Alergias: información básica

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Alergias: información básica
La alergia es una reacción inmunológica inadaptada o desproporcionada del organismo ante la
presencia de sustancias habitualmente bien toleradas por el resto de las personas. El riesgo de
padecimiento de las enfermedades alérgicas es en gran parte genéticamente determinado, y por
tanto hereditario. Las sustancias capaces de originar síntomas alérgicos en estas personas son
sobre todo los alergenos, pero también las infecciones, la contaminación ambiental, los cambios
climáticos e incluso el stress emocional. La alergia se puede manifestar en determinados órganos
como el aparato respiratorio, el aparato digestivo o la piel, o bien tener una expresión generalizada
(anafilaxia).
¿Qué es la alergia?
La palabra “alergia” deriva de los vocablos griegos “allos” (otro) y “ergon” (trabajo o reacción). Es un
término acuñado para definir una situación de reactividad alterada o reactividad distinta que tienen
algunos individuos frente a sustancias habitualmente bien toleradas por el resto de las personas. Estas
sustancias se denominan alergenos o sustancias causantes de la alergia. Hoy día se sabe que esta
respuesta alérgica es en realidad una respuesta de tipo inmunológico.
Es decir, la alergia sería una respuesta inmune alterada que presentan solo determinadas personas frente
a sustancias del entorno que habitualmente no producen ningún problema en las personas no alérgicas.
Los términos “alergia” y “atopia” se emplean con frecuencia indistintamente.
¿Por qué mi hijo es alérgico?
El origen preciso de las alergias no se conoce muy bien, aunque se sabe que en esa respuesta inmune
alterada influyen por un lado factores inherentes al propio individuo determinados genéticamente y por
tanto en gran parte heredados, y por otro lado factores ambientales que actúan como desencadenantes.
Los factores hereditarios son muy importantes ya que condicionan la constitución alérgica o atópica del
individuo. Así, las enfermedades alérgicas son más frecuentes en determinadas familias y el riesgo de
desarrollar cualquier enfermedad alérgica es mayor en aquellas personas que presentan antecedentes
familiares del problema, desde un riesgo de un 10% en niños sin antecedentes familiares hasta un 7080% cuando ambos progenitores son alérgicos.
Dada la complejidad de la respuesta inmune que sustenta los procesos alérgicos, en su transmisión
hereditaria están involucrados muchos genes. Se trata por tanto de una herencia poligénica, heredándose
el riesgo de padecimiento de enfermedades alérgicas en general, pero no el tipo de enfermedad alérgica
en particular.
Los factores ambientales que actúan como desencadenantes de las respuestas alérgicas incluyen sobre
todo los alergenos, que son sustancias de naturaleza proteica frente a los que se sensibiliza el sistema
inmune del niño, pero también y especialmente en las alergias respiratorias, las infecciones víricas, la
contaminación ambiental, la climatología e incluso el stress emocional.
En las personas alérgicas el sistema inmune reacciona de forma anormal, de modo que los contactos
repetidos con el alergeno originan una sensibilización. Dicha sensibilización comporta la producción de
anticuerpos específicamente dirigidos frente a los alergenos y preparados para reaccionar en los
siguientes contactos. A cada nuevo contacto con este agente alergénico, el organismo provocará la
reacción alérgica.
¿Cuales son los síntomas de la alergia?
Esta reacción alérgica puede tener lugar en diversos órganos de choque.
Los órganos más frecuentemente afectados son:

El aparato respiratorio: Las dos alergias respiratorias más frecuentes afectan a la nariz (rinitis
alérgica) o a los bronquios (asma bronquial) y con frecuencia coexisten en el mismo niño.

La alergia nasal o rinitis alérgica se manifiesta por secreción acuosa nasal, estornudos y
picor de nariz. Cuando es muy intensa, el niño tiene además sensación de
taponamiento u obstrucción nasal y en ocasiones en especial en las alergias polínicas
puede existir afectación de los ojos en forma de conjuntivitis (rinoconjuntivitis alérgica).

El asma bronquial se manifiesta por episodios recurrentes de obstrucción de los
bronquios con tos, pitidos o sibilancias y dificultad para respirar.

El aparato digestivo: los síntomas digestivos pueden ser vómitos, dolor abdominal, picor de
lengua o paladar o erupción en labios y alrededor de la boca (síndrome de alergia oral).

La piel: Los síntomas pueden consistir en aparición de ronchas (urticaria) o de áreas de
inflamación (dermatitis).

Afectación sistémica: Se trata de una reacción generalizada también llamada reacción
anafiláctica. Constituye la forma mas grave de reacción alérgica y es una situación de riesgo vital
que puede poner en peligro la vida del niño.
¿Cómo puedo saber a qué es alérgico mi hijo?
Los signos de un fenómeno alérgico son reacciones cutáneas (enrojecimiento de la piel), digestivas o
respiratorias. También pueden ser reacciones generalizadas.
Un especialista alergólogo podrá proponerle que se realice unas pruebas cutáneas y, eventualmente, un
análisis de sangre para medir los anticuerpos específicos y así determinar el alérgeno o alergenos
responsables.
¿Cuáles son las sustancias que pueden provocar una alergia?

Los alérgenos respiratorios más comunes son: los ácaros del polvo, el polen, el pelo y las
plumas de los animales domésticos. Estos alergenos se llaman aeroalergenos o
neumoalergenos y originan sobre todo alergias respiratorias (asma o rinitis alérgica).

Los alérgenos alimentarios más comunes son: la leche, los huevos, los frutos secos (en especial
cacahuetes), la harina de trigo, el pescado, los mariscos y determinadas frutas. Estos alergenos
originan síntomas digestivos, reacciones en la piel (urticaria) o reacciones generalizadas
(anafilaxia).

Existen otros productos a menudo susceptibles, ya que contienen sustancias alergénicas.
champús, cosméticos, productos de uso doméstico (detergentes). Estos alergenos originan
sobre todo síntomas cutáneos (dermatitis de contacto).

Otras alergias pueden estar causadas por: picaduras de insectos (avispas, abejas, abejorros).
Suelen provocar reacciones generalizadas (anafilaxia)

Ciertos medicamentos. Suelen originar síntomas en la piel (urticaria) o reacciones de anafilaxia.
¿La alergia de mi hijo puede ser peligrosa?
Ya se trate de una alergia respiratoria (ácaros, pólenes….), por contacto (lana, metales, productos
cosméticos…), medicamentosa o alimentaria (leche, huevo, cacahuete….), el organismo considera la
sustancia extraña como un enemigo. En la mayoría de los casos, las manifestaciones son diversas pero
benignas: eccema, urticaria, problemas respiratorios o digestivos. Sin embargo, a veces una alergia
puede tomar una magnitud más importante. En los casos más graves, puede verse comprometida la vida
del paciente: se trata del shock anafiláctico, que es de una urgencia absoluta. Marque el 112 para
recabar asistencia médica. Los posibles signos de alerta son los siguientes:


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Latidos rápidos del corazón y pulso débil.
Dificultad para respirar.
Hinchazón (edema) a nivel del cuello y de la cara, y que puede afectar a la lengua.
Debe informar inmediatamente de su(s) alergia(s) y llevar consigo un documento donde consten las
sustancias medicamentosas a las que es alérgico. Si tiene que visitar a un médico nuevo o si va a ser
hospitalizado, informe de su alergia.
¿Cómo evolucionará la alergia?
Los casos son distintos entre sí y la evolución es variable. La alergia puede desaparecer, o bien pueden
desarrollarse nuevas alergias con el contacto con otros alérgenos. En cualquier caso la alergia puede ser
tratada.
¿Cómo debo tratar la alergia?
Evitando en la medida de lo posible el contacto con el agente alérgeno si éste se ha identificado. Se le
puede prescribir un tratamiento antialérgico a fin de prevenir o de tratar las consecuencias de la alergia
(tratamiento sintomático). Asimismo, existen botiquines de emergencia a base de adrenalina
autoinyectable para emplear en caso de reacciones anafilácticas.
En ciertos casos, se le puede proponer un tratamiento desensibilizante o inmunoterápico. Se trata del
contacto progresivo del organismo con el agente alérgenico que se administra por vía subcutánea, oral o
sublingual en cantidades reducidas y progresivamente crecientes. Es un tratamiento con resultados a
largo plazo ( 3 a 5 años) y debe ser practicado siempre por un alergólogo.
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