Son las nueve y media de la mañana cuando

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EL SECRETO DE LAS FUENTES
CRÓNICAS PARLAMENTARIAS
Por
JUAN BOLEA
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Son las nueve y media de la mañana de un bonito día de primavera.
Llego a Las Cortes de Aragón. La fachada blanca de La Aljafería,
que las alberga, no reluce tanto como diez siglos atrás, cuando estuvo
recubierta de alabastro y los cristianos, divisándola a lo lejos, la llamaban
“la ciudad blanca”. Se creía entonces que el mármol ahuyentaba a las
serpientes.
Hoy sigue habiendo alguna que otra víbora, pero los corderos ganan
a los lobos y no escasean los hombres y mujeres de bien.
Hoy, la Aljafería ya no nos separa, sino que compartimos su
simbolismo y su historia. Muy rica, por cierto. En sus muros hubo amor y
muerte, oro y sangre, Biblia y Corán.. Hoy, como ayer, se tejen intrigas y
se redactan leyes.
Dos policías custodian la entrada, junto al escáner. Uno de ellos me
saluda llevándose la mano a la gorra y estoy a punto de devolverle el gesto,
al estilo, por ejemplo, de José María Aznar. Los altos muros dejan en
sombra el patio de San Martín. Una lengua de humedad asoma desde el
huerto de los naranjos.
Pululan algunos diputados.
Dos o tres fuman.
Dos o tres hablan por teléfono.
Paso al vestíbulo del Parlamento y casi choco con Antonio Suárez.
En el momento de escribir esta crónica, es consejero de Interior del
Gobierno aragonés; colisionar con él puede resultar peligroso para la
integridad física. Como viejos amigos que somos nos palmeamos las
espaldas: plas, plas. Le pregunto qué tal va a estar la sesión parlamentaria
del día y si va a volver a dejarse bigote. Sus respuestas son: “Depende” y
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“No”. Suárez también sabe decir “sí”, pero la experiencia acaba por
enseñar a todo político que es preferible responder “según”.
Me acredito y soy conducido a la tribuna de invitados. El gran palco
sobrevolado en la platea de la Cámara tiene algo de anfiteatro, y lo de abajo
de foso de leones. Todo es más pequeño y cercano que en la tele. Desde la
primera fila de la tribuna, los representantes del pueblo aragonés están tan
cerca que puedo ver la hora en sus relojes.
El presidente de la Cámara, José Ángel Biel ocupa su lugar como un
Buda sobre la flor de loto. Junto a él, los miembros de la Mesa. Los sesenta
y siete diputados van tomando asiento en sus escaños.
Presidente: Buenos días, señores y señoras diputados. Va a dar
comienzo la sesión.
(Biel explica que el orden del día de esa sesión plenaria -22 de marzo
2012- se ha dividido en dos. La primera sesión, con un punto único,
consistente en el “Debate y votación de una propuesta de Izquierda Unida
sobre la interposición de un recurso de inconstitucionalidad contra el Real
Decreto-Ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma
del mercado laboral, aprobado por el Gobierno de la Nación”. La segunda
sesión parlamentaria comprende veintinueve puntos de muy variada
temática, cuya exposición, debate y votación se alargará, probablemente,
hasta bien entrada la jornada vespertina).
Presidente: Para la defensa de la propuesta del grupo parlamentario
de Izquierda Unida tiene la palabra el señor Barrena.
(El aludido diputado abandona su escaño y ocupa el atril. Dispone de
diez minutos para intentar convencer a sus señorías de que la reforma
laboral del gobierno de Mariano Rajoy supone un error histórico y una
agresión contra los trabajadores.
Una diputada popular se ha acercado al escaño de la presidenta de
Aragón, Luisa Fernanda Rudi, y comienza a exponerle un asunto en voz
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baja. No conozco a su señoría y consulto el planillo del hemiciclo: se trata
de Mª Carmen Pobo.
Barrena ha comenzado su exposición. Todo en él, su presencia, su
voz, revela a un hombre tranquilo. No es político imperativo, sino
condicional. El aire didáctico de su vocación no le ha abandonado y se
expresa con claridad, como si no hablase a los diputados, sino al público de
fuera, al destinatario de su actividad).
Barrena: Ya no somos súbditos, sino ciudadanos soberanos. Y esta
reforma no era urgente ni necesaria. Agrede los derechos de la ciudadanía,
vulnera la tutela judicial en los expedientes de regulación de empleo y
diversos derechos relacionados con la salud…
(La diputada Pobo continúa transmitiendo sus inquietudes a la
presidenta Rudi. El resto de señorías atiende al interviniente. Barrena
concluye y Biel retoma la palabra a toda caña).
Presidente: Gracias, señor Barrena. A continuación, fijación de
posiciones por parte de los Grupos Parlamentarios. Se les conceden siete
minutos a cada uno. Por parte de Chunta Aragonesista, tiene la palabra el
señor Soro.
(El presidente de la formación nacionalista sale al atril. La diputada
Pobo concluye su informe oral a Rudi y ocupa su escaño).
Soro: Gracias, señor presidente. Comenzaré mi intervención
adelantándoles que CHA votará a favor de la propuesta presentada por el
grupo parlamentario de Izquierda Unida, expresando así nuestro frontal
rechazo a la reforma laboral del gobierno y nuestro apoyo a la huelga
general del 29 de marzo. La reforma laboral es anticonstitucional, injusta e
inútil. A partir de ahora, el empresario será el dueño y señor de las
relaciones laborales…
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(Desde la tribuna de invitados, saludo a Javier Sada, portavoz del
Grupo Socialista, que me acaba de sorprender desde su escaño tomando
notas).
Soro: Y, también, señor de los trabajadores. Se suprimen de facto los
derechos laborales. En el fondo, se pretende acabar con los sindicatos.
(Saludo a Manu Blasco, uno de los diputados del PAR).
Soro: Se precariza el empleo, se destruye más y más empleo. ¡Por
eso hay que salir a la calle y Chunta saldrá a la calle! Por eso hay que llevar
el debate al campo nacional.
Presidente: Gracias, señor Soro. Por el grupo Parlamentario del PAR,
tiene la palabra el señor Ruspira.
(Antonio Ruspira ocupa el atril. Tiene una figura característica, con
un peinado que sería la envidia de un calvo, y una voz acelerada e incisiva.
Anuncia que su grupo va a defender la reforma laboral y que no comparte
ni aprueba las acusaciones de los anteriores intervenientes, Barrena, de IU,
y Soro, de CHA).
Ruspira: Si quisiera construir una casa, buscaría un buen arquitecto.
Si quisiera construir una carretera, buscaría un buen ingeniero. Si estuviese
enfermo, procuraría hacerme con los servicios de un buen médico…
(La diputada Pobo ha olvidado decirle algo a Rudi porque regresa al
escaño de la presidenta y se agacha hacia su pabellón auditivo susurrándole
nuevos mensajes.
Saludo al diputado Antonio Torres.
El presidente de la Cámara concede la palabra al portavoz socialista,
Javier Sada).
Sada: Nuestro grupo está a favor de la moción y en contra de la
reforma laboral. Dicha reforma no afecta a los problemas reales del país,
como son el paro y la reactivación económica. El retroceso de los derechos
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de los trabajadores va a ser histórico. Se favorece el despido y la rebaja de
salarios y se atenta contra los convenios sectoriales.
(La diputada Pobo termina con Rudi y regresa a su escaño. Saludo a
Alfredo Boné, del PAR. Biel da la palabra a Antonio Torres, del PP).
Torres: Nuestro grupo está contra el recurso de constitucionalidad
planteado por IU. Lo que es inconstitucional, y una barbaridad, es la cifra
de 5,5 millones de parados.
(Un fotógrafo se acerca al consejero Modesto Lobón y literalmente
lo funde a flashes).
Torres: El PSOE nos ha dejado el récord de paro en toda Europa. Ya
hay más un millón y medio de familias con todos los miembros en la cola
del desempleo, Más de 300.000 jóvenes han salido del país. Por eso nunca
los ciudadanos habían decidido que un solo partido, el PP, reúna tanto
poder en España, en todas las administraciones.
(Protestas en los bancos de la izquierda, aplausos en los de la
derecha. El presidente anuncia que se va a someter la propuesta a votación.
El trámite, informatizado, apenas dura unos segundos. Biel lee el cómputo:
30 votos a favor, 36 en contra. Queda rechazada la moción).
Me encamino al bar para tomar un café. En los pasillos me detengo a
echar un capazo con varios diputados y tardo casi media hora en llegar a la
cafetería. Lo que sus señorías me cuentan es de carácter privado, pero
podría constituir una contracrónica.
Aunque, de obrar así, ¿qué haríamos con el secreto de las fuentes?
Juan BOLEA
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