a se hacía un partido aliado de los franceses,
y e l otro, de los españoles o los alemanes.
E s t a experiencia histórica es, sin
duda, muy interesante; pero se encuentra situada frente
a la otra experiencia
de que las Monarquías restauradas no se logran sin apoyo extranjero, políticoexterno. L a unión de los Estuardos con el R e y de F r a n c i a , por ejemplo,
de
caracterizarse, desde
el punto
de vista nacional inglés, como
habría
u n a traición
a l a patria, y l a política monárquica de l a Santa A l i a n z a de 1815-1830 condujo
a
continuas
intervenciones.
L a s experiencias
históricas
no permiten
un sistema político libre de contradicciones, y si se quiere
fundar
alcanzar
l a Monar-
quía sólo en la Historia, falta toda razón inequívoca y todo principio. N o
decir más, sino que lá Monarquía surge
III.
La posición del Monarca
cabe
y perece, como todo, en la Historia.
en la Constitución
moderna.
1. L a Monarquía c o n s t i t u c i o n a l se basa en el desplazamiento
del p r i n c i p i o monárquico p o r la distinción de Poderes; el m o n a r c a representa l a u n i d a d política como jefe independiente del
Ejecutivo, mientras que se le contrapone, como segundo representante, u n a Representación popular (el Parlamento). De esta
manera, se pone en práctica u n a distinción y contrapeso que
corresponde a i p r i n c i p i o orgánico del Estado burgués de Derecho. Esto no decide l a cuestión de l a soberanía, que queda abierta.
E n l a Monarquía constitucional de A l e m a n i a , el p r i n c i p i o m o nárquico m a n t u v o durante el siglo x i x su validez detrás de l a
normación c o n s t i t u c i o n a l ; l a Monarquía era ahí f o r m a política
auténtica, y no sólo f o r m a del Gobierno y elemento orgánico del
Ejecutivo.
F R . J . S T A H L , el teorizador de la Monarquía constitucional prusiana,
lló con éxito, por lo que se refiere
ridad
de la Monarquía constitucional, frente
a l a parlamentaria.
Según él, la
esencia de la Monarquía constitucional consiste en que el Monarca
cional tiene
todavía un poder verdadero,
todavía, y no nace en el Parlamento.
sus facultades,
un factor
Revolution
die
un
sigs., 93 y sigs.).
s u voluntad
Sigue
personal
constitu-
significa algo
siendo, "por el aseguramiento
distinto e independiente
konstitutionnelle
desarro-
a las Constituciones alemanas, l a singula-
Monarchie,
E r a una distinción de gran
del Poder del E s t a d o "
de
(Die
2.* ed., 1849, págs. 33, 76 y
importancia
práctica, pero, en
336
CAKL
SCHlflTT
principio, tan sólo el reconocimiento de un E s t a d o burgués de Derecho y de u n
liberalismo que moderaba
el ejercicio del poder monárquico. S e puede llamar a
eso "Monarquía constitucional" y hasta ponerla en contraste con l a "Monarquía
parlamentaria", aun cuando ésta es también constitucional. N o cabía desconocer
que la contraposición política
La
de principio era la de Monarquía y Democracia-
Monarquía constitucional no es una forma política especial, sino u n a v i n c u -
lación de los principios del E s t a d o burgués de Derecho c o n el principio politico de la Monarquía, manteniendo la soberanía del Monarca, que se manifiesta
en
seguida en todo conflicto y en toda crisis (arriba, pág. 101). L a expresión
"Monarquía constitucional" deja abierta l a cuestión decisiva de si l a Monarquía
deja de ser forma política para convertirse e n simple forma de Gobierno o si
queda garantizado
el principio monárquico.
En l a Monarquía p a r l a m e n t a r i a del Continente e u r o p e o — F r a n cia bajo la Monarquía burguesa de L u i s Felipe, 1830-1848, y Bélg i c a con la Constitución de 1831—^sigue siendo el m o n a r c a jefe
del Ejecutivo, pero l a dirección política depende de l a c o i n c i dencia con la mayoría del Parlamento. Aquí l a f o r m a política
no era y a monárquica; antes al c o n t r a r i o , la Monarquía se había
convertido en elemento orgánico dentro del contrapeso de p o deres del Estado l i b e r a l de Derecho. F. J . S T A H L l l a m a a esto
" C o n s t i t u c i o n a l i s m o l i b e r a l " . Se d i s t i n g u e de l a Monarquía const i t u c i o n a l alemana (en l a terminología de S T A H L ) en que h a sido
s u p r i m i d o el p r i n c i p i o monárquico. Por eso, necesariamente, el
p r i n c i p i o democrático h a de pasar a ser f u n d a m e n t o de l a u n i dad política, si es que ésta h a de seguir existiendo. L o " c o n s t i t u c i o n a l " , es decir, lo característico del Estado burgués de Derecho, se i n c o r p o r a como elemento independiente a ambos p r i n cipios político-formales, trata de u t i l i z a r l o s y contrapesarlos y se
une con ellos.
Artículo 25 de la Constitución b e l g a :
"Tous
les p o u v o i r s
émanent
de la
N a t i o n . l i s sont cxerccs de l a maniere étabilic par la C o n s t i t u t i o n . " F R . J . S T A H L
distingue:
de
1.",
constitucionalismo
radical;
1791, que le parece r a d i c a l porque
ejemplo:
el • Rey
la
Constitución
sólo tiene
u n veto
francesa
suspensivo
f r e n t e a la Legislación, y, p o r consiguiente, él m i s m o n o es órgano legislativo,
sino que está l i m i t a d o estrictamente al E j e c u t i v o ; 2.", c o n s t i t u c i o n a l i s m o liberal,
es d e c i r : legislación con sistema bieameral, veto regio y M i n i s t r o s
de. la cont'ianza
de! P a r l a m e n t o ,
dependientes
3.", la Monarquía c o n s t i t u c i o n a l propiamente
dici.a. j a . r e i e m i j l . i . la Constitución prusiana d t 31 de enero de 1850, en que
TEORÍA
DE LA CONSTITUCIÓN
337
el Gobierno queda en manos del R e y , se requiere l a anuencia de éste para las
leyes, y él convoca, c i e r r a , suspende y disuelve e l Parlamento-
L a distinción
viene determinada, como toda la construcción de F R . J . S T A H L , por l a especial
situación política de la Monarquía alemana. S u punto cardinal está en que e l
oonstitucionalisíHto,
es
decir,
como u n principio o insertar
cia, mientras que—según
cimiento
un principio
liberal,
es
reconocido
con razón
en el principio político de Monarquía o D e m o c r a -
se mostró antes—queda
de una "Constitución"
baste
a
decidir
abierta, sin que el reconola cuestión
política capital:
Monarquía o Democracia.
2. L a Monarquía p a r l a m e n t a r i a a estilo belga es, s i n d u d a ,
Monarquía c o n s t i t u c i o n a l , pero c o n r e n u n c i a a l p r i n c i p i o m o nárquico, o, l o q u e es i g u a l , transformación de l a Monarquía
como f o r m a política e n u n a f o r m a de organización del E j e c u t i vo (Gobierno). Por causas históricas, subsiste ahí el nombre
"Monarquía"; c o n razón, en tanto que ©1 M o n a r c a pierde, es
cierto, todo poder (potestas), pero puede seguir existiendo como
a u t o r i d a d y ejercer m u y b i e n las funciones peculiares de u n " p o der n e u t r o " . L a dirección política está en manos de sus m i n i s tros, que son responsables ante l a Representación p o p u l a r y dependen de su confianza. L a fórmula célebre reza: Le roi régne,
mais il ne gouveme
pas. L a cuestión planteada p o r u n g r a n
maestro alemán de Derecho político M A X Y O N S E J y n B J L : ¿qué resta
del régner cuando se despoja del gouvemer?,
puede contestarse
d i s t i n g u i e n d o entre potestas y auctoritas ( a r r i b a , pág. 86) y teniendo presente l a significación peculiar de l a a u t o r i d a d frente
a l poder político.
I V . El Presidente en una Constitución republicana.
1. E n el proceso d e l siglo x i x h a c i a el Estado de Derecho
se emplea y u t i l i z a de u n m o d o peculiar l a institución histórica
t r a d i c i o n a l de l a Monarquía. E l r e y fué insertado, como " j e f e
del E j e c u t i v o " c o n diversas facultades, en el sistema de l a distinción de poderes, pero siempre como cúspide de u n d e t e r m i nado poder. L a Monarquía pasó así, de f o r m a política, a simple
f o r m a de Gobierno; pero retuvo su carácter representativo. Correspondía a l pensamiento del c o n t r a p e s o — p r o p i o del Estado de
Derecho—el colocar frente a l a representación p o r u n a Asamblea
(el Cuerpo legislativo) otra representación, de m a n e r a que el soberano, es d e c i r : el Pueblo, según los p r i n c i p i o s democráticos,
24
338
CARL
SCHMITT
quede en segundo plano y , provisionalmente, no actúe: E l p r i n c i p i o democrático (de i d e n t i d a d del pueblo consigo m i s m o como
u n i d a d política) se contrapesaba con el p r i n c i p i o de l a representación, s u p r i m i e n d o y a l l a n a n d o el peligro de que el p r i n c i p i o de
la representación se estableciera absolutamente,
a l poner, u n o
'•''ente, a l otro, dos representantes, m o n a r c a y Representación popula.
Esta construcción se u n e de m a n e r a ideal a l Estado burgués
de Derecho c o n uru; mezcla de ambos p r i n c i p i o s político-formales (Monarquía y D e m o c r a c i a ) ; es típica de l a Constitución del
Estado burgués de Derecho, y se m a n t u v o allí donde la M o n a r quía se había hecho i m p o s i b l e , a u n como f o r m a de gobierno,
estableciéndose l a República. L a evolución c o n s t i t u c i o n a l f r a n cesa del siglo x r x es en esto m u y clara. A consecuencia de las
repetidas interrupciones de la c o n t i n u i d a d , y h a b i d a cuenta de
los numerosos cambios en el t r o n o que en el siglo x i x había experimentado el pueblo francés, era apenas concebible la a u t o r i dad de ningún m o n a r c a . Pero subsiste aquella construcción del
contrapeso—propia del Estado de Derecho—, y con ella también
la construcción de u n j e f e del E j e c u t i v o independiente, que tenga
carácter representativo. Este Presidente es el m o n a r c a r e p u b l i c a nizado de l a Monarquía p a r l a m e n t a r i a ; se le mantiene por razón
de l a distinción de poderes y se le a t r i b u y e n ciertas facultades
(por ejemplo, disolución del Parlamento), con lo que el Gobierno
se contrapesa en u n a cierta independencia frente a l Parlamento.
La
construcción
teorético-política
de ese sistema
h a sido
desarrollada p o r
P R É V O S T - P A R A D O L en v a r i o s artículos y , sobre t o d o , en su l i b r o La France
velle,
1869. Sus pensamientos
nales
francesas
fuera
inmediatamente elegido p o r e l pueblo, porque
impresión
de 1875. N o
de u n peligroso
éxito p o r el Presidente
lo demás, la
finalidad
tuvieron gran
influjo
se quería entonces
precedente:
el golpe
en F r a n c i a que el
de
nou-
en las leyes c o n s t i t u c i o Presidente
se estaba todavía bajo
la
1851, i n t e n t a d o con g r a n
L u i s Napoleón, elegido p o r t o d o el pueblo francés- P o r
política de los autores de aquellas leyes constitucionales
de 1875 se dirigía al restablecimiento
normación l e g a l - c o n s t i t u c i o n a l de m o d o
de l a Monarquía;
se i n t e n t a b a e r i g i r la
que f a c i l i t a r a en lo posible u n a nueva
entronización
de l a Monarquía. L a construcción del contrapeso
sin embargo,
la misma.
de poderes
es,
TEORÍA
DE LA
CONSTITUCIÓN
2. La Constilución de Weimar aceptó ese sistema, i n t r o d u ciendo cu la Constitución elementos de u n sistema presidencial
j u n t o a los de u n p u r o sistema p a r l a m e n t a r i o . E l Presidente del
Reich es elegido por todo el Pueblo alemán; tiene u n a serie de
competencias importantes de naturaleza p o l i t i c a , j como la representación i n t e r n a c i o n a l del Reich (art. 45, G. a.)", n o m b r a m i e n t o
y separación de los f u n c i o n a r i o s del Reich y oficiales (art. 46),
alto m a n d o de las fuerzas armadas del Reich (art. 47), ejecución
del Reich c o n t r a u n país (art. 48, 1), medidas del estado de excepción (art. 48, 2), derecho de g r a c i a en el Reich (art. 50). Sus
facultades frente al Parlamento, destinadas a crear en su cargo
u n contrapeso del Reichstag, s o n : f a c u l t a d de disolución ( a r t i c u lo 25) y-disposición de u n referéndum c o n t r a una ley acordada
por el Rciclistag (art. 7 3 ) ; comp. la ojeada en el esquema de u n
e q u i l i b r i o , a r r i b a , pág. 228.
E l Presidente del Reich entra a posesionarse de las a t r i b u ciones del E m p e r a d o r en p l e n i t u d (es decir, en tanto que no se
encuentre dispuesta o t r a cosa), según el a r t . 179, 1, a base de la
Ijey sobre el poder p r o v i s i o n a l del Reich de 10 de febrero de 1919
y a base de l a Ley t r a n s i t o r i a de 4 de marzo de 1919, recibiendo,
sobre todo, el poder de organización, esto es, l a f a c u l t a d de reg u l a r l a institución, competencia y servicio dte las autoridades
del Reich en la m e d i d a en que el E m p e r a d o r era competente para
ello. No puede hablarse a q u i de u n a herencia jurídica, n i t a m poco, como dice A N S G H Ü T Z (Kommentar, pág. 435), de una herencia jurídica mediata, pues el f u n d a m e n t o jurídico no es el m i s m o .
Pero en ese i n c i d i r en facultades semejantes, en l a aceptació?i de
toda u n a posición, se muestra cuán análogo es el puesto del l*i'csidcntc del Reich al de u n jefe del E j e c u t i v o de carácter monárquico. Aquí, como en otros casos, se r e l a t i v i z a n en medios de
organización ciertos elementos de u n p r i n c i p i o p o l i t i c o - f o r m a i ,
se u n e n con los p r i n c i p i o s del Estado burgués de Derecho y con
elementos político-formales contrapuestos, y se emplean en u n a
mezcla típica de l a Constitución del Estado burgués de Derecho.
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