I SIMPOSIO MUNDIAL DE LA FAMILIA MISIONERA VERBUM DEI DOCUMENTO CONCLUSIVO Siete Aguas (España) Julio 2009 1 Oración a la Trinidad Santísima Trinidad, os pedimos por la Familia Misionera Verbum Dei, para que pueda ser para sí y para el mundo imagen viva y genuina de vuestro amor, “teniendo un solo corazón y una sola alma”. Que la Familia Misionera sea reproducción fiel y entusiasta de la entrega de Jesús, hasta amar como Él nos ha amado en la cruz y en la Eucaristía, con un espíritu espontáneo y desinteresado de servicio a los hermanos, bajo la guía del Espíritu Santo. Acompáñanos, María, Madre de la Iglesia y del Verbum Dei para que con humildad y gratitud seamos corresponsables en la tarea de vivir y anunciar el Evangelio. Bajo el amparo de S. Pablo, apóstol de las gentes, pedimos ser motivo de renovada esperanza, compartiendo un mismo espíritu y una misma misión. Así sea. [Tomado del Breve Ideario del Fundador del Verbum Dei, P. Jaime Bonet] 2 ÍNDICE Presentación 1. FAMILIA MISIONERA VERBUM DEI 2. 3. 4. 5. 6. 1.1 Origen e identidad de la FaMVD 1.2 FaMVD al servicio de la palabra de Dios 1.3 Formas de pertenencia en la FaMVD ESPIRITUALIDAD DE LA FAMVD 2.1 Rasgos de la espiritualidad de la FaMVD 2.2 Fuentes de nuestra espiritualidad 2.3 Medios de la espiritualidad FAMVD MISIÓN DE LA FAMVD 3.1 Dinamismo de la misión Verbum Dei 3.2 Plataformas de la misión Verbum Dei 3.3 Ministerios y medios en la realización de nuestra misión AMOR FRATERNO VIVIDO EN LA FAMVD 4.1 Fundamentos del amor fraterno 4.2 Ámbitos de la comunión 4.3 Vida fraterna en la FaMVD ITINERARIOS DE FORMACIÓN EN LA FAMVD 5.1 Objetivo y dimensiones de la formación 5.2 Etapas de la formación de la FaMVD 5.3 Responsables de la formación COORDINACIÓN APOSTÓLICA Y ADMINISTRACIÓN DE LA FAMVD 6.1 Servicio de coordinación apostólica en la comunidad local 6.2 Administración de la FaMVD SIGLAS 3 PRESENTACIºÓN DEL DOCUMENTO La Iglesia es el cuerpo de los Tres1, expresa Tertuliano, asombrándose de esa presencia viva e interior de Dios en la humanidad que se expresa históricamente en la Iglesia. Ésta, aun con sus luces y sombras, es un evento de gracia, donde la palabra de Dios se encarna, como en su día lo hizo en María de Nazaret. El presente documento refleja la identidad de la Familia Misionera Verbum Dei, que a imagen de la familia Trinitaria trata de expresar y hacer visible el misterio de comunión misionera que es la Iglesia. Desde los comienzos de las Convivencias en 1958 hasta la actualidad, dos líneas de fuerza han movido la predicación y la vida del P. Jaime Bonet, fundador del Verbum Dei: la conformación fiel con Cristo en su vida y misión de anunciar el Reino de Dios y, en segundo lugar, la promoción apostólica de todos los miembros del pueblo de Dios desde su identidad bautismal. Estas intuiciones fundamentales se han concretado desde entonces en la existencia de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, con su núcleo de vida consagrada, y en la estructuración más amplia de la Familia Misionera Verbum Dei como una realidad eclesial a la que pertenecen personas de todo estado de vida, edad, condición social o cultural llamadas por Dios al carisma Verbum Dei. El I Simposio Mundial de la Familia Misionera Verbum Dei, realizado en Siete Aguas (ValenciaEspaña) en julio del 2009, ha recogido una amplia suma de experiencias y de reflexiones, fruto de un camino de más de 50 años, y se plasma, ahora, en este breve documento conclusivo del simposio. El documento ofrece orientaciones que pueden iluminar y alentar el camino de la FaMVD en todo el mundo, para que siga creciendo y expandiéndose fiel a su identidad y misión que recibe de la Trinidad. En estas orientaciones se vislumbran, de modo sucinto, los rasgos fundamentales de una identidad común, nacida de la misma llamada de Dios en el carisma Verbum Dei, y una gran variedad de formas en las que se puede encarnar su identidad, según el contexto social donde se concreta esta comunión misionera. 1. FAMILIA MISIONERA VERBUM DEI Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo. Ef 2,19-20. 1.1 1. Origen e identidad de la FAMVD El carisma Verbum Dei tiene su origen en 1958 con el movimiento apostólico de predicación llamado “Convivencias”, generado por el P. Jaime Bonet en la diócesis de Mallorca (España). Recibe su primer reconocimiento oficial a través de la erección de una pía unión el 17 de enero de 1963. El 15 de abril del 2000 el Papa Juan Pablo II dio la aprobación de derecho pontificio a la Fraternidad Misionera Verbum Dei. En esta historia y ya desde los inicios han surgido personas laicas que en comunión con la FMVD han querido compartir vivencialmente su carisma, espiritualidad y misión. Esto ha llevado a tomar conciencia de una familia misionera amplia, que se extiende más allá de la Fraternidad y en estrecha relación a ella. 2. La Familia Misionera Verbum Dei es una realidad de la Iglesia católica al servicio de la Palabra de Dios, a la cual pertenecen todos los fieles que comparten la misma espiritualidad y misión Verbum Dei. 1 TERTULIANO, De Baptismo VI,2: CCL 1,282. 4 La Fraternidad Misionera Verbum Dei, parte esencial de la Familia Misionera Verbum Dei, orienta y es garante de la Familia y, unida en un mismo espíritu evangélico, realiza en ella su genuina identidad apostólica, en fidelidad conjunta al carisma y misión recibidos. La Familia Misionera Verbum Dei está vinculada jurídicamente a la Fraternidad por la normativa adecuada que ésta le proporciona. 1.2 Familia Misionera al servicio de la Palabra de Dios 3. La finalidad de la FAMVD es la vivencia y propagación del Reino de Dios a través de la oración, el testimonio de vida y el ministerio de la Palabra, formando apóstoles de Cristo y generando comunidades evangelizadoras. La FAMVD, con el lema de los primeros discípulos de Jesús: “Nos dedicaremos a la oración y el ministerio de la Palabra”2, y el espíritu de la primera comunidad cristiana, concreta y centra su misión específica en la Palabra de Dios: orar la Palabra de Dios, asimilándola hasta hacerla vida propia, transformándonos en ella y enseñándola así a los demás, para que la oren, la vivan y la enseñen vivencialmente a otros3. La mayor eficacia en el anuncio y propagación del Reino determinará el espíritu, actuación, métodos e instrumentos de apostolado4. 4. Su identidad queda expresada en su mismo nombre: ser “familia”, profundamente “misionera”, al servicio del anuncio de la “Palabra de Dios”. La FAMVD reúne en su seno personas o grupos de todo estado de vida, edad, cultura y condición social unidos en la misma vocación a ser “Verbum Dei”, es decir, reproducir y revelar el rostro de Dios uno y trino de forma vivencial, identificándose personal y comunitariamente lo más posible con Jesús, el Verbo de Dios hecho carne5. Los que participan en esta común vocación de la FaMVD se comprometen mutuamente en el seguimiento de Cristo y a reproducirlo en su forma de vida y en su misión; a todos les une el mismo ideal y compromiso de aspirar a la perfección de la caridad6, propagando por todo el mundo este mismo amor fraterno, núcleo vital del Reino de Dios7. 5. Los miembros de la FAMVD se pueden asociar según la afinidad de situaciones vitales, etapas de vida, procesos de formación u opciones de vida similares, sin embargo, todo miembro ha de poder identificarse y expresar en su vida los elementos esenciales que comparten y caracterizan la FAMVD y que fundamentalmente son: 1) La común identidad de la FaMVD que se fundamenta en la íntima inserción en la vida y en la misión de la Iglesia universal y en la igualdad fundamental del Bautismo que nos hace a todos hijos e hijas de Dios, discípulos y apóstoles de Cristo8; 2) Una misma espiritualidad contemplativa misionera que surge de la experiencia personal de Dios y de su llamada y que genera un estilo de vida según las bienaventuranzas, con un amor solidario y un corazón misionero; 3) Una misma finalidad misionera centrada en el servicio de la Palabra de Dios9; 4) El sentir la FAMVD como la propia familia de fe en la Iglesia, haciendo de esta comunidad una verdadera escuela de vida, de comunión y de amor misionero; 5) Un itinerario formativo para el crecimiento integral de la persona y de la comunidad en su conjunto; 2 Hch 6,4. Cf. CFMVD 10; Mt 28,20; 2 Tm 2,2. 4 Cf. CFMVD 8. 5 Cf. CFMVD 11. 6 Cf. LG 40. 7 Cf. Jn 13,34-35; 15,12. 17; CFMVD 4. 8 Cf. CFMVD 41. 9 Cf. CFMVD 1. 3 5 6) La asimilación y participación del carisma Verbum Dei desde el patrimonio espiritual e histórico de su fundador, el P. Jaime Bonet. 6. El dinamismo de la palabra de Dios orienta la forma de vivir y de realizar la misión de la FaMVD: orar la palabra, asimilarla, vivirla y crear comunión en torno a ella, anunciar el Evangelio, celebrar la vida que ella genera, enseñar a otros a hacer lo mismo para que puedan participar de forma activa de la misión evangelizadora de la Iglesia10. Este dinamismo hace crecer y madurar a todos hasta la plenitud de Cristo, de modo que toda la comunidad se convierta en difusora de esta dinámica de escucha, encarnación y realización del ministerio de la Palabra de Dios. 7. La evangelización a través de la palabra de Dios, misión propia de la FaMVD, se despliega como un dinamismo con capacidad de transformación de las personas, de las realidades y de la sociedad11. La FaMVD participa, así, en la misión de la Iglesia universal contribuyendo a que cada persona pueda vivir la plenitud de su vocación al amor, de su ser discípulo y apóstol de Jesús12, con un sentido de pertenencia eclesial que despliegue la dimensión comunitaria y misionera de la fe13, y les haga sentirse corresponsables en la tarea evangelizadora de la Iglesia. 8. La misión común adopta diversas modalidades y espacios según la llamada, creatividad, posibilidad de sus miembros y diferente sensibilidad de los pueblos y personas a los que se dirige14, abriéndose a un amplio abanico de facetas y procesos dinámicos que posibilitan el dar y recibir la misma palabra de Dios15. 1.3 9. Formas de pertenencia en la FAMVD La estructuración que adquiere la Familia toma en cuenta la intención del fundador, el P. Jaime Bonet, quien deseaba impulsar la participación y responsabilidad de todos los miembros de la Familia en el apostolado, buscando su mayor promoción, y en modo de ofrecer la palabra de Dios al máximo número de personas posible. 10. La Familia Misionera Verbum Dei está compuesta por diferentes formas de pertenencia adecuadas a la llamada y situación de cada persona, y en la comunión en el servicio a la palabra de Dios16. Sus miembros viven la consagración bautismal y su vinculación a la Familia en una pluralidad de formas: 1) A la Familia pertenecen todos los miembros de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, como institución de vida consagrada compuesta por las Ramas de Misioneras, la Rama de Misioneros y la Rama de Matrimonios Misioneros. Los modos de pertenencia a la Fraternidad están definidos y regulados por sus propias Constituciones. 2) Se compone de una agrupación de Laicos Misioneros de la Familia Misionera Verbum Dei, formada por personas y grupos diversos asociados según una afinidad de pertenencia, y manifestada a través de vínculos temporales o estables. Desde el estado laical comparten la misma espiritualidad y misión Verbum Dei. 3) En la Familia Misionera podrá haber también Sacerdotes diocesanos Verbum Dei, agregados a la Familia por un estatuto adecuado a su ministerio presbiteral diocesano. 10 Cf. CFMVD 7. 10. 15. EN 23. 12 Cf. Mt 28,19-20. 13 EN 23. 14 Cf. CFMVD 35. 15 Cf. CFMVD 28. 16 “Tenemos dones diferentes –constata San Pablo en su carta a los Romanos– según la gracia que Dios nos ha confiado; el que habla en nombre de Dios, hágalo de acuerdo con la fe; el que sirve, entréguese al servicio; el que enseña, a la enseñanza; el que ayuda, hágalo con generosidad; el que atiende, con solicitud; el que practica la misericordia, con alegría”. (cf. Rm 12, 6-8). 11 6 11. Desde el encuentro personal con Dios e intuición de la grandeza del tesoro de la fe, las personas recorren un camino de conocimiento de Dios y de realización de la misión en formas diversas vinculadas a la FaMVD. Este camino habrá de ser gradual a través de pasos progresivos y visibles en los que se va ratificando un camino de formación, de opciones de vida, de sentido de pertenencia y de asunción de responsabilidades. Después de un proceso de iniciación en la FaMVD, como momento de familiarización en los elementos esenciales del carisma Verbum Dei, las personas que han realizado un camino inicial adecuado pueden adquirir un compromiso temporal; posteriormente, cuando la persona ha confirmado la llamada de Dios al carisma Verbum Dei, y desea de corazón y con libertad pertenecer a la Familia Misionera Verbum Dei, puede adquirir un compromiso estable que le introduzca plenamente en ella. La opción de compromiso temporal o estable se realizará ante el Responsable correspondiente de la FaMVD local según la modalidad de vinculación más adecuada a la cultura, estado y situación de la persona y a la comunidad local en la que entrará a formar parte de la Familia. Por los compromisos, ya sean temporales o estables, la persona se compromete vivir el espíritu y los medios propios del carisma Verbum Dei según su llamada peculiar. La FaMVD, de su parte, se compromete al acompañamiento espiritual, formación, ayuda en la misión práctica y vivencia de un ambiente de amor fraterno y solidario con los miembros que han contraído vínculos. 12. La FaMVD, bajo la guía de las directrices de la Iglesia Católica y desde la orientación del Concilio Vaticano II sobre los grados de comunión eclesial17, abre espacios a una comunión en la misión con itinerarios de fe más allá de sus fronteras eclesiales: 1) Se compromete a las iniciativas ecuménicas eclesiales compartiendo, desde la espiritualidad y misión del Verbum Dei, el camino hacia la unidad con hermanos de las Iglesias y comunidades eclesiales de otras confesiones. 2) Se compromete con las personas no bautizadas o creyentes de otras religiones que lo deseen en un camino progresivo de búsqueda y conocimiento de Dios desde el carisma Verbum Dei. Los espacios compartidos en la espiritualidad y misión de la Familia Misionera Verbum Dei serán parte de un itinerario en el que la Familia desea colaborar con hombres y mujeres de buena voluntad en la vivencia de su vocación al amor 18 desde un profundo respeto de su idiosincrasia y profesión de fe; proceso que acompaña e integra el itinerario humano y espiritual de crecimiento en el eros, la filia que busca alcanzar la plenitud del ágape evangélico. 13. Del carisma Verbum Dei participan y se benefician, también, personas que sienten una simpatía hacia el carisma, sin expresarlo en compromisos determinados. A todos ellos los tendremos en la más alta estima, en un espíritu evangélico de enriquecimiento mutuo y podrán ser considerados como parte de una familia más amplia, a la que llamamos Familia Verbum Dei. 14. En cada Familia Misionera local, partiendo de unos criterios mínimos de pertenencia comunes a la FaMVD universal, se estudiarán las formas de vinculación más adecuadas al momento o el lugar donde se desarrolla, siguiendo como criterio los caminos de formación, los diversos estados o formas de vida cristiana, ministerios, etapas vitales y situaciones vitales especiales. En el mismo espíritu de comunión, que caracteriza la naturaleza de la FAMVD, la vinculación de un miembro a la Familia Verbum Dei universal es simultánea a su pertenencia a cualquiera de los grupos, realidades asociativas o comunidades locales de la Familia. 15. Cuando la persona manifiesta un deseo de adquirir vínculos temporales o estables en la FAMVD, la comunidad local le acompaña en un compromiso de crecimiento que ha de tener en cuenta la ayuda en el discernimiento de la vocación propia. En este camino y desde 17 Véase los principios de comunión expresados en el Concilio Vaticano II en la constitución Lumen gentium. 13-16, en el decreto Unitatis redeintegratio y en la declaración Nostra aetate. 18 Cf. GS 22, FC 11. 7 propuestas formativas adecuadas, la persona va desarrollando gradualmente un sentido de identidad y pertenencia a la FAMVD, en la vivencia de unos derechos y deberes. A través del discernimiento comunitario la persona optará por unos compromisos temporales o estables en la FAMVD 19 o por otro tipo de camino vocacional en cualquiera de las realidades eclesiales contemporáneas. 16. La FaMVD como un todo, en su complementariedad de carismas, es expresión del carisma Verbum Dei en su plenitud y busca visibilizar la plenitud de la Iglesia, a imagen de la Trinidad, siempre abierta a las necesidades del mundo. 2. ESPIRITUALIDAD DE LA FAMVD Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo. 1 Jn 1,1-4 17. Cada hombre y mujer han sido creados para el diálogo con Dios y para abandonarse a su amor20. La espiritualidad Verbum Dei se arraiga profundamente en la experiencia personal del amor de Dios que apunta a amar como Él nos ha amado y llegar a traducir en la vida propia ese mismo amor misionero para que todos le conozcan21. La espiritualidad Verbum Dei es la forma concreta, suscitada por el Espíritu Santo, de vivir el Evangelio, según el modo propio del carisma Verbum Dei. La Espiritualidad de la FAMVD está centrada en Cristo, enviado del Padre como su palabra, y en el camino de identificación con Él en su vida y misión como respuesta a la búsqueda de la voluntad de Dios. Esta forma de espiritualidad influye profundamente en la forma de vivir, de orar y de realizar la misión; desde una experiencia personal, cercana y creciente de Dios, se genera en la persona un dinamismo misionero que le inserta como miembro activo de la Iglesia. El mismo Espíritu que moldeó la vida entera de Jesús va configurando la forma de vivir de los miembros de la FAMVD con Cristo, el enviado por el Padre a evangelizar22. 2.1 Rasgos de la espiritualidad de la FaMVD 18. La espiritualidad de la FAMVD hunde sus raíces en el bautismo de cada miembro, del cual afirma el Concilio: “Todos los cristianos, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección del amor” 23 . La aspiración a vivir una consagración a Dios desde una dedicación misionera es uno de los elementos claves en el carisma Verbum Dei y en la predicación de su fundador, el P. Jaime Bonet. Así, a todos los miembros de la FAMVD nos une el deseo y la búsqueda de vivir la plenitud de la consagración bautismal desde la llamada personal de Dios y desde la llamada comunitaria en un mismo carisma. 19. Los miembros de la FAMVD concretan el seguimiento de Cristo desde la oración, el ministerio de la Palabra y el testimonio de vida evangélica. La revitalización de la fe genera una conversión de vida, un camino de maduración de la vocación humana al amor y de la peculiar vocación bautismal y un dinamismo evangelizador que nos convierte en discípulos y apóstoles de Jesús. Desde Él, se entra en una dinámica comunitaria de vivir la consagración bautismal y de promover que a su vez la puedan vivir otros. 19 Siempre que sea posible esté compromiso se ratificará en el contexto litúrgico y con algún pequeño rito apropiado, quedando constancia escrita de la vinculación de la persona con la Familia Misionera Verbum Dei. 20 Cf. GS 19. 21 1 Jn4, 19; Jn 13, 34 22 Cf. Lc 4,18. 23 LG 40. 8 20. La vivencia de la espiritualidad Verbum Dei nace de la respuesta de cada uno a la llamada de Dios a ser Verbum Dei, es decir, ser expresión viva de la palabra de Dios manifestada y visibilizada en Cristo Jesús. Este dinamismo vivo tiene su centro en Cristo. La palabra de Dios, escuchada, asimilada y vivida nos transmite la misma Vida de Dios 24 y nos hace UNO con Cristo, la Palabra viva.25 Nuestra vocación y misión de predicación del Evangelio radica en este diálogo íntimo con la Palabra u oración. La Palabra de Dios, creída y hablada, y que al creerse no puede dejar de hablarse26, constituye la genuina identidad Verbum Dei27. 21. La unión con Dios en Cristo es, en efecto, la mayor fuente de energía, fidelidad, entusiasmo y gozo de cada miembro de la FaMVD. De esta unión surge un verdadero seguimiento de Jesús, así como la realización de una auténtica familia cristiana. El encuentro personal y trato familiar de afectuosa intimidad con Dios hace que nuestro ministerio de la Palabra vaya siempre acompañado de un claro testimonio de vida según el Evangelio. 22. La consagración bautismal se caracteriza para los miembros de la FAMVD por un estilo de vida según el espíritu de las bienaventuranzas. Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien28, vivió su condición humana según las bienaventuranzas y consejos evangélicos: en un estilo de vida sencillo, en pureza de corazón, en ardiente y humilde búsqueda de la voluntad de Dios y obediencia al Espíritu Santo. Los miembros de la Familia, en su deseo de configurarse con Cristo, buscan cada día traducir la vida de Jesús en su propia vida, su forma de pensar, su mismo sentir, y en su camino de obediencia fiel a Dios. Esta transformación personal va creando en la Familia Misionera un estilo solidario, fraterno, profético, creador de comunión, acogedor, caracterizado por la esperanza y alegría evangélicas. La consagración bautismal caracteriza a cada miembro de la Familia en un estar en el mundo sin ser del mundo29, ser para los demás desde un amor fundamentado y anclado en Dios. 23. La vivencia y convivencia del amor trinitario, de otra parte, es fuente de comunión: hace presente su Reino entre nosotros, haciéndonos Uno en Él. Este es el distintivo, en efecto, de la FaMVD, como comunidad cristiana: “La multitud de creyentes no tenía sino un solo corazón y un alma sola”30 y “no había entre ellos ningún necesitado”31. 24. Nuestra espiritualidad contemplativo-misionera no sólo está en función de la santificación personal, sino de la vida de muchos y al servicio de toda la Iglesia de Cristo. Nuestra vida, centrada en la persona, Vida y Evangelio de Cristo, irá adquiriendo necesariamente la espiritualidad fundamental de Jesús en su actitud orante que hace del Hombre-Dios un adorador del Padre y, desde el Padre, una donación y entrega en favor de toda la humanidad. Guiados por el mismo Espíritu de Jesús nos sentimos enviados en su misma misión de anunciar el Reino de Dios: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva"32. 2.2 Fuentes de nuestra espiritualidad 25. La espiritualidad de la FaMVD se configura desde cuatro fuentes: la Inhabitación de la Trinidad, la Eucaristía, el Cuerpo Místico de Cristo y María. 1) La Trinidad en nosotros constituirá y formará el primer hogar, fuente de la fraternidad, "casa de oración para todos los pueblos" 33 y escuela de oración de los verdaderos discípulos de Cristo. Ahí irrumpe, dentro de nosotros mismos, el manantial de agua viva 24 Cf. Jn 5,24; 8,51. Cf. Jn 17,8. 22. 26 Cf. 2 Co 413. 27 CFMVD 15. 28 Hch 10,38. 29 Cf. Jn 15,19. 30 Hch 4,32. 31 Hch 4,34. 32 Lc 4,18. Cf. EVD 201 y 205. 33 Is 56,7. 25 9 que salta para la vida eterna de muchos34. La presencia amorosa de la Trinidad marca el ritmo de nuestro vivir fraterno en una tonalidad totalmente nueva y transcendente. Su compañía es inefablemente rica y amena en cualquier camino y encrucijada. Es el verdadero y permanente "viático", el mejor compañero de viaje, fermento y semilla de fraternidades cristianas en todo el mundo35. 2) La Eucaristía: es el manantial que significa y realiza la comunión de todos los hombres en Uno. Es el sacramento y sacrificio fundamentalmente constitutivo de la Iglesia y, por tanto, de la FAMVD. La Eucaristía será para la FAMVD fuente y culmen de su vida fraterna y misión 36 . El encuentro vivo, cercano e íntimo con la persona de Cristo en la Eucaristía convierte nuestras jornadas en ecos prolongados de la palabra viva que hemos escuchado de su boca. De este modo, la FAMVD, alimentada del Pan eucarístico, se va haciendo hermana de todos los hombres, creando así una familia universal37. 3) El Cuerpo Místico de Cristo: El Amor del Padre, la voz del Espíritu Santo, el diálogo constante con Jesús y la mirada atenta de María proyectan nuestras vidas y nos urgen a aplicarlas íntegramente sobre el Cristo crucificado de hoy o Cuerpo Místico de Cristo38. El encuentro con el Cristo Total -Cabeza y miembros39- nos abre a la "composición de lugar" más propia de nuestra oración y misión diarias, y nos vincula a este Cristo vivo que nos necesita y reclama con todo nuestro ser, siendo el resorte más acuciante y la razón más fuerte de nuestra predicación40. 4) María, Madre de Dios y de la Iglesia: María ocupará siempre un lugar único y decisivo, imprescindible e insustituible, en la FAMVD41. Su presencia acompañará nuestras laboriosas jornadas misioneras sustentadas por una fe viva y probada y por el gozo de un esforzado amor redentor. Ella fomentará en nuestra FAMVD el sentido de su fecundidad apostólica y espiritual, formando a Jesús en nosotros y en los hermanos 42 . Todos los años, los miembros de la FAMVD celebrarán su fiesta el 25 de marzo: Anunciación a nuestra Madre y Encarnación del Hijo de Dios43. 2.3 Medios de la espiritualidad FAMVD 26. La espiritualidad Verbum Dei se modela con la práctica habitual de los “cuatro ejercicios” y se concreta en unos mismos medios de vida espiritual que con creatividad se pueden vivir en contextos diversos por una gran pluralidad de personas: 1) Ejercicio de oración: Jesús salva al hombre enseñándole a vivir en comunión con Dios y con los hombres, en una alianza de vida y amor. La vida de oración es connatural al discípulo de Cristo que busca estar unido a Dios para dar un fruto permanente 44 . En la comunión con Dios y diálogo habitual con Él, el Concilio Vaticano II centra la razón más alta de la dignidad del hombre y su plena realización45. Aquí está situado el centro de la misión de la Iglesia: desvelar el rostro de Dios y su proyecto eterno sobre cada hombre, revelar la identidad del hombre y los caminos para realizar el proyecto de Dios en cada persona. El discípulo de Jesús busca cada día mantener vivo este diálogo que le convierte en palabra y revelación de Dios. 34 Cf. Jn 4,14. Cf. CFMVD 68. 36 Cf. LG 11 y SC 10. 37 Cf. CFMVD 61. 38 CFMVD 63: cf. EVD 21-254. 39 Cf. 1 Co 12,12-27. 40 Cf. CFMVD 63-64. 41 Cf. CFMVD 66. 42 Cf. CFMVD 67. 43 Cf. EVD 245. 44 Cf. Jn 15,5. 45 Cf. GS 19. 35 10 2) Ejercicio de fraternidad: Jesús pide a cada discípulo un amor creciente y un amor de su misma calidad: «Amaos como yo os he amado»46. El amor fraterno, además de ser don, es un trabajo diario: responsabilidad y compromiso de realizar una vida que ama a los que están lejos y a los que están cerca; un estilo de vida solidario con tres cuartas partes de la humanidad que viven en extrema pobreza y un amor a los cercanos según las mismas categorías del Evangelio. del cual nace la perfecta caridad que desea para el otro lo mejor, su mayor promoción desde la lógica o valores del Reino de Dios47. Se trata de un amor que, desde la perspectiva del Verbum Dei, se manifiesta de una forma privilegiada en el compromiso y esfuerzo por que cada persona viva fielmente el seguimiento de Cristo en su dinámica misionera. 3) Ejercicio de cruz y humildad: El discipulado de Jesús conlleva una aceptación de la misma dimensión kenótica de su encarnación: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y me siga»48. La humildad de Jesús, desde su encarnación, se hace para el discípulo camino diario e imprescindible que ha de recorrer para realizar la comunión con Dios y con los hombres. La vivencia de los consejos evangélicos, la autoaceptación como seres creaturales necesitados de la gracia, la transformación del propio gusto, querer e interés por los de Cristo se convierten, de esta manera, en un fuerte testimonio del poder y amor de Cristo en la vida de cada persona. 4) Ejercicio de misión: La comunidad de discípulos se articula como una comunidad de «hermanos en la misión» con el mutuo compromiso de ayudarse en la realización de la misión. No se nace apóstol, sino que en el ejercicio diario se aprende a compartir la fe, a dar razón de la esperanza, a escuchar los signos de los tiempos y a aprender en cada momento y con cada persona la pedagogía más adecuada, sin estancarse jamás. La plenitud de la amistad con Cristo se manifiesta en la colaboración con el proceso de conformación con Cristo de otros discípulos, con los dolores de parto que conlleva y con la necesidad continua de salir de uno mismo para formar en el otro a Cristo49. 27. A partir de la práctica de los “cuatro ejercicios” se desarrollan todos los medios de espiritualidad de nuestra Familia Misionera: oración personal y en comunidad centrada en la Palabra de Dios, prácticas y gestos de fe que ayudan a una vida orante, participación frecuente en los sacramentos de la Iglesia, examen del día, devoción a María, retiros y ejercicios espirituales, acompañamiento espiritual y revisión de vida, lectura espiritual. También podrá acrecentar la vida espiritual la participación en eventos que ayuden a una espiritualidad integral y la vivencia eclesial fraterna en colaboración y solidaridad. 28. La respuesta personal de cada miembro de la Familia a la llamada de Dios se concretará de forma específica asumiendo los rasgos comunes de la espiritualidad Verbum Dei. Desde una fidelidad creativa cada miembro y cada grupo de la FAMVD han de buscar los medios y caminos de espiritualidad que sostengan y alimenten su vida de seguimiento de Cristo en el Verbum Dei, en diálogo y obediencia a los responsables de la Familia. 3. MISIÓN DE LA FAMVD El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva. Lc 4,18 29. La dedicación al ministerio de la Palabra es nuestra respuesta a la insistente llamada de la Iglesia a la propagación de la fe en todo el mundo, conscientes de la importancia de la predicación, como decía San Pablo: “¿cómo oirán sin que se les predique, […] si no son Jn 13,34. Cf. 1 Co 13. 48 Lc 9,23. 49 Cf. Ga 4,19. 46 47 11 enviados? […] Por tanto, la fe viene de la predicación y la predicación por la Palabra de Cristo”50. La FAMVD desea vivir su dedicación a la oración y ministerio de la Palabra con el espíritu de la primera comunidad cristiana, así como con el incansable ardor misionero de San Pablo, en su anuncio de la Palabra y construcción de comunidades evangelizadoras. 30. Ante la realidad palpable de una humanidad dividida y de corazones rotos y vacíos por la ausencia del Amor y Vida de Dios, la caridad de Cristo nos urge a presentar, con el mayor relieve, la presencia del Reino de justicia, de amor y de paz; a brindar a este mundo el poder del amor de Dios en corazones integrados y libres, llenos del Espíritu de amor, y a ofrecer la realidad de un pueblo de hermanos congregados en Uno, sólo por el amor de Cristo, esto es, una familia sencillamente cristiana. Es el dinamismo propio de nuestra dedicación misionera51, que amplía los campos de misión desde los que están más cerca (pastoral ordinaria), a los que, estando cerca, están lejos de la fe (reevangelización y nueva evangelización), como también a los que ignoran totalmente los caminos de la fe en Cristo (misión ad gentes)52. 31. En un mundo donde el egoísmo y la falta de generosidad son evidentes y producen diversas formas de pobreza, la palabra de Dios tiene una fuerte incidencia social desde las coordenadas propias del Evangelio. La FAMVD buscará una inserción comprometida en la trasformación de la sociedad en cada uno de sus ámbitos: familiar, social, educativo, económico, político, cultural. Como expresa Pablo VI en la carta magna de la evangelización, la Evangelii Nuntiandi: Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: "He aquí que hago nuevas todas las cosas". Pero la verdad es que no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres nuevos con la novedad del bautismo y de la vida según el Evangelio. La finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio interior y, si hubiera que resumirlo en una palabra, lo mejor sería decir que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y ambiente concretos53. Se hace evidente la urgencia en la defensa de todo aquello que promueve la dignidad de la persona en todas sus dimensiones y la denuncia de todo lo que atenta contra ella. 3.1 Dinamismo de la misión Verbum Dei 32. Las palabras de Jesús antes de la Ascensión: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” 54 hablan de un dinamismo misionero que no conoce confines temporales o geográficos. La FAMVD quiere hacer presente y propagar el Reino de Dios entre todas las gentes a través del anuncio de la Palabra, formando apóstoles de Cristo y generando comunidades de vida evangélica y evangelizadora55. 33. El anuncio de la Palabra de Dios, precedido y acompañado de la oración y el testimonio de vida, será siempre el mejor medio para la propagación de la fe. Por todos los campos sembraremos la buena semilla de la Palabra, confiando en el crecimiento que Dios da, sabedores de que la Palabra, como "la lluvia que desciende de los cielos no tornará de vacío"56, porque ciertamente "es viva la Palabra de Dios y eficaz y más cortante que espada alguna de dos filos" 57 . Esta intencionalidad misionera al servicio de la Palabra se plasma de formas distintas, realizando 50 Rm 10, 14. 15. 17. Cf. CFMVD 50. 52 Cf. RMi 33. 53 EN 18. 54 Hch 1,8. 55 Cf. Mt 28,19-20 y CFMVD 1. 56 Is 55,10-11. 57 Hb 4,12. 51 12 cada uno la misión desde sus capacidades y talentos, sensibilidad y posibilidad 58 , e integrándose en los medios sociales donde los miembros de la FAMVD se encuentran. 34. El deseo de formar apóstoles de entre todas las gentes59 es un elemento específico de nuestro carisma que apunta a una intencionalidad y un método: la formación de apóstoles como horizonte al que tienden los distintos modos de vivir y plasmar nuestra misión en la Iglesia. La vivencia y el camino recorrido por Jesús y los Doce por Él elegidos son la fuente inspiradora de nuestra dinámica apostólica: Jesús formó a doce apóstoles para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar60, constituyéndolos sus testigos61. La formación de apóstoles se basa en esta misma dinámica formativa y misionera de Cristo. Así, siguiendo la intuición de nuestro fundador, el P. Jaime Bonet, la tarea de formar apóstoles de Cristo responde a la llamada bautismal: “Todos los cristianos, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo62”. El método apostólico Verbum Dei se centra principalmente en la Escuela de Apóstoles, como una escuela de formación integral, un proceso de acompañamiento personal acorde a la realidad del apóstol, y la práctica de los ejercicios espirituales como el singular instrumento con el cual el Espíritu Santo va configurando y actualizando permanentemente la fisonomía del discípulo de Jesús. Junto a estos, otros medios importantes de la FAMVD son la Escuela de la Palabra, las Convivencias, la predicación del Temario de Vida y Amor, los grupos de revisión de vida, etc. 35. La dedicación al anuncio del Reino de Dios, con la vida y la palabra, tiene como consecuencia, para la FaMVD, la formación de pequeñas comunidades cristianas insertas y en comunión con las Iglesias locales. Siguiendo el ejemplo de San Pablo en la gestación de las primeras comunidades cristianas, se desea la formación y promoción de discípulos que puedan contribuir en la continuidad de los nuevos núcleos de vida cristiana y de misión, colaborando en su crecimiento, madurez, organización y fecundidad apostólica. Así, la intención de nuestra misión apunta a una evangelización estable en el mayor número posible de lugares y circunstancias, en la que es imprescindible una labor conjunta entre todos los miembros de la Familia Misionera. 3.2 Plataformas de la misión Verbum Dei 36. Las tareas y caminos de realizar la misión Verbum Dei podrán ser muy variables dependiendo del lugar y tiempo del anuncio del Evangelio y de acuerdo a los signos de los tiempos. Para realizar su misión, la FAMVD hará uso de plataformas apostólicas y obras propias, así como de los medios y métodos más propios del carisma. 37. Los miembros de la FaMVD, bajo la autoridad de los responsables correspondientes, podrán fundar y dirigir aquellas instituciones, asociaciones y estructuras físicas o jurídicas propias que juzguen necesarias para el desarrollo de la misión específica y la formación de sus miembros, así como otras actividades conjuntas que juzguen necesarias. Entre ellas, están las casas de espiritualidad y formación misionera, asociaciones y fundaciones, ONGs, cooperativas, empresas, medios de comunicación social, etc. que contribuyen a la misión de la FAMVD. 38. Así mismo, podrá valerse de plataformas apostólicas o espacios que sean convenientes para facilitar la puesta en marcha de nuestra misión. Estos espacios apostólicos implican modos de adaptarse a las culturas y necesidades de cada lugar; son plataformas desde donde se realiza esta dinámica apostólica, respondiendo a distintos criterios, que engloban la complejidad humana y la tarea evangelizadora y serán diferentes según las etapas de la evangelización que viva la persona: ad gentes (primera evangelización), pastoral ordinaria (pastoral básica 58 59 60 61 62 Cf. CFMVD 5. Cf. CFMVD 1. Cf. Mc 3,13. Cf. Mc 16,15. Documento Conclusivo de Aparecida, V Conferencia Episcopal de Latinoamérica y El Caribe nº 10. 13 una vez que se ha establecido la Iglesia local) o nueva evangelización (en lugares ya evangelizados pero descristianizados), o, también, según lo que en el Verbum Dei llamamos proceso de iniciación y proceso de perseverancia. 39. Los cuatro grandes campos donde se podrán crear y potenciar las plataformas apostólicas son: 1) Plataformas específicas de la Fraternidad: son los espacios de misión que nacen de la dedicación exclusiva de los miembros de la Fraternidad a la oración y ministerio de la Palabra. Incluyen el trabajo realizado en las obras propias de la Fraternidad como son los Centros de Evangelización, casas de apostolado, Centros de Formación Misionera. El trabajo de la Fraternidad, sin embargo, va más allá de las fronteras del Verbum Dei y tiene un radio de acción más amplio que la misión realizada al interno de la FAMVD o en sus obras propias. 2) Plataformas que nacen del trabajo de los Laicos Misioneros de la misma FAMVD: se pueden desplegar desde el mundo de las relaciones habituales en la familia, el ámbito laboral, los espacios lúdicos y la vida cotidiana donde la misión se puede estructurar desde las mil variaciones de la caridad fraterna. Los ámbitos que pueden abrazar las plataformas apostólicas en la Familia pueden ir, sin embargo, más allá: influir en la transformación de los ámbitos sociales y públicos, en la economía, en la cultura, en la vida social, etc. Los miembros de la FAMVD podrán crear realidades o instituciones que incidan socialmente en el mundo, y esto, de varias formas posibles: como iniciativa apostólica personal de un miembro de la FAMVD y realizado en nombre propio, o como iniciativa de varios miembros asociados de la FAMVD. 3) Plataformas de la Iglesia local: el carisma Verbum Dei tiene un primer ámbito de aplicación en las Iglesias locales donde trabajamos y en las distintas áreas pastorales o ámbitos de misión que la componen: formación de catequistas, distintas áreas de pastoral (juvenil, universitaria, bíblica, familiar, profética, misionera), formación, animación y acompañamiento de la vida consagrada, formación teológica en las instituciones eclesiásticas, formación de agentes de pastoral, pastoral de la espiritualidad (ejercicios espirituales, retiros…), en el acompañamiento; dando formación y asesoría a otros movimientos eclesiales y comunidades religiosas desde nuestra espiritualidad; el campo ecuménico y de diálogo interreligioso son parte también de la misión del Verbum Dei con lo que ello puede implicar. 4) Plataformas desde el mundo social y cultural: las realidad propia del mundo en el que realizamos nuestra misión, con sus culturas y subculturas, puede abrirnos a plataformas diversas desde la inserción de los miembros de la FAMVD en los diversos contextos sociales y culturales: medios de comunicación social (programas de radio, televisión, revistas, prensa, página Web…), proyectos sociales de desarrollo integral, colaboración en ONGs, asociaciones civiles. 3.3 Ministerios y medios en la realización de nuestra misión 40. En la FAMVD hay distintos servicios misioneros o ministerios para realizar una misión centrada en la palabra de Dios. Con estos ministerios busca desplegar, de un modo orgánico y estable las posibilidades de la misión de cada miembro, velando por la fidelidad de cada uno a su peculiar llamada y promocionando al máximo la realización de la vocación bautismal en la comunión de los distintos ministerios. El desarrollo de dichos ministerios apostólicos, considerados esenciales en el trabajo de la FAMVD, suponen por parte de sus miembros la adecuada preparación espiritual, teológica y pastoral, así como humana y profesional. Será tarea del gobierno local de la FAMVD garantizar y velar por la formación necesaria para realizar este objetivo y por la estabilidad y reconocimiento de los ministerios. Al mismo tiempo que son formas de realizar la misión, en el dinamismo del Verbum Dei, llegan a ser medios en 14 los que el discípulo de Jesús se alimenta en su vida de fe y la propone a otros para crecer en el amor de Dios y a los hermanos. 41. La FAMVD intenta que cada uno de sus miembros “se sienta administrador de las incalculables riquezas, derechos y deberes propios de su identidad cristiana, conferida por el bautismo, de sacerdote, profeta y rey” 63 . Destacamos algunos ministerios estructurados desde las dimensiones fundamentales del sacerdocio común: 1) Ministerios proféticos Orar y ayudar a orar. Predicación de la Palabra de Dios en todas sus formas: testimonio, catequesis sacramental y de etapas vitales, el anuncio kerygmático, a través de los medios de comunicación social, los ejercicios espirituales Verbum Dei. Anuncio de la Palabra en cada ámbito social, cultural o religioso. Diálogo ecuménico e inter-religioso y la misión compartida por la paz, la justicia, la búsqueda y promoción de la dignidad humana. Anuncio de la Palabra desde la religiosidad popular y las devociones . Ministerio de la Palabra a través de las artes visuales, escénicas, musicales, literarias. 2) Ministerios en torno al sacerdocio común Ministerios instituidos por la Iglesia ordenados y no ordenados. Animación de la Liturgia. Anuncio de la Palabra desde la religiosidad popular y las devociones. Santificación del mundo desde las realidades temporales, la promoción del uso responsable por los recursos naturales. 3) Ministerios de organización de la Familia y ministerio real Servicio de coordinación en la Familia. Animación y acompañamiento de grupos de distintas etapas de vida, incluyendo un apostolado vocacional. Guía de Escuelas de la Palabra y Escuelas de Apóstoles en sus diversas formas. Diaconía en función de la misión del Verbum Dei (cf. Hch 6,6-7): apoyo a la infraestructura del anuncio de la Palabra, secretaría, economía, generación de recursos (humanos y materiales). Ayuda personalizada, el acompañamiento y dirección espiritual, el apoyo profesional y especializado en los distintos ámbitos de la familia. Anuncio y visibilización de la palabra de Dios hecha caridad en ámbitos diversos de la sociedad: marginación, pobreza e injusticia en todas sus formas, infancia, salud, mundo político y económico, mejora de las condiciones de la dignidad humana. Participación en voluntariados, ONGs, fundaciones. 42. Cada miembro de la Familia en diálogo con Dios y con la comunidad discernirá cuál es la forma a la que se siente llamado para realizar la misión Verbum Dei con amor y creatividad. Aunque, frecuentemente, el apóstol sienta la desproporción entre los retos que presenta la misión evangelizadora y las propias capacidades personales o comunitarias, no podemos olvidar que el sujeto primero de la misión es Dios mismo quien nos envía, y que, al llamarnos, conoce sobradamente el barro de nuestras vasijas. Como el mismo Apóstol de las gentes podemos expresar: Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros. Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados. Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo […]. De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida. Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos, y por eso hablamos 64. 63 64 CFMVD 41. 2 Co 4,8-13. 15 4. AMOR FRATERNO VIVIDO EN LA FAMVD Que sean perfectamente uno en nosotros para que el mundo crea que Tú me has enviado Jn 17,23 43. El nombre “familia” quiere expresar la fuente Trinitaria del amor, unas raíces comunes, un sentido de identidad y pertenencia y unas relaciones entrañables; significa amistad, amor gratuito, comprometido e incondicional; supone ambientes de confianza en los que cada uno puede crecer como persona y como discípulo de Jesús, en los que se disfruta de la cercanía del otro y del don que cada uno es para toda la FAMVD65. El término “misionera” introduce esta familia en el dinamismo de la caridad siempre abierto, apasionado por el mundo, en tensión hacia lo que no es todavía, aun sabiendo gozar con gratitud de lo que ya es, como el mismo Jesús que sabe dar gracias delante de los cinco panes y dos peces que le ofrecen y levantando sus ojos a Dios da gracias y realiza el milagro que sacia la multitud66. 4.1 Fundamentos del amor fraterno 44. La vivencia del amor fraterno instaurado por Jesús centra el existir de la FAMVD en la visibilización del Reino y compromiso por él, al igual que el mismo Jesús en su vida y Evangelio: "Que sean uno como nosotros... que sean perfectamente uno en nosotros para que el mundo crea que Tú me has enviado" 67. El amor compartido de la Trinidad nos une con vínculos estables de amor y amistad 68 , y hace posible presentar al mundo de una forma creíble, el proyecto de amor del Padre hasta amar como Jesús nos ha amado: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros”69. El amor incondicional de Dios, quien nos amó primero70 y su amor hacia la humanidad de padre y madre71, de esposo fiel72, hermano73, amigo74, es el calor de hogar de una familia que, a fuerza de gratuidad, siente el ardor misionero y el deseo de que todos los hijos de Dios participen de la familia de Dios. 45. Con el espíritu de la primera comunidad cristiana la FAMVD se reúne, alrededor de una mesa, en torno a la oración en común, la Eucaristía, la comunión fraterna de los bienes, la enseñanza, siendo germen de pequeñas comunidades evangelizadoras que van trasformando el mundo desde la fuerza de la palabra de Dios75. El amor fraterno mutuo se visibiliza y concreta en un sentido de familia de fe y adquiere expresiones y formas de comunitariedad diversas; en la vivencia de familia todos sus miembros pueden alegrarse por ella, celebrar la vida en ella, crecer en el amor en ella, enseñarla a otros, al igual que se comparten solidariamente las cargas, las necesidades y los sufrimientos76. Se concreta, además, en el mutuo aprecio y aceptación recíproca, en el afecto y acogida incondicional, en el perdón y la reconciliación; se expresa, también, en el empeño por vivir la 65 Rm 13,8 : “Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor …”. Cf. Mt 14,14-21. 67 Jn 17,11. 21. 23. 68 Cf. Jn 15,15. 69 Cf. Jn 13,34-35. 70 1 Jn 4,19. 71 Cf. Is 43,1-2; Os 11,1s. 72 Cf. Os 2, Is 54,5. 73 Cf. Hb 2,11. 74 Cf. Jn 15,14. 75 Cf. Hch 2 y Hch 4. 76 Cf. Rm 12, 9-21. 66 16 armonía en las relaciones personales, en la ayuda al desarrollo de los talentos propios y ajenos, en el compromiso fraterno que nos capacita, más y más, en el seguimiento de Jesús y en la misión: Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección […]. La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza. 77 46. El crecimiento en el amor, ya sea personal o comunitario, conlleva un camino de avances y retrocesos, fruto de un constante y renovado esfuerzo, fundamentado en la gracia de Dios y de modo especial en su misericordia. La presencia de María, Madre de la Iglesia y del Verbum Dei, es fundamental en este camino paciente de gestar una familia según las categorías del Evangelio. María, toda y sólo amor, engendra, forma, educa y acompaña por los mismos pasos de Jesús a los discípulos de hoy dispuestos a seguir a Jesús en su misma forma de amar. El cambio sustancial en la vida de la persona de pasar del egoísmo al amor, del individualismo a la comunidad y fraternidad, del yo a Cristo, le resulta imposible por las propias fuerzas. Sólo Dios, para el que nada hay imposible, nos lo enseña y comparte, delicada y pacientemente, por medio de María. Ella vela junto a nosotros en espera atenta de la resurrección; y en todos los traumas de la vida propia y de los hermanos podemos experimentar la mano suave y fuerte, acogedora y firme de la Madre. Su actitud materna, entrañable, abre y resucita en nosotros la mirada tierna e inefable del Padre y el abrazo estrecho y seguro de Jesús que nos brinda una nueva y más firme amistad78. 4.2 Ámbitos de la comunión 47. La vivencia del amor fraterno implica distintas formas de expresión para los miembros de la FAMVD, según su estado, cultura, situación personal, o ministerio que realizan en la misión Verbum Dei y según los ámbitos de su vida cotidiana. En todos los ámbitos donde cada miembro del Verbum Dei se mueve es llamado a formar escuelas vivas de comunión y a vivir la espiritualidad de comunión como testigo y artífice de proyecto de comunión que Dios desea para toda la humanidad. Ser expertos en comunión implica el ejercicio diario y aprendizaje de la caridad, que es al mismo tiempo don y tarea, decisión y no una simple empatía afectiva. 48. De forma gradual, y como por círculos concéntricos, se va extendiendo el amor y el radio de acción de este amor en los miembros de la FAMVD: 1) En primer lugar, en su familia de origen, en las relaciones de amistad, en los ambientes de estudio, laborales y lúdicos, en los diversos ámbitos donde el discípulo de Jesús realiza habitualmente su vida. 2) La pertenencia a la FAMVD implica una opción consciente, libre, y unos nuevos lazos fraternos afectivos y efectivos, enraizados en la llamada de Jesús. Desde esta opción y amor fraterno es posible vivir de forma creciente y plena la vocación de cada uno superando las dificultades propias del camino cristiano. Es necesario cultivar este sentido de familia y el amor a la propia vocación personal a lo largo de todas las etapas formativas para que cada uno pueda trabajar por la edificación de la FAMVD Y del Cuerpo de Cristo. La FAMVD Velará que cada miembro se sienta y se sepa acompañado en su día a día, saliendo a su encuentro a través de los medios fraternos y con la creatividad que da el amor. 3) Del amor a Cristo brota, además, un gran amor a la Iglesia, participando de sus inquietudes, de sus aspiraciones, de sus gozos y sufrimientos (sentire cum Ecclesia). Este amor, que se extiende a todo el pueblo de Dios con quienes compartimos un 77 78 Col 3, 12-16. Cf. EVD 230-245. 17 mismo bautismo y una misma fe79, se manifestará también en un amor filial y respeto a los pastores legítimos de la Iglesia Universal y de la Iglesia Local. La vivencia plena de nuestra vocación y de nuestro carisma propio será la primera manifestación de la comunión con la Iglesia local80, estando atentos y colaborando en sus necesidades, a sus proyectos pastorales, a las actividades pastorales comunes de la Iglesia diocesana. De igual manera, estaremos atentos al sentir de la Iglesia universal, prestando especial atención a las sugerencias y magisterio del Santo Padre. 4) La FAMVD será signo del amor universal de Jesús hacia todos los hermanos del mundo sin acepción de personas ni discriminación alguna. Este amor se concretará en la intencionalidad y praxis misionera de “hacernos todo a todos”81 para dar a conocer a Jesús a los más que podamos. Sembraremos generosamente la Palabra de Dios confiando en que el Espíritu dará el fruto 82 . Como Jesús, la palabra del Padre, nos sentiremos enviados a evangelizar a los pobres83, y esto en todos los tipos de pobreza y marginación, discriminación o ámbito de injusticia de nuestra actual sociedad, sea en los países más privilegiados económicamente como en los más necesitados. El amor de Cristo, en quien no hay muros ni divisiones 84 , nos lleva cada día a poner el mayor empeño en superar cualquier tipo de barrera por motivos políticos, geográficos, por la condición de origen o profesión de fe religiosa; nos conduce, además, a presentaremos solidarios con nuestros hermanos pobres y necesitados de toda la tierra, a los que hemos de amar en las entrañas de Jesucristo85, evitando todo consumismo y acumulación innecesaria de bienes. 5) El sentido universal de familia y la apertura a la obra de Dios, nos invita al asombro y agradecimiento por los bienes creados, en los que sabemos descubrir el amor de Dios Creador y Padre y nos mueve a un respeto por la tierra, a un uso responsable de los recursos naturales y a una lucha por una distribución equitativa y armónica de estos recursos naturales. 4.3 Vida fraterna en la FAMVD 49. La familia constituirá para cada miembro de la FAMVD una red de apoyo, un ambiente hogareño, en medio de la dispersión de la vida de los grandes núcleos urbanos, donde la propia identidad cristiana queda dispersa en medio de ambientes globalizados. Los miembros de la FAMVD se sienten corresponsables los unos de los otros, viviendo el amor fraterno que Jesús propone86, ayudándose mutuamente a descubrir y desarrollar al máximo su vocación humana al amor y su consagración bautismal. La caridad en Cristo lleva a acoger y valorar la individualidad y la diversidad de cada uno, promocionando su respuesta personal y comunitaria. 50. El amor fraterno se traduce en la ayuda mutua por vivir el carisma Verbum Dei a partir de la realidad concreta de cada uno. Esto implica, según los modos diversos de pertenencia, una comunión de los bienes materiales y espirituales, necesarios para que todos puedan vivir el carisma desde las posibilidades de cada uno. Nuestro compromiso en la ayuda a formarnos y capacitarnos para desempeñar fielmente la misión de vivir y anunciar el Reino se traduce también en gestos y en la corresponsabilidad con los hermanos en las diversas dimensiones de la vida humana y del crecimiento en la comunidad: 79 Cf. Ef 4,5. VC 48-50. 81 1 Co 9,19. 82 Cf. Mc 4, 26-29. 83 Cf. Lc 4,16-18. 84 Cf. Ef 2,13-14. 85 Cf. Mt 19,21; 25,34-36; St 2,15-16; 1 Jn 3,17. 86 Jn 13, 33-34; Cf. Ef 5,1. 80 18 51. La vivencia del amor fraterno que nace del corazón de Dios se abre a la misión, haciéndose ella misma misión87. El empeño en vivir el amor fraterno ya es de por sí misión. Por lo tanto es esencial: Crear espacios en los que todos puedan ser escuchados y donde se valore a cada persona, sea cuando tiene un papel activo en la comunidad o cuando por distintos motivos está menos presente; Traducir la comunión en gestos concretos que expresan confianza y acogida de lo que cada persona puede dar, sabiendo agradecer por el don de la entrega mutua de cada persona; Trabajar activamente nuestros defectos y limitaciones en un ambiente de ayuda mutua, creando, al mismo tiempo, cauces de edificación y corrección fraterna; Cultivar las relaciones fraternas entre las distintas personas y grupos que componen la FAMVD, cuidando la comunicación y conocimiento entre los miembros, sembrando unas relaciones basadas en la transparencia, confianza y apertura; Generar espacios de gratuidad en los que podamos gozar simplemente de estar juntos. 52. Los miembros de la FAMVD local viven su itinerario de fe y su misión desde este sentido de familia, al servicio de una comunidad local y universal, evitando una actitud individualista y cerrada en sí mismo. Su identidad y misión ha de poder realizarse inserta en un proyecto comunitario e integrando el desarrollo de la individualidad o especificidad de cada grupo con la dimensión comunitaria y la integración en los proyectos comunes. La FAMVD promocionará encuentros entre los diferentes grupos que la constituyen según las posibilidades de la comunidad local e internacional. El objetivo de estas actividades es el conocimiento mutuo, la vivencia del amor fraterno, la profundización en el carisma, orar juntos, un camino de crecimiento en el sentido de pertenencia y en la capacitación misionera, la sintonía y proyección conjunta, la celebración comunitaria. Para estos fines, será importante una organización adecuada, una formación continua en el diálogo y en los trabajos compartidos, el cultivar una actitud de esperanza, de gratuidad y misericordia, de sentido del humor, aprendiendo a superar los conflictos como parte normal de la vida. 5. ITINERARIOS DE FORMACIÓN EN LA FAMVD Y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí Ga 2,20. 53. La FAMVD se estructura como una comunidad dinámica que participa de un proceso de formación progresivo tanto en su globalidad de Familia como en el aspecto personal de los miembros que la conforman. Así, por una parte, los miembros van madurando en su conocimiento de Dios, en sus opciones de fe; de otra parte, crecen en sus relaciones, en sus compromisos frente a las llamadas de Dios y etapas de la vida, y en su entrega misionera, haciendo crecer a la FAMVD en su conjunto. En consecuencia, la formación abarca todos los momentos de la vida en sus distintas etapas y situaciones, por lo cual exige que la formación haya de ser diferenciada según sean las circunstancias o contextos en los que se encuentre cada miembro o realidad vital de la Familia. A la vez, la formación en una comunidad local no es la suma de procesos formativos individuales, sino que responde a un proyecto común y tendrá los rasgos comunes, derivados de la propia identidad, carisma y misión de la FAMVD siempre presentes en el proceso de crecimiento en una llamada común. 87 Cf. VC 46. 19 5.1 Objetivo y dimensiones de la formación 54. La formación en la FAMVD se entiende como un proceso progresivo de configuración con la vida y el sentir de Cristo, enviado del Padre para realizar su misión bajo la guía del Espíritu Santo y en diálogo con la humanidad de hoy88. Este proceso continuo está orientado hacia la maduración integral de la persona tomando en cuenta las siguientes dimensiones fundamentales: 1) Formación en el carisma Verbum Dei: el carisma iluminará cada una de las dimensiones de la formación de los miembros de la FAMVD desde la peculiaridad de su espiritualidad y misión. Por ello, el estudio del patrimonio histórico, de los escritos del Fundador, el contacto con las raíces del Verbum Dei serán un elemento formativo que estará presente en cada etapa. 2) Formación humana y profesional: la formación debe capacitar al miembro de la FAMVD para vivir según su estado propio y para asumir con madurez humana (psicológica, afectiva, física) las diferentes situaciones existenciales, ayudando también a que la persona se prepare cada vez más para conocer las estructuras sociales donde vive y poder así actuar en su medio social concreto como fermento del Evangelio. La FAMVD acompañará a la persona en el crecimiento en las distintas etapas de su vida según la edad, estado de salud, situación social y cultural, momento espiritual o condiciones familiares. 3) Formación espiritual: orienta en todos los aspectos del crecimiento en una espiritualidad contemplativo-misionera89 y en el conocimiento de los caminos y mociones del Espíritu. 4) Formación doctrinal: la formación ha de poder guiarse desde un programa que comprenda los elementos intelectuales, doctrinales y teológicos suficientes para conocer, vivir y expresar el conjunto de verdades fundamentales de la fe y “dar razón de la propia esperanza”90 en el contexto que la persona vive. 5) Formación comunitaria: crecimiento en las actitudes propias de la relación fraterna evangélica que visibilice el Reino de Dios y que abarque la madurez y calidad "evangélica" de nuestra vida fraterna en cualquier ámbito social. 6) Formación pastoral o apostólica: proporcionará las herramientas o instrumentos suficientes para el adecuado desempeño de la misión propia de la FAMVD, según las exigencias, necesidades, compromisos y circunstancias en las que cada uno vive. 5.2 55. Etapas de la formación de la FAMVD La formación en la FAMVD abarca toda la vida de la persona y se concreta en un proceso progresivo que busca, a través de etapas y métodos diferenciados, ayudar a la persona a formarse de un modo integral. Para que la formación tenga solidez y produzca un fruto de unidad interior, se buscará que cada miembro de la FAMVD elabore un proyecto de vida y de formación discernido y dialogado con las personas que guían la formación en la comunidad local. Este proyecto ha de ser armónico a su situación vital y ha de evaluarse con frecuencia. Los procesos formativos han de contar con la suficiente gradualidad, sistematicidad y al mismo tiempo con la flexibilidad y apertura a realidades socio-culturales que hacen difícil un proceso lineal en la vida de los discípulos de Cristo. El modelo de Jesús, que enseña a sus discípulos en las vicisitudes de los caminos de la misión, es el paradigma del camino formativo del Verbum Dei. 88 89 90 Cf. GS 21. 40. 43. Véase el apartado 2 sobre la Espiritualidad Verbum Dei y sus propios medios. 1 Pe 3,15. 20 56. En la FaMVD se distinguen tres grandes etapas fundamentales: de iniciación, discipulado y etapa apostólica: 1) La etapa de iniciación: Es la formación que la FAMVD ofrece en los diferentes ámbitos de un primer contacto y conocimiento con el carisma Verbum Dei. Los destinatarios no pueden definirse en sentido propio como miembros de la FAMVD a pesar de que de alguna manera reciben los beneficios de nuestra espiritualidad y misión. Las propuestas formativas son muy flexibles, sin embargo, hay tres elementos importantes en esta etapa inicial formativa: a) Actividades de iniciación; b) La Escuela de la Palabra en su forma más básica; c) Las Convivencia Verbum Dei. 2) La etapa del discipulado: La formación en la etapa del discipulado abarca el período desde que la persona libremente quiere vincularse a la FAMVD hasta que la persona tiene un vínculo estable en la FAMVD. El discernimiento sobre el proceso y admisión de las personas a la FaMVD queda bajo la tutela de los responsables de la comunidad local de la Fraternidad, o las personas que estos designen. En esta etapa del discipulado o formación básica se sitúan los fundamentos de un camino de fe y de la participación en el carisma Verbum Dei. Los medios básicos en la formación de esta etapa son la Escuela de la Palabra y la Escuela de Apóstoles” 91 . La primera, aporta un camino progresivo de transformación según el dinamismo de la Palabra 92 , mientras que la Escuela de Apóstoles93 proporciona un conjunto de elementos que van hacen crecer a la persona de manera integral: Escuela de predicación, revisión de vida, formación temática con la guía del Temario de Vida y Amor, oración diaria, ejercicios espirituales. 3) La etapa apostólica: En esta etapa se sitúan de forma permanente las personas que han realizado un compromiso estable en la FAMVD. La vida del discípulo de Jesús requiere un camino de crecimiento humano y espiritual, de maduración en la consagración bautismal y especialización en la misión, por ello, los miembros de la FAMVD tienen la conciencia de ser peregrinos en la existencia humana, en la vida de fe y en el amor, siempre en un proyecto creciente de formación. A esta conciencia han de corresponderle espacios y tiempo reales para crecer en una formación permanente adaptada a la forma de pertenencia y a la capacidad de corresponsabilidad que cada miembro de la FAMVD tiene en ella y según el campo específico donde ejerce su misión. En esta etapa, la Escuela de Apóstoles adquiere un carácter más especializado dirigido a formar formadores o la preparación para las formas más específicas del ministerio de la Palabra. Sin embargo, en esta etapa pueden situarse también personas que por motivos diferentes permanecen en un nivel básico de Escuela de la Palabra, si bien, han cumplido los objetivos de un tipo de formación inicial y básica y que desean un compromiso intenso con el carisma. Una vez que la persona tiene las herramientas básicas para la realización de la vocación y misión del Verbum Dei los miembros de la FAMVD se podrán especializar en algún campo o dimensión más específica, capacitándose para poder vivir la vocación y el ministerio específico de cada uno, ya sea de manera directamente relacionada con el ministerio profético o el ministerio de la Palabra, o con cualquier aspecto relacionado que sea propio del apostolado Verbum Dei. Para esta formación especializada serán importantes los proyectos formativos nacionales o internacionales. 91 Cf. CFMVD 41. Desde las directivas de Juan Pablo II en Catechesi Tradendae (en el lenguaje de nuestra espiritualidad, serían las Escuelas de la Palabra y escuelas de formación cristiana según el CEC, manteniendo siempre la centralidad de la Palabra). “Así pues, para que sea eficaz, la catequesis ha de ser permanente y sería ciertamente vana si se detuviera 92 precisamente en el umbral de la edad madura puesto que, si bien ciertamente de otra forma, se revela no menos necesaria para los adultos” (Catechesi Tradendae 43). 93 Tanto en esta etapa como en la siguiente, la Escuela de Apóstoles puede tomar formas diversas: Escuelas de Predicación, Escuela de Evangelización (para aprender a transmitir el evangelio desde distintas plataformas que no impliquen necesariamente la predicación explicita de la Palabra, aunque se mantenga siempre la centralidad de ésta), escuelas de formadores. 21 57. Las diversas etapas se dan simultáneamente en el seno de la FAMVD que lleva tiempo en un lugar y están relacionadas dinámicamente unas con otras, pues frecuentemente, las personas que han recorrido una etapa colaboran en la formación de las etapas anteriores. 5.3 Responsables de la formación 58. La FAMVD como comunidad misionera participa en su totalidad de las funciones formativas. Cada miembro de la FAMVD aporta a la formación desde su propia llamada peculiar. El proceso global formativo será coordinado por el Consejo apostólico o por el equipo formativo de la FAMVD local -nombrado por el Consejo- y que asume las funciones formativas específicas. A este equipo se le pide que sea testigo y maestro, haciendo cada vez más fuerte el vínculo entre fe y ciencia y entre Evangelio, cultura humana y vida. Tendrá muy en cuenta la cultura del lugar y buscará potenciar una autoformación como familia y de los miembros. Corresponde a los diferentes responsables o coordinadores de la Familia, según se organice el plan pastoral de cada comunidad local de cada año, tener en cuenta el aspecto específico de la formación de los diferentes miembros y un proyecto común de formación que haga crecer la comunidad local de forma armónica y gradual. Al equipo formativo no se le pide que impartan ellos toda la formación en sus diversas dimensiones, sino que sepa aunar y coordinar las diversas posibilidades dentro de la Familia y sepa aprovechar la riqueza formativa de la Iglesia local o de personas que en el campo de las ciencias humanas pueden complementar el proceso formativo de los miembros de la FAMVD. 6. COORDINACIÓN APOSTÓLICA Y ADMINISTRACIÓN DE LA FAMVD Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Mt 18,18. 59. Tanto en la configuración de la coordinación apostólica en las distintas instancias como en la creación de una estructura administrativa, los miembros de la FaMVD se guiarán por el principio de gradualidad: la Familia en sus distintas instancias se irá estructurando en un proceso gradual y creciente atento a la situación histórica de la comunidad, a los miembros que la componen, a la capacidad de sus miembros de gestionar estas estructuras de gobierno y de administración. El camino hasta llegar a formas más autónomas y maduras en el gobierno y administración de la FaMVD ha de ser paciente en sus fases iniciales, mayormente tutelada por los miembros de la Fraternidad, y ha de velar para capacitar personas que en un futuro puedan asumir cargos de corresponsabilidad en el gobierno y administración y estén preparadas para asumir responsabilidades que conllevan una preparación técnica además de espiritual. 60. El servicio de la coordinación apostólica de la FAMVD constituirá un servicio fraterno vivido en función del carisma, potenciando la consagración bautismal, la comunión y la vivencia misionera de sus miembros y las realidades comunitarias que la constituyen. Las estructuras coordinadoras se basarán en el principio de comunión, corresponsabilidad y representatividad entre los distintos modos de pertenencia presentes en la FaMVD. 6.1 Coordinación apostólica en la comunidad local 61. La FaMVD se estructura como una misma comunidad en dos grandes ámbitos complementarios e inseparables: el ámbito internacional como una misma FaMVD en los cinco continentes cuyo principio es la fraternidad universal; en el ámbito local o regional. La 22 organización internacional será vital para que el mismo espíritu y misión Verbum Dei una a los miembros de la FaMVD en una misma vocación y carisma. El acento primordial, en la realización práctica de la coordinación y de la administración de la FaMVD descansa, sin embargo, en la organización local, puesto que la FaMVD se origina y se despliega en un espacio geográfico en torno a una comunidad particular. Para el crecimiento de la FaMVD en sus diversos ámbitos internacionales y locales, y siguiendo el principio de subsidiaridad, la coordinación apostólica de la FaMVD se estructura principalmente en los ámbitos locales, en modo de constituir, acompañar orientar, regir y potenciar todo su apostolado. 62. La coordinación de la FaMVD en una comunidad local (centro urbano o rural con una o varias comunidades), organiza los diferentes ámbitos de la vida y misión de la Familia en la comunidad local. En el equipo de coordinación apostólica habrá representación tanto de la FMVD como de las distintas realidades de la FaMVD del lugar. En los lugares donde se desarrolla la FaMVD sin la presencia de miembros de la Fraternidad, el gobierno de la Fraternidad en la Zona, Región o Área en que se encuentra la susodicha comunidad local de la FaMVD determinará a qué comunidad local de la Fraternidad deben hacer referencia la FaMVD para su coordinación local. 63. La FaMVD contará en la comunidad local para el servicio de coordinación con un Consejo apostólico local, con un grupo de Coordinadores de las realidades de la Familia y con una Asamblea local: 1) Consejo apostólico de la Familia: Contará con un número restringido y proporcionado de miembros de la FAMVD que representen las distintas realidades de dicha comunidad local. El Responsable local de la Fraternidad tendrá a su vez la responsabilidad de la FaMVD. A él junto con su consejo de la Fraternidad, y previo sondeo de los miembros de la FaMVD en la comunidad local, corresponde determinar los miembros que formaran parte del Consejo apostólico. Este Consejo apostólico ayudará a la coordinación, crecimiento y despliegue de los miembros de la FAMVD. Al inicio del curso apostólico el Consejo apostólico programará la vivencia del año teniendo en cuenta la vida espiritual, vida fraterna, formación, proyección apostólica, servicios comunitarios y estructuración. Al final del periodo apostólico se revisará la marcha de los objetivos programados al inicio del curso apostólico. Los miembros del Consejo apostólico que coordina las realidades de la Familia han de ser preferentemente miembros con compromiso estable en la Familia o miembros con compromiso temporal que tengan una asimilación del carisma y el tiempo suficiente participando en la Familia para poder realizar el servicio de coordinación y gobierno. 2) Coordinadores en la Familia: son los representantes de las realidades sobresalientes en la comunidad local. Corresponde al Responsable local del Fraternidad junto con su Consejo de la Fraternidad, el nombramiento de los Coordinadores de las realidades sobresalientes en la comunidad local, siempre oído el parecer del Consejo apostólico y previo sondeo de los miembros de la FaMVD que participan en esa realidad. 3) Asamblea local: es una reunión que tiene un carácter consultivo en la que pueden participar todos los miembros estables de la FAMVD o los miembros más comprometidos según el criterio del consejo local de la Familia. Se reúnen con una frecuencia mínima de dos veces al año. En este tipo de reunión se pueden recoger ideas para la creación de un proyecto apostólico común, se pueden afrontar temas importantes de la Familia local, teniendo, además un valor pedagógico de escuela global y de revisión. 64. El servicio de coordinación local podrá asumir rasgos peculiares según las comunidades locales, salvaguardando: 1) Planear y coordinar las distintas actividades apostólicas y formativas de la FAMVD, desde un clima de oración y proyección misionera; 2) Establecer un calendario y un programa de desarrollo de la misión Verbum Dei para el 23 ámbito local; 3) Reunirse frecuentemente para analizar e impulsar el desarrollo de la misión Verbum Dei de acuerdo con el crecimiento y situación personal y comunitaria de la FAMVD local; 4) Proporcionar que los miembros locales de la FAMVD sean elemento de continuidad del trabajo apostólico en un dinamismo de escuela viva de formación y responsabilidad misionera. 6.2 Administración de la FAMVD 65. Los miembros de la FAMVD colaborarán económicamente como signo de su identidad y comunión en la FAMVD, cada uno según su vínculo a la Familia y posibilidades, y desde un discernimiento con los responsables correspondientes. 66. Los responsables de la Fraternidad en la comunidad local constituirán un equipo de administración de la FaMVD que ayude a la gestión adecuada de los bienes y recursos de la FAMVD y, así mismo, creará el fondo de administración local de la FaMVD. El equipo de administración presentará anualmente presupuestos y balances, velará para que se realicen las gestiones de administración ordinaria o extraordinaria según el derecho común y el derecho propio de la Fraternidad Misionera Verbum Dei y gestionará el fondo administrativosolidario constituido en la comunidad local. Los bienes inmuebles se regularán por el derecho propio de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. 67. El fondo de administración local de la FAMVD será creado en las comunidades locales para colaborar con la organización y estructuración general de la FAMVD. La función del fondo administrativo-solidario será: - Sostener la entrega de los miembros de la Fraternidad u otros miembros de la FAMVD dedicados a tiempo completo a la misión de la FAMVD; - Promocionar la formación de los miembros de la FAMVD; - Sostener las obras comunes de la FAMVD y como fondo solidario. 24 SIGLAS AA Vaticano II, Apostolicam Actuositatem BIVD Breve Ideario Verbum Dei (1969) CEC Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica ChL Juan Pablo II, Christifideles Laici CFMVD Constituciones Fraternidad Misionera Verbum Dei (2000) CIC Código de Derecho Canónico (1983) EN Pablo VI, Evangelii Nuntiandi EVD Estatutos Verbum Dei (1987) FC Juan Pablo II, Familiaris Consortio FMVD Fraternidad Misionera Verbum Dei FAMVD Familia Misionera Verbum Dei GS Vaticano II, Gaudium et Spes LG Vaticano II, Lumen Gentium RMi Juan Pablo II, Redemptoris Missio SC Vaticano II, Sacrosantum Concilium VC Juan Pablo II, Vita Consecrata 25