Documento del Primer Simposio de la FaMVD

Anuncio
I SIMPOSIO MUNDIAL
DE LA FAMILIA MISIONERA VERBUM DEI
DOCUMENTO CONCLUSIVO
Siete Aguas (España)
Julio 2009
1
Oración a la Trinidad
Santísima Trinidad, os pedimos por la Familia Misionera Verbum Dei, para que
pueda ser para sí y para el mundo imagen viva y genuina de vuestro amor,
“teniendo un solo corazón y una sola alma”.
Que la Familia Misionera sea reproducción fiel y entusiasta de la entrega de
Jesús, hasta amar como Él nos ha amado en la cruz y en la Eucaristía, con un
espíritu espontáneo y desinteresado de servicio a los hermanos, bajo la guía
del Espíritu Santo.
Acompáñanos, María, Madre de la Iglesia y del Verbum Dei para que con
humildad y gratitud seamos corresponsables en la tarea de vivir y anunciar el
Evangelio.
Bajo el amparo de S. Pablo, apóstol de las gentes, pedimos ser motivo de
renovada esperanza, compartiendo un mismo espíritu y una misma misión.
Así sea.
[Tomado del Breve Ideario del Fundador del Verbum Dei, P. Jaime Bonet]
2
ÍNDICE
Presentación
1. FAMILIA MISIONERA VERBUM DEI
2.
3.
4.
5.
6.
1.1
Origen e identidad de la FaMVD
1.2
FaMVD al servicio de la palabra de Dios
1.3
Formas de pertenencia en la FaMVD
ESPIRITUALIDAD DE LA FAMVD
2.1
Rasgos de la espiritualidad de la FaMVD
2.2
Fuentes de nuestra espiritualidad
2.3
Medios de la espiritualidad FAMVD
MISIÓN DE LA FAMVD
3.1
Dinamismo de la misión Verbum Dei
3.2
Plataformas de la misión Verbum Dei
3.3
Ministerios y medios en la realización de nuestra misión
AMOR FRATERNO VIVIDO EN LA FAMVD
4.1
Fundamentos del amor fraterno
4.2
Ámbitos de la comunión
4.3
Vida fraterna en la FaMVD
ITINERARIOS DE FORMACIÓN EN LA FAMVD
5.1
Objetivo y dimensiones de la formación
5.2
Etapas de la formación de la FaMVD
5.3
Responsables de la formación
COORDINACIÓN APOSTÓLICA Y ADMINISTRACIÓN DE LA FAMVD
6.1
Servicio de coordinación apostólica en la comunidad local
6.2
Administración de la FaMVD
SIGLAS
3
PRESENTACIºÓN DEL DOCUMENTO
La Iglesia es el cuerpo de los Tres1, expresa Tertuliano, asombrándose de esa presencia viva e
interior de Dios en la humanidad que se expresa históricamente en la Iglesia. Ésta, aun con sus
luces y sombras, es un evento de gracia, donde la palabra de Dios se encarna, como en su día lo
hizo en María de Nazaret. El presente documento refleja la identidad de la Familia Misionera
Verbum Dei, que a imagen de la familia Trinitaria trata de expresar y hacer visible el misterio de
comunión misionera que es la Iglesia.
Desde los comienzos de las Convivencias en 1958 hasta la actualidad, dos líneas de fuerza han
movido la predicación y la vida del P. Jaime Bonet, fundador del Verbum Dei: la conformación fiel
con Cristo en su vida y misión de anunciar el Reino de Dios y, en segundo lugar, la promoción
apostólica de todos los miembros del pueblo de Dios desde su identidad bautismal.
Estas intuiciones fundamentales se han concretado desde entonces en la existencia de la
Fraternidad Misionera Verbum Dei, con su núcleo de vida consagrada, y en la estructuración más
amplia de la Familia Misionera Verbum Dei como una realidad eclesial a la que pertenecen
personas de todo estado de vida, edad, condición social o cultural llamadas por Dios al carisma
Verbum Dei.
El I Simposio Mundial de la Familia Misionera Verbum Dei, realizado en Siete Aguas (ValenciaEspaña) en julio del 2009, ha recogido una amplia suma de experiencias y de reflexiones, fruto de
un camino de más de 50 años, y se plasma, ahora, en este breve documento conclusivo del
simposio.
El documento ofrece orientaciones que pueden iluminar y alentar el camino de la FaMVD en todo
el mundo, para que siga creciendo y expandiéndose fiel a su identidad y misión que recibe de la
Trinidad. En estas orientaciones se vislumbran, de modo sucinto, los rasgos fundamentales de una
identidad común, nacida de la misma llamada de Dios en el carisma Verbum Dei, y una gran
variedad de formas en las que se puede encarnar su identidad, según el contexto social donde se
concreta esta comunión misionera.
1. FAMILIA MISIONERA VERBUM DEI
Así pues, ya no sois extraños ni forasteros,
sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios,
edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas,
siendo la piedra angular Cristo mismo.
Ef 2,19-20.
1.1
1.
Origen e identidad de la FAMVD
El carisma Verbum Dei tiene su origen en 1958 con el movimiento apostólico de predicación
llamado “Convivencias”, generado por el P. Jaime Bonet en la diócesis de Mallorca (España).
Recibe su primer reconocimiento oficial a través de la erección de una pía unión el 17 de
enero de 1963. El 15 de abril del 2000 el Papa Juan Pablo II dio la aprobación de derecho
pontificio a la Fraternidad Misionera Verbum Dei.
En esta historia y ya desde los inicios han surgido personas laicas que en comunión con la
FMVD han querido compartir vivencialmente su carisma, espiritualidad y misión. Esto ha
llevado a tomar conciencia de una familia misionera amplia, que se extiende más allá de la
Fraternidad y en estrecha relación a ella.
2.
La Familia Misionera Verbum Dei es una realidad de la Iglesia católica al servicio de la Palabra
de Dios, a la cual pertenecen todos los fieles que comparten la misma espiritualidad y misión
Verbum Dei.
1
TERTULIANO, De Baptismo VI,2: CCL 1,282.
4
La Fraternidad Misionera Verbum Dei, parte esencial de la Familia Misionera Verbum Dei,
orienta y es garante de la Familia y, unida en un mismo espíritu evangélico, realiza en ella su
genuina identidad apostólica, en fidelidad conjunta al carisma y misión recibidos. La Familia
Misionera Verbum Dei está vinculada jurídicamente a la Fraternidad por la normativa
adecuada que ésta le proporciona.
1.2 Familia Misionera al servicio de la Palabra de Dios
3.
La finalidad de la FAMVD es la vivencia y propagación del Reino de Dios a través de la oración,
el testimonio de vida y el ministerio de la Palabra, formando apóstoles de Cristo y generando
comunidades evangelizadoras.
La FAMVD, con el lema de los primeros discípulos de Jesús: “Nos dedicaremos a la oración y el
ministerio de la Palabra”2, y el espíritu de la primera comunidad cristiana, concreta y centra su
misión específica en la Palabra de Dios: orar la Palabra de Dios, asimilándola hasta hacerla
vida propia, transformándonos en ella y enseñándola así a los demás, para que la oren, la
vivan y la enseñen vivencialmente a otros3. La mayor eficacia en el anuncio y propagación del
Reino determinará el espíritu, actuación, métodos e instrumentos de apostolado4.
4.
Su identidad queda expresada en su mismo nombre: ser “familia”, profundamente
“misionera”, al servicio del anuncio de la “Palabra de Dios”. La FAMVD reúne en su seno
personas o grupos de todo estado de vida, edad, cultura y condición social unidos en la misma
vocación a ser “Verbum Dei”, es decir, reproducir y revelar el rostro de Dios uno y trino de
forma vivencial, identificándose personal y comunitariamente lo más posible con Jesús, el
Verbo de Dios hecho carne5.
Los que participan en esta común vocación de la FaMVD se comprometen mutuamente en el
seguimiento de Cristo y a reproducirlo en su forma de vida y en su misión; a todos les une el
mismo ideal y compromiso de aspirar a la perfección de la caridad6, propagando por todo el
mundo este mismo amor fraterno, núcleo vital del Reino de Dios7.
5.
Los miembros de la FAMVD se pueden asociar según la afinidad de situaciones vitales, etapas
de vida, procesos de formación u opciones de vida similares, sin embargo, todo miembro ha
de poder identificarse y expresar en su vida los elementos esenciales que comparten y
caracterizan la FAMVD y que fundamentalmente son:
1) La común identidad de la FaMVD que se fundamenta en la íntima inserción en la vida y
en la misión de la Iglesia universal y en la igualdad fundamental del Bautismo que nos
hace a todos hijos e hijas de Dios, discípulos y apóstoles de Cristo8;
2) Una misma espiritualidad contemplativa misionera que surge de la experiencia personal
de Dios y de su llamada y que genera un estilo de vida según las bienaventuranzas,
con un amor solidario y un corazón misionero;
3) Una misma finalidad misionera centrada en el servicio de la Palabra de Dios9;
4) El sentir la FAMVD como la propia familia de fe en la Iglesia, haciendo de esta
comunidad una verdadera escuela de vida, de comunión y de amor misionero;
5) Un itinerario formativo para el crecimiento integral de la persona y de la comunidad en
su conjunto;
2
Hch 6,4.
Cf. CFMVD 10; Mt 28,20; 2 Tm 2,2.
4 Cf. CFMVD 8.
5 Cf. CFMVD 11.
6 Cf. LG 40.
7 Cf. Jn 13,34-35; 15,12. 17; CFMVD 4.
8 Cf. CFMVD 41.
9 Cf. CFMVD 1.
3
5
6) La asimilación y participación del carisma Verbum Dei desde el patrimonio espiritual e
histórico de su fundador, el P. Jaime Bonet.
6.
El dinamismo de la palabra de Dios orienta la forma de vivir y de realizar la misión de la
FaMVD: orar la palabra, asimilarla, vivirla y crear comunión en torno a ella, anunciar el
Evangelio, celebrar la vida que ella genera, enseñar a otros a hacer lo mismo para que puedan
participar de forma activa de la misión evangelizadora de la Iglesia10. Este dinamismo hace
crecer y madurar a todos hasta la plenitud de Cristo, de modo que toda la comunidad se
convierta en difusora de esta dinámica de escucha, encarnación y realización del ministerio de
la Palabra de Dios.
7.
La evangelización a través de la palabra de Dios, misión propia de la FaMVD, se despliega
como un dinamismo con capacidad de transformación de las personas, de las realidades y de
la sociedad11. La FaMVD participa, así, en la misión de la Iglesia universal contribuyendo a
que cada persona pueda vivir la plenitud de su vocación al amor, de su ser discípulo y apóstol
de Jesús12, con un sentido de pertenencia eclesial que despliegue la dimensión comunitaria y
misionera de la fe13, y les haga sentirse corresponsables en la tarea evangelizadora de la
Iglesia.
8.
La misión común adopta diversas modalidades y espacios según la llamada, creatividad,
posibilidad de sus miembros y diferente sensibilidad de los pueblos y personas a los que se
dirige14, abriéndose a un amplio abanico de facetas y procesos dinámicos que posibilitan el
dar y recibir la misma palabra de Dios15.
1.3
9.
Formas de pertenencia en la FAMVD
La estructuración que adquiere la Familia toma en cuenta la intención del fundador, el P.
Jaime Bonet, quien deseaba impulsar la participación y responsabilidad de todos los miembros
de la Familia en el apostolado, buscando su mayor promoción, y en modo de ofrecer la
palabra de Dios al máximo número de personas posible.
10. La Familia Misionera Verbum Dei está compuesta por diferentes formas de pertenencia
adecuadas a la llamada y situación de cada persona, y en la comunión en el servicio a la
palabra de Dios16. Sus miembros viven la consagración bautismal y su vinculación a la Familia
en una pluralidad de formas:
1) A la Familia pertenecen todos los miembros de la Fraternidad Misionera Verbum Dei,
como institución de vida consagrada compuesta por las Ramas de Misioneras, la Rama de
Misioneros y la Rama de Matrimonios Misioneros. Los modos de pertenencia a la
Fraternidad están definidos y regulados por sus propias Constituciones.
2) Se compone de una agrupación de Laicos Misioneros de la Familia Misionera Verbum Dei,
formada por personas y grupos diversos asociados según una afinidad de pertenencia, y
manifestada a través de vínculos temporales o estables. Desde el estado laical comparten
la misma espiritualidad y misión Verbum Dei.
3) En la Familia Misionera podrá haber también Sacerdotes diocesanos Verbum Dei,
agregados a la Familia por un estatuto adecuado a su ministerio presbiteral diocesano.
10
Cf. CFMVD 7. 10. 15.
EN 23.
12 Cf. Mt 28,19-20.
13 EN 23.
14 Cf. CFMVD 35.
15 Cf. CFMVD 28.
16 “Tenemos dones diferentes –constata San Pablo en su carta a los Romanos– según la gracia que Dios nos ha
confiado; el que habla en nombre de Dios, hágalo de acuerdo con la fe; el que sirve, entréguese al servicio; el que
enseña, a la enseñanza; el que ayuda, hágalo con generosidad; el que atiende, con solicitud; el que practica la
misericordia, con alegría”. (cf. Rm 12, 6-8).
11
6
11. Desde el encuentro personal con Dios e intuición de la grandeza del tesoro de la fe, las
personas recorren un camino de conocimiento de Dios y de realización de la misión en formas
diversas vinculadas a la FaMVD. Este camino habrá de ser gradual a través de pasos
progresivos y visibles en los que se va ratificando un camino de formación, de opciones de
vida, de sentido de pertenencia y de asunción de responsabilidades.
Después de un proceso de iniciación en la FaMVD, como momento de familiarización en los
elementos esenciales del carisma Verbum Dei, las personas que han realizado un camino
inicial adecuado pueden adquirir un compromiso temporal; posteriormente, cuando la persona
ha confirmado la llamada de Dios al carisma Verbum Dei, y desea de corazón y con libertad
pertenecer a la Familia Misionera Verbum Dei, puede adquirir un compromiso estable que le
introduzca plenamente en ella.
La opción de compromiso temporal o estable se realizará ante el Responsable correspondiente
de la FaMVD local según la modalidad de vinculación más adecuada a la cultura, estado y
situación de la persona y a la comunidad local en la que entrará a formar parte de la Familia.
Por los compromisos, ya sean temporales o estables, la persona se compromete vivir el
espíritu y los medios propios del carisma Verbum Dei según su llamada peculiar. La FaMVD, de
su parte, se compromete al acompañamiento espiritual, formación, ayuda en la misión
práctica y vivencia de un ambiente de amor fraterno y solidario con los miembros que han
contraído vínculos.
12. La FaMVD, bajo la guía de las directrices de la Iglesia Católica y desde la orientación del
Concilio Vaticano II sobre los grados de comunión eclesial17, abre espacios a una comunión en
la misión con itinerarios de fe más allá de sus fronteras eclesiales:
1) Se compromete a las iniciativas ecuménicas eclesiales compartiendo, desde la
espiritualidad y misión del Verbum Dei, el camino hacia la unidad con hermanos de las
Iglesias y comunidades eclesiales de otras confesiones.
2)
Se compromete con las personas no bautizadas o creyentes de otras religiones que lo
deseen en un camino progresivo de búsqueda y conocimiento de Dios desde el carisma
Verbum Dei. Los espacios compartidos en la espiritualidad y misión de la Familia
Misionera Verbum Dei serán parte de un itinerario en el que la Familia desea colaborar
con hombres y mujeres de buena voluntad en la vivencia de su vocación al amor 18
desde un profundo respeto de su idiosincrasia y profesión de fe; proceso que acompaña
e integra el itinerario humano y espiritual de crecimiento en el eros, la filia que busca
alcanzar la plenitud del ágape evangélico.
13. Del carisma Verbum Dei participan y se benefician, también, personas que sienten una
simpatía hacia el carisma, sin expresarlo en compromisos determinados. A todos ellos los
tendremos en la más alta estima, en un espíritu evangélico de enriquecimiento mutuo y
podrán ser considerados como parte de una familia más amplia, a la que llamamos Familia
Verbum Dei.
14. En cada Familia Misionera local, partiendo de unos criterios mínimos de pertenencia comunes
a la FaMVD universal, se estudiarán las formas de vinculación más adecuadas al momento o el
lugar donde se desarrolla, siguiendo como criterio los caminos de formación, los diversos
estados o formas de vida cristiana, ministerios, etapas vitales y situaciones vitales especiales.
En el mismo espíritu de comunión, que caracteriza la naturaleza de la FAMVD, la vinculación
de un miembro a la Familia Verbum Dei universal es simultánea a su pertenencia a cualquiera
de los grupos, realidades asociativas o comunidades locales de la Familia.
15. Cuando la persona manifiesta un deseo de adquirir vínculos temporales o estables en la
FAMVD, la comunidad local le acompaña en un compromiso de crecimiento que ha de tener en
cuenta la ayuda en el discernimiento de la vocación propia. En este camino y desde
17 Véase los principios de comunión expresados en el Concilio Vaticano II en la constitución Lumen gentium. 13-16,
en el decreto Unitatis redeintegratio y en la declaración Nostra aetate.
18 Cf. GS 22, FC 11.
7
propuestas formativas adecuadas, la persona va desarrollando gradualmente un sentido de
identidad y pertenencia a la FAMVD, en la vivencia de unos derechos y deberes. A través del
discernimiento comunitario la persona optará por unos compromisos temporales o estables en
la FAMVD 19 o por otro tipo de camino vocacional en cualquiera de las realidades eclesiales
contemporáneas.
16. La FaMVD como un todo, en su complementariedad de carismas, es expresión del carisma
Verbum Dei en su plenitud y busca visibilizar la plenitud de la Iglesia, a imagen de la Trinidad,
siempre abierta a las necesidades del mundo.
2. ESPIRITUALIDAD DE LA FAMVD
Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos,
para que también vosotros estéis en comunión con nosotros.
Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo.
1
Jn 1,1-4
17. Cada hombre y mujer han sido creados para el diálogo con Dios y para abandonarse a su
amor20. La espiritualidad Verbum Dei se arraiga profundamente en la experiencia personal del
amor de Dios que apunta a amar como Él nos ha amado y llegar a traducir en la vida propia
ese mismo amor misionero para que todos le conozcan21.
La espiritualidad Verbum Dei es la forma concreta, suscitada por el Espíritu Santo, de vivir el
Evangelio, según el modo propio del carisma Verbum Dei. La Espiritualidad de la FAMVD está
centrada en Cristo, enviado del Padre como su palabra, y en el camino de identificación con Él
en su vida y misión como respuesta a la búsqueda de la voluntad de Dios. Esta forma de
espiritualidad influye profundamente en la forma de vivir, de orar y de realizar la misión;
desde una experiencia personal, cercana y creciente de Dios, se genera en la persona un
dinamismo misionero que le inserta como miembro activo de la Iglesia. El mismo Espíritu que
moldeó la vida entera de Jesús va configurando la forma de vivir de los miembros de la
FAMVD con Cristo, el enviado por el Padre a evangelizar22.
2.1 Rasgos de la espiritualidad de la FaMVD
18. La espiritualidad de la FAMVD hunde sus raíces en el bautismo de cada miembro, del cual
afirma el Concilio: “Todos los cristianos, de cualquier estado o condición, son llamados a la
plenitud de la vida cristiana y a la perfección del amor” 23 . La aspiración a vivir una
consagración a Dios desde una dedicación misionera es uno de los elementos claves en el
carisma Verbum Dei y en la predicación de su fundador, el P. Jaime Bonet. Así, a todos los
miembros de la FAMVD nos une el deseo y la búsqueda de vivir la plenitud de la consagración
bautismal desde la llamada personal de Dios y desde la llamada comunitaria en un mismo
carisma.
19. Los miembros de la FAMVD concretan el seguimiento de Cristo desde la oración, el ministerio
de la Palabra y el testimonio de vida evangélica. La revitalización de la fe genera una
conversión de vida, un camino de maduración de la vocación humana al amor y de la peculiar
vocación bautismal y un dinamismo evangelizador que nos convierte en discípulos y apóstoles
de Jesús. Desde Él, se entra en una dinámica comunitaria de vivir la consagración bautismal y
de promover que a su vez la puedan vivir otros.
19 Siempre que sea posible esté compromiso se ratificará en el contexto litúrgico y con algún pequeño rito
apropiado, quedando constancia escrita de la vinculación de la persona con la Familia Misionera Verbum Dei.
20 Cf. GS 19.
21 1 Jn4, 19; Jn 13, 34
22 Cf. Lc 4,18.
23 LG 40.
8
20. La vivencia de la espiritualidad Verbum Dei nace de la respuesta de cada uno a la llamada de
Dios a ser Verbum Dei, es decir, ser expresión viva de la palabra de Dios manifestada y
visibilizada en Cristo Jesús. Este dinamismo vivo tiene su centro en Cristo. La palabra de Dios,
escuchada, asimilada y vivida nos transmite la misma Vida de Dios 24 y nos hace UNO con
Cristo, la Palabra viva.25 Nuestra vocación y misión de predicación del Evangelio radica en este
diálogo íntimo con la Palabra u oración. La Palabra de Dios, creída y hablada, y que al creerse
no puede dejar de hablarse26, constituye la genuina identidad Verbum Dei27.
21. La unión con Dios en Cristo es, en efecto, la mayor fuente de energía, fidelidad, entusiasmo y
gozo de cada miembro de la FaMVD. De esta unión surge un verdadero seguimiento de Jesús,
así como la realización de una auténtica familia cristiana. El encuentro personal y trato familiar
de afectuosa intimidad con Dios hace que nuestro ministerio de la Palabra vaya siempre
acompañado de un claro testimonio de vida según el Evangelio.
22. La consagración bautismal se caracteriza para los miembros de la FAMVD por un estilo de vida
según el espíritu de las bienaventuranzas. Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien28,
vivió su condición humana según las bienaventuranzas y consejos evangélicos: en un estilo de
vida sencillo, en pureza de corazón, en ardiente y humilde búsqueda de la voluntad de Dios y
obediencia al Espíritu Santo. Los miembros de la Familia, en su deseo de configurarse con
Cristo, buscan cada día traducir la vida de Jesús en su propia vida, su forma de pensar, su
mismo sentir, y en su camino de obediencia fiel a Dios. Esta transformación personal va
creando en la Familia Misionera un estilo solidario, fraterno, profético, creador de comunión,
acogedor, caracterizado por la esperanza y alegría evangélicas. La consagración bautismal
caracteriza a cada miembro de la Familia en un estar en el mundo sin ser del mundo29, ser
para los demás desde un amor fundamentado y anclado en Dios.
23. La vivencia y convivencia del amor trinitario, de otra parte, es fuente de comunión: hace
presente su Reino entre nosotros, haciéndonos Uno en Él. Este es el distintivo, en efecto, de
la FaMVD, como comunidad cristiana: “La multitud de creyentes no tenía sino un solo corazón
y un alma sola”30 y “no había entre ellos ningún necesitado”31.
24. Nuestra espiritualidad contemplativo-misionera no sólo está en función de la santificación
personal, sino de la vida de muchos y al servicio de toda la Iglesia de Cristo. Nuestra vida,
centrada en la persona, Vida y Evangelio de Cristo, irá adquiriendo necesariamente la
espiritualidad fundamental de Jesús en su actitud orante que hace del Hombre-Dios un
adorador del Padre y, desde el Padre, una donación y entrega en favor de toda la humanidad.
Guiados por el mismo Espíritu de Jesús nos sentimos enviados en su misma misión de
anunciar el Reino de Dios: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para
anunciar a los pobres la Buena Nueva"32.
2.2 Fuentes de nuestra espiritualidad
25. La espiritualidad de la FaMVD se configura desde cuatro fuentes: la Inhabitación de la
Trinidad, la Eucaristía, el Cuerpo Místico de Cristo y María.
1) La Trinidad en nosotros constituirá y formará el primer hogar, fuente de la fraternidad,
"casa de oración para todos los pueblos" 33 y escuela de oración de los verdaderos
discípulos de Cristo. Ahí irrumpe, dentro de nosotros mismos, el manantial de agua viva
24
Cf. Jn 5,24; 8,51.
Cf. Jn 17,8. 22.
26 Cf. 2 Co 413.
27 CFMVD 15.
28 Hch 10,38.
29 Cf. Jn 15,19.
30 Hch 4,32.
31 Hch 4,34.
32 Lc 4,18. Cf. EVD 201 y 205.
33 Is 56,7.
25
9
que salta para la vida eterna de muchos34. La presencia amorosa de la Trinidad marca el
ritmo de nuestro vivir fraterno en una tonalidad totalmente nueva y transcendente. Su
compañía es inefablemente rica y amena en cualquier camino y encrucijada. Es el
verdadero y permanente "viático", el mejor compañero de viaje, fermento y semilla de
fraternidades cristianas en todo el mundo35.
2) La Eucaristía: es el manantial que significa y realiza la comunión de todos los hombres
en Uno. Es el sacramento y sacrificio fundamentalmente constitutivo de la Iglesia y, por
tanto, de la FAMVD. La Eucaristía será para la FAMVD fuente y culmen de su vida fraterna y
misión 36 . El encuentro vivo, cercano e íntimo con la persona de Cristo en la Eucaristía
convierte nuestras jornadas en ecos prolongados de la palabra viva que hemos escuchado
de su boca. De este modo, la FAMVD, alimentada del Pan eucarístico, se va haciendo
hermana de todos los hombres, creando así una familia universal37.
3) El Cuerpo Místico de Cristo: El Amor del Padre, la voz del Espíritu Santo, el diálogo
constante con Jesús y la mirada atenta de María proyectan nuestras vidas y nos urgen a
aplicarlas íntegramente sobre el Cristo crucificado de hoy o Cuerpo Místico de Cristo38. El
encuentro con el Cristo Total -Cabeza y miembros39- nos abre a la "composición de lugar"
más propia de nuestra oración y misión diarias, y nos vincula a este Cristo vivo que nos
necesita y reclama con todo nuestro ser, siendo el resorte más acuciante y la razón más
fuerte de nuestra predicación40.
4) María, Madre de Dios y de la Iglesia: María ocupará siempre un lugar único y decisivo,
imprescindible e insustituible, en la FAMVD41. Su presencia acompañará nuestras laboriosas
jornadas misioneras sustentadas por una fe viva y probada y por el gozo de un esforzado
amor redentor. Ella fomentará en nuestra FAMVD el sentido de su fecundidad apostólica y
espiritual, formando a Jesús en nosotros y en los hermanos 42 . Todos los años, los
miembros de la FAMVD celebrarán su fiesta el 25 de marzo: Anunciación a nuestra Madre y
Encarnación del Hijo de Dios43.
2.3 Medios de la espiritualidad FAMVD
26. La espiritualidad Verbum Dei se modela con la práctica habitual de los “cuatro ejercicios” y se
concreta en unos mismos medios de vida espiritual que con creatividad se pueden vivir en
contextos diversos por una gran pluralidad de personas:
1) Ejercicio de oración: Jesús salva al hombre enseñándole a vivir en comunión con Dios y
con los hombres, en una alianza de vida y amor. La vida de oración es connatural al
discípulo de Cristo que busca estar unido a Dios para dar un fruto permanente 44 . En la
comunión con Dios y diálogo habitual con Él, el Concilio Vaticano II centra la razón más
alta de la dignidad del hombre y su plena realización45. Aquí está situado el centro de la
misión de la Iglesia: desvelar el rostro de Dios y su proyecto eterno sobre cada hombre,
revelar la identidad del hombre y los caminos para realizar el proyecto de Dios en cada
persona. El discípulo de Jesús busca cada día mantener vivo este diálogo que le convierte
en palabra y revelación de Dios.
34
Cf. Jn 4,14.
Cf. CFMVD 68.
36 Cf. LG 11 y SC 10.
37 Cf. CFMVD 61.
38 CFMVD 63: cf. EVD 21-254.
39 Cf. 1 Co 12,12-27.
40 Cf. CFMVD 63-64.
41 Cf. CFMVD 66.
42 Cf. CFMVD 67.
43 Cf. EVD 245.
44 Cf. Jn 15,5.
45 Cf. GS 19.
35
10
2) Ejercicio de fraternidad: Jesús pide a cada discípulo un amor creciente y un amor de su
misma calidad: «Amaos como yo os he amado»46. El amor fraterno, además de ser don, es
un trabajo diario: responsabilidad y compromiso de realizar una vida que ama a los que
están lejos y a los que están cerca; un estilo de vida solidario con tres cuartas partes de la
humanidad que viven en extrema pobreza y un amor a los cercanos según las mismas
categorías del Evangelio. del cual nace la perfecta caridad que desea para el otro lo mejor,
su mayor promoción desde la lógica o valores del Reino de Dios47. Se trata de un amor
que, desde la perspectiva del Verbum Dei, se manifiesta de una forma privilegiada en el
compromiso y esfuerzo por que cada persona viva fielmente el seguimiento de Cristo en su
dinámica misionera.
3) Ejercicio de cruz y humildad: El discipulado de Jesús conlleva una aceptación de la misma
dimensión kenótica de su encarnación: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y me siga»48. La humildad de Jesús, desde su encarnación, se hace
para el discípulo camino diario e imprescindible que ha de recorrer para realizar la
comunión con Dios y con los hombres. La vivencia de los consejos evangélicos, la
autoaceptación como seres creaturales necesitados de la gracia, la transformación del
propio gusto, querer e interés por los de Cristo se convierten, de esta manera, en un fuerte
testimonio del poder y amor de Cristo en la vida de cada persona.
4) Ejercicio de misión: La comunidad de discípulos se articula como una comunidad de
«hermanos en la misión» con el mutuo compromiso de ayudarse en la realización de la
misión. No se nace apóstol, sino que en el ejercicio diario se aprende a compartir la fe, a
dar razón de la esperanza, a escuchar los signos de los tiempos y a aprender en cada
momento y con cada persona la pedagogía más adecuada, sin estancarse jamás. La
plenitud de la amistad con Cristo se manifiesta en la colaboración con el proceso de
conformación con Cristo de otros discípulos, con los dolores de parto que conlleva y con la
necesidad continua de salir de uno mismo para formar en el otro a Cristo49.
27. A partir de la práctica de los “cuatro ejercicios” se desarrollan todos los medios de
espiritualidad de nuestra Familia Misionera: oración personal y en comunidad centrada en la
Palabra de Dios, prácticas y gestos de fe que ayudan a una vida orante, participación
frecuente en los sacramentos de la Iglesia, examen del día, devoción a María, retiros y
ejercicios espirituales, acompañamiento espiritual y revisión de vida, lectura espiritual.
También podrá acrecentar la vida espiritual la participación en eventos que ayuden a una
espiritualidad integral y la vivencia eclesial fraterna en colaboración y solidaridad.
28. La respuesta personal de cada miembro de la Familia a la llamada de Dios se concretará de
forma específica asumiendo los rasgos comunes de la espiritualidad Verbum Dei. Desde una
fidelidad creativa cada miembro y cada grupo de la FAMVD han de buscar los medios y
caminos de espiritualidad que sostengan y alimenten su vida de seguimiento de Cristo en el
Verbum Dei, en diálogo y obediencia a los responsables de la Familia.
3. MISIÓN DE LA FAMVD
El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido
para anunciar a los pobres la Buena Nueva.
Lc 4,18
29. La dedicación al ministerio de la Palabra es nuestra respuesta a la insistente llamada de la
Iglesia a la propagación de la fe en todo el mundo, conscientes de la importancia de la
predicación, como decía San Pablo: “¿cómo oirán sin que se les predique, […] si no son
Jn 13,34.
Cf. 1 Co 13.
48 Lc 9,23.
49 Cf. Ga 4,19.
46
47
11
enviados? […] Por tanto, la fe viene de la predicación y la predicación por la Palabra de
Cristo”50.
La FAMVD desea vivir su dedicación a la oración y ministerio de la Palabra con el espíritu de la
primera comunidad cristiana, así como con el incansable ardor misionero de San Pablo, en su
anuncio de la Palabra y construcción de comunidades evangelizadoras.
30. Ante la realidad palpable de una humanidad dividida y de corazones rotos y vacíos por la
ausencia del Amor y Vida de Dios, la caridad de Cristo nos urge a presentar, con el mayor
relieve, la presencia del Reino de justicia, de amor y de paz; a brindar a este mundo el poder
del amor de Dios en corazones integrados y libres, llenos del Espíritu de amor, y a ofrecer la
realidad de un pueblo de hermanos congregados en Uno, sólo por el amor de Cristo, esto es,
una familia sencillamente cristiana. Es el dinamismo propio de nuestra dedicación misionera51,
que amplía los campos de misión desde los que están más cerca (pastoral ordinaria), a los
que, estando cerca, están lejos de la fe (reevangelización y nueva evangelización), como
también a los que ignoran totalmente los caminos de la fe en Cristo (misión ad gentes)52.
31. En un mundo donde el egoísmo y la falta de generosidad son evidentes y producen diversas
formas de pobreza, la palabra de Dios tiene una fuerte incidencia social desde las
coordenadas propias del Evangelio. La FAMVD buscará una inserción comprometida en la
trasformación de la sociedad en cada uno de sus ámbitos: familiar, social, educativo,
económico, político, cultural. Como expresa Pablo VI en la carta magna de la evangelización,
la Evangelii Nuntiandi:
Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y,
con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: "He aquí que hago nuevas
todas las cosas". Pero la verdad es que no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres
nuevos con la novedad del bautismo y de la vida según el Evangelio. La finalidad de la
evangelización es por consiguiente este cambio interior y, si hubiera que resumirlo en una palabra,
lo mejor sería decir que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que
proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la
actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y ambiente concretos53.
Se hace evidente la urgencia en la defensa de todo aquello que promueve la dignidad de la
persona en todas sus dimensiones y la denuncia de todo lo que atenta contra ella.
3.1 Dinamismo de la misión Verbum Dei
32. Las palabras de Jesús antes de la Ascensión: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que
vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta
los confines de la tierra” 54 hablan de un dinamismo misionero que no conoce confines
temporales o geográficos. La FAMVD quiere hacer presente y propagar el Reino de Dios entre
todas las gentes a través del anuncio de la Palabra, formando apóstoles de Cristo y generando
comunidades de vida evangélica y evangelizadora55.
33. El anuncio de la Palabra de Dios, precedido y acompañado de la oración y el testimonio de vida,
será siempre el mejor medio para la propagación de la fe. Por todos los campos sembraremos la
buena semilla de la Palabra, confiando en el crecimiento que Dios da, sabedores de que la
Palabra, como "la lluvia que desciende de los cielos no tornará de vacío"56, porque ciertamente
"es viva la Palabra de Dios y eficaz y más cortante que espada alguna de dos filos" 57 . Esta
intencionalidad misionera al servicio de la Palabra se plasma de formas distintas, realizando
50
Rm 10, 14. 15. 17.
Cf. CFMVD 50.
52 Cf. RMi 33.
53 EN 18.
54 Hch 1,8.
55 Cf. Mt 28,19-20 y CFMVD 1.
56 Is 55,10-11.
57 Hb 4,12.
51
12
cada uno la misión desde sus capacidades y talentos, sensibilidad y posibilidad 58 , e
integrándose en los medios sociales donde los miembros de la FAMVD se encuentran.
34. El deseo de formar apóstoles de entre todas las gentes59 es un elemento específico de nuestro
carisma que apunta a una intencionalidad y un método: la formación de apóstoles como
horizonte al que tienden los distintos modos de vivir y plasmar nuestra misión en la Iglesia.
La vivencia y el camino recorrido por Jesús y los Doce por Él elegidos son la fuente inspiradora
de nuestra dinámica apostólica: Jesús formó a doce apóstoles para que estuvieran con Él y
para enviarlos a predicar60, constituyéndolos sus testigos61.
La formación de apóstoles se basa en esta misma dinámica formativa y misionera de Cristo.
Así, siguiendo la intuición de nuestro fundador, el P. Jaime Bonet, la tarea de formar apóstoles
de Cristo responde a la llamada bautismal: “Todos los cristianos, en virtud de su bautismo,
están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo62”.
El método apostólico Verbum Dei se centra principalmente en la Escuela de Apóstoles, como
una escuela de formación integral, un proceso de acompañamiento personal acorde a la
realidad del apóstol, y la práctica de los ejercicios espirituales como el singular instrumento
con el cual el Espíritu Santo va configurando y actualizando permanentemente la fisonomía del
discípulo de Jesús. Junto a estos, otros medios importantes de la FAMVD son la Escuela de la
Palabra, las Convivencias, la predicación del Temario de Vida y Amor, los grupos de revisión
de vida, etc.
35. La dedicación al anuncio del Reino de Dios, con la vida y la palabra, tiene como consecuencia,
para la FaMVD, la formación de pequeñas comunidades cristianas insertas y en comunión con
las Iglesias locales. Siguiendo el ejemplo de San Pablo en la gestación de las primeras
comunidades cristianas, se desea la formación y promoción de discípulos que puedan
contribuir en la continuidad de los nuevos núcleos de vida cristiana y de misión, colaborando
en su crecimiento, madurez, organización y fecundidad apostólica. Así, la intención de nuestra
misión apunta a una evangelización estable en el mayor número posible de lugares y
circunstancias, en la que es imprescindible una labor conjunta entre todos los miembros de la
Familia Misionera.
3.2
Plataformas de la misión Verbum Dei
36. Las tareas y caminos de realizar la misión Verbum Dei podrán ser muy variables dependiendo
del lugar y tiempo del anuncio del Evangelio y de acuerdo a los signos de los tiempos. Para
realizar su misión, la FAMVD hará uso de plataformas apostólicas y obras propias, así como de
los medios y métodos más propios del carisma.
37. Los miembros de la FaMVD, bajo la autoridad de los responsables correspondientes, podrán
fundar y dirigir aquellas instituciones, asociaciones y estructuras físicas o jurídicas propias que
juzguen necesarias para el desarrollo de la misión específica y la formación de sus miembros,
así como otras actividades conjuntas que juzguen necesarias. Entre ellas, están las casas de
espiritualidad y formación misionera, asociaciones y fundaciones, ONGs, cooperativas,
empresas, medios de comunicación social, etc. que contribuyen a la misión de la FAMVD.
38. Así mismo, podrá valerse de plataformas apostólicas o espacios que sean convenientes para
facilitar la puesta en marcha de nuestra misión. Estos espacios apostólicos implican modos de
adaptarse a las culturas y necesidades de cada lugar; son plataformas desde donde se realiza
esta dinámica apostólica, respondiendo a distintos criterios, que engloban la complejidad
humana y la tarea evangelizadora y serán diferentes según las etapas de la evangelización
que viva la persona: ad gentes (primera evangelización), pastoral ordinaria (pastoral básica
58
59
60
61
62
Cf. CFMVD 5.
Cf. CFMVD 1.
Cf. Mc 3,13.
Cf. Mc 16,15.
Documento Conclusivo de Aparecida, V Conferencia Episcopal de Latinoamérica y El Caribe nº 10.
13
una vez que se ha establecido la Iglesia local) o nueva evangelización (en lugares ya
evangelizados pero descristianizados), o, también, según lo que en el Verbum Dei llamamos
proceso de iniciación y proceso de perseverancia.
39. Los cuatro grandes campos donde se podrán crear y potenciar las plataformas apostólicas
son:
1) Plataformas específicas de la Fraternidad: son los espacios de misión que nacen de
la dedicación exclusiva de los miembros de la Fraternidad a la oración y ministerio de la
Palabra. Incluyen el trabajo realizado en las obras propias de la Fraternidad como son los
Centros de Evangelización, casas de apostolado, Centros de Formación Misionera. El
trabajo de la Fraternidad, sin embargo, va más allá de las fronteras del Verbum Dei y
tiene un radio de acción más amplio que la misión realizada al interno de la FAMVD o en
sus obras propias.
2) Plataformas que nacen del trabajo de los Laicos Misioneros de la misma
FAMVD: se pueden desplegar desde el mundo de las relaciones habituales en la familia,
el ámbito laboral, los espacios lúdicos y la vida cotidiana donde la misión se puede
estructurar desde las mil variaciones de la caridad fraterna. Los ámbitos que pueden
abrazar las plataformas apostólicas en la Familia pueden ir, sin embargo, más allá: influir
en la transformación de los ámbitos sociales y públicos, en la economía, en la cultura, en
la vida social, etc. Los miembros de la FAMVD podrán crear realidades o instituciones que
incidan socialmente en el mundo, y esto, de varias formas posibles: como iniciativa
apostólica personal de un miembro de la FAMVD y realizado en nombre propio, o como
iniciativa de varios miembros asociados de la FAMVD.
3) Plataformas de la Iglesia local: el carisma Verbum Dei tiene un primer ámbito de
aplicación en las Iglesias locales donde trabajamos y en las distintas áreas pastorales o
ámbitos de misión que la componen: formación de catequistas, distintas áreas de pastoral
(juvenil, universitaria, bíblica, familiar, profética, misionera), formación, animación y
acompañamiento de la vida consagrada, formación teológica en las instituciones
eclesiásticas, formación de agentes de pastoral, pastoral de la espiritualidad (ejercicios
espirituales, retiros…), en el acompañamiento; dando formación y asesoría a otros
movimientos eclesiales y comunidades religiosas desde nuestra espiritualidad; el campo
ecuménico y de diálogo interreligioso son parte también de la misión del Verbum Dei con
lo que ello puede implicar.
4) Plataformas desde el mundo social y cultural: las realidad propia del mundo en el
que realizamos nuestra misión, con sus culturas y subculturas, puede abrirnos a
plataformas diversas desde la inserción de los miembros de la FAMVD en los diversos
contextos sociales y culturales: medios de comunicación social (programas de radio,
televisión, revistas, prensa, página Web…), proyectos sociales de desarrollo integral,
colaboración en ONGs, asociaciones civiles.
3.3
Ministerios y medios en la realización de nuestra misión
40. En la FAMVD hay distintos servicios misioneros o ministerios para realizar una misión centrada
en la palabra de Dios. Con estos ministerios busca desplegar, de un modo orgánico y estable
las posibilidades de la misión de cada miembro, velando por la fidelidad de cada uno a su
peculiar llamada y promocionando al máximo la realización de la vocación bautismal en la
comunión de los distintos ministerios. El desarrollo de dichos ministerios apostólicos,
considerados esenciales en el trabajo de la FAMVD, suponen por parte de sus miembros la
adecuada preparación espiritual, teológica y pastoral, así como humana y profesional. Será
tarea del gobierno local de la FAMVD garantizar y velar por la formación necesaria para
realizar este objetivo y por la estabilidad y reconocimiento de los ministerios. Al mismo tiempo
que son formas de realizar la misión, en el dinamismo del Verbum Dei, llegan a ser medios en
14
los que el discípulo de Jesús se alimenta en su vida de fe y la propone a otros para crecer en
el amor de Dios y a los hermanos.
41. La FAMVD intenta que cada uno de sus miembros “se sienta administrador de las incalculables
riquezas, derechos y deberes propios de su identidad cristiana, conferida por el bautismo, de
sacerdote, profeta y rey” 63 . Destacamos algunos ministerios estructurados desde las
dimensiones fundamentales del sacerdocio común:
1) Ministerios proféticos
 Orar y ayudar a orar.
 Predicación de la Palabra de Dios en todas sus formas: testimonio, catequesis
sacramental y de etapas vitales, el anuncio kerygmático, a través de los medios de
comunicación social, los ejercicios espirituales Verbum Dei.
 Anuncio de la Palabra en cada ámbito social, cultural o religioso.
 Diálogo ecuménico e inter-religioso y la misión compartida por la paz, la justicia, la
búsqueda y promoción de la dignidad humana.
 Anuncio de la Palabra desde la religiosidad popular y las devociones .
 Ministerio de la Palabra a través de las artes visuales, escénicas, musicales, literarias.
2) Ministerios en torno al sacerdocio común




Ministerios instituidos por la Iglesia ordenados y no ordenados.
Animación de la Liturgia.
Anuncio de la Palabra desde la religiosidad popular y las devociones.
Santificación del mundo desde las realidades temporales, la promoción del uso
responsable por los recursos naturales.
3) Ministerios de organización de la Familia y ministerio real
 Servicio de coordinación en la Familia.
 Animación y acompañamiento de grupos de distintas etapas de vida, incluyendo un
apostolado vocacional.
 Guía de Escuelas de la Palabra y Escuelas de Apóstoles en sus diversas formas.
 Diaconía en función de la misión del Verbum Dei (cf. Hch 6,6-7): apoyo a la
infraestructura del anuncio de la Palabra, secretaría, economía, generación de
recursos (humanos y materiales).
 Ayuda personalizada, el acompañamiento y dirección espiritual, el apoyo profesional y
especializado en los distintos ámbitos de la familia.
 Anuncio y visibilización de la palabra de Dios hecha caridad en ámbitos diversos de la
sociedad: marginación, pobreza e injusticia en todas sus formas, infancia, salud,
mundo político y económico, mejora de las condiciones de la dignidad humana.
 Participación en voluntariados, ONGs, fundaciones.
42. Cada miembro de la Familia en diálogo con Dios y con la comunidad discernirá cuál es la
forma a la que se siente llamado para realizar la misión Verbum Dei con amor y creatividad.
Aunque, frecuentemente, el apóstol sienta la desproporción entre los retos que presenta la
misión evangelizadora y las propias capacidades personales o comunitarias, no podemos
olvidar que el sujeto primero de la misión es Dios mismo quien nos envía, y que, al llamarnos,
conoce sobradamente el barro de nuestras vasijas. Como el mismo Apóstol de las gentes
podemos expresar:
Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan
extraordinaria es de Dios y no de nosotros. Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos,
mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.
Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también
la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo […]. De modo que la muerte actúa en
nosotros, mas en vosotros la vida. Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está
escrito: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos, y por eso hablamos 64.
63
64
CFMVD 41.
2 Co 4,8-13.
15
4. AMOR FRATERNO VIVIDO EN LA FAMVD
Que sean perfectamente uno en nosotros
para que el mundo crea que Tú me has enviado
Jn 17,23
43. El nombre “familia” quiere expresar la fuente Trinitaria del amor, unas raíces comunes, un
sentido de identidad y pertenencia y unas relaciones entrañables; significa amistad, amor
gratuito, comprometido e incondicional; supone ambientes de confianza en los que cada uno
puede crecer como persona y como discípulo de Jesús, en los que se disfruta de la cercanía
del otro y del don que cada uno es para toda la FAMVD65. El término “misionera” introduce
esta familia en el dinamismo de la caridad siempre abierto, apasionado por el mundo, en
tensión hacia lo que no es todavía, aun sabiendo gozar con gratitud de lo que ya es, como el
mismo Jesús que sabe dar gracias delante de los cinco panes y dos peces que le ofrecen y
levantando sus ojos a Dios da gracias y realiza el milagro que sacia la multitud66.
4.1 Fundamentos del amor fraterno
44. La vivencia del amor fraterno instaurado por Jesús centra el existir de la FAMVD en la
visibilización del Reino y compromiso por él, al igual que el mismo Jesús en su vida y
Evangelio: "Que sean uno como nosotros... que sean perfectamente uno en nosotros para que
el mundo crea que Tú me has enviado" 67. El amor compartido de la Trinidad nos une con
vínculos estables de amor y amistad 68 , y hace posible presentar al mundo de una forma
creíble, el proyecto de amor del Padre hasta amar como Jesús nos ha amado: “Os doy un
mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os
améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos
míos: si os tenéis amor los unos a los otros”69.
El amor incondicional de Dios, quien nos amó primero70 y su amor hacia la humanidad de
padre y madre71, de esposo fiel72, hermano73, amigo74, es el calor de hogar de una familia
que, a fuerza de gratuidad, siente el ardor misionero y el deseo de que todos los hijos de
Dios participen de la familia de Dios.
45. Con el espíritu de la primera comunidad cristiana la FAMVD se reúne, alrededor de una mesa,
en torno a la oración en común, la Eucaristía, la comunión fraterna de los bienes, la
enseñanza, siendo germen de pequeñas comunidades evangelizadoras que van trasformando
el mundo desde la fuerza de la palabra de Dios75.
El amor fraterno mutuo se visibiliza y concreta en un sentido de familia de fe y adquiere
expresiones y formas de comunitariedad diversas; en la vivencia de familia todos sus
miembros pueden alegrarse por ella, celebrar la vida en ella, crecer en el amor en ella,
enseñarla a otros, al igual que se comparten solidariamente las cargas, las necesidades y los
sufrimientos76.
Se concreta, además, en el mutuo aprecio y aceptación recíproca, en el afecto y acogida
incondicional, en el perdón y la reconciliación; se expresa, también, en el empeño por vivir la
65
Rm 13,8 : “Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor …”.
Cf. Mt 14,14-21.
67 Jn 17,11. 21. 23.
68 Cf. Jn 15,15.
69 Cf. Jn 13,34-35.
70 1 Jn 4,19.
71 Cf. Is 43,1-2; Os 11,1s.
72 Cf. Os 2, Is 54,5.
73 Cf. Hb 2,11.
74 Cf. Jn 15,14.
75 Cf. Hch 2 y Hch 4.
76 Cf. Rm 12, 9-21.
66
16
armonía en las relaciones personales, en la ayuda al desarrollo de los talentos propios y
ajenos, en el compromiso fraterno que nos capacita, más y más, en el seguimiento de Jesús
y en la misión:
Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de
bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos
mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos
también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la
perfección […]. La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza. 77
46. El crecimiento en el amor, ya sea personal o comunitario, conlleva un camino de avances y
retrocesos, fruto de un constante y renovado esfuerzo, fundamentado en la gracia de Dios y
de modo especial en su misericordia. La presencia de María, Madre de la Iglesia y del Verbum
Dei, es fundamental en este camino paciente de gestar una familia según las categorías del
Evangelio. María, toda y sólo amor, engendra, forma, educa y acompaña por los mismos
pasos de Jesús a los discípulos de hoy dispuestos a seguir a Jesús en su misma forma de
amar. El cambio sustancial en la vida de la persona de pasar del egoísmo al amor, del
individualismo a la comunidad y fraternidad, del yo a Cristo, le resulta imposible por las
propias fuerzas. Sólo Dios, para el que nada hay imposible, nos lo enseña y comparte,
delicada y pacientemente, por medio de María. Ella vela junto a nosotros en espera atenta de
la resurrección; y en todos los traumas de la vida propia y de los hermanos podemos
experimentar la mano suave y fuerte, acogedora y firme de la Madre. Su actitud materna,
entrañable, abre y resucita en nosotros la mirada tierna e inefable del Padre y el abrazo
estrecho y seguro de Jesús que nos brinda una nueva y más firme amistad78.
4.2 Ámbitos de la comunión
47. La vivencia del amor fraterno implica distintas formas de expresión para los miembros de la
FAMVD, según su estado, cultura, situación personal, o ministerio que realizan en la misión
Verbum Dei y según los ámbitos de su vida cotidiana. En todos los ámbitos donde cada
miembro del Verbum Dei se mueve es llamado a formar escuelas vivas de comunión y a vivir
la espiritualidad de comunión como testigo y artífice de proyecto de comunión que Dios desea
para toda la humanidad. Ser expertos en comunión implica el ejercicio diario y aprendizaje de
la caridad, que es al mismo tiempo don y tarea, decisión y no una simple empatía afectiva.
48. De forma gradual, y como por círculos concéntricos, se va extendiendo el amor y el radio de
acción de este amor en los miembros de la FAMVD:
1) En primer lugar, en su familia de origen, en las relaciones de amistad, en los ambientes
de estudio, laborales y lúdicos, en los diversos ámbitos donde el discípulo de Jesús
realiza habitualmente su vida.
2) La pertenencia a la FAMVD implica una opción consciente, libre, y unos nuevos lazos
fraternos afectivos y efectivos, enraizados en la llamada de Jesús. Desde esta opción y
amor fraterno es posible vivir de forma creciente y plena la vocación de cada uno
superando las dificultades propias del camino cristiano. Es necesario cultivar este
sentido de familia y el amor a la propia vocación personal a lo largo de todas las etapas
formativas para que cada uno pueda trabajar por la edificación de la FAMVD Y del
Cuerpo de Cristo. La FAMVD Velará que cada miembro se sienta y se sepa acompañado
en su día a día, saliendo a su encuentro a través de los medios fraternos y con la
creatividad que da el amor.
3) Del amor a Cristo brota, además, un gran amor a la Iglesia, participando de sus
inquietudes, de sus aspiraciones, de sus gozos y sufrimientos (sentire cum Ecclesia).
Este amor, que se extiende a todo el pueblo de Dios con quienes compartimos un
77
78
Col 3, 12-16.
Cf. EVD 230-245.
17
mismo bautismo y una misma fe79, se manifestará también en un amor filial y respeto a
los pastores legítimos de la Iglesia Universal y de la Iglesia Local. La vivencia plena de
nuestra vocación y de nuestro carisma propio será la primera manifestación de la
comunión con la Iglesia local80, estando atentos y colaborando en sus necesidades, a
sus proyectos pastorales, a las actividades pastorales comunes de la Iglesia diocesana.
De igual manera, estaremos atentos al sentir de la Iglesia universal, prestando especial
atención a las sugerencias y magisterio del Santo Padre.
4) La FAMVD será signo del amor universal de Jesús hacia todos los hermanos del mundo
sin acepción de personas ni discriminación alguna. Este amor se concretará en la
intencionalidad y praxis misionera de “hacernos todo a todos”81 para dar a conocer a
Jesús a los más que podamos. Sembraremos generosamente la Palabra de Dios
confiando en que el Espíritu dará el fruto 82 . Como Jesús, la palabra del Padre, nos
sentiremos enviados a evangelizar a los pobres83, y esto en todos los tipos de pobreza y
marginación, discriminación o ámbito de injusticia de nuestra actual sociedad, sea en
los países más privilegiados económicamente como en los más necesitados. El amor de
Cristo, en quien no hay muros ni divisiones 84 , nos lleva cada día a poner el mayor
empeño en superar cualquier tipo de barrera por motivos políticos, geográficos, por la
condición de origen o profesión de fe religiosa; nos conduce, además, a presentaremos
solidarios con nuestros hermanos pobres y necesitados de toda la tierra, a los que
hemos de amar en las entrañas de Jesucristo85, evitando todo consumismo y acumulación innecesaria de bienes.
5) El sentido universal de familia y la apertura a la obra de Dios, nos invita al asombro y
agradecimiento por los bienes creados, en los que sabemos descubrir el amor de Dios
Creador y Padre y nos mueve a un respeto por la tierra, a un uso responsable de los
recursos naturales y a una lucha por una distribución equitativa y armónica de estos
recursos naturales.
4.3 Vida fraterna en la FAMVD
49. La familia constituirá para cada miembro de la FAMVD una red de apoyo, un ambiente
hogareño, en medio de la dispersión de la vida de los grandes núcleos urbanos, donde la
propia identidad cristiana queda dispersa en medio de ambientes globalizados. Los miembros
de la FAMVD se sienten corresponsables los unos de los otros, viviendo el amor fraterno que
Jesús propone86, ayudándose mutuamente a descubrir y desarrollar al máximo su vocación
humana al amor y su consagración bautismal. La caridad en Cristo lleva a acoger y valorar la
individualidad y la diversidad de cada uno, promocionando su respuesta personal y
comunitaria.
50. El amor fraterno se traduce en la ayuda mutua por vivir el carisma Verbum Dei a partir de la
realidad concreta de cada uno. Esto implica, según los modos diversos de pertenencia, una
comunión de los bienes materiales y espirituales, necesarios para que todos puedan vivir el
carisma desde las posibilidades de cada uno. Nuestro compromiso en la ayuda a formarnos y
capacitarnos para desempeñar fielmente la misión de vivir y anunciar el Reino se traduce
también en gestos y en la corresponsabilidad con los hermanos en las diversas dimensiones
de la vida humana y del crecimiento en la comunidad:
79
Cf. Ef 4,5.
VC 48-50.
81 1 Co 9,19.
82 Cf. Mc 4, 26-29.
83 Cf. Lc 4,16-18.
84 Cf. Ef 2,13-14.
85 Cf. Mt 19,21; 25,34-36; St 2,15-16; 1 Jn 3,17.
86 Jn 13, 33-34; Cf. Ef 5,1.
80
18
51. La vivencia del amor fraterno que nace del corazón de Dios se abre a la misión, haciéndose
ella misma misión87. El empeño en vivir el amor fraterno ya es de por sí misión. Por lo tanto es
esencial:
 Crear espacios en los que todos puedan ser escuchados y donde se valore a cada
persona, sea cuando tiene un papel activo en la comunidad o cuando por distintos
motivos está menos presente;
 Traducir la comunión en gestos concretos que expresan confianza y acogida de lo que
cada persona puede dar, sabiendo agradecer por el don de la entrega mutua de cada
persona;
 Trabajar activamente nuestros defectos y limitaciones en un ambiente de ayuda
mutua, creando, al mismo tiempo, cauces de edificación y corrección fraterna;
 Cultivar las relaciones fraternas entre las distintas personas y grupos que componen la
FAMVD, cuidando la comunicación y conocimiento entre los miembros, sembrando
unas relaciones basadas en la transparencia, confianza y apertura;
 Generar espacios de gratuidad en los que podamos gozar simplemente de estar
juntos.
52. Los miembros de la FAMVD local viven su itinerario de fe y su misión desde este sentido de
familia, al servicio de una comunidad local y universal, evitando una actitud individualista y
cerrada en sí mismo. Su identidad y misión ha de poder realizarse inserta en un proyecto
comunitario e integrando el desarrollo de la individualidad o especificidad de cada grupo con
la dimensión comunitaria y la integración en los proyectos comunes.
La FAMVD promocionará encuentros entre los diferentes grupos que la constituyen según las
posibilidades de la comunidad local e internacional. El objetivo de estas actividades es el
conocimiento mutuo, la vivencia del amor fraterno, la profundización en el carisma, orar
juntos, un camino de crecimiento en el sentido de pertenencia y en la capacitación misionera,
la sintonía y proyección conjunta, la celebración comunitaria. Para estos fines, será
importante una organización adecuada, una formación continua en el diálogo y en los
trabajos compartidos, el cultivar una actitud de esperanza, de gratuidad y misericordia, de
sentido del humor, aprendiendo a superar los conflictos como parte normal de la vida.
5.
ITINERARIOS DE FORMACIÓN EN LA FAMVD
Y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí
Ga 2,20.
53. La FAMVD se estructura como una comunidad dinámica que participa de un proceso de
formación progresivo tanto en su globalidad de Familia como en el aspecto personal de los
miembros que la conforman. Así, por una parte, los miembros van madurando en su
conocimiento de Dios, en sus opciones de fe; de otra parte, crecen en sus relaciones, en sus
compromisos frente a las llamadas de Dios y etapas de la vida, y en su entrega misionera,
haciendo crecer a la FAMVD en su conjunto. En consecuencia, la formación abarca todos los
momentos de la vida en sus distintas etapas y situaciones, por lo cual exige que la formación
haya de ser diferenciada según sean las circunstancias o contextos en los que se encuentre
cada miembro o realidad vital de la Familia. A la vez, la formación en una comunidad local no
es la suma de procesos formativos individuales, sino que responde a un proyecto común y
tendrá los rasgos comunes, derivados de la propia identidad, carisma y misión de la FAMVD
siempre presentes en el proceso de crecimiento en una llamada común.
87
Cf. VC 46.
19
5.1
Objetivo y dimensiones de la formación
54. La formación en la FAMVD se entiende como un proceso progresivo de configuración con la
vida y el sentir de Cristo, enviado del Padre para realizar su misión bajo la guía del Espíritu
Santo y en diálogo con la humanidad de hoy88. Este proceso continuo está orientado hacia la
maduración integral de la persona tomando en cuenta las siguientes dimensiones
fundamentales:
1) Formación en el carisma Verbum Dei: el carisma iluminará cada una de las dimensiones
de la formación de los miembros de la FAMVD desde la peculiaridad de su espiritualidad y
misión. Por ello, el estudio del patrimonio histórico, de los escritos del Fundador, el
contacto con las raíces del Verbum Dei serán un elemento formativo que estará presente
en cada etapa.
2) Formación humana y profesional: la formación debe capacitar al miembro de la FAMVD
para vivir según su estado propio y para asumir con madurez humana (psicológica,
afectiva, física) las diferentes situaciones existenciales, ayudando también a que la
persona se prepare cada vez más para conocer las estructuras sociales donde vive y
poder así actuar en su medio social concreto como fermento del Evangelio. La FAMVD
acompañará a la persona en el crecimiento en las distintas etapas de su vida según la
edad, estado de salud, situación social y cultural, momento espiritual o condiciones
familiares.
3) Formación espiritual: orienta en todos los aspectos del crecimiento en una espiritualidad
contemplativo-misionera89 y en el conocimiento de los caminos y mociones del Espíritu.
4) Formación doctrinal: la formación ha de poder guiarse desde un programa que
comprenda los elementos intelectuales, doctrinales y teológicos suficientes para conocer,
vivir y expresar el conjunto de verdades fundamentales de la fe y “dar razón de la propia
esperanza”90 en el contexto que la persona vive.
5) Formación comunitaria: crecimiento en las actitudes propias de la relación fraterna
evangélica que visibilice el Reino de Dios y que abarque la madurez y calidad "evangélica"
de nuestra vida fraterna en cualquier ámbito social.
6) Formación pastoral o apostólica: proporcionará las herramientas o instrumentos
suficientes para el adecuado desempeño de la misión propia de la FAMVD, según las
exigencias, necesidades, compromisos y circunstancias en las que cada uno vive.
5.2
55.
Etapas de la formación de la FAMVD
La formación en la FAMVD abarca toda la vida de la persona y se concreta en un proceso
progresivo que busca, a través de etapas y métodos diferenciados, ayudar a la persona a
formarse de un modo integral. Para que la formación tenga solidez y produzca un fruto de
unidad interior, se buscará que cada miembro de la FAMVD elabore un proyecto de vida y de
formación discernido y dialogado con las personas que guían la formación en la comunidad
local. Este proyecto ha de ser armónico a su situación vital y ha de evaluarse con frecuencia.
Los procesos formativos han de contar con la suficiente gradualidad, sistematicidad y al
mismo tiempo con la flexibilidad y apertura a realidades socio-culturales que hacen difícil un
proceso lineal en la vida de los discípulos de Cristo. El modelo de Jesús, que enseña a sus
discípulos en las vicisitudes de los caminos de la misión, es el paradigma del camino
formativo del Verbum Dei.
88
89
90
Cf. GS 21. 40. 43.
Véase el apartado 2 sobre la Espiritualidad Verbum Dei y sus propios medios.
1 Pe 3,15.
20
56. En la FaMVD se distinguen tres grandes etapas fundamentales: de iniciación, discipulado y
etapa apostólica:
1) La etapa de iniciación: Es la formación que la FAMVD ofrece en los diferentes ámbitos
de un primer contacto y conocimiento con el carisma Verbum Dei. Los destinatarios no
pueden definirse en sentido propio como miembros de la FAMVD a pesar de que de
alguna manera reciben los beneficios de nuestra espiritualidad y misión. Las propuestas
formativas son muy flexibles, sin embargo, hay tres elementos importantes en esta etapa
inicial formativa: a) Actividades de iniciación; b) La Escuela de la Palabra en su forma más
básica; c) Las Convivencia Verbum Dei.
2) La etapa del discipulado: La formación en la etapa del discipulado abarca el período
desde que la persona libremente quiere vincularse a la FAMVD hasta que la persona tiene
un vínculo estable en la FAMVD. El discernimiento sobre el proceso y admisión de las
personas a la FaMVD queda bajo la tutela de los responsables de la comunidad local de la
Fraternidad, o las personas que estos designen. En esta etapa del discipulado o formación
básica se sitúan los fundamentos de un camino de fe y de la participación en el carisma
Verbum Dei. Los medios básicos en la formación de esta etapa son la Escuela de la
Palabra y la Escuela de Apóstoles” 91 . La primera, aporta un camino progresivo de
transformación según el dinamismo de la Palabra 92 , mientras que la Escuela de
Apóstoles93 proporciona un conjunto de elementos que van hacen crecer a la persona de
manera integral: Escuela de predicación, revisión de vida, formación temática con la guía
del Temario de Vida y Amor, oración diaria, ejercicios espirituales.
3) La etapa apostólica: En esta etapa se sitúan de forma permanente las personas que
han realizado un compromiso estable en la FAMVD. La vida del discípulo de Jesús requiere
un camino de crecimiento humano y espiritual, de maduración en la consagración
bautismal y especialización en la misión, por ello, los miembros de la FAMVD tienen la
conciencia de ser peregrinos en la existencia humana, en la vida de fe y en el amor,
siempre en un proyecto creciente de formación. A esta conciencia han de corresponderle
espacios y tiempo reales para crecer en una formación permanente adaptada a la forma
de pertenencia y a la capacidad de corresponsabilidad que cada miembro de la FAMVD
tiene en ella y según el campo específico donde ejerce su misión.
En esta etapa, la Escuela de Apóstoles adquiere un carácter más especializado dirigido a
formar formadores o la preparación para las formas más específicas del ministerio de la
Palabra. Sin embargo, en esta etapa pueden situarse también personas que por motivos
diferentes permanecen en un nivel básico de Escuela de la Palabra, si bien, han cumplido
los objetivos de un tipo de formación inicial y básica y que desean un compromiso intenso
con el carisma.
Una vez que la persona tiene las herramientas básicas para la realización de la vocación y
misión del Verbum Dei los miembros de la FAMVD se podrán especializar en algún campo
o dimensión más específica, capacitándose para poder vivir la vocación y el ministerio
específico de cada uno, ya sea de manera directamente relacionada con el ministerio
profético o el ministerio de la Palabra, o con cualquier aspecto relacionado que sea propio
del apostolado Verbum Dei. Para esta formación especializada serán importantes los
proyectos formativos nacionales o internacionales.
91
Cf. CFMVD 41.
Desde las directivas de Juan Pablo II en Catechesi Tradendae (en el lenguaje de nuestra espiritualidad, serían las
Escuelas de la Palabra y escuelas de formación cristiana según el CEC, manteniendo siempre la centralidad de la
Palabra). “Así pues, para que sea eficaz, la catequesis ha de ser permanente y sería ciertamente vana si se detuviera
92
precisamente en el umbral de la edad madura puesto que, si bien ciertamente de otra forma, se revela no menos
necesaria para los adultos” (Catechesi Tradendae 43).
93
Tanto en esta etapa como en la siguiente, la Escuela de Apóstoles puede tomar formas diversas: Escuelas de
Predicación, Escuela de Evangelización (para aprender a transmitir el evangelio desde distintas plataformas que no
impliquen necesariamente la predicación explicita de la Palabra, aunque se mantenga siempre la centralidad de ésta),
escuelas de formadores.
21
57. Las diversas etapas se dan simultáneamente en el seno de la FAMVD que lleva tiempo en un
lugar y están relacionadas dinámicamente unas con otras, pues frecuentemente, las personas
que han recorrido una etapa colaboran en la formación de las etapas anteriores.
5.3 Responsables de la formación
58. La FAMVD como comunidad misionera participa en su totalidad de las funciones formativas.
Cada miembro de la FAMVD aporta a la formación desde su propia llamada peculiar. El
proceso global formativo será coordinado por el Consejo apostólico o por el equipo formativo
de la FAMVD local -nombrado por el Consejo- y que asume las funciones formativas
específicas. A este equipo se le pide que sea testigo y maestro, haciendo cada vez más fuerte
el vínculo entre fe y ciencia y entre Evangelio, cultura humana y vida. Tendrá muy en cuenta
la cultura del lugar y buscará potenciar una autoformación como familia y de los miembros.
Corresponde a los diferentes responsables o coordinadores de la Familia, según se organice el
plan pastoral de cada comunidad local de cada año, tener en cuenta el aspecto específico de
la formación de los diferentes miembros y un proyecto común de formación que haga crecer
la comunidad local de forma armónica y gradual.
Al equipo formativo no se le pide que impartan ellos toda la formación en sus diversas
dimensiones, sino que sepa aunar y coordinar las diversas posibilidades dentro de la Familia y
sepa aprovechar la riqueza formativa de la Iglesia local o de personas que en el campo de las
ciencias humanas pueden complementar el proceso formativo de los miembros de la FAMVD.
6.
COORDINACIÓN APOSTÓLICA Y ADMINISTRACIÓN DE LA FAMVD
Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo,
y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Mt 18,18.
59. Tanto en la configuración de la coordinación apostólica en las distintas instancias como en la
creación de una estructura administrativa, los miembros de la FaMVD se guiarán por el
principio de gradualidad: la Familia en sus distintas instancias se irá estructurando en un
proceso gradual y creciente atento a la situación histórica de la comunidad, a los miembros
que la componen, a la capacidad de sus miembros de gestionar estas estructuras de gobierno
y de administración. El camino hasta llegar a formas más autónomas y maduras en el
gobierno y administración de la FaMVD ha de ser paciente en sus fases iniciales, mayormente
tutelada por los miembros de la Fraternidad, y ha de velar para capacitar personas que en un
futuro puedan asumir cargos de corresponsabilidad en el gobierno y administración y estén
preparadas para asumir responsabilidades que conllevan una preparación técnica además de
espiritual.
60. El servicio de la coordinación apostólica de la FAMVD constituirá un servicio fraterno vivido en
función del carisma, potenciando la consagración bautismal, la comunión y la vivencia
misionera de sus miembros y las realidades comunitarias que la constituyen. Las estructuras
coordinadoras se basarán en el principio de comunión, corresponsabilidad y representatividad
entre los distintos modos de pertenencia presentes en la FaMVD.
6.1 Coordinación apostólica en la comunidad local
61. La FaMVD se estructura como una misma comunidad en dos grandes ámbitos
complementarios e inseparables: el ámbito internacional como una misma FaMVD en los cinco
continentes cuyo principio es la fraternidad universal; en el ámbito local o regional. La
22
organización internacional será vital para que el mismo espíritu y misión Verbum Dei una a los
miembros de la FaMVD en una misma vocación y carisma.
El acento primordial, en la realización práctica de la coordinación y de la administración de la
FaMVD descansa, sin embargo, en la organización local, puesto que la FaMVD se origina y se
despliega en un espacio geográfico en torno a una comunidad particular. Para el crecimiento
de la FaMVD en sus diversos ámbitos internacionales y locales, y siguiendo el principio de
subsidiaridad, la coordinación apostólica de la FaMVD se estructura principalmente en los
ámbitos locales, en modo de constituir, acompañar orientar, regir y potenciar todo su
apostolado.
62. La coordinación de la FaMVD en una comunidad local (centro urbano o rural con una o varias
comunidades), organiza los diferentes ámbitos de la vida y misión de la Familia en la
comunidad local. En el equipo de coordinación apostólica habrá representación tanto de la
FMVD como de las distintas realidades de la FaMVD del lugar. En los lugares donde se
desarrolla la FaMVD sin la presencia de miembros de la Fraternidad, el gobierno de la
Fraternidad en la Zona, Región o Área en que se encuentra la susodicha comunidad local de la
FaMVD determinará a qué comunidad local de la Fraternidad deben hacer referencia la FaMVD
para su coordinación local.
63. La FaMVD contará en la comunidad local para el servicio de coordinación con un Consejo
apostólico local, con un grupo de Coordinadores de las realidades de la Familia y con una
Asamblea local:
1) Consejo
apostólico de la Familia: Contará con un número restringido y proporcionado
de miembros de la FAMVD que representen las distintas realidades de dicha comunidad
local. El Responsable local de la Fraternidad tendrá a su vez la responsabilidad de la
FaMVD. A él junto con su consejo de la Fraternidad, y previo sondeo de los miembros de
la FaMVD en la comunidad local, corresponde determinar los miembros que formaran
parte del Consejo apostólico. Este Consejo apostólico ayudará a la coordinación,
crecimiento y despliegue de los miembros de la FAMVD. Al inicio del curso apostólico el
Consejo apostólico programará la vivencia del año teniendo en cuenta la vida espiritual,
vida fraterna, formación, proyección apostólica, servicios comunitarios y estructuración. Al
final del periodo apostólico se revisará la marcha de los objetivos programados al inicio
del curso apostólico. Los miembros del Consejo apostólico que coordina las realidades de
la Familia han de ser preferentemente miembros con compromiso estable en la Familia o
miembros con compromiso temporal que tengan una asimilación del carisma y el tiempo
suficiente participando en la Familia para poder realizar el servicio de coordinación y
gobierno.
2) Coordinadores
en la Familia: son los representantes de las realidades sobresalientes en
la comunidad local. Corresponde al Responsable local del Fraternidad junto con su
Consejo de la Fraternidad, el nombramiento de los Coordinadores de las realidades
sobresalientes en la comunidad local, siempre oído el parecer del Consejo apostólico y
previo sondeo de los miembros de la FaMVD que participan en esa realidad.
3)
Asamblea local: es una reunión que tiene un carácter consultivo en la que pueden
participar todos los miembros estables de la FAMVD o los miembros más comprometidos
según el criterio del consejo local de la Familia. Se reúnen con una frecuencia mínima de
dos veces al año. En este tipo de reunión se pueden recoger ideas para la creación de un
proyecto apostólico común, se pueden afrontar temas importantes de la Familia local,
teniendo, además un valor pedagógico de escuela global y de revisión.
64. El servicio de coordinación local podrá asumir rasgos peculiares según las comunidades locales,
salvaguardando:
1)
Planear y coordinar las distintas actividades apostólicas y formativas de la FAMVD, desde
un clima de oración y proyección misionera;
2)
Establecer un calendario y un programa de desarrollo de la misión Verbum Dei para el
23
ámbito local;
3)
Reunirse frecuentemente para analizar e impulsar el desarrollo de la misión Verbum Dei
de acuerdo con el crecimiento y situación personal y comunitaria de la FAMVD local;
4)
Proporcionar que los miembros locales de la FAMVD sean elemento de continuidad del
trabajo apostólico en un dinamismo de escuela viva de formación y responsabilidad
misionera.
6.2 Administración de la FAMVD
65. Los miembros de la FAMVD colaborarán económicamente como signo de su identidad y
comunión en la FAMVD, cada uno según su vínculo a la Familia y posibilidades, y desde un
discernimiento con los responsables correspondientes.
66. Los responsables de la Fraternidad en la comunidad local constituirán un equipo de
administración de la FaMVD que ayude a la gestión adecuada de los bienes y recursos de la
FAMVD y, así mismo, creará el fondo de administración local de la FaMVD. El equipo de
administración presentará anualmente presupuestos y balances, velará para que se realicen
las gestiones de administración ordinaria o extraordinaria según el derecho común y el
derecho propio de la Fraternidad Misionera Verbum Dei y gestionará el fondo administrativosolidario constituido en la comunidad local. Los bienes inmuebles se regularán por el derecho
propio de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.
67. El fondo de administración local de la FAMVD será creado en las comunidades locales para
colaborar con la organización y estructuración general de la FAMVD. La función del fondo
administrativo-solidario será:
- Sostener la entrega de los miembros de la Fraternidad u otros miembros de la
FAMVD dedicados a tiempo completo a la misión de la FAMVD;
- Promocionar la formación de los miembros de la FAMVD;
- Sostener las obras comunes de la FAMVD y como fondo solidario.
24
SIGLAS
AA
Vaticano II, Apostolicam Actuositatem
BIVD
Breve Ideario Verbum Dei (1969)
CEC
Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica
ChL
Juan Pablo II, Christifideles Laici
CFMVD
Constituciones Fraternidad Misionera Verbum Dei (2000)
CIC
Código de Derecho Canónico (1983)
EN
Pablo VI, Evangelii Nuntiandi
EVD
Estatutos Verbum Dei (1987)
FC
Juan Pablo II, Familiaris Consortio
FMVD
Fraternidad Misionera Verbum Dei
FAMVD
Familia Misionera Verbum Dei
GS
Vaticano II, Gaudium et Spes
LG
Vaticano II, Lumen Gentium
RMi
Juan Pablo II, Redemptoris Missio
SC
Vaticano II, Sacrosantum Concilium
VC
Juan Pablo II, Vita Consecrata
25
Descargar