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RESElPAS BIBLIOGRAFICAS
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federales. Pero para e t o , hubiera bastado lu palabra fuero que, según la jurispru.
dencia de l a Corte Suprema está vigente constitucionalmente, ya que "sólo ha su.
~ r i m i d o (la Constitución) los fueros personales, dejando subsistentes los reales. o
sea, los que se basan en l a naturaleza de los actos que sirven de fundamento a los
respectivos juicios" (ello permitiría hablar de competencia, en relación a los atributos de la autoridad o juri~dieciún con r e f e r c ~ r i i al proceso, sea cualqiiicra el j i i a ;
y fuera para atender al orden jurídico implicado: federal o
Los antecedentes de la organización judicial federal argentina se encuentran en
Las Canstituciones de 1819 y 1826, con gran influencia norteamericana; pero los
principios y formas establecidos revelan unas nociones elementales de la materia. La
Asamblea Constituyente de 1863, adoptó el articulo 111. scecibn ?a. de la Constitu~
ción norteamericana, introduciéndole algunas reformas de cierta gravedad: los conflictos entre los diferentes poderes públicos de una misma Provincia. los recursos
de fue-,
y las causas que se siis<:itarpn entre iina Provincia y sus propios vecinoi.
Gondra sostiene que la primera solución fue injiistificadu, pues los conflictos qur
hicieren peligrar las autoridades constituidas o la forma republicana de gobicnio,
contaban con el recurso de intervenir lo provincia, según CI articulo 60. de 18 Conititución. En cuanta al recurso de fuerza, era contrario al objeto de la justicia federal,
porque envolvía un derecho de apelación sobre las resoluciones y procedimientos de
los tribunales eclesiásticas que podía conocer la jiisticia provincial. por referirse a
relaciones civiles de los individuos entre si. Y la terrero reforma. parece haber sido
un errar de traducción del texto nortenmerirano. Asi pues, en la Convención Nacional
de 23 de septiembre de 1860, las tres iiinoraeionm fueron suprimiduc por uclamaciún,
sin que, por otra parte, el artieiilo pudiera restituir el sentido original del modelo
norteamericano. subsistiendo hasta PI presente errores dc traduccibn que ocasionan
dificultades d r aplicación, romo lo harc apreciar el autor <:ontral>oriiendo una firl
traducción del texto noneamiricano y el articulo 100 amentino. Eit efecto, la Constitución norteamericana, al determinar los juicios que son d i rompetenein de In
justicia federal, emplea 1s expresión "todos los casos'' ron r*spe<-to a los que emnnai,
de ella, leyes y tratados, a los <:oneemieiites a emlrajndoips, miiiistros, eónsiiles y de
almirantazgo y marítimo^, y o lac demás causas simplementr les llama "las controversias"; e11 cambio, el tpxto argfntino lisa la frase "tod.is las rnirsas'' nl rrferirsr
únicamente a las regidas por la Constitnciún. leyes y tratados, y respecto a las demis
emplea las exl>re.-ion~s ''dp las C ~ U S ~ S o" "de las asimtos". lo qiir no dfja de timci
importancia práctica.
Tanto la jorispntdencia nort<:umerirana como In argentina hui, coincidido en esiobleccr qiie rl Congreso puede restringir o prrsrribir e ~ r i p r i n n p s al fiiiro frder.il.
sustrayendo de su rnnorimiento algiiiios rasos para ntriliiiiilos al provincisl. Sr riitirii~
de que lo fvcultad cnians de la atribución de irglamrzitur rl ijrrricio de los drri..
chos canstitiirioiinlrs y de la es~ieeial d? ehtablrrer tril>iinales inferiores a la Colti.
Suprema. Can motiva dr i u Ir). 927, sr sustrajo drl fiipro federal Iüc iau.lis de c o m ~
peiencia conriirrt,otr infrriorrí U S500.W y Ins jiiii,ioi iiniuerialri de ronciirso dr
acreedores y de E L I C P S ~ A ~En
. rorni>io. iio Sr ha Ilr;ii<lo ni eytrenio iontr;irio d r aiipnur
3 In justicia frdfril el ronociniirnto <Ir nsi~iitos dif~rrntes a los d~tciniiiiudos vi, t.1
urtirtilo 100. por constitiiir iiri fiiri-n de errrl,<:iAii. tal y romo rrl>rc& la Corte
en muchos casos el alcance d e la responsabilidad del Estado y en otros se ha exten.
dido hasta juzgar aetos dictadas por los otros poderes.
El estado actual de la cuestión se configura romo una competencia federal delegada por el Congreso, u quien corresponde primeramente atender las rerlamaciones
contra la Nación, por ser función inherente a la facultad de arreglar'la deuda interna del pais. El razonamiento <Ir la Corte ha sido en el sentido de que el poder
del Congreso de investir en autoridad judicial a los tribunales y funcionarios del
Estado, existe en virtud d e la regla d e que los poderes que concede la Constitución,
llevan consigo la d e proveer el medio de llevarlas a cabo. De ciialquier manera, las
sentencias tienen e f ~ c t o s puramente declarativos siti ccr suiciptililes de ejecución
(como excepción, las sentencias de juicios de cxpro~iiaribn pueden ser ejecutadas
contra la Nación sobre los reelirsor destinados por el C o n g r e . ~al pago de la indemnia c i ó n correspondiente), >- en el fondo es el Congreso quien resuelve el reclamo, al
votar los fondos pura pagnr la siima sentenriadu: rn la iiiteligencia <le que queda
excluido del fuero tcderal lo conreriiiente al gobierno local <Ir la capital federal.
Esta materia se enlazo al prol,l~mu de la competencia pii\ntivn y exclusiva de los
tribunales federales, la cual le corresponde conforme al t . 100 constitucional en
tratándose de causas regidas por In Constitución, tiatndos y leyes nacionales, pero
u n segundo gmpo se i o m a con los juicios en que l a Nación sea parte según la
voluiitad del Congreso. Es por ello que la Nación puede ser sometida a la competencia
de tribunales arbitrales si lo estal>lece el Congreso y siempre que lo Nacióii actúe
como persona jurídica y no como poder público (esto se ha aplicado en relación al
art. 1269 del cbdigo de eomrrcio que determina la jurisdiccibn arbitral para dirimir
cuestiones originales por rhoquev o abardajis). Ertor tribiinale,~ arhitrnl~s pueden,
regún la Corte, pronunciarse en ciiestiones eonstitiicionulcs o de interpretación de
leyea nacionales, siempre que cllas no aparezcan colno liarte central y principal del
~ árbitros " j u r i ~ " ) .
pleito, sino como cue~tionrsonrxas (pero d e b ~ iEPT
El estudio dp Gantra roniinúu eramiriurido ciisos cspeciules, romo I<is dr slmirantazgo, dcrecho marítimo y ili~vialy por razbn de las personas. Materia y persona
coiistittiyen 1- dos C B ~ % O T ~ U S dc casos CUYO con<n.imirnto utril>uye la <:onstitución a
la jtisticia Iedeinl, y en segundo extremo .e raiimrrun los jiiicios en qiir rs parte
un diplomático o Nación extranjera, una provincia, la Nación y los pleitos entre
vecinos d r diferentes pi-ovinciii o entre argentinos y ertrnnjeras. La razón de materia
es la funcibn más importante por ser el origen y fundamento de sii crescióii, por ser
la liase del régimeii fcderiil rii cii;nita osegei-n cl ejercicio de los poderes del pobierno
central. En cambio ln razón de personas iio IIeru rl 1,ropó$iro d r afirmar las a t r i ~
burioni:~ del gobierno fcdernl r n cuanto se aplicnri leyes c o m ~ n e gO Iocilles; SI, objeto
es aicgilrar lu armonía nacia~iul y las buenas r~lacionrs ron las jiüíitls rxtiarijerm.
que podrían reme nfmtadns por c1 esl>íritti I o r a l i ~ t ~pero
:
sólo cae rri la camyieteiiria
~ ~ i g i n a r idc
n la Corti el raso i.n qiie iinu provincia litiaiiv cori i i i i Col~ieriiorrtralijero, de manera que f l resto coiresponde a las jueces da sección. El pririei(>io dr
que la soberanía es un atributo esencial del Estado, trae la consecuencia de que no
ser sometido iiii sic ronscntirniciito u la potcstad jurisdiccional d r otro Estado;
pero el principia reronorr ciertas limitaciones y excrpcioiies. Dos teridrnciiis doctri~
"arias se enfrentan. tina s<>siiri~ela inmunidad al>soluta, otra la tesis atemperada
de que la inmunidad sblo alcaria a los actos de carácter de poder pública no a los de
persona juridiea (actividades comercialee: navigocióii mercantil). Aplicacianea de 1.
segunda corriente so han visto en la práctica internacional, lo mismo eii las Cortes
francesas que italianas o rumaras: pero loa tribiiiiales alemanes sostriiian In inmtinidad absoluta, al igual qiie los aiisti.íncos, holaiidesei, belgas, japoneses, checoeslovacos, egipcios y sudnfricunos. Los Estados Uiiidos han adoptado este principio 31
scñalar que un I~arcoque sc Iinlln al ri:rvii:io ofirial de un gobierno axtranjcro. no
está sometido a la eampeteiiciii local, aun cuando lo embareacióii sea de propiedad
privada y eii el propio sentido se ha pmnuneiado le Coi-te argentina. Pero el Estado
puede renunciar s esta inmunidad expresa o tácitumeiite al comparecer a juicio,
aunque esto no es unánimemente aceptado por todas los paises (por la negativa
se haii pronunciado, Japón, Estados Unidos t. Inglaterra, la ciial, sin embargo, Iia
indicada que si el Estado demanda ante los tribi~nalis nneionalcs, cabe q u e la rontraparte ejerza contrademanda).
La competencia federal eii materia crimirial se gobierna por principios diferentes
de los aplicables a causas civiles. El Congreso, en uso de su ntribueió~ide reglame".
tar el ejercicio de los derechos constitucionalea y de sa faetiltad especial de crear
y organizar los tribunales inferiores de la Nación, ha establecido normas diferentes,
salvo el caso que se reiirran o afecten a embajadores, ministros públicos y cónsules
extranjeros. Descartadas las personas, sólo queda la materia, debiendo tratarse de
iin hecha previsto y calificada como delito en una ley nacional (por ello el atentado
contra la vida de Sarmiento, no se consideró eamn ddito especial de carácter federal
y su represión as incluyó en los delitos comunes cuyo conocimiento corresponde a
los fueros ordinarias). Se ha considerado que el Con~reso, en realidad, se .sustituye
a las legislaturas provinciales al dictar leyes de fondo y, por ello, cabe distinguir
tres eategorias de delitos: unos de earicter federol, otros netamente comunes y los
delitos que podrían Ilumalst. mixtos, pues se intenta preservar al Estado naeiotial y
los provinciales.
En cuanta a la delimitación de los fueros federal y militar, el problema se extiende de la determinación del tribunal competente a la ley aplicable, ya que las
leyes militares adoptan penalidades más severas y señalan delitos que no existen
en la legislación común; pero en tbrminos generales, se admita que In unidad y eficacia de las fuenaa armadas siipone el poder de mando que es función netamente
dixiplinaria y no constituye propiamente una función de carácter judicial, por ello
el Congreso, al determinar su ftincionamiento, procede con rntcrn libertad. sin estar
sujeto a las rcglas constitucionales respecto a los procedimiaiitos judiciales, de modo
que la competencia se limita a los delitos expresamente previstos por la ley militar,
ron relación a Ins personas qiie revisten ese estado; y, uiinqiie el Código Militar
reprime algiinos delitos de las particulares, su juzgnmienro corresponde n la justicia
común.
En materia de inniuiiidadrs, deben tenerse en curnta los privilegios parlamentarios que incluyen opiniones, diseiirsos y actos rpalizados en el desempeño de In
función; pero la exención se limita al arresto o deteneióii, aiii impedir la iniciación
del proceso (pera In Corte ha declarado que los miembros del parlamenta pueden
ser arrestados en ciimplimirnto de sanciones disciplinarias impuesta^ por los jueces,
como medio de asegurar la consideración y decoro de sus investigaciones). Por su parte,
el juicio político, qiie no ex creación originaria d i la Conslitución norteamericana,
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