6 de Agosto: LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR La fiesta de hoy recuerda un hecho central en el evangelio. En medio de la vida pública de Jesús, cuando tras los primeros tiempos de éxitos populares Jesús empieza a decir que si fidelidad al amor de Dios acabará llevándole a morir en una cruz, se produce un acontecimiento de gran intensidad espiritual: Jesús asciende a lo alto de una montaña con sus tres discípulos más amigos. Es un momento importante y debe ser interpretado en un ambiente de fe y de oración. Jesús, solo en la cima de la montaña, en actitud de oración, se da a conocer. Jesús aparece entonces centrando la Ley y a los Profetas, y su rostro es la gloria de Dios. Los discípulos quedan boquiabiertos y desean quedarse allí. Pero Jesús quiere hacerles entender que aquello es solo un anticipo de lo que va a ser el final de su camino; quiere que entiendan que su camino conduce hasta la muerte, pero que tal muerte abrirá las puertas a la vida plena y luminosa de la resurrección. Este hecho evangélico lo recordamos también todos los años en el segundo domingo de Cuaresma, para ayudarnos a vivir mejor el sentido de ese tiempo litúrgico, que es un camino que nos conduce hasta la conmemoración de la muerte de Jesús pero con los ojos puestos en su resurrección, en el Domingo de Resurrección. Pero lo volvemos a recordar y celebrar en esta fiesta de hoy de origen oriental que nos anima a revivir de nuevo la alegría de seguir a Jesús. Puesto que el camino de Jesús es siempre luz de vida. Muchos de quienes tienen por nombre Salvador, celebran hoy su onomástica: porque Jesús es nuestro salvador, nuestra luz, nuestra vida. «Oh Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los profetas, y prefiguraste maravillosamente nuestra perfecta adopción como hijos tuyos: concédenos, te rogamos, que, escuchando siempre la palabra de tu Hijo, el predilecto, seamos un día coherederos de su gloria» (Colecta). HISTORIA DE LA CELEBRACIÓN Se empezó a celebrar en Oriente (Iglesia de Siria) con connotaciones esperituales y litúrgicas muy acentuadas: era la fiesta de la “Metamorfosis”, la Transfiguración de Cristo, modelo de nuestra deificación. De Oriente pasó a Occidente: España, Nápoles, Francia. En Roma se celebró primero en la Basílica Vaticana. La festividad adquirió mayor relieve al convertirse en fiesta titular de la basílica de Letrán (San Salvador). Actualmente el misterio también se celebra en el segundo domingo de Cuaresma de los tres cicles. Siglo I: Los textos del Nuevo Testamento no dan ninguna indicación a propósito del lugar preciso de la narración, probablemente espiritual, del evangelio de hoy: Lc 9,28b-36. Siglo III: Una tradición localiza el hecho del relato de hoy en el Tabor, un monte aislado y majestuoso. Por su forma semiesférica parece una cúpula que se erige algo así como unos 500 metros sobre la llanura del Esdrelón. Dado que tanto Mateo como Lucas hablan de un ‘monte alto’, hay quien piensa en el monte Hermón, si bien con sus 2.800 metros puede antojarse inalcanzable. 248-329: La madre del emperador Constantino, santa Elena, ordena la construcción de una capilla en el lugar donde, según la tradición, Moisés habló con Dios en el episodio bíblico de la “zarza que ardía sin consumirse” (Ex 3). 527-565: El emperador Justiniano I manda construir un monasterio al lado de la capilla. El hecho de la “zarza de Moisés” convierte al monasterio en un lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístas: judíos, cristianos y musulmanes. El monasterio es conocido como “Monasterio de la Transfiguración”. ~560-636: En la Hispania de la época de San Isidoro ya se celebra el 6 de Agosto, así como también en el rito siriaco. Siglo VII: En la Iglesia de Siria ya se celebra como fiesta. ~800: Los monjes del monasterio hallan unos huesos en una cueva de la montaña que atribuyen a Santa Catalina, mártir cristiana del siglo III ya que, según la tradición, su cuerpo habría sido trasladado al Sinaí por los ángeles. A partir de entonces, el monasterio será conocido también por el nombre de “monasterio de Santa Catalina” y se convertirá en un importante centro de peregrinación. 1456: El papa Calixto III, a raíz de la victoria alcanzada en Belgrado frente a los turcos, eleva la dignidad de la festividad y la impone universalmente. Precisamente, la noticia de la victoria había llegado a Roma el 6 de Agosto. 1924: En el monte Tabor se construye una basílica sobre los restos de una iglesia erigida por los bizantinos y posteriormente por los cruzados. La fachada imita las tres tiendas de Pedro. En el interior, todo es luz: mármol blanco y alabastro traslúcido. En el ábside puede contemplarse la escena de la Transfiguración sobre un fondo dorado. Antes de la reforma del Concilio Vaticano II: La liturgia romana leía el texto de Mt 17,1-19 el sábado de las Témporas de Cuaresma, relacionando de este modo con la pasión el misterio de la Transfiguración, en línea con la teología patrística. Tras la reforma: Ha sido trasladada al 6 de Agosto. El misterio se celebra también cada segundo domingo de Cuaresma en los tres ciclos litúrgicos: tanto en Oriente como en Occidente se celebraba desde siempre en esta fecha, cuarenta días antes de la fiesta de la Exaltación, tal vez porque la tradición supone que el episodio de la Transfiguración devino cuarenta días antes de la crucifixión. ▼ LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR I Labios míos, con nuevas fábulas a mi Jesús no traicionéis, no le digáis más palabras, que las que le dice el amor. II Cerraros, oídos míos, de la tierra al falso rumor; no quiero ya más alegrías cuando oigo las de mi Amor: III Cerraros, ojos míos, cerraros, ya que en la tierra le habéis visto, por siempre más entornaros: ¿no es lo bastante hermoso Jesucristo? Jacint Verdaguer (1845-1902), Lo Roser de tot l’any, día 6 de Agosto (traducción del catalán)